11 Poemas de Mia Couto

Escrita  

Tenho fome de um nome
e procuro-o para além dos idiomas
como garimpeiro de vozes
esgravatando um chão de silêncios.
 

Ecoa em mim
um búzio sem mar,
um peixe agoniza
no estremecer da página nua.
 

Hoje fui beijado por serpente.
E me espelhei,
água sobre a lua.
 

Hoje escrevi mel
sobre a picada da abelha:
isso a que outros chamam poesia.

Escritura

Tengo hambre de un nombre
y lo busco más allá de los idiomas
como un buscador de voces
escarbando un suelo de silencios.

Reverbera en mí
una caracola sin mar,
un pez agoniza
en el estremecimiento
de la página desnuda.

Hoy fui besado por una serpiente.
Y me reflejé,
agua sobre la luna.

Hoy escribí miel
sobre la picadura de una abeja:
eso que otros llaman poesía.

Para Ti

Foi para ti
que desfolhei a chuva
para ti soltei o perfume da terra
toquei no nada
e para ti foi tudo

Para ti criei todas as palavras
e todas me faltaram
no minuto em que talhei
o sabor do sempre

Para ti dei voz
às minhas mãos
abri os gomos do tempo
assaltei o mundo
e pensei que tudo estava em nós
nesse doce engano
de tudo sermos donos
sem nada termos
simplesmente porque era de noite
e não dormíamos
eu descia em teu peito
para me procurar
e antes que a escuridão
nos cingisse a cintura
ficávamos nos olhos
vivendo de um só
amando de uma só vida

Para Ti

Fue para ti
que desojé la lluvia
y liberé el aroma de la tierra
Toqué la nada
y fue todo para ti

Para ti inventé todas las palabras
y todas me fallaron
el minuto en que tallé
el sabor del siempre

Para ti di voz
a mis manos
abrí la crisálida del tiempo
asalté el mundo
y pensé que todo estaba en nosotros
en esa dulce ficción
de ser dueños de todo
sin nada tener
simplemente porque era de noche
y no dormíamos
yo descendía a tu pecho para buscarme
y antes que la oscuridad
nos ciñera la cintura
nos quedamos en los ojos
viviendo de uno solo
amando en una sola vida

Cores De Parto


 O que eu vi,
à nascença, foi o céu.

No rasgão da retina,
a desatada luz: o meu segundo oceano.

 Aprendi a ser cego
antes de, em linha e cor,
o mundo se revelar.


 O que depois vi,
ainda sem saber que via,
foram as mãos.


 Parteiros gestos
me ensinaram quanto,
das mãos,
a vida inteira vamos nascendo.

 
As mãos foram,
assim, o meu segundo ventre.


 Luz e mãos
moldaram a impossível fronteira
entre oceano e ventre.


 Luz e mãos
me consolaram
da incurável solidão de ter nascido.

Colores De Parto

Lo que vi al nacer
fue el cielo.

En el desgarro de la retina,
la desatada luz:
mi segundo océano.

Aprendí la ceguera
antes que la línea y el color
del mundo se revelara.  

Vi después,
aún sin saber que veía,
las manos.

Parteros gestos
me enseñaron con sus manos
que toda la vida estamos naciendo

Las manos fueron, entonces,
mi segundo vientre.

Luz y manos
moldearon la imposible frontera
entre océano y vientre.

Luz y manos
me consolaron
de la incurable soledad de haber nacido.

Saudade

Que saudade
tenho de nascer.
 

Nostalgia
de esperar por um nome
como quem volta
à casa que nunca ninguém habitou.
 

Não precisas da vida, poeta.
Assim falava a avó.
 

Deus vive por nós, sentenciava.
 

E regressava às orações.
 

A casa voltava
ao ventre do silêncio
e dava vontade de nascer.
 

Que saudade
tenho de Deus.

Saudade


Qué saudade
tengo de nacer.

Nostalgia
de esperar un nombre
como quien vuelve
a la casa que nadie ha habitado.

No precisas la vida, poeta.
Así hablaba la abuela.

Dios vive por nosotros, sentenciaba.

Y volvía a la oración.

La casa volvía
al vientre del silencio
y daba ganas de nacer.

Que saudade
tengo de Dios.

Clandestino  

Na penumbra da tarde,
o mundo morto,
a meu passo, despertava.
 

Não era o amor
que eu procurava.
Buscava o amar.
 

Na casa em ruínas,
te despias
para que me deixasse cegar.
 

Voz transpirada,
suplicavas que te chamasse no escuro.
 

Em ti, porém,
eu amava
quem não tem nome.
 

Na casa arruinada
te amei e te perdi
como a ave que voa
apenas para voltar a ter corpo.
 

Na penumbra da tarde,
tu me ensinaste a nascer.
 

Na noturna claridade
me esqueci
que nunca havias nascido.

Clandestino


En la penumbra de la tarde,
el mundo muerto,
a mi paso, despertaba.

No era amor
lo que buscaba.
Deseaba amar.

En la casa en ruinas
te desnudaste
para dejarme ciego.

Con voz entrecortada suplicabas
te llamara en la oscuridad.

En ti, sin embargo,
 amaba
a quien no tiene nombre.

En la casa derruida
te amé y te perdí
como el ave que vuela
sólo para volver a sentir el cuerpo.

En la penumbra de la tarde,
me enseñaste a nacer.

En la nocturna claridad
olvidé
que nunca habías nacido.

Tradutor De Chuvas  

 Um lenço branco
apaga o céu.
 

A fala da asa
vai traduzindo chuvas:
não há adeus
no idioma das aves.
 

O mundo voa
e apenas o poeta
faz companhia ao chão.

Traductor De Lluvias

Un pañuelo blanco
apaga el cielo.

La lengua de las alas
va traduciendo lluvias:
No existe adiós
en el idioma de las aves.

El mundo vuela
y sólo el poeta
hace compañía al suelo.

Deslição De Anatomia  

Quase fui médico.
Cedo acreditei
ter inclinação.
Aconteceu, em menino,
frente aos compêndios escolares.
Fascinava-me,
no humano corpo,
o vocabulário em flor:
o suco gástrico,
o bolo alimentar,
o trânsito intestinal,
as papilas gustativas.
 

Ante o meu prematuro pasmo,
a professora vaticinou: vai ser médico!
 

Em casa, porém,
meu pai diagnosticou diverso:
não era a anatomia que me atraía.
 

Eu apenas amava as palavras.
 

Meu pai adivinhava.
E eu, de poesia, adoecia.

Deslizamiento de Anatomía

Casi fui médico.
Tempranamente
tuve esa inclinación.
Sucedió cuando era niño
frente a los libros escolares.
Me fascinaba el cuerpo humano,
las palabras en flor,
el jugo gástrico,
el bolo alimenticio,
las papilas gustativas.

Ante mi prematuro pasmo,
la maestra vaticinó: ¡Será un médico!

En casa, sin embargo,
mi padre diagnóstico diferente:
no es la anatomía lo que me atraía.

Solo amaba las palabras.

Mi padre lo adivinó:
estaba enfermo de poesía.

Palavrador  

O papel,
antes do poema,
é um chão depois da chuva.
 

O idioma do grão
lavra a caligrafia do pão.

Palabrador

El papel,
antes del poema,
suelo después de la lluvia.


El idioma del grano
labra la caligrafía del pan.

DORMES
 

Dormes.
Não há no mundo senão teu rosto.
 

O céu sob o teto
espera comigo que despertes.
 

O meu único relógio
é a sombra imóvel no chão do quarto.
 

A curva da terra
em tua pálpebra desenhada:
no teu sono me embalas.
 

Dormes-me.

Duermes

Duermes.
Nada hay en el mundo,
solo tu rostro.

El cielo bajo el techo
espera conmigo a que
despiertes.

Mi único reloj:
la sombra inmóvil
en el piso del dormitorio.

La curva de la tierra
en tu párpado tatuada:
en tu sueño

me arrullas.

Me duermes.

Noite Escandinava (saudade da Patrícia)
 

Não é a luz que acendo.
Acabei, sim, de acender a noite.
 

Num instante,
o teto se torna céu
e o escuro se torna leito.
 

A noite é escassa
para tanta saudade.
 

Saudade
da espreguiçada noite dos trópicos,
saudade
da noite com vagar para não dormir,
saudade
da noite com tempo para esquecer o tempo.
 

A gente desta cidade
sonha depressa e pouco.
Tão depressa
que o sono fica isento de pecado.
 

De manhã, despertam
com o sonho ainda a meio,
como quem é surpreso
de braço dado com o demónio.
 

E contam os sonhos a um médico
como se de doença se expurgassem.
 

Desconhecem
o atentado contra a poesia:
a lembrança do sonho
mata o termos sonhado.
 

Esta claridade de meia-noite,
este poente que nunca encontra sol,
foram feitos para te roubar da distância.
 

Nenhuma geografia me vence:
neste matinal crespúsculo
eu te desenho, luar de sombra.
 

E já não é nem pecado nem sonho:
és tu que acendo
num quase ocaso de Estocolmo.

Noche Escandinava (saudade de Patrícia)

No es la luz lo que enciendo.
Sino la noche.

En instantes
el techo conviértese en cielo
y la oscuridad en lecho.

Escasa la noche
para tanta saudade.

Saudade
de la extensa noche del trópico,
saudade
de noches vagabundas y sin sueño,
saudade
de la noche con tiempo
para olvidar el tiempo.

En esta ciudad la gente
sueña breve y poco.
Tan breve que los sueños
quedan libres de pecado.

Despiertan por la mañana,
con medio sueño a cuestas,
como quien es sorprendido
abrazado a un demonio.

Y revelan sus sueños a un médico
como purgándose de una enfermedad.

Desconocen
el atentado contra la poesía:
           recordar el sueño
           es matar lo soñado.

Esta claridad de medianoche,
este poniente que nunca encuentra sol,
fueron hechos para robarte la distancia.

Ninguna geografía me vence:
en este crepúsculo matinal,
te dibujo, sombra lunar.

Y ya no es sueño ni pecado:
sos vos lo que enciendo
en el ocaso de Estocolmo.

Aprendiz De Ausências  

Morrer
como quem desagua sem mar
e, num derradeiro relance,
olha o mundo
como se ainda o pudesse amar.
 

Morrer
depois de me despedir
das palavras, uma a uma.

Aprendiz de Ausencias

Morir
como quien desemboca en el mar
y, de un vistazo,
mira el mundo
como si aún pudiera amarlo.
 

Morir
después de despedirme
de las palabras, una por una.


 Y al final,
descontada al llanto,
queda una certeza:
 

no hay muerte
que baste
para dejar de vivir.

 

Traducción de los poemas al castellano por Victor Ruiz, poeta, fotógrafo, crítico literario y docente universitario. https://www.alastorliterario.com/autor/3/

Photo by FRANCOIS GUILLOT / AFP

António Emílio Leite Couto, conocido como Mia Couto( Beira, Mozambique, 5 de julio de 1955). Poeta, novelista, biólogo y periodista. Miembro de la Academia Brasileira de las letras. Es considerado el escritor más relevante de su generación.

Hijo de inmigrantes portugueses que llegaron a Mozambique exiliados de la dictadura de Salazar en Portugal. Su padre, poeta, tuvo en la poesía francesa y española un referente permanente que de cierta forma le marcó también, a través de García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández. Aunque sus grandes referentes literarios provienen de la poesía en lengua portuguesa como la poeta portuguesa Sophia de Mello Breyner o los brasileños João de Melo Neto, Drummond de Andrade, Manuel Bandeira, Guimarães Rosa, entre otros.

A los 17 años se unió a una sección de militantes del FRELIMO, (Frente de Liberación de Mozambique) siendo en ese momento el único joven, blanco y poeta ; y participó directamente en la lucha por la independencia de su país. De hecho es uno de los autores del himno nacional de Mozambique.

Su primera publicación fue un libro de poesía «Raiz de Orvalho», escrito en 1985, diez años después de la Independencia de Mozambique , aunque fue muy mal recibido. Fue un fracaso. Según cuenta el propio autor: En aquella época la afirmación de “individualidad, individuo” era mal recibida. Todo era “nosotros, colectividad y grupo”. Mi libro hablaba del individuo y no del colectivo. (Entrevista : https://www.afribuku.com/miacouto/).

La literatura de Couto bebe de fuentes tan variadas como la tradición oral de Mozambique, las historias de los antepasados,  la sabiduría popular y las historias que se oyen en las calles. Con más de veinte libros publicados y traducidos a varios idiomas, su obra traspasa fronteras y numerosos premios y distinciones dan cuenta de su reconocimiento internacional. Su novela Tierra sonámbula está clasificada entre las diez mejores obras de la literatura africana del siglo XX y la obra  Jesusalén  fue considerada como uno de los 20 libros de ficción más importantes de la Rentrée literaria francesa.

En 2007 volvió a la poesía con«Idades, Cidades, Divindades»(Edades, Ciudades, Divinidades), y en 2011 publicó «Tradutor de Chuvas» (Traductor de lluvias). Un libro de poemas muy autobiográfico.

Couto tiene en su haber una treintena de trabajos que van de la poesía a la novela, pasando por el ensayo y la crónica. Loado por los premios Nobel coterráneos suyos, Doris Lessing y J.M. Coetzee, ha sido finalista del premio Man Booker International y acreedor al premimo Camões, el más importante de la literatura en portugués. 

Autor comprometido por la causa africana, ha recibido numerosas distinciones, entre otras, el Premio Nacional de Literatura en Portugal (1993), el Premio Nacional de Literatura en Mozambique (1995), el Premio Africa Hoje en Maputo (2002), y el Premio Eduardo Lourenço 2011 por ensanchar los horizontes de la lengua y la cultura portuguesas. Algunas de sus novelas se han llevado al cine, como es el caso de Tierra sonámbula (Alfaguara, 1998) y, recientemente, El último vuelo del flamenco (Alfaguara, 2002).

Enlaces de interés : https://www.afribuku.com/miacouto/ https://letraslibres.com/literatura/entrevista-a-mia-couto-debemos-dejar-de-ver-al-autor-africano-como-un-guia-para-leer-al-continente/

14 Poemas de Noemía de Sousa

Deja que pase mi pueblo

Noche tibia de Mozambique

los sonidos lejanos de marimba llegan a mí

–preciosos y constantes–

venidos ni yo sé de dónde.

En mi casa de madera y zinc,

pongo la radio y me dejo llevar…

muchas voces de América me sacuden el alma y lo nervios,

Y Robenson y Marian me cantan

spirituals negros de Harlem.

Let my people go

-¡oh, deja que pase mi pueblo,
deja que pase mi pueblo!-

dicen.

Y yo abro los ojos y ya no puedo dormir.

Dentro de mí suenan Anderson y Paul

y no son dulces voces de impulso.

Let my people go.

Nerviosamente,

me siento a la mesa y escribo…

(Dentro de mí

ho let my people go.)

deja que pase mi pueblo.

Y ya no soy más que un instrumento

de mi sangre en turbulencia

con la ayuda de Marian

con su voz profunda: ¡mi Hermana!

Escribo…

En mi mesa se ven inclinarse cuerpos familiares.

Mi madre de manos curtidas y rostro cansado

y revueltas, dolores, humillaciones,

tatuando de negro el virgen papel blanco.

Y Pablo, a quien no conozco

pero es de mi misma sangre y de la misma savia amada de Mozambique,

de miserias, ventanas enrejadas, adioses de magaíças,

y algodón, mi inolvidable compañero blanco,

y Zé –mi hermano– y Saúl,

y tú, Amigo de dulce mirar azul,

que agarras mi mano y me obligas a escribir

con la hiel de la rebelión.

Todos se apoyan en mis hombros,

mientras escribo, noche adelante,

con Marian y Robeson vigilando por el ojo luminoso de la radio,

–let my people go,

oh let my people go.

Y siempre que lleguen a Harlem

las voces de lamentación

y mis cuerpos familiares me visiten

en largas noches de insomnio,

no me dejaré llevar por la música fútil

de los valses de Strauss.

Escribiré, escribiré,

con Robenson y Mariam gritando conmigo:

Let my people go,

¡oh, deja que pase mi pueblo!

Sangre negra

¡Oh mi África misteriosa y natural,
mi virgen violada,
¡mi madre!

Como yo andaba hace tanto desterrada,
de ti alejada
distante y egocéntrica
por estas calles de la ciudad!
embarazadas de extranjeros

¡Mi Madre, perdona!

Como si yo pudiera vivir así,
de esta manera, eternamente,
ignorando la caricia fraterna
de mi luna de miel
(mi principio y mi fin) …
Como si no existiera más allá
de los cines y de los cafés, la ansiedad
de tus horizontes extraños, por desentrañar …
Como si tus macizos cacimbados
no cantaran en sordina su libertad,
las aves más bellas, cuyos nombres son misterios todavía cerrados! 

Como si tus hijos -regias estatuas sin par -,
altivos, en bronce tallados,
endurecido en el fuego infernal
de tu sol causante, tropical,
como si tus hijos intemeratos, sobre todo luchando,
a la tierra atados,
como esclavos, trabajando,
que, amando, cantando
¡mis hermanos no fueran!

¡Oh mi Madre África, Ngoma pagana,
En la actualidad,
mística, sortílega – perdona!

A tu hija trasbordada,
te abre y perdona.

¡Que la fuerza de tu savia vence todo!
Y nada más fue necesario, que el hechizo impar
de tus tantán de guerra llamando,
dundundundundun – tãtã – dundundundun – tãtã
nada más que la locura elemental
de tus batuques bárbaros, terriblemente bellos … 

para que vibre
para que yo grite,
para que yo sienta, funda, en la sangre, tu voz, Madre!

Y vencida, reconociera nuestros eslabones …
y regresar a mi origen milenario.
Madre, mi Madre África
de las canciones esclavas a la luz de la luna,
no puedo, no puedo repudiar
la sangre negra, la sangre bárbara que me has legado …
Porque en mí, en mi alma, en mis nervios,
es más fuerte que todo,
yo vivo, yo sufro, río a través de él, Madre!

A Billie Holiday, cantora

Era de noche y en la habitación aprisionada por la oscuridad
solo había entrado la luna, taimadamente,
para derramarse en el piso.
Soledad. Soledad. Soledad.
 
Y entonces,
tu voz, hermana mía americana,
vino del aire, de la nada, nacida en la misma oscuridad…
Extraña, profunda, caliente,
traspasada por la soledad.
 
Y así empezaba la canción:
“Into each heart some rain must fall…”
Empezaba así
y solo había melancolía
de principio a fin,
como si tus días no tuvieran sol
y tu alma, ahí, sin alegría…
 
Tu voz hermana, en su trágico sentimentalismo,
bajando y subiendo,
llorando para luego, aún trémula, empezar a reír,
cantando con tu inglés negro arrastrado
los singulares “blues”, con un fatalismo
racial que duele,
tu voz, no sé por qué magia extraña,
arrastró a mi soledad por grandes distancias…
 
¡En la habitación oscura, ya no estaba sola!
Con tu voz, hermana americana, llegó
todo mi pueblo esclavizado sin piedad
por este largo mundo, viviendo con miedo, receloso
de todo y de todos…
Mi pueblo ayudando a erigir imperios
y siendo excluido de la victoria…
Viviendo segregado una vida ingloria,
de proscripto, de criminal…
 
Mi pueblo transportando a la música, la poesía,
sus complejos, su tristeza innata, su insatisfacción…
 
Billie Holiday, hermana mía americana,
siempre seguí cantando, con tu estilo amargo
los “blues” eternos de nuestro pueblo desgraciado…
Siempre seguí cantando, cantando, siempre cantando,
¡Hasta que la humanidad egoísta nos escuche en tu voz,
 
y gire los ojos hacia nosotros,
pero con fraternidad y comprensión!

Noèmia y Alda Graça

Ábrannos la puerta, compañeros

Ay, ábrannos la puerta,
ábranla rápido, compañeros,
que afuera andan el miedo, el frío, el hambre,
y hay rocío, hay oscuridad y bruma…
¡Somos un ejército entero,
todo un ejército numeroso,
que les pide comprensión, compañeros!

Y la puerta sigue cerrada…

Nuestras recias manos negras
de talle grosero,
nuestras manos de dibujos rudos y ansiosos
ya se cansaron de tanto golpear en vano…

Ay, compañeros,
abandonen por un momento la mansedumbre
estancada del comodismo gregario,
¡Y vengan!
Si no es así,
los invitamos a tirar,
sin siquiera moverse,
la llave mágica que tanto codiciamos…
La aceptaremos igual
Si nos humillan entregándola con desdén.

Lo que importa
es que no nos dejen morir
miserables y congelados
afuera, en la noche fría poblada de xipócués…

“Lo que importa
es que nos abran la puerta.”

Canción fraterna

Hermano negro de voz caliente
la mirada magoada,
dime:
¿Qué siglos de esclavitud
generaron tu voz doliente?
¿Quién puso el misterio y el dolor
en cada palabra tuya?
¿Y la humilde resignación
en tu triste canción?
¿Y el pozo de la melancolía
en el fondo de tu mirada?

¿Fue la vida?¿la desesperación? ¿el miedo?
Me dice aquí, en secreto,
hermano negro.

Porque tu canción es sufrimiento
y tu voz, sentimiento
y la magia,
hay en ella la nostalgia
de la libertad perdida,
la muerte de las emociones prohibidas,
y la nostalgia de todo lo que fue tuyo
y ya no lo es.

Me dice, hermano negro,
que la hizo así …
¿Fue la vida?¿la desesperación?¿el miedo?

Pero incluso encadenado, hermano,
¡qué extraño hechizo tuyo!
Tu voz doliente lloró
de dolor y de nostalgia,
gritó de esclavitud y vino a murmurar a mi alma en herida
que tu triste canción dolorida
no es sólo tuya, hermano de voz de terciopelo
y ojos de luna …
Vino, de manso murmurar
que tu canción es mía.

Súplica

¡Quítennos todo,
pero déjennos la música!
¡Quítennos la tierra en que nacimos,
donde crecimos
y donde descubrimos por primera vez
que el mundo es así:
un tablero de ajedrez…
Quítennos la luz del sol que nos calienta,
su lírica de xingombela
en las noches mulatas
de la selva mozambicana
(esa luna que nos sembró en el corazón
la poesía que encontramos en la vida),
quítennos la choza — la humilde barraca
donde vivimos y amamos,
quítennos la machamba que nos da el pan,
quítennos el calor del fuego
(que nos es casi todo)
¡pero no nos quiten la música!
Pueden desterrarnos,
llevarnos a tierras lejanas,
Vendernos como mercancía, encadenarnos
a la tierra, de sol a luna y de luna a sol,
¡pero siempre seremos libres
si nos dejaran la música!
¡Allí donde estuviera nuestra canción
aun esclavos, señores seremos;
y aun muertos, viviremos,
y en nuestro lamento esclavo
estará la tierra donde nacimos,
la luz de nuestro sol,
la luna de los xingombelas,
el calor de fuego,
la choza que vivimos,
la machamba que nos da el pan!
Y todo de nuevo será nuestro,
aun con cadenas en los pies
y aun azotes en la espalda…
¡Y nuestra queja
será una liberación
derramada en nuestro canto!
—Por eso pedimos,
de rodillas pedimos:
¡Quítennos todo…
pero no nos quiten la vida,
no se lleven nuestra música!

Si quieres conocerme

Ah, ella es quien soy:
cuencas vacías de los ojos desesperadas por poseer vida.
Una boca cortada por heridas de angustia.
Levantada como para implorar y amenazar. 
Cuerpo tatuado con cicatrices visibles e invisibles.
Por los duros azotes de la esclavitud.
Torturado y magnífico,
orgulloso y místico.
África de pies a cabeza,
-ah, ella es quien soy!

Si quieres entenderme,
ven y inclínate sobre mi alma africana,
en los gemidos de los negros en los muelles,
en las frenéticas danzas de los chopes,
en la rebeldía de los shaganas,
en la extraña melancolía que se evapora de
una canción nativa, a la noche …

Y no me preguntes nada más,
si realmente deseas conocerme …
Porque no soy más que un caparazón de carne
en el que se congeló la revuelta de África.
Su grito se llenó de esperanza.

Jose-Craveirinha y Noemía de Sousa

Lección

Le enseñaron en la misión,
Cuando era pequeñito:
«Somos todos hijos de Dios; cada hombre
es hermano de otro hombre.

Le dijeron esto en la misión,
cuando era pequeñito.
naturalmente,
no se quedó siempre niño:
creció, aprendió a contar y a leer
y comenzó a conocer
mejor esta mujer vendida
? que es la vida
de todos los desgraciados.

Y entonces, una vez, inocentemente,
, dijo a un hombre y le dijo: «Hermano …»
Pero el hombre pálido le fulminó duramente
con sus ojos llenos de odio
y le respondió: «Negro».

Imagen de Fabiana Miraz de Freitas Grecco

Ruego

¿Quién estranguló la voz cansada
de mi hermana de la selva?

De pronto su llamado a la acción
se perdió en el fluir infinito de la noche y el día.
Ya no llega hasta mi cada mañana,
exhausta tras el largo viaje,
ahogada milla tras milla
en el eterno grito: ¡Macala!

No, ya no viene más, húmeda todavía de rocío,
maniatada con niños y con sumisión…
Un hijo a la espalda, otro en el vientre
¡siempre, siempre, siempre!
Y un rostro todo contenido en una mirada suave,
cada vez que recuerdo esa mirada
siento que mi carne y mi sangre se hinchan trémulas,
latiendo ante afinidades y revelaciones…
Pero ¿quién ha impedido que su inconmensurable mirada
nutriera mi hambre profunda de camaradería
que nunca podrá satisfacer mi pobre mesa?

“Io mame” ¿quién pudo silenciar de un tiro
la noble voz de mi hermana de la selva?
¿Qué mezquino y brutal látigo de rinoceronte
la azotó hasta matarla?

—En mi jardín florece la siringa.
Pero con un presagio maligno en su flor purpúrea,
en su intenso inhumano perfume;
y el verano aguarda que el hijo de mi hermana
descanse en él…
En vano, en vano,
Un chirico canta y canta posado entre los juncos,
por el niñito de mi hermana perdida,
víctima de los nebulosos amaneceres de la selva.
Ay, yo sé, yo sé: al final había un resplandor
de despedida en esos dulces ojos,
y su voz llegó como un murmullo ronco,
trágico y desesperado….

Oh África, patria mía, respóndeme:
¿Qué le hicieron a mi hermana de la selva,
que ya no viene más a la ciudad con sus eternos retoños
(uno a la espalda, otro en el vientre)
y su eterno pregón de carbonera?
¡Oh África, patria mía,
tú al menos no renegarás de mi heroica hermana,
ella vivirá en el altivo memorial de tus brazos!

Patrón

¡Patrón, patrón, oh, patrón mío!
¿Por qué me pegas, sin lástima,
con tus ojos duros y hostiles,
con tus palabras que hieren como flechas,
con todo tu aire rico en desprecio censurador
por mis actos forzosamente serviles,
e incluso con la bofetada humillante de tu mano?
¿Pero por qué, oh, patrón? Cuéntame:
¿Qué te hice?
(¿Fue haber nacido así con este color?)

Patrón, no sé nada… Como ves
a mi nada me enseñaron,
solo a odiar y obedecer…
¡Solo obedecer y odiar, sí!
¡Pero cuando hablo, patrón, te ríes !
Y también se ríe aquel señor
patrón Manuel Soares del Rádio Clube…
Yo no me explico tu portugués,
patrón, pero conozco mi landim,
que es una lengua tan bella
y tan digna como la tuya, patrón…
¡En mi corazón no hay otra mejor,
tan suave y tan delicada como ella!
¿Entonces por qué te ríes de mi?

¡Ah, patrón, yo levanté
esta tierra mestiza de Mozambique
con la fuerza de mi amor,
con el sudor de mi sacrificio,
con los músculos de mi voluntad!
¡Yo la levanté, patrón,
Piedra por piedra, casa por casa,
árbol por árbol, ciudad por ciudad,
con alegría y con dolor!
¡Yo la levanté!

Y si tu cerebro no me cree,
pregúntale a tu casa quién fabricó cada ladrillo,
quién se subió a los andamios,
quién ahora la limpia y tanto la embellece,
quién la friega, la barre y la encera…
Además, pregúntale a las acacias rojas y sensuales
quién las plantó y las regó,
y, más tarde, las podó…
Pregúntale a todas las largas calles ciudadanas,
Simétricas y negras y resplandecientes
Quién les pasó el alquitrán,
indiferente a la malanga de sol infernal…
Y también pregunta quién las barrerá,
mañana temprano, con la cacimba que cubre todo…
Pregunta quién se muere en el muelle,
día a día, todos los días,
para resucitar en una canción…
Y quién es el esclavo en las plantaciones de sisal
y de algodón,
en este vasto Mozambique…
El sisal y el algodón que serán “pondos” para ti
y no para mi, patrón mío….
Y el sudor es mío,
el dolor es mío,
el sacrificio es mío,
la tierra es mía
¡Y mío también es el cielo!

¡Y me pegas, patrón!
Me pegas…
Y mi sangre se propaga, hasta ser un mar…
Patrón, cuidado,
que un mar de sangre es capaz de ahogar
todo… ¡también ahogarte a ti, patrón!
También a ti…

Si me quieres conocer

Si me quieres conocer,
estudia con ojos de ver
ese trozo de palo-negro
que un desconocido hermano maconde
con manos inspiradas
talló y trabajó
en tierras distantes allá en el Norte.Ah! Esa soy yo:
órbitas vacías en la desesperación
de perseguir la vida
boca rasgada y herida de angustia
manos enormes, agrietadas,
irguiéndose como quien implora y amenaza,
cuerpo tatuado de heridas visibles e invisibles
por los duros azotes de la esclavitud…
torturada y magnífica
altiva y mística,
africana de la cabeza a los pies.
Ah! Esa soy yo
Si quieres comprenderme
ven e inclínate sobre mi alma de africana,
en los gemidos de los negros,
en los batuques frenéticos de los muchopes,
en la rebeldía de los machanganas,
en la extraña melodía que vuela
de una canción nacida de la noche.Y no me preguntes nada más
si es que me quieres conocer…
no soy más que un caracol de carne
donde la insurrección de África congeló
su grito lleno de esperanza.

Poema para un amor futuro

Un día, no sé cuándo ni dónde,
de las brumas grises del futuro,
aparecerá, envuelto en misterio y magia,
el hombre que amaré.
No será un héroe de libros de fantasía, un
príncipe ruso,
un actor de cine
o un millonario con saldo bancario.
No.
El hombre al que amaré
será como yo, en el fondo.
Tus manos, como las mías,
estarán callosas de día a día
y tus ojos tendrán reflejos de acero
como los míos.
Tu alma será mi hermana
con la misma angustia y el mismo amor,
con el mismo odio frío y la misma esperanza.
Y de su cuello se suspenderá, como el mío,
el marfil del mismo amuleto.
Ah, será humano, como yo,
y de la misma savia generosa.
Completamente humano y verdadero,
sólo entonces podré amarlo.
Y sólo será perfecto cuando nuestra condición lo permita,
para que en la vida seamos lo que ella nos pide:
compañeros,
juntos en la misma barricada,
luchando en un mismo ideal.
Ah, sí,
cuando la paz descienda sobre el campo de batalla,
finalmente podré
entregarme por completo.
Mi alma, finalmente,
podrá llenarse como una caracola, con la música de la luz de la luna
y el murmullo del mar.
Y mi cuerpo, lleno de ansias, se
abrirá al arado de tu deseo,
a la semilla de tu amor.
Entonces seré la hermana gemela de la Tierra,
llevando en mí el misterio de la vida,
campo abierto a la lluvia benéfica
y al sol fecundo de su amor.
Y cuando el milagro me sea hecho,
cuando mi grito de muerte
llegue a la máxima victoria de la vida,
entonces estaré completo.
Pero solo después de que la paz descendiera sobre mi campo de lucha,
antes de eso, no.
Más bien, seremos compañeros en el mismo trabajo,
trabajadores que construyen nuestro mundo.
Por eso, amor que no conozco, no
me pidas nada más hasta que el trabajo esté terminado.
Mientras dure,
no puedo ser tuyo por completo,
porque me entregué,
de una pieza, a este sueño que todo se desmorona.
Para ti, solo se irán los breves momentos de tregua,
el calor que sobró del fuego de todos.
Pero cuando
llegue la noche inhumana, la mañana que construimos, uno al lado del otro,
cuando nuestra Madre África nos extienda sus muñecas libres
cuando la calma descienda sobre la casa que construimos,
entonces seguiremos, a la clara luz de este maravilloso Sol,
nuestro destino natural del Hombre y Mujeres
y su llanto de muerte,
nuestros hijos podrán nacer entonces,
en un mundo de justicia.

Por mi amor futuro, que me completará,
por este amor lejano
escribí este poema.
¿Puedes leerlo algún día, amor que no sé?
cuando te apareces, envuelto en misterio,
y mi alma y mi cuerpo
palpitan con el reconocimiento, ¡eres tú!
Deja que el que amo me lea
y me lea, en este poema que te escribí.

Magaíça*

La mañana azul y oro de los folletos publicitarios
y que,
entontecido todo por la algazarra
incomprensible de los blancos de la estación
y por el resfriado trepidante de los trenes,
su corazón apretado en la angustia de lo desconocido
su muggle de harapos
cargando el ansia enorme, tejida
de los sueños insatisfechos del mamparra.

Y un día,
el tren volvió arfando, arfando …
¡oh Nhanisse, volvió!
Y con él, maga,
de sobre todo, bufanda y media listrada
es un ser desplazado,
envuelto en ridículo.

A la espalda – ah, donde te quedó el muggle de sueños, magaíca? –
traes las maletas llenas del falso brillo
de los restos de la falsa civilización del compuesto del Rand.
Y en la mano,
Magaira aturdida encendió el candelero,
a la cata de las ilusiones perdidas,
de la juventud y de la salud que quedaron sepultadas,
en las minas de Jone …
La juventud y la salud,
las ilusiones perdidas
que brillarán como astros en el escote de cualquier señora
en las noches deslumbrantes de cualquier ciudad.

(*) magaíça: antiguo nombre dado a los emigrantes mozambiqueños que iban a trabajar en las minas de Sudáfrica

Nuestra voz

Nuestra voz se irguió consciente y bárbara
sobre el blanco egoísmo de los hombres
sobre la indiferencia asesina de todos.
Nuestra voz mojada por la cacimba del sertón
nuestra voz ardiente como el sol de las malangas
nuestra voz atabaque llamando
nuestra voz lanza de Maguiguana
nuestra voz, hermano,
nuestra voz traspasó la atmósfera conformista de la ciudad
y la revolucionó
la arrastró como un ciclón de conocimiento.

Y despertó remordimientos de ojos amarillos de hiena
y con ella se escurrieron sudores fríos de condenados
y encendió luces de esperanza en almas sombrías de desesperados…

¡Nuestra voz, hermano!
Nuestra voz, atabaque llamando.

Nuestra voz luna llena en la noche oscura de la desesperanza
muestra voz faro en el mar tempestuoso
nuestra voz limando los barrotes, barrotes seculares
¡Nuestra voz, hermano! ¡Nuestra voz miles,
nuestra voz millones de voces llamando!

Nuestra voz gimiendo, sacudiendo bolsas inmundas,
nuestra voz gorda de miseria,
nuestra voz arrastrando grilletes,
nuestra voz nostálgica de ímpis,
nuestra voz África
nuestra voz cansada de la masturbación de los batuques de la guerra
¡Nuestra voz negra gritando, gritando, gritando!
Nuestra voz que descubrió lo profundo,
donde croan las ranas,
la amargura inmensa, inexplicable, enorme como el mundo,
de la simple palabra ESCLAVITUD:
Nuestra voz gritando sin cesar,
nuestra voz señalando caminos,
nuestra voz xipalapala
nuestra voz atabaque llamando,
¡Nuestra voz, hermano!
¡Nuestra voz millones de voces clamando, clamando, clamando!

Carolina Noémia Abranches de Sousa Soares (20 de septiembre de 1926, Lourenço Marques, hoy Maputo, Mozambique-4 de diciembre de 2002, Cascaes, Portugal). Poeta, pionera de la poesía de su país, está considerada como una de las más grandes poetas de África. Es conocida como la “madre de los poetas mozambiqueños”.

La madre nació en Bela Vista, más allá de Catembe, en Mozambique, hija de un alemán (Max Bruheim), cazador y comerciante. El padre era originario de una familia portuguesa-afro-goa en la isla de Mozambique.

Noémia aprendió a leer a los 4 años con su padre que era un hombre culto; en esa época, en Mozambique había un 40% de analfabetos.

Cuando tenia 8 años murió su padre y la madre tuvo que criar sola a sus seis hijos, dos de los cuales estudiaban en Portugal, con la ayuda de su tía paterna.
A los 16 años, Noémia tuvo que empezar a trabajar y por la noche asistía a la Escuela Técnica de oficios.

Noémia comenzó a escribir muy pronto. Noémia fue invitada a colaborar para el diario de la Mocidade Portuguesa gracias a un amigo de su hermano Nuno llamado Antero, quien formaba parte del grupo editorial del periódico, bajo la dirección del poeta Virgílio de Lemos. Aceptó la invitación y escribió “Poema a mi hermano negro” y firmó con las letras NS. En aquella época colonial, escribir un poema así indicaba tener un gran valor. Noémia sabía que no la podían descubrir, así que utilizó seudónimos. Primero firmó con NS y luego empezó a firmar bajo el nombre de Vera Micaia.

Noémia de Sousa, al corriente de los movimientos negros americanos (Black Renaissance, Indigenismo haitiano y Negrismo cubano, entre otros), dado que dominaba el inglés y el francés, escribe todos sus poemas (conocidos hasta hoy) entre 1948 y 1951. Con José Craveirinha, su compatriota del barrio de Mafalala, Noémia creó el movimiento Negritude. La exaltación de los valores africanos contra el racismo en la metrópoli fue el punto común de sus producciones intelectuales. En la poesía “Súplica”, Noémia sintetiza diciendo que el mundo es un tablero de ajedrez. En otras palabras, es una lucha entre negros y blancos.

Fundadora de una extensión de la MUD (vinculada al Partido Comunista de Portugal) había participado en las actividades de la MUD-Juvenil y repartido panfletos con João Mendes, escrito cartas subversivas y artículos recortados por los censores. En 1951 por estas acciones, Noémia de Sousa fue detenida por la Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE) y en ese mismo año tuvo que exiliarse a Portugal. También le valió la deportación a Joao Mendes. En Portugal trabajó como traductora en las agencias de noticias Reuters y Lusa. Aquí adoptó el pseudónimo de Vera Micaia.

En 1962 se casó con el poeta Gualter Soares.

 En 1964 Noémia huyo a Francia, con su hija Virginia, donde buscaría refugio del régimen político dictatorial portugués conocido como Estado Novo. Noémia de Sousa permaneció en París trabajando en la embajada de Marruecos hasta 1973, año en que decidió regresar a Portugal, para cubrir una vacante en la agencia Reuters. Mientras tanto, sus poemas se habían hecho virales en el país. Se estudiaron en las escuelas del Frente de Liberación de Mozambique durante la Lucha Armada. A partir de la Independencia de Mozambique su obra poética comenzó a estudiarse en todas las escuelas. Noémia de Sousa ya era un mito. Su legado había sido recuperado por poetas de otros países como Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, S. Tomé y Príncipe.

En 1984, Noémia de Sousa regresó a Mozambique y visitó su casa en Catembe.

Su producción poética ha influido en toda una generación de escritores y poetas. Siempre prefirió publicar sus poemas en periódicos, semanarios, revistas, folletos políticos… porque publicar sus poemas de forma esparcida suponía que llegaran a manos de los mozambiqueños negros, a los que quería despertar y abrir los ojos. Quería que sus poemas fueran fotocopiados, sueltos, de mano en mano. De hecho, su obra tuvo una amplia difusión de forma manuscrita y fotocopiada , llegando a ejercer una influencia vital en la formación de la conciencia nacional de Mozambique.

Finalmente, Noémia de Sousa fué publicada en 2001 por parte de la Asociación de Escritores de Mozambique con el libro “Sangue Negro” que reúne 49 poemas, escritos entre 1949 y 1952. Noémia no los releyó ni corrigió, por lo que quedaron en la versión original.

 En su poesía se reflejan sus raíces africanas y la exaltación de África y sus valores, la protesta, la denuncia de la esclavitud, la cosificación de la gente africana por los poderes coloniales, los deseos de rebelión y la esperanza de cambio. Ella proclamaba el respeto del otro, el derecho a la dignidad de los negros, el acceso a la educación y la cultura. Noémia también simbolizó la ruptura con la literatura colonial.

Noémia de Sousa murió en Cascais, ciudad portuguesa, el 4 de diciembre de 2002.

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