El camino
Dos caminos se separaban en un bosque amarillo
y, lamentando no poder recorrer ambos
al ser un único viajero, me detuve durante un tiempo
para contemplar el primero esforzando la vista
hasta el punto en que se doblaba sobre la maleza;
tomé después el otro, juzgándolo igualmente atractivo,
pero dueño de un más poderoso reclamo:
su manto de hierba intacta y sus ansias de ser recorrido;
aunque a ese respecto, el acto del tránsito en sí
los había ocupado a ambos en la misma medida,
y los dos yacían igualmente aquella mañana
cubiertos de hojas no pisadas, hojas sin mancillar.… Leer más