La gloria del poeta
Los Césares antiguos
coronaban con laurel a los poetas,
y ni un as se gastaba en casa de éstos,
en sazonar los guisos. Pero
ya no hay gloria inmarcesible,
porque el laurel ya no se usa en la cocina.

Inscripción
Cuando el maestro Zen
llevaba treinta años muerto,
una tarde, un pájaro
se posó sobre su tumba.… Leer más