Larissa Reissner

Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres y/o escritoras es tan importante que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la gran Larissa Reissner. Conocida como la “Valquiria de la Revolución” rusa.

Una de nuestras Imprescindibles.

Larissa Mikhailovna Reissner, en en ruso: Лариса Михайловна Рейснер( Lublin, Polonia, 2 de mayo de 1895-Moscú, 9 de noviembre de 1926). Escritora, poeta, periodista y revolucionaria rusa y soviética. Una de las mujeres más valientes y comprometidas de la época de la Guerra Civil rusa. La “Valquiria de la Revolución”

Hija de Ekaterina Alexandrovna Khitrova, miembro de la noble familia rusa Khitrovoy de Mijaíl Reissner, un jurista de origen alemán báltico, entonces miembro del personal del Instituto Agrícola Puławy. Nació en la ciudad de Lublin (Reino de Polonia), donde su padre llevaba a cabo actividades jurídicas y docentes pero cuando era sólo una bebé su familia se mudó a Tomsk donde su padre fue nombrado profesor de Derecho en la Universidad en 1897. Aquí nació el hermano menor Igor, que más tarde se convirtió en un famoso orientalista.

A principios del siglo XX, Reissner padre recibió una invitación para enseñar en una de las universidades alemanas. Esta vez la familia no siguió al profesor: prefirieron mudarse a San Petersburgo. Sin embargo, la familia mantuvo contacto con su padre: Larissa, su madre y su hermano le visitaban a menudo.En la casa donde creció la niña, siempre hubo prosperidad e incluso lujo. A pesar de esto, los miembros de la familia simpatizaban con las ideas socialdemócratas, que implicaban igualdad y fraternidad universales. En San Petersburgo, los Reissner se instalaron en uno de los apartamentos de la casa del duque de Leuchtenberg. Entre los invitados de los hospitalarios anfitriones se podía encontrar a menudo a eminentes revolucionarios y figuras que en nuestro tiempo se llamarían “líderes de opinión”. Cuando Mikhail Andreevich se reunió con su familia, comenzaron a visitarles personalidades tan destacadas como Karl Liebknecht, August Babel e incluso Vladimir Lenin. Al escuchar conversaciones sobre política y la necesidad de cambiar la estructura del Estado, Larissa quedó imbuida de ideas revolucionarias, y esto predeterminó toda su vida futura.

En 1912, la niña se graduó de la escuela secundaria con una medalla de oro, después de lo cual ingresó en el instituto de la facultad de psiconeurología. En ese momento, su padre enseñaba en esta institución educativa. A pesar de la especialidad elegida, la estudiante siguió interesada en la política y se convirtió en estudiante voluntaria en cursos relevantes. En el camino, la joven compuso su propia poesía y prosa, reflejando el espíritu de la época y sus propios estados de ánimo .

Con diecisiete años ya muestra su talento literario. Escribe un ensayo teatral llamado “Atlántis” que según Karl Radek era una metáfora social sobre un hombre que ofrenda su vida para salvar a la humanidad. En 1914 estalla la guerra y su padre que se alinea con la izquierda socialdemócrata que no ha sucumbido al patriotismo bélico, edita una revista llamada “Rudin” en la que Larissa participa con entusiasmo; en ella se ridiculizaban los vicios de la sociedad rusa con la ayuda de sátiras y caricaturas. Sólo se publicaron ocho números de esta revista, tras lo cual tuvo que cerrarse por falta de fondos suficientes. Sin embargo, la publicación logró ganar una popularidad increíble en los círculos ilustrados de la sociedad. Publicó artículos y folletos ideológicos y políticos criticando a la intelectualidad rusa.

Cuando el presupuesto familiar se agota, empieza a colaborar primero con “Letopis” y después con “Novaya Zhin”, diarios que dirigía Máximo Gorki.

Cuando surgen las movilizaciones espontáneas de las obreras textiles de la barriada de Viborg en San Petersburgo, que provocan la caída del zar y dan inicio a la Revolución de Febrero Larissa se va radicalizando en sus ideas. Rompe con Gorki después de que este no esta de acuerdo con un violento artículo de ella contra Keresnsky, en el que Larissa denuncia toda la falsedad y el vacío de su gobierno. Descubre a los bolcheviques y colabora con los círculos de estudio obreros.

Después de octubre, Larissa, que tenía un excelente conocimiento de la historia del arte, trabaja en el Departamento de bienes culturales bajo la dirección de Lunacharsky con el objeto de ayudar a proteger para al proletariado, gran parte del material cultural que dejó la burguesía. También trabaja en el departamento de propaganda bolchevique con Radek y Sonovsky.

Pero en 1918, decide incorporarse al ejército rojo que en estos momentos se bate en una docena de frentes.

Fue en Sviansk, donde Larissa Reissner conoció a Trotsky. En aquel famoso tren blindado que apareció allí por primera vez y con el que, como comisario de guerra, Trotsky viaja  a todos los frentes, dirigiendo las operaciones de la Guerra Civil. El tren se detiene en aquella localidad y desde ahí empieza la reconstrucción del frente. Larissa, como comisaria política del V Ejército, dirigido por Smirnov, participó junto a Trotsky en la primera incursión hacia Kazán, a bordo de un torpedero, contra la flotilla de los blancos. Primero trabajó en la sección de espionaje y luego se sumará permanentemente a la flota del Volga. Ella fue una combatiente más. Llegó a ser Comisaria adjunta al Estado Mayor de Moscú en 1919. En un escrito sobre Larissa, Radek dice que “el viejo oficial de carrera, F.Novitsky, refiere en una edición del Izvestia, el respeto que esta joven revolucionaria inspiraba a los viejos soldados por su intrepidez en las situaciones más difíciles”.

Durante la guerra, trabajó en el comisariado de la marina con la tarea de actuar con los exalmirantes zaristas que colaboran con el ejército rojo. En la lucha contra Denikin, entró de nuevo como comisaria de la flota del Volga, combatiendo desde Astraján hasta Enzelí. Reissner se puso un elegante abrigo de soldado y tomó el mando de cientos de marineros.

Reisner habitó después en Leningrado, tratando de estudiar la vida de la clase obrera. Dice Radek que le causó pena infinita la rebelión en Kronsstadt. Finalizada la guerra, es enviada junto a su marido y compañero en el frente, Raskolnikov, a una misión diplomática en Afganistán. Allí escribe “Afganistán” y sus vivencias de la guerra que plasmaría en un libro: “En el frente”. No pierde el tiempo. Estudió el imperialismo británico, la historia de Oriente, la historia de la lucha por la liberación en la vecina India, sintiéndose parte de la Revolución Mundial.

Rompe con Raskolnikov y regresa a la URSS. En Moscú conoce al periodista del periódico Izvestia, Karl Radek quien sera su nueva pareja. Pide a Karl Radek que entonces era el dirigente de la Internacional Comunista que la envíe a Alemania, donde se encuentra en ese momento el centro de la revolución mundial. Larissa, que era un espíritu rebelde, también era consciente de ello. Por eso, corrió tras la revolución alemana para recoger in situ y de primera mano, un suceso que sería decisivo para la suerte del proletariado mundial y no sólo de la clase obrera alemana. De allí hace un retrato desesperado de la miseria urbana, la inflación, las muertes de hambre y el desempleo, en un folleto titulado “Berlín, octubre de 1923”. Acusa a la socialdemocracia conciliadora de ser el obstáculo principal para la revolución alemana, única salida para un país destruido por las cargas de la postguerra y la crisis económica.

Según Radek, ayudó a los representantes de la Komintern, que vivían en plena conspi­ración, a orientarse hacia el estado de espíritu de las masas. Aunque estaba clandestina, ella se ponía en las colas de los desocupados ante la bolsa de trabajo y en las tiendas; asis­tía a las reuniones de las fábricas, a los mítines de la socialdemocracia; iba a los hospitales y participó en las primeras manifestaciones que se lo­gró organizar, pese a la disolución del partido comunista por el gobierno.

Viaja a Hamburgo para narrar la insurrección fallida en su libro “Hamburgo en las barricadas” que fue su libro más importante. Pero la censura y la justicia del imperio alemán prohibie­ron la publicación del libro y ordenaron que fuese quemado.La derrota alemana no la dejó consternada, pero sabía que era inútil esperar una victoria cercana de la revolución en Europa.

De nuevo en la Unión Soviética, trabajó con Trotsky en la comisión para el mejoramiento de los productos industriales. Pero su sed de aventuras y su deseo de contar en primera línea la vida cotidiana de quienes eran los verdaderos protagonistas en la construcción del socialismo, no estaban agotados. Viaja a los Urales, a la cuenca carbonífera del Donetz, a las minas de platino de Kytlym, a las fundiciones textileras de Ivanovo. Duerme en trenes, en las minas, en los locales sindicales y va escribiendo reportajes que cobrarán cuerpo en “Carbón, hierro y seres humanos”. Parece que ella tenía dudas sobre la NEP que trataba de disipar estudiando las condiciones de vida del proletariado ruso. Regresó llena de esperanza. Entre 1924 y 1925 mientras trabajó como corresponsal especial de Izvestiya, primero en los Urales del Norte, adoptó a un niño llamado Alyosha Makarov.

“Carbon, hierro y seres humanos”1925

En 1925 sufrió de malaria, contraída durante su estancia en Afganistán. Fue a curarse a un hospital alemán. Pero abandonó el tratamiento y recorrió Alemania para estudiar los cambios sociales acontecidos sobre la base de la estabilización. De ahí salió “En el país de Hindeburg”.

En 1925 se publicó el siguiente libro de Reissner, titulado “Retratos de los decembristas”. Esta obra fue la última obra literaria de la autora.

En 1926 contrae tifus. Su organismo ya debilitado no resiste. Su enfermedad se produce justo en el momento de ascenso de la derecha en el Partido. Stalin y Bujarin comienzan a construir el aparato burocrático que impuso la represión contra su propio partido.

Larissa Reisner muere en el sanatorio del Kremlin el  9 de noviembre de 1926, cuando su cabeza aún estaba llena de proyectos.Tenía 30 años. Después de la muerte de su hija, la madre, que estaba de guardia las 24 horas del día cerca de su cama de hospital, no pudo soportar la pérdida y se suicidó.

La “Valquiria de la Revolución” fue enterrada en el cementerio Vagankovskoye de Moscú.

De todo lo que de ella imaginamos pudo decirse en su funeral, nos quedamos con las palabras de Sosnovski:

Larissa Reisner fue una mujer que rompió con todas las barreras que existían para las mujeres, aún en la Rusia revolucionaria. Ella fue precursora de un nuevo tipo de mujer que revoluciones tan profundas como la rusa son capaces de propiciar. Es cierto que en un país donde antes de la Revolución, el 88% de las mujeres eran analfabetas, ella fue una privilegiada pues al contrario que muchas obreras y campesinas, heroínas anónimas de la revolución, tuvo acceso a estudios. Durante la guerra civil, en aquellos momentos tan decisivos para la Revolución, fueron miles las mujeres anónimas que se alistaron en el ejército como soldados, enfermeras, espías y dirigentes políticas.

En su faceta personal Larissa también fué una mujer rompedora. Dotada de una gran belleza, tuvo relaciones con hombres importantes y brillantes, como el escritor ruso Nikolai Gumilyov, que en ese momento estaba casado con Anna Akhmatova. Se conocieron en la representación de un cabaret llamado ‘Comedian’s Halt’, que se inauguró en octubre de 1915. Se hicieron amantes, utilizando apodos el uno para el otro. Ella le llamó ‘Gafiz’; él la llamó ‘Lefi’. Fue su primer amante. Su admiración por él le llevó a tratar de imitar su poesía. En el mismo cabaret conoció a la esposa de Gumilyov, la poeta Anna Akhmatova, y se echó a llorar de gratitud cuando Akhmatova le estrechó la mano. Akhmatova diría más tarde: “¿De qué se trataba todo esto? . . . ¿Cómo podría saber entonces que ella estaba teniendo una aventura con Gumilyov? E incluso si lo hubiera sabido, ¿por qué no le iba a dar mi mano?. Gumilyov le escribió cartas apasionadas mientras estaba en el frente de guerra, y es posible que también le hubiera pedido el matrimonio, pero en 1916 ella se enteró de que simultáneamente estaba teniendo una aventura con Anna Engelhardt. Se vieron por última vez en abril de 1917, y en la última postal que le envió a ella, la instó a no involucrarse en política. Posteriormente Larissa comenzó un breve romance con Sergei Kolbasyev, un famoso prosista de San Petersburgo. Terminado el romance la revolucionaria se casó con el guardiamarina Fyodor Raskolnikov, con quien se mudó a Moscú. Divorciada de Fyodor, Reisner comenzó una aventura con el columnista de Izvestia Karl Radek, pero después de un viaje conjunto a Alemania, la “Valquiria” lo abandonó. Mientras estaba en Donbass como periodista, Larisa Mikhailovna tuvo una breve relación con trabajador del partido Andrei Bradulov. También se ha sugerido que fue brevemente la amante de Liu Shaoqi, quien se convirtió en el tercer líder más poderoso de la China comunista

Hay quienes sostienen que el gran amor de su vida siempre fue el escritor ruso Nikolai Gumilyov. Cuando Larissa se enteró de que Gumilyov había sido ejecutado, lamentó no haber estado presente para intervenir y salvarle la vida. Su madre, que estaba en Rusia, también lamentó amargamente no darse cuenta del peligro que corría Gumilyov cuando se enteró de que había sido arrestado. Nadezhda Mandelstam creía que Reissner podría haber salvado a Gumilyov, y dijo: “…lo único que Larissa no pudo superar fue su amor por la poesía… Larissa no solo amaba la poesía, sino que también creía en secreto en su importancia, y para ella la única mancha en el historial de la Revolución fue el fusilamiento de Gumilyov... De alguna manera creo que si ella hubiera estado en Moscú cuando arrestaron a Gumilyov, lo habría sacado de la cárcel, y si ella hubiera estado viva y todavía a favor del régimen durante el tiempo en que M. (Osip Mandelstam) estaba siendo destruido, ella habría movido cielo y tierra para tratar de salvarlo

Larissa fue una mujer valiente y decidida que puso sus conocimientos y su talento literario al servicio del pueblo, de la causa de la Revolución. Y no le tembló el pulso para cambiar su pluma por un fusil cuando fue necesario hacerlo.

En su autobiografía Mi vida, el líder bolchevique y fundador del Ejército Rojo, León Trotski, le rindió homenaje:

Larissa Reisner […] was herself prominent in the Fifth army, as well as in the revolution as a whole. This fine young woman flashed across the revolutionary sky like a burning meteor, blinding many. With her appearance of an Olympian goddess, she combined a subtle and ironical mind with the courage of a warrior. After the capture of Kazan by the Whites, she went into the enemy camp to reconnoitre, disguised as a peasant woman. But her appearance was too extraordinary, and she was arrested. While she was being cross-examined by a Japanese intelligence officer, she took advantage of an interval to slip through the carelessly guarded door and disappear. After that, she engaged in intelligence work. Later, she sailed on war-boats and took part in battles. Her sketches about the civil war are literature. With equal gusto, she would write about the Ural industries and the rising of the workers in the Ruhr. She was anxious to know and to see all, and to take part in everything. In a few brief years, she became a writer of the first rank. But after coming unscathed through fire and water, this Pallas of the revolution suddenly burned up with typhus in the peaceful surroundings of Moscow.

"Larissa Reisner [...] fue prominente en el Quinto ejército, así como en la revolución en su conjunto. Esta hermosa joven cruzó el cielo revolucionario como un meteoro ardiente, cegando a muchos. Con su apariencia de diosa olímpica , combinó una mente sutil e irónica con el coraje de un guerrero. Después de la captura de Kazán por los blancos, se dirigió al campamento enemigo para realizar un reconocimiento, disfrazada de campesina. Pero su apariencia era demasiado extraordinaria y fue arrestada. Mientras era interrogada por un oficial de inteligencia japonés, aprovechó un intervalo para atravesar la puerta descuidadamente vigilada y desaparecer. Después de eso, se dedicó al trabajo de inteligencia. Posteriormente navegó en barcos de guerra y participó en batallas. Sus bocetos sobre la guerra civil son literatura.Con igual entusiasmo escribiría sobre las industrias de los Urales y el levantamiento de los trabajadores en el Ruhr. Estaba ansiosa por saberlo todo, por verlo todo y por participar en todo. En unos pocos años se convirtió en una escritora de primer nivel. Pero, tras salir ileso del fuego y del agua, esta Palas de la revolución se quemó repentinamente de tifus en los tranquilos alrededores de Moscú."

Enlaces de interés :

https://biographe.ru/uchenie/larisa-rejsner

https://encyclopedia2.thefreedictionary.com/Larisa+Mikhailovna+Reisner

Textos de Larissa : https://elsudamericano.wordpress.com/wp-content/uploads/2019/01/147..bolchevique.larissa-reisner.pdf

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