Ocaso de lo ilícito
Tú, con tus largas y vacías ubres
y tu calma,
tu ropa blanca manchada y tus
flácidos brazos.
Con dedos saciados arrastrándose
en tus palmas.
Tus rodillas muy separadas como
pesadas esferas;
Con discos sobre tus ojos como
cáscaras de lágrimas,
y grandes lívidos aros de oro
atrapados en tus orejas.… Leer más