15 Poemas de Czesław Miłosz

Pobre poeta

El primer movimiento es cantar. 
La voz libre que llena las montañas y los valles. 
El primer movimiento es alegría. 
Pero ella es arrebatada. 

Y cuando los años cambiaron mi sangre
y mil sistemas planetarios nacieron y apagáronse en mi 
cuerpo, 
Estoy sentado aquí, poeta astuto y enfadado, 
con los ojos entornados maliciosamente, 
y pesando la pluma en mi mano 
medito la venganza. 

Pongo la pluma, y brotan de ella retoños y hojas, y se cubre 
con flores
Y el olor de estas flores es descarado porque allá en la 
tierra real 
No crecen árboles así, y es como un ultraje 
hecho a los hombres que sufren el olor de este árbol. 

Hay quienes se refugian en la desesperación que es dulce 
como un tabaco fuerte, como un vaso de vodka tomado en
la hora de perdición. 
Otros tienen una esperanza de tontos, rosada como un 
sueño erótico. 

Otros aún encuentran paz en la idolatría de la patria 
que puede durar largo tiempo 
aunque no más de cuanto dura todavía el siglo diecinueve. 

Pero a mí me es dada la esperanza cínica, 
porque desde que abrí los ojos he visto sólo resplandores de
incendios y matanzas
Sólo perjuicios, humillación y ridícula infamia de los fatuos.

Me es dada la esperanza de vengarme en otros y en mí 
mismo 
porque fui yo el que sabía 
y no saqué de ello para mí ningún provecho.

Noticias

De la terrena civilización, qué diremos?

Que fue un sistema de coloreadas esferas vaciadas en vasos ahumados,
Donde un luminiscente hilo líquido se mantuvo envuelto y desenvuelto.

O que fue una imponente colección de repentinos resplandores de palacios
Destrozados a tiros desde una cúpula de macizas puertas
Detrás de la cual anduvo un monstruo sin rostro.

Que cada día se echaron las suertes, y que quienquiera que se arrastró bajo
fue conducido hasta allá como sacrificio: ancianos, niños,
                                                                                             muchachas y muchachos.

O pudiera ser de otra manera: que vivimos en un vellocino de oro,
en una red de arco-iris, en un capullo de nube,
Suspendidos de la rama de un árbol galáctico.
Y nuestra red fue tejida de materia de signos,
Jeroglíficos para el ojo y el oído, amorosos anillos.
Un sonido retumbado adentro, esculpiendo nuestro tiempo,
El pestañeo, aleteo, gorjeo de nuestro lenguaje.

Que nosotros pudimos tejer la frontera
Entre dentro y sin, luz y abismo,
Si no, desde nosotros mismos, desde nuestro propio cálido aliento,
Y lápiz labial y gasa y muselina,
Desde el latido del corazón cuyo silencio hace el mundo morir?
O quizá, no diremos nada de la terrena civilización.
Para que nadie realmente conozca lo que fue.

Versión de Rafael Díaz Borbón

Un pobre cristiano observa el ghetto

Las abejas construyen alrededor del hígado rojo, 
las hormigas construyen alrededor del hueso negro, 
comienza el despedazamiento, el pisoteo de las sedas, 
comienza la ruptura del vidrio, de la madera, del cobre, del 
níquel, de la plata, de las espumas 
del yeso, de la hojalata, de las cuerdas, de las trompetas, 
de las hojas, de las bolas, de los cristales — 
¡Tric! El fuego fosforescente de las paredes amarillas 
ttraga el pelo humano y animal. 

Las abejas construyen alrededor del panal de los pulmones, 
las hormigas construyen alrededor del hueso blanco, 
se despedaza el papel, el caucho, el lienzo, el cuero, el lino, 
las fibras, las materias, la celulosa, el cabello, la piel de 
serpiente, los alambres, 
en las llamas se derrumban el techo y la pared, el ardor 
abraza los cimientos.
Ya sólo queda la tierra arenosa, pisoteada, con un árbol 
sin hojas. 

Lentamente, perforando un túnel, avanza el topo guardián 
con una pequeña lámpara enganchada en su frente. 
Toca los cuerpos enterrados, los cuenta, sigue avanzando, 
distingue la ceniza humana por su vapor irisado, 
la ceniza de cada hombre por su color distinto en el arco 
iris. 
Las abejas construyen alrededor de la huella roja, 
las hormigas construyen alrededor del sitio que quedó de 
mi cuerpo. 


Tengo miedo, tengo tanto miedo del topo guardián. 
Sus párpados están hinchados como los de un patriarca 
que se sentaba a menudo a la luz de las velas 
leyendo el gran libro de la especie. 
A él ¿qué le diré yo, judío del Nuevo Testamento, 
que desde hace dos mil años estoy esperando el regreso 
…de Jesús? 
Mi cuerpo roto me entregará a su mirada 
y él me contará entre los ayudantes de la muerte: 
Los incircuncisos.

Varsovia, 1943

Czesław Miłosz en el café Rudnicki, Vilna, finales de los años 30. foto del archivo de Czesław Miłosz en la Biblioteca Nacional de Varsovia

La huída

Cuando nos escapábamos de la ciudad incendiada, 
en el primer camino campestre volviendo atrás la mirada, 
decía yo: «Que la hierba cubra nuestras huellas, 
que en las llamas se callen los gritantes profetas, 
que los muertos a los muertos cuenten lo sucedido. 
A nosotros nos tocó crear una generación nueva y violenta, 
libre del mal y de la dicha que ahí han existido. 
Sigamos». Y la espada de fuego nos abría la tierra. 

1944, Goszyce

Despedida

Te hablo después de los años del silencio, 
mi hijo. No existe Verona. 
Trituré el polvo de ladrillo entre mis dedos. He aquí lo 
que queda 
Del gran amor a las ciudades natales. 

Oigo tu risa en el jardín. Y el olor 
de la primavera loca corre por las hojas mojadas hacia mí, 
hacia mí, que sin creer en alguna fuerza salvadora 
sobreviví a otros y a mí mismo. 

Si tú supieras cómo es cuando de noche 
uno despierta de repente y pregunta 
al oír el corazón palpitando: ¿Y tú qué quieres más, 
Oh insaciable? Es la primavera, canta el ruiseñor. 

La risa infantil en el jardín. Primera estrella pura 
se abre encima de la espuma de las colinas cerradas 
y a mis labios de nuevo regresa el canto ligero, 
y de nuevo soy joven como antes, en Verona. 

Rechazar. Rechazar todo. No, es eso. 
No voy a resucitar nada ni regresar a lo pasado. 
Dormid, Romeo y Julieta, en la cabecera de las plumas 
rotas, 
no levantaré de la ceniza vuestras manos unidas. 
Que el gato visite las catedrales abandonadas 
luciendo con su pupila sobre los altares. El búho 
en la bóveda muerta que construya su nido. 

En el mediodía caluroso y blanco la serpiente entre los 
escombros 
Que se asolee sobre las hojas de tusilago y en el silencio 
con un círculo resplandeciente que ciña el oro inútil. 
No volveré. Yo quiero saber qué es lo que queda 
al rechazar la primavera y la juventud, 
al rechazar la boca carmesí 
de la que fluye en la noche bochornosa 
una ola de calor. 

Al rechazar el canto y el olor de vino, 
los juramentos y las quejas y la noche de diamante, 
y el grito de las gaviotas detrás del que sigue corriendo 
el brillo 
del sol negro. 

De la vida, de la manzana rebanada por un cuchillo de 
fuego, 
¿Qué semilla se salvará? 

Créeme, hijo mío, no queda nada. 
Sólo la pena de la edad viril, 
el surco del destino sobre la palma de la mano. 
Sólo la pena, 
nada más.


1945, Cracovia

Honesta descripción de mí mismo

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis 


Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
                                                                           en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

Versión de Gerardo Beltrán

No este camino

Perdóname. Yo fui un intrigante como muchos de esos que se deslizan
furtivamente por las humanas habitaciones de la noche.
Yo calculé la posición de los guardias antes de arriesgarme a acercarme
                                                                                        a las fronteras cerradas.
Conociendo más, pretendí satisfacer menos, a diferencia de
                                                                       esos que dan testimonio.
Indiferente al cañoneo, al clamor en la maleza y a la burla.
Deja a los sabios y a los santos, pensé, trae un don a toda
                                                    la Tierra, no meramente al lenguaje.
Yo protejo mi buen nombre para que el lenguaje sea mi medida.
Un bucólico, un lenguaje pueril que transforma lo sublime en cordial.
Y el ritmo o el salmo de maestro de coros cae aparte, únicamente
                                                                                  un cántico permanece.
Mi voz siempre careció de plenitud, me gustaría dar una acción
                                                                                    de gracias diferente.
Y generosamente, sin la ironía que es la gloria de los esclavos.
Más allá de siete fronteras, bajo la estrella de la mañana.
En el lenguaje del fuego, del agua y de todos los elementos.

Versión de Rafael Díaz Borbón

Czesław Miłosz durante su estancia en Lublinie (1981 r.) Autor: Józefczuk, Grzegorz

No más

Debo decir algún día cómo cambié 
de opinión sobre la poesía y cómo sucedió 
que hoy día me considero uno de los innumerables 
mercaderes y artesanos del Imperio del Japón 
que componen poemas sobre el florecer de los guindos, 
sobre los crisantemos y la luna llena. 

Si yo pudiera describir cómo las cortesanas de Venecia 
en el patio con un mimbre excitan a un pavo real, 
y sacar de la tela de seda, de la faja de perlas 
sus senos pesados y la huella rojiza
que la abrochadura del vestido marcó sobre su vientre,
así por lo menos como lo ha visto el capitán de los 
galeones 
que llegaron aquella mañana con una carga de oro; 
Y si a la vez pudiera yo sus pobres huesos 
en el cementerio, donde el mar grasiento lame al portón, 
encerrar en una palabra más duradera que su último peine
que en el humus bajo la losa, solo, espera la luz, 

Entonces no perdería la esperanza. De la materia resistente
¿Qué es lo que se puede recoger? Nada, a lo sumo la 
hermosura. 
Y tiene que bastarnos entonces con las flores de los guindos
Y con los crisantemos y con la luna llena.


1957, Montgeron

Eso

Ojalá por fin pudiera decir qué está en mí. 
Gritar: gente, les mentí 
diciendo que eso no estaba en mí, 
cuando eso está ahí siempre, días y noches. 
Aunque gracias a eso supe describir sus ciudades inflamables, 
sus cortos amores y juegos desmembrándose en humus, 
aretes, espejos, el deslizar de un tirante, 
escenas de alcoba y de campos de batalla. 
Escribir fue para mí estrategia de protección, 
de borrar las huellas. Porque a la gente no puede gustarle 
aquél que alcanza lo prohibido. 

Llamo en mi ayuda a los ríos en los que nadé,  lagos 
con puentecillos entre cedazos, valle 
en cuyo eco la canción duplica la luz del anochecer, 
y confieso que mis extáticos halagos a la existencia 
sólo pudieron ser entrenamientos de alto estilo, 
Pero abajo estaba eso, que no me atrevo nombrar. 

Eso se parece al pensamiento de alguien sin hogar, cuando 
atraviesa la ciudad ajena, congelada. 

Se asemeja al momento cuando un judío cercado ve aproximarse 
los pesados cascos de los gendarmes alemanes. 

Eso es cuando el hijo del rey se dirige a la ciudad y ve el mundo 
real: pobreza, enfermedad, vejez y muerte. 

Eso puede ser comparado con el inmóvil rostro de alguien 
que entendió que fue abandonado para siempre. 

O con las palabras del médico sobre la sentencia inevitable. 

Porque eso significa enfrentar un muro de piedra 
y entender que ese muro no cederá ante ninguna de nuestras súplicas.

Versión de Agnieszka Kawecka

Una frívola conversación

-Mi pasado es un estúpido viaje de mariposa en ultramar
Mi futuro es un jardín donde un cocinero corta el cuello de un gallo.
Qué tengo, con toda mi pena y mi rebelión?

-Tome un momento, uno exactamente, y cuando su fina concha,
Dos palmas reunidas, despaciosamente se abre
Qué ve usted?

                             -Una perla, un segundo.

-Dentro un segundo, una perla, en esa estrella salvada del tiempo,
Qué ve usted cuando el viento de la mutabilidad cesa?

-La tierra, el cielo y el mar, barcos ricamente cargados,
Mañana de primavera llena de rocío y remotos principados.
Maravillas desplegadas en tranquilo esplendor
Yo miro y no deseo porque me encuentro plenamente satisfecho.

Versión de Rafael Díaz Borbón

Nuevas


De la civilización terrestre, ¿qué diremos?

Que fue un sistema de bolas de colores, de cristal ahumado
En el que se ovillaba y desovillaba un hilo de líquidos luminosos.

O que fue un conjunto de palacios fulgurantes
Erguidos con sus cúpulas y sus portales fortificados
Tras los cuales pasaba una monstruosidad sin cara.

Y que cada día lo echaban a suerte, y a quien le tocaba
Un número bajo se lo llevaban como sacrificio: viejos, niños,
Niñas, muchachos.

O también diremos que vivíamos en un vellocino de oro,
En una red irisada, en un capullo como de nube
Que pendía de una rama en un árbol galáctico.
Y aquella red estaba tejida de signos:
Jeroglíficos para el ojo y la oreja, anillos de amor.
Y el sonido resonaba en el interior esculpiéndonos el tiempo,
El titileo, el aleteo, el gorjeo de nuestro lenguaje.

Entonces, ¿con qué pudimos tejer la frontera
Entre fuera y dentro, la luz y el abismo,
Sino con nosotros mismos, con el cálido respirar,
El color en los labios, de la gasa, de la muselina,
Con el pulso, que cuando calla muere el mundo?
O quizás no diremos nada de la civilización terrestre.
Porque en realidad nadie sabe lo que fue.

Primavera 1973
“Desde donde el sol sale hasta donde se pone”, 1974

Duermo mucho 

Duermo mucho y leo a Tomás de Aquino 
La muerte de Dios (una obra protestante así). 
A la derecha la bahía como fundida del estaño, 
detrás de esta bahía la ciudad, detrás de la ciudad el 
océano, 
detrás del océano el océano, hasta el Japón. 
A la izquierda las colinas secas con hierba blanca, 
detrás de las colinas el valle irrigado donde se cultiva arroz, 
detrás del valle las montañas y los pinos ponderosa
detrás de las montañas el desierto y las ovejas. 
Cuando no he podido sin alcohol, viajaba con alcohol. 
Cuando no he podido sin cigarrillos y café, viajaba con 
cigarrillos y café. 
Fui valiente. Trabajador. Casi un ejemplo de virtud.
Pero esto no sirve de nada. 

Señor doctor, me duele. 
No aquí. No, no aquí. Ya no sé. 
Tal vez sea por exceso de islas y continentes, 
de palabras calladas, de bazares y flautas de madera, 
o por beber frente al espejo, sin gracia, 
aunque uno iba a ser alguien al estilo de un arcángel 
o San Jorge en el Bulevar de San Jorge. 

Señor curandero, me duele. 
Yo creía siempre en sortilegios y supersticiones. 
Naturalmente que las mujeres tienen sólo una, alma católica 
pero nosotros tenemos dos. Cuando bailas 
en el sueño visitas lejanos pueblos 
y hasta las tierras nunca vistas. 
Ponte, por favor, los amuletos de plumas, 
hay que socorrer a uno de los nuestros. 
He leído muchos libros pero no les creo. 
Cuando duele regresamos a las orillas de algunos ríos, 
me acuerdo de aquellas cruces con signos del sol y de la 
luna, 
y a los hechiceros, cómo trabajaban cuando la epidemia del
tifo. 
Manda tu otra alma detrás de las montañas, detrás del 
tiempo. 
Dime, voy a esperar, qué has visto. 

1962, Berkeley

Insomnio

Digo: mi madre, y es en ti en quien pienso, ¡oh’Casa!
Casa de los bellos estíos, obscuros de ni niñez, en ti, •
que jamás censuraste mi melancolía, en ti.
que sabias tan bien ocultarme a las miradas crueles, oh
Cómplice, dulce cómplice! ¡Que no haya vuelto a encontrar
antaño, en mi joven estación rumorosa, una muchacha
de alma rara, umbrosa y fresca como la tuya.
De ojos transparentes, enamorados de lejanías de cristal;
bellos, que dé consuelos verlos en el mediodía de verano!
¡Ay, respiré muchas almas, pero ninguna tenía
aquel buen olor de frío mantel, de pan dorado
y de vieja ventana abierta a las abejas de junio
ni aquella santa voz de mediodía sonante en las flores!
¡Ay estos rostros locamente besados! No eran
como el tuyo, ¡oh mujer de otro tiempo sobre la colina!
Sus ojos no eran el bello rocío ardiente y sombrío
que sueña en tus jardines y me mira hasta el corazón
allá, en el paraíso perdido de mi lluviosa alameda
donde con voz velada el pájaro de la infancia me llama,
donde el obscurecimiento de la mañana de estío anuncia la nieve.
Madre, ¿por qué me pusiste en el alma este terrible.
este insaciable amor del hombre? oh di, ¿por qué
no me envolviste en tierno polvo
como esos viejísimos libros ruidosos que sienten el viento
y el sol de los recuerdos y por qué no he
vivido solitario y sin deseo al abrigo de tus techos bajos,
con los ojos hacía la ventana irisada donde el tábano, el amigo
de los días infantiles, zumba en el azul de la vejez?
¡Bellos días, límpidos días! cuando la colina estaba en flor,
cuando, en el océano de oro del calor, los grandes órganos
de las colmenas trabajadoras cantaban para los dioses del sueño.
Cuando la nube de hermoso rostro tenebroso vertía
la fresca piedad de su corazón sobre los trigos anhelantes
y la piedra sedienta y mi hermana, la rosa de las ruinas.
¿Dónde estáis, hermosos días? ¿Dónde estás, hermosa plañidera.
tranquila alameda? Hoy tus troncos huecos me darían miedo,
porque el joven Amor que sabía tan bellas historias
se ha ocultado allí y el Recuerdo ha esperado treinta años,
y nadie ha llamado: Amor se adormeció.
¡Oh Casa, Casa! ¿por qué me dejaste partir?
¿Por qué no has querido guardarme? ¿por qué, Madre,
Permitiste antaño, en el viento mentiroso del otoño,
en el fuego de la larga velada, que aquellos magos
—¡Oh tú que conocías mi corazón!— me tentasen así,
con sus cuentos locos, llenos de un olor de viejas islas
y de veleros perdidos en el gran azul silencioso
del tiempo, y de orillas del Sur donde vírgenes esperan?

Czesław Miłosz recibe el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Carlos Gustavo de Suecia

Madurez tardía 

Tarde, ya en el umbral de mis noventa años 
se abrió la puerta en mí y entré 
en la claridad de la mañana. 
Sentía cómo se alejaban de mí, como naves, 
una tras otra, mis existencias anteriores con sus congojas. 
Aparecían, otorgados a mi buril, 
países, ciudades, jardines, bahías, para que los describiera 
mejor que antaño. 
No vivía separado de la gente, el pesar y la piedad 
nos unieron y dije: olvidamos que todos somos 
hijos del Rey. 
Porque venimos de allí donde aún no hay 
división entre el Sí y el No, no hay división entre el es, 
el será y el ha sido. 
Somos infelices porque hacemos uso de menos de 
una centésima parte del don que habíamos recibido 
para nuestro largo viaje. 
Momentos de ayer y de hace siglos: un corte de espada, 
un maquillaje de pestañas delante de un espejo de metal 
bruñido, un disparo mortal de mosquete, una colisión 
de una carabela con un arrecife, se mezclan en nosotros 
y esperan su cumplimiento. 
Siempre he sabido que seré obrero en la viña, 
al igual que todos mis contemporáneos, 
conscientes de ello, o inconscientes. 

Versión de Elzbieta Bortkiewicz

Czesław Miłosz a orillas del río Narew en el museo al aire libre Kurpie en Nowogród, 1981. Foto. Wojciech Karpiński/ wojciechkarpinski.com

Carta a Raja Rao

Raja Rao, cómo quisiera saber

la causa de esta enfermedad.

Por años no pude aceptar

que el sitio en que estaba era mi sitio.

En otra parte estaba mi lugar.

La ciudad, los árboles,

las voces de los hombres,

no eran, no estaban.

Vivía en un perpetuo irme.

En algún lado había una ciudad real,

árboles reales, voces, amistad, amor, presencias.

Atribuye, si quieres, este caso peculiar,

al borde de la esquizofrenia,

a la mesiánica esperanza

de mi civilización.

Infeliz bajo la tiranía,

infeliz en la república:

en una, suspiraba por la libertad,

en otra, por el fin de la corrupción.

Construía en mi alma una ciudad,

permanente, la prisa desterrada.

Al fin aprendí a decir: ésta es mi casa,

aquí, ante la lumbre del crepúsculo marino,

en esta orilla frente a la orilla de tu Asia,

en esta república moderadamente corrompida.

Raja, nada de esto me ha curado

de mi pecado, de mi vergüenza.

La vergüenza de no ser

aquel que pude ser.

La imagen de mi ser

crece gigantesca en el muro

y aplasta mi sombra miserable.

Por eso creo en el Pecado Original,

que no es nada sino la primera

victoria sobre el yo.

“Atormentado por el yo y por él engañado”

te doy, ya ves, un fácil argumento.

Te oí hablar de liberación:

idéntica a la de Sócrates

la sabiduría de tu guru.

No, Raja, yo debo empezar

desde lo que soy.

Soy los monstruos que habitan mis sueños,

los monstruos que me enseñan quién soy yo.

Si estoy enfermo, ¿quién puede decir

que el hombre es una criatura sana?

Grecia tenía que perder, su pura inocencia

tenía que hacer más intensa nuestra agonía.

Necesitábamos a un Dios que nos amase,

no en la gloria de la beatitud: en nuestra flaqueza.

No hay alivio, Raja,

mi suerte es agonía y pelea,

abyección, amor y odio a mí mismo:

orar por el Reino y leer a Pascal.

Version de Octavio Paz

Dos premios Nobel juntos: Wislawa Szymborska y Czeslaw Milosz, en 1998 . fotografía de Krzysztof Wojciewski

¿Arte poética?

Siempre he añorado una forma de mayor capacidad 
que no fuera demasiado poesía ni demasiado prosa 
y permitiera entendernos sin exponer a nadie, 
ni al autor ni al lector, a las penas de mayor grado. 

En la esencia misma de la poesía hay algo indecente: 
brota de nosotros la cosa que ni sabíamos que dentro de 
nosotros existiera, 
luego parpadeamos como si de dentro de nosotros saltara 
un tigre 
y estuviera de pie, en la luz, con la cola pegando en sus 
costados. 

Por eso con razón se dice que es el daimonion quien dicta 
la poesía 
aunque se exagera afirmando que sea por cierto un ángel. 
Es difícil entender de dónde este orgullo de los poetas 
si les da vergüenza a veces cuando se ve su debilidad. 

¿Qué hombre razonable querrá ser un estado de los 
demonios 
que gobiernan allí como en su casa, hablan multitud de 
lenguas, 

y como si fuera poco robarle su boca y su mano, 
intentan por su conveniencia robarle el destino? 

Porque lo enfermizo está en precio hoy día, 
alguien podría pensar que sólo estoy bromeando 

o que inventé una forma más 
para elogiar el Arte sirviéndome de la ironía. 

Había tiempos cuando se leían sólo libros sabios 
que ayudaban a soportar dolor y desgracia. 
Pero no es lo mismo que hojear las miles 
de obras que provienen directamente de la clínica de 
psiquiatría. 

Y sin embargo el mundo es diferente de lo que nos parece 
y nosotros somos diferentes que en nuestro devaneo. 
La gente guarda pues una honradez callada, 
ganando así el respeto de sus parientes y vecinos. 

Éste es el provecho de la poesía que nos recuerda 
lo difícil que es quedarse uno la misma persona 
porque nuestra casa está abierta, en la puerta no hay llave 
y los huéspedes invisibles entran y salen. 

Lo que cuento aquí, de acuerdo, no es poesía. 
Porque las poesías pueden escribirse rara vez y de mala 
gana, 
a la fuerza insoportable y sólo con esperanza 
de que buenos y no malos espíritus dentro de nosotros 
tienen instrumento.

Pero los libros

Pero los libros seguirán en los estantes, seres auténticos
que aparecieron una vez, frescos, todavía húmedos,
como castañas brillantes bajo el árbol en otoño,
y empezaron a vivir, tocados, acariciados,
a pesar del resplandor en el horizonte,
de castillos saltando por los aires,
de las tribus en marcha, de los planetas en movimiento.


Somos, dijeron, incluso cuando les arrancaban las hojas
o cuando la llama ardiente lamía las letras.
Mucho más duraderos que nosotros, cuyo calor frágil
se enfría junto con la memoria, se disipa, desaparece.
Me imagino la tierra cuando yo ya no esté
y no pasará nada, ninguna pérdida, seguirá el mismo espectáculo,
los vestidos de las mujeres, un jazmín húmedo, una canción en el valle.
Pero los libros seguirán en los estantes, de buena estirpe,
nacidos de la gente, aunque también de la luz, de las alturas.

(crónicas, 1987)

Dedicatoria

Vosotros, a quienes no pude salvar,
escuchadme.
Intentad entender estas simples palabras, ya que de otras me avergonzaría.
Os juro que en ellas no hay hechicería.
Os hablo en silencio como una nube, como un árbol.

Aquello que me fortaleció a mí, para vosotros fue mortal.
Confundisteis el adiós a una época, con el advenimiento de una nueva
-Odio confabulado de belleza lírica.
Fuerza ciega de forma completa.

He aquí un valle polaco de ríos anémicos. Y un inmenso puente
perdiéndose en la niebla. He aquí una ciudad vencida,
y el viento arroja alaridos de gaviotas sobre vuestra tumba
mientras os hablo.

¿Qué clase de poesía es aquella que no salva
naciones o pueblos?
Una conspiración de mentiras oficiales.
Una tonadilla de borrachos cuyas gargantas serán cortadas de inmediato,
una conferencia para señoritas.
He deseado la buena poesía sin saberlo,
he descubierto, ya tarde, su saludable objetivo.
En ella y sólo en ella, encuentro salvación.

Se solía esparcir millo o alpiste sobre las tumbas
para alimentar a los muertos que volvían disfrazados de pájaros.
Aquí os dejo este libro, vosotros quienes alguna vez vivisteis
para que nunca más volváis.

Varsovia 1945

Traducción de Rafael Díaz Borbón

Czesław Miłosz( Šeteniai, Lituania, 30 de junio de 1911-Cracovia, Polonia, 14 de agosto de 2004). Poeta, traductor, ensayista, novelista y abogado. Premio Nobel de Literatura de 1980. Es considerado uno de los poetas europeos más destacados del siglo XX. 

Czeslaw Milosz nació en Lituania, entonces parte del Imperio ruso, en una familia de origen polaco. Después de la Primera Guerra mundial la zona de Vilna se convertirá en uno de los focos culturales más importantes de Polonia, caerá luego bajo el dominio soviético tras concluir la segunda guerra mundial, para convertirse  en Estado independiente cuando cayeron los regímenes comunistas que gobernaban Europa central.

Milosz estudió derecho en la Universidad Stefan Batory de Vilnius y decidió terminar sus estudios en la capital. Así que a partir del otoño estudió en la Universidad de Varsovia, inmediatamente en el tercer año. A mediados de octubre de 1932 dimitió de la Universidad de Varsovia y regresó a Vilna.

Tras graduarse, en 1934, se dedicó al trabajo literario y periodístico. Al terminar los estudios universitarios fundó el grupo literario «Zagary» 

En 1930 publicó sus primeros poemas en la revista universitaria Alma Mater Vilnensis.

 Al publicarse en 1933 su libro Poema sobre el tiempo congelado recibió el premio de poesía de la Academia de Literatura Polaca que consistió en una beca para estudiar en París durante el año 1934-1935. Gracias a esa estancia en París, conoce más profundamente al poeta francés Oscar Milosz quien influyó en su formación intelectual. «Tuve la fortuna de ser tratado como un hijo por mi pariente Oscar Milosz, parisino retirado y visionario», dijo Czeslaw Milosz en su discurso en Estocolmo, al recibir el Premio Nobel en 1980. 

Su siguiente publlicacion Tres inviernos (1936) fue reconocido por la crítica literaria como el libro más representativo del «catastrofismo» que era una rebelión contra la guerra que los catastrofistas ya veían acercarse en 1934, contra la subordinación total del hombre a la idea y en defensa de los valores individuales.

En 1936 Milosz es obligado a abandonar Vilnius, considerado por las autoridades como izquierdista, se trasladó a Varsovia donde empezó a trabajar en la radio. Durante la ocupación nazi, Milosz estaba en el movimiento literario de resistencia.

En 1942 editó la antología de la poesía antifascista El canto independiente,tradujo un ensayo en contra de la colaboración con el fascismo, A travers le desastre de Jacques Maritain, publicado en la prensa de resistencia. El estallido de la segunda guerra mundial le lleva a Varsovia, donde es testigo de la ocupación alemana y el levantamiento del gueto judío. En esta ciudad se moverá en la clandestinidad ofreciendo su apoyo a los perseguidos por el régimen nazi. Su poema «El mundo» se imprimió en condiciones clandestinas, en una imprenta manual de Varsovia cuando los nazis ocupaban la ciudad y llenaban los campos de concentración. Durante la ocupación alemana escribió: «En un momento de la Historia en que nada depende del ser humano, todo depende del ser humano: hoy esta verdad paradójica se me revela con singular claridad».

Al finalizar la guerra, abandona una Varsovia devastada para irse a vivir a Cracovia.

En 1945 publica en Varsovia La salvación, el primero y el único libro de Milosz publicado en Polonia Popular hasta 1980.  Milosz trabajó en el servicio diplomático de la Polonia Popular» de 1945 a 1951. Harto de la imagen de una Polonia desolada tras haber sido tomada por el ejército soviético, Milosz busca una vía de escape que lo aleje de su país y por fin encuentra un trabajo, en el año 1946,  como agregado cultural en la Embajada de la república popular de Polonia en Washington.

En 1950 Milosz es destinado a Francia, como primer secretario de la embajada polaca en París, pero en diciembre de ese mismo año le retiran al pasaporte cuando decide volver a Varsovia.Tras ser testigo de lo que estaba generando el estalinismo, rompe con el Gobierno de su país y pide asilo en Francia. En 1951, de nuevo en Francia, empieza su largo exilio, que iba a durar treinta años. 

Debido a lo que se consideró una traición, sus libros se confiscaban rápidamente en su país, como si los comunistas quisieran demostrar que su venganza no tenía límite. En la Encyklopedia Powszechna [Enciclopedia Universal] su apellido apareció seguido del calificativo: «Enemigo de la Polonia Popular».

Milosz intenta viajar a Estados Unidos, pero es víctima de una conspiración para desacreditarle ante el gobierno estadounidense y tardará diez años en conseguir un visado. Durante esta década va a malvivir en una Francia de postguerra, ganándose la vida a duras penas con colaboraciones esporádicas para algunas revistas del exilio.

En Paris se hace amigo de Albert Camus quien facilitó desde la editorial Gallimard, de la que era asesor, la publicación de sus novelas “El poder cambia de manos” y “El valle de Issa”, además de su libro de ensayo “El pensamiento cautivo”, donde denuncia de la mentalidad intelectual bajo el estalinismo, que hace del artista un títere desde el momento en que coloca su talento al servicio del poder.

En 1953 recibió el Prix Littéraire Européen por su novela «El poder cambia de manos».

En 1960 obtiene por fin su visado a los Estados Unidos al lograr una invitación como profesor de lenguas y literaturas eslavas en la Universidad de Berkeley.

En los años setenta publica un único libro de poemas, pero que resulta de una importancia capital en su obra: “Desde donde el sol sale hasta donde se pone”. Al mismo tiempo imparte cursos sobre la obra de Dostoyevski, cuya influencia va a estar presente tanto en su reflexión sobre el bien y el mal y la responsabilidad moral del hombre como en la multiplicidad de voces con que va a acompañar su poesía. 

En 1977 fue nombrado Doctor Honoris Causa en Letras por la Universidad de Míchigan. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1980.

Sus obras no se publicaron oficialmente en Polonia hasta 1981.

Es también muy importante la labor de Milosz como traductor de poesía. Entre los poetas traducidos por él figuran: Oscar Milosz, William Blake, Walt Whitman, William B. Yeats, T.S. Eliot, Carl Sandburg, D.H. Lawrence, W.H. Auden, Robinson Jeffers; hay también algunos poemas de Federico García Lorca, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Jorge Carrera Andrade. Milosz también realizó versiones de los libros del Antiguo Testamento el Libro del Ecclesiastés (1978) y Libro de los salmos (1979), en revistas se publicaron Libro de Job, Los proverbios y Evangelio según San Marcos. Son traducciones de gran precisión y hermosura. 

En los años 90, tras la transición pacífica de Polonia del comunismo a la democracia, el poeta volvió a vivir en su país y se instaló en Cracovia.

En el año 2000 publica “Esto”, poesía cuyo tono abandona el lirismo de obras anteriores para partir a la búsqueda de un lenguaje más depurado y esencial.

Especial trascendencia para su vida personal tendrá la muerte de su segunda mujer, Carol Thigpen, que desencadena la escritura del largo poema Orfeo y Eurídice .

Czesław Miłosz falleció en Cracovia, como consecuencia de una aguda insuficiencia cardiorrespiratoria, el sábado 14 de agosto de 2004, a los 93 años.

En 2006, aparece su libro póstumo “Últimos poemas”, la mayoría de ellos compuestos durante los últimos meses de vida. Libro testamentario dónde da un repaso a la totalidad de su vida y obra y vuelve a plantearse las grandes interrogantes existenciales (metafísicas y religiosas) que estuvieron siempre presentes en su poesía. 

Miłosz fue autor de una obra rica y variada, que incluye poesía, prosa, ensayos y traducciones. Sus obras presentan a menudo motivos relacionados con la historia, la moral, la fe y la búsqueda del sentido de la vida, que están conectados por una profunda reflexión sobre la condición humana. Milosz permaneció siempre fiel a su tradición y a la lengua polaca en la que escribiría la casi totalidad de  su obra. “El idioma –escribió en “Abecedario”- es mi madre, de forma literal y metafórica. Con seguridad es también mi casa, con la que vago por todo el mundo”.

El poeta irlandés Seamus Heaney, también laureado con el Nobel en 1995 dijo de él:

Milosz será recordado como alguien que mantuvo con vida la idea de responsabilidad individual en una edad de relativismo. Su poesía reconoce la inestabilidad del sujeto y nos muestra una y otra vez la conciencia humana como un ámbito de discursos contendientes, mas no permite que esta concesión niegue el mandato inmemorial que nos conmina a la firmeza moral y de espíritu.”

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Adam Michnik, uno de los impulsores de la democracia Polaca y amigo de Milosz,  a quien conoció personalmente en el otoño de 1976 en París dijo :

Desde Kochanowski y, posteriormente, Mickiewicz no hubo otro escritor que dejara una huella más profunda en la cultura polaca, o diría, incluso, en la manera de ser polaco. Gracias a él somos, o tenemos la oportunidad de convertirnos en otra especie de polacos , que habitan este mundo sin pretender beneficiarse de una «tarifa reducida», que han renunciado a las rentas de su martirio. ¿Sabremos vivir así?

Fuente de la cita .https://www.abc.es/cultura/abci-culturalcover-201106100000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fcultura%2Fabci-culturalcover-201106100000_noticia.html

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Obras publicadas :

Poema sobre el tiempo congelado (1933); Tres inviernos (1936); La salvación (1945); Luz de día (1953); Tratado poético (1957); El rey Popiel y otros poemas (1962); Bobo hechizado (1965); Poemas, antología (1967); Ciudad sin nombre (1969); Desde el levante del sol hasta donde se pone (1974); Poemas – Poems, antología bilingüe (1976). 

Novelas 
El poder cambia de manos (1955) (en español 1955, 1980); El valle del Issa (1955) (en español 1981). 

Ensayos 
El pensamiento cautivo (1953), (en español 1957, 1980); Europa familiar (1958), (en español como Otra Europa, 1981); Continentes (1958), contiene también traducciones de poesía; El hombre entre los escorpiones. Estudio sobre Stanislaw Brzozowski (1962); Visiones de la bahía de San Francisco(1969); Deberes privados (1972); La tierra Viro (1977); Jardín de enseñanzas (1978); seguido de la traducción del Libro de Ecclesiastés. 

Traducciones al polaco 
Simone Weil, Obras escogidas (1958); Libro de los salmos (1979). 

Prosa en inglés 
The History of Polish Literature (1969); Emperor of the Earth: Modes of Eccentric Vision (1977). 

Traducciones al inglés 
Postwar Polish Poetry (1965); Aleksander Wat, Mediterranean Poems (1977).

Obra de Milosz traducida al castellano:

  • El pensamiento cautivo, Tusquets (1981), ISBN 978-84-7223-067-
  • El valle del Issa, Plaza & Janés (1982), ISBN 978-84-01-42101-3, traducción Anna Rodón Klemensiewich
  • Poesía escogida. Selección, traducción e introducción de Isabel Sabogal Dunin-Borkowski. Edición bilingüe, en polaco y castellano, auspiciada por la Embajada de Polonia en Lima y el Instituto Cultural Peruano-Norteamericano. Lima, Ediciones del Hipocampo, 2012.
  • Antología poética, Devenir (2008), 978-84-96313-61-3
  • Abecedario: diccionario de una vida, Turner (2003), ISBN 978-84-7506-601-1
  • La mente cautiva, Galaxia Gutenberg (2016), ISBN 978-84-16252-86-2
  • Mi Europa, Galaxia Gutenberg (2017), ISBN 978-84-16734-96-2
  • Otra Europa, Tusquets (2005), ISBN 978-84-7223-068-2

Enlaces de interés :

https://muzeum-lubin.pl/swiat-poema-naiwne-czeslaw-milosz/

https://wiez.pl/2021/11/24/czeslaw-milosz-i-rana-pamieci/

https://www.abc.es/cultura/abci-culturalcover-201106100000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fcultura%2Fabci-culturalcover-201106100000_noticia.html

https://letraslibres.com/revista-espana/czeslaw-milosz-2

Fuentes de la bio : http://umbralygozne.blogspot.com/2017/06/poetas-109-czeslaw-milosz-ii-tierra.html

https://poezja.org/wz/Czeslaw_Milosz

https://es.wikipedia.org/wiki/Czesław_Miłosz

Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich

Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras y/o escritoras es tan importante en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la gran escritora y periodista Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich, premio Nobel de Literatura 2015. Ha sido la primera periodista en conseguirlo.

Una de nuestras Imprescindibles.

Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich(Aleksiévič, transliterado del ruso Светла́на Алекса́ндровна Алексие́вич, en bielorruso Святлана Аляксандраўна Алексіевіч, transcrito como Sviatlana Aliaksándrauna Alieksiyévich) (Stanislav, Ucrania soviética, Unión Soviética, 31 de mayo de 1948). Escritora, poeta y periodista  bielorrusa de lengua rusa, galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2015 por ser considerada su obra «un monumento al valor y al sufrimiento de nuestro tiempo«. 

 Hija de Yevgeniya Alexievich, maestra ucraniana y de Aleksandr Alexievich, militar soviético de origen bielorruso. Svetlana nació en Stanisławów, donde su padre estaba destinado. A los pocos años, su familia regresó a Bielorrusia. Desde pequeña se interesó por la escritura y la poesía y participaba con sus escritos en las revistas escolares.

Aleksiévich cursó estudios de periodismo en la Universidad de Minsk desde 1967, y tras graduarse en 1972, se trasladó a Biaroza, provincia de Brest, para trabajar como periodista dando clases de historia y de lengua alemana.

Fue reportera en Narowla, provincia de Gómel y trabajó en la revista literaria Neman de Minsk, donde escribió cuentos, ensayos y reportajes. Aunque ingresó en 1984 en la Unión de Escritores de la Unión Soviética, no pudo publicar hasta la llegada de la Perestroika en 1985 el primer libro de su ciclo, El hombre rojo. La voz de la utopía. Además, se vio acosada por el régimen del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko.

En 1989, publicó Tsinkovye Málchiki (Los chicos de cinc), en la que reúne testimonios de madres de soldados rusos que participaron en la Guerra de Afganistán; en Zacharovannye Smertiu (Cautivados por la muerte), (1993), sobre los suicidios de quienes no habían podido sobrevivir al fin de la utopía socialista del régimen soviético; Voces de Chernóbil (1997), se tradujo al español en 2006, en esta obra trata sobre los que se sacrificaron durante la catástrofe nuclear de Chernóbil. El libro recoge información recopilada durante diez años tras haber entrevistado a más de quinientas personas que fueron testigos del desastre de Chernóbil, Ucrania. Tras salir de Bielorrusia en 2000, residió en París, Gotenburgo y Berlín. En 2011 regresó a Minsk.

En Época del desencanto. El final del homo sovieticus, publicada en 2014, retrata la caída de la utopía comunista soviética.

Posteriormente publicó : La guerra no tiene rostro de mujer (2015, Debate/2018, Raig Verd) y Tiempo de segunda mano: el final del hombre rojo (2015, Acantilado/Raig Verd). 

Aleksiévich, escritora de gran prestigio internacional que ha destacado por su forma de entender la literatura a través del periodismo retratando y comprendiendo el alma del antiguo pueblo soviético. Su obra, compuesta por una docena de libros, ha sido traducida a 45 idiomas y publicada hasta en 47 países. Gracias a su maestría a la hora del uso de la entrevista y de la escritura polifónica o “novela de voces” para representar con gran autenticidad la realidad social, recibió en el año 2015 el Premio Nobel de Literatura, siendo la primera escritora de no ficción con este premio en más de medio siglo.

 Ademas del Nobel ha recibido numerosos premios, entre ellos el National Book Critics Circle Award (2005), el premio de reportajes Ryszard Kapuscinski (2011), el premio Médicis de ensayo (2013), el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán (2013), Oficial de la Orden de las Artes y de las Letras de la República Francesa (2014) y en 2015, recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Complutense de Madrid, entre otros.

Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich recibe el Premio Nobel en Estocolmo

Actividad política:

Durante las protestas en Bielorrusia en 2020, Svetlana Alekxievich se unió al Consejo de Coordinación de Sviatlana Tsikhanouskaya, líder del movimiento democrático bielorruso y principal candidata de oposición contra Lukashenko.

El 20 de agosto, Alexander Konyuk, el Fiscal General de Bielorrusia, inició acciones penales contra los miembros del Consejo de Coordinación bajo el Artículo 361 del Código Penal bielorruso, acusándolos de intentar tomar el poder estatal y perjudicar la seguridad nacional.

El 26 de agosto, fue interrogada por las autoridades bielorrusas acerca de su participación en el consejo.

El 28 de septiembre de 2020, Aleksiévich abandonó Bielorrusia con destino a Alemania, prometiendo regresar dependiendo de las condiciones políticas en el país. Antes de su partida, era la última miembro del Consejo de Coordinación que no estaba en el exilio o bajo arresto.

En agosto de 2021, el libro de Aleksiévich «Los últimos testigos» fue excluido del currículo escolar en Bielorrusia y su nombre fue eliminado del mismo.

En su primera declaración pública después de recibir el Premio Nobel en 2015, Alexievich condenó la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, comentó que «proporcionar territorio a un país agresor no es más que complicidad en un crimen» en relación a la participación bielorrusa en la invasión. 

Leemos las palabras de Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich :

Llevo mucho tiempo buscando un género que se corresponda con mi forma de ver el mundo. La forma en que funcionan mis ojos y mis oídos... lo intenté yo misma...

Y elegí el género de las voces humanas... Busco y escucho mis libros en las calles. Afuera de la ventana. En ellos, personas reales hablan de los principales acontecimientos de su tiempo: la guerra, el colapso del imperio socialista, Chernobyl, y juntos dejan en palabras: la historia del país, la historia general. Viejo y nuevo. Y cada uno es la historia de su pequeño destino humano. Hoy, cuando el mundo y las personas se han vuelto tan polifacéticos y multivariados (el arte admite cada vez más su impotencia) y los documentos en el arte se vuelven cada vez más interesantes, sin ellos ya no es posible imaginar una imagen completa de nuestro mundo. . Nos acerca a la realidad, capta y deja los originales del pasado y de lo que está sucediendo. Habiendo trabajado con material documental durante más de 20 años, habiendo escrito cinco libros, estoy constantemente convencida y repito: el arte no sospecha ni adivina muchas cosas en una persona, y luego esta incógnita desaparece sin dejar rastro.Pero no escribo una historia seca y desnuda de un hecho, de un acontecimiento, escribo una historia de sentimientos. También puedes llamarlo una historia perdida. ¿Qué pensó, entendió y recordó la persona durante el evento? ¿En qué creía o no creía, qué ilusiones, esperanzas, miedos tenía? Lo que entendí sobre mí y sobre el mundo... Esto es algo que es imposible de imaginar, de inventar, al menos en tantos detalles y detalles confiables. Rápidamente olvidamos cómo éramos hace diez, veinte o cincuenta años.Y a veces nos da vergüenza, o nosotros mismos ya no creemos que así nos pasó a nosotros. El arte puede mentir, pero un documento no engaña... Aunque un documento también es la voluntad de alguien, la pasión de alguien. Pero armo el mundo de mis libros a partir de miles de voces, destinos, pedazos de nuestra vida y existencia. Me lleva de cuatro a siete años escribir cada libro, me encuentro, hablo y grabo a entre 500 y 700 personas. Mi crónica abarca decenas de generaciones.Comienza con historias de personas que recordaron revoluciones, pasaron por guerras, campos de Stalin y llega hasta nuestros días, casi 100 años. La historia del alma - el alma rusa. O más precisamente, el alma ruso-soviética. La historia de la gran y terrible utopía: el comunismo, cuya idea no ha muerto por completo no sólo en Rusia, sino en todo el mundo. Continuará tentando y atrayendo diabólicamente las mentes humanas durante mucho tiempo. Y quería dejar los relatos de los testigos y de los propios participantes.

Mi historia continúa. Sigo a mis héroes a través del tiempo...

Una persona cambia. Nuestro mundo está cambiando. La crónica continúa...

Enlaces de interés :

https://alexievich.info

https://elbuenlibrero.com/los-muchachos-del-zinc

Olga Tokarczuk

Contonéate, muévete, no dejes de moverte. Solo así lo despistarás. Quien rige los destinos del mundo no tiene poder sobre el movimiento y sabe que nuestro cuerpo al moverse es sagrado, solo escaparás de él mientras te estés moviendo. Ejerce su poder sobre lo inmóvil y petrificado, sobre lo inerte y quieto. Así que muévete, contonéate, balancéate, camina, corre, huye, en cuanto te despistes y pares te atraparán sus enormes manos, te convertirán en un monigote, te envolverá en su fétido aliento que apesta a humo y a gas de tubo de escape y a gran vertedero como esos que hay a las afueras de la ciudad. Achatará y empequeñecerá tu alma que perderá todo su colorido, apenas quedará en un recorte de papel de periódico, y te amenazará con fuego, guerra y enfermedad, te atemorizará hasta hacerte perder toda paz y no puedas ya dormir. Te marcará e inscribirá tu nombre en sus registros, certificará tu caída. Llenará tu cabeza de pensamientos inútiles, qué comprar, qué vender, dónde es más barato y dónde más caro. A partir de ese momento, te preocuparás por bagatelas como el precio de la gasolina y cómo este afectará a los pagos del crédito. Convivirás a diario con el dolor, como si tu vida fuera un castigo, pero nunca llegarás a conocer el crimen, ni quién lo ha cometido ni cuándo.

De : Los errantes,( Bieguni )(2007)

El narrador tierno

Discurso de Olga Tokarczuk al recibir el premio Nobel de literatura 2018

Toda mi vida he estado fascinada por los sistemas de conexiones e influencias mutuas que generalmente desconocemos, pero que descubrimos por casualidad, como sorprendentes coincidencias del destino. Me fascina asociar hechos y buscar orden. En la base la mente del escritor, es una mente sintética que recoge obstinadamente todas las pequeñas piezas en un intento de unirlas nuevamente para crear un todo universal.

¿Cómo vamos a escribir? ¿Cómo vamos a estructurar nuestra historia para que sea capaz de elevarse a esa gran constelación del mundo?

Naturalmente, me doy cuenta de que es imposible volver al tipo de historia sobre el mundo que conocemos por mitos, fábulas y leyendas, que en su momento sirvieron para explicarlo todo. Hoy en día la historia debería ser mucho más multidimensional y complicada; después de todo, realmente sabemos mucho más, somos conscientes de las increíbles conexiones entre cosas que parecen estar muy separadas.

Echemos un vistazo de cerca a un momento particular en la historia del mundo.

Es el 3 de agosto de 1492, el día en que una pequeña carabela llamada Santa María zarpará de un muelle en el puerto de Palos en España. El barco está al mando de Cristóbal Colón. El sol brilla, hay marineros. yendo y viniendo por el muelle, y hay estibadores cargando las últimas cajas de provisiones a bordo. Hace calor, pero una ligera brisa del oeste salva a las familias que se han despedido. Las gaviotas se pavonean de arriba abajo por la rampa de carga observando de cerca las actividades humanas.

Este momento que ahora podemos ver a través del tiempo llevó a la muerte de 56 millones de los casi 60 millones de nativos americanos. En ese momento, representaban aproximadamente el 10 por ciento de la población total del mundo. Sin darse cuenta, los europeos les llevaron algunos regalos letales: enfermedades y bacterias a las que los habitantes indígenas de América no tenían resistencia. […]

Los esfuerzos de los científicos, tratando de establecer una mejor comprensión de nuestra realidad, demuestran que es un sistema de influencias coherente y densamente conectado. Esto ya no es solo el famoso «efecto mariposa», que como sabemos implica la forma en que los cambios mínimos al comienzo de un proceso pueden conducir en el futuro a resultados tremendos e impredecibles, pero aquí tenemos un número infinito de mariposas y sus alas, en constante movimiento, una poderosa ola de vida que viaja a través del tiempo.

En mi opinión, el descubrimiento del «efecto mariposa» marca el final de la era de la fe inquebrantable en nuestra propia capacidad de ser efectivos. Esto no le quita a la humanidad el poder para ser constructor, conquistador e inventor, pero ilustra que la realidad es más complicada de lo que la humanidad podría haber imaginado, y que no somos más que una pequeña parte de estos procesos.

Tenemos cada vez más pruebas de la existencia de algunas dependencias espectaculares, a veces muy sorprendentes a escala mundial.

Estamos todos ―personas, plantas, animales y objetos― inmersos en un solo espacio, que se rige por las leyes de la física. Este espacio común tiene su forma, y ​​dentro de él las leyes de la física esculpen un número infinito de formas que están incesantemente vinculadas entre sí. Nuestro sistema cardiovascular es como el sistema de una cuenca fluvial, la estructura de una hoja es como un sistema de transporte humano, el movimiento de las galaxias es como el torbellino de agua que fluye por nuestros lavabos. Las sociedades se desarrollan de manera similar a las colonias de bacterias. La escala micro y macro muestra un sistema interminable de similitudes. Nuestro discurso, pensamiento y creatividad no son algo abstracto, sino una continuación en otro nivel de sus interminables procesos de transformación.

Me sigo preguntando si en estos días es posible encontrar las bases de una nueva historia que sea universal, integral, inclusiva, arraigada en la naturaleza, llena de contextos y al mismo tiempo comprensible. […]

Sueño con un nuevo tipo de narrador: un «Cuarta persona», que no es simplemente una construcción gramatical, que logre abarcar con la perspectiva de cada uno de los personajes. Un narrador con capacidad de ampliar horizontes, con una visión más amplia capaz de ignorar el tiempo.

Creo que la existencia de este narrador es posible. ¿Alguna vez te has preguntado quién es el maravilloso narrador de historias en la Biblia que grita en voz alta: «En el principio era la palabra»? ¿Quién es el narrador que describe la creación del mundo, cuando el caos se separó del orden, quien sigue la serie sobre el origen del universo, quien conoce los pensamientos de Dios, es consciente de sus dudas y con un mano firme establece en papel la increíble frase: «¿Y Dios vio que era bueno»? ¿Quién es, quién sabe lo que Dios pensó?

Dejando de lado todas las dudas teológicas, podemos considerar esta figura de un narrador misterioso y tierno como milagrosa y significativa. Este es un punto de vista, una perspectiva desde donde se puede ver todo. Ver todo significa reconocer el hecho último de que todas las cosas que existen están mutuamente conectadas en un solo todo, incluso si las conexiones entre ellos aún no nos son conocidas. Verlo todo también significa un tipo de responsabilidad completamente diferente para el mundo, porque resulta obvio que cada gesto «aquí» está conectado a un gesto «allá», que una decisión tomada en una parte del mundo tendrá un efecto en otra parte de eso, y esa diferenciación entre «lo mío» y «lo tuyo» comienza a ser discutible.

Por lo tanto, podría ser mejor contar historias honestamente de una manera que active un sentido del “todo” en la mente del lector, que active la capacidad del lector para descubrir constelaciones enteras en pequeñas partículas de eventos. Para contar una historia que deja claro que todos estamos inmersos en una noción común, que producimos minuciosamente en nuestras mentes con cada giro del planeta.

La literatura tiene el poder de hacer esto. Deberíamos eliminar las categorías simplistas de literatura de alto y bajo nivel, popular y de nicho, y tomar la división en géneros muy a la ligera. Deberíamos abandonar la definición de «literatura nacional», sabiendo al igual que nosotros que el universo de la literatura es una sola cosa, una realidad psicológica común en la que nuestra experiencia humana está unida. El autor y el lector realizan roles equivalentes, el primero a fuerza de crear, el segundo haciendo una interpretación constante. […]

Creo que tenemos una redefinición por delante de lo que entendemos hoy en día por realismo, y una búsqueda de un nuevo realismo que nos permita ir más allá de los límites de nuestro ego y penetrar la pantalla impermeable a través de la cual vemos el mundo. Porque en estos días la necesidad de la realidad es atendida por los medios de comunicación, los sitios de redes sociales y las relaciones indirectas en Internet. 

También estoy segura de que muchas historias requieren una reescritura en nuestros nuevos contextos intelectuales, inspirándose en nuevas teorías científicas. Pero me parece igualmente importante hacer referencia constante al mito y a todo el imaginario humano. Volver a las estructuras compactas de la mitología podría traer una sensación de estabilidad ante la falta de especificidad en la que están viviendo hoy en día. Creo que los mitos son el material de construcción para nuestra psique, y no podemos ignorarlos (a lo sumo, podríamos desconocer su influencia).

Sin duda pronto aparecerá un genio capaz de construir una narrativa completamente diferente e inimaginable en la actualidad, que todo lo esencial se acomodará. Este método de narración seguramente nos cambiará; dejaremos caer nuestras viejas y restrictivas perspectivas y nos abriremos a las nuevas que, de hecho, siempre han existido en algún lugar aquí, pero hemos estado ciegos ante ellas.

En el Doctor Faustus, Thomas Mann escribió sobre un compositor que ideó una nueva forma de música absoluta capaz de cambiar el pensamiento humano. Pero Mann no describió de qué dependería esta música, simplemente creó la idea imaginaria de cómo podría sonar. Quizás en eso se basa el papel de un artista: dar un anticipo de algo que podría existir y, por lo tanto, hacer que se vuelva imaginable. Y ser imaginado es la primera etapa de la existencia.

Escribo ficción, pero nunca es pura fabricación. Cuando escribo, tengo que sentir todo dentro de mí. Tengo que dejar que todos los seres vivos y los objetos que aparecen en el libro me atraviesen, todo lo que es humano y más allá del ser humano, todo lo que está vivo y no está dotado de vida. Tengo que mirar de cerca cada cosa y persona, con la mayor solemnidad, y personificarlos dentro de mí, personalizarlos.

Para eso me sirve la ternura, porque la ternura es el arte de personificar, de compartir sentimientos, y por lo tanto descubrir similitudes. Crear historias significa dar vida constantemente a las cosas, dar existencia a todas las pequeñas partes del mundo que están representadas por las experiencias humanas, las situaciones que las personas han sufrido y sus recuerdos. La ternura personaliza todo con lo que se relaciona, lo que hace posible darle una voz, darle el espacio y el tiempo para que exista y se exprese. Es gracias a la ternura que la tetera comienza a hablar.

La ternura es la forma más modesta de amor. No tiene emblemas o símbolos especiales. Aparece cuando miramos de cerca y con cuidado a otro ser, a algo que no es nuestro «yo» pero donde nos descubrimos a nosotros mismos.

La ternura es espontánea y desinteresada; va mucho más allá del sentimiento de empatía. Es el compartir consciente y melancólico del destino común. La ternura es una profunda preocupación emocional por otro ser, su fragilidad, su naturaleza única y su falta de inmunidad al sufrimiento y los efectos del tiempo. La ternura percibe los lazos que nos conectan, las similitudes y la similitud entre nosotros. Es una forma de mirar que muestra al mundo como algo vivo, en movimiento, interconectado, cooperando y codependiente.

La literatura se basa en la ternura hacia cualquier ser que no sea nosotros. Ese es el mecanismo psicológico básico de la novela. Gracias a esta herramienta milagrosa, el medio más sofisticado de comunicación humana, nuestra experiencia puede viajar a través del tiempo, llegando a aquellos que aún no han nacido, pero que algún día recurrirán a lo que hemos escrito, las historias que contamos sobre nosotros mismos y nuestro mundo.

No tengo idea de cómo será su vida, ni quiénes serán. A menudo pienso en ellos con un sentimiento de culpa y vergüenza.

Olvidamos a menudo que la emergencia climática y la crisis política en la que ahora estamos no son solo el resultado de un giro del destino, sino la consecuencia de algunos movimientos y decisiones muy específicos, económicos, sociales y que tienen que ver con la perspectiva desde la que interpretamos el mundo a nivel global. La avaricia, la falta de respeto a la naturaleza, el egoísmo, la falta de imaginación, la rivalidad interminable y la falta de responsabilidad han reducido el mundo al estado de un objeto que se puede cortar en pedazos, agotar y destruir.

Por eso creo que debo contar historias como si el mundo fuera una entidad viva y única, formándose constantemente ante nuestros ojos, siendo los seres humanos una pequeña y esencial parte de todo ello.

© THE NOBEL FOUNDATION 2019

Olga Nawoja Tokarczuk (Sulechów, Polonia, 29 de enero de 1962). Poeta, novelista, ensayista y psicóloga. Premio Nobel de Literatura 2018.

Ha impartido talleres de prosa en los estudios de Artes Literarias de la Universidad Jagellónica de Cracovia, y desde 2008 imparte clases de escritura creativa en la Universidad de Opol. Colabora en la organización del Festival Opowiadania (festival de relatos), y es miembro del partido los Verdes desde 2004.

Hija de Wanda Słabowska y Józef Tokarczuk. Es la mayor de dos hijas. Sus padres enseñaron en escuelas rurales. El trabajo de bibliotecario de su padre influyó en su pasión por la lectura. Atraída especialmente por los cuentos de hadas.

Inicia su  carrera literaria en 1979 en la revista juvenil Na przełaj, donde bajo el pseudónimo de Natasza Borodin publicó sus primeras historias.

En 1985 se gradúa en psicología por la Universidad de Varsovia. Se especializó en psicología clínica. Su facultad fue sede de un destacamento de las SS y se había construido sobre las ruinas del antiguo gueto judío. El lugar, pese a los cambios introducidos por la postguerra, según relata Olga Tokarczuk “seguía perteneciendo a los muertos”. Tras graduarse trabajó como psicoterapeuta en la clínica de salud mental de Walbrzych. Con los años abandonó el consultorio porque “soy demasiado neurótica para ser terapeuta”. Tomó su pasaporte y se fue a Londres, ahí estudió inglés y trabajó en una fábrica armadora de antenas y en un hotel limpiando habitaciones. A su regreso a Polonia tuvo un hijo de nombre Zbyszko (1986) y comenzó a escribir. Publicó una colección de poemas, “Ciudades en espejos” en 1989. Su esposo es el también escritor Roman Fingas.

En 1993 publicó su primera novela de El viaje de los hombres del Libro (Podróż ludzi Księgi), ya con su nombre real, a los veintinueve años de edad, por el cual recibió el Premio de la Asociación Polaca de Editores de Libros.

En 1995 apareció su segunda novela, E. E, que cuenta la historia de una chica que de repente adquiere habilidades parapsicológicas y las pierde de igual modo súbitamente.

En 1996 publicó la novela En un lugar llamado antaño (Prawiek i inne czasy), libro que fue seleccionado para el Premio Literario Nike en 1997 y que ganó el Premio del Público de dicho certamen. Fue todo un éxito en su país y la autora fue considerada como la creadora de una especie de realismo mágico polaco.

En 1998 publicó una colección de historias reunidas en un volumen, El ropero (Szafa), así como otra novela titulada Casa diurna, casa nocturna (Dom dzienny, dom nocny), de nuevo fue nominada al prestigioso Premio Literario Nike.

En el 2000 publicó el libro La muñeca y la perla (Lalka i perła), ensayo sobre la novela La muñeca (Lalka) del polaco Bolesław Prus.

En 2001 publicó un libro de relatos cortos  Concierto de varios tambores (Gra na wielu bębenkach).Dos de los relatos de este libro fueron adaptados al cine: Żurek, por Ryszard Brylski en 2003; y Ariadna en Naxos por Agnieszka Smoczyńska en 2007, bajo el título Aria Diva.

En 2004 publicó Ostatnie historie (Historias últimas), donde presenta la historia de Polonia y Ucrania a través de las experiencias de tres mujeres de la misma familia: abuela, madre e hija.

En 2006 publicó el libro Anna Inn en los sepulcros del mundo (Anna Inn w grobowcach świata), novela basada en la mitología sumeria, como parte del proyecto Canongate Myth Series que consiste en una serie de novelas cortas publicadas por la editorial independiente escocesa Canongate Books, en la cual varios mitos antiguos son repensados y reescritos. El proyecto fue ideado en 1999 por Jamie Byng, el dueño de Canongate, y los primeros tres libros se publicaron el 21 de octubre de 2005.

En 2007 apareció la novela Bieguni (Los errantes). El 5 de octubre de 2008 recibió el Premio Literario Nike.

En 2009 publicó la novela Sobre los huesos de los muertos (Prowadź swój pług przez kości umarłych). El libro fue adaptado al cine por Agnieszka Holland y Katarzyna Adamik en 2017 bajo el título Pokot ( El rastro). La película  le valió a Agnieszka Holland, su directora, el Oso de Plata en la Berlinale y el premio a Mejor Película en el Fantasia Film Festival (2017).

En 2015 publicó Los libros de Jacob, (Księgi Jakubowe) obra de más de novecientas páginas en torno a Jakub Frank, líder de una secta judía mesiánica del siglo XVIII, asentada en la región de Podolia en el centro del país, la cual es un recorrido más allá de una visión nacionalista a través de la historia de Polonia, una reivindicación de un episodio histórico y de una cultura poco atendidos en su país, que transcurre por “siete fronteras, cinco idiomas y tres religiones”. Mereció el Premio Literario Nike, 2015.

En 2018 publicó «Relatos bizarros» (Opowiadania bizarne) y también en 2018 se convirtió en la primera escritora polaca en recibir el premio Man Booker International por su novela Los errantes, que había sido traducida al inglés por Jennifer Croft.

En octubre de 2019, la Academia Sueca anunció que el premio Nobel de Literatura de 2018, que no había podido ser otorgado en su año por cuestiones internas, recaía en Tokarczuk. En 2018 no se concedió el Premio Nobel de literatura por un escándalo de acoso sexual dentro de la academia sueca. El caso llevó a la renuncia de muchas de las mujeres académicas y con ello a una crisis interna sin antecedentes dentro de la institución – en toda la historia del Nobel (todo el s.XX), únicamente no se otorgó debido a las Guerras Mundiales -. Tokarczuk se convirtió en la segunda escritora de su país en obtener el galardón después de  la poeta Wislawa Szymborska, el quinto Nobel de literatura para un autor polaco y la decimoquinta mujer en recibirlo.  

El premio Nobel reconoció la obra de Olga Tokarczuk por su “imaginación narrativa que representa, con pasión enciclopédica, el cruce de fronteras como una forma de vida”.

Como anécdota podemos comentar que tras su obtención del Nobel de Literatura, el gobierno municipal de Breslavia, que colinda con el pueblo de Krajanow, en la frontera con Checoslovaquia, donde residía Olga,(desconocemos si sigue viviendo ahí) ofrecieron viajes gratuitos en el transporte público a quienes llevaran bajo el brazo –o en versión electrónica– un libro de su célebre escritora. 

Después de recibir el Nobel se publicó en español Los errantes (Anagrama, México, 2019). También tenemos Un lugar llamado antaño (1996) traducido por la editorial Lumen y Sobre los huesos de los muertos, (Siruela, 2016).

En la lista del periódico The Guardian sobre los 100 mejores libros publicados en lo que va del siglo XXI, Sobre los huesos de los muertos (Siruela, 2016) ocupa el sitio 75.

Enlaces de interés :

https://www.eldiario.es/cultura/libros/olga-tokarczuk-nobel-literatura-escuelas-no-ensena-historia-judios-holocausto_1_10546313.html

https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20200330/viaje-pasado-olga-tokarczuk/478703927_0.html

9 Poemas de T. S. Eliot

La canción de amor de J. Alfred Prufrock

Vamos, tú y yo,
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo
cual un paciente adormecido sobre la mesa por el éter:
vamos a través de ciertas calles semisolitarias,
refugios bulliciosos
de noches de desvelo en hoteluchos para pernoctar
y de mesones con el piso cubierto de aserrín y conchas de ostra,
calles que acechan cual debate tedioso
de intención insidiosa
que desemboca en un interrogante abrumador…
Ay, no preguntes: «¿De qué me hablas?»
Vamos más bien a realizar nuestra visita.

En el salón las señoras están deambulando
y de Miguel Ángel están hablando.

La neblina amarilla que se rasca la espalda sobre las ventanas,
el humo amarillo que frota el hocico sobre las ventanas,
lamió con su lengua las esquinas del ocaso,
se deslizó por la terraza, pegó un salto repentino,
y viendo que era una tarde lánguida de octubre,
dio una vuelta a la casa y se acostó a dormir.

Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para el humo amarillo que se arrastra por las calles
rascándose sobre las ventanas.
Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para preparar un rostro que afronte los rostros que enfrentamos.
Ya habrá tiempo para matar, para crear,
y tiempo para todas las obras y los días de nuestras manos
que elevan las preguntas y las dejan caer sobre tu plato;
tiempo para ti y tiempo para mí,
tiempo bastante aun para mil indecisiones,
y para mil visiones y otras tantas revisiones,
antes de la hora de compartir el pan tostado y el té.

En el salón las señoras están deambulando
y de Miguel Ángel están hablando.

Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para preguntarnos: ¿Me atreveré yo acaso? ¿Me atreveré?
Tiempo para dar la vuelta y bajar por la escalera
con una coronilla calva en medio de mi cabellera.
Ellos dirán: «¡Ay, cómo el pelo se le está cayendo!»
Mi sacoleva, el cuello que apoya firmemente mi barbilla,
mi corbata, opulenta aunque modesta y bien asegurada
por un sencillo prendedor.

Ellos dirán: «¡Ay, cuán flacos tiene los brazos y las piernas!
¿Me atreveré a perturbar el universo?
En un minuto hay tiempo
para decisiones y revisiones que un minuto revoca luego .

Porque para mi son conocidas a todas
vísperas,mañanas, tardes, he conocido,
mi vida, que con cucharas de café he medido
conozco aquellas voces que fallecen en un salto mortal
bajo la música que llega desde el rincón lejano del salón
Entonces, ¿cómo he de presumir?

Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos,
los ojos que nos sellan en una mirada formulada
estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado;
bien clavado retorciéndome sobre la pared.
¿Cómo comenzar entonces
a escupir las colillas de mis costumbres y mis días?
Entonces, ¿cómo he de presumir?
Pues he conocido ya los brazos, conocido a todos,
brazos de pulseras adornados, níveos y desnudos
(mas al fulgor de la lámpara cubiertos de leve vello de oro).

¿Será el perfume de un vestido
lo que me hace divagar así?
Brazos sobre una mesa reclinados o envueltos en los
pliegues de un mantón.

Entonces ¿habré de presumir?
¿Y cómo he de comenzar acaso?

Diré tal vez: he paseado por callejuelas al ocaso
y he visto el humo que sube de las pipas
de hombres solitarios en mangas de camisa, sobre las
ventanas reclinados.

Hubiera preferido ser un par de recias tenazas
que corren en el silencio de oceánicas terrazas.
¡Y la tarde, la incipiente noche, duerme sosegadamente!
Acariciada por unos dedos largos,
dormida, exhausta… o haciéndose la enferma
sobre el suelo extendida, junto a ti, junto a mí.
¿Tendré fuerza bastante después del té y los helados y las tortas,
para forzar la culminación de nuestro instante?
Aunque he gemido y he ayunado, he gemido y he rezado,
aunque he visto mi cabeza (algo ya calva) portada en una
fuente,
yo no soy un profeta -y ello en realidad no importa
demasiado-
he visto mi grandeza titubear en un instante,
he presenciado al Lacayo Eterno, con mi abrigo en sus
manos, reírse con desprecio,
y al fin de cuentas, sentí miedo.

Hubiera valido la pena, al fin de cuentas,
después de las tazas, la mermelada, el té,
entre las porcelanas, en medio de nuestra charla baladí,
hubiera valido la pena
morder con sonrisas la materia,
enrollar en una bola al universo
para arrojarla hacia algún interrogante abrumador.
Poder decir: «Soy Lázaro que regresa de la muerte
para os revelarlo todo, y así lo voy a hacer»…
Y si al poner en una almohada la cabeza, una dijera:
«No. No fue esto lo que quise decir.
No lo fue. De ninguna manera».

Hubiera valido la pena, al fin de cuentas,
sí hubiera valido la pena,
después de los ocasos, las zaguanes, las callejuelas
salpicadas,
después de las novelas, de las tazas de té y de las faldas
por los pisos arrastradas.
¿Después de todo esto y algo más?
Me es imposible decir justamente lo que siento.
Mas cual linterna mágica que proyecta diseños de nervios
sobre la pantalla,
hubiera valido la pena, si al colocar un almohadón o
arrancar una bufanda,
volviendo la mirada a la ventana, una hubiese confesado:
«No. No fue esto lo que quise decir.
No lo fue. De ninguna manera».

No. No soy el príncipe Hamlet. Ni he debido serlo;
más bien uno de sus cortesanos acudientes, alguien capaz
de integrar un cortejo, dar comienzo a un par de escenas,
asesorar al príncipe; en síntesis, fácil instrumento,
deferente, presto siempre a servir,
político, cauto y asaz meticuloso.
A veces, en realidad, casi ridículo.
A veces tonto de capirote.

Me vence la vejez. Me vence la vejez.
Luciré el pantalón con la manga al revés.

¿Me peinaré hacia atrás? ¿Me arriesgo a comer melocotones?
Me pondré pantalones de franela blanca
y me iré a pasear a lo largo de la playa.

He oído allí cómo entre ellas se cantan las sirenas.
Mas no creo que me vayan a cantar a mí.
Las he visto nadando mar adentro sobre las crestas de la marejada,
peinando las cabelleras níveas que va formando el oleaje
cuando de blanco y negro el viento encrespa el océano.

Nos hemos demorado demasiado en las cámaras del mar,
junto a ondinas adornadas con algaseojas y castañas,
hasta que voces humanas nos despiertan, y perecemos ahogados.

Están fregando platos en cocinas del sótano…

Están fregando platos en cocinas del sótano,
y en las pisoteadas aceras de la calle
advierto que las almas húmedas de las criadas
ya brotan con desánimo en las verjas.

Las pardas olas de la niebla traen
mil rostros angustiados del fondo de la calle,
y de la paseante con falda sucia arrancan
la sonrisa sin meta que se eleva en el aire
y al llegar al tejado ya se ha desvanecido.

Desde que el dorado octubre declinó en sombrío noviembre…

Desde que el dorado octubre declinó en sombrío noviembre
y las manzanas fueron recogidas y guardadas, y
la tierra se volvió ramas de muerte, pardas
y agudas, en un erial de agua y lodo,
el año nuevo espera, respira, espera, murmura en la sombra.
Mientras el labriego arroja a un lado la bota lodosa y tiende las manos al fuego,
el año nuevo espera, el destino espera su advenimiento.
¿Quién ha acercado las manos al fuego sin
recordar a los santos en el Día de Todos Santos,
a los mártires y santos que esperan? y ¿quién, tendiendo
las manos al fuego, negará a su maestro: y quién, calentándose junto al fuego, negará a su maestro?
Siete años, y ha terminado el verano,
siete años hace que el arzobispo nos dejó,
él, que fue siempre bueno con su rey.
Pero no estaría bien que regresara
El rey gobierna o gobiernan los señores,
hemos sufrido diversas tiranías;
pero casi siempre se nos deja a nuestros propios recursos,
y vivimos contentos si nos dejan en paz.
Tratamos de mantener nuestras casas en orden,
el mercader, tímido y cauto, se afana por reunir una modesta fortuna,
y el labriego se inclina sobre su pedazo de tierra, color de tierra su propio color,
y prefiere pasar inadvertido.
Ahora temo disturbios en las apacibles estaciones: el
invierno vendrá trayendo del mar a la muerte;
la ruinosa primavera llamará a nuestras puertas,
raíz y vástago nos comerán ojos y orejas,
el desastroso verano aplastará el lecho de nuestros arroyos
y aguardarán los pobres otro octubre moribundo.
¿Por qué el verano habría de consolarnos
de los fuegos del otoño y las nieblas invernales?
¿Qué haremos en el sopor del verano
sino esperar en estériles huertos otro octubre?
Alguna dolencia viene sobre nosotros. Esperamos, esperamos,
y los santos y mártires esperan a quienes serán mártires y santos.
El destino espera en la mano de Dios, que modela lo todavía informe:
yo he visto estas cosas en un rayo de sol.
El destino espera en la mano de Dios, no en las manos de los estadistas,
quienes, unas veces bien, otras mal, hacen proyectos y conjeturas
y abrigan propósitos que giran en sus manos en la trama del tiempo.
Ven, feliz diciembre, ¿quién te observará, quién te preservará?
¿Nacerá otra vez el Hijo de! Hombre en el pesebre del escarnio?
Para nosotros, los pobres, no hay acción, sino sólo esperar y dar testimonio.

Luna de miel

Han visto los Países Bajos, vuelven a Tierras Altas;
pero una noche de verano, helos aquí Ravena,
muy cómodos entre dos sábanas, donde doscientas pulgas;
el sudor estival y un fuerte olor a perra.

Están de espaldas, con las rodillas separadas,
cuatro piernas hinchadas de mordiscos.
Echan atrás las sábanas y usan mejor las uñas.
A menos de una legua está San Apolinario-
en -Clase, una basílica para conocedores,
capiteles de acanto que agita el viento.
Tomarán el tren horario a las ocho y de Padua
llevarán sus miserias a Milán,
donde se hallan la Cena y un restaurant barato.
Él piensa en las propinas, saca cuentas.
Habrán visto Suiza y atravesado Francia.
Y San Apolinario, derecho y ascético,
vieja fábrica de Dios desvinculada, guarda
todavía en sus piedras derrumbándose la forma precisa de Bizancio.

TS Eliot con Virginia Woolf (centro) y su esposa Vivien. Fotografía: Everett Collection Historical //Alamy Stock Photo

Burnt Norton

Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es mera abstracción
quedando como eterna posibilidad
solamente en el mundo de la especulación.
Lo que pudo haber sido y lo que fue
apuntan a un solo fin, que está siempre presente.

El primer coro de la roca

Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
el cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.

El viaje de los magos

“Qué helada travesía,
justo la peor época del año
para un viaje, y un viaje tan largo:
Los caminos hondos y el aire ríspido,
lo más recio del invierno”.
Y los camellos llagados, sus patas adoloridas, refractarios,
tendidos en la nieve que se derretía.
A veces añorábamos
los palacios de verano en las cuestas, las terrazas,
y las niñas sedosas que nos servían sorbetes.
Iban los camelleros blasfemando, mascullando,
huyendo, y pidiendo licor y mujeres,
y las fogatas se extinguían y no había refugios,
y las ciudades hostiles y los pueblos agresivos
y las aldeas sucias y caras:
cuánto tuvimos que aguantar.
Al final preferimos viajar de noche,
dormir a ratos,
con las voces cantando en nuestros oídos, diciendo
que todo esto era locura.

Entonces llegamos al amanecer a un valle templado,
húmedo, lejos de las nieves perpetuas, y olía a vegetación;
con un arroyo y un molino de agua que golpeaba la oscuridad,
y en el horizonte tres árboles,
y un viejo caballo blanco se fue galopando hacia la pradera.
Luego llegamos a una taberna con hojas de parra en el dintel,
seis manos junto a una puerta abierta
jugaban a los dados por un poco de plata,
y alguien pateaba los odres vacíos de vino,
pero no había información, y seguimos
y llegamos al anochecer, y justo a tiempo
encontramos el lugar; era (podríamos decir) satisfactorio.

Todo esto fue hace mucho tiempo, recuerdo,
y yo lo volvería a hacer, pero que quede
esto claro que quede
esto: ¿nos llevaron tan lejos
por un Nacimiento o por una Muerte? Hubo un Nacimiento,
teníamos pruebas y ninguna duda. Yo había visto nacer y morir,
pero pensaba que eran distintos: este Nacimiento
nos sometió a una dura y amarga agonía,
como la Muerte, nuestra muerte.
Regresamos a nuestros lugares, estos Reinos,
pero ya no estamos en paz aquí, bajo la antigua ley.
Con un pueblo extraño aferrado a sus dioses.
Cuánto gusto me daría otra muerte.

Voces de niños en el huerto

Voces de niños en el huerto
entre el tiempo de florecer y el tiempo de madurar:
cabeza dorada, cabeza carmesí,
entre la punta verde y la raíz.
Ala negra, ala parda, se cierne en lo alto;
veinte años y pasa la primavera;
hoy duele, mañana duele,
cubridme todo, luz en hojas;
cabeza dorada, ala negra,
agarrad, saltad,
brotad, cantad,
saltad hasta el manzano.

La tierra baldia

A Ezra Pound
il miglior fabbro
.
«NAM Sibyllam quidem Cumis ego ipse oculis meis
vidi in ampulla pendere, et cum illi pueri dicerent:
??????? ?? ??????; respondebat illa: ????????? ????.»
I. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS

Abril es el mes más cruel: engendra
lilas de la tierra muerta, mezcla
recuerdos y anhelos, despierta
inertes raíces con lluvias primaverales.
El invierno nos mantuvo cálidos, cubriendo
la tierra con nieve olvidadiza, nutriendo
una pequeña vida con tubérculos secos.
Nos sorprendió el verano, precipitóse sobre el Starnbergersee
con un chubasco, nos detuvimos bajo los pórticos,
y luego, bajo el sol, seguimos dentro de Hofgarten,
y tomamos café y charlamos durante una hora.
Bin gar keine Russin, stamm’aus Litauen, echt deutsch.
Y cuando éramos niños, de visita en casa del archiduque,
mi primo, él me sacó en trineo.
Y yo tenía miedo. Él me dijo: Marie,
Marie, agárrate fuerte. Y cuesta abajo nos lanzamos.
Uno se siente libre, allí en las montañas.
Leo, casi toda la noche, y en invierno me marcho al Sur.

¿Cuáles son las raíces que arraigan, qué ramas crecen
en estos pétreos desperdicios? Oh hijo del hombre,
no puedes decirlo ni adivinarlo; tu sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol bate,
y el árbol muerto no cobija, el grillo no consuela
y la piedra seca no da agua rumorosa. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja
(ven a cobijarte bajo la sombra de esta roca roja),
y te enseñaré algo que no es
ni la sombra tuya que te sigue por la mañana
ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo.

Frisch weht der Wind
der Heimat zu
mein Irisch Kind,
Wo weilest du?


«Hace un año me diste jacintos por primera vez;
me llamaron la muchacha de los jacintos.»
— Pero cuando regresamos, tarde, del jardín de los jacintos,
llevando, tú, brazados de flores y el pelo húmedo, no pude
hablar, mis ojos se empañaron, no estaba
ni vivo ni muerto, y no sabía nada,
mirando el silencio dentro del corazón de la luz.
Oed’ und leer das Meer.

Madame Sosostris, famosa pitonisa,
tenía un mal catarro, aun cuando
se la considera como la mujer más sabia de Europa,
con un pérfido mazo de naipes. Ahí —dijo ella—
está su naipe, el Marinero Fenicio que se ahogó,
(estas perlas fueron sus ojos. ¡Mira!)
aquí está la Belladonna, la Dama de las Rocas,
la dama de las peripecias.
Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí la Rueda,
y aquí el comerciante tuerto, y este naipe
en blanco es algo que lleva sobre la espalda
y que no puedo ver. No encuentro
al Ahorcado. Temed, la muerte por agua.
Veo una muchedumbre girar en círculo.
Gracias. Cuando vea a la señora Equitone,
dígale que yo misma le llevaré el horóscopo:
¡una tiene que andar con cuidado en estos días!

Ciudad Irreal,
bajo la parda niebla del amanecer invernal,
una muchedumbre fluía sobre el puente de Londres ¡eran tantos!
Nunca hubiera yo creído que la muerte se llevara a tantos.
Exhalaban cortos y rápidos suspiros
y cada hombre clavaba su mirada delante de sus pies.
Cuesta arriba y después calle King William abajo
hacia donde Santa María Woolnoth cuenta las horas
con un repique sordo al final de la novena campanada.
Allí encontré un conocido y le detuve gritando: «¡Stetson!,
¡tú, que estuviste contigo en los barcos de Mylae!
¿Aquel cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,
ha empezado a germinar? ¿Florecerá este año?
¿No turba su lecho la súbita escarcha?
¡Oh, saca de allí al Perro, que es amigo de los hombres,
pues si no lo desenterrará de nuevo con sus uñas!
Tú, hypocrite lecteur! — mon semblable — mon frère!» 

II. UNA PARTIDA DE AJEDREZ

La silla en que estaba sentada, como un bruñido trono,
se reflejaba en el mármol, donde el espejo
de soportes labrados con pámpanos y racimos
entre los cuales un Cupido dorado se asomaba
(otro ocultaba sus ojos bajo el ala)
copiaba las llamas de los candelabros de siete brazos
que arrojaban su luz sobre la mesa, mientras
el brillo de sus joyas, desbordando profusamente
de los estuches de raso, subió a su encuentro.
En redomas de marfil y cristal policromo,
destapadas, acechaban sus raros perfumes sintéticos,
ungüentos, en polvo o líquidos —turbando, confundiendo
y ahogando los sentidos en olor; agitados por el aire
fresco que soplaba de la ventana, ascendían,
alimentando las alargadas llamas de las velas,
proyectando sus humos sobre los laquearios,
animando los diseños del artesonado techo.
Enormes leños arrojados por el mar, patinados de cobre,
ardían verdes y anaranjados, en su marco de piedra policroma,
y en su luz mortecina nadaba un delfín tallado.
Sobre la repisa de la chimenea —ventana abierta
a una escena silvestre—estaba representada
la Metamorfosis de Filomela, tan rudamente forzada
por el bárbaro rey; pero aún allí el ruiseñor
llenaba todo el desierto con inviolable voz
y todavía ella lloraba, y aún el mundo persigue
«Tiu Tiu» a oídos sucios.
Y otros tocones marchitos de tiempo
se alzaban en los muros, donde figuras de ojos abiertos
se inclinaban, imponiendo silencio a la estancia.
Se oyeron pasos en la escalera.
Al resplandor del fuego, bajo el cepillo, sus cabellos
se cruzaron en puntos ígneos,
brillaron en palabras y se aquietaron salvajemente.

«Estoy nerviosa esta noche. Muy nerviosa. Quédate conmigo.
Háblame. ¿Por qué nunca hablas? Habla.
¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué?
Nunca sé en qué piensas. Piensas.»

Creo que nos hallamos en la calleja de las ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.

«¿Qué ruido es ese?»
                El viento bajo la puerta.
«¿Qué ruido es ese ahora? ¿Qué hace el viento?»
                Nada, como siempre. Nada.
                                                             «¿No
sabes nada? ¿No ves nada? ¿No
te acuerdas
de nada?»

Recuerdo
que esas perlas fueron sus ojos.
«¿Estás viva o no? ¿No hay nada en tu cabeza?»
                                                             Pero
O O O O ese aire shakespeaheriano:
es tan elegante
tan inteligente.
«¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?
¿Salir tal como estoy y andar por la calle
así sin peinar? ¿Qué haremos mañana?
(¿Qué haremos siempre?»

                               Agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
apretando nuestros ojos sin párpados, esperando que llamen a la puerta.

Cuando licenciaron al marido de Lil, yo dije —
y no pesé mis palabras, lo dije sin ambages,
DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA
Ahora Alberto va a regresar, procura lucir mejor.
Él querrá saber qué hiciste con el dinero que te dio
para arreglarte los dientes. Te lo dio, yo estaba allí:
que te los extraigan todos, Lil, y que te pongan una buena dentadura,
dijo él, juro que no puedo soportar mirarte.
Y yo tampoco, dije yo; piensa en el pobre Alberto,
que ha estado en el ejército durante cuatro años, quiere divertirse,
y si no lo hace contigo, ya encontrará otras, dije yo.
¡Oh hay otras!, dijo ella. Algo por el estilo, dije yo.
Entonces ya sé a quién agradecérselo, dijo ella, mirándome fijamente.
DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA
Si esto no te gusta, lo mismo da, dije yo.
Otras se aprovecharán si tú no puedes.
Pero si Alberto se marcha, no podrás decir que no te han avisado.
Deberías avergonzarte, dije, de parecer tan vieja
(y no tiene más que treinta y un años)
no es culpa mía, dijo, poniendo cara triste.
Son esas píldoras que tomé para abortar, dijo.
(Ha tenido cinco ya, y casi se muere en el parto de Jorge.)
El boticario me dijo que no sería nada, pero nunca he vuelto a ser la misma.
Eres una tonta de capirote, dije yo.
Bueno, si Alberto no te suelta, no puedes quejarte, dije.
¿Por qué te casaste si no te gustan los niños?
DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA
Bueno, aquel domingo Alberto estaba en casa, tenían jamón
y me invitaron a cenar para que saboreara el jamón caliente.
DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA
DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA
Buenas noches Bill. Buenas noches, Lou. Buenas noches, May. Buenas noches.
Adiós, adiós. Buenas noches. Buenas noches.
Buenas noches, señoras, buenas noches, adorables señoras, buenas noches, buenas noches.

 III. EL SERMÓN DEL FUEGO

El dosel del río se ha roto: los últimos dedos de las hojas
se aterran y se sumen en la húmeda ribera. El viento
cruza, silenciosamente, la tierra parda. Las ninfas se han marchado.
Dulce Támesis, discurre plácidamente, hasta que termine mi canción.
El río no arrastra botellas vacías, papeles de sandwiches,
pañuelos de seda, cajas de cartón, colillas
y otros testimonios de noches de estío. Las ninfas se han marchado.
Y sus amigos, los indolentes herederos de los potentados —
Se han marchado sin dejar sus direcciones.
A orillas del Leman me senté a llorar…
Dulce Támesis, discurre plácidamente, hasta que termine mi canción.
Dulce Támesis, discurre plácidamente, pues no hablaré alto ni extenso.
Pero detrás de mí, en una fría ráfaga, oigo
matraqueos de huesos y risas descarnadas.

Un ratón se deslizó blandamente entre los hierbajos
arrastrando su viscoso vientre por la orilla
mientras yo pescaba en el sombrío canal
en una tarde de invierno detrás del gasómetro
meditando sobre el naufragio de mi hermano rey
y sobre la muerte anterior de mi padre rey.
Cuerpos blancos, cuerpos desnudos sobre la baja tierra húmeda
y huesos arrojados en una guardilla baja y seca,
rozados sólo por la pata del ratón, año tras año.
Pero a mi espalda de vez en cuando oigo
un estrépito de bocinas y motores, que llevarán
a Sweeney en la primavera a casa de la señora Porter
oh, la luna brillaba sobre la señora Porter
y sobre su hija
ambas se lavan los pies con agua gaseosa
et O ces voix d’enfants, chantant dans la coupole!

Tuit tuit tuit
yag yag yag yag yag yag
tan rudamente forzada
Tereo.

Ciudad Irreal
bajo la parda niebla de un mediodía de invierno
el señor Eugenides, comerciante de Esmirna
sin afeitar, con un bolsillo lleno de pasas
C.i.f. Londres: documentos a la vista,
me invitó en francés demótico
a almorzar en el Hotel Cannon Street
y luego a pasar el fin de semana en el Metropole.

A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda
se alzan del escritorio, cuando el motor humano espera
como un taxímetro espera palpitando,
yo, Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas,
viejo con arrugados senos de mujer, puedo ver
a la hora violeta, esa hora del atardecer que nos empuja
hacia el hogar y envía del mar a casa al marinero,
la mecanógrafa, ya en casa a la hora del té, levanta la
mesa del desayuno, enciende
su estufa y prepara su comida de conservas.
Colgadas fuera de la ventana están puestas a secar
sus combinaciones acariciadas por los postreros rayos del sol,
sobre el diván (que por la noche le sirve de cama)
hay apilados medias, zapatillas, camisas y sostenes.
Yo, Tiresias, un viejo de tetas arrugadas
vi la escena, y predije el resto —
yo también esperaba al huésped previsto.
Él, un joven carbuncular, llega,
es un empleadillo cualquiera, de mirada atrevida,
uno de esos sujetos cuyo empaque le sienta
como una chistera sobre un millionario de Bradford.
El momento es propicio, como él esperaba,
La cena ha terminado, ella está aburrida y cansada,
él trata de excitarla con caricias
que aun cuando son irreprochables, no son deseadas.
Sonrojado y decidido, él empieza el asalto;
sus manos exploradoras no encuentran resistencia;
su vanidad no necesita respuesta,
y hasta acoge bien su indiferencia.
(Y yo, Tiresias, preví, sufriendo,
todo lo que ocurrió en este mismo diván o cama;
yo, que estuve sentado bajo los muros de Tebas
y anduve por el infierno de los muertos.)
Él le otorga un final beso protector,
y baja a tientas por la oscura escalera…

Ella se vuelve y se mira un momento en el espejo,
sin advertir que su amante ya no está;
su cerebro formula un vago pensamiento:
«Bueno, el asunto terminó ya, y me alegro que así sea».
Cuando una mujer adorable comete tales locuras
y luego vuelve a pasearse sola por su cuarto,
se alisa el pelo con mano automática
y pone un disco en el gramófono.

«Esta música se deslizó junto a mí sobre las olas»
y a lo largo del Strand, calle Reina Victoria arriba
oh Ciudad Ciudad, a veces puedo escuchar
cerca de un bar de la calle Lower Thames,
el agradable lamento de una mandolina
y la bulla y la charla que sale del interior
donde los vendedores de pescado huelgan al mediodía:
donde los muros
de Magnus Mártir conservan
un inefable esplendor de jónica blancura y oro.                

El río suda
                aceite y brea
                las barcazas derivan
                con la cambiante marea
                velas rojas
                anchas
                a sotavento, oscilan en los mástiles
                las barcazas hunden
                leños flotantes
                al sur de Greenwich
                más allá de la Isla de los Perros
                       Weialala leia
                        Wallala leialala                

Elizabeth y Leicester
                remando
                la proa era
                un casco dorado
                rojo y oro
                rizó ambas orillas
                el viento del sudoeste
                cargó agua abajo
                el son de las campanas
                torres blancas
                       Weialala leia
                       Wallala leialala.               

 «Tranvías y polvorientos árboles.
                Highbury me hizo. Richmond y Kew
                me deshicieron. Cerca de Richmond levanté las rodillas
                acostada en el fondo de una angosta canoa.»               

 «Mis pies están en Moorgate y mi corazón
                bajo mis pies. Después de lo ocurrido
                él lloró. Me prometió “empezar de nuevo”
                No contesté nada. ¿Para qué guardarle rencor?»                

«En la playa de Margate
                no puedo relacionar
                nada con nada.
                Las uñas rotas de manos sucias.
                Mi gente, humilde gente que no espera
                nada.»
                               la la.               
 Y entonces me marché a Cartago                
Quemando quemando quemando quemando                
Oh, Señor, Tú me arrancas
                Oh, Señor, Tú arrancas
                quemando.

 IV. MUERTE POR AGUA

FLEBAS, el Fenicio, que murió hace quince días,
olvidó el chillido de las gaviotas y el hondo mar henchido
y las ganancias y las pérdidas.
                Una corriente submarina
recogió sus huesos susurrando. Cayendo y levantándose
remontó hasta los días de su juventud
y entró en el remolino.
                Pagano o judío
oh, tú, que das vuelta al timón y miras a barlovento,
piensa en Flebas, que otrora fue bello y tan alto como tú. 

V. LO QUE DIJO EL TRUENO

Después de la roja luz de las antorchas sobre rostros sudorosos,
después del gélido silencio en los jardines
después de la agonía en lugares pétreos
y el griterío y el lloro
y prisión y palacio y reverberación
de trueno primaveral sobre lejanos montes
aquel que estaba vivo ahora está muerto
nosotros que vivíamos ahora estamos muriendo
con un poco de paciencia.

Aquí no hay agua, sólo roca,
roca y no agua, el camino arenoso
el camino serpentea entre las montañas
que son montañas rocosas sin agua
si hubiese agua nos detendríamos a beber
entre las rocas uno no puede detenerse y pensar
el sudor es seco y los pies se hunden en la arena
si por lo menos hubiera agua entre las rocas
muerta montaña boca de dientes cariados que no puede escupir
aquí no puede uno ni pararse ni acostarse ni sentarse
ni siquiera hay silencio en las montañas
sino el seco trueno estéril sin lluvia
ni siquiera hay soledad en las montañas
sino adustos rostros rojos que escarnecen y rezongan
en los umbrales de casas de fango hendido.

                                                   Si hubiese agua
y no rocas
si hubiese rocas
y también agua
y agua
un manantial
una hoya entre las rocas
si sólo se oyera rumor de agua
no la cigarra
ni la hierba seca cantando
sino rumor de agua sobre una roca
allí donde el zorzal canta entre los pinos
drip drop drip drop drop drop drop
pero no hay agua

¿Quién es ese tercero que camina siempre a tu lado?
cuando cuento, sólo somos dos, tú y yo, juntos
pero cuando miro delante de mí sobre el blanco camino
siempre hay otro que marcha a tu lado
deslizándose envuelto en una capa parda, encapuchado
no sé si es un hombre o una mujer
— ¿pero quién es ése que va a tu lado?

Qué sonido es ése que se oye en la altura
murmullo de lamento maternal
qué hordas encapuchadas son ésas que hormiguean
Por las llanuras infinitas, tropezando en las grietas
de una tierra limitada por el raso horizonte
qué ciudad es ésa sobre las montañas
chasquidos y reformas y llamas en el aire violeta
torres que se derrumban
Jerusalén Atenas Alejandría
Viena Londres
irreales.

Una mujer se soltó la larga cabellera negra
y suscitó una susurrante música con esas cuerdas
y murciélagos de rostros infantiles silbaban
en la luz violeta, y batían sus alas
y con cabeza hacia abajo se deslizaron por el negro muro
y de volteadas torres en el aire
caía un redoblar de campanas reminiscentes, que daban la hora
y se oían cantos dentro de cisternas vacías y agotados pozos.

En esta arruinada cavidad en medio de las montañas
bajo la mortecina claridad de la luna la hierba canta
sobre las desplomadas tumbas alrededor de la capilla
allí esta la desierta capilla donde sólo habita el viento.
No tiene ventanas y la puerta se balancea,
los huesos secos a nadie pueden dañar.
Sólo un gallo se alzaba en la cumbrera
co co rico co co rico
a la claridad de un relámpago. Luego vino una racha húmeda
trayendo lluvia.

Ganga estaba hundido y las hojas frágiles
esperaban la lluvia, mientras las negras nubes
se amontonaban a lo lejos, sobre el Himavant.
La selva se agachó, se encorvó en silencio.
Entonces habló el trueno
DA
Datta: ¿qué hemos dado?
Amigo mío, la sangre que sacude mi corazón
la espantosa audacia de un momento de debilidad
que un siglo de prudencia no puede borrar
por eso y eso sólo es por lo que hemos existido
y ello no se hallará registrado en nuestros obituarios
ni en los recuerdos que cubre la benéfica araña
ni bajo los sellos que rompe el flaco notario
en nuestros vacíos aposentos
DA
Dayadhwam: he oído la llave
voltear en la cerradura una vez y sólo una vez
pensamos en la llave, cada cual en su prisión
pensando en la llave, cada cual confirma una prisión
pero al anochecer, etéreos rumores
reaniman por un momento a un Coriolano roto
DA
Damyata: el barco obedeció
alegremente a la mano hábil para la vela y el remo
el mar estaba tranquilo, tu corazón podía haber respondido
alegremente a la invitación, palpitando obediente
a las diestras manos.                               

Me senté en la orilla
a pescar, con la árida llanura a mi espalda
¿Pondré por lo menos orden en mis tierras?
El Puente de Londres está cayendo cayendo cayendo
Poi s’ascose nel foco che gli affina
Quando fiam uti chelidon —Oh, golondrina, golondrina
Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie
Estos fragmentos han sostenido mis ruinas
Why then Ile fit you. Hieronymo’s mad againe.
Datta. Dayadhwam. Damyata.
Shantih shantih shantih


FIN

The Waste Land, 1922

Traducción de Agustí Bartra

Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (San Luis, Misuri. EE.UU.; 26 de septiembre de 1888-Londres; 4 de enero de 1965). Poeta, dramaturgo y crítico literario. Es considerado como uno de los poetas mayores de la literatura universal. En 1948, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura «por su destacada contribución en el avance de la poesía contemporánea«.

Hijo de Charlotte Champe Stearns, amante de la literatura y poeta, autora de un drama poético titulado Savaranola (para cuya edición posterior habría de escribir un prólogo el propio Eliot) y de  Henry Ware Eliot, importante hombre de negocios, presidente y tesorero de la Hydraulic-Press Brick Company de San Louis.

Su familia le permitió la más amplia educación disponible en su tiempo, sin la influencia de su padre para ser “práctico” y dedicarse a los negocios. De Smith Academy en St. Louis pasó a Milton, en Massachusetts; de Milton ingresó a Harvard en 1906; recibió un B.A. en 1909, después de tres en lugar de los cuatro años habituales. Los hombres que lo influyeron en Harvard fueron George Santayana, el filósofo y poeta, y el crítico Irving Babbitt. De Babbitt derivó una actitud antirromántica que, amplificada por su lectura posterior de los filósofos británicos F.H. Bradley y T.E. Hulme, duró toda su vida. En el año académico 1909-10 fue asistente de filosofía en Harvard.

Pasó el año 1910-11 en Francia, asistiendo a las conferencias de filosofía de Henri Bergson en la Sorbona y leyendo poesía con Alain-Fournier. El estudio de Eliot de la poesía de Dante, de los escritores ingleses John Webster y John Donne, y del simbolista francés Jules Laforgue lo ayudó a encontrar su propio estilo.

De 1911 a 1914 estuvo de regreso en Harvard, leyendo filosofía india y estudiando sánscrito. En 1913 leyó Appearance and Reality de Bradley; en 1916 había terminado, en Europa, una disertación titulada «Conocimiento y experiencia en la filosofía de F.H. Bradley». Pero la Primera Guerra Mundial había intervenido y nunca regresó a Harvard para tomar el examen oral final para el doctorado. En 1914 Eliot conoció y comenzó una estrecha asociación con el poeta estadounidense Ezra Pound.

Eliot luchó por crear nuevos ritmos de verso basados ??en los ritmos del habla contemporánea. Buscó una dicción poética que pudiera ser hablada por una persona culta, siendo “ni pedante ni vulgar”.

Su primera publicación importante, y la primera obra maestra del Modernismo en inglés, fue “The Love Song of J. Alfred Prufrock” (1915). En 1919 publicó Poemas, que contenía el poema “Gerontion”, un monólogo interior meditativo en verso blanco; nada como este poema había aparecido en inglés.

Con la publicación en 1922 de su poema The Waste Land, Eliot ganó reputación internacional. The Waste Land expresa con gran fuerza el desencanto, la desilusión y el disgusto del período posterior a la Primera Guerra Mundial. En una serie de viñetas, vagamente unidas por la leyenda de la búsqueda del Grial, retrata un mundo estéril de miedos aterradores y estéril. concupiscencias, y de seres humanos que esperan alguna señal o promesa de redención. El estilo del poema es muy complejo, erudito y alusivo, y el poeta proporcionó notas y referencias para explicar las numerosas citas y alusiones de la obra. Este suplemento académico distrajo a algunos lectores y críticos de percibir la verdadera originalidad del poema, que radica más en su interpretación de la situación humana universal del hombre que desea la salvación, y en su manipulación del lenguaje, que en su variedad de referencias literarias. Eliot expresa la desesperanza y la confusión del propósito de la vida en la ciudad secularizada, la decadencia de la urbs aeterna (la “ciudad eterna”). Este es el tema final de The Waste Land, concretado por los constantes cambios retóricos del poema y sus yuxtaposiciones de estilos contrastantes. Pero The Waste Land no es un simple contraste del pasado heroico con el presente degradado; es, más bien, una conciencia simultánea e intemporal de la grandeza moral y el mal moral. El manuscrito original del poema de unas 800 líneas se redujo a 433 por sugerencia de Ezra Pound. The Waste Land no es el mayor poema de Eliot, aunque es el más famoso.

El primer poema largo después de su conversión fue el Miércoles de Ceniza (1930), una meditación religiosa en un estilo completamente diferente al de cualquiera de los poemas anteriores.

En el ensayo “Tradition and the Individual Talent”, que aparece en su primer volumen crítico, The Sacred Wood (1920), Eliot afirma que la tradición, tal como la usa el poeta, no es una mera repetición de la obra del pasado inmediato (“ la novedad es mejor que la repetición”, dijo); más bien, comprende toda la literatura europea, desde Homero hasta el presente.

La crítica y la poesía de Eliot están tan entrelazadas que es difícil discutirlas por separado. El gran ensayo sobre Dante apareció dos años después de que Eliot fuera confirmado en la Iglesia de Inglaterra (1927); en ese año también se convirtió en súbdito británico.

Otros dos ensayos, publicados por primera vez el año después de The Sacred Wood, casi completan el canon crítico de Eliot: «The Metaphysical Poets» y «Andrew Marvell», publicados en Selected Essays, 1917–32 (1932). En estos ensayos efectúa una nueva perspectiva histórica sobre la jerarquía de la poesía inglesa, colocando en la cima a Donne y otros poetas metafísicos del siglo XVII y rebajando a los poetas de los siglos XVIII y XIX. La segunda frase famosa de Eliot aparece aquí: “disociación de la sensibilidad”, inventada para explicar el cambio que se produjo en la poesía inglesa después de Donne y Andrew Marvell. Este cambio le parece consistir en una pérdida de la unión de pensamiento y sentimiento. La frase ha sido atacada, pero no se puede negar el hecho histórico que la originó, y con la poesía de Eliot y Pound tuvo una fuerte influencia para revivir el interés por ciertos poetas del siglo XVII.

La obra maestra de Eliot es Four Quartets, que se publicó como libro en 1943, aunque cada “cuarteto” es un poema completo. “Burnt Norton” fue el primero de los cuartetos; había aparecido en los Poemas completos de 1936. Es una meditación sutil sobre la naturaleza del tiempo y su relación con la eternidad. Siguiendo este modelo, Eliot escribió tres poemas más: «East Coker» (1940), «The Dry Salvages» (1941) y «Little Gidding» (1942), en los que exploraba a través de imágenes de gran belleza y poder inquietante. su propio pasado, el pasado de la raza humana y el significado de la historia humana. Cada uno de los poemas era autosuficiente, pero cuando se publicaron juntos se vio que componían una sola obra, en la que los temas y las imágenes se repetían y se desarrollaban de manera musical y se llevaban a una resolución final. Esta obra causó una profunda impresión en el público lector, e incluso aquellos que no pudieron aceptar las creencias cristianas de los poemas reconocieron la integridad intelectual con la que Eliot persiguió su tema principal, la originalidad de la forma que había ideado y el dominio técnico de su verso. Este trabajo llevó a la concesión a Eliot, en 1948, del Premio Nobel de Literatura.

La creencia de Eliot de que incluso el drama secular atrae a personas que inconscientemente buscan una religión lo llevó a poner el drama por encima de todas las demás formas de poesía. Todas sus obras están en un verso blanco de su propia invención, en el que el efecto métrico no se aprehende aparte del sentido; así trajo de vuelta el “drama poético” al escenario popular. The Family Reunion (1939) y Murder in the Cathedral son tragedias cristianas: la primera una tragedia de venganza, la segunda del pecado del orgullo. Asesinato en la catedral es una obra de teatro milagrosa moderna sobre el martirio de Thomas Becket. La característica más llamativa de esta, su obra de mayor éxito, es el uso de un coro a la manera tradicional griega para hacer comprensible a la humanidad común el significado de la acción heroica. The Family Reunion (1939) fue menos popular.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Eliot volvió a escribir obras de teatro con The Cocktail Party en 1949, The Confidential Clerk en 1953 y The Elder Statesman en 1958. Estas obras son comedias en las que las tramas se derivan del drama griego. En ellos, Eliot aceptó las convenciones teatrales actuales en su forma más convencional, sometiendo su estilo a un nivel conversacional y evitando los pasajes líricos que dieron belleza a sus obras anteriores. Sólo The Cocktail Party, que se basa en el Alcestis de Eurípides, logró un éxito popular.

La carrera de Eliot como editor fue secundaria a sus principales intereses, pero su revista trimestral, The Criterion (1922-1939), fue la revista crítica internacional más distinguida de la época. Fue “director”, o editor en activo, de la editorial Faber & Faber Ltd. desde principios de la década de 1920 hasta su muerte y, como tal, fue un patrocinador generoso y exigente de los poetas jóvenes.

En cuanto a su vida personal es un hecho que Eliot mantuvo rigurosamente su vida privada en un segundo plano.

Ejemplo la relación entre el poeta y Emily Hale, maestra y amiga desde su juventud y con la que se envió más de mil cartas de amor.

Emily y Eliot se conocieron en Massachusets en 1912, cuando tenían tan solo 21 y 24 años respectivamente, en una representación de Emma, de Jane Austen. Se dice que la conexión entre los dos fue inmediata, pero poco después él se iría a Inglaterra, donde viviría durante 12 años, aunque con una proposición de matrimonio antes de su marcha en la que ella no fue rotunda y que él interpretó como un «no». En ese momento comienza el intercambio de correspondencia que les acompañaría durante más de dos décadas.

El reencuentro entre ambos, siempre por carta, se produjo en 1927, con una carta que le envía ella, ya profesora de Arte Dramático en el Scripps College de Claremont, pidiéndole recomendaciones de lecturas para sus alumnos. Él ya había publicado sus obras más famosas como La tierra baldía o La canción de amor de J. Alfred Prufrock y era profundamente infeliz en su matrimonio con la también escritora, pintora y pianista Vivienne Haigh-Wood, con quien se había casado en 1915. Después de 1933, ella enfermó mentalmente y vivieron separados; Vivien murió en 1947. Sin embargo, cuando Vivianne muere en 1949 y él queda «completamente libre» para rehacer su vida, no es con Emily con quien se promete, sino con con Valerie Fletcher, 38 años más joven que él y una de sus secretarias en Faber&Faber. Este compromiso no sólo afectó a Emily, que tuvo que ser ingresada por una crisis nerviosa tras conocer la noticia, sino también a Mary Trevelyan, otra mujer con la que mantenía un romance en esos momentos. Todas las biógrafas de Eliot coinciden en que las mujeres que pasaron por la vida del escritor acabaron, de alguna forma, engañadas.

En enero de 1957, con 69 años, Eliot se casó con Valerie Fletcher, con quien vivió hasta su muerte en 1965, quien se convirtió en su albacea literaria.

A los 14, Valerie había escuchado su trabajo leído por John Gielgud y supuestamente prometió conocer y casarse con el gran poeta. Decidida a «llegar al autor», le escribió, consiguió que le firmara un libro y se obsesionó aún más. Finalmente, su sueño se hizo realidad y fue contratada por su secretaria en 1949, volviéndose indispensable en todos los aspectos de su vida y provocando las burlas de otras secretarias que observaron su devoción. Finalmente, en 1956 Eliot le propuso matrimonio por carta, todavía dirigiéndose a ella como ‘Miss Fletcher’.

El señor y la señora Eliot descubrieron la felicidad sin límites. Rejuvenecido y encantado, admitió que este era un mundo que nunca había conocido: «Valerie me transformó». Elogia a su esposa con alegría en el poema de amor franco, A Dedication To My Wife.

Un detalle de esta absorbente biografía es silenciosamente conmovedor. Después de la muerte de su esposo, hasta la de ella en 2012, Valerie Eliot recibió un ramo de flores todos los lunes en su departamento de Kensington. Su amado Tom había arreglado esto con su abogado, una prueba semanal de su amor eterno.

Como albacea, Valeri fue responsable de publicar una variedad de ediciones de la obra y las cartas de Eliot, y también aprobó la adaptación de Andrew Lloyd Webber del verso ligero de Eliot del Libro de gatos prácticos de Old Possum (1939) en el musical Cats (1981).

¿ Pero qué pasó con esas 1.131 cartas que se intercambiaron Emily y Eliot?. Tras poner fin a la relación, Emily tiene la idea de donar esas cartas para que expertos pudieran investigar su vida y su obra en un futuro y, aunque Eliot no se negó, pone una única condición: que nadie pudiera abrirlas hasta pasados 50 años del fallecimiento del que más tarde muriera de los dos.

En 2017, la editorial Visor publicó el primer tomo de sus Poesías completas, 1909 – 1962, y en su desbordante recorrido de mil ciento cuarenta y cinco páginas, en impecable edición bilingüe, con la incorporación de un centenar de poemas inéditos.

En 2019 se estrenó el documental T.S Eliot: En busca de la felicidad dirigido por Adrian Munsey y Vance Goodwin, que cuenta los altibajos románticos de la vida de T.S Eliot, cuya obra se convertiría en el material de base de «Cats», uno de los mayores éxitos de la historia de Broadway.

Enlaces de interés :

https://www.britannica.com/biography/T-S-Eliot/Later-poetry-and-plays

https://www.theguardian.com/books/2017/jun/02/diaries-of-ts-eliots-first-wife-reveal-her-torment-at-end-of-their-marriage

https://cadenaser.com/programa/2020/08/16/a_vivir_que_son_dos_dias/1597571279_057443.html

https://www.dailymail.co.uk/home/books/article-10858465/T-S-Eliot-lonely-deeply-unhappy-fell-erotically-love-younger-woman.html

https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-eliot-esta-principio-201810120203_noticia.html

https://theconversation.com/por-que-no-despreciar-el-teatro-de-t-s-eliot-174729

Documental » En busca dela felicidad» https://www.filmin.es/player?type=film&mediaId=42806

11 Poemas de Borís Pasternak,Борис Пастернак

Ночь

Идет без проволочек
И тает ночь, пока
Над спящим миром летчик
Уходит в облака.

Он потонул в тумане,
Исчез в его струе,
Став крестиком на ткани
И меткой на белье.

Под ним ночные бары,
Чужие города,
Казармы, кочегары,
Вокзалы, поезда.

Всем корпусом на тучу
Ложится тень крыла.
Блуждают, сбившись в кучу,
Небесные тела.

И страшным, страшным креном
К другим каким-нибудь
Неведомым вселенным
Повернут Млечный путь.

В пространствах беспредельных
Горят материки.
В подвалах и котельных
Не спят истопники.

В Париже из-под крыши
Венера или Марс
Глядят, какой в афише
Объявлен новый фарс.

Кому-нибудь не спится
В прекрасном далеке
На крытом черепицей
Старинном чердаке.

Он смотрит на планету,
Как будто небосвод
Относится к предмету
Его ночных забот.

Не спи, не спи, работай,
Не прерывай труда,
Не спи, борись с дремотой,
Как летчик, как звезда.

Не спи, не спи, художник,
Не предавайся сну.
Ты вечности заложник
У времени в плену.

Noche

Sin descanso la noche
avanza y se difunde
sobre el mundo que duerme,
mientras un aviador asciende entre las nubes;

Se adentra en el oleaje
fluctuante de la niebla,
se vuelve una inicial sobre una sábana,
una pequeña cruz bordada en tela.

Allá abajo los bares
nocturnos, los cuarteles,
ciudades extranjeras y estaciones,
maquinistas y trenes.

Una sombra de ala se recorta
en toda su extensión contra una nube.
Los astros por lo negro, silenciosos,
vagan en muchedumbre.

Y quién sabe hacia cuáles
desconocidos universos,
con terrible, terrible inclinación,
la Vía Láctea extiende su sendero.

En espacios sin fin los continentes
incesantes llamean.
En las calderas, en los sótanos,
los fogoneros velan.

En París, bajo el filo de los techos
Venus o Marte
se asoman para ver qué nueva farsa
proclama el manifiesto.

Y allá, en un resplandor de lejanías,
hay quien no puede conciliar el sueño
en la antigua buhardilla
recubierta de tejas.

Él contempla el planeta
como si el firmamento
fuese el único objeto
del afán de sus noches.

No te adormezcas, no duermas, trabaja,
no hagas un alto en tu tarea,
no duermas, lucha contra el sueño,
lo mismo que el piloto, o que la estrella.

No duermas, artista, no duermas,
no te entregues al sueño.
Que de lo eterno tú eres el rehén
en la prisión del tiempo.

Si hubiera yo sabido…

Si hubiera yo sabido lo que pasa

la vez primera que volqué mi pecho:

que del verso de sangre brota sangre;

que puede estrangularte el sentimiento,

          la verdad es que habría renunciado

          de antemano a quemarme en ese fuego.

          ¡Pero fue tan pequeño el primer soplo…

          la meta parecía estar tan lejos…!

Mas al igual que la indolente Roma

suelen portarse la vejez y el verso:

la muerte, no palabras los aplaca;

sacrificios exigen, no su gesto.

Que cuando — gladiador que va a la arena—

se desborda el torrente del aliento,

lo abandona el artista, y es juguete

del destino, la túnica del tiempo.

1932

Transformación

Era amigo en un tiempo de los pobres,
no por nobleza alguna de ánimo,
sino porque la vida sólo entre ellos
transcurría sin falsedad, sin fastos.

Frecuentaba las casas de los nobles
y los ambientes refinados;
No obstante, aborrecía a los parásitos
y amaba la miseria más odiosa.

Y me esforzaba por hacerme amigo
de los que trabajaban como obreros,
de modo que me hacían un honor
al acogerme entre los harapientos.

Tangible, sin palabras, sustancial,
firme y robusta era la vida
en la desolación de aquellos sótanos
y en aquellos altillos sin cortinas.

Y también yo me corrompí
al tocarme la ruina de la época;
Se hicieron optimistas, bien pensantes,
y el dolor transformaron en vergüenza.

Para todos aquellos en los cuales confiaba
desde hace tiempo soy un sospechoso,
y al hombre lo he perdido desde cuando
fue perdido por todos.

Los hermanos Borís, Josefina, Lydia y Aleksandr pintado por su padre L. Pasternak (1914)

El vencedor

¿Os acordáis del hielo en la garganta

cuando el tropel de la barbarie ciega

desbordó su estridencia en nuestro suelo

sembrándolo de invierno sin promesas?

          La razón opusimos como escudo

          contra el cual no hay ariete que no ceda.

          ¡Cómo venció al destino Leningrado!

          ¡Qué reluciente roca de firmeza!

Y cuando, en la escalada de su hazaña,

rompió el anillo que oprimió sus piedras,

¡con qué asombrado grito de entusiasmo

se derramó el aplauso sin fronteras!

          ¡Oh qué inmensa la gloria de ese nombre

          donde culmina el sol de la leyenda!

          Cuanto fuera imposible, Leningrado

          lo realizó en el cielo y en la tierra.

1944

Borís Pasternak y su familia en los años 1920

Hasta la esencia misma de las cosas…

Hasta la esencia misma de las cosas

llegar quisiera:

en el trabajo, caminando a tientas,

o en la embriaguez confusa del amor.

          Hasta el porqué del tiempo ya pasado,

          la savia que alimenta sus raíces…

          la luz de sus orígenes,

hasta el soplo que enciende el corazón,

sintiendo el suave tacto

del hilo de la vida, de los hechos

para meterme dentro, estar en ellos

y un mundo con mis manos alumbrar.

          ¡Ah sí del soplo aquel estremecieran

          mis dedos la caricia…!

          Escribir en tal caso yo podría

          de la virtud de un alma pasional;

de la injusticia, el cuenco de las manos,

de la caza del hombre,

de la sorpresa en que el azar se esconde,

del pecado diría su sabor;

          su ley descubriría

          descortezando el velo de su grano,

          y entonces ya sabría el gesto mágico

          con que apresar su voz.

Irguiendo su estatura, como tilos

temblorosos y firmes,

alineados por cientos o por miles,

cultivaría versos mi jardín:

          versos con el aliento de la rosa,

          la gracia de la menta,

          de los juncos, el canto de la siega…

          con la fuerza del trueno para herir.

Así sembró Chopin el misterioso

mensaje de los sotos, de las tumbas,

de los campos polacos en su música

transida de dolor…

          Que si tenemos preparado el arco,

          tirante cada vena, alcanzaremos

          con nuestra flecha el premio

          por cuyo fruto apuesta el corazón.

1956

La suplente

Vivo con tu retrato,
el que ríe a carcajadas,
ese en que los tendones de las muñecas
crujen,
el que rompe los dedos
sin quererlos soltar,
el que uno mira y mira
y se siente muy triste.

El que del crujir de los tronos
y la marcha de Rákochi,
los cristalillos del salón,
el cristal y los invitados,
corre ardiente por el piano
y salta
por nudillos, rosetones, rosas
y huesos

para, el peinado aflojando,
alocado, travieso,
los prendedores del cabello
en el gorrito,
valsar a placer en rededor,
entre bromas,
mordisqueando el chal, cual tortura,
respirando apenas.

Para, apretando la corteza
con la mano,
de mandarina fríos gajos
engullir con premura,
por volver a la sala con arañas,
tras los cortinajes,
al olor de aquel vals,
que otra vez resonaba atrayente.

Así se sentaría el torbellino
a fin de, como apuesta,
impulso de vapores en camino,
y agujas, y tinieblas,
cual musulmán faquir,
en un instante,
llevarse sin pestañear .

Y declarar que no es ningún corcel,
ni un susurro travieso de los montes,
pero, que esas rosas que lleva al costado
la arrastran a galope tendido.

No es él, no es el susurro de los montes,
no es él, no es el sonido de herraduras,
sino tan sólo, solamente,
la que está ceñida por el pañuelo.

Y no es otra cosa que el tul y el destino,
el alma, el gorrito y los pies,
que corren al compás del torbellino,
llevándola en sus sueños susurrantes.

A ellos, a ellos:
¡y en burla cruel,
yo me río a placer,
con ganas locas,
para envidia de esos secos danzarines,
me río hasta saltárseme las lágrimas!

Boris Pasternak, Olga Ivinskaya y la hija de Olga Irina Yemelyanova. Museo: Colección privada.

Eva

Los árboles se inclinan sobre el río,
y el mediodía en los acantilados
de la costa arrojó hacia los remansos
como una red de pescador, las nubes.

Como una inmensa red, el cielo se hunde,
y en este cielo, como en una trama,
nada la multitud de los bañantes:
Hombres, mujeres, niños.

Cinco o seis salen por el mimbreral
hacia la orilla, silenciosamente,
y retuercen sus mallas
encima de la arena.

Y son los nudos de la tela como
culebras que se anillan y revuelven,
como si la serpiente tentadora
se agazapara entre las hebras húmedas.

Oh mujer, en tus gestos y en tus ojos
no hay engaño posible para mí.
Eres como una mano en la garganta
cuando la ahoga la emoción.

Fuiste formada como en un bosquejo,
como un trazo insinuado de otro ciclo,
como si de verdad, mientras dormía,
te hubieras levantado de mi tórax

Y al instante ya huyeras de mis manos
y eludieras mi abrazo, mujer, toda
tú asombro y miedo, angustia
del corazón del hombre.

Traducción de Pablo Anadón

Alma

Alma mía, que sufres
por los que te rodean,
te has convertido en el sepulcro
de todos los que penan en la tierra.

Sus cuerpos embalsamas,
les consagras tus versos,
la lira, sollozante,
alza por ellos un lamento.

En nuestra época egoísta
defiendes el temor y la conciencia
como una urna funeraria
donde reposen sus cenizas.

Los tormentos de todos
te han puesto de rodillas.
Hueles a polvo de cadáver,
a fosas y a obitorios.

Alma mía, escudilla,
de todo, todo aquello que aquí has visto,
Has ido haciendo una mixtura
triturando, lo mismo que un molino.

Y muele todavía
cuanto me ha sucedido,
casi cuarenta años de esta vida,
en humus de las tumbas.

Traducción de Pablo Anadón

Festines

Bebo la amargura de los nardos,
la amargura de cielos otoñales,
y en ellos el chorro ardiente de tus traiciones.
Bebo la amargura de las tardes, las noches,
y las multitudes,
la estrofa llorosa de inmensa amargura.

La sensatez de engendros de talleres no sufrimos.
Hostiles somos hoy al pan seguro.
Inquieta el viento aquel de los coperos brindis,
que, muy posiblemente, jamás se cumplirán.

Heredamiento y muerte son comensales nuestros.
Y en la serena aurora, los picos de los árboles llamean.
En la galletera, cual ratón, rebusca un anapesto,
y Cenicienta cambia con premura de vestido.

Suelos barridos, en el mantel… ni una migaja.
El verso es sereno cual beso infantil.
Y corre Cenicienta, en su coche si hay suerte,
y cuando no hay ni blanca, con sus piernas también.

Гамлет

Гул затих. Я вышел на подмостки.
Прислонясь к дверному косяку,
Я ловлю в далеком отголоске,
Что случится на моем веку.

На меня наставлен сумрак ночи
Тысячью биноклей на оси.
Если только можно, Aвва Oтче,
Чашу эту мимо пронеси.

Я люблю твой замысел упрямый
И играть согласен эту роль.
Но сейчас идет другая драма,
И на этот раз меня уволь.

Но продуман распорядок действий,
И неотвратим конец пути.
Я один, все тонет в фарисействе.
Жизнь прожить – не поле перейти.

Hamlet

Cesó el desorden. He entrado en escena.
Apoyado en el borde de la puerta,
me percato en el eco ya lejano
de las cosas que ocurren en mi siglo.

Clava en mí la oscuridad de la noche
un millar de anteojos ardientes.
Entonces, abba padre, si es posible,
por favor, aparta de mí este cáliz.

Yo amo tus obstinadas intenciones
y feliz representaré este rol.
Pero ahora otro drama es repartido,
y, al menos en esta ocasión, dispénsame.

El orden de los actos ya fue expuesto
y el término del viaje es inminente.
Estoy solo: la hipocresía abunda.
Vivir la vida no es cruzar un campo.

Fin

¿Fue todo realidad? ¿Es hora de paseos?
Es mejor dormir eternamente, dormir, dormir,
y no ver sueño alguno.

Otra vez la calle. Otra vez la cortina de tul.
Otra vez, cada noche, la estepa, el almiar, los lamentos,
ahora, y en adelante.

Las hojas en septiembre, con asma en cada átomo,
ven en sueños silencios y sombras. De pronto despierta el verbel
la carrera de un perro.

Espera que se tiendan. De pronto aparece un gigante,
y otro. Unos pasos. «Aquí hay un tornillo».
Un silbido y una voz: «¡Espera!»

¡Si él, literalmente, hundía, desmoronaba el camino
con nuestro paso! El hasta el suelo
torturaba contigo.

Otoño. Baja un abalorio de amarillo azulado.
¡Ay, como tú, podredumbre, he de morir!
¡Qué cansado de vivir estoy!

¡Oh! A destiempo la noche nos inciensa con las maniobras
de las locomotoras; cuado llueve cada hoja se quiere
marchar a la estepa, como aquéllas.

!Las ventanas me hacen escenas. ¡Pero es en vano!
La puerta salta de los goznes cuando el hielo
le besa los codos.

Preséntame a alguno de los ahítos,
como ellos, por la cosecha de los campos del sur,
solares y herrumbre.

¡Pero con la dentera, el pasmo, los terrones
en la garganta, con la tristeza de tantas palabras
te cansas de tener amistad!

Borís Leonídovich Pasternak, Борис Леонидович Пастернак. (Moscú, 10 de febrero de 1890-Perediélkino, 30 de mayo de 1960). Poeta y Escritor. Nominado hasta siete veces desde 1946, fue galardonado, al fin, con el Premio Nobel de Literatura en 1958, tras publicarse, en Italia su magnifica novela «Doctor Zhivago».

Su obra poética y su narrativa han ejercido una notable influencia en los escritores de su país, a pesar de la censura a la que fueron sometidas por el régimen soviético. 

Hijo de Rosalía Isidorovna Kaufman, una de las mejores pianistas de su tiempo, y del pintor Leonid O. Pasternak. Creció en un ambiente culto y artístico , su casa era visitada por artistas y escritores como Serguéi Rajmáninov, León Tolstói o Rainer Maria Rilke.

Estudió leyes y filosofía e historia en las Universidades de Moscú y de Marburgo (Alemania). Estudió también música durante su juventud, aunque la abandonó para dedicarse a la poesía. Regresó a Moscú en 1914 y publicó su primera colección de poemas ese mismo año. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en una fábrica de productos químicos en Perm, en los Urales.

Los primeros libros de versos de Pasternak pasaron desapercibidos. Con Sestra moya zhizn (La vida de mi hermana), 1922, y Temy i variatsii (Temas y variaciones), 1923, este último marcado por un estilo extremo, aunque sobrio, Pasternak ganó por primera vez un lugar como poeta destacado entre sus contemporáneos rusos. En 1924 publicó Vysokaya bolezn (Sublime Malady), que retrata la revuelta de 1905 tal como él la vio, y Detstvo Lyuvers (La infancia de Luvers), una representación lírica y psicológica de una joven en el umbral de la feminidad. Al año siguiente se publicó una colección de cuatro cuentos bajo el título Vozdushnye puti (Vías aéreas).

En 1927, Pasternak volvió nuevamente a la revolución de 1905 como tema de dos obras extensas: Leytenant Shmidt, un poema que expresa un dolor trepidante por el destino del teniente Schmidt, el líder del motín en Sebastopol, y Devyatsot pyaty dios (El año 1905) , un poema poderoso pero difuso que se concentra en los hechos relacionados con la revolución de 1905.

En 1935 publicó traducciones de algunos poetas georgianos y posteriormente tradujo los principales dramas de Shakespeare, varias de las obras de Goethe, Schiller, Kleist y Ben Jonson, y poemas de Petöfi, Verlaine, Swinburne, Shelley y otros. Na rannikh poyezdakh (En los primeros trenes), una colección de poemas escritos desde 1936, se publicó en 1943 y se amplió y reeditó en 1945 como Zemnye prostory (Amplios espacios de la Tierra).

En 1957, Doktor Zhivago, la única novela de Pasternak, excepto la anterior «novela en verso», Spektorsky (1926), apareció por primera vez en una traducción italiana porque las editoriales soviéticas rechazaron la novela, , debido a que en ella se establecía una crítica al comunismo en su país.

La novela tuvo tal acogida que se editó inmediatamente en 18 idiomas; David Lean la adaptó al cine en 1965. 

Pasternak fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en el año 1958. En principio el autor ruso aceptó el premio, pero ante las presiones de carácter político y amenaza de expulsión de Rusia por parte del gobierno comunista, el escritor terminó rechazando el galardón sueco.

Pasternak se casó en dos ocasiones. La primera en 1922 con Evgeniia Vladimirovna Lourie y la segunda en 1934 con Zinaida Neuhaus. En 1923, con Evheniia, tuvo a su hijo Evgenii y con Zinaida tuvo a Leonid.

Mientras estaba casado con Zinaida, Boris mantuvo una larga e intensa relación con la poeta Olga Ivinskaya (nacida en 1912, 22 años menor) que inspiró al autor moscovita el personaje de Lara en “Doctor Zhivago”.Se conocieron en la redacción de la revista literaria Novy Mir donde trabajaba Olga.

Ivínskaya colaboró estrechamente con Pasternak en la traducción de poesía de idiomas extranjeros al ruso. La poeta pasó varios años en un gulag acusada de ser cómplice de espionaje; era un intento de presionar a Pasternak para que dejara de escribir críticamente del sistema soviético. En una carta de 1958 a un amigo de Alemania Occidental, Pasternak escribió que «la encarcelaron por mi culpa, como la persona que, según la policía secreta, era la más cercana a mí, y esperaban que a través de amenazas y un interrogatorio agotador obtuvieran de ella pruebas suficientes para enjuiciarme. Le debo mi vida y el hecho de que no me tocaran en aquellos años se deben a su heroísmo y resistencia».

Su relación se inició en 1946 y terminó con el fallecimiento del escritor.

Pasternak murió en Peredelkino el 30 de mayo de 1960. Tenía 70 años de edad.

Está enterrado en el cementerio Peredelkino

Según la catedrática y traductora rusa  Ekaterina Ignatova:

¨Para los rusos, antes que novelista, Boris Pasternak fue un poeta, y sus versos se releen una y otra vez. En cada ocasión sus lectores experimentan nuevos matices emocionales, que sólo un lírico universal puede suscitar.  Quería presentarlo como el mayor poeta ruso del siglo XX.»

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/2015/1/ekaterina-ignatova-por-amor-a-pasternak

https://www.washingtonpost.com/opinions/the-passion-and-trauma-that-drove-pasternaks-writing-of-doctor-zhivago/2017/02/02/0f3f79fa-c6e3-11e6-bf4b-2c064d32a4bf_story.html

https://circulodepoesia.com/2021/08/boris-pasternak-hamlet/

https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2020/02/21/5e4ec6e2fc6c838d0a8b463d.html

11 Poemas de Nelly Sachsb

Quién vació la arena de vuestros zapatos…

¿Quién vació la arena de vuestros zapatos
cuando debíais levantaros de la muerte?
La arena, la que Israel se llevó a casa,
¿Su arena errante?
Arena ardiente del Sinaí,
confundida con las gargantas de los ruiseñores,
confundida con las alas de las mariposas,
confundida con el ansia de polvo de las serpientes,
confundida con todo lo que se desprendió de la sabiduría de Salomón,
confundida con el amargor del ajenjo secreto.

Oh vosotros dedos,
que vaciasteis la arena de los zapatos de los muertos,
¡Mañana seréis polvo vosotros
en los zapatos de los que han de venir!

(Berlín, 1946) De : En las moradas de la muerte. Traducción de Javier Tubía

Estamos tan heridos…

Estamos tan heridos
que creemos morir
cuando la calle nos lanza una mala palabra.
La calle no lo sabe,
pero no soporta semejante carga;
no está acostumbrada a soportar un Vesubio de dolores
sobre ella.
Han sido devastados los recuerdos de los tiempos antiguos,
desde entonces la luz es artificial
y los ángeles ya sólo juegan con pájaros y flores
o sonríen en el sueño de un niño.

De Eclipse estelar( 1949). Traducción de Manuel Zubiría

Aquí…

Aquí
donde naufragué en sal,
aquí en el mar
con sus azules niños de pecho,
que se nutren
posesos de luna
en el ama del alma-
aquí en la arena,
que danzaba en el zodíaco,
aquí yace lo cifrado con lo no nacido

apareces
hacia atrás
en el vacío oscureciente,
que en torno a ti espera,
una cesta para ser llenada

con frutas
que van por metálicas vías astrales
o
son expedidas

mi aliento te tiendo
y caigo
para habitar nuevamente en un cardo
que nunca será flor-

De : Y nadie sabe cómo seguir (Hamburgo-Munich, 1957) Traducción de Javier Tubía

Qué ligera

Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando libertada como música
la piedra se arrastra en éxodo

y peñas que
como pesadilla acuclillada
en el pecho de los hombres
presos de melancolía
riegan las venas.

Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando la venganza encendida de negro
atraída magnéticamente
por el ángel de la muerte .
reventada fría y silenciosamente
en su falda de nieve.
Qué ligera
será la tierra
tan sólo una nube de amor vespertino
cuando lo astral despareció
con un beso de rosas
de la nada.

De : Huida y transformación(Stuttgart, 1959). Traducción de Javier Tubía.

Tú…


en la noche
con el desaprender lo ocupado del mundo
de lejos muy lejos
tu dedo que pintó la gruta de hielo
con el mapa cantante de un mar oculto
que amontonó las notas en la concha de tu oído
puentes-ladrillos
desde aquí hacia allí
esta cuidada edición
cuyo desenlace
será otorgado a los moribundos.

De : Viaje a lo inmaculado(Frankfurt, 1961).Traducción de Javier Tubía.

Tu nombre se te ha perdido…

Tu nombre se te ha perdido
pero el mundo acude
y te ofrece bella variedad.
Agitas la cabeza y niegas
pero tu amado
encontró una vez la aguja en tu pajar.
Escuchas: él ya te llama-

De: Enigmas que arden (Frankfurt, 1962). Trad. Javier Tubía

Desesperadamente llamas ahora desde la oscuridad

Desesperadamente llamas ahora desde la oscuridad…

Desesperadamente llamas ahora desde la oscuridad
al único hombre-

Espera un instante todavía-
y tú caminas sobre el mar.
El elemento te penetra ya los poros
te hunde y te alza con él
y pronto reencontrada en la arena
y junto a las estrellas esperando huésped que vuela
y en el fuego de la reunión consumido
                                                            calma -calma-

De: Enigmas que arden (Frankfurt, 1962). Trad. Javier Tubía

El contorno

Queda eso…
con mi mundo saliste
cometa de la muerte.
Va quedando el abrazo
del vacío
un anillo girando
que perdió su dedo.

Otra vez negrura
ante la creación
ley de tristeza.
Deshojado el atolondrado oro
de la noche
que el día se permitió.

La caligrafía de las sombras
como herencia.
Paisajes coloreados de verde
con sus aguas clarividentes
ahogados
en los callejones de las tinieblas.

Cama, silla y mesa
salieron en puntillas del cuarto
tras el cabello de la separación…
Todo ha emigrado contigo
toda mi posesión fue expropiada…

sólo que tú lo que más amo me bebes
las palabras del aliento
hasta que enmudezco.

De : Otros poemas. Trad. de Klaus Dieter Vervuert y Rodolfo Alonso

Cloro de los consoladores

Somos jardineros que nos hemos quedado sin
flores…
No se puede plantar ninguna hierba medicinal
de ayer para mañana.
La salvia se ha marchitado en las cunas,
el romero ha perdido su aroma
delante de los nuevos muertos,
incluso el ajenjo estuvo amargo, sólo ayer.
Las flores del consuelo brotaron demasiado
brevemente
no alcanzan para el dolor de una lágrima de
niño.

Quizá nueva semilla
arraigue en el corazón de un cantor nocturno.
¿Quién de nosotros puede consolar?
En las profundidades del desfiladero
entre el ayer y el mañana
está el querubín
pulveriza con sus alas el rayo del dolor
pero sus manos mantienen separadas las rocas
del ayer y del mañana
como los bordes de una herida
que debe permanecer abierta
que aún no puede sanar.

Los rayos del dolor
no dejan conciliar el sueño
al campo del olvido
¿Quién de nosotros puede consolar?

Jardineros somos,
y nos hemos quedado sin flores,
y estamos sobre una estrella que irradia,
y lloramos

Trad. Javier Tubía

Nelly Sachs with King Gustav Adolf of Sweden : Nobel Prize Ceremony at City Hall in Stockholm, Sweden.

Qué buscas

Qué buscas huérfano
sintiendo aún en la tierra
la era glacial de tus muertos –
las azules lunas
aclaran ya la noche extrajera.
 
Más rápida que el viento
Mezcla la muerte las cartas negras
tal vez un arco iris
desprendido de las escamas del pez
cerró ahora los ojos de tu padre,
sal marina y lágrimas
en la venda de muertos transitoriedad.
 
¿Tal vez
el beso omitido de la madre
descansa en el bramido de polvo
de la garganta del lobo?
 
El verdugo
en las tinieblas cargadas de culpa
ha escondido su dedo profundamente
en el pelo del recién nacido
que ya hace brotar años luz
en cielos no soñados.
 
De la tierra la lengua de ruiseñor
canta
en tus manos – huérfano –
que buscan
en el adiós que se volvió negro
de la arena
 
lo amado buscan
 
que hace tiempo
desapareció
de dientes de estrellas
aserrados cortantes

Erde, planetengreis

Erde, Planetengreis, du saugst an meinem fuß,

der fliegen will

o König Lear mit der Einsamkeit im Arme.


Nach innen weinst du mit den Meeresaugen

muere Leidenstrümmer

in die Seelenwelt.


Auf deiner Silberlocken Jahrmillionen

den Erdrauchkranz, Wahnsinn gestirnt

im Brandgeruch.


Y deine Kinder,

die schon deinen Todesschatten werfen,

da du dich drrehst und drehst

auf deiner Sternenschnelle,

Milchstraßenbettler

mit dem Wind y Blindenhund

Tierra, planeta, anciano

Tierra, planeta anciano,

te adhieres a mis pies que ansían volar

Oh rey Lear, con la soledad en los brazos.


Lloras hacia adentro con los ojos del mar

las ruinas del dolor

en el mundo de las almas.


Sobre tus rizos plateados de millones de años

la corona de humo de la tierra

la locura estrellada en el olor a incendio.

Y tus hijos, que arrojan ya tu sombra.

En tanto giras y giras

en tu lugar dentro de las estrellas

Mendigo de la Vía Láctea

con el viento como lazarillo

Traducción: Rodolfo Modern

Nelly Sachs recibiendo el Premio Nobel en 1966.

Nelly Sachs (Berlín-Schöneberg, Alemania, 10 de diciembre de 1891 – Estocolmo, Suecia, 12 de mayo de 1970). Poeta y dramaturga.  Premio Nobel de literatura 1966.

Pertenecía a una familia de origen judío-alemán. Su madre fue Margarethe Karger y su padre William Sachs, era un rico industrial judío y Nelly, hija unica, recibió una esmerada educación a cargo de profesores particulares. Su padre le transmitió el amor a la música. Estudió música y danza, llegando a plantearse ser bailarina, pero la poesía se impuso.

En la adolescencia empezó a escribir poesía romántica, en esa época le regalaron la novela La saga de Gösta Berling de Selma Lagerlöf (Premio Nobel de Literatura 1909) y su lectura le impactó tanto que escribió a la autora con la que inició un importante vínculo epistolar que duró 35 años, hasta la muerte de Gösta. Cuando publicó su primer libro Leyendas y narraciones (1921), se le dedicó a Lagerlöf.

Tras la muerte de su padre, en 1930, vivo con su madre y se convirtió en un miembro activo de la sociedad cultural judía de Berlín donde daba sesiones de lectura de sus poemas con la poeta Gertrud Kolmar. Por entonces el antisemitismo ya comenzaba a ser violento. A consecuencia de un interrogatorio que le hicieron los nazis, y de un registro en su vivienda, quedó traumatizada, siendo incapaz de hablar durante cinco días, hecho que posteriormente aparecerá en sus poemas.

En 1940 logró huir del régimen nazi y se exilió en Suecia con su madre , gracias a la intervención de su admirada escritora Selma Lagerlöf, quien gestionó el salvoconducto que les permitió instalarse en Suecia. ( Tristemente nunca se conocieron pues Lagerlöf falleció poco antes) .Casi todos los miembros de la familia inmediata de Sachs acabaron siendo víctimas del Holocausto. 

Desde su llegada a la capital sueca, a los 48 años de edad, vivió con su madre en un departamento del tercer piso de un edificio de la «Bergsunds-trand», calle de un barrio con mayoría de obreros y empleados, situado junto al lago Malär, en el sur de Estocolmo.

Nelly Sachs aprendió sueco y sobrevivió traduciendo al alemán la obra de importantes poetas del país que las acogió. Aunque en Alemania nunca mostró especial interés en la religión judía, en Suecia se sintió fascinada por la Kábala y el misticismo de Jakob Böhme.

La muerte de su madre en 1950 aumentaron sus sentimientos de soledad y se instaló en una depresión que derivó en una paranoia persecutoria de la que tuvo que ser tratada, por lo que estuvo recluida en un sanatorio.

En Suecia publicó En las Moradas de la muerte (1947) obra que dedicó » a mis hermanos y hermanas muertos» ( desaparecidos en los campos de exterminio nazis) y con la que logró un reconocimiento inmediato. En 1949 publica Eclipse de la estrella, dedicado a su padre, le siguen: Eli, un misterio sobre la pasión de Israel (1951), la antología También el sol es apátrida (1957), Elegías a la muerte de mi madre(1957) y Huida y transformación (1959). Otros títulos son: Viaje en la región sin polvo (1961), Enigmas ardientes (1963-67), en el que se sirve del enigma para intentar expresar todo aquello que resulta inexplicable. “Poesías Tardías” en 1965, “El final de la búsqueda” (1966).

Reconocimientos :

En 1957 fue nombrada miembro de la Academia Alemana de Lengua y Literatura.

Recibió el Premio de Literatura de la Asociación de Líricos Suecos en 1957,  el Premio Droste en 1960.

En 1961 recibe el Premio ciudad de Dortmund que en 1962 pasa a llamarse el Premio Nelly Sachs.

En 965 le otorgaron el Premio de la Paz de la Industria Editorial Alemana.

En 1966, compartió el premio Nobel de Literatura con el novelista hebreo Shmuel Yosef Agnon. Fué la primera mujer judía en ganar dicho galardón. Se le otorgó el premio por “por su destacada escritura lírica y dramática, que interpreta el destino de Israel con una fuerza conmovedora”. 

Al recibir el Premio Nobel, Nelly Sachs agradeció en su discurso a Lagerlöf :

En 1967 fue nombrada Ciudadana de Honor de Berlín.

Nelly Sachs murió en Estocolmo el 12 de mayo de 1970. Tenía 78 años. Fue enterrada en el cementerio Norra Begravningsplatsen de Estocolmo. Sus posesiones fueron donadas a la Biblioteca Nacional de Suecia.

Hay una placa conmemorativa en Berlín en el sitio de la antigua casa de Sachs en Lessingstraße, Hansaviertel. Y una placa conmemorativa conmemora su lugar de nacimiento, Maaßenstraße 12, en Schöneberg, Berlín.
En Dennewitzstraße un parque lleva su nombre. Y un parque en la isla de Kungsholmen en Estocolmo también lleva su nombre.

Póstumamente aparecieron Poemas y prosas tempranas (1983).

 En 2009 se publicó en España Viaje a la transparencia, obra poética completa de Editorial Trotta, Madrid.

Enlaces de interés :

https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/nelly-sachs-antologia-poetica

https://reflexioneseneldivan.blogspot.com/2014/06/mujeres-ganadoras-del-premio-nobel-xxii.html

9 Poemas de William Butler Yeats

The Stolen Child

Where dips the rocky highland 
Of Sleuth Wood in the lake, 
There lies a leafy island 
Where flapping herons wake 
The drowsy water-rats: 
There we’ve hid our faery vats, 
Full of berries 
And of reddest stolen cherries. 
Come away, O human child! 
To the waters and the wild 
With a faery, hand in hand, 
For the world’s more full of weeping than you can understand.

Where the wave of moonlight glosses 
The dim grey sands with light, 
Far off by furthest Rosses 
We foot it all the night, 
Weaving olden dances, 
Mingling hands and mingling glances 
Till the moon has taken flight; 
To and fro we leap 
And chase the frothy bubbles, 
While the world is full of troubles 
And is anxious in its sleep. 
Come away, O human child! 
To the waters and the wild 
With a faery, hand in hand, 
For the world’s more full of weeping than you can understand.

Where the wandering water gushes 
From the hills above Glen-Car, 
In pools among the rushes 
That scarce could bathe a star, 
We seek for slumbering trout 
And whispering in their ears 
Give them unquiet dreams; 
Leaning softly out 
From ferns that drop their tears 
Over the young streams. 
Come away, O human child! 
To the waters and the wild 
With a faery, hand in hand, 
For the world’s more full of weeping than you can understand.

Away with us he’s going, 
The solemn-eyed: 
He’ll hear no more the lowing 
Of the calves on the warm hillside 
Or the kettle on the hob 
Sing peace into his breast, 
Or see the brown mice bob 
Round and round the oatmeal-chest. 
For he comes, the human child, 
To the waters and the wild 
With a faery, hand in hand, 
From a world more full of weeping than he can understand.

El niño robado

Donde se zambullen las montañas rocosas 
del bosque de Sleuth en el lago, 
hay una boscosa isla 
donde las garzas al aletear despiertan 
a las soñolientas ratas de agua: 
Allí hemos ocultado nuestras tinajas encantadas, 
llenas de bayas 
y de las cerezas robadas más rojas. 
¡Márchate, oh niño humano! 
a las aguas y lo silvestre 
con un hada, de la mano, 
pues hay en el mundo más llanto del que puedes entender.

Donde las olas del claro de luna alumbran 
las oscuras arenas grises con su brillo, 
lejos, en el lejano Rosses 
nosotros caminamos por ellas toda la noche, 
tejiendo viejas danzas, 
juntando las manos y juntando las miradas 
hasta que la luna emprende el vuelo; 
Saltamos de un lado a otro 
y cazamos las burbujas de la espuma, 
mientras el mundo está lleno de problemas 
y duerme con ansiedad. 
¡Márchate, oh niño humano! 
a las aguas y lo silvestre 
con un hada, de la mano, 
pues hay en el mundo más llanto del que puedes entender.

Donde el agua errante cae 
desde los cerros a Glen-Car, 
en lagunas entre los rápidos 
que casi podrían bañar una estrella, 
buscamos las truchas que dormitan 
y susurrando en sus oídos 
les damos sueños inquietos; 
Inclinándonos con suavidad desde 
los helechos que lloran 
sobre los jóvenes arroyos. 
¡Márchate, oh niño humano! 
a las aguas y lo silvestre 
con un hada, de la mano, 
pues hay en el mundo más llanto del que puedes entender.

Con nosotros se marcha 
el de mirada solemne: 
Ya no oirá el mugido 
de los terneros en la cálida colina 
o a la tetera en la cocina 
cantar paz para su pecho, 
ni verá el cuello pardo de los ratones 
alrededor del cajón de la harina de avena. 
Pues se viene, el niño humano, 
a las aguas y lo silvestre 
con un hada, de la mano, 
desde un mundo con más llanto del que puede entender.

The Fiddler Of Dooney

When I play on my fiddle in Dooney,
Folk dance like a wave of the sea; 
My cousin is priest in Kilvarnet, 
My brother in Mocharabuiee.

I passed my brother and cousin: 
They read in their books of prayer; 
I read in my book of songs 
I bought at the Sligo fair.

When we come at the end of time 
To Peter sitting in state, 
He will smile on the three old spirits,
But call me first through the gate;

For the good are always the merry, 
Save by an evil chance, 
And the merry love the fiddle, 
And the merry love to dance:

And when the folk there spy me, 
They will all come up to me, 
With ‘Here is the fiddler of Dooney!’ 
And dance like a wave of the sea.

El violinista de Dooney

Cuando toco mi violín en Dooney, 
la gente baila como una ola del mar; 
Mi primo es un cura en Kilvarnet, 
mi hermano en Mocharabuiee.

Me crucé con mi hermano y mi primo: 
leían sus libros de oraciones; 
Yo leía mi libro de canciones 
que compré en la feria de Sligo.

Cuando lleguemos el día final 
donde Pedro, majestuoso, 
él sonreirá a las tres viejas almas, 
pero me hará pasar primero por el portal;

Pues los buenos son siempre los alegres; 
Salvo por algún maligno azar, 
y los alegres aman el violín, 
y los alegres aman bailar:

Y cuando la gente allí me vea, 
vendrán todos hacia mí, 
diciendo ‘¡Aquí está el violinista de Dooney!’
y bailarán como una ola del mar.

Libélula

Para que no se hunda la civilización
y pierda su gran batalla,
calla al perro y ata el caballo
de una estaca bien lejos:
nuestro señor el César está en su tienda
ante los mapas desplegados,
sus ojos fijos en la nada,
su cabeza apoyada en la mano.
Como una libélula en el río,
Su mente se mueve en el silencio.

Para que las torres sin cúspide ardan
y los hombres recuerden tu rostro,
muévete suavemente, si has de moverte
en este paraje solitario.

Piensa, mujer en una parte, niña en tres,
que nadie observa. Con sus pies
practica un rastreado chapucero
que aprendió en la calle.
Como una libélula en el río,
Su mente se mueve en el silencio.

Para que las púberes encuentren
al primer Adán con que soñaron,
cierra la puerta de la capilla del papa
y no dejes entrar a los niños.
En ese andamio se inclina Miguel Ángel.
Haciendo menos ruido que un ratón
Su mano se mueve de aquí para allá.
Como una libélula en el río,
Su mente se mueve en el silencio. 

Traducción de Nicolás Suescún

Moscas de largas zancas

Para que la civilización no se hunda,
perdida su gran batalla,
haz callar al perro, ata el potrillo
a un poste distante.
César, nuestro amo, se halla en la tienda
donde los mapas está desplegados,
sus ojos fijos en el vacío
y una mano bajo el mentón.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.

Para que las insuperables torres sean quemadas
y los hombres memoren el rostro,
muévete lo más suavemente posible, si debes hacerlo
en este solitario lugar. 

Ella piensa, en parte mujer, tres parte niña,
que nadie la mira; sus pies 
ensayan un paso de baile 
aprendido en la calle.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.

Para que las muchachas púberes puedan encontrar
el primer Adán en su pensamiento,
cierra la puerta de la capilla papal,
mantén fuera esas niñas. 
Ahí en el andamio está acostado Miguel Angel.
Sin más ruido que el que hacen los ratones
mueve su mano de un lado a otro.
Como una mosca de largas zancas sobre el río
su mente se mueve en el silencio.

Versión de Alberto Girri

William B. Yeats y su esposa George Hyde-Lees

Una joven y vieja mujer

¿Cuál fue el alegre muchacho que más me agradó 
de todos cuantos yacieron conmigo? 
Respondo que mi alma entregué 
y en el dolor amé, 
mas gran placer me dio un muchacho 
al que físicamente amé. 
Libre del cerco de sus brazos 
reía al pensar que era tal su pasión 
que él imaginaba que yo entregaba el alma 
cuando sólo existía el contacto de dos cuerpos, 
y reía sobre su pecho al pensar 
que era la misma entrega que hay entre las bestias. 
Di lo que otras dieron 
después de quitarse la ropa, 
mas cuando este alma del cuerpo se despoje 
y desnuda vaya a lo desnudo 
aquel a quien halló encontrará allí dentro 
lo que ningún otro conoce. 
y dará lo suyo y tomará lo suyo 
y regirá por derecho propio; 
Y aunque amó en el dolor 
tanto se aferra y se cierra, 
que ningún ave diurna 
osaría extinguir tal deleite.

El triunfo de ella

Hice lo que el dragón quiso hasta que apareciste.
Porque creía que el amor era una fortuita
improvisación, o un juego establecido
que dura mientras dura la caída de un pañuelo.
Lo mejor de todo eran las alas que tenía un minuto
y si luego había ingenio es que hablaban los ángeles;
entonces surgiste entre los anillos del dragón.
Me burlé, ofuscada, pero tú lo venciste,
rompiste la cadena y liberaste mis tobillos
como un Perseo pagano o un San Jorge;
y ahora vemos atónitos el mar
y un ave milagrosa grazna mientras nos mira.

The cat and the moon

The cat went here and there
And the moon spun round like a top,
And the nearest kin of the moon,
The creeping cat, looked up.
Black Minnaloushe stared at the moon,
For, wander and wail as he would,
The pure cold light in the sky
Troubled his animal blood.
Minnaloushe runs in the grass
Lifting his delicate feet.
Do you dance, Minnaloushe, do you dance?
When two close kindred meet,
What better than call a dance?
Maybe the moon may learn,
Tired of that courtly fashion,
A new dance turn.
Minnaloushe creeps through the grass
From moonlit place to place,
The sacred moon overhead
Has taken a new phase.
Does Minnaloushe know that his pupils
Will pass from change to change,
And that from round to crescent,
From crescent to round they range?
Minnaloushe creeps through the grass
Alone, important and wise,
And lifts to the changing moon
His changing eyes.

El gato y la luna

El gato se fue aquí y allá

y la luna giraba como una peonza.

y el primo hermano de la luna,

el gato rampante, miró hacia arriba.

El negro Minaluch observó la luna,

y por mucho que se moviera y maullara,

la fría y pura luz en el cielo

conmovía su sangre animal.

Minaluch corre por la hierba,

alzando las delicadas patas.

¿Bailas, Minaluch, bailas?

Cuando dos almas gemelas se encuentran,

¿hay algo mejor que un baile?

Quizá la luna aprenda,

cansada de modas palaciegas,

una nueva manera de bailar.

Minaluch se arrastra por la hierba,

pasando de un lugar a otro,

iluminado por la sagrada luna

que ha entrado en una nueva fase.

¿Sabe Minaluch que sus pupilas

pasarán de un cambio a otro,

y que van de luna llena a media luna,

de media luna a luna llena?

Minaluch se arrastra por la hierba

solo, importante y sabio,

y alza hacia la luna cambiante

sus cambiantes ojos.

Sueños rotos

Hay gris en tus cabellos;
los jóvenes ya no se quedan sin aliento
a tu paso;
acaso te bendiga algún vejete
porque fue tu plegaria
la que lo salvó en el lecho de muerte.
Por tu bien  -que ha sabido de todo dolor del corazón,
y que ha impartido todo el dolor del corazón,
desde la magra niñez acumulando
onerosa belleza-  por tu solo bien
el cielo desvió el golpe de su sino,
tan grande su porción en la paz que estableces
con sólo penetrar dentro de un cuarto.

Tu belleza no puede sino dejar entre nosotros
vagos recuerdos, recuerdos nada más.
Cuando los viejos se cansen de hablar, un joven
le dirá a un viejo: «Háblame de esa dama
que terco en su pasión nos cantaba el poeta
cuando ya su sangre debiera estar helada por los años».

Vagos recuerdos, recuerdos nada más.
Pero en la tumba todos, todos se verán renovados.
La certidumbre de que veré a esa dama
reclinada o erecta o caminando
en el primor inicial de su feminidad 
y con el fervor de mis ojos juveniles, 
me ha puesto a balbucear como un tonto. 

Era más bella que cualquiera
no obstante tu cuerpo tenía una tacha; 
tus manos pequeñas no eran bellas,
y temo que has de correr
y las hundirás hasta la muñeca
en ese lago misterioso, siempre rebosante
donde todos los que cumplieron la ley sacra
se hunden y resurgen perfectos. Deja intactas 
las manos que besé, 
por bien del viejo bien.

Muere el último toque de media noche.
Todo el día, en la misma silla
de sueño a sueño y rima a rima he errado,
en charla incoherente con una imagen de aire:
vagos recuerdos, recuerdos nada más.

Versión de Hernando Valencia Goelkel

La muerte

Ni miedo ni esperanza
acompañan al animal que muere;
el hombre aguarda su final
temiendo y esperando todo;
muchas veces murió,
muchas se levantó de nuevo.
Un gran hombre con su orgullo
al enfrentar asesinos
hunde en el escarnio
la cesación del aliento.
Él conoce la muerte a fondo —
el hombre creó la muerte.

Traducción de Gerardo Gambolini

William Butler Yeats /je?ts/ (Dublín,Irlanda, 13 de junio de 1865- Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 28 de enero de 1939). Poeta, dramaturgo, periodista, senador, autor y empresario de teatro, Premio Nobel de Literatura, 1923.  Creador del estilo celta crepuscular, fue sin duda el máximo representante del renacimiento de la literatura irlandesa moderna, y uno de los autores más destacados del siglo XX. Yeats estudió en Sandymount, Irlanda y en Londres. Pasó las vacaciones de la infancia en el condado de Sligo y estudió poesía desde temprana edad cuando se sintió fascinado por las leyendas irlandesas y el ocultismo. Estos temas aparecen en la primera fase de su trabajo, que duró aproximadamente hasta principios del siglo XX. Su primer volumen de verso se publicó en 1889, y sus poemas de ritmo lento y lírico muestran deudas con Edmund Spenser, Percy Bysshe Shelley y los poetas de la Hermandad prerrafaelita. A partir de 1900, su poesía se hizo más física y realista. Renunció en gran medida a las creencias trascendentales de su juventud, aunque seguía preocupado por las máscaras físicas y espirituales, así como por las teorías cíclicas de la vida. 

El mayor logro de Yeats fue independizar la cultura irlandesa de los moldes ingleses, tanto en la temática como en la expresión. La poesía de Yeats suele estar inspirada en el paisaje, los ambientes y los mitos de la cultura tradicional irlandesa, especialmente en las leyendas de origen celta, con una constante preocupación por la musicalidad del verso.

Biografía : https://www.biografiasyvidas.com/biografia/y/yeats.htm

14 Poemas de Louise Glück

Amante de las flores

En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…

De Ararat, (1992)

El iris salvaje

Al final del sufrimiento
me esperaba una puerta.

Escúchame bien: lo que llamas muerte
lo recuerdo.

Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.

Terrible sobrevivir
como conciencia,
sepultada en tierra oscura.

Luego todo se acaba: aquello que temías,
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en bajos arbustos.

Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo
podría volver a hablar: lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz:

del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celeste aguamarina.

Lago en el cráter

Entre el bien y el mal hubo una guerra.
Decidimos que el cuerpo fuese el bien.

Eso hizo que el mal fuese la muerte,
que el alma se volviera
completamente en contra de la muerte.

Como un soldado que desea
servir a un gran señor, el alma
desea cerrar filas con el cuerpo.

Se puso en contra de la oscuridad,
en contra de las formas de la muerte
que reconocía.

De dónde viene la voz
que dice: y si la guerra
fuese el mal, que dice

y si fue el cuerpo el que nos hizo esto,
nos hizo tener miedo del amor.

De Averno,(2006)

Las siete edades

En mi primer sueño el mundo parecía
lo salado, lo amargo, lo prohibido, lo dulce
en mi segundo sueño descendía,

era humana, no veía nada de nada
bestia como soy

debía tocarlo, contenerlo

me escondí en la arboleda,
trabajé en los campos hasta que quedaron yermos

un tiempo
que nunca volverá-
el trigo seco en gravillas, cajones
de higos y aceitunas

Hasta amé alguna vez, a mi manera
repugnante, humana

y como todo el mundo llamé a ese logro
libertad erótica,
por absurdo que parezca

El trigo cosechado, almacenado; seca
la última fruta: el tiempo
que se acumula, sin usar,
¿también termina?

(Las siete edades,2001)

El deseo

¿Te acuerdas de cuando pediste un deseo?

Yo pido muchos deseos.

Cuando te mentí.
Sobre lo de la mariposa. Siempre me pregunté
qué pediste.

¿Qué crees que pedí yo?

No sé. Que volvería,
que al final de alguna manera estaríamos juntos.

Pedí lo que siempre pido.
Pedí otro poema.

La espada en la piedra

Mi psicólogo levantó un momento la vista.
Como es lógico yo no alcanzaba a verlo
pero había aprendido, a lo largo de los años,
a intuir estos movimientos. Como de costumbre,
se negó a reconocer
si yo tenía o no razón. Mi ingenuidad contra
sus evasivas: nuestro jueguecito.

En tales momentos, sentía que el psicoanálisis
surtía efecto: parecía sacar de mí
una traviesa vivacidad que tendía
a reprimir. La indiferencia
de mi psicólogo ante mis actuaciones
resultaba entonces sumamente relajante. Entre nosotros

había crecido una intimidad
parecida a un bosque alrededor de un castillo.

Las persianas estaban bajadas. Rayas
vacilantes de luz avanzaban por la moqueta.
A través de una pequeña franja sobre el alféizar,
veía el mundo exterior.

Todo este tiempo había tenido la vertiginosa sensación
de estar flotando sobre mi propia vida. Muy lejos
esa vida había sucedido. ¿Pero seguía
sucediendo? Esa era la cuestión.

Finales de verano: la luz era cada vez más débil.
Jirones desprendidos bailaban sobre las macetas.

Era el séptimo año de psicoanálisis.
Había empezado a retomar el dibujo…
pequeños bocetos modestos, esporádicas
creaciones en tres dimensiones
inspiradas en objetos funcionales…

Y sin embargo, el psicoanálisis exigía
gran parte de mi tiempo. A qué
le robaba este tiempo: esa
también era la cuestión.

Me quedaba tumbado, mirando la ventana,
durante largos intervalos de silencio que se alternaban
con reflexiones un tanto apáticas
y preguntas retóricas…

Mi psicoanalista, me pareció, me observaba.
Así, me imagino, mira una madre a su hijo dormido,
con un perdón que precede a la comprensión.

O, más probablemente, así debió de mirarme mi hermano…
quizás el silencio entre nosotros prefiguraba
este silencio, en el que todo lo que se queda sin decir
se comparte de algún modo. Parecía un misterio.

Luego la hora de la sesión terminó.

Descendí igual que había ascendido;
el portero abrió la puerta.

El día seguía siendo un día agradable.
Sobre las tiendas habían desplegado toldos de rayas
para proteger la fruta.

Restaurantes, tiendas, quioscos
con los últimos periódicos y cigarrillos.
Los interiores brillaban cada vez más
a medida que el exterior se oscurecía.

¿Quizás los fármacos habían hecho efecto?
En algún momento las farolas se encendieron.

Tuve, de repente, una sensación de cámaras que giraban;
era consciente de los movimientos a mi alrededor, mis prójimos
impulsados por una obsesión irracional por la acción…

Hasta qué punto me resistía a esto!
Me parecía superficial y falso, o quizás
parcial y falso…
Mientras que la verdad… Bueno, la verdad como yo la veía
se expresaba en la quietud.

Caminé un rato, parándome a contemplar los escaparates de las galerías:
mis amigos se habían hecho famosos.

Distinguía el ruido del río a lo lejos,
del que procedía el olor del olvido mezclado
con las macetas de plantas aromáticas de los restaurantes…

Había quedado para cenar con un viejo conocido.
Allí estaba en nuestra mesa de siempre;
el vino estaba servido; enzarzado con el camarero,
comentaba el cordero.

Como de costumbre, se desató una pequeña discusión en la cena, supuestamente
en relación con la estética. Lo dejamos pasar.

Fuera, el puente brillaba.
Los coches corrían de un lado a otro, el río
brillaba a su vez, imitando al puente. La naturaleza
reflejaba el arte: algo en este sentido.
Mi amigo juzgó que la imagen era potente.

Era escritor. Sus muchas novelas, por aquel entonces,
recibían muchos elogios. Eran muy parecidas entre sí.
Y sin embargo su autocomplacencia escondía sufrimiento
como quizás mi sufrimiento escondía autocomplacencia.
Nos conocíamos desde hacía varios años.

Una vez más, lo había acusado de pereza.
Una vez más, me atacó con la misma palabra…

Alzó su vaso y lo puso del revés.
Esta es tu pureza, dijo,
este es tu perfeccionismo…
El vaso estaba vacío; no dejó ninguna marca en el mantel.

El vino se me había subido a la cabeza.
Caminé despacio de vuelta a casa, pensativo, algo borracho.
¿El vino se me había subido a la cabeza, o se trataba
de la noche misma, la dulzura del final del verano?

Son los críticos, dijo,
los críticos los que tienen ideas. Nosotros los artistas
(me incluía)… nosotros los artistas
somos solo niños que juegan con sus cosas.


Noche fiel y virtuosa (2014)

El jardín

No puedo hacerlo nuevamente,

dificilmente suportaria verlo.

Bajo la tenue lluvia del jardín

la joven pareja siembra

un surco de guisantes, como si

nadie lo hubiese hecho nunca;

los grandes problemas

todavía no han sido enfrentados ni resueltos.

Ellos no pueden verse

en el polvo fresco, aun

empezar sin ninguna perspectiva

con las colinas al fondo, verdes y pálidas

nubladas de flores.

Ella desea detenerse

él llegar hasta el fin

permanecer en las cosas.

Mírala a ella tocar su mejilla

pedirle una tregua, los dedos

adheridos por la lluvia primaveral;

en el pasto tierno estallan rojos azafranes

aún aquí, aún en los comienzos del amor

su mano al abandonar la cara

da una impresión de despedida

y ellos se creen capaces

de ignorar esta

tristeza.

De : El Iris salvaje

(Otra versión del poema el jardín)

Madre e hijo

Todos somos soñadores; ninguno sabe quién es.

Alguna máquina nos hizo; la máquina del mundo,
la familia que restringe.
Después, de vuelta al mundo, pulidos por suaves látigos.

Soñamos; no recordamos.

La máquina de la familia: pelaje oscuro,
selvas del cuerpo de la madre.
La máquina de la madre: blanca ciudad dentro de ella.

Y antes de eso: tierra y aire.
Musgo entre las piedras, briznas de hojas y de hierba.

Y antes, células en una gran oscuridad.
Y antes de eso, el mundo tras un velo.

Para esto naciste: para silenciarme.
Células de mi madre y de mi padre, llegó el momento
de ser fundamentales, de ser la obra maestra.

Yo improvisé, nunca recordé.
Ahora es tu turno de entrar en acción;
tú eres el que pide saber:

¿Por qué sufro? ¿Por qué soy ignorante?
Células en una gran oscuridad.
Alguna máquina nos hizo;
es tu turno ahora de exigirle, de volver a preguntarle:
¿para qué existo? ¿Para qué existo?

(Las siete edades 2011)

El límite

Una y otra vez, una y otra vez, ato

mi corazón a la cabecera de la cama

mientras mis acolchonados lamentos

se endurecen contra su mano. Está aburrido,

me doy cuenta. ¿Acaso no me trago sus engaños,

no pongo sus flores en agua? Lo miro cortar los trozos de carne

sobre el encaje de mamá,

distribuir magras porciones piadosamente… Puedo sentir sus muslos

contra mí por amor a los niños.

¿La recompensa? Por las mañanas, destrozada

por esta casa, lo miro tostar su pan

y probar su café, evadiéndose.

Las sobras son mi desayuno.

La terquedad de Penélope

Un pájaro llega a la ventana. Es un error

considerarlos solamente

pájaros, muy a menudo son

mensajeros. Por eso, una vez

se precipitan sobre el alfeizar, se quedan

perfectamente quietos, para burlarse

de la paciencia, alzando la cabeza para cantar

pobrecita, pobrecita, un aviso

de cuatro notas, para volar luego

del alfeizar al olivar como una nube oscura.

¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana

a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas

y mi memoria es larga; ¿por qué iba a envidiar esa libertad

cuando tengo humanidad? Aquellos

que tienen el corazón más diminuto son dueños

de la mayor libertad.

Como un hombre y una mujer construyen

un jardín entre los dos como

un lecho de estrellas, ellos

se demoran en la tarde estival

y su terror enfría

la noche: todo

podría terminar, la devastación

es posible. Todo, todo

puede perderse, por el aire perfumado

las columnas angostas

ascienden en vano, y más allá,

un mar revuelto de amapolas

Silencio, amado. No me importa

cuántos veranos tenga que vivir para volver:

en éste hemos entrado a la eternidad.

Sentí cómo tus manos

me enterraban para soltar el fulgor.

De Lirios blancos

El dilema de Telémaco

Nunca me decido

sobre qué poner

en la tumba de mis padres. Sé

lo que él quiere: él quiere

‘amado’, lo que ciertamente resulta

muy exacto, sobre todo

si contamos a todas esas

mujeres. Pero

eso dejaría a mi madre

en la intemperie. Ella me dice

que en realidad no le importa

lo más mínimo; ella prefiere

ser descrita

por sus logros. No tendría yo mucho

tacto si les recordara

que uno

no honra a sus muertos

perpetuando sus vanidades, sus

auto-proyecciones.

Mi propio criterio me recomienda

exactitud sin

palabrería; son

mis padres y, en consecuencia,

los visualizo juntos,

a veces me inclino por

‘marido y mujer, a veces por

fuerzas contrarias’.

El Vestido

Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado
grande
para ella.
Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.

De Vita Nova, (1999)

Puesta de Sol

En el mismo instante en que se pone el sol, 
un granjero quema hojas secas. 

No es nada, este fuego. 
Es cosa pequeña, controlada, 
como una familia gobernada por un dictador.

Aun así, cuando arde, el granjero desaparece; 
es invisible desde el camino.

Comparados con el sol, aquí todos los fuegos 
son breves, cosa de aficionados; 
se acaban cuando se consumen las hojas. 
Entonces reaparece el granjero, rastrillando cenizas.

Pero la muerte es real.

Como si el sol hubiera terminado lo que vino a hacer, 
hubiera hecho crecer el campo y entonces 
hubiera inspirado la quema de la tierra.

Así que ahora puede ponerse.

(Una vida de pueblo)

Louise Elisabeth Glück (Nueva York, 22 de abril de 1943) Poeta y ensayista. Premio Nobel de Literatura 2020. Es la primera poeta laureada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

Se licenció en 1961 por la George W. Hewlett High School en la ciudad de Hewlett, Nueva York. Posteriormente asistió al Sarah Lawrence College en Yonkers (Estado de Nueva York), y a la Universidad de Columbia. El 8 de octubre de 2020 se anunció que había ganado el premio Nóbel de Literatura.

Nieta de judíos húngaros emigrados a Estados Unidos. Desde niña tuvo claro que quería escribir. Tuvo una conflictiva relación con su madre, a la que se enfrentó de una manera traumática, manifestada en una anorexia nerviosa de la que escribiría en los versos de Dedicación al hambre. Llegó a pesar 34 kilos. Entró en terapia en la adolescencia y fue el psicoanálisis, lo que le acabó salvando la vida. Descubrió la poesía, en especial, con, Dickinson, William Blake, T. S. Eliot y W. B. Yeats, que dejarán posteriormente huella en su obra. “Sentí que ellos no eran sólo mis maestros, sino las personas con las que podría hablar”, escribió. “Mis primeros escritos fueron un intento de comunicarme con ellos”. Pudo encauzar su vida, normalizarla hasta cierto punto.

Glück se casó, tuvo hijos, regularizó su educación y se empleó como profesora universitaria de literatura y nunca dejó de escribir.

En los años ochenta se quema su casa y pierde todo.

Glück comenzó a escribir en la década de 1960, su debut en la literatura fue con Primogénita (1968) pero consolidó su reputación en los ochenta y principios de la década de 1990 con una serie de libros, entre ellos El triunfo de Aquiles (1985), que le valió el National Book Critics Circle Award, y a partir del cual Glück empezó a tener un grupo cada vez más fiel y numeroso de lectores, tanto en Estados Unidos como fuera de su país de origen. Ararat (1990), que se basó en el dolor que experimentó por la muerte de su padre; y  El iris salvaje (1992).

Ha escrito numerosos libros de poesía por los que ha recibido prestigiosos premios .

En el año 1993 se alzó con el Pulitzer de poesía por su poemario The Wild Iris, que también le valió el premio William Carlos Williams de la Poetry Society of America. En 1994 ,su colección de ensayos Proofs and Theories: Essays on Poetry se alzaría con el PEN Martha Albrand. Ganó el premio Nacional de Poesía Rebekah Johnson Bobbit por su obra Ararat, el National Book Critics Circle Award por su obra The triumph of Achiles , el Academy of American Poet’s gracias a su obra Firstborn , el Premio Bollingen, por Vita Nova ,el Premio L. L. Winship/PEN New England, por Averno (2006) y  el Premio Tomas Tranströmer en 2020.

En el 2015 se le otorgó la Medalla Nacional de Humanidades de EE UU.

Es una mujer alérgica a los focos, y no le gustan las entrevistas. Hizo una rara excepción la mañana de octubre de 2020 en la que recibió una llamada desde Suecia para comunicarle que era la primera escritora estadounidense en recibir el Nobel de Literatura desde 1993 (Toni Morrison). Atendió al entrevistador un par de minutos ; no quería aplazar más el placer matutino de tomarse un café caliente. Le dijo: “Lo primero que pensé fue: ‘Me voy a quedar sin amigos, porque muchos son escritores”. “No sé lo que significa esto. Sé que es un gran honor”. También confió en que al fin podría pagar la casa que quería comprarse en Vermont. Se mostró preocupada por si la fama iba a apartarle de sus rutinas. Después, el entrevistador le pidió que desgranara la relación en su obra entre experiencia vital y escritura. Glück se excusó: “Ese un tema demasiado grande y aquí es muy temprano por la mañana, apenas son las siete”.

Recogió el Nobel en diciembre, en su casa de Cambridge (Massachussets), tras una mascarilla oscura. El suyo será recordado como el Nobel del confinamiento.

Glück es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.

Glück ha publicado 12 poemarios y dos ensayos. En España siete de los libros de Glück han sido traducidos por la Ed. Pre-Textos.

Obra poética :

Firstborn (New American Library, 1968), The House on Marshland (Ecco Press, 1975),The Garden (Antaeus, 1976), Descending Figure (Ecco Press, 1980), The Triumph of Achilles (Ecco Press, 1985), Ararat (Ecco Press, 1990), The Wild Iris (Ecco Press, 1992), The First Four Books of Poems (Ecco Press, 1995), Meadowlands (Ecco Press, 1997), Vita Nova (Ecco Press, 1999), The Seven Ages (Ecco Press, 2001), Averno (Farrar, Straus and Giroux, 2006). Su último libro, de 2021, lleva por título Recetas invernales de la comunidad (traducido al español por Andrés Catalán).

Enlaces de interés :

https://americanuestra.com/no-estaba-preparada-louise-gluck-sobre-poesia-envejecimiento-y-un-sorprendente-premio-nobel/

https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2020/11/26/5fbe69e321efa0f4208b45ad.html

Nota : Esta entrada ha sido actualizada el 13 de octubre de 2023 debido al fallecimiento de Louise Elisabeth Glück.

Louise Glück recogiendo el Nobel de literatura en su casa, diciembre de 2020, durante el confinamiento

6 Poemas de Elfriede Jelinek

Recuerdos

a través

de los confines del mundo

como cáscaras de huevo

penetran recuerdos

resuena

en mí

las nupcias

del cuervo

otra ronda más

de vino

estoy en las nubes

torres claras

revolotean

siempre

en círculo

recuerdos

los ves

atravesar

todas las paredes

no lo

soporto

tomad

sin miedo

la lavadora

de mis

memorias

penetran

un enorme

mayo negro

se ha vuelto

primaveral

grita vociferando

un diminuto

niño

soy

solamente

cortadas

mis venas

son bellas y bien

rojas

lucen gigantescentes

como escaleras de cuerda

cuesta arriba

atrápame

ya alejada

de ti

recuerdos

Atardecer de otoño

avergonzado escupe un campo

los frutos negros…

todos los cuadros de vírgenes

se arredran

ante mí…

la lámpara del prado ennegrece…

un anciano

con un delicado

palo de escoba de reseda

arranca

un ojo

a la luna…

el otro soy yo

nadie viene a sacarme

de mi cueva amarilla…

desconfiado me besa

un gendarme

en la espalda…

las estrellas se enfrían

como ojos de grasa…

y a todo niño le faltan los pies

para las noches

de las ciruelas maduras…

me yaces en el enebro

como blanca falda…

tus ojos son cornejas

que bizquean

luces de alcoba…

los golpeo uno contra otro

como en ardiente címbalo…

la oscura parturienta

es abotargada tumba

y tulipa

para tus calientes cuencos…

una dama camina con gracia

otoñal

sobre mis cejas

fugaz…

Adventure

soy un campo de húmedo

aliento yazgo entre tallos

y entonces

cacareando revienta en

mí el huevo

ahí salta el primer

varón estirando la

verde manzana de adán

con toda su nuez

¡salta grita el

campo grito! ¡salta!

pues sino…

el varón quería

más ya va detrás

el segundo sus cabellos

verde camuflaje recogidos

en una coleta el primero

mira y se agacha a la de

una

¡Corre! grito

aguantando la risa incontenible

quieto quieto no he hecho nada.

¡salta! varón yo al

segundo el primero invisible

en mi vientre he he…

ya cae el segundo ¡bum!

pienso polluelo

vuela hacia el nido y ya está

dentro con el primero y para colmo mi

huevo recibe otra patada

tan rápido que…

aquí más vale recoger los

pies ¡saltad! grito

y ya me recogí

pero ninguno fue tan…

los cuellos vibraron gomas

elásticas ¡no os rompáis!

yo aún quería más pero

eso fue todo…

empujo contraigo los

músculos de mi vientre dejo

que tiemblen los muslos ¡id

fuera!  grito fuera

venga varones saltad!

con un gran esplendor reposa

en el aire mi huevo

frágil sobre el viento…

nosotros…

tu mancha de nacimiento

me vuelve tan

loca…

apenas puedo

contenerme

ante los

suspiros verdes

de tu seto…

los que hay en ti

se apalabrasta entre mis

dedos de zarzamora…

nunca más

volveré a

agredirte

tú con tu jardín de concha.

Tú con la vieja cabeza de pescado.

al bosque ven

allí hierve el té

tan pronto mi arrullo de pájaro

…naturalmente sólo por detrás…

en tu chimenea de oro

quiere entrar…

para que tengamos luz

si la luna

de tanto azul

se enciende…

lo coso ahora mismo a

mi delantal…

lo guardo en un tubo

bien cerrado de mostaza Mautner…

para que ninguno de tus

infantiles gorros amarillos

entren en mí…

Expectativa

quien en los

puentes

no quede al descubierto

no puede

ser leído…

otra muerte

que lo ha desechado todo

perdona

por error

a la propia muerte

(recorten por favor

y envíen)

se arrastra

tras ella

como masa pegada a las

amas de casa al mediodía…

quieren

sorprender siempre

como niños

ante puertas vacías

o arañas que

encalada lloviznan

desde todas las santas esquinas…

(comprad calidad

por el amor de Dios)

con mi amor

quiero

habitar

en el timbre de la puerta

hasta caer

fuera de mí

como saúco preñado.

(recolecta de cupones)

en torno a mí

se oscurecen

los anuncios luminosos

y el maquillaje…

suplicantes

se elevan mis manos.

Poema de nombre pan

pan

macho cabrío taconeador

en mi jardín

ven

pan

de los árboles ordeña

las peras por

su punta

pan

ven

las peras amarillean enjardinadas

una charlota pura sencillamente bastó

para desprenderlo allí cayó él

pan

algo en mí

se protege como seto

no sé lo que es

ven pan

no creas que yo misma

cerco sólo algo

el cielo sobre nosotros es un círculo del que cortas sectores nos cubrimos con segmentos del círculo

del cielo entre nosotros yo el seto o mejor algo en mí una parte tangentes del circulo llueven sobre

nosotros pan febril respira la primera hoja de mi tallito respira la parte más pequeña en mi…

el cielo es diámetro por el que competimos escalando de ahí que amarilleas y ordeñadas las peras

susurren menudo traqueteo entre pan y yo una parte de mí es una parte del seto

el resto es

escalador

por el diámetro cielo

delante de pan

pan va detrás de mi resto

el cielo será radio él

traqueteo de las peras te delatan

pan

nosotros escalamos radio arriba

el cielo se encoge tras

nuestros pies las peras

rugen clamor de muerte tu pata macho cabrío

hace un hoyo a patadas en mi resto

mi otro seto (la parte) se agacha.

el cielo es un punto arbitrario del perímetro del círculo ciel o el cielo es el fin del radio

cielo mi resto se aferra al punto pan se encoge en mí y damos una patada amarilla la

leche las peras se derrama pan será o río en mí en el punto cielo………

es un clamor de muerte de las peras

es un seto sin resto abajo.

A Rimbaud

rimbaud

tú duermes

en la hendidura

de valles

rígido


rimbaud

rígido

tus peces

al otro lado cruzan

y

se hacen hierba

entre

los labios

y silban


tú duermes

rimbaud

más rígido

se hunden dos

de tus soles

como

sotanas monacales

cerca del

estanque


rígido rimbaud

más rígido

hendido

en valles

de la codorniz

durmiente

en el más duermiente

seto

rígido

O azul

rimbaud

Elfriede Jelinek (Mürzzuschlag, Austria, 20 de octubre de 1946). Novelista, poeta, dramaturga, ensayista, guionista, traductora y activista feminista. Nobel de Literatura 2004.

Hija de Ilona Buchner, directora de personal, de ascendencia rumano-alemana de origen católico, y de Friedrich Jelinek, químico, de raíces checo-judías. La familia paterna sufrió la persecución a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y muchos se convirtieron en víctimas del Holocausto. Su padre logró evitar la persecución trabajando en producción industrial de importancia estratégica.

En 1960 inicio estudios de música y composición en el Conservatorio de Música de Viena. Después de finalizar su Abitur (bachiller alemán), se matriculó en la Universidad de Viena y cursó estudios de Ciencias del Teatro e Historia del Arte mientras continuaba con sus estudios musicales.

Sus inicios en la poesía fueron en 1967 con la colección de poemas Lisas Schatten (Las sombras de Lisa). Colaboró con revistas literarias antes de la publicación de su primer libro Wir sind lockvögel baby (Somos reclamos, baby) en 1970. Aclamada y controvertida, las obras de Jelinek se mueven entre la prosa y la poesía, e incluyen descripciones que van desde escenas teatrales a secuencias fílmicas.
Se hizo popular por su novela Las amantes (1975) que conquistó al público de lengua alemana. Otras obras suyas sobresalientes son las novelas, Somos reclamos, baby (1970), Los excluidos (1980), La profesora de piano (1983), que plasmó en el cine el director Michael Haneke en 2001, Deseo (1989) y Una novela de entretenimiento (2000); el libro de poemas, Las sombras de Lisa (1967), las obras teatrales, Lo que ocurrió después de que Nora abandonara a su marido o pilares de las sociedades (1979), Nubes. Hogar (1988), Una pieza deportiva (1998), La Central (2003) y el ensayo Los hijos de los muertos (1995).

En 1998 se le concedió el premio Georg Büchner, la más alta distinción de la lengua alemana. En 2002 recibe el Premio de Teatro de Berlín. Es miembro de la Real Academia de la Lengua Alemana.

En 2004 gana el Premio Nobel  de Literatura , siendo la décima mujer galardonada con dicho premio.

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