Post-scriptum
(a la memoria de mi hermana)
Sin embargo,
no era eso lo que quise decirte
en tantos años
de escribir tu nombre.
Quise nombrar la alegría compartida,
las noches en que las manos juntas
nos ayudaron a cruzar el miedo,
la envidia y el amor,
sobre todo el amor,
tan poco dicho,
tan sabido.
Quise decir la adolescencia,
el viaje que fue el tesoro del pirata
porque estaban las cartas,
los secretos,
tanto de sabernos
en tantos días separadas.
Quise decirte,
y no hay reemplazo ni palabras,
que a veces todo se confunde
y camino insomne por la casa;
a pesar de los años,
los amigos,
queda un rincón en llamas,
un hueco insoportable,
algo que sangra.
De “Pie de guerra”, 1988

IX
Hablar el lenguaje de las islas
es nadar hacia atrás,
pegar el salto a un futuro anterior:
colgarse pendientes de la boca,
collares de la palma de la voz,
incendiarse en un fuego
incesante.
De “Taller de la memoria”, 1998

Releyendo A Pavese
¿Vendrá la muerte
y tendrá tus ojos?
No, apenas un plegamiento
del aire,
un escalón de niebla
que no se logra
bajar,
un ahogo súbito
en el pecho.
¿Vendrá la muerte
y tendrá?
No, algo que oscila
y lento se anochece
en el agua,
una línea
imperceptible y gris
en la luz
de la mañana,
un estado de
suspensión.
¿Vendrá la muerte?
Ahora nos entendemos:
eso sí.
De: Pasajera en tránsito (2006).

y el pájaro voló de la rama,
el gato escapó de abajo
de las mantas,
el pez dorado se escondió
entre las piedras
del acuario
todo lo pequeño
nos ha abandonado
vida mía
y apenas nos tenemos
vos y yo
en la quietud de la
madrugada
De “Magia blanca”, 2008

Cristina Piña con su hermana Adriana en 1951
TINTA y pluma
a la hora de escribir,
papel en cuya trama
trazar las incisiones del sentido
—las marcas de la vida—
y definir una identidad.
A la hora de cantar,
dibujos en el aire
y geografía de vuelo,
encaje que se levanta
desde la pura voz.

De: Magia Blanca (2008)
Hermandad
Hermanos cancerosos,
leprosos, cardíacos y accidentados,
amputados y aplastados por el dolor,
yo me he unido a ustedes
desde el grito sin descanso,
yo comulgué con ustedes
desde la miseria de un cuerpo
que se niega a obedecer,
un cuerpo autónomo en su forma de sufrir
de pedir un remedio
para el daño inaguantable.
Hermanos infartados,
tuberculosos y con delirium tremens,
con el pie baldado por la parálisis cerebral,
con el páncreas hecho trizas por la infección,
yo como de su mesa y mendigo su pan,
yo busco en la bella analgesia
el olvido de la sierra que pulveriza mis huesos,
yo comparto en la desgracia de un cuerpo
herido por la enfermedad,
la condición humana abyecta
que nos hace más hermanos
que el amor.
Hermanos sin alivio ni cordura,
hermanos en la escrófula y el herpes,
picados de viruelas, trozados por la peste,
ahogándose en un enfisema atroz,
yo sé lo que se siente cuando todo el universo
se reduce a un punto que entra en erupción
y la lava del dolor nos arrastra
nos crucifica
nos cunde
plegados en el grito y la experiencia del filo
en las entrañas o en el hueso.
Hermanos en el dolor del cuerpo,
hermanos en la bilis que se vuelca,
las células que, enloquecidas, se devoran a sí mismas,
en el aullido silencioso de la noche de hospital,
en la plegaria entrecortada rumbo al quirófano,
yo he comido la carne del delirio por el dolor
que no cesa,
he bebido el acíbar de la caricia que no calma,
he conocido la magia sin par de la morfina que de pronto sí,
de pronto envuelve los nervios calcinados
con su lienzo y su consuelo.
Hermanos cancerosos, hemipléjicos
o atravesados por una bayoneta,
somos la idéntica carne irredenta,
el mismo grito estentóreo o silencioso
donde claudica nuestra especie.
De “Meditaciones orgánicas”, 2011

Azucena
Más bella todavía
con tu nombre verdadero
—lilium candidum—
que evoca tu condición pura,
blanquísima y perfecta,
me saliste al paso en los
Royal Botanic Gardens
de Kew.
No importaron, de pronto,
tus hermanas
—amabile, distichum, fargesii—
ni los sentidos infinitos
que podían despertar
—peregrinum, paradoxus, amoenus—
porque estabas elegida para mí
desde tu corola curvada
y tu aroma a anunciación
y claustro.
Lilium candidum:
ni mi mano se convirtió en pistilo
ni mi cuello en tallo aéreo,
no se abrieron surcos para
dar espacio a mi raíz,
pero un leve velo blanco
se tendió
entre tus flores y mi rostro:
promesa de una futura mutación.
De “En la orilla del cuerpo”, 2015

Cautiva soledad
Who would say I am not
the happy genius of my householed?*
William Carlos Williams
Cautiva tuya soy
trazo del tiempo
esbozo que recorre la alameda
y se encuentra al final con el
amante amado
bella imaginación
que hiende la ferviente
soledad
la que me mece.
Es bella la soledad
te acoge como un cuenco
en llamas de marfil
vacío reluciente
de cantar
con William Carlos Williams
«¡Estoy sola, estoy sola
nací para estar sola,
así es mucho mejor!»
Y esa querida soledad
—recobrada cada día
cada noche de extender la mano
y no encontrar a nadie allí—
se torna línea de
lápiz carbonilla crayón
que dibuja al ausente
………………………………el deseado
…………………………………………el que nunca jamás.
Hermosa soledad cautiva
cuerpo delineado que recuesto
en el vacío de mi cama
para que la ausencia
se calcine en mí
me ponga en carne viva y
loca de soledad
de cuerpo clamando por el cuerpo
………………………………imposible amor
…………………………………………del puro imaginario
me haga clavar la pluma
en el papel
y todo se convierta en voz
…………en ritmo
…………en canto
encanto de mi soledad
resguardada a piedra y lodo
a capa y espada defendida
enhiesta como un mástil
……………………..un lápiz
……………………..un delfín.
Cautiva del recuerdo imaginario
prendido al grano de esa voz
cuya vocales voy trazando
una a una
mi amado de papel
de sueño en el declive sereno
de mi cama
barca silente
que navega por la palma
de mi mano
De: Estaciones del yo, Vinciguerra, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2021

Cristina Piña en el espectáculo Las Muertes
Las muertes ordenadas,
buscadas, anunciadas,
las pocas muertes buenas,
las que siempre llegan mal,
las que nos dejan un agujero
en la vida
y la vida agujereada
para siempre.
.
Las siempre muertes putas,
las busconas, las yeguas
que avanzan y se llevan,
arrastran, cortan, siegan,
desangran a quien queda,
nos dejan en ausencia,
en olvido,
en sobresalto:
los tan queridos
nunca más.
.
Las muertes traicioneras,
las del salto de gato
por la espalda,
las del león y el tigre,
el lince que se lanza
al cuello y nos desgarra:
para siempre jamás
los desangrados.
.
La muerte que destroza
que saja, rompe y rasga,
la que de un zarpazo
se adueña del lugar,
la que huele a hospital,
a accidente, a revolver,
a enfermedad metida
a codazos en el cuerpo.
.
Esas muertes de mierda,
—golpes que para siempre
nos arrancan de todo—
se extienden y se extienden
hasta tapar el horizonte,
hacerse multitud.
.
Las muertes despreciadas,
detestadas, temidas,
las que nunca después
nos permiten el sueño:
imágenes que llegan
del fondo del recuerdo,
prendidos en la respiración,
el infierno del duelo.
.
Las mil muertes odiadas,
esa muerte insalvable
que nos dejó quebrados,
la muerte y sus vestidos
la muerte y sus variantes,
esas muertes de mierda
que todos, todos, todos,
llevamos en la piel,
la memoria
y el cuerpo.

Cristina Sara Piña.(Buenos Aires, Argentina, 14 de marzo de 1949). Poeta, traductora, ensayista, profesora, crítica literaria, asesora editorial. Es Licenciada en Letras por la Universidad del Salvador desde 1981 y Magíster en Pensamiento Contemporáneo por la Universidad CAECE desde 2007. Considerada una de las voces poéticas más destacadas de su generación.
Cristina se crió en una familia volcada en el arte. Las mujeres de la familia eran amantes —al igual que su padre— de la literatura, la música y la pintura. Gracias a ellos entró desde muy pequeña en el mundo del arte: además de los discos que se oían y las charlas sobre pintura, teatro, cine y ópera que se tenían en su casa, su padre le llevaba todos los fines de semana a museos, galerías de arte y conciertos y junto con su madre al teatro y al cine. Además, por su hermana —que era seis años mayor — comenzó a ir al teatro independiente y pudo conocer el Instituto Di Tella en su momento de esplendor, pese a tener catorce o quince años.
Ese contacto con la cultura hizo que estudiara pintura entre los ocho y los diez años así como formación musical a lo largo de su vida. De adolescente, además de hacer teatro en la Universidad y en el grupo The Shakespeare Players que creó el profesor Patrick Dudgeon con alumnos de los cursos superiores de la Cultural Inglesa —Higher Cambridge y Cambridge Proficiency—, estudió teatro con Raúl Serrano durante dos años.
Además de estas incursiones en el teatro, comenzó como traductora haciendo subtítulos de películas y doblajes de series y dibujos animados, y como intérprete desde carreras de automóvil hasta conferencias internacionales especializadas, y congresos de literatura; periodismo cultural en diversos medios —radio, televisión y diarios— y durante largos años tuvo, al margen de la Universidad, talleres de lectura en bibliotecas municipales, así como, hasta el día de hoy, cursos en instituciones privadas o con grupos de adolescentes y personas de la tercera edad.
Ensayos y capítulos de su autoría forman parte de más de veinte volúmenes, así como cientos de artículos, actas de congresos, introducciones y prólogos de libros, crítica bibliográfica y de piezas teatrales, relatos, textos de creación y traducciones de poesía.
Poemas suyos han sido incluidos en antologías y se han traducido al árabe, inglés, húngaro, francés, japonés, alemán, hebreo, rumano e italiano.
Entre otras distinciones obtuvo el Primer Premio de Poesía del Concurso Isidoro R. Steimberg, 1978; el Segundo Premio Municipal de Ensayo 1991-1992, otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires; ganó la beca Fulbright del Programa de Escritura de la Universidad de Iowa (1982)y en 1998 la Beca de Traducción del Ministerio de Cultura de Francia. El Premio Konex por teoría literaria (2006), el Diploma de Honor Domingo F. Sarmiento del Senado de la Nación por su trayectoria (2011), el Premio Konex de Platino 2014 – Letras (decenio 2004-2014) en Traducción y el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía 2023.
Poemarios publicados:
Ha escrito doce libros de poemas: Oficio de máscaras (1970), “Para que el ojo cante”(Torres Agüero Editor, 1983),“En desmedida sombra”(Torres Agüero Editor, 1987), “Pie de guerra”, “Puesta en escena” (Grupo Editor Latinoamericano, 1993), “Taller de la memoria”(Ediciones El Copista, 1998),“Pasajera en tránsito” (Ediciones El Copista, 2006), “Magia blanca” (Ediciones El Copista, 2008), “Meditaciones orgánicas”,(Ediciones del Dock, 2011), “En la orilla del cuerpo” /2015), “Travesías”(2016) y Estaciones del yo, (Vinciguerra, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2021).
Libros de crítica literaria :
Ha escrito una decena de libros de crítica literaria en torno a la obra de autores como Néstor Perlongher, Amelia Biagioni, Marco Denevi o Pizarnik. Entre ellos destacamos:
“La palabra como destino. Un acercamiento a la poesía de Alejandra Pizarnik” (1981), “Alejandra Pizarnik. Una biografía” (1991; 2ª edición corregida: 1999), “Poesía y experiencia del límite. Leer a Alejandra Pizarnik” (1999), Alejandra Pizarnik. Biografía de un mito, conjuntamente con Patricia Venti.
Traductora : de libros de filosofía, historia, sociología, psicoanálisis, biografías, libros de viajes e infantiles, narrativa (Antoine de Saint-Exupéry, Virginia Woolf, Marcel Schowb, Gaston Leroux, Honoré de Balzac, Marie Darrieussecq, Stuart Woods, David Morrell, Jean Sasson, Robert J. Waller, Arthur Conan Doyle, Anne Brontë, D. H. Lawrence, Edith Wharton…), dramaturgia, ecología, economía, etc.
Enlaces de interés :
https://eurasiahoy.com/26092017-cristina-pina-sus-respuestas-y-poemas/
http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/celehis/article/viewFile/244/317
https://mdp.academia.edu/CristinaPiña/CurriculumVitae
https://letralia.com/entrevistas/2017/02/19/cristina-pina-pizarnik-trabajaba-como-una-loca
https://www.lexia.com.ar/Reportaje_a_Cristina_Pina..html
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