8 Poemas de Norah Lange

En el camino hay un silencio de palabra imposible

La tarde reza en ermita de fuego

Sobre el despoblado

hacen penitencia las sombras

Las estrellas columpian la escalera

por donde bajarán los ángeles a la tierra

Mi vida se desangra gota a gota.

La tarde es una sola lágrima clara

Cada sombra es un latido que nos besa

Cerca, más cerca

el corazón de la noche.

El silencio doblega los instantes

Cada hoja es una palabra más

que dice la primavera este año

Para perpetuar la emoción

cerró la noche la palabra que nacía.

Versos a una plaza

La tarde muere como una eremita.
Sobre la espalda de la noche
el cielo se estremece apretado de estrellas.

La noche crispada y lenta
se apega a los faroles,
pequeños y suaves como una luna nueva.

Plaza: sobre tu umbral de sombras
su voz sube como una letanía
al silencio verde de tus árboles.

Los caminos son temblores de dicha
bajo la llamarada azul de tanto cielo.
La ciudad se rompe bruscamente
contra el regazo de tus esquinitas verdes.

Amanecer

En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.

La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.

Todas las tardes terminan su cansancio.

Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.

En toda esquina vigila el sueño
y es tu recuerdo la única pena
que humilla la altivez de las aceras.

Lejos, el primer mendigo,
traiciona el portal donde ha dormido.

Y la ciudad se abre como una carta
para decirnos la sorpresa de sus calles.

De: La calle de la tarde, 1925

Anochecer

Los brazos del sauce llorón
son serpentinas malgastadas.
El viento simula arpegios
jirones de música entrecortada.
El véspero anuncia la noche
mientras en otro horizonte
el sol delira…

Cada árbol es un país de emociones.
Tú y yo, multiplicándonos de amor. Sumergiéndonos
en nuestros ojos, amplios de azul.

Como un niño llegué a tu corazón.
Tú, generoso, te partiste para darme un pedazo de dicha.

De: La calle de la tarde, 1925

Ventana

Ventana abierta sobre la tarde
con generosidad de mano
que no sabe su limosna.

Ventana, que has ocultado en vano
tanto pudor de niña.

Ventana que se da como un cariño
a las veredas desnudas de niños.

Luego, ventana abierta al alba
con rocío de júbilo riendo en sus cristales.

¡Cuántas veces en el sosiego
de su abrazo amplio
dijo mi pena
su verso cansado!

De: Los días y las noches, 1926

Vacía la casa donde tantas veces
las palabras incendiaron los rincones.

La noche se anticipa
en el plano mudo
que nadie toca.

Voy a solas desde un recuerdo a otro
abriendo las ventanas
para que tu nombre pueble
la mísera quietud de esta tarde a solas.

Ya nadie inmoviliza las horas largas y cerradas
tanto pudor de niña.

Y tu recuerdo es otra casa

Y mis latidos forman una hilera de pisadas
grande y quieta
por donde yo tropiezo sola.
que van desde su puerta hacia el olvido.

De: Los días y las noches, 1926

Tus labios

Tus labios han deletreado
                                        una sonrisa.
Las palabras declinan 
                                        como ocasos
                              sobre los pétalos de los caminos.
Un pajarito 
                               se ha dormido
                               con un poco de luz
                              sobre la piedad de tus manos
y se oye palpitar un beso
                    sobre el cansancio
                              de tus ojos.

Norah y Oliverio Girondo

Todo el dolor derramado
                                        sobre el paisaje.
La tarde transparente
                                        como un agua
se ha mirado en tus ojos.
Lejos
              la noche arrodillada
                              trenza tinieblas
                              ante su espejo.
Mi corazón es un plenilunio de tristeza.

Berta Nora Lange Erfjord conocida como Norah Lange (Buenos Aires, Argentina, 23 de octubre de 1905​ – Ibid., 4 de agosto de 1972).Poeta y novelista. Vinculada al grupo martinfierrista y al ultraísmo.

Hija cuarta de los seis hijos de Berta Erfjord, de ascendencia noruega e irlandesa y de Gunnar Lange, noruego. Una familia acomodada, que instalada en el barrio de Belgrano habrá de mudarse a Mendoza, siguiendo al padre tras una nueva empresa. Allí transcurre la infancia hasta que sobreviene la tragedia en dos tiempos: primero, con la repentina muerte del padre, enseguida, ya de vuelta en Buenos Aires, con la muerte de Esther, la hermana menor. De manera cada vez más apremiante, la madre irá vendiendo sus posesiones y los niños aprenderán a convivir con “un hambre íntegra, continua, definitiva”, pero “bien educada” y con pudor de mostrarse. 

Norah Lange se vinculó desde joven con las vanguardias que agitaban la vida cultural de la Buenos Aires de la década de los locos años veinte. Norah participó activamente en el movimiento vanguardista promovido en Buenos Aires desde las revistas Prisma, Proa y Martín Fierro. A pesar de ser mujer, Lange consiguió ganarse el respeto y la admiración de sus colegas poetas y escritores. Publicó su primer libro de poesía, La calle de la tarde, en 1924, con solo 19 años. El mismo incluía un prólogo de Jorge Luis Borges, quien con apenas 25 ya era uno de los animadores de la escena intelectual porteña, integrando el grupo de los poetas ultraístas. En este prólogo Borges hace uso de ciertos estereotipos y maneras de caracterizar a la mujer a lo largo de la historia como son el ideal de mujer-ángel, mujer-niña o mujer-musa. Describe a Norah Lange como “preclara por el doble resplandor de sus crenchas y de su altiva juventud, leve sobre la tierra”

Lange, a los veinte años, es la única mujer incluida en la lista de cuarenta poetas que componen la Exposición de la actual poesía argentina (1922-1927).

Lange y Borges eran primos políticos, pero además eran amigos que compartían aventuras y poesía. Durante años él estuvo enamorado de ella y pudiera ser que tuvieran una relación amorosa (la sobrina de Norah, Susana, siempre desmintió los rumores) hasta que el mismo Borges le presento a un amigo, el poeta Oliverio Girondo. La anécdota del momento la cuenta Daniel Balmaceda en Romances de escritores. » En 1926, Borges fue con Norah a un almuerzo en honor a Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra, que se hacía en la Rural. Norah tenía veintiún años y la madre de ella no la dejaba salir de noche; era una bellísima pelirroja de rasgos nórdicos, ojos claros y un cuerpo impactante. Él esperaba encontrar allí la oportunidad para declarársele, pero apareció Oliverio Girondo quien se le sentó al lado y ella, torpe o distraída, volcó la botella de vino que él había llevado. “Me dijo con su voz (de caoba, de subterráneo)”, recodaba Norah en sus memorias, “parece que va a correr sangre entre nosotros”. Se enamoraron de inmediato.

Lange lo comenta con sus propias palabras:

Lange y Girondo se casaron en 1943 después de más de diez años de convivencia, y parece que Borges arrastró mucho tiempo el despecho. Todavía en los años 70 —recordaba Jay Parini en Borges y yo—, Borges decía que Norah era su gran amor y que Oliverio se la había robado.

La pareja organizaba grandes banquetes en la calle Tronador, de esta época son los famosos discursos que describen el mundo literario bonaerense, por último agrupados bajo el título de Estimados congéneres:

El círculo de amigos en el que se integraba Norah, escritores en su mayoría, acostumbraba a celebrar con comidas muy estridentes cualquier suceso que les perteneciera: generalmente publicaciones, premios, exposiciones, viajes, cumpleaños. En ellos el humor se ponía a prueba desde los regalos a los discursos. […] A los postres o a los brindis se disputaban los discursos. Norah con mucha frecuencia ocupaba la tribuna (De Nobile, 1968: 20)

Norah fue una gran escritora que iba mucho más alla de ser el objeto de disputa entre dos hombres. Qué duda hay de que su relación con estos dos escritores eclipsó, aunque de manera indirecta, su trayectoria artística: “Así, la importancia fundacional de Girondo, sobresaliente mentor de los movimientos de vanguardia en Argentina, muy lejos de beneficiar a Lange, parece haberla condenado a ser más conocida por su estado civil que por la calidad de sus textos”. A partir de su noviazgo y matrimonio con Girondo se estableció una relación en la que tanto su vida personal como literaria es de una interdependencia mutua muy fuerte. No hay un solo discurso en que no cite a su marido, tal es la admiración que le tenía. Borges fue un buen comienzo pero lógicamente Girondo monopolizó su vida y su obra literaria. Desde que se conocieron pasaron toda la vida juntos. La muerte de este en 1967 sume en una profunda depresión a la autora que lo sobrevivió solo cinco años.

Lange, reconoce abiertamente su deuda con ambos:

Norah escribió mucho, pero publicó poco:

Publicó tres libros de poemas: La calle de la tarde (1925), Los días y las noches (1926) y El rumbo de la rosa (1930). Publicó además las novelas Voz de vida (1927), 45 días y 30 marineros (1933), aquí presenta el viaje atípico en barco de una mujer sola que debe evitar el asedio de los marineros y el mismo capitán( inspirada en un viaje que realizó ella sola con 30 marineros). Le siguió la publicación de Personas en la sala (1950) y Los dos retratos (1956). Al publicar esta última Silvina Ocampo propuso enviarle un telegrama de felicitación. “¿Por qué?”, se escandaliza Borges. Bioy dice que no puede saber cuál de ellos —Norah o Girondo— es el peor escritor. “Han hecho mucho mal”, dice Borges.

A diferencia de la mezquina opinión de Borges la obra obtuvo excelentes críticas: Martínez Estrada la califica de “obra maestra” a la vez que define a Norah como “escritora admirable”; el crítico no oculta su temor de que la novela pase desapercibida en el ambiente literario y termine olvidándose que es lo que finalmente sucedió (Martínez, 1957: 150). Por su parte, Eduardo González Lanuza también realiza una valoración muy positiva de la obra rescatando sus valores poéticos y la enorme sugerencia de su atmósfera espectral:

«Este libro ubica a la realidad como una isla rodeada por todas partes por el ensueño, un ensueño cuya paulatina disolución no permite señalar zonas estrictas de su propio comienzo. Como en los cuadros de Carrière los rostros parecen surgir concretando sus formaciones a fuerza de insistir en la incertidumbre, Norah Lange prefiere hilar una prosa de brumas deliberadamente esponjosa y poco concreta, solícitamente imprecisa, hasta torcer sus vellones en el hilo sutilísimo pero ya cierto y consistente del relato […]. Hay páginas que resultan un verdadero milagro estético. Una tensión constante, escondida poesía, hacen de este libro una excepcional novela». (González, 1957: 63)

Con su primer libro de memorias, Cuadernos de infancia (1937), el elogio de la crítica es unánime y ganó el Premio Municipal de Buenos Aires de literatura  en 1937 y el Tercer Premio Nacional en 1939. Escribió otro libro de memorias, Antes que mueran (1944), y un libro con sus discursos, Estimados congéneres (1968).

En 1958 recibió el Gran Premio de Honor y la Medalla de Oro por parte de la Sociedad Argentina de Escritores.

Su literatura mereció mejor suerte. De hecho, nunca se reconoció suficientemente su enorme talento literario, así Norah Lange quedaría relegada para siempre a ser la “amiga de” y la “esposa de”. Los datos son más que evidentes: Girondo y Borges son escritores admirados y leídos, Lange, en cambio, pese a su enorme originalidad y maestría, quedó postergada al olvido. Sin la sombra terrible de Borges, seguramente la habría tenido.

El día de la muerte de Norah, Bioy Casares registra un diálogo con BorgesDonald Yates. Hablan del clima y otras banalidades. No hablan de Norah ni ese día ni en los siguientes.

Norah Lange murió el 4 de agosto de 1972. La enterraron junto a su amado Oliverio en el cementerio de la Recoleta.  Dejó una novela inconclusa, El cuarto de vidrio.

En 2022 la Editorial Renacimiento reeditó los dos volúmenes de memorias de Norah Lange.

Delfina Muschietti, crítica y docente de Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue de las primeras en destacar la importancia de Lange. En una entrevista comentó:

https://www.infobae.com/cultura/2022/08/04/50-anos-sin-norah-lange-el-erotismo-pudico-las-sombras-de-borges-y-girondo-y-la-suerte-de-su-literatura

https://core.ac.uk/reader/12206820

https://dspace.uib.es/xmlui/bitstream/handle/11201/2079/TFG-Cecilia%20Ferreira.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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