15 Poemas de Teresa Calderón

Agitaste mi vientre
como huracanes
entre mis piernas
a 300 kilómetros
por minuto.


Con tus pestañas insolentes
voy a tatuarme en ti.
Cuando muera
podrás reconocerte en mi locura.


Milito en ti
en el frente de tus huesos.
Bajo el polvo los muerdo amor
uno a uno
y estallo contigo en la trinchera.


Te invito a entrar
sincronizo los relojes
un par de siglos
al revés y al derecho.
Cuando aceptes
sé que lo harás
conozco tus secretos
no podrás salir
nadie sale vivo de mi sueño.


Sola en la multitud de la especie
abre sus piernas de par en par
y nacen todos los brillos del agua.
Esos muslos
no podrán
en este mundo
cerrarse.


Rugen los celos
como limosna que sangra
como león que reta a duelo.
Me ladraste la cólera.
Qué duro me diste.


La dirección de la luz
la intención de la luz
el sabor de la luz
toda esa que tuvimos
fue solo un espejismo.
Lo supe tarde
cuando el hielo anidaba en mis rodillas
y pude ver en su esplendor
cómo eclipsaba.


Hacia dónde iba
el sonido que hicimos nuestro en otro tiempo?
¿Por qué el frío se apoderaba de mi cuerpo?
¿Por qué la noche y el frío llegaban de ti?


Ahora me revuelco en la oscuridad
el vacío calcina mis labios
el dolor me duele de la manera
como solo el dolor sabe doler.


Mariposa azul
prepara sus alas para el viaje.
El fin del mundo es el límite
¿el fin del mundo?


¿Qué será cuando se ponga el sol?
¿Qué será mañana y mañana y mañana?
¿Dónde estaremos cuando no haya horas
y el tiempo se quede sin arena?


No juegues con fuego
me dijeron
pero yo jugué con el sol
y quedó nada de mí
excepto estas palabras.


Hoy llegaste resplandeciente
sembrando mis entrañas.
Quiero brotar en ti
dijiste temblando.


Apoyados en la corteza de una palma
me miré en tus ojos.
El oleaje hacía su tarea
tu labio artero me tocaba
salado húmedo
con el adiós entre los dientes.


Entonces fue el regreso
la música
la luz del abrazo
y una cama ardiendo en llamas.

Poemas pertenecientes a su último libro Eros, poemas de amor y otros lugares comunes (2023).

Teresa Calderón ( La Serena, Chile, 30 de marzo de 1955). Poeta, cuentista y novelista. Se tituló como profesora de Castellano en la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1981, donde también realizó estudios de Licenciatura en Estética.

Desde los años 80 hasta la actualidad dirige talleres de creación literaria. Ha dictado clases en Universidad Católica, Universidad de Chile, Andrés Bello, Miguel de Cervantes, ARCOS y UNIACC.

Entre sus publicaciones de poesía destacan:

Causas perdidas (1984); Género femenino (1989); Imágenes rotas (1995); Aplausos para la memoria (1999); El poeta y otras maravillas (2000); Obra Poética (2003); Elefante (2008), Eslabones (2020) y Eros, poemas de amor y otros lugares comunes (2023).


De su obra narrativa destacan:

Vida de perras (cuentos autobiográficos); Amiga Mía (novela) y Mi amor por ti (novela). En novela infantil: Aventuras de Súper Inti y Analfabruja (2000); El tesoro de la bruma (2002); Esa mañana llovía a cántaros azules (2002); Súper Inti y el misterio del espejo (2002); Súper Inti y Serena atrapados en un portal (2012) y El tesoro de la bruma y Llovían cántaros azules (2022). Las memorias de Alfonso Calderón: El miedo de olvidar se publica en Editorial Catalonia(2022).

Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, sueco, italiano, alemán y portugués, y ha sido
compilada en más de 30 antologías.

Ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el Primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía de El Mercurio por Celos que matan, pero no tanto, 1989, Premio «Medalla de La Serena 2002», por su aporte a la educación y a la cultura de Chile, el Premio Pablo Neruda 1992, Premio Altazor de Poesía 2009 por Elefante, Premio de la Crítica 2020 por Eslabones (2020) otorgado por el Círculo de Críticos de Arte de Chile.


Nota : Todo el contenido poético así como la bio y fotografías compartidas ha sido seleccionado y cedido por el editor del último libro de Teresa Calderón para su publicación en esta página.  Poiesis https://poetryalquimia.org/

¡Gracias a La Parada Poética  por su generosidad, atención y confianza!


Enlaces de interés :

https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3714.html

http://www.letras.mysite.com/archivoteresacalderon.htm

https://www.ojoentinta.com/teresa-calderon-para-mi-los-poetas-eran-extravagantes-y-magicos

12 Poemas de Malú Urriola

Santiago en ruinas, abril de 1992

No necesito nada más esta noche,
No quiero oír viejas anécdotas de poetas.
No sé si veré el futuro, si al menos
lo veré pasar por estos ojos.

Espero en la única gloria de los castrados.
Me abandonaré al silencio,
como un criminal abandona las armas y el placer
de la sangre.

(De Dame tu sucio amor, 1994)

Afuera daba vueltas un farol rojo y el letrero se caía a pedazos como de boite de mala muerte, como si fuésemos a estrellarnos contra la muerte, el hombre sacó una pequeña llave. Ladraban los perros, y el hombre nos condujo hasta un cuartucho que no volveríamos a ver, encendimos la tv y unos porros, luego me fumé un cigarro detrás de otro, uno detrás de otro y te contemplé hablar y hablamos del cuartucho, de la cojera del hombre, nuestra propia cojera, de la noche que corría con una prisa extraña, las nubes pasaban rápidas, azulosas, violáceas, como golpes de la vida, como si nos fuésemos a golpear contra la vida, el hombre trajo dos cafés que se enfriaron sobre el velador, en un rincón del cuarto quedaban los restos de una fiesta que otros dejaron, qué ganas de tomarme un trago, te dije, tú te acercaste lentamente, al contrario de las nubes, al contrario de la noche que corría aprisa, al contrario de los perros que no dejaban de ladrar, de vez en cuando se callaban, y se callaban hasta que las luces de un automóvil se estrellaba contra los vidrios y encendía el cuartucho que dejaba ver tu cuerpo y luego venían las sombras que te cubrían, lejos de casa, tan lejos de casa y en la radio con las pilas medio muertas la Janis cantaba bye, bye, baby.

(De Hija de perra, 1998)

***

Cuando me pierdo es este brazo quien me encuentra

Cuando no estás me faltas como si me faltara un brazo, daría un brazo por no sentir esta falta… daría un brazo, pero no el brazo con el que escribo. El brazo con el que escribo no se lo doy a nadie, si me deshiciera de este brazo moriría atragantada. Este brazo es el que aprieta mi vientre, el que hunde su mano en mi garganta para que las palabras salgan, porque mi brazo sabe que las palabras son como trozos de carne que me atoran, si no tuviera este brazo tampoco podría hablar, porque este brazo es mi lengua, con este brazo puedo decir lo que la lengua se calla, podrían cortarme la lengua pero no el brazo, por eso no siento ningún miedo cuando tengo la lengua dentro de tu boca, porque aunque la arrancaras me quedaría este brazo. Con este brazo me sostengo, con este brazo lucho cada día. Cuando me pierdo es este brazo quien me encuentra, cuando me desespero es este brazo quien me calma, este brazo es mi memoria, este brazo es quien me saca a flote, quien jala de mí, quien me aturde para arrastrarme hasta la orilla, este brazo se compadece de mí más que nadie, me saca el agua que he tragado, me golpea el corazón para que ande, si no fuera por este brazo no sé qué seria de mí, por eso sigo a mi brazo, porque este brazo es capaz de encontrar lo que yo no hallo, por eso es él quien escribe, porque si escribiera yo, no encontraría las palabras necesarias, en cambio mi brazo es exacto, porque mi brazo sabe que si no soy capaz de resistir, que si me agoto de ver todo el tiempo lo mismo, que si me canso de escuchar las mismas palabras idiotas, que si me harto de ver a la misma gente como en un cinematógrafo de barrio, que si me aburre ver con mis ojos sus ojos pajes desesperados de fama, de una fama gris de estrella de cinematógrafo de barrio, porque mis ojos se cansan de ver tanto, todo igual, repetido, mi ojos se hartan tanto que se harían sal si vieran que algo nuevo pasara, porque esta ciudad se detuvo antes que llegáramos yo y mi brazo, esta ciudad sombría ya no se desempaña, esta ciudad es inalterable, esta ciudad quisiese ser rubia, esta ciudad quisiese beber whisky cuando se muere de hambre y si este brazo no fuera fuerte nos habrían arrancado medio pedazo, pero a mi brazo nada de esto lo derrumba porque mi brazo es ciego, mi brazo es sordo, mi brazo sólo escucha la sangre de él. Sabe que cuando no dé más deberá tomar la empuñadura y rajar la muñeca de mi otro brazo, sabe que aunque son pares sólo él puede hacerlo, sabe que él será el último en abandonar, lo sabe, como sabe también que será capaz de dejar de escribir porque escribir me daña a veces, mi brazo sabe que escribir daña porque es él quien escribe, cuando mi brazo escribe sabe que está doliendo, quemando, sabe que me revuelvo toda, por eso mi brazo dejaría cualquier cosa para calmarme. Es este brazo quien te olvida, no yo, porque mi brazo sabe que estando juntos somos capaces de resistir tu falta, que podemos trazar tu recuerdo, en cambio si me faltara este brazo yo me quedaría muda, me quedaría postrada, no podría resistir, no podría, por eso no te doy este brazo ni se  lo daría a nadie, porque este brazo es el único capaz de librarme de mí.

la noche es un animal manso, hasta podrías acariciarle el lomo, el neón del Hotel Ibiza pega verde eléctrico al fondo del callejón y las nubes, ¿ves?, pasan cadenciosamente detrás del luminoso de Xerox y está tan oscuro y hace tanto frío… y desde el fondo negro de tus ojos adivino dónde acabaremos, verás, to- dos siguen igual, los borrachos siguen borrachos, los que no se venden, los que creen que se harán famosos. Te acuerdas cuando me llevaste a ver Santiago explotar de luces, era de madrugada y desempañé el vidrio con una mueca, un tonto y desesperado gesto de la mano y pensé en mi madre cuando Santiago apareció nítido, lleno de luces, silencioso, como un deshojado y promiscuo montón de estrellas de 40 Watts, y hablaba de la llegada del silencio, de cuan- do las palabras se aquietan entonces el frío se hace más intenso y siento un terror que atraviesa los huesos, te dije que pasar frío es como ir a la deriva, no saber dónde ir y escribir es la misma incertidumbre, háblame, no me dejes a solas con este silencio, escribir es la única manera que tengo de espantar el silencio, es mi fatiga aburguesada, naif, desclasada, sabes que los de abajo no escriben, ni dejan el cuero donde menos importa, ni traicionan la dignidad de la ignorancia. Tenemos dos o tres cines donde pasan cine arte, o podemos sentarnos a fumar en el Forestal y hacer como que no me importas, como que no me deseas y sentarnos a mirar este sucio río que desemboca en el mar igual que desembocan las palabras en mí. Ya no escribo, dejé de escribir te dije, dejé de 41 escribir porque dolía, no servía para nada, para nada, y estoy hablando de la inutilidad de las palabras y de eso no tienes idea, la más puta idea, no vol- veré a dejar el cuero, así es que puedes quemar los papeles, puedes romperlo todo, todo, puedes limpiarte el culo con todo lo que he escrito, puedes tirarlo a la basura, puedes mirarme fríamente con tus ojazos grises y decirme que nunca, nunca, pondrás el gris de tus ojos en mí y no sacarás nada, nada sacas, porque se te grabó en el alma, está tatuado dentro tuyo como con un corvo. Arriba nuestro las estrellas de Chile para ti.

 (De Hija de perra, 1998)

Al lado del carril de la vida pasa el futuro alocado
Los sueños que vimos naufragar florecerán para otros,
y caminarán como nosotros entre la jauría,
y postes esqueléticos de luces que se apagan
y conocerán de esperanzas tratadas a puntas de pies,
y la flor de la pregunta
cuando llueva y haga frío,
les florecerá de pena
y en el aire se dejará oler fresco
el aroma de las murallas mojadas del alma
La vieja historia de nacer soñando y morir
con el rabo pelado
¿Te acuerdas de cuando el horror se apoderó de nosotros,
y el silencio tenía un sonido de botas miserables?
Escuchábamos a Charlie Parker,
recitábamos de memoria a la Mistral
y nos reíamos de nuestros necios congéneres.
La vida que pasa segura sabe que sobrevivimos,
Por eso nos sentamos a ver brillar el cielo
y toda su orquesta de vidrios.

(De Nada, 2003)

Tengo un corazón.
Una vez por lo menos lo tuve.
Mi corazón tiembla por cualquier cosa.
Cualquier cosa lo hace temblar,
una gota de lluvia basta, una débil brisa.
Este corazón es como una explanada, como el desierto
curtido por el sol.
Ah, hasta dónde las palabras habrán de llevarme.
Mis pensamientos han estado totalmente equivocados.
Este corazón iba a un lugar,
yo a otro.

De Nada, 2003

Nada

Como si escribiera,

como si soñara que escribo

levanto una copa por esa noche que nos perdimos por Baires

y la trava exhibía sus gomas recién operadas

y me seguiste de bar en bar,

de noche en noche,

de muerte en muerte,

mientras el esmeralda de tus ojos

se clavaba en mí.

Lo mío es lo pequeño, lo inexacto, lo turbado,

lo que apenas puedo ver es lo que la cabeza comprende,

no escribo cosas extraordinarias,

no tengo el tic del poeta nacional,

detrás de la flor, la humedad.

No nacimos para nada grande,

apenas conseguimos una vida de artificial luz amarillenta

sobre la cabeza,

lejos, lejos de la cabeza,

existe un lugar donde los cóndores rozan la cordillera

como si por alas tuvieran palabras

Abajo la carroña citadina y la cruz del sur iluminándonos el cuero,

abajo la tierra, bajo los pies la tierra,

bajo la tierra, el cielo y el deshuesado recuerdo

de miles que tampoco han muerto para nada grande.

Al frente tus ojos, el pasado del futuro y el futuro del pasado

y esas caminatas por el Forestal

cuando no teníamos nada y por ello,

el mundo era nuestro.

Mi hermana y yo 

Mi hermana y yo siempre estuvimos unidas.
Era lógico para mí estar a su lado.
Una era parte de la otra.

Jamás pensamos en separarnos hasta que mi hermana me dijo que le había escuchado a nuestro padre entre sollozos, decir que éramos un monstruo.

Entonces lo pensé. Somos un monstruo.

Arrastramos nuestros bototos hasta el cajón de las fotos. Y nos pusimos a observarlas.

La anterior es cuando estábamos por cumplir un año.

Ésta fue tomada el año pasado. Una tarde que nuestro padre llegó tarareando un bolero de los Cuatro cuartos, y quiso tener un recuerdo de nosotras.

Mi padre decía que mi hermana era dueña de nuestro corazón, porque es la que siempre sonríe en las fotografías.

Yo soy india. Creo que el clic de la cámara me roba algo que no alcanzo a definir.

Lo que siento, pienso, recuerdo, duelo, gozo, en ése momento exacto quedará plasmado en un papel. Una parte mía quedará cautiva para siempre.

No la borroneará el recuerdo, ni la deformará el olvido.

(De Bracea, 2007)


No hay estrellas. 

No. 

No hay. 

Yo quería que hubiese para prenderme y apagarme. 

Pero esta noche, no. 

No hay. 

Ni una sola. 

Ni una.

Se ha forrando de nubes el cielo. 

Se revuelcan, abrazan, besan, funden, animalmente las nubes.

Y detrás vienen más, y más, hasta que forman un mar gris. 

Cuando las nubes están grises, agrisan el mar. También el pueblo. 

La vida me escucha mejor que cualquiera.

Si le pido que se nuble, se nubla. 

(De Bracea, 2007)

Cuando la gente baila, sabes, aún sonrío. Los pies se mueven solos, y aunque no lo quiera, se mueven solos. Aquella canción que me pusiste en el butlizer de la quinta de recreo me recordó a mi padre.

Mi padre tenía el pelo lustroso y negro, peinado para atrás como su risa, vestía trajes de moda y pantalones con la línea bien planchada que mi madre se encargaba de delinear, zapatos impecablemente lustrosos. Cuando mi padre bailaba todo era bello, por eso se ganó el corazón de mi madre: la hizo reír tanto como llorar.

De esa pena y de esa risa estoy hecho yo.

De Cadaver Exquisito (2017)


nosotros – que apreciamos la perífrasis, decimos que los pájaros partieron  

Dickinson 

Alguien le abrió la puerta a la muerte. 

Un pez saltó las perlas de la noche, 

conmovió a los picaportes, 

sobresaltó el alma de las cortinas, 

empañó los vidrios, 

lavó el ego de las estatuas,
las pisadas sin rumbo,
las que nunca volvieron,
la llave que fue a dar bajo el mueble, 

las camisas que no usaste, 

los zapatos,
los esmaltes,
los cepillos,
los cuadernos que se pierden,
las telarañas vibrando en la espalda de los azulejos, 

los calefactores, 

las tazas. 

No habías acariciado una taza tanto tiempo,
ni el mar fue tan imposible,
ni la encina tan inmerecida.
Mientras te quejas frente a los pájaros de D. H. Lawrence, 

en las puertas entumecidas toman sol los que han dormido en la calle. 

No te busqué en las filas de inmigrantes.
Creo que vi una golondrina, pero no el mar.
Las angostas callejuelas se encontraron con la lluvia. 

Las veredas desaparecieron como los mendigos. 

Resonaron truenos, rayos partieron en dos la tarde. 

Los hindúes cierran.
Los senegaleses se sientan en las puertas.
Los barcos callan. 

Las palabras han ido a dar al río.
Tal vez una naranja lorquiana alumbre.
Si tenemos suerte, habrá más de un grado esta noche.
Los ciruelos brotan impasibles.
Por la calle ruedan pequeñas esferas de nieve,
las fronteras cierran,
los aviones besan la tierra,
el miedo bebe un vermouth,
las ambulancias aúllan,
los vencejos sobrevuelan la plaza.
En medio del humo de los crematorios,
un taxista lleva gratis al hospital a un contagiado,
un hombre chino baja la cortina del almacén,
el negocio de tatuajes guarda las jeringas,
las sillas trepan las plazas.
Los quioscos de flores parecen animales enfermos. 

Casandra contempla las cabezas de los leones.
Una niña mira al cielo esperando la pelota de Dylan Thomas. 

En el Apolo, el cartel de Sara Baras y el de Flashdance
se miran suspendidos como el tiempo de Pelechian. 

La muerte anda por la calle silbando.

De El Cuaderno de las Cosas Inútiles(2022)

No tener miedo de una paz colorida de lagartija al sol

Ni de los arrojos de cataratas

Ni de los caminos sin sendero

Ni de una sed de orilla

Ni de una noche sin grillos

Ni del abrazo que se olvida

Ni de la espalda emplumada

Ni de las calles y los delincuentes

Ni de los bancos y los delincuentes

Ni de los días inútiles

Ni de las tardes sin sentido

Ni de las noches paganas

Ni de mirarse al espejo y no hallar nada.

Soy un atrapador del tiempo. 

Atesoro cada detalle cada segundo cada gesto y los grafío en mi cabeza -no 

hablo de otros, hablo de la captura del tiempo- no dejo escapar detalle, 

segundo, gesto del día, de la tierra, del cielo. 

Soy un atrapador del tiempo. El mismo de las cavernas esculpido en millares de 

yos. Algunos de mis yos viven en el pasado, otros como yo, conmigo.

Las legiones de los que nos hacen temblar saben que hay millares de 

atrapadores del tiempo. 

La sabiduría de atrapar el tiempo consiste en sobreponerse al pasado y la 

invención de un futuro nefasto. 

En el mismo momento que imagino una flor en medio de las ruinas, sé que la 

hallaré unos meses más tarde, porque soy un atrapador del tiempo.

-del libro inédito Vuela-

Malú Urriola, María de la Luz Urriola González (Santiago, Chile, 9 de junio de 1967-Santiago, 21 de julio de 2023). Poeta, guionista y académica. Fue profesora del Taller de la Fundación Pablo Neruda para jóvenes poetas y académica de Licenciatura en Lengua y Literatura de la Academia de Humanismo Cristiano.

Urriola comenzó a escribir siendo una adolescente y ya con 19 años recibió una beca de Fundación Pablo Neruda.

A los 21 años publica su primer libro de poemas, “Piedras rodantes”, con el que se da a conocer en el mundo de la poesía chilena.

En el 2013 es invitada por la Universidad de Harvard al Seminario A Latin American Poetry Lab at Harvard, a leer su poesía traducida al inglés por la critica literaria y traductora Anna Denny.

En el 2015, La Luz que me ciega, trabajo multimedial de fotografía, video y poesía, realizado junto a la fotógrafa Paz Errázuriz es expuesto en la Bienal de Venecia.

En el 2018, es invitada por las Universidades de Princeton, Georgetown, Washington, Maryland y The King Juan Carlos I of Spain Center New en York,  a dar conferencias y a leer su poesía.

Durante varios años dirigió el Taller de la Fundación Neruda para jóvenes poetas. Trabajó como guionista de televisión y cine.

 Malú Urriola recibió, entre otras distinciones, una beca de Fundación Pablo Neruda (1986), una mención honrosa en el Premio Municipal de Literatura de Santiago (1995), Premio Municipal de Literatura de Santiago (2004), Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2004), Premio Pablo Neruda (2006). En el año 2009 recibe la Beca John Simon Guggenheim.

Su obra incluye: 

 Piedras rodantes (1988), Dame tu sucio amor (1994), Hija de perra (1998), Nada (2003), Bracea (2007), La Luz que me ciega, en coautoría con la fotógrafa Paz Errázuriz (2010), Las Estrellas de Chile para ti(Antología, 2015), Cadáver Exquisito (2017) y Cuaderno de las cosas inútiles (2022)

En el documental “No hay estrellas”, dedicado a la vida y obra de Urriola, la autora expuso los inicios de una carrera en tiempos complejos para la sociedad chilena:

Enlaces de interés :

http://malurriola.blogspot.com/2021/11/blog-post.html

https://www.elmostrador.cl/cultura/2023/07/21/a-los-56-anos-fallece-la-destacada-poeta-y-guionista-malu-urriola/

https://palabrapublica.uchile.cl/malu-urriola-hija-del-vacio/ http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3586.html http://cultura.fundacionneruda.org/2020/04/21/de-dia-escribo-para-ganarme-la-vida-como-guionista-y-de-noche-para-ganarme-la-muerte-entrevista-a-malu-urriola/?fbclid=IwAR3VKIbJ_TkoHgXvIt0zkKoFWANuBQNsyxoDAGx1hY-W072SmuYDhBfmVU4

https://petalurgia.com/wp-content/uploads/2021/05/Plaquette_Malu_Urriola_Petalurgia_FINAL.pdf

9 Poemas de Gloria Dünkler

Sauces frente a la playa

Estamos en el centro de la arena
y has decido enfrentarme, domar el corazón de esta foránea.
Pronto soltarán a la bestia de su jaula,
hambrientas, las felinas se pasean.
Pero tú lograrás vencer el enojo,
zafar de sus artimañas, darle vuelta,
acallar sus fauces con un golpe de tu escudo,
empujarla a tu red, mansa y overa.
Apuesto mi alma, auguro la victoria,
imagino que soy domada por un beso tuyo,
que rasguñas mi monte, que talas mi arboleda.
Que me tienes en prisión, sumida en arenales,
que me induces al amor
recostada sobre piedras calientes.

Ankunft der emigranten

No fuimos descendientes de reyes ni licenciados
y mi abuelo recogía la nieve
amontonada en las calles de Hamburgo.
Lo único que trajimos fue coraje, el buche
y los sueños en las maletas.
Aferrados al mástil del buque
taconeado de niños enfermos
de vivir con la peste y el hambre,
de mujeres que parían en la cubierta
y otros que dormitaban en los pasillos
o de a tres en los camarotes.
La maldición de errar por los mares había terminado.

De Fûchse von Llafenko


¿Qué sabe un forastero sobre tomar un buen mate?
Nadie le dijo cómo se ceba: si amargo o untado en miel,
hojitas de cedrón o cáscaras de naranja.
Que el agua no se deja hervir,
que amaina el apetito y sosiega la mente.
¿Qué pienso? Quizá me complazca
y un día me instale con mi bombilla
en la arena movediza de la yerba.

De Fûchse von Llafenko


Tu trabajo es despejar los caminos,
inventarlos a machete y prender fuego a las campiñas.
No te conozco, indio, no te comprendo.
Vendido, rumorean los tuyos, apatronado,
¿y tú sólo guardas silencio?
Mientras fabricas la batea para salar nuestra carne
y junto al padre unes tu fuerza,
yo te observo y me pregunto:
¿quién te dejó esa cicatriz en la frente?

Mi oficio es construir, encender motores,
soltar amarras, no volver atrás.
La miseria se despidió de mí
agitando su pañuelo al viento
comprendí entonces, mi destino era triunfar.
Era sostener las esperanzas amarradas al cinto,
remar en busca de tu orilla,
sembrar el poema y dejarlo brotar.

Aquí nadie se conoce
ni sabe uno si la familia del vecino no vale un cobre.
Aquí podemos inventarnos una sangre,
un escudo, una leyenda, una muerte gloriosa,
podemos ser, si se nos place,
una estirpe ungida por el rayo.

De Fûchse von Llafenko

En el muelle las mujeres cargan el bote con leña

En el muelle las mujeres cargan el bote con leña
y los perros escarban en la playa.
Para campear el fresco atizan el fuego,
se frotan las manos
y descargan las truchas pescadas a la mala.
Ellos se alejan en el Marichen con destino a Villarrica
y desde allí al puerto
que los llevará a la patria en llamas.
Nosotros nos quedamos aquí
anclados a esta tierra, a sus escamas,
a las espinas de un amor que nos atraviesa.

De Fûchse von Llafenko

Blut der eiche

¿Y si mordieras lo que palpita aquí adentro?
Ahora te llevo a la mesa de la curtiembre,
preparo el vino
y enciendo la ópera predilecta:
la compañía de lobos y serpientes,
el vuelo de brujos,
nuestros sueños ardiendo en las brazas.
Cantaré a tus padres y el triunfo será mío,
verás que al fin cortaré el nudo del secreto.
Seamos caudillos en estas líneas,
que otros descubran el rastro,
que sean testigos aunque no lo quieran.
Y para que nadie se interponga
dominemos el hacha y el fuego.
No cantaremos a la rosa ni la haremos florecer aquí,
vamos a deshojarla hasta hacerla sangrar,
hundirla en sus espinas, asesinarla, que así sea.
No lo quiere dios ni las leyes mortales,
lo trama la vida desde el misterio,
lo ordenan los linajes que se unen bajo tierra
cuando se trata de escoger,
de enseñar un canto al hijo que viene.
Entonces diremos:
la vida nos ligó al mismo árbol, tu brote y el mío,
erguidas nuestras hojas, enredadas.
En tiempo de cosecha
unimos los pedazos de un mural secreto
en el carozo, en el jugo, en la pulpa
se estruja lo rubio y lo moreno.
No fuimos cerezo ni manzano
sino un injerto de lenguas,
un canto de huesos y nervios.

De Fûchse von Llafenko

Tijerales

La tierra, como los papeles, aguanta todo

pasaportes falsos, prófugos de ley

los jueces lo libraron de la extradición.

En la vendimia un asado le despierta la tripa

sus camiones de la muerte dónde están.

El general que asumió el poder

le encargó su nuevo plan

un campo de trabajos forzados

en un remoto archipiélago.

En el siglo XIX los indios selknam fueron castigados.

En 1890 se entrega una concesión durante 20 años

a misioneros Salesianos

para domesticar a los mismos infelices

en sus parroquias y escuelas.

Pronto llegaría el nuevo parque de entretención.

En Dawson, allí levantaremos la obra.

Libré de los Juicios de Núremberg

de Spandau la de muros largos y de algunos agentes

si de algo se me acusaba los crímenes habían prescrito.

El hijo se crió bien, con eso me conformaba.

Un pequeño terreno, unas cabezas de ganado

abrí un negocio y trabajé duro en ganar clientela.

Estaba en deuda con esta patria.

El capitán admiraba la antigua gloria del Reich

pero de esos mítines nocturnos

de ese rifle que golpeaba las costillas

de esas banderas alumbradas por las fogatas

de las Juventudes sólo quedaba la leyenda.

¿Quién soy para romper una ilusión?

 De Spandau

COLOFÓN 1

Familias alemanas y políticos influyentes le protegían.
Huye al enterarse de la captura de Eichmann en la Argentina.
Deambula con identidades falsas por Latinoamérica.


COLOFÓN 4

Era un gringo deslenguado recuerdan los peones que
trabajaron con él. Le gustaba emborracharse entre las
barcazas a la orilla del mar. Por las madrugadas se oían
disparos al aire. Nunca tuvo hijos.

 De Spandau

Vecinos

Contempla el mar y piensa:

Qué será de nos

adónde iremos a parar después de esta vida.

A luchar contra quién, de qué lado estaré

en cuál batalla.

Adónde vamos los vivos.

De dónde vienen los muertos.

Aquí la vejez cavará su trinchera

en cada golpe de hacha el temporal se llevará las culpas

el arado borrará toda huella ramoneando sus amores

y le arrancará lo cobarde como tripas de cuajo.

Aquí tomará la sopa con esa extraña

hasta que llegue el amor.

Con este caos se toparon los gringos:

traidores huyeron de su engaño

otros resistieron con sus vidas

borrachos hasta olvidar agacharon la cabeza.

Indios contra indios se odiaban a muerte

desde la Pacificación de la Araucanía.

Esperaron la traición del enemigo

jamás la de su raza.

So ein Mist!

Una tarde el cacique le brindó asiento

y parlamentó con esa gente primitiva

la perra ladraba con sospecha

vecinos desde hoy, un lenguaraz trajo luces.

Al echar un vistazo a la furia de esa negra

pensó si morir en combate habría sido mejor

que llegar a una tierra sin orden.

Ser invitado a un guillatún

un privilegio que no comprendió.


Gloria Dünkler Valencia (Pucón, Cautín, Chile, 1977). Poeta y narradora.

Cursó Pedagogía en Lenguaje y Comunicación (2003). En 2009 se titula de bibliotecóloga en Santiago de Chile, ciudad donde se desempeña como catalogadora en la biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.

Ha ido dando voz a la colonización y asentamiento principalmente germano en chile. 

Auto editó su primer poemario, Quilaco seducido (50 copias), con el segundo, Füchse von Llafenko (Zorros de Llafenko), Ediciones Tácitas, 2009, obtuvo su primer premio importante, el Academia, que otorga la Academia Chilena de la Lengua,  El siguiente poemario fué Spandau (2012), (Premio el Municipal de Literatura de Santiago), posteriormente publicó Yatagán (2015).

Sus poemas han aparecido en diversas antologías y han sido traducidos al alemán, polaco y catalán. Sus textos fueron lanzados sobre las ciudades de Varsovia y Berlín en los bombardeos poéticos organizados por el colectivo Casagrande el 2009 y 2010.

Premios y reconocimientos :

  • Premio Los Puños de la Paloma 2008 (Santa Fe, Argentina)
  • Premio Academia 2010 por Füchse von Llafenko (Academia Chilena de la Lengua)
  • Mención Honrosa en el Premio Municipal de Literatura de Santiago 2010 por Füchse von Llafenko?
  • Beca del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2011)
  • Premio de la Crítica 2013 por Spandau
  • Premio Municipal de Literatura de Santiago 2013 por Spandau
  • Beca del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2013)
  • Premio Pablo Neruda 2016

Enlaces de interés :

http://www.letras.mysite.com/gdun270522.html

http://www.letras.mysite.com/gdun161022.html

8 Poemas de Paula Ilabaca

ella dijo mi violencia será este cuidado mal visto ella dijo
mi vestido
y sollozó lentejuelas pasmadas avenidas
las gestas y las calles de la ciudad despejan un dibujo
ella dijo dibujo mientras duerme ella dijo
duerme
y velaron demonios bajo la cama
esta ciudad no
esta ciudad y su trono mi violencia es cemento
ella dijo en su trono
mi violencia es cemento y primó sobre todas las cosas

*

la ciudad lucía
lentejuelas pasmadas avenidas
la mayoría de las formas en su gesto eran minúsculas
suponiendo encuadres y montones de ecos
sucede con su voz con su pelo su posible criatura entera
su detalle horroroso en las comisuras de la boca ella dice
mi pobre boca y el barro que la salpicó
mi pobre cara cada vez más deslucida extraña
en el espejo de la pieza poderosa lucía
un detalle en la mano tan claro un detalle con barro
en el deseo del ángel que cubre de poros su sueño
pobre lucía pobre
abre las piernas y grita

*

mi violencia es tan bella ella dice mi violencia es tan bella
la constitución de su figura ella dice
la reconstitución de su figura fue el ejemplo de un dibujo
en el sueño de noche el ángel el barro solo sucedió
calibró el acero en barro calibró su cerebro en forma de alas
cafés
se armó la ciénaga ella dice se armó la ciénaga como opuesto a
la ciudad
era un hecho concreto una aparición el barro el ángel
un despelote tener espalda y que brotaran alas
tener sueño dormir de lado nadar de barro a barro
lucía ciudad ángel ciénaga
furor de légamo chicharreo
nadando en la ciénaga se aleja y mi ciudad
y estas avenidas y mi vestido y mis lentejuelas dejadas atrás ella
dice
dejadas atrás ella dice de mí mi miseria es este légamo
ella dijo légamo ángel ángel di dibujo si suplico
las terminaciones de mi voz se están volviendo barro
las terminaciones de tus alas di barro di cuello di cintura di
la ciénaga nos traga a secas
con su tarasca
da

~

el ángel arranca de mí
ángel marrón ángel marrón
arranca mientras te queden
alas
porque si dejo de escribirte
desapareces
si dejo de escribirte lucía dice si yo dejo
de escribirte yo yo
desaparezco

*

la posibilidad de ser ciudad ella dijo mi único deseo
es ser ciudad es que se me corra
es que me corra la leche por las calles
por estas construcciones lucía dice
amor amor hay unas bullas cuando pegas amor
hay unas figuras de carey que se demacran y gritan
que me tome mi leche
ser ciudad sí ser cuidad lucía se estira y dice
ser ciudad para que se la corra en estos cimientos sí
ser ciudad para que impacte para que llene de leche
y el cemento se chupe solo
y mi cemento se haga barro y me escupa sí mi amor
sí mi niña sí mi pedacito carmesí
mamá?
tengo la cabeza llena de bullas y la garganta mamá
me parece que no he sabido comprender
las bullas no me dejan ni escribir mamá
como cuando la boca repleta de leche no me deja hablar
sí mamá lo mismo de esas veces de beber
traspaso las maneras del dolor lucía dice
las traspaso como si fueran como si yo lo quisiera

*

hay noches en las que no puedo ni respirar mamá
hay noches en las que su cuerpo se pega al mío
y no hay cómo poder encontrarlo
mamá si hay olor cómo puede ser que él no esté
que se haya ido y tarde en querer volver
son las bullas mamá yo lo sé son las bullas
yo podría haber tenido ese oro mamá esa luz o esa negación
yo podría haber entrado en su llanto para poder
permanecer lucía dijo
pero el ángel se puso tosco y no hubo manera mamá
no hubo manera
el ángel ocultó el oro en su respiración el ángel cambió los
tonos para amarme cambió
las formas de entender
mamá dime yo entiendo?
si hay tantas bullas yo entiendo?

*

estaba esperando este día y no quería que llegara

lucía dijo todos creen que lo quiero para acostarme con él para nada más

ella dice y si yo encierro esta voz en una caja negra muy negra

ella balbucea reza y yo digo repito oraciones

abrir la mano de la llaga palpar su pecho entrar y contraer su corazón

resulta que su corazón se iba por santiago su corazón de carey y leche su corazón

él decía a gritos arruina lo todo todo lo arruinas

estaba esperando este día era tan posible que llegara y por santiago se iba

una mancha blanca invadiendo avenidas una mancha resbalosa granulada insípida

todos los caninos conducen a ti

ella dice con la boca llena todos los caninos ladran para ti

los canes de mi ojo derecho y su llaga todos los caninos ladran para ti

ella dijo caer en cuenta de su corazón caer en cuentas de carey enterradas a mi cuello

él dice enterradas a su cuello él dice

mi cuerpo se persigue en la gargantilla de carey de su cuello

mi cuerpo y nosotros

la consigna

su cuerpo de cuentas carey y leche hecho redondela giro alusión

él dijo ella dijo si estira la mano se come mi corazón mi pobre corazón si estira

hacia el tronco puede coser

lucía dice tragándoselo todo seré su muñeca en la noche de la ciudad

sí la ciudad de avenidas lechosas seré su muñeca si escribo seré su muñeca

solo por saber si logro encontrar su corazón

mi pobre corazón su corazón de carey y leche

de «La ciudad lucía» (Editorial Mantra, Santiago de Chile, 2006).

VII

Estoy escribiendo, no puedes tenerlo todo.

Estoy escribiendo, no puedes tenerlo todo, pues se castiga a quien lo hace y vence.

Me voy encerrando en mí misma. Me voy encerrando en un eco, en un himno que aflora desenmascarado. Me voy encerrando hasta que encuentro ese ritmo, ese jadeo preciso que soy yo.

de “Penínsulas” (2019)

ESTOY PENSANDO EN irme corriendo. Arriba hay un cerro gigante arriba de mi arma mi plaza mi querida amada bandera. Voy pasando lejos. Las líneas eran tres. Voy pasando escucho los pasos de todos esos horrores. Voy pasando y me digo. Está bueno. Voy pasando y me digo. Las líneas son tres. Las líneas dirán vas a vivir. Las líneas son tres. Las líneas dicen vas a vivir.

de “Penínsulas” (2019)

Contando los días que pasan, la suelta se pasea por el territorio básico, murmurando una canción. Mira su cama naranja, piensa en los días en los que el sudor bordaba las sábanas, los besos lo mismo, la pura y santa piedá. Lo mismo y lo mismo. Babear. Hostigar. Correr. Llegar. La cama. Repleta de oraciones. Bajo la almohada hay unas llaves, sujetas por una cadena con un corazón de oro, que la suelta mira arrobada, porque ella no tiene corazón. Más allá, en otro espacio o bajo otro estado, el rey está profundamente dormido. Y no escucha. Y no siente. Y no sabe que la suelta espera y espera el momento justo en el que se hará la linda, para luego escapar. Como siempre lo ha hecho, porque no puede, porque no sabe quedarse o porque simplemente le irrita, le irrita todo lo que parece ir en serio.

Mientras saca cuentas, la suelta se observa una y otra vez. Entra y sale del baño, mira hacia la calle. Cruza hacia el balcón. Comienza a regar las plantas de la terraza, que ahora se queman con el frío de los últimos días del otoño. Vendrá el invierno, pronto. Y ellas, las quemadas, recuerdan ese día de sol en que la suelta le dijo: son como nuestro amor; han vuelto a nacer. Pero era una pura lata. Y el eunuco lo sabía y calló, con el falo encogido, como siempre. La suelta reconsideró, por ejemplo, cuando se paseaba en pelotas frente a la ventana, o con ropa o con ganas. Y era sólo un ejemplo de todas las maneras con las que inventaba trampas para él. Con el eunuco nada ocurría de todas formas. Nada. O mejor: nada había ocurrido, porque él era un trasto cerrado y terco, un poco torpe, un poco lerdo, cogidas lacias sepultas en la memoria, una estela, un estado al que se podía recurrir.

de «La perla suelta», (Editorial Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2009)

la princesita

con el zapato cardúmico entre dientes
sin importar las hilanderas de sangre que recorren
la temblorosa ojera siemprevirgen
la inmaculada taza soportalágrimas
es interesante lo que le sucede a la princesita púrpura
sentada en la opacidad de la espera desgarradora
tan pobrecita con la estirpe en útero congelada
con la estéril maniobra del recuerdo de espermios sobre su vientre
se le está diluyendo el carnero a la muñequita
a la calcomanía de belleza errada en microscopio
esta vez le van a enterrar el candelabro de polvo
ella lo está esperando
la mariposita redonda de óvulos complacientes
que se observa en cuchilla oxidada y teme por su hoguera.

en Completa (2003)

condiciones abyectas

el olor amoratado del desencanto

insalubre jarabe para sus dentelladas

ayer fue el ladrido de su ojo hoy

el arrebato de sus donceles averiados

puedo ser el animal pudoroso para su esgrima

aprender a invocar las esclavas de su aliento

desfallecer ante el carnero por su merienda

en los furores de mi saliva destrozada

es horrorífica la puerta de salida si

en su vértice se plasma una dentadura que llora

con la mayoría de edad para ser burlada

se hastía mi muñeca sin uñas

transito a cuestas el esqueleto de clavos

soy el trofeo en torta de novia

si me viola con su vela me consumo de vértigo

danza desértica

algunas recomendaciones

para la piñata de estiércol

que se deshace en cumpleaños de la niña estéril

o la piraña en celo disparando proyectiles

qué hacer con su malogrado teatro

su higiene antropófaga

el canibalismo de sus hormigas en revólver

la advertencia de su soledad geométrica

y no poder acallar el rumor de la torta

la cintita de los zapatos vírgenes

el útero disecado de la amante barata

la que se arrodilla ante el dedo del ángel

supurando savia para el antojo de su ego

«el cataléptico de alaridos nostálgicos»

se esconde entre los invitados del cactus

y la niña lo persigue castrada

con la alevosía de la carne débil

del beso enclaustrado en dormitorio penitente

explotan las falanges en su búsqueda

ahora la niña sin pies para el baile

sin pies para pisar el cubrecama de la fiesta

de la fiesta equívoca para fornicar alada

la piñata revienta sobre el clítoris de hule

primer payaso

I

el payaso cosido en la cortina

abre los ojos de murciélago doméstico

irrumpiendo en el artefacto del desgano

lamiendo las ancas de paula adormecida

el lecho el payaso la lengua

el instante entre la costura y la carne

mientras el sonido del xilófono irrumpe

la doncella intervenida abre los ojos

y el murciélago se contrae en rueda carmesí

quizás ensucie la cornisa del payaso imbécil

el flujo de su leche en retroceso

transcurre el coito entre cortinas de carpa célebre

a paula le zigzaguea vidrio molido desde los ojos

II

si se pudiera explicar la acetona de su silencio

la incapacidad del músculo atrapado en dentadura

antes la llaga lacerada por la carroza del espectáculo

la viscera sobresaliente de su ventisca

el flujo-recuerdo de lágrimas en pijama

hacia adentro

la voltereta suicida del orgasmo en garganta

«post-coitum el animal está triste»

y el hocico de su leona en desgaste

la fugacidad paquidérmica del feto

del feto en crisálida

de paula atrapada en telaraña microscópica

mientras el payaso cosido en la cortina

una momentánea

diminuto

el instante básico

sobre el coro de lavandas

cae la costura del cierre andrógino

supurando diamantes de hembra

respiración única

mientras el ventrílocuo presiona

la palma jadeante

saliva

represa en los muslos sin oxígeno

y la lengua supone encanto

oído por animal bizarro

comenzando la sacra contienda

rivales que danzan

movimiento unísono

para el despegue de los cuerpos

concedo el escudo ovalado

hacia sus labios canes

las aureolas erectas

la boca dilatada en metal

en alabanzas a himeneo

mármol irrumpe

por ojal que antes

vacío completo

triángulo

la cabeza demasiado tigrosa
siempre a rayas siempre milicia
doble pugna resbalando hacia mí
parecemos títeres zoológicos
me gritaba en las ancas
la carne se la ofrecía completa
hasta las amígdalas llegaba roncando
entre furor de secreciones soplaba caníbal
sacaba las uñas sobre hacia mi astucia
después del amor me vuelvo frígida
y él lo sabía y tan amarillo
la pelvis salvada oscilante
nos hacíamos dormir en sopor de pelos
todo fuera por la hermosura del tigre
la textura anestesia emergente
íbamos por el lado feroz
cada hebra de musgo partida regalos entre encías
sabíamos que en el techo rondaba
abría el aire para someternos al terror
presentía tesoro aljibe en mi dermis
este tiempo ronronea despacio
me lo prometía sonriendo
desde el esqueleto negro y su sombra
otra vez amarilla ojo de tigre posado en ojo de tigre
en mi vientre oh el estruendo barato de las cuerdas tensadas
volviendo de lejos limpiaba lo rojo
enorme gato masturbador
merecí mis premios la queja doliente él
por concordancia secreta hundido en mis filigranas
caída en picada desde el techo
un magnífico tigre


 [Completa, Editorial Contrabando del bando en contra, 2003]

Paula Ilabaca Núñez. (Santiago de Chile, Chile, 1979). Poeta,escritora, editora y docente. Licenciada en Letras con mención en Lengua y Literaturas hispanoamericanas de la Universidad Católica y Profesora de Castellano de la Universidad Católica.

En un taller que dictó el librero y poeta Sergio Parra en 1999, Paula conoció obras que le abrieron un universo e hicieron que se pensara a sí misma como escritora. 

Sus poemas han sido publicados en las revistas literarias “Círculo infinito” de Editorial Al margen, en el año 2002 y “Cantares, nuevas voces de la poesía chilena”, Editorial LOM en el año 2004.

En 2005 comienza una nueva etapa en su particular forma de hacer poesía. Junto a Nicolás Morán crean Her own and private soundtrack, instalación en la que se mezclan la voz y performance de la autora, acompañada de la guitarra eléctrica de Mario Cáceres y el bajo de Nicolás Morán. Ambos músicos son licenciados en Sonido de la Universidad de Chile.

En el año 2006 recibe la Beca de Creación Literaria entregada por el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes, la que le permite publicar en Editorial Mantra su libro La ciudad lucía en conjunto con su disco homónimo. Ha recibido en dos oportunidades la Beca de Creación mención Poesía, que otorga el Fondo del Libro y la Lectura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile.

Recibió el Premio Pablo Neruda 2015 por su obra poética, el Premio Juegos Florales 2014 por su novela La regla de los nueve y el Premio de la Crítica de Prensa Literaria en Chile 2010 por su libro de poesía La perla suelta.

Entre sus publicaciones encontramos en poesía:

Completa (2003), La ciudad lucía (2006), Estados de mi corazón: cuadernos de viaje (2010), Penínsulas, RIL Editores (2019), La perla suelta, Editorial Cuarto Propio (2009) que fue traducido al inglés por Daniel Borzutzky en la editorial CoImpress (2022) y el libro resultó ganador de Mejor obra traducida al inglés en los PEN AWARDS 2023. 

Ha publicado las novelas :

La regla de los nueve, Emecé (2015) y Camino cerrado(LOM Ediciones,2022).

Además, ha sido jurado en el Concurso de Literatura Joven Roberto Bolaño, en Chile; en el Concurso de Poesía Joven Desembarco Poético de Guayaquil, Ecuador, así como también en los Juegos Florales Gabriela Mistral en la categoría de libros publicados, mención poesía.

Creadora del Ciclo de lecturas de poesía y narrativa «Autores de noche, procesos escriturales en vivo» cuyas sesiones itinerantes desde el año 2008 hasta el presente, han mostrado los trabajos de autoras y autores chilenos y latinoamericanos de visita en Santiago de Chile.

El año 2014 formó parte del equipo de organización y producción del Festival de Poesía Joven Latinoamericana «Poquita Fe» que celebraba sus 10 años de creación. Ese mismo año, fue la productora del proyecto de gestión cultural para talleres y cooperación entre artistas “Sala 26”.

En el año 2015 participó como parte de la organización y creación del encuentro de escrituras femeninas «Islas Nuevas» que reunió durante el primer semestre de ese año, a más de 30 voces de distintas generaciones de escritoras y poetas chilenas. 

En el año 2016 inauguró la micro editorial «Cástor y Pólux»


Enlaces de interés:

https://www.facebook.com/paula.i.nunez

https://sociedaddebibliofiloschilenos.blogspot.com/2010/07/paula-ilabaca.html

https://www.fundacionlafuente.cl/entrevistas/paula-ilabaca-sobre-el-movimiento-feminista-lo-coloquial-y-lo-cotidiano-ha-sido-transfigurado

https://www.lavanguardia.com/vida/20160311/40350463097/chilena-paula-ilabaca-gana-el-premio-pablo-neruda-de-poesia-joven-2015.html

https://www.ivoox.com/paula-ilabaca-versos-poeta-chilena-audios-mp3_rf_107051693_1.html

https://www.nodalcultura.am/2015/07/paula-ilabaca-la-poeta-de-una-generacion-chilena

https://cultura.fundacionneruda.org/2020/04/30/esta-pandemia-nos-esta-alejando-y-potenciando-nuestro-individualismo-y-las-relaciones-virtuales-a-pasos-agigantados-entrevista-a-paula-ilabaca

Raúl Zurita visual

Entrevista Cristián Warnken a Raúl Zurita La belleza de pensar, 2006.


Entrevista a Raúl Zurita por audisea. www.audisea.com.ar


Raúl Zurita lee un fragmento de «Felices los que lloran» y del «Canto a su amor desaparecido» en la quinta noche del IX Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua, el jueves 21 de febrero de 2013


Los Surcos de la Memoria – Raúl Zurita, entrevista


Excelente entrevista de Matilde Burgos para CNN Chile


8 Poemas de Raul Zurita

Diálogo con Chile

Verás un mar de piedras
Verás margaritas en el mar
Verás un Dios de hambre
Verás el hambre
Verás figuras como flores
Verás un desierto
Verás el mar en el desierto
Verás tu odio
Verás un país de sed
Verás acantilados de agua
Verás nombres en fuga
Verás la sed
Verás amores en fuga
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás

Pastoral de Chile

I

Chile está cubierto de sombras

los valles están quemados, ha crecido la zarza

y en lugar de diarios y revistas

sólo se ven franjas negras en las esquinas

Todos se han marchado

o están dormidos, incluso tú misma

que hasta ayer estabas despierta

hoy estás durmiendo, de Duelo Universal

II

Los pastos crecían cuando te encontré acurrucada

tiritando de frío entre los muros

Entonces te tomé

con mis manos lavé tu cara

y ambos temblamos de alegría cuando te pedí

que te vinieses conmigo

Porque ya la soledad no era

yo te vi llorar alzando hasta mí tus párpados quemados

Así vimos florecer el desierto

así escuchamos los pájaros de nuevo cantar

sobre las rocas de los páramos que quisimos

Así estuvimos entre los pastos crecidos

y nos hicimos uno y nos prometimos para siempre

Pero tú no cumpliste, tú te olvidaste

de cuando te encontré y no eras más que una esquirla

en el camino. Te olvidaste

y tus párpados y tus piernas se abrieron para otros

Por otros quemaste tus ojos

Se secaron los pastos y el desierto me fue el alma

como hierro al rojo sentí las pupilas

al mirarte manoseada por tus nuevos amigos

nada más que para enfurecerme

Pero yo te seguí queriendo

no me olvidé de ti y por todas partes pregunté

si te habían visto y te encontré de nuevo

para que de nuevo me dejaras

Todo Chile se volvió sangre al ver tus fornicaciones

Pero yo te, seguí queriendo y volveré a buscarte

y nuevamente te abrazaré sobre la tierra reseca

para pedirte otra vez que seas mi mujer

Los pastos de Chile volverán a revivir

El desierto de Atacama florecerá de alegría

las playas cantarán y bailarán para cuando avergonzada

vuelvas conmigo para siempre

y yo te haya perdonado todo lo que me has hecho

¡hija de mi patria!

III

Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle

si ya ni mis gemidos conmueven

a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras

Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era

nadie y aún están los muros contra los que llorando

aplastaba su cara mientras al verla

la gente se decía “Vámonos por otro lado”

y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella

pero yo reparé en ti

sólo yo me compadecí de esos harapos

y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua

de las piedras para que nos laváramos

y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé

los vestidos más lindos para que la gente te respetara

Ahora caminas por las calles como si nada de esto

hubiese en verdad sucedido

ofreciéndote al primero que pase

Pero yo no me olvido

de cuando hacían un recodo para no verte

y aún tiemblo de ira ante quienes riendo te decían

“Ponte de espalda’’ y tu espalda se hacía un camino

por donde pasaba la gente

Pero porque tampoco me olvido del color del pasto

cuando me querías ni del azul

del cielo acompañando tu vestido nuevo

perdonaré tus devaneos

Apartaré de ti mi rabia y rencor

y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando

incluso a tus malditos cabrones

Cuando vuelvas a quererme

y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido

deshaciendo las cadenas de tu cuello

y corras emocionada a abrazarme

y Chile se ilumine y los pastos relumbren

IV

Son espejismos las ciudades

no corren los trenes, nadie camina por las calles

y todo está en silencio

como si hubiera huelga general

Pero porque todo está hecho para tu olvido

y yo mismo dudo si soy muerto o viviente

tal vez ni mis brazos puedan cruzarse sobre mi pecho

acostumbrados como estaban al contorno de tu cuerpo

Pero aunque no sobrevivirán muchas cosas

y es cierto que mis ojos no serán mis ojos

ni mi carne será mi carne

y que Chile entero te está olvidando

Que se me derritan los ojos en el rostro

si yo me olvido de ti

Que se crucen los milenios y los ríos se hagan azufre

y mis lágrimas ácido quemándome la cara

si me obligan a olvidarte

Porque aunque hay miles de mujeres en quien poder

alegrarse y basta un golpe de manos

para que vuelvan a poblarse las calles

no reverdecerán los pastos

ni sonarán los teléfonos ni correrán los trenes si

no te alzas tú la renacida entre los muertos

Hoy se han secado los últimos valles

y quizás ya no haya nadie

con quien poder hablar sobre la tierra

Pero aunque eso suceda

y Chile entero no sea más que una tumba

y el universo la tumba de una tumba

¡Despiértate tú, desmayada, y dime que me quieres!

V

Rómpanse de amargura, muéranse de dolor

Que se derritan sus tanques

y se caigan a pedazos sus aviones

y que de tristeza se hagan polvo corazones y valles

mentes y paisajes

delirios y galaxias

Porque enlutaron sus casas y arrasaron sus pastos

Porque no hay consuelo para nosotros

y nadie acude

a compadecerse de los afligidos

Y ella llorando decía:

“Nadie me quiere y mis hijos me han abandonado)’

Pero ¿quién podría dejar de querer

al niño que cría

o abandonar al hijo que alimenta?

Pues bien, aunque se encontrase a alguien

que así lo hiciese

¡Ellos nunca te abandonarían a ti!

VI

Chile está lejano y es mentira

no es cierto que alguna vez nos hayamos prometido

son espejismos los campos

y sólo cenizas quedan de los sitios públicos

Pero aunque casi todo es mentira

sé que algún día Chile entero

se levantará sólo para verte

y aunque nada exista, mis ojos te verán

Guárdame en ti

Amor mío: guárdame entonces en ti
en los torrentes más secretos
que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación
de las aguas que se marchan
Y luego: cuando las grandes aves se
derrumben y las nubes nos indiquen
que la vida se nos fue entre los dedos
guárdame todavía en ti
en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares en que la primavera desciende. 

El primer canto de los ríos

Es el amor … ése es el amor
Ay ése es el amor…

Ay ése es el amor que hemos llorado tanto … se
largan los ríos que se aman … partiendo

Cauce abajo … arrojándose sobre las praderas
que lloraban mirándose … Nosotros somos las
montañas que lloraron mirándose dicen los ríos
que las llamaban … arrastrándolas

Borrascosos … tras las largas praderas que los
vientos subían … Quiénes nos subieron el dolor
de esas montañas se van diciendo las inmensas
praderas del cielo … Somos todos los pastos de
este mundo les contestan largándose los ríos
que se aman … abiertos … tirados … rompiéndose








El desierto de Atacama V

Di tú del silbar de Atacama

el viento borra como nieve

el color de esa llanura

  1. El Desierto de Atacama sobrevoló infinidades de

      desiertos para estar allí

  1. Como el viento siéntanlo silbando pasar entre el

     follaje de los árboles

iii. Mírenlo transparentarse allá lejos y sólo acompañado

      por el viento

  1. Pero cuidado: porque si al final el Desierto de

      Atacama no estuviese donde debiera estar  el mundo

      entero comenzaría a silbar entre el follaje de los

      árboles y nosotros nos veríamos entonces en el

      mismísimo nunca    transparentes    silbantes    en el

      viento tragándonos el color de esa pampa.

El ascenso del Pacífico

Se encumbró entonces el océano
y nuestras pupilas miraban el portento
sin todavía creerlo
Escuchamos de nuevo las rompientes, las
infinidades de islas
subiendo igual que estrellas sobre el cielo
Allí está el Pacífico hombre, allí, encima,
de nuestras cabezas
y no lo crees y tus ojos lloran
y no puedes entenderlo y tus ojos lloran
todos los que amamos son el mar

Todo lo que amamos es el mar
América es un mar con otro nombre.

Y llorarás. ¿Eras tú papá?

Después de cinco días esperando que se despejara

la neblina sobre la costa norte pude ver los

acantilados. Kilómetros y kilómetros de paredes

de granito cortándose a pique y mil metros más

abajo el océano Pacífico. Había imaginado unas

frases escritas sobre esos paredones, veintidós

exactamente, de amor, de locura y de muerte

recortándose sobre ellos. Me las imaginé en un

sueño. La llanura del desierto de Atacama que se

interrumpía de golpe, luego el abismo y al

fondo el mar. Años después morí. Eran millones

y millones de hombres y mujeres arrojándose,

muchedumbres inacabables que se detenían por

un instante en el borde de los paredones y luego

se lanzaban. Algunos lo hacían tomados de la

mano, se miraban a los ojos y daban el último

paso, otros sostenían niños en sus brazos y

lloraban quedamente mientras el viento del

desierto hacía flamear sus ropas. Sentí un brazo

posarse en mi hombro ¿eras tú, papá? y el vacío

se abrió bajo mis pies sin estruendo, igual que

una boca muda y dulce. Al frente, el azul del

inmenso amanecer se iba fundiendo con el

Pacífico y las frases de amor, de locura y de

muerte, se me pegaron en los labios también sin

estruendo, suavemente, como un último silencio.

Raúl Armando Zurita Canessa ( Santiago de Chile, 10 de enero de 1950) Poeta y activista.

Hijo de Ana Canessa Pessolo, Italiana y de Raúl Armando Zurita Inostroza. Se quedo huérfano de padre cuando solo tenia dos años. Vivió una infancia difícil de carencia económica, su madre se puso a trabajar y fue su abuela Josefina quien se ocupaba de él y de su hermana pequeña. Gracias a las lecturas de la abuela conoció la Divina Comedia de Dante, lo que le marcaría profundamente y ha dejado una gran huella en su poesía .

Empieza a crear sus primeros poemas durante sus estudios en el Liceo José Victorino Lastarria. No obstante, más tarde, se inclina por los estudios de Ingeniería Civil en la Universidad Técnica Federico Santa María. 

En 1974, sin finalizar Ingeniería, se traslada a la Universidad de Chile para comenzar estudios humanísticos. Participa en una organización de arte llamada Tentativa Artaud, y publica “Áreas verdes” en la revista Manuscritos.

Vivió el encarcelamiento y la tortura durante la dictadura de Pinochet por sus ideas comunistas ,lo cual acentuó aún más su sentido de la justicia y su activismo de resistencia frente a la dictadura militar. Ejemplo de ello fué una acción poética en la cual mediante palas mecánicas, excavó en el desierto de Atacama para escribir, con letras de tamaño enorme, el verso «Ni pena ni miedo», como gesto de esperanza al pueblo chileno.

Según sus propias palabras “ yo empecé a leer poesía porque un amigo de barrio que tenía once o doce años, que era un malvado desgarrador, un pésimo estudiante, que se trenzaba a puñetes todos los días, leía poesía y recitaba a Rubén Darío de memoria.” ( entrevista realizada por Ezequiel Zaidenwerg) https://d3atisfamukwh6.cloudfront.net/sites/default/files/files6/files/zaidenwerg-m.pdf

Zurita se casó a los 20 años con la artista visual Miriam Martínez Holger, hermana de su amigo poeta Juan Luis Martínez. La pareja tuvo tres hijos: Iván (n. 1971, arquitecto), Sileba (1973, artista visual) y Gaspar (1974, cineasta que vive en París). Poco después del nacimiento de este último, el matrimonio se rompió.

En 1974 conoció a la artista  Diamela Eltit con quien formó una relación que duró 10 años y tuvo un hijo, Felipe (músico).

En 1979 publica su primer libro, Purgatorio, poemario basado en su experiencia en la cárcel y las consecuencias sociales de la dictadura de Pinochet.

Entre 1982 y 1987, Raúl Zurita pudo publicar cinco de sus obras: Anteparaíso (1982), Literatura, lenguaje y sociedad (1983), El paraíso está vacío (1989), Canto a su amor desaparecido (1985) y El amor de Chile (1987). Durante esa época, viaja a Estados Unidos para participar en charlas y conferencias de destacadas universidades como las de Harvard, Columbia y Stanford. 

En 1990, siendo presidente de Chile Patricio Aylwin es nombrado agregado cultural en Roma.

En 2001 se separó de quien fuera su tercera pareja, Amparo Mardones Viviani, tras una relación de 15 años. A su regreso de Berlín, en 2002, conoció a Paulina Wendt, Doctora en Literatura y una colega de la universidad en la que impartía clases, con quien se casó en 2009 y a quien están dedicados todos sus libros publicados después del 2000. La dedicatoria de Zurita dice: «A Paulina Wendt con quien moriré».

En 2000 recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2016 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2020.

Algunas de sus publicación son : Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982), Canto a su amor desaparecido(1985), El amor de Chile (1987), La vida nueva (1994), Poemas militantes (2003), INRI (2004),Los países muertos (2006), Poemas de amor (2007), Las ciudades del agua (2007) y Zurita (2011); También es autor del ensayo Literatura, lenguaje y sociedad (1973-1983)

Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, ruso, sueco, árabe, hindi, esloveno, ruso, noruego, chino…

Enlaces de interés :

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-amor-de-chile-de-la-vida-nueva-seleccion-de-poemas/html/dca8717c-2dc6-11e2-b417-000475f5bda5_2.html

https://cuadernoshispanoamericanos.com/raul-zurita/

https://www.poemas-del-alma.com/raul-zurita.htm

https://es.wikipedia.org/wiki/Raúl_Zurita

10 Poemas de Carlos Germán Belli 

Papá, Mamá

Papá, mamá,

para que yo, Pocho y Mario

sigamos todo el tiempo en el linaje humano,

cuánto luchasteis vosotros

a pesar de los bajos salarios del Perú,

y tras de tanto tan sólo me digo:

«venid, muerte, para que yo abandone

este linaje humano,

y nunca vuelva a él,

y de entre otros linajes escoja al fin

una faz de risco,

una faz de olmo,

una faz de búho».

Carlos ,sus padres y su hermano Alfonso

Amanuense

Ya descuajeringándome, ya hipando

hasta las cachas de cansado ya,

inmensos montes todo el día alzando

de acá para acullá de bofes voy,

fuera cien mil palmos con mi lengua,

cayéndome a pedazos tal mis padres,

aunque en verdad yo por mi seso raso,

y aun por lonjas y levas y mandones,

que a la zaga me van dejando estable

ya a más hasta el gollete no poder,

al pie de mis hijuelas avergonzado,

cual un pobre amanuense del Perú.

Belli y su esposa Carmela Benavente

Oh Hada Cibernética

Oh Hada Cibernética

cuándo harás que los huesos de mis manos

se muevan alegremente

para escribir al fin lo que yo desee

a la hora que me venga en gana

y los encajes de mis órganos secretos

tengan facciones sosegadas

en las últimas horas de día

mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mis cuerpo.

Algún dia el amor

Algún día el amor yo al fin alcanzaré,

tal como es entre mis mayores muertos:

no dentro de los ojos, sino fuera,

invisible, mas perenne,

si de fuego no, de aire.

La cara de mis hijas

Este cielo del mundo siempre alto,

antes jamás mirado tan de cerca,

que de repente veo en el redor,

en una y otra de mis ambas hijas,

cuando perdidas ya las esperanzas

que alguna vez al fin brillara acá

una mínima luz del firmamento,

lo oscuro en mil centellas desatando;

que en cambio veo ahora por doquier,

a diario a tutiplén encegueciéndome

todo aquello que ajeno yo creía,

y en paz quedo conmigo y con el mundo

por mirar esa luz inalcanzable,

aunque sea en la cara de mis hijas.

La tortilla

Si luego de tanto escoger un huevo,

y con él  freír la rica tortilla

sazonada bien con sal y pimienta,

y  del alma y cuerpo los profundos óleos,

para que por fin el garguero cruce

y sea ya el sumo bolo alimenticio

albergado nunca en humano vientre;

¡qué jeringa! si aquella tortilla

segundos no más de ser comida antes,

repentinamente una vuelta sufra

en la gran sartén del azar del día,

cual si un invisible tenedor filoso

le pinche y le coja su faz recién frita,

el envés poniendo así boca arriba,

no de blancas claras ni de yemas áureas,

mas un emplasto sí de mortal cicuta.

Sextina de los desiguales

Un asno soy ahora, y miro a yegua

bocado del caballo y no del asno,

y después rozo un pétalo de rosa,

con estas ramas cuando mudo en olmo,

en tanto que mi lumbre de gran día

el  pubis ilumina de la noche.

Desde siempre amé a la secreta noche,

exactamente igual como a la yegua,

una esquiva por ser yo siempre día,

y la otra por mirarme no más asno,

que ni cuando me cambio en ufano olmo,

conquistar puedo a la exquisita rosa.

Cuánto he soñado por ceñir a rosa,

o adentrarme en el alma de la noche,

mas solitario como día u olmo

he quedado y aun ante rauda yegua,

inalcanzable en mis momentos de asno,

tan desvalido como el propio día.

Si noche huye mi ardiente luz de día,

y por pobre olmo olvídame la rosa,

¿cómo me las veré luciendo en asno?

Que sea como fuere, ajena noche,

no huyáis del día; ni del asno, ¡oh yegua!;

ni vos, flor, del eterno inmóvil olmo.

Mas sé bien que la rosa nunca a olmo

pertenecerá ni la noche al día,

ni un híbrido de mí querrá la yegua;

y sólo alcanzo espinas de la rosa,

en tanto que la impenetrable noche

me esquiva por ser día y olmo y asno.

Aunque mil atributos tengo de asno,

en mi destino pienso siendo olmo,

ante la orilla misma de la noche;

pues si fugaz mi paso cuando día,

o inmóvil punto al lado de la rosa,

que vivo y muero por la fina yegua.

¡Ay! ni olmo a la medida de la rosa,

y aun menos asno de la esquiva yegua,

mas yo día ando siempre tras la noche.

Poema

Nuestro amor no está en nuestros respectivos

y castos genitales, nuestro amor

tampoco en nuestra boca, ni en las manos:

todo nuestro amor guárdase con palpito

bajo la sangre pura de los ojos.

Mi amor, tu amor esperan que la muerte

se robe los huesos, el diente y la uña,

esperan que en el valle solamente

tus ojos y mis ojos queden juntos,

mirándose ya fuera de sus órbitas,

más bien como dos astros, como uno.

En el coto de la mente

En las vedadas aguas cristalinas

del exclusivo coto de la mente,

un buen día nadar como un delfín, guardando tras un alto promontorio la ropa protectora pieza a pieza,

en tanto entre las ondas transparentes, sumergido por vez primera a fondo sin pensar

nunca que al retorno en fin al borde de la firme superficie,

el invisible dueño del paraje

la ropa alce furioso para siempre

y cuán desguarnecido quede allí, aquel que los arneses despojóse,

para con premeditación nadar,

entre sedosas aguas, pero ajenas,

sin pez siquiera ser, ni pastor menos.

Asir la forma que se va

Hay quienes creen en la Divinidad, únicamente acosados por el pavor ante la posible nada.

Igualmente hay quienes adoran la forma artística ante el temor de que termine por

desintegrarse para siempre. Pero en este caso la angustia no es la única causa, sino que

a la vez hay una tácita devoción, tan antigua como los propios objetos estéticos. Es la

fe en la forma, no por el riesgo del vacío, sino por el puro placer de disfrutarla.

Igualmente como cuando se adora a la Divinidad por sí misma, y aun si no existiera. En

realidad, ni espuria ni imputable a barrocos o parnasianos decadentes. No hay que

avergonzarse de ella. No hay que reducirla a la postración. Obrar así no es otra cosa

que renegar de nuestro continente. Porque los cuerpos en que moramos también poseen un

contorno, también una estructura donde se encuentran en perfecto orden y concierto los

secretos órganos vitales. Aferrémonos a ella, como nos aferramos a nuestra forma corporal,

ante el embate del tiempo, ante la aproximación de la ineludible muerte.

Carlos Germán Belli (Lima ,Perú, 15 de septiembre de 1927). Poeta, traductor, profesor y periodista.

Vivió de niño dos años en Amsterdam y estudió luego en el colegio Raimondi. Ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y a la Pontifica Universidad Católica, pero no realizó una carrera académica, pues entró a trabajar desde muy joven en la administración pública y, más tarde, en el periodismo. 

Su primer libro, titulado Poemas, lo publicó a los 31 años, en 1958. A este le seguirían Dentro & fuera (1960), ¡Oh hada cibernética! (1961),Por el monte abajo (1966),El pie sobre el cuello (1967),  Sextinas y otros poemas (1970), En alabanza del bolo alimenticio(1979), Los talleres del tiempo (1992), iSalve, Spes! (2003), Los versos juntos. Poesía completa (2008). 

En 1980 se graduó como doctor en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con una tesis sobre la poesía de Carlos Oquendo de Amat.

Premios:

 Premio Nacional de Poesía  en 1962, Premio de Fomento a la Cultura (otorgado por la Sociedad Nacional de Industrias) en 1986, Premio Iberamericano de Poesía Pablo Neruda 2006, el Premio Casa de las Américas de Poesía José Lezama (2009) y ha sido propuesto al Premio Cervantes y al Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En dos ocasiones ha recibido, además, la beca Guggenheim (1969 y 1987). En 1982 fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua.

Enlaces de interés :

http://www.casadelaliteratura.gob.pe/carlos-german-belli-cumple-90-anos-poesia-cielo-suelo/

https://fdocuments.ec/document/mas-1958-de-carlos-german-belli.html?page=14

13 Poemas de Fina García Marruz

Sarcófago de los esposos

En Villa Giulia.
(S. VI a. de C.)

Sosteniendo las copas

invisibles,

familiarmente, eternamente juntos

en el lecho

de la fecundación y de la muerte,

serenamente lúcidos

y sonreídos

(con un “sorriso triste”, como dijo

el niño a la maestra que indicaba

con tímida dulzura tanta gloria),

vosotros lo afirmáis hermosamente:

No sólo el imposible

amor,

también las nupcias consagradas

vencerán a la muerte.

Gracias,

esposos grávidos, etruscos no,

celestes,

brindando por nosotros.

Juan Ramón

Erguido chopo español, ardiente y solitario!
J.R.J.

¿Son acaso distintos

ese chopo español y tu alma de ascua

fija, llameante en la cima?

Tu palabra, zarzal heridor

tantas veces, ¿distinta

a la esbeltez del agua en los jardines

del Generalife?

Más allá de toda

voluntaria virtud o inconsciente

hermosura ¿no ampara

al hijo el primigenio brío?

¿Cómo creer que la tumba

tuya, en tu cementerio de Moguer,

te guarda bajo su lápida 

mejor que el ciprés allí plantado,

con su cimero verde

profundo y melodioso?

Y tu voz ¿no es como su copa,

sobresaliendo del cercado de los muertos,

fogueando alta y atada

al amor de esas cuatro tapias pobres

y blancas?

¿Es que los dos vigilan otra cosa

que el sol de lo real,

riqueza única de la pobre

España, -su solo y fiero

corazón?

En Metapa

Vamos a la casa en que nació Darío

en Metapa, antes llamado pueblo de Chocoyos,

y ahora Ciudad Darío.  Y la casa es pobrísima,

pegada a la tierra, como una raíz,

y parecida a la casa en que nació Sandino

que era pobre también.  Vemos la cama

del poeta, la cocina con gran piedra

para amasar la yuca y el maíz.  El techo es de tejas

que llaman de doble agua.  En la vitrina cerrada

libros y manuscritos, escasos.  Voló el águila lejos

de aquí, pero aquí estuvo el nido.  Aquí nació una nueva

música.  Olvidó el dios Pan su flauta en una rama

que encontró el niño indio.   (En algún parque vimos

la escultura de su rostro en figura de cemí.)

Ídolo es la hermosura aquí, porque es prenda y miraje

el día de la justicia.  No han debido llamar

a esta aldea Darío, sino dejarle el nombre

con que él la conoció y nombró, Metapa,

que suena a rostro de madre indígena, a raíz,

húmeda como el delantal de la sirvienta que nos crió.

Hay que amar la raíz, oscura, retorcida, fea quizás,

sin la que no serán la libertad y la hermosura

del árbol pleno en flor.  Metapa suena a origen.

en el mercado de Masaya, pobre también, vi una cuna,

y pensé que era una cuna de esta tierra

en que nació Sandino y en que nació Rubén.

La cuna era de mimbre bien tejido, cálida como un huevo.

Parecía que iba a salir a navegar.  Y entonces fue que me fijé en su

forma,

trabajada, elegante: era un cisne.

Fina y su hermana Bella

Los veteranos

¿Dónde fueron los pulcros viejecillos

de guayabera blanca y de sombrero,

que tomaban el sol junto a los hierros

del parque de Agramonte amanecido?

¿Los que saben los nombres y apellidos

de los cubanos dulces, los austeros?

¿Los que aún se levantan encendidos

por la arenga perdida en los helechos?

¿Es que nos ven acaso, ellos que han ido

quedando atrás, sólo contemporáneos

del adiós, del pañuelo echado a vuelo

junto al hogar de palmas encendido,

los que pronto ya nunca más veremos,

los de Gómez o Flor? Oh padres nuestros.

               ¿De qué silencio, eres tú silencio?

¿De qué silencio eres tú silencio?
¿De qué voz, qué clamor, qué quién responde?
Abismo del azul, ¿qué hacemos en tu seno,
hijos de la palabra como somos?
¿Qué tienes tú que ver, di, con nosotros?
¿Cómo si eres ajeno, así nos tientas?
¿Habría sed de no haber agua cierta?
¿O quién vistióme de piedad los ojos?
¿Puedo poseer, pequeña, don inmenso
que faltase a los cielos y a las aguas?
Y él ¿podría morir, sobreviviendo
menor que él, todo el fulgor del cielo,
quedar la tierna luz indiferente
al fuego que, irradiando, ha suscitado?

Con una súbita vehemencia (canción de candilejas)

Como irrumpen
atropelladas, sin medida,
las razones de un hombre tímido,
se agolpan esas cuatro o cinco notas
primeras, se contraen un instante inmedible,
y luego se remansan, persuasivas
como una declaración de amor,
que se fuera tornando una rara despedida.

En vano intentan
copiar esa tonada los rutinarios músicos.
Ellos repiten las mismas notas
pero entrando en un pausado ritmo regular
que las vuelve banales, diluidas,
sin esos silencios que se retardan,
sin esos cortes bruscos, esos
envalentonamientos adorables,
de viejo mimo que recuerda
la emoción del telón al descorrerse,
como aquel que sale
de un largo silencio, e ilusionado
con la amistad de la nieve tardía
y la primera hoja verde,
se decide, y rompe al fin a hablar,
con una súbita vehemencia.

Los extraños retratos

Ahora que estamos solos,

infancia mía,

hablemos,

olvidando un momento

los extraños retratos

que nos hicieron.

Hablemos de lo que tú y yo,

por no tener ya nada,

sabemos.

Que esta solitaria noche mía

no ha tenido la gracia

del comienzo,

y entré en la danza oscura de mi estirpe

como un joven tristísimo

en un lienzo.

Mi imagen sucesiva no me habita

sino como un oscuro

sin poder distinguir siquiera

qué de mi pan o de mi vino

invento.

En el oscuro cuarto en que levanto

la mano con un gesto

polvoriento,

donde no puedo entrar, allí me miras

con tu traje y tu terco

fundamento,

y no sé si me llamas o qué quieres

en este mutuo, extraño

desencuentro.

Y a veces me parece que me pides

para que yo te saque

del silencio,

me buscas en los árboles de oro

y en el perdido parque

del recuerdo,

y a veces me parece que te busco

a tu tranquila fuerza

para que tú me enseñes el camino

de mi perdido nombre

verdadero.

De tu estrella distante, aparecida,

no quiero más la luz tan triste

sino el Cuerpo.

Ahonda en mí. Encuéntrame.

Y que tu pan sea el día

nuestro.

Del tiempo largo

A veces, en raros
instantes, se abre, talud
real y enorme, el tiempo
transcurrido.
Y no es entonces
breve el tiempo. Como el pájaro
al elevarse abarca con sus alas
un diminuto pueblo o costerío,
la inmensidad de lo vivido arrecia,
y se mira remoto el ayer próximo,
en que el pico ávido bajaba
en busca de alimento.
¡Qué eternidad
de soles ya vividos! ¡Y qué completa
ausencia de nostalgia! Para crecer
se vive. Para nacer de nuevo
y rehacer la mala copia original.
Para crecer, se sufre. No se quiere
volver atrás, ni tan siquiera al tiempo
rumoreante de la juventud.
Que no para que el rostro
luzca lozano y terso se ha vivido.
No para atraer por siempre con el fuego
de la mirada, no con el alma en vilo,
por siempre se ha de estar.
De cierto modo
la juventud es también como una cierta
decrepitud: un ser informe,
larva, debatíase, qué peligrosamente
amenazado. Se vivió. se salió,
quién sabe cómo, del hueco,
de la trampa:
valió el otro
del bosque de la vida, el pleno encanto
de los claros del sol entre lo umbrío
para pagar su precio: lo tanto
costó poco; poco el sufrir inmenso
para esta dádiva: al rostro
orne la arruga como el pecho la cinta coloreada
de un guerrero
o como al niño la medalla premia
por la humilde labor.
Como el avaro
el peso de un tesoro, encorva
la espalda anciana el peso
del vivir.
Mas ya, arriba,
a la salida, ya, se mira
hacia atrás sonriendo, renacido,
como agrietada cáscara el polluelo,
ya se van desligando las amarras,
del extraño navío, y como novio trémulo
locamente lo incierto hace señales.

costó dolor, muerte costó, la vida.
Y al tiempo, breve o largo, siempre corto,
como el relámpago del amor, se le mira
ya sin recelo ni amargura
como a las heridas de la mano, en el arduo
aprender de su oficio,
contempla el aprendiz.

Bella es toda partida.

Retrato de una virgen

Ella no sabe bien lo que ha pasado.
Él era su amigo, y ahora
le ha dicho adiós.
¡Ella que lo veía
como el padre, el esposo
que iba a ser!
Ahora pasea con otra,
van riendo.
Ella no entiende
pero se ha quedado
quieta, como quien espera
una orden, o como el agua
antes de recoger la imagen
del rostro amado.
No se ha entregado al llanto.
No tiene una alborotada
imaginación. Sigue
yendo a sus clases. Cuida
cosas pequeñas: las libretas,
la raya en el orden, igual
que el pelo al levantarse.
Hace lo mismo que antes,
sólo un poco más triste.
La luz que la abandona
la dibuja un momento.
No sabe que está sola.
Ese ignorar la guarda.

Fina y su esposo Cintio Vitier

Quiero escribir con el silencio vivo

Quiero escribir con el silencio vivo.

Quiero decir lo que la mano dice.

Porque tú lees mejor el texto vivo

y el alma, en su guerrear callado, escribe.

A veces la ola blanca da en la roca

de espumeantes cavernas y sus fauces

orla con su jirón que hace y deshace

letras que tú descifras. Que la boca

calle y entre a lo blanco en la esforzada

faena que se pierde. La luz poca,

mi alejarme de ti de cada día,

pausas son del sentido, inacabadas

imágenes de mí. La línea tosca

salta y completa tú la melodía. 

Y sin embargo sé que son tinieblas

Y sin embargo sé que son tinieblas
las luces del hogar a que me aferro, 
me agarro a una mampara, a un hondo hierro 
y sin embargo sé que son tinieblas. 

Porque he visto una playa que no olvido, 
la mano de mi madre, el interior de un coche, 
comprendo los sentidos de la noche, 
porque he visto una playa que no olvido. 

Cuando de pronto el mundo da ese acento distinto, 
cobra una intimidad exterior que sorprendo, 
se oculta sin callar, sin hablar se revela,

comprendo que es el corazón extinto
de esos días manchados de temblor venidero
la razón de mi paso por la tierra.

Visitaciones

1

Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.

2

Uno vuelve a subir las escaleras
de su casa perdida (ya no llevan
a ningún sitio), alguien los llama
con una voz querida, familiar.
Pero ya no hace falta contestarle.
La voz sola nos llama, suficiente,
cual si nada pudiera hacerle daño,
en el pasillo inmenso. Una lluvia
que no puede mojarnos, no se cansa
de rodear un día preferido.
Uno toca la puerta de la casa
que le fue deparada a nuestras manos
mortales, como un tímido consuelo.

3

El que solía visitarnos, el que era
de todos más amado, suave vuelve
a la sala sencilla, cada día
más real y más leve, ya de humo.
¿Cuándo tocó la puerta? No podemos
recordarlo. Estaba allí, estaba!
Y no se irá jamás ni puede irse.
No nos trae la memoria las palabras
del adiós. Sólo podrá volverse
por la puerta de un ruido, de un llamado
de ese mundo que borra, ignora y vence.

4

¿Qué caprichosa y exquisita mano
trazó, eligió ese gesto perdurable,
lo sacó de su nada, como un dios,
para alumbrar por siempre otra alegría?
¿Participarás tú del dar eterno
que dejaste la mano humilde llena
del tesoro? En su feliz descuido
adolescente ¿derramaste el óleo?
¿Qué misterio, fue el tuyo, instante puro,
silencioso elegido de los días?
Pues ellos van tornándose borrosos
y tú te quedas como estrella fija
con potencia mayor de eternidad.

5

Y cuando el tiempo torna impuro su rostro,
una vida que amamos en su hora
cierta de dar, por siempre más reales
que su verdad presente, lo veremos
cuando lo rodeaba aquella lumbre,
cuando el tiempo era apenas un fragmento
de un cuerpo más espléndido, invisible.
Todo hombre es el guardián de algo perdido.
Algo que sólo él sabe, sólo ha visto.
Y ese enterrado mundo, ese misterio
de nuestra juventud, lo defendemos
como una fantástica esperanza.

6

Y lo real es lo que aún no ha sido!
Toda apariencia es una misteriosa
aparición. En la rama de otoño
no acaba el fruto sino la velada
promesa de ser siempre que su intacta
forma ofreció un momento a nuestra dicha.
Pues toda plenitud es la promesa
espléndida de la muerte, y la visitación
del ángel en el rostro del más joven
que todos sabíamos que se iría antes
pues escogía el Deseo su sonrisa nocturna.

7

A aquel vago delirio de la sala
traías el portal azul del pueblo
de tu niñez, en tu silencio abríase
una lejana cena misteriosa.
Cayó el espeso velo de los ojos
y al que aguardó toda la noche abrimos.
Partía el pan con un manto de nieve.
Con las espaldas del pastor huiste,
cuando volviste el rostro era la noche,
todo había cambiado y sin embargo
en la granja dormían tranquilas las ovejas.

8

¿No sentías que ardía tu corazón
cuando nos hablaba de las Escrituras?
(Los peregrinos de Enmaús)

Huésped me fue palabra misteriosa.
Huésped es el que viene de muy lejos,
de algún pueblo que nunca habremos visto.
Huésped es el que viene por la noche,
toca la aldaba de la puerta y todo
el umbral resplandece como nieve.
Huésped es quien se sienta a nuestra mesa
sólo por una noche, y no se acierta
sino ya a oír lo que su boca dijo.
Huésped es el que alegra con su rostro,
y alumbra con sus manos nuestro pan
y no logramos recordar su nombre.
Huésped es el que ha de partir, al alba.

9

There ir a wind where the rose was
WALTER DE LA MARE

Oh vosotras, lámparas del otoño,
más fragantes que todos los estíos!
¿Por qué ha de ser aquel que devenimos
con el tiempo, más real, menos efímero,
que aquel que fuimos a tus luces pálidas?
¿Por qué el polvo desierto, la agonía
junto a las armas bellas, quedan sólo
del resplandor de la victoria? Lejano
es todo vencimiento. En otro espacio
sucede, más allá del moribundo
rostro que hunde la gloria y deja ciego
junto al viento que lleva las banderas
espléndidas que huyen. Fiera es toda victoria.

10

Amigo, el que yo más amaba,
venid a la luz del alba.

Cómo ha cambiado el tiempo aquella fija
mirada inteligente que una extraña
ternura, como un sol, desdibujaba!
La música de lo posible rodeaba tu rostro,
como un ladrón el tiempo llevó sólo el despojo,
en nuestra fiel ternura te cumplías
como en lo ardido el fuego, y no en la lívida
ceniza, acaba. Y donde ven los otros
la arruga del escarnio, te tocamos
el traje adolescente, casi nieve
infantil a la mano, pues que sólo
nuestro fue el privilegio de mirarte
con el rostro de tu resurrección.

11

Since I have walk’d with you through shady lanes…
KEATS

¿Quién no conoce ese sendero en sombras,
ese continuo hablar, interrumpiéndose
el uno al otro amigo, en el gozoso
diálogo hasta la puerta de la casa,
servida ya la cena? ¿Quién no escucha
las nocturnas pisadas en la acera
tornarse más opacas al cruzar por la yerba
que nos trae al amigo, al bien llegado?
¿A quién, ya tarde, no le cuesta mucho
despedirse y murmura generosos deseos,
inexplicables dichas, bajo los fríos astros?

12

qui laetificat juventutem meam…

Sólo vosotras, bestias, claros árboles,
podéis seguir! Mas, eterno es el hombre.
Salvaje privilegio de la muerte,
heredad sólo nuestra, mientras derrama el astro
su luz sobreviviente sobre ese rostro altivo
de ser fugaz, junto a los ciclos fijos,
y ese verdor, eterno! Se fue yendo
la gloria de los rostros más amados,
y tornamos, como ola ciega, al tiempo
del cuerpo incorruptible que esperaste
y no pudimos retener, llorando
en la perdida lámpara, las voces,
lo que encuentro creímos y es partida.
Oh lo real, el mundo en el misterio
de nuestra juventud, que nos aguarda!
Nos ha sido prometida su alegría.
Nos ha sido prometido su retorno.
Eres lo que retorna, oh siempre lo supimos.
Pero no como ahora, amigo mío.

Si mis poemas todos se perdiesen…

Si mis poemas todos se perdiesen 

la pequeña verdad que en ellos brilla 

permanecería igual en alguna piedra gris 

junto al agua, o en una verde yerba. 

Si los poemas todos se perdiesen 

el fuego seguiría nombrándolos sin fin 

limpios de toda escoria, y la eterna poesía 

volvería bramando, otra vez, con las albas.

Josefina García-Marruz Badía, Fina García Marruz (La Habana,Cuba, 28 de abril de 1923-La Habana,Cuba, 27 de junio de 2022)?.Poeta, ensayista e investigadora. Considerada como una de las voces poéticas más relevantes de las letras cubanas e hispanoamericanas.

Estudió la primaria en el Colegio Sánchez y Tiant y el bachillerato en el Instituto de La Habana; se doctoró en Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana (1961). Con apenas 14 años, Fina estuvo entre el grupo de poetas que se relacionaron con Juan Ramón Jiménez durante la visita del poeta a Cuba en 1936. Y con sólo 15 años, poco después, conoció también a la chilena Gabriela Mistral.

Publicó su primer libro de poemas a principios de los años cuarenta y perteneció, junto a su esposo Cintio Vitier, al grupo de poetas de la revista Orígenes (1944-1956), creada por José Lezama Lima. Desde 1962 trabajó como investigadora literaria en la Biblioteca Nacional José Martí; fue investigadora literaria en el Centro de Estudios Martianos, desde su creación en 1977 hasta 1987, y formó parte del equipo que realizó la edición crítica de la obra poética e inició también la de las Obras completas de José Martí

 Su obra poética ha sido traducida a varios idiomas y ha formado parte de numerosas antologías.Entre otras antologías, figura en la editada por Carmen Conde Once Grandes poetisas hispanoamericanas (Madrid, 1967), y en la de Margaret Randall Breaking the silence (Vancouver, Canadá, 1982).

Obra poética:

Poemas, Ucar García, La Habana, 1942

Transfiguración de Jesús en el Monte, Orígenes, La Habana, 1947

Las miradas perdidas 1944-1950, Ucar García, La Habana, 1951

Visitaciones, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, La Habana, 1970

Poesías escogidas, Letras Cubanas, La Habana, 1984

Viaje a Nicaragua, con Cintio Vitier, Letras Cubanas, La Habana, 1987

Créditos de Charlot, Ediciones Vigía de la Casa del Escritor, Matanzas, 1990

Los Rembrandt de l’Hermitage, La Habana, 1992

Viejas melodías, Caracas, 1993

Nociones elementales y algunas elegías, Caracas, 1994

Habana del centro, La Habana, 1997

Antología poética, La Habana, 1997

Poesía escogida, con Cintio Vitier, Bogotá, 1999

El instante raro, Valencia, 2010

¿De qué, silencio, eres tú, silencio?,antología que contiene 12 poemas inéditos y diversos manuscritos; Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, 2011

Algunos de sus Premios :

Premio nacional de Literatura de Cuba(1990),El Premio de Poesía Pablo Neruda (2007), el  XX Premio Reina Sofía  de Poesía  Iberoamericana ( 2011), y el Premio Federico García Lorca ( 2011).

 La Orden José Martí, así como las medallas Alejo Carpentier y la Orden Félix Varela. 

Enlaces de interés :

Poemas recitados por Fina García Marruz: https://www.palabravirtual.com/index.php?ir=critz.php&wi=238&show=poemas&p=Fina+Garcia+Marruz

https://oncubanews.com/cultura/literatura/la-casa-neptuno-aun-me-guarda/

https://diariodecuba.com/cultura/1656375473_40530.html

Nota: Esta página ha sido actualizada el 28 de junio de 2022 debido al fallecimiento de la poeta Fina García Marruz el 27 de junio de 2022.

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