Afiliaron hasta los remos de la balsa para que todo estuviese dispuesto para la muerte. Los timadores no tenían que sobrevivir a nada y sin embargo, nunca les fue suficiente: ni el espacio, ni el poder, ni los recursos, ni el afecto. Siempre querían más. Los machos hacían roncar los motores de sus bestiales naves (aplastar y seguir adelante), y sus hembras sólo pensaban en no incomodarlos, (seducir y seguir adelante) Lo suyo crecía en directa oposición a lo nuestro: sus mentiras, sus placeres, sus libertades, sus privilegios, sus caminos se hacían más anchos mientras estas alcabalas se hacían más frecuentes.… Leer más
delgados hilos atados en mis dedos flores secas prendidas entre los dientes firmemente atada con cordones de palabras para no escaparme de esta tierra la muerte sacia su hambre mordisqueando mis cabellos sobre el esternón corre el hilo el nombre que el tiempo grabó en el hueso corre el hilo en la pelvis el nombre que el tiempo grabó en el hueso estéril miro los campos en la caverna vacía los vientos andan con furia mis manos pretenden ser los velos que cubran tanto horror la muerte unta su dedo con saliva y me acaricia me pasa como a una de las páginas de su libro de tapas rojas la muerte me arrebata un íntimo espasmo mientras se acerca a mis labios y me pide silencio pero la conjuro nombrando tu cuerpo
arañas rojas nombrándote en mis pies el ardor de sus ponzoñas dejándome
arañas rojas que aman
laten los perros de toda orfandad y hambre de acercarse a la mesa a por las migajas y por las violencias echados en la llaga cruda de sus silencios todo lo miran pasa frente a ellos el deseo y corren atrás con ladridos siempre sin alcanzar nada corren por correr anudados en su cuerpo esperan que pase lo adverso
cuánta hambre cuánta sed cuánto frío quita la mano y haz silencio
ya la muerte se ha marchado escucha los huesos descabritarse cuerpo cribado por tu cuerpo ayuntado reverberado por tu ritmo pero déjalo aquietarse en el mudo espacio donde nada puede nombrarse donde el jadeo es un último resquicio y un agradecimiento quita la mano del tiempo respira en mi boca hazte sorbo en mis papilas
un día mi padre decidió morir
no recuerdo el día exacto ni las palabras que dijo pero lo supe en ese momento había cerrado las puertas
para consumirse alejado de cualquier visita que es decir abrazo que es decir palabra o amor
escucho sus excusas en silencio absoluto
extiendo mi mano como un deseo que nada atrapa
a veces me detengo por algo sutil que pasa
la muerte es un roce
tendidos de la memoria
coloqué un libro sobre otro en una calle sin mirarlos eran todo el tiempo que quedaba los que amparaban del desprecio del sonido y de la furia de estos tiempos pero espacio debía a otras cosas tendidos cuidadosos de lo perdido golpes en el rostro para despertar ante el sonido del ramaje que atraía el canto pequeñas aves que de flores se alimentan era así la orden en mis días declinar invitaciones presuntuosas seguir ajena a los juegos de la vanidad que otros edifican en las palabras o en sus juegos de salón salones de cartón que el viento perdona frivolidades de palabras ingeniosas lejos del reposo que tengo atesorado entre los huesos y la hilera de mis dientes que no cesan de crujir en el descanso pues la vigilia deja su semilla de maldad inconsistencias de los días y de los aquellos en el tiempo que de minutos a semanas se dilapida pero siempre el rastro del olor de un destino con sabor pasos descalculados propósitos
me senté y escribí estas palabras para encontrarme más cerca de aquellos días cuando la respiración sobre mi cuello era de estos tiempos cuando aún acompasábamos el aliento
con la luz de los vitrales
no el odio en esta tierra de exilio
avísole a los hierros que sostienen la balanza y limpio los platos
coloco los sucesos con mesura lo que de ellos queda
siempre traen sangre la violencia que aborrezco
de naturaleza acuosa sobrevivo
regreso a los lugares donde fui amada tiempo extraordinario ya segado
(de temples, 2014)
cadencia del milagro
en esos asuntos no te metas
puedes quemarte las manos
ya de por sí con cicatrices en demasía arrugadas por la faena por relieves de venas cruzadas
pero las manos han nacido para eso
para agarrar y soltar sentir el frío o el calor recibir el cuchillo imprudente su cortadura hacerse de callos para luego rozar apretar sudar el deseo
hacer de ellas mismas un asunto con sus huellas que en el papel dejan marcas tintadas para aquellos que interpretan sueños o hacen fantasías con la niebla o persiguen y con gestos dibujan animales en la penumbra
se extienden para confiar
no te quemes por nadie te digo
pero quién detiene unas manos que golpean una espalda convulsa en su tos o apresuran los movimientos del placer con impecable sabiduría aquellas que no fallan sobre la tabla de cortar o desgranan y frotan sabores sobre una olla hirviente hierbas de aromas que han cultivado sin guantes desnudas sobre la tierra o apretadas sobre prendas blancas que golpean en las piedras soñando con la luz el amor porque la historia de miles de años cuajan en las manos que hoy sostienen el relevo porque ya es tiempo de abandonar los afanes cruzarse en el pecho y quizás sostener fingidamente un rosario o una rosa
sean de papel o pintadas de blanco que no lleven quemaduras las manos por tu exceso de confianza
míralas son tuyas
y vendrán a cerrar ojos lavar cuerpos rígidos secar lágrimas y siempre siempre acariciar
diérame con la piedra más blanca en los dientes yo triunfadora entre las todas gallarda y grácil bien ganada diérame por inconforme esta ganancia de tenerte
en los filos me advierto y saco la carta
mujer y con un libro sacerdotisa
la más afortunada lento me golpeo los dientes con la piedra
inédito, 1998
las grandes aflicciones
las palmeras cuanto más peso llevan más alto ascienden
tú del orden de los tréboles te extiendes sobre una tierra roja
al borde del camino seco y flaco el rastro de un arbusto
la higuera
tu mano extendida bajo su sombra
en la otra tierra los eucaliptos se mecen bajo el viento rojo
hoy te despiertas con certezas
la luz del amanecer te contradice diez lirios abrirán hoy
regresas de días de lluvia
las palmas se han secado en tus jardines
ellos te expulsaron
un niño canta
el zumo dulce de la naranja se seca en tus labios y apenas comienza el día
presentimiento
una mujer todo lo inventa todo está en lo que escucha y no le dicen en lo que ve y no mira donde no está tu voz ni tus palabras no está tu cuerpo ni tú
una mujer ha visto sentido escuchado lo que allí no está el rumor de las alas el incendio del alma
desde la nebulosa se inventa en lo inexistente
bajo tu aliento y tus palabras abre los ojos sólo está la quimera un último desaliento en los rincones del sueño
levanta los velos hablanadie le cree se arrodilla
te repite cuidadosa lo que le has dicho
lejos de esta realidad y de la tuya
una mujer te hace aparecer
soy fuerte me susurra respiraste la malaria el sonido de la sangre el lado derecho del corazón recibe sangre la bombea hacia los pulmones el mundo tropical no es una fruta de pasión es la fiebre que te llena de temblores bajo su sombra el final se apresura más rápido se regresa a la tierra las palmas el caribe el azul el reino de los insectos los antepasados invencibles en el paisaje algo no cesa de latir el corazón trabaja mucho
de los gozos del sueño,(2021, Oscar Todtmann Editores)
los cuchillos
se levantaron hundiéndose hiriendo
en una piedra de esperanza que se ha desmoronado
desollaron sin cuidado y con destreza cortaron para que no olvidara
tasajo me hicieron para el silencio
con mis manos detuve el filo siempre dulce la palabra perdón
la fragua en mi mirada el fuego en la piedra
nadie sabe cuánto tuve que aprender para gritar cuánto conquisté con sangre
los gozos del sueño
han llegado como espinas encendidas para el fulgor de las noches
sólo aguardan el día que brota de los acantilados
porque todo es caminar entre la vigilia y el sueño transcribir las señales escuchar cada paso que se adentra en la incógnita de las alas
el vuelo suspendido en los límites del alba
allí empieza todo
somos la alborada el canto que despliega un ave perdida en medio de la luz
así nacen los sueños como las llamaradas
y sus brasas caen sobre mi cabeza una y otra vez cada día
a veces cenizas otras veces candelas con una palabra
para hacernos abrazos es la dicha cavada en las líneas de mis manos
a veces candelas otras veces cenizas con el silencio
porque tú y yo estamos en los gozos
para secreta alegría
de los gozos del sueño (2021)
vigilia de la rapiña
ahí se quedarán los libros para los saqueadores las prendas que amaste aquello que no usaste porque era muy bello las cajitas los aretes los anillos para los saqueadores la silla, la mesa y tus pañoletas tus fotos y tus secretos tus datos los archivos tus claves
todo será arrasado no por el tiempo sino por la violencia
vengo de una isla iluminada, vengo de los ojos de una mujer. Desciendo por el día, pesadamente. Música perdida me acompaña. Una pupila cargadora de frutos abandonados se adentra en lo que ve. Mi fortaleza, mi última línea, mi frontera con el vacío ha caído hoy.… Leer más
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