“La misión del poeta es impedir que el mundo se duerma»
Hebert Abimorad
A la vuelta de la esquina/me afirmaste con seguridad/pero no te encuentro/
rastreo como un perro /
sólo descubro árboles
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Un aplauso / dolor de manos / vibración / que escapa y cubre el recinto / se suspende como un pájaro muerto / sin alas / y cae
***
Las veces que me acosté temprano / mientras la fiesta continuaba / sentí la
necesidad de guardar los residuos de felicidad que pudieron suceder /
es mi rincón protegido
***
Es el aire que te abraza / y te sigue a todas partes / te complace con una sonrisa
de primavera / todo cambia / un hilo de viento se extiende y se retuerce /
es cordel grueso como un temporal /
y ya no eres feliz
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Un mar de delirios / acompaña al perseguidor / en busca del robo de su
corazón/ en esa confusión / extraviado / descansa en un árbol muerto / en el
bosque /
cuando todo está perdido
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Lo que quiere ser a nadie le interesa / no ocupa ese lugar de esperanza /
algo que no es importante / al fin me dijo su secreto /
quiso ser pájaro
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La inmortalidad es endeble / el laurel que la rodea es sólo un adorno /
comida de gusanos
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La luz alumbra al amor y al odio / en penumbras utilizas la acción /
la oscuridad es sinónimo de muerte /
los sentimientos vislumbran
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Poemas incluidos en «En la plaza 33, 33 días, 33 minutos, 33 poemas frugálicos»

Hebert Abimorad (Montevideo, Uruguay, 17 de marzo de 1946).… Leer más