Mi duna esbelta
A una mujer transeúnte por la Calle Alcalá
Mientras los vientos tallaban una silueta
de perfiladas
y lozanas curvas,
su revelación me traía la voz
del arcángel Yibril,
que en mis oídos dulcemente
susurraba,
elcamal ala lilah,
Sólo Dios pudo inspirar
esa soberbia hermosura.
Imprudente y absorto,
seguí observando cómo cruzaba la calle Jazmín,
esquina con calle Orquídea.… Leer más