La ternura
Y pensar cómo te busqué, con qué ciega esperanza
hice resonar el silencio con mi llamada;
cómo he sabido abandonar el penetrante fuego apasionado
por seguir tu sendero sencillo con musgo verde
y pájaros escondidos en sus árboles,
llegando hasta tu agua mi rostro
para aliviar las sienes agobiadas e infelices…
Ahora sé que solo eres un fugitivo temblor,
una buena mentira para acallar infantiles congojas;
que nadie puede aprisionarte, pájaro desmesurado en vuelo,
y que en la mano tu limosna no cae
más que en los sueños imposibles.… Leer más