He de estar algún día
en la esencia de las horas
para romper el tiempo
en cada sufrir
de amor desesperado
donde habla el infinito
y me propone un desafío
de versos simultáneos
donde mi corazón diga
olas absolutas
que huyan hacía el cielo
o hacía un sol causando
remolinos
titánicas rosas
besos apasionados
y trigales
Ha de volver la vida
cargada de misterio
para escribir con ruido
y con peso la palabra

Yo miro para que entre el mundo
y se sienta como en su casa
y callo para escuchar las aves en las ramas
entre el calor y la muerte
andando sóla los ángulos
entre planetas
los aspectos favorables
y las traiciones
la tierra gira
se traslada
y baila como un trompo
y nos creemos inmóviles
faros en el vacío
Quiénes somos?
Pasajeros como astros
viajando entre sistemas?
A veces me siento en todas las cosas
y en ninguna
Yo toco la rosa
recién abierta en el universo
tan lejos estoy
el mundo se cierra
en inútil miseria
Los pájaros son un mar de trinos
que tratan de pulir el cielo
yo soy el destino de sus gestos en la proa de mi boca
Mañana volaran en una inquietud de plumas en versos donde alcanza
un sitio en la calma
Mira que alto empujan esa estrella
amarrada a un turpial de largo aliento
la punta de su pico sostiene la lejanía
disparando sus cuitas a la sombra
sucede el porvenir
un sismo
en manos de un hombre
sin alma

La muerte que miente sobre la muerte
que no vemos venir y nos confunde
que parece un silencio que nos desaparece
que asusta con su boca de piedra
que no sabe si abre la reja del cuerpo
que duerme con nosotros y nos arrulla en los sueños
que tala el abrojo de los ojos
y la vista es una alucinación
de nuestras cárceles ocultas
y nos deja despedirnos
de modo virtual
a través de fantasmas a caballo
La muerte que es doble
estampida
sopla para apagar
un fuego imposible

Quién está conmigo cuando me encuentro sola?
a donde van mis palabras cuando se fugan de mi
quedan fuera de mi destino?
en que huerto quedarán, sembradas y para qué?
los pájaros tienen las respuestas en el libro del cielo
jamás se pierde una colina a lo lejos por muy nublada que esté
los páramos son el valle de su altura
así los vientos la soplen de costumbres
así se vuelva horizonte y se entregue a la distancia
sin apagarse para ti
así te la lleves y no la regreses nunca
a su primera vez.

Está el poeta y los signos giran
en su órbita de viento
cómo una galaxia luminosa
alrededor del corazón
Está el poeta buscando algoritmos
con nostalgia de astros extraviados
cuyas luces todavía brillan
como metáforas
Está el poeta conjugando verbos
para accionar la tempestad
y los rayos se lanzan
en su lengua
como esferas de mercurio
Está el poeta
en la casa del mañana
escapando ileso
donde el cielo arde

Oh! noche quieta
háblame como le hablas
a los árboles
que mueren de pie
y tienen la libertad
sin alarde del último dolor
que vencieron de cara
al peligro
Por los tristes de corazón
cae una llovizna de bendiciones
quiero detener el frío de sus cuerpos
mientras el brillo de la luna
libera las rejas de la mente
y una oprimida soledad
sucumbe hasta el cansancio
del día
Desnuda la pena
necesita otra piel
de sílabas enormes
Debemos a la orilla
Debemos a la orilla
un principio en la espuma
como un borde en el nácar
La belleza es una mujer
con pies mercuriales
y tocado de coral
Reposa en una concha
su marfil
esa pretensión alta
de superar el fulgor
en los hilos que tejen
las gaviotas
para crear un límite sonoro
El infinito se escucha
como una bruma
tiene músculos blandos
y cintura breve
lo que es una seda
entre las manos
el libro abierto
cuando señala lo ardido
lo encendido de un pañuelo

Yo vuelo pájaro
yo crezco monte
yo me abro puerta del umbral
yo ofrezco mi pena para que sanen las penas
yo caí en un río que cantaba
yo leí las líneas de mi mano y supe
yo me ofrecí en sacrificio a la palabra
yo perdí mi sed en la llovizna
yo gemí de placer en el pecho de la voz
yo adorné de flores el mediodía
yo me elevé en la hondura
yo mecí mi piel en el columpio de la luna
yo absorbí tu salina temprana
tengo en mí el musgo y lo húmedo
la pasión del cerro que sube
sé cantar en medio de la sequía
volver a la aventura de tocar
me conmueven las heridas del barranco
si salgo desnuda no me apena
tengo camelias en mi espalda
jardines en mis quebradas
tengo olor a mujer en mis sentidos
yo no tengo nada que esconder en primavera
soy la savia de la vida
un tallo flexible que se deja feliz
al abrazo del viento.
De: Agua de mayo

Solange Inmaculada Rincón González (Maracaibo, Venezuela, 9 de mayo de 1954). Poeta, narradora y ensayista. Formada como psicóloga clínica en la Universidad Rafael Urdaneta (1989).
Hija del reconocido Hernán Rincón, cofundador del conjunto gaitero Rincón Morales, su sensibilidad artística comenzó desde niña, cuando grabó con apenas diez años el aguinaldo Bendito sea (1964). Su impulso interno posteriormente llevo a Solange por los caminos de la palabra.
Se inició en los talleres literarios de la Secretaría de Cultura, y, de narrativa del Centro de Bellas Artes de Maracaibo. Perteneció al grupo literario La Secta del Fénix. Su poesía también se inspira en otra de sus pasiones como el Yoga.
Ha publicado los siguientes libros de poesía: En ese espacio del deseo(1991); Huella del corazón ausente,(1995); El lugar de la casa,(2000); Canto en tono bajo,(2004); Ascensional,(2006); Esfumaturas,(2008); Escrita a mano (2022)
Entre los premios obtenidos : Primer Premio del Concurso Literario Estudiantil Librería Cultural de Maracaibo, 1973; Primer Premio de Poesía Bienal Literaria Udón Pérez, 1990; Mención de Honor Premio Municipal de Poesía Dr. Daniel Camejo Acosta, 1991; Primer Premio de Poesía Hesnor Rivera, 1999, entre otros.
Enlaces de interés:
https://astorgaredaccion.com/art/28181/solange-rincon-el-erotismo-de-dios
https://letralia.com/entrevistas/2023/05/14/solange-rincon
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