La parole du soir
Le pays du début d’octobre n’avait fruit
Qui ne se déchirât dans l’herbe, et ses oiseaux
En venaient à des cris d’absence et de rocaille
Sur un haut flanc courbé qui se hâtait vers nous.
Ma parole du soir,
Comme un raisin d’arrière-automne tu as froid,
Mais le vin déjà brûle en ton âme et je trouve
Ma seule chaleur vraie dans tes mots fondateurs.
.
Le vaisseau d’un achèvement d’octobre, clair,
Peut venir.
Nous saurons mêler ces deux lumières,
O mon vaisseau illuminé errant en mer.
Clarté de proche nuit et clarté de parole,
Brume qui montera de toute chose vive
Et toi. mon rougeoiement de lampe dans la mort.
La palabra nocturna
La tierra de principios de octubre no dio frutos
Se desgarraba en el pasto, y sus pájaros
Alcanzaban gritos pedregosos de ausencia
En un flanco alto y curvo que se precipita hacia nosotros.
.
Mi palabra nocturna,
.
Como uva de fin de otoño tienes frío,
Pero el vino ya arde en tu alma y encuentro
Mi único verdadero calor en tus palabras fundadoras.
.
La nave de octubre que termina, clara,
puede venir.
Sabremos mezclar ambas luces,
Oh mi nave iluminada vagando por los mares.
.
Claridad de noche cercana y claridad de palabra,
.
Neblina ascendiendo de cada cosa viva
Y tú, mi incandescencia de lámpara en la muerte.
Vérité
Ainsi jusqu’à la mort, visages réunis.
Gestes gauches du cœur sur le corps retrouvé,
Et sur lequel tu meurs, absolue vérité.
Ce corps abandonné à tes mains affaiblies.
L’odeur du sang sera ce bien que tu cherchais.
Bien frugal rayonnant sur une orangerie.
Le soleil tournera, de sa vive agonie
Illuminant le lieu où tout fut dévoilé.
Tu as pris une lampe et tu ouvres la porte.
Que faire d’une lampe, il pleut, le jour se lève
Verdad
Así hasta la muerte, rostros reunidos.
Gestos torpes del corazón en el cuerpo reencontrado,
Y sobre el cual te mueres, verdad absoluta.
Este cuerpo abandonado en tus manos debilitadas.
.
El olor a sangre será ese bien que buscabas.
Bien frugal irradiando el naranjal.
El sol girará, en su intensa agonía
Alumbrando el lugar donde todo fue revelado.
.
Tomaste una lámpara y abres la puerta.
Qué hacer con una lámpara, está lloviendo, el día amanece.
La lluvia de verano
I
El más querido y no por eso
menos cruel
de todos nuestros recuerdos, la lluvia de verano
repentina, breve.
Salíamos, y era estar
en otro mundo
nuestras bocas se embriagaban
del olor de la hierba
Tierra
El manto de la lluvia se extendía sobre ti.
Aquello era como el seno
que hubiese soñado un pintor.
II
Y de pronto en el cielo
percibíamos
ese oro que la alquimia
había buscado tanto.
Lo tocábamos, brillante
sobre las ramas bajas,
de aquello amábamos el gusto
del agua, sobre nuestros labios.
Y cuando recogíamos
ramas y hojas secas
ese humo al final de la tarde, brusco, ese fuego,
era también el oro.
De La lluvia de verano (1999). Versión de William Guaregua
Nisida
Nisida, un peñasco, un ruido de mar
para estrellarse, en tiempos graves, contra los sueños
de aquellos que duermen ahí, pies atados,
ojos abiertos sobre los restos de su infancia.
Y sumergirse en ese ruido, nadar ahí
hasta llegar a otro mundo. Nausicaa
confiada y alegre, en la ribera…
¡Amad soñar! Es una llave, cuando faltan
todas las otras llaves de las puertas de uno mismo,
aquellas a las que nacer mal ha hecho de hierro.
porque soñar es la belleza que busca ser
y la belleza es amar, es la verdad
que os tomará en sus brazos, aun aquí
donde desear es un poco ser libre.
Nieve
Nieve
que has cesado de dar, que ya no eres
la que viene sino la que en silencio
espera, la que trajo pero sin que haya nadie
tomado aún, y no obstante, la noche
entera hemos notado, en los cristales
empañados, a ratos incluso chorreantes,
tu resplandor sobre la mesa grande
Nieve, nuestro camino
inmaculado aún, para ir a recoger
bajo las inclinadas y como atentas ramas,
esas teas, lo que es, que han ido desapareciendo
una a una, y ardiendo, y apagarse parecen
como a la vista del deseo cuando accede
a los bien soñados (porque a menudo es
al irse a desnudar todo tal vez se borra
en nosotros de sala en sala, ese reflejo
del cielo, en los espejos), toca, nieve, otra vez esas teas,
que llameen de nuevo en el frío del alba; y que a su ejemplo
de tus copos que ya están asaltándolas
con su fuego más claro, su descuido
y pese a tanta fiebre en la palabra,
pese a tanta nostalgia en el recuerdo,
no busque ya las nuestras a las otras palabras
sino que se avecinen
a ellas, pasen cerca, simplemente,
y si una roza a otra, y si se unen
sólo será tu luz una vez más
y nuestra concisión la que se disemine,
la escritura esfumándose, cumplida su tarea.
(Y un copo se retrasa, los ojos lo persiguen,
uno quisiera contemplarlo siempre,
otro se posa en la ofrecida mano.
Y otro más lento y como extraviado se aleja
y gira, luego vuelve. ¿No es igual a decir
que una palabra, otra, aún por inventar,
redimiría al mundo? ¿Pero acaso sabemos
si oímos tal palabra o la soñamos?)
Toute la nuit
Toute la nuit la bête a bougé dans la salle.
Qu’est-ce que ce chemin qui ne veut pas finir.
Toute la nuit la barque a cherché le rivage.
Qu’est-ce que ces absents qui veulent revenir.
Toute la nuit l’épée a connu la blessure.
Qu’est-ce que ce tourment qui ne sait rien saisir.
Toute la nuit la bête a gémi dans la salle.
Ensanglanté, nié la lumière des salles.
Qu’est-ce que cette mort qui ne va rien guérir ?
Tu te coucheras sur la terre simple,
De qui tenais-tu qu’elle t’appartînt ?
Du ciel inchangé l’errante lumière
Recommencera l’éternel marin.
Tu croiras renaître aux heures profondes
Du feu renoncé, du feu mal éteint.
Mais l’ange viendra de ses mains de cendre Étouffer l’ardeur qui n’a pas de fin.
El ruido de las voces
El ruido de las voces eres tú, a quien designan.
Estas solo en el encierro de los barcos oscuros.
Caminas sobre este suelo que se mueve, pero tienes
Un otro canto además de esta agua gris en tu corazón.
Otra esperanza además de este partir que te conceden.
No es sombrío, este fuego que se tambalea enfrente.
No te gusta el flujo de las simples y terrestres aguas
Y su ruta de luna donde se calma el viento.
Más bien, dices, más bien sobre las costas más muertas.
Palacios en donde estuve hasta el derrumbe,
Tu no amas salvo a la noche en tanto noche, pues carga
Con la antorcha, tu destino, de total renuncia.
Una Piedra
El verano pasó violento por las salas frescas,
sus ojos estaban ciegos, su flanco desnudo,
gritó, y el llamado trastornó el sueño
de los que allí dormían en lo simple de su día.
Se estremecieron. Cambió el ritmo de su aliento,
sus manos abandonaron la copa del sueño.
Ya el cielo otra vez volvía sobre la tierra,
llegó la tormenta de las siestas de verano, en lo eterno.
Traducción de Ida Vitale
L’adieu
Nous sommes revenus à notre origine.
Ce fut le lieu de l’évidence, mais déchirée.
les fenêtres mêlaient trop de lumières,
les escaliers gravissaient trop d’étoiles
qui sont des arches qui s’effondrent, des gravats,
le feu semblait brûler dans un autre monde.
Et maintenant des oiseaux volent de chambre en chambre,
les volets sont tombés, le lit est couvert de pierres,
l’âtre plein de débris du ciel qui vont s’éteindre.
Là nous parlions, le soir, presque à voix basse
a cause des rumeurs des voûtes, là pourtant
nous formions nos projets : mais une barque,
chargée de pierres rouges, s’éloignait
irrésistiblement d’une rive, et l’oubli
posait déjà sa cendre sur les rêves
que nous recommencions sans fin, peuplant d’images
le feu qui a brûlé jusqu’au dernier jour.
Est-il vrai, mon amie,
qu’il n’y a qu’un seul mot pour désigner
dans la langue qu’on nomme la poésie
le soleil du matin et celui du soir,
un seul le cri de joie et le cri d’angoisse,
un seul l’amont désert et les coups de haches,
un seul le lit défait et le ciel d’orage,
un seul l’enfant qui naît et le dieu mort ?
Oui, je le crois, je veux le croire, mais quelles sont
ces ombres qui emportent le miroir ?
Et vois, la ronce prend parmi les pierres
sur la voie d’herbe encore mal frayée
où se portaient nos pas vers les jeunes arbres.
Il me semble aujourd’hui, ici, que la parole
est cette auge à demi brisée, dont se répand
a chaque aube de pluie l’eau inutile.
L’herbe et dans l’herbe l’eau qui brille, comme un fleuve.
Tout est toujours à remailler du monde.
Le paradis est épars, je le sais,
c’est la tâche terrestre d’en reconnaître
les fleurs disséminées dans l’herbe pauvre,
mais l’ange a disparu, une lumière
qui ne fut plus soudain que soleil couchant.
Et comme Adam et Ève nous marcherons
une dernière fois dans le jardin.
Comme Adam le premier regret, comme Ève le premier
courage nous voudrons et ne voudrons pas
franchir la porte basse qui s’entrouvre
là-bas, à l’autre bout des longes, colorée
comme auguralement d’un dernier rayon.
L’avenir se prend-il dans l’origine
comme le ciel consent à un miroir courbe,
pourrons-nous recueillir de cette lumière
qui a été le miracle d’ici
la semence dans nos mains sombres, pour d’autres flaques
au secret d’autres champs « barrées de pierres » ?
Certes, le lieu pour vaincre, pour nous vaincre, c’est ici
dont nous partons, ce soir. Ici sans fin
comme cette eau qui s’échappe de l’auge.
(Ce qui fut sans lumière – Mercure de France, 1987)
L’imperfection est la cime
Il y avait qu’il fallait détruire et détruire et détruire,
il y avait que le salut n’est qu’à ce prix.
Ruiner la face nue qui monte dans le marbre,
marteler toute forme toute beauté.
Aimer la perfection parce qu’elle est le seuil,
mais la nier sitôt connue, l’oublier morte,
l’imperfection est la cime.
Yves Bonnefoy, (Tours, Francia, 24 de junio de 1923-París, 1 de julio de 2016)?. Poeta, crítico literario, ensayista, traductor y prosista. Es considerado el poeta francés más importante de la segunda mitad del siglo XX, a pesar de que su obra poética es muy corta. Destacó como traductor de William Shakespeare y por sus ensayos fundamentales sobre arte y artistas del Barroco y del siglo XX, entre ellos de Francisco Goya, Joan Miró y Alberto Giacometti.
Hijo de una maestra y un obrero ferroviario. Durante su infancia pasaba los veranos en el pueblo de Toirac (Lot), en casa de su abuelo materno, también maestro, quien ejerció una notable influencia sobre el autor, pues escribió algunos libros que él mismo encuadernaba y poseía una modesta biblioteca con obras de autores clásicos. En 1932 murió su abuelo y cuatro años después, cuando el escritor tenía trece años, falleció su padre, lo que -según ha confesado- puso fin a su infancia. Al cumplir diecisiete años, una de sus tías le regaló una antología de poemas en la que, de forma premonitoria, escribió como dedicatoria: “para mi ahijado, futuro poeta”.
Después de estudiar matemáticas y filosofía en Tours y en la universidad de Poitiers, en 1943 abandonó los estudios de matemáticas para dedicarse, una vez instalado en París, al estudio de la historia de la filosofía y de la ciencia, en la Sorbona. Consagrado finalmente a la poesía, la literatura y la historia del arte.
En sus comienzos fue seguidor del surrealismo y de las ideas de André Breton, pero pronto se apartó de tal corriente. Influido por la lectura de Baudelaire, Mallarmé, Pierre-Jean Jouve y Jean-Paul Sartre, su obra poética da un giro hacia un contenido mas filosófico y metafísico; se separa del surrealismo en 1947 para iniciar, a partir de su libro Du mouvement et de l’immobilité de Douve, Del movimiento y de la inmovilidad de Douve (1953), su propio itinerario.
Le siguieron los poemarios :
Piedra escrita (1965); El territorio interior(1971); Dans le leurre du seuil (1975); Ce qui fut sans lumière(1987); Début et fin de la neige (1995); Les planches courbes (2003), La longue chaîne de l´ancre (2008) y L’heure presente (2010).
Desde 1960 ejerció de profesor en diversas universidades nacionales y extranjeras. En 1981 ocupó la cátedra de Estudios comparados de la función poética en el Collège de France, donde desarrolló su brillante labor hasta 1993.
En 1968 contrajo matrimonio con la pintora estadounidense Lucy Vines, con quien tuvo una hija, Mathilde.
Murió en París el 1 de julio de 2016, a los 93 años.
Yves Bonnefoy también es autor de numerosos relatos en prosa (Rue Traversière, 1977; La vie errante, 1993), que exploran el potencial de revelación del pensamiento inconsciente.
Su obra crítica, centrada en la hermenéutica de las imágenes, ha discurrido sobre dos frentes: la interpretación de los textos (Rimbaud par lui–même, 1961; La vérité de parole, 1988; Sous l’horizon du langage, 2002) y la crítica de arte (Peintures murales de la France gothique, 1954; Rome 1630, l’horizon du premier baroque, 1970; Alberto Giacometti. Biographie d’une œuvre, 1991; Dessin couleur et lumière, 1995; Goya, Baudelaire et la poésie, 2004; Goya. Les Peintures noires, 2006).
En 1967, Alejandra Pizarnik tradujo por primera vez al español una selección de poemas de los tres primeros libros que fué publicada en la revista Carmina.
Premios :
Ha obtenido, entre otros, el premio Montaigne (1978), el de la Academia francesa (1981), el Goncourt de Poesía (1987), el Cino del Duca (1995), el Franz Kafka (2007) y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (Guadalajara, México, 2013).
Fue candidato al premio Nobel por su obra poética pero también por su labor como crítico de arte y traductor. Escribió más de cien libros, que se tradujeron a una treintena de idiomas.
Enlaces de interés :
https://phte.upf.edu/dhte/frances/bonnefoy-yves/
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