14 Poemas de Antonio Gala

Es hora ya de levantar el vuelo

Es hora ya de levantar el vuelo,
corazón, dócil ave migratoria.
Se ha terminado tu presente historia,
y otra escribe sus trazos por el cielo.

No hay tiempo de sentir el desconsuelo;
sigue la vida, urgente y transitoria.
Muda la meta de tu trayectoria,
y rasga del mañana el hondo velo.

Si el sentimiento, más desobediente,
se niega al natural imperativo,
álzate tú, versátil y valiente.

Tu oficio es cotidiano y decisivo:
mientras alumbre el sol, serás ardiente;
mientras dure la vida, estarás vivo.

Tengo la boca amarga

Tengo la boca amarga y no he mordido;
el alma, atroz, y la canción, tronchada.
No sé qué fuerza traigo en la mirada,
ni qué traigo en mi cuello, de vencido.

No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué; no sé más nada.
No me importa el quehacer ni la jornada,
y me da igual herir que ser herido.

La sangre, a punto, se impacienta y arde
por inundar la alcoba a la que vine,
donde fui tan feliz que fui cobarde.

Sólo pido al amor que no se obstine.
Me sentiré a su orilla cualquier tarde
para que alguien, de paso, me termine.

Voy a hacerte feliz

Voy a hacerte feliz. Sufrirás tanto
que le pondrás mi nombre a la tristeza.
Mal contrastada, en tu balanza empieza
la caricia a valer menos que el llanto.

Cuánto me vas a enriquecer y cuánto
te vas a avergonzar de tu pobreza,
cuando aprendas -a solas- qué belleza
tiene la cara amarga del encanto.

Para ser tan feliz como yo he sido,
besa la espina, tiembla ante la rosa,
bendice con el labio malherido,

juégate entero contra cualquier cosa.
Yo entero me jugué. Ya me he perdido.
Mira si mi venganza es generosa.

Bajo los fuegos de fugaces colores…

Bajo los fuegos de fugaces colores 
que iluminan el aire de la noche, 
dame tu mano. 
Mira abrirse las palmeras doradas, rojas, verdes; 
caen los frutos azules de la altura; 
rasgan el negro terciopelo 
las estelas de plata… 
En tus ojos yo veo el frío ardor, 
artificial y efímero 
de los castillos que veloces surgen 
y veloces se extinguen. 
Dame tu mano: es todo cuanto tengo 
en medio de esta falsa 
riqueza, de esta dádiva 
que fugazmente se otorga y se consume. 
Así es todo: organizado y yerto 
brota el amor, crece, se desparrama, se hunde, 
vuelve la oscuridad 
en la que, previsto y bien envuelto, yacía. 
Nada, nada… 
Dame tu mano. Entre los irisados estampidos 
alegres sólo para los alegres, 
se esfuma el corazón, igual que una girándula 
demasiado mojada para arder o dar luz. 
En este tornasolado e intrincado bosque 
dame tu mano para que no me pierda. 

Ya nunca más diré:todo termina

Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
y nuevas torres se alzan de la ruina.

Otra alegre mañana determina
el corazón del mundo y sus extremos.
Juntos, alma, tú y yo inauguraremos
este otro amor y su preciosa espina.

Para mirar mi muerte atrás miraba
y encontré renaciente la llanura
y sellada la boca de mi herida.

Ni el nombre sé yo ya de quien amaba,
desmemoriado y terco en la aventura
de que quien me mató me dé la vida.

Olivares de manto real

Sencillo e intrincado, 
con su tesoro a cuestas 
el olivar cavila. 
En él no son precisos 
ni rosas ni claveles: 
sólo estar, siglo a siglo, 
serenamente en pie. 

Cuanto miramos desde arriba es nuestro, 
porque nos mira y somos suyos. 
Cae el cielo, y tú me amas, 
y el olivar nos ama a ti y a mí. 

La tormenta muy pronto 
restallará sus látigos. ¿Qué importa?: 
ya no sueño dormido ni despierto, 
ya te tengo entre olivos. 
Mi patria sois; me extinguiré en vosotros 
para que empiece todo una vez más. 

Soneto verde

Cuando en octubre amor por la semilla
conspira con abril de la mirada
me subyugó una rosa equivocada:
si verde corazón, tez amarilla.

De una la noche en otra maravilla
-cera ya agraz, ya pluma alabeada-
regresó el alba, limpia y afilada,
rasgándome de pura la mejilla.

Verde presidio y hondo, verde prado,
que a la esperanza indócil alimentas
con grama en flor, sonrisa de mi dueño:

suba la muerte y máteme a tu lado,
que esmeraldas, cantáridas y mentas
me han dispuesto un profundo y verde sueño.

Antonio Gala y el Nobel de Literatura José Saramago

Nadie Mojaba El Aire…

Nadie mojaba el aire 
tanto como mis ojos. 
Me decías:  «¿Trabajas?» 
Me decías:  «¿Ya es la hora del té?» 
Y yo no te decía:  «Te amo»; 
no te decía: 
«Eres todo lo que tengo»; 
no te decía: 
«Eres la única rosa en la que caben 
todas las primaveras». 
Me decías: 
«Adiós, hasta mañana». 
O me decías: 
«¿Necesitas algo?». 
Y yo no te decía: 
«Me estoy muriendo 
de amor… me estoy muriendo». 
Nadie mojaba el aire 
como yo.

Enemigo íntimo

Hay tardes en que todo
huele a enebro quemado
y a tierra prometida.
Tardes en que está cerca el mar y se oye
la voz que dice: “Ven”.
Pero algo nos retiene todavía
junto a los otros: el amor, el verbo
transitivo, con su pequeña garra
de lobezno o su esperanza apenas.
No ha llegado el momento. La partida
no puede improvisarse, porque sólo
al final de una savia prolongada,
de una pausada sangre,
brota la espiga desde
la simiente enterrada.

En esas largas
tardes en que se toca casi el mar
y su música, un poco
más y nos bastaría
cerrar los ojos para morir. Viene
de abajo la llamada, del lugar
donde se desmorona la apariencia
del fruto y sólo queda su dulzor.
Pero hemos de aguardar
un tiempo aún: más labios, más caricias,
el amor otra vez, la misma, porque
la vida y el amor transcurren juntos
o son quizá una sola
enfermedad mortal.

Hay tardes de domingo en que se sabe
que algo está consumándose entre el cálido
alborozo del mundo,
y en las que recostar sobre la hierba
la cabeza no es más que un tibio ensayo
de la muerte. Y está
bien todo entonces, y se ordena todo,
y una firme alegría nos inunda
de abril seguro. Vuelven
las estrellas el rostro hacia nosotros
para la despedida.
Dispone un hueco exacto
la tierra. Se percibe
el pulso azul del mar. “Esto era aquello”.
Con esmero el olvido ha principiado
su menuda tarea…

Y de repente
busca una boca nuestra boca, y unas
manos oprimen nuestras manos y hay
una amorosa voz
que nos dice: “Despierta.
Estoy yo aquí. Levántate”. Y vivimos.

Gala y su amigo el periodista Jesús Quintero

No por amor, no por tristeza…

No por amor, no por tristeza,
no por la nueva soledad:
porque he olvidado ya tus ojos
hoy tengo ganas de llorar.
Se va la vida deshaciendo
y renaciendo sin cesar:
la ola del mar que nos salpica
no sabemos si viene o va.
La mañana teje su manto
que la noche destejerá.
Al corazón nunca le importa
quién se fue sino quién vendrá.
Tú eres mi vida y yo sabía
que eras mi vida de verdad,
pero te fuiste y estoy vivo
y todo empieza una vez más.
Cuando llegaste estaba escrito
entre tus ojos el final.
Hoy he olvidado ya tus ojos
y tengo ganas de llorar.

Maitines

Callad, amantes, y ocupad el labio
con el beso.  No pronunciéis palabras vanas
mientras se busca vuestro corazón
en otro pecho, jadeante y pobre
como el vuestro,
ya al filo de la aurora.

Cuando te poseí por vez primera
tocaban a maitines
en el Convento de las Mercedarias.
La tiniebla del aire estremecieron
repentinos palomos alterados.
Titubeante el alma sonreía,
sin comprender por qué, en torno a tu cintura.
Y luego, hasta la alcoba recién inaugurada,
fueron entrando laúdes y alabanzas
que mi alma repetía con orgullo 
suavemente en tu oído.

Callad amantes y ocupad 
el labio con el beso….

Aún eres mío, porque no te tuve

Aún eres mío, porque no te tuve.
Cuánto tardan, sin ti,
las olas en pasar…

Cuando el amor comienza, hay un momento
en que Dios se sorprende
de haber urdido algo tan hermoso.
Entonces, se inaugura
-entre el fulgor y el júbilo-
el mundo nuevamente,
y pedir lo imposible
no es pedir demasiado.

Fue a la vera del mar, a medianoche.
Supe que estaba Dios,
y que la arena y tú
y el mar y yo y la luna
éramos Dios. Y lo adoré.

Mediterraneo

Mi cinturón aprieta tu cintura, 
y tu sonrisa, mi corazón. 
Sobrevolamos las islas indecibles 
y a nuestro paso las nubes se disipan. 
¿Cómo regresar al beso la armonía 
sin que la respiración se entrecorte? 
¿Cómo planear la noche compartida 
después de tanta ausencia? 
Sólo el aire es aliado nuestro 
porque nuestro deseo es de aire puro. 
Cuando descendamos a la tierra 
las alas deberán seguir batiendo: 
el aire de las alas 
es nuestro sostén único 
y las alas del aire nuestro lecho. 
Desembocan los ríos en los mares azules 
como en tu pecho desemboca el mar. 
Abrázame en tus alas 
para que otro aire no me roce 
sino tu aliento, del que vivo y muero. 
Bajo el cielo impalpable 
hecho de luz y espera, 
abrázame, amor mío, con tus alas. 
Abrázame sobre la corrompida 
ciudad sagrada de los hombres. 

Quizá el amor es simplemente esto…

Quizá el amor es simplemente esto: 
entregar una mano a otras dos manos, 
olfatear una dorada nuca
y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio.

El grito y el dolor se pierden, dejan
sólo las huellas de sus negros rebaños,
y nada más nos queda este presente eterno
de renovarse entre unos brazos

Maquina la frente tortuosos caminos
y el corazón con frecuencia se confunde,
mientras las manos, en su sencillo oficio,
torpes y humildes siempre aciertan.

En medio de la noche alza su queja
el desamado, y a las estrellas mezcla
en su triste destino.
Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos
que infantiles se miran en los suyos.

Quizá el amor sea simplemente eso:
el gesto de acercarse y olvidarse.
Cada uno permanece siendo él mismo,
pero hay dos cuerpos que se funden.

Qué locura querer forzar un pecho
o una boca sellada.
Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige,
otros labios, su beso,
su natural deleite otra criatura.

De madrugada, junto al frío,
el insomne contempla sus inusadas manos:
piensa orgulloso que todo allí termina;
por sus sienes las lágrimas resbalan…
Y sin embargo, el amor quizá sea sólo esto:
olvidarse del llanto, dar de beber con gozo
a la boca que nos da, gozosa, su agua;
resignarse a la paz inocente del tigre;
dormirse junto a un cuerpo que se duerme.

“Pone me ut signaculum super cor tuum”, “Ponme como un sello sobre tu corazón”

(Verso del “Cantar de los cantares” que es el lema de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores)

*****

Antonio Ángel Custodio Sergio Alejandro María de los Dolores Reina de los Mártires de la Santísima Trinidad y de Todos los Santos/Antonio Gala Velasco (Brazatortas,? Ciudad Real, España, 2 de octubre de 1930- Córdoba, España, 28 de mayo de 2023)?  Poeta, novelista, dramaturgo, ensayista y articulista.

Hijo de María Adoración de los Reyes Velasco Gardo y Luis Gala Calvo, médico. Fue el penúltimo de los cinco hijos del matrimonio. Residió en Brazatortas hasta los nueve años. A partir de 1939 su familia se trasladó a Córdoba. Escritor precoz, a los cinco años escribió un relato corto y a los siete su primera obra teatral ; a los catorce años impartió una conferencia en el Real Círculo de la Amistad, Liceo Artístico y Literario de Córdoba.  A los 15 años inició sus estudios de la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla y, como alumno libre, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid, obteniendo licenciaturas en todas ellas.

Al acabar sus estudios universitarios, inició la preparación de oposiciones al Cuerpo de Abogados del Estado, pero abandona en el segundo año para ingresar en la orden monástica de los cartujos. La rígida disciplina monástica no estaba hecha para él, y, como cuenta en su autobiografía, Ahora hablaré de mí (2000), fue expulsado de la orden.

Se mudó entonces a Portugal, donde llevó una vida bohemia. En 1959 comenzó a impartir clases de Filosofía e Historia del Arte y comenzó una exitosa carrera teatral y periodística, que le posibilitó desde 1963 vivir sólo de la escritura. A mediados de 1962 se marchó a Italia, instalándose en Florencia, donde permaneció casi un año.

Su primer libro publicado fue “Enemigo íntimo” (1959) por el cual recibió un accésit del Premio Adonáis de poesía. A éste siguieron “La deshora” (1962), “Solsticio de invierno” (con el que obtuvo en 1963 el premio Las Albinas) y “Meditación en Queronea” (1965).Durante estos años también comienza a colaborar en TVE. Entre sus series más populares se encuentran “Las tentaciones”, “Si las piedras hablaran” y “Paisaje con figuras”. En 1969 y 1973 obtuvo el Premio Nacional de Guión y el premio Antena de Oro.

En 1973 sufrió en Madrid una perforación del duodeno que lo llevó al borde de la muerte y durante la convalecencia empezó a utilizar bastón, objeto del que ha reunido ya una gran colección, unos 3000 ejemplares, regalos de amigos y admiradores.

Ha publicado artículos en el suplemento dominical de El País, desde su fundación en 1976 hasta 1998, como «Charlas con Troylo», «A los herederos», «A quien conmigo va», etcétera; todos estos artículos han sido después recopilados en libros.

En 1982 fué nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Córdoba y en 1985 le nombraron Hijo Predilecto de Andalucía.

Fue presidente de la plataforma cívica que propugnaba el “no” a la permanencia de España en la OTAN, cuyo referéndum se celebró en marzo de 1986

En 1989 es galardonado con el premio Andalucía de las Letras y con el Premio León Felipe a los Valores Cívicos.

Con su novela  El manuscrito carmesí, ganó el Premio Planeta en 1990. En 1993 publicó la novela La pasión turca, presentada en Estambul en forma de paseo por la ciudad, recorriendo los lugares plasmados en la novela, y que fue llevada al cine en 1994, dirigida por Vicente Aranda y protagonizada por la cantante y actriz española Ana Belen. Le siguieron El águila bicéfala (1994), colección de artículos sobre el amor, Más allá del jardín (1995), también llevada al cine dirigida por Pedro OleaLa regla de tres (1996), El imposible olvido (2001), Los invitados del jardín (2002), El dueño de la herida (2003), El pedestal de las estatuas (2007), y Los papeles del agua (2008).

Como dramaturgo Gala cuenta con una extensa trayectoria. Entre los estrenos teatrales se encuentran “Los verdes campos del Edén” (1963, comedia que recibió los premios Calderón de la Barca y Ciudad de Barcelona), “El caracol” (1965), “Spain streep-tease” (1975, por la que obtuvo el premio Foro Teatral), “Anillos para una dama” (1976), “Las cítaras colgadas de los árboles” y “¿Por qué corres Ulises?”. Tras un paréntesis de varios años escribió “La vieja señorita del paraíso”, “Petra regalada” y “Samarkanda”,(según el propio autor su obra mas querida por motivos personales), “El cementerio de los pájaros” (1983), “El hotelito” (1985), “Séneca o el beneficio de la duda” (1987), la obra musical “Carmen, Carmen” (1988), “La Truhana” (1991),“Los bellos durmientes” (1994) y “Las manzanas del viernes” (2000).

También ha colaborado en el diario El Mundo (entre 1992 y 2015), en este último con artículos de opinión breves publicados con el nombre de troneras.

En televisión fueron famosas y magnificas las entrevistas que en sus Trece noches, el gran periodista Jesús Quintero le hizo a Antonio Gala, donde charlaban durante una hora de todo lo divino y lo humano. 

Creó la Fundación Antonio Gala para Creadores Jóvenes, dedicada a apoyar y becar la labor de artistas jóvenes.

El 14 de diciembre de 2011 recibió el Premio Quijote de Honor 2011 a toda una vida que concede la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE).

En 2020 le otorgaron el Premio Nacional de Teatro Pepe Isbert.

En el año 2021, se inauguró en Alhaurín el Grande la Casa-Museo de Antonio Gala “La Baltasara”, lugar que el autor fijó como su residencia de verano desde los años ochenta y que le sirvió como refugio para escribir gran parte de su obra.

Obra poética publicada :

  • Enemigo íntimo, 1959
  • 11 sonetos de La Zubia, 1981
  • 27 sonetos de La Zubia, 1987
  • Poemas cordobeses, 1994
  • Testamento andaluz, 1994
  • Poemas de amor, 1997
  • El poema de Tobías desangelado, 2005
  • Desde el Sur te lo digo, edición de Pedro J. Plaza, 2019

Por eso empecé a usar bastón (Publicado en el diario El Mundo)

«He tenido varios percances que me han llevado al borde de la muerte, pero hubo uno de ellos en el que estuve más cerca de allí que de aquí, y en el que tuve una visión de la que todavía hoy guardo un recuerdo absolutamente vívido. Fue en 1973, en Madrid; mientras estaba almorzando con amigos, sentí una puñalada tremenda en el abdomen. Poco después entraba en coma. 

Con el duodeno perforado tuve visones

Mis acompañantes llamaron a una ambulancia, que me trasladó a toda prisa al hospital. Se me había perforado el duodeno, y tuvieron que operarme de suma urgencia. Yo no me enteré de nada: había perdido la consciencia, y no la recuperaría hasta un día después. En algún momento, no sé en cuál, tuve esa visión. Primero vi que aparecía una sonrisa en el aire. Fue como un gozo, una bienvenida, un recibimiento amable y sonriente, de estar en una paz total. Tenía la sensación de que me hubiera salido de mí mismo y el cuerpo ya no tuviera nada que ver conmigo. 

Salí pesando 48 kilos

A continuación aparecieron, como en un retablo flamenco, momentos de mi vida. Y lo que esas escenas mostraban no era nada de lo que habitualmente solemos considerar como «importante». Era lo más sencillo, lo más tierno: mi padre cerrándome los ojos para dormir, enseñándome a sonarme la nariz… Era como si estuviera recibiendo la lección de que lo importante de la vida es la sencillez, la generosidad, y no los éxitos, las trascendencias o los aplausos. Mi visión no cambió de modo especial mi idea de la muerte, pero creo que, desde entonces, supe que era algo natural, un tránsito al que no hay que tener miedo. Entretanto, como decía, me operaron. Fue una operación rápida, tremenda, cruel. Y el postoperatorio también fue duro. Salí del hospital 10 días después, pesando tan sólo 48 kilos. Fue entonces cuando empecé a usar bastón. Al principio, porque lo necesitaba; después, porque me acostumbré».

Nota : Esta entrada se actualizo el 28 de mayo de 2023, debido a la triste noticia del fallecimiento del poeta. Tenía 92 años.

Enlaces de interés :

https://poetryalquimia.org/2017/10/02/antonio-gala-visual/

Antonio Gala

https://www.elmundo.es/magazine/m8/textos/gala1.html

Traición a Antonio Gala

https://elpais.com/cultura/2023-05-28/muere-el-escritor-antonio-gala-a-los-92-anos.html

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