Si quieres oír mi voz
Vamos al campo de espigas.
Allí las flores son soles
Y son sol… es las espinas.
Signos particulares (Apéndice de testamento I)
Ahora
sin paréntesis
las últimas palabras
que te escribo
En prosa cotidiana
como corresponde
me regreso
con (mí-silencio)
con (mí-flecha rota)
con (mí-hambre)
con (mí-sitiar)
Y mis trampas
Y mis lamentaciones
Y mi qué importa (en el mes
próximo te amo)
Y tú te quedas con tu-desengaño
Y tu-tiempo perdido
Y tus oídos destrozados
Y tu te amo
Y tu ser amigo
Y tu/ta te ti to tú
(Asombrado)
“Mañana me voy mañana
Mañana me voy de aquí”
(Canción ranchera)
Yo me voy de aquí
En alas de el-Viento
¡Ay! ¡ay! ¡ay de mí!
Llevaré mi canto
A tierras lejanas
En alas de el-Viento
Llevaré mis lágrimas
Mis lágrimas serán nubes
Rocío de la mañana
Canto de amor en los campos
Olas en la mar salada
Alcira y sus hermanas Zulma y Gloria
Tú no has muerto
Para Emilio Prados
Tú no has muerto
(che)
Tú no has muerto
Está muerto Franco
Lo dispuso el viento
El mar y la mar
Tu pueblo y mi pueblo
Tú no has muerto
Está muerto Franco
Lo cegó la luz
del loco Manchego
de Goya del Greco
y de él – Nazareno
Tú no has muerto
Está muerto Franco
Muerto.
Lo cegó la luz
Lo dispuso él – viento
El mar hila mar
Tú pueblo – mí pueblo
A Emilio Prados
Los peces dormidos
no hay velas al viento
cansada la rueda
dejó de girar
La arena sin huellas
encendida espera
a los pies desnudos
que vienen y van
Y cuelgan las redes
llenas de silencio
Prisioneras alas
orillas del mar.
Poema publicado en una revista de Málaga, España, en el año de 1963. Alcira dedica estos versos a Emilio Prados, quien había fallecido en abril de 1962. Ella conoció al poeta alrededor de 1960, él la motivó a seguir escribiendo poesía.
Alcira Soust Scaffo, en Cuernavaca (México), en 1956
Tamayo pinta
Tamayo pinta
Y crea belleza
con lossiete colores
lossiete colores
de la luz ?
Y es él día .Y es el dia
Y la noche .hila noche
el sol y la luna .el sol hila luna
las estrellas .las estrellas
la serpiente y el tigre (en lucha eterna)
sus bocas se abren abiertas
como si fuesen a tragarse el mundo
donde brilla el sol
Y brillan las estrellas
Y el hombre (en silencio)
Trabaja y espera…
Y trabaja y sueña…llegar a la luna… .
llegaré a la luna
comeré aceitunas
a qué me sabrán?
a luna a luna!
El mito de Quetzalcoatl .a mar amar!
el sol la luna
la lucha de los contrarios (dialéctica)
el lucero
Quetzalcoatl: espiral que se hace luz
la tierra
en la mirada
la serpiente y el tigre
la dialéctica está en el mito
Quetzalcoatl
El sol la luna
la dialéctica está en el color
El lucero
la tierra
El círculo
la dialéctica está en la forma
que se hace espiral ?
Y estalla ?
en luz ?
Y es el nacer .Y es el nacer
Y es el morir .Y es él morir
Y es él nacer .Y es… él nassser
México 20 de julio de 1964 México 24 de junio Museo Nacional de Antropología 1991
Uruguay 24 de junio Alcira
Ya la tarde iba muriendo
A Carlos Landeros
Ya la tarde iba muriendo
de pronto
rompe el silencio
Paco Camino
en el ruedo
De alas se llena el aire
voces hienden el misterio
y en ondulado silencio
espirales van tejiendo
toro y torero
La vida y la muerte .Toro y torero
El eco y la voz .Toro y torero
Dionisos y Apolo .Toro y torero
El mar y la (ila) mar .Toro y torero
Los siete colores. .Toro y torero
El día y la (ila) noche .Toro y torero
El sol y la (ila) luna .Toro y torero
Toro y torero en el aire
Toro y torero en el viento
Cual barca la luna nueva
Toro y torero la barca
La barca en la mar navega!
Poema de Alcira escrito alrededor de 1991 en Uruguay, transcrito por Elsa Canali. Este poema habla del torero Paco Camino. Es cortesía de la familia Gabard Soust. Se incluye en el libro Alcira Soust Scaffo. Escribir poesía ¿vivir dónde?, México, MUAC-UNAM, 2018.
Al jugar los niños
tejen una ronda
guirnalda de luz
que enciende la sombra
Los niños unidos
unidos en ronda
cantan a la luna
la luna redonda
Allá está la luna
comiendo aceitunas
la loba de Mima
no come ninguna
La boba de Mima
con las margaritas
unirse quiere en ronda
en ronda infinita
Teje una guirnalda
blanca y amarilla
con las frescas flores
que el campo le brinda
Guirnalda de luz
blanca y amarilla
parecen mil soles
que dan alegría
Guirnalda de luz
que brilla que brilla
ay! si tu quisieras
llevarme allá arriba
Guirnalda de luz
blanca y amarilla
llévame a la luna
que brilla! que brilla
Guirnalda de luz
comeré aceitunas
a qué me sabrán?
a luna! a luna!
a mar! amar!
Poema escrito alrededor de 1991 en Uruguay, transcrito por Elsa Canali. Cortesía de la familia Gabard Soust. Se incluye en el libro Alcira Soust Scaffo. Escribir poesía ¿vivir dónde?, México, MUAC-UNAM, 2018.
En otra versión de 1991 de este poema Alcira menciona que fue su segundo poema, cuando vivía en Reforma y Eva. Dice que fue en este lugar, «con la abuela Elvira y sus cuatro nietos», donde comenzó a escribir
Una versión más, también de 1991, agrega los siguientes versos:
En coros de voces
los niños y niñas
se unen en ronda
ronda de alegría
La niña loba, 1991
Cortesía de Agustín Fernández y Centro de Documentación Arkheia, MUAC.
Alcira en Ixtapan de la Sal, Estado de México en 1956. Ella se halla al lado de la escultura de la diosa Ixtapancíhuatl (Fotografía de la familia Gabard Soust) En esa época ella era voluntaria del Hospital de México y viajaba a diferentes partes de México
C’est la Victoire de la poésie
malgré tout ,malgréle malgré
malgré tous .malgré moi
malgré toi .malgré lui
c’est la victoire de la poésie
malgré tout
l’etoile brúlera
elle brulera
pour tous
qui? quoi?
L’étoile
ici
a la terre
Ronde
et le bonheur sera pour tous
et chacun portera un soleil
une étoile si brúlante
comme un sourire d’enfant
et….le bonheur sera pour tous
quand l’Amour tourne la terre (Alcira)
Et…c’est l’heure de dormir á 5 heures et 9 minutes
je veux te dire te dire
dans un langaje enivrant que
je suis pres de toi
a ce moment ce matin
rayon de soleil (toi)
fleur éveillée (moi)
23 1-70
Chez Charles.
Poemas de Alcira Soust, al parecer del 23 de enero de 1970, transcritos por Elsa Canali
Encuentro luz
a pesar de todo
Amo
a pesar de todo
Regalo flores
a pesar de todo
Me entristezco
a pesar de todo
Me ilumino de inmenso
a pesar de todo
Me en Saint Jonh-Perse
a pesar de todo
Me en-paz-eo
a pesar de todo
Como con Leon Felipe, ando sin dinero
a pesar de todo
Hago carteles
a pesar de todo
Iré a Paris
a pesar de todo
Hablo con Carlos y con Ángel
a pesar de todo
Veo a Jesús
a pesar de todo
Mis amigos sí me quieren
a pesar de todo
En mi infierno
a pesar de todo
En el café
a pesar de todo
Alcira Élida Soust Scaffo ( Durazno, República de Uruguay,4 de marzo de 1924- Montevideo, 30 de junio de 1997). Poeta, maestra, escritora, traductora y activista.
Fue la menor de tres hermanas en una familia de clase media. A Alcira le gustaba el campo porque podía correr, saltar y cantar con libertad. Del abuelo italiano hereda su amor por la tierra, las plantas y las flores.
Su sueño de viajar a México comienza en la adolescencia, cuando por las tardes se acuesta en el suelo de su casa a escuchar un programa de radio dedicado a la vida, la cultura y las tradiciones mexicanas. Estudia en el Instituto Magisterial de Durazno; es una estudiante destacada y manifiesta afición por la literatura, la filosofía y la música. Apenas finalizó sus estudios, con tan solo veinte años, Soust comienza a ejercer su labor magisterial. El amor especial que siente por los niños y su convicción del papel que el juego tiene en la educación la convierten en una maestra muy querida por el alumnado. Funda talleres, huertas escolares, bibliotecas y diversas actividades recreativas. Alcira se compromete de lleno con los problemas sociales del entorno escolar en las diversas escuelas donde trabaja. Su interés por la infancia, por el juego como forma de conocimiento, y su convicción de que la poesía y la pedagogía tenían un mismo impulso, provienen de ese periodo germinal, en el que también nació su afición por traducir poesía francesa moderna.
Recibió una beca por parte del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), para asistir al curso de formación de Especialistas en Educación Fundamental en Pátzcuaro, Estado de Michoacán. Al curso asistió junto a otros tres compatriotas, entre ellos el maestro Miguel Soler, quien años más tarde llegaría a dirigir el CREFAL.
En el CREFAL trabajó con comunidades indígenas y campesinas. Como trabajo final del curso escribió un ensayo sobre la importancia de la recreación titulado “La recreación en la estructura de la personalidad”, el cual sería la primera tesis publicada por el CREFAL. Finalizado el curso, Soust consiguió una extensión de la beca para estudiar muralismo con Rufino Tamayo. Posteriormente trabajó durante nueve meses como ayudante de Tamayo en la elaboración del mural Dualidad, que se encuentra en el vestíbulo del museo Nacional de Antropología. Ese trabajo le abre el mundo cultural e intelectual de la época. Además de trabajar con el pintor, interactúa con quienes adaptaban las salas, realizaban dioramas y se ocupaban de la museografía.
En 1954 Alcira se traslada a vivir a la Ciudad de México. Vive con el médico Guillermo Santibáñez, quien inicia, en esas fechas, sus estudios de especialización en el Hospital Infantil de México. Ella se incorpora al voluntariado de este hospital para trabajar con niños. Durante este año, Alcira viaja dos veces a La Piedad, Michoacán. Comienza a trabajar en el Instituto Latinoamericano de Cinematografía Educativa (ilce), ubicado en la sección de la Unidad Artística y Cultural del Bosque de Chapultepec. Ahí conoce a Mireya Cueto, Antonio Carmona, Antonio Luna y Yolanda Melo, entre otros. Su experiencia en el empleo de la visualidad, el cine documental y las filminas como un arma educativa ejercieron una profunda influencia en su vida.
En la Galería Diana, propiedad de la pareja de músicos Rosita García Ascot y Jesús Bal y Gay, ubicada en la calle de Ródano, cerca de Reforma y del edificio donde vivía Alcira, allí conoce a Remedios Varo, quien había expuesto sus obras en la galería; también conoce a María Zambrano, a otros exiliados españoles y al músico Igor Stravinski. Por esas épocas, Alcira ya es amiga de León Felipe.
A inicios de septiembre de 1957, en beneficio del Hospital Infantil de México, Alcira participa en una pasarela promovida por Vogue. Para ese entonces ya no mantiene relación con Guillermo Santibáñez.
A finales del año 1957, Alcira deja de trabajar en el ILCE
Su hermana Sulma recuerda: “Ella fue feliz los primeros años en México, lo que pasó es cuando cayó en ese accidente que tuvo, pierde los documentos y pierde el hijito que esperaba, ahí quedó mal”. Carecemos de información adicional sobre ese episodio traumático.
A mediados de los años sesenta, Alcira, dejó de tener un domicilio fijo. Esta condición de vida guio las formas que adoptó su proyecto poético, al mismo tiempo que marcó el vínculo con aquellos cuyas vidas atravesó. Fue amiga de exiliados españoles como Pedro Garfias, Emilio Prados y León Felipe. Con estos poetas desarraigados compartió la condición de extranjería, soledad y redención.
El año 1966 es poéticamente productivo para Alcira, pues comienza a experimentar, como si se hubiera decidido a vivir en clave de poesía: se entrega a ella. Asiste a diferentes eventos culturales: en febrero, a las conferencias de Herbert Marcuse y otros intelectuales en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales (encpys); en mayo conoce a Pablo Neruda durante su visita a México.
El 25 de agosto, Alcira trabaja en su primer programa con Juan José Arreola en Radio unam: Ventana al mundo abierta al Uruguay. Mi país está aquí, he ahí mi país, parafraseando uno de los poemas del disco de poesías de Anthony Phelps, editado ese año por Les Disques Coumbite. Frecuenta el Centro Mexicano de Escritores, en donde establece amistad, y se relaciona con periodistas, actores, escritores y poetas.
Acude regularmente al lobby del Hotel María Isabel; entre broma y en serio, declara este lugar su estudio de trabajo.
A finales del año conoce al escritor José Revueltas, quien recuerda así el encuentro:
Conocí […] a Alcira en el café Sonora. Estaba en una mesa y, mientras escribía sobre una pequeña hoja de papel, lloraba en silencio. Terminó de escribir, hizo con el papel un sobre diminuto
y fue a mi mesa para entregármelo[…]:
“L’amor che move il / sole e l’astre estelle/Le Bonheur será pour tous/Chacun portera un soleil / Une étoile brulant / Comme un sourire d’enfant / Le bon- heur será por Tous / Dans un monde si énvrant / Oú il n’y aura lieu pour la faim / Et les regards congelants. / Le bonheur será pour Tous / Quand l’amour tourne la terre” […]
Leído el poema, fui a sentarme junto a Alcira, ante su mesa. Temblaba, sufría, no cesaba de llorar. Su estado psicológico era casi alarmante. Me hizo sufrir también. Todo se le agolpaba en el alma: la guerra de Vietnam, la persecución de los negros, el vacío y el dolor de la vida. Yo la amaba — la amo— fuera de todo sexo o deseo.
Para cerrar el año, Alcira escribe una lista de sus amigos, algunos conocidos y ciertos lugares a los que asiste con regularidad:
Carlos Nakatani / Miguel Leal / Antonio Carmona / Manuel Oropeza / Pepe y Constantino / Roberto Páramo / Librería de Cristal / Ernesto Mayans / Silvia Garduño / Cliserio Aranda / Carlos (Mary – Pollo) / Carlos Karam / Arturo Torres / José y todos / José María y Sabi / Señora del periódico / Magdaleno y Ángel (Andrea) / Arreola – León Felipe – Luis Rius / Barbachano y todos / Paco y Celia / Chela / Bayona (Pedro) / Héctor / Wil- bert y Alonzo / Pablo Leder / Julio César Margain / Anjelines – Lupe / Piazza / Familia Terán / Cuevas y demás / Luis Miranda / Joel y demás / Alejandro Gaytán – Ruth – Fernando Solera (Jolesa)
En mayo de 1968, sigue con mucho interés las movilizaciones estudiantiles en París. En ese entonces tampoco tiene un cuarto propio: visita a sus amigos, quienes le dan alojo y comida. Comienza a quejarse
por sus dientes. Recorre grandes distancias a pie. Come y juega a las cartas habitualmente con Alaíde Foppa.
A finales de agosto Alcira se involucra y participa en el movimiento estudiantil de 1968. José Revueltas lo recordaría así:
“La reencontré en la Facultad de Filosofía [y Letras], desde el inicio del Movimiento. Yo mismo fui a saludarla y lo primero que hice fue mostrarle el poema suyo que yo conservaba entre los papeles y tarjetas de mi agenda. Era otra mujer, su espíritu se había hecho nuevo y combatiente”.
Se integra al Comité de Lucha de la facultad, en el que estaban Roberto Escudero, Jorge Mesta, María Eugenia Espinoza, Ignacio Osorio, Luis González de Alba y muchos más. Ese año, además, inicia la práctica de reproducir sus hojas volantes en el mimeógrafo del comité por las madrugadas, para posteriormente distribuirlas en los pasillos y en la cafetería. Todavía no tienen un nombre ni son un proyecto reconocible.
El 18 de septiembre, por la mañana, fallece el poeta León Felipe. Por la tarde-noche el Ejército Mexicano toma violentamente c.u. En ese momento, Alcira se encuentra en la universidad porque no aceptó la invitación de Jorge Martínez Stack, como hacía usualmente, de ir a ducharse a su casa. A través del altavoz, Alcira recibe a los mili- tares con el poema de León Felipe “¡Qué lástima!”. Ella contaba que incluyó alguno de los poemas de Nicolás Guillén dedicados a los soldados: “Soldado, aprende a tirar” o “No sé por qué piensas tú”.
No se afilió a un determinado grupo, sino que transitó y recogió el espíritu de la poesía moderna francesa, de la maldita, de la Generación del 27, para más tarde ejercer una forma peculiar de creación militante a través de su proyecto Poesía en armas. Su labor es un prisma, un actuar. Después de 1968, se convierte en un proyecto poético que escapa a toda convención propia del campo de la literatura en esa época. Nunca publicó un libro, sólo poemas sueltos en diversos diarios: Excélsior, El Día, Unomásuno, La Revista de la Universidad o Calli; pero editó, imprimió y volanteó semanalmente cientos de hojas en los pasillos de la FFYL durante casi quince años.
Poesía en armas tuvo su epicentro en la FFYL. Junto con estos poemas volantes, que Alcira repartía en los pasillos de la facultad, en la calle y en las manifestaciones, el proyecto comprendía también el Jardín Cerrado Emiliano Zapata: un espacio paradójicamente abierto donde la poeta homenajeaba a un sinnúmero de poetas, revolucionarios, amigos y efemérides con árboles y flores. Ese cruce de gesto y lenguaje que hay en juego en el jardín resume el espíritu de su poesía, pero también su vocación de transformar el aula universitaria en una residencia poética.
Se trata de un homenaje que conminaba nuevamente a una pedagogía de la belleza, y a la identificación contemplativa entre la poesía y la naturaleza, al mismo tiempo que convocaba a la memoria y a la acción política.
La mayor parte de los poemas que Alcira difundía eran traducciones de poesía francesa (Paul Éluard, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, el Conde de Lautréamont, sobre todo)al “español mexicano uruguayo alciriano”, así como poemas propios, en medio de referencias a la actividad política, los exilios sudamericanos y la multitud de camaradas estudiantes y trabajadores con los que Alcira compartía la vida y las batallas, así como eventos, filmes y música. En conjunto, estas hojas mimeografiadas ofrecen una historia paralela de la vida y las batallas uni- versitarias que abarca, por lo menos, desde las huelgas sindicales de 1972 hasta el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (ceu) en 1986 y 1987.
Alcira fue, en su tiempo y después de su partida, figura de inspiración narrativa y poética para autores que van desde José Revueltas o Luis Guillermo Piazza (en la novela Temporada de excusas, de 1980), hasta los poetas infrarrealistas, con quienes militó y de quienes fue una especie de musa contracultural.
El episodio más conocido de la vida de Alcira es su encierro la Torre de Humanidades durante doce los días de la ocupación militar de c.u., en septiembre 1968. La historia está registrada en el diario de José Revueltas, México 68: Juventud y revolución (1978), escrito durante el movimiento estudiantil. Esta anécdota también fue ampliamente difundida en La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska (1971) y sirve de nudo dramático para Amuleto de Roberto Bolaño (1999).
En sus notas personales, la poeta describe su cautiverio con la imagen de una abducción extraterrestre: “Estuve 12 días en el platillo volador”. Alcira pone especial énfasis en cómo, aun encerrada, continúa en un diálogo con las paredes, en agitación silenciosa, colgando páginas del periódico con la nota sobre una muestra de Siqueiros en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (muca) en 1967, un ensayo de Alaíde Foppa —poeta guatemalteca muy cercana a Alcira— y versos de “El Fénix” del poeta francés Paul Éluard. Gestos solitarios de resistencia que, a pesar del hambre y el delirio sufridos en el cautiverio, reivindican la vida frente al terror y la violencia.
Este trance es la cepa en donde se constituye la leyenda de lo que fue Alcira Soust Scaffo, como un símbolo heroico del movimiento estudiantil de 1968 y su posterior sedimentación dentro del imaginario de los años setenta y ochenta para la comunidad de la FFYL. Una anécdota contada de muchas formas una y otra vez, en ocasiones por ella misma, pero cuya plasticidad ocurrió de boca en boca por referencias indirectas a lo largo de muchas generaciones. En el archivo de Alcira está su propio relato, el retorno constante al momento extraño, descentrado y delirante del “platillo volador”.
Salomé Bolaño recuerda:
Ella me contó su encierro en la Universidad de México, tengo que decir que fue largo y con muchos detalles, sentadas en el suelo de mi habitación. Terminó cuando ya anochecía, hablamos a oscuras y me impactó mucho. Cómo llegaron los tanques, cómo la gente corría y cómo vio que entraban los granaderos, ella se encerró sola en un baño que estaba en un piso alto, pues de ahí se asomaba y veía a los granaderos. Ella pensó que no saldría de ahí hasta que se fueran, pensaba en la gente, lo único que le preocupaba era cómo estaría la gente. También pensó que tendría que disciplinarse con el agua como forma de saber cómo pasaba el día, sería su único alimento. Entonces el sistema fue tres manos [hueco de la mano] de agua de desayuno cuatro manos de agua a la comida, dos la tarde, cuatro en la noche. La cuestión es que le funcionaba, pero una noche vio a su abuelo entrar, le dijo: “¿Cómo has venido?”, y el abuelo le contestó: “A traerte comida, pues” y le puso una fuente de papas cocidas delante, y ella lloraba de alegría. Me dijo que sentía el olor de las papas, pero también se dio cuenta que estaba alucinando, me dijo que se puso a tomar más agua. Entonces se acordaba del campo de allá en Uruguay, de unas flores, y que eso le daba ánimos. Años después, Alcira les comentaría a sus amigos que durante su encierro en el baño escribió el Poema a la papa.
Por la mañana del 30 de septiembre, tras doce días de ocupación, el ejército sale de Ciudad Universitaria. Pastor, trabajador de la unam, Rubén Bonifaz, Miguel León Portilla y Alfredo López Austin encuentran a Alcira Soust en el suelo del baño de hombres. Alcira recordaba que Miguel León Portilla le dijo: “Charrúa, se fueron los soldados”. Pepe Taylor, Óscar Menéndez y Salvador, trabajadores de Radio unam, la ayudan a bajar las escaleras y salir de c.u.
Alcira escribe:
Al bajar vi a Miguel H. ¡No funcionaba el elevador! ¡Bajamos bajando por las escaleras! A casa de Pepe ¡Cruz Roja! Casa del otro chico… me acosté… ¡seguí durmiendo! Llegó Miguel con Viceroy y el Romo y el otro. Y que el Dragón está grave… y se fueron y luego la esposa de Pepe y llegó Federico y se fue con Pepe y así… y al fin nos quedamos charlando con Federico hasta las 2 ¡me dijo al otro día! Y me dolían las piernas y nada más. Y al otro día me desperté con hambre y desayuné un café con leche y sándwich de jamón con pan tostado y jugo de manzana y me volví a acostar y se levantó Federico y se fue y me levanté otra vez y me asoleé y desayuné otra vez y salí al sol y corté flores ama- rillas, blancas y… llegó Federico con los periódicos etc. y le pedí que llamara x teléfono a (¿Lourdes?) y a Rigel y a Zuleika y a Cliserio y más y al rato llegó y que venía la prima de Zuleika y… llegó Nacho (estaba raro) y noté que …gallo que no canta, algo tiene en la garganta… Y se fue y llegó esta chica prima de Z y Magda y con claveles rojos y blancos y al rato tienes que irte porque aquí … etc…. Y… yo… no quiero … ¡mañana! ¡no! ¡no! y ¡ya! Y se fue Fede y Nacho. Y no tuve más remedio que obedecer —no podía elegir— … y había tomado tequila y desde ese día se enojó la prima de Z. Y hoy 9 me colgó el teléfono etc… Y yo ¿qué le he hecho? Que le hice a Z… que hoy se portó más que grosera si ni la he visto, ni siquiera he visto a nadie conocido de ella… en fin… Yo tengo la claridad del inocente ¡Y basta!.
Días después, Alcira obtiene, de un amigo doctor, una credencial del Comité Olímpico con la que accede a las instalaciones y come gratis durante el resto de la xix Olimpiada.
Hacia finales del año no cuenta con un lugar para dormir ni escribir. Alcira tiene 44 años, aunque a decir de sus amigos ya aparenta muchos más.
En 1971 Alcira asiste al Taller Punto de Partida, donde conoce a Luis Antonio Gómez, con quien establece una relación de pareja.
El 21 de junio, Alcira ocupa el jardín central de la ffyl, lo nombra Jardín Cerrado en honor a Emilio Prados —y a que estaba rodeado de edificios—, quien le regaló y dedicó su libro que lleva el mismo nombre.
El 8 de octubre siembra un árbol de cedro-limón para conme- morar el cuarto aniversario de la muerte de Ernesto “Che” Guevara. A partir de ese día, siembra árboles y plantas dedicadas a recordar a amigos, escritores, personajes, países y hechos históricos. El Jardín Cerrado se convierte en un espacio de memoria y evocación permanente de todo lo querido y admirado por Alcira, el único lugar de México que por muchos años fue suyo.
En julio de 1972 Alcira da a conocer Poesía en armas, su proyecto poético expresado en hojas-volantes que reproduce en mimeógrafo y reparte en la Ffyl y por todos los rincones de la Ciudad de México.
Vivir al servicio de la poesía llevó a Alcira a desarrollar una expresión plástica y verbal propia. A lo largo de los años setenta y ochenta acostumbraba colgar carteles en las paredes de la FFYL, aludiendo a causas políticas, a efemérides, a la literatura y a una multitud de personajes. Los materiales que utilizaba eran los que tenía a la mano: plumones de colores, pasteles y crayones; empleaba técnicas mixtas con estos materiales: aguadas, trazos a lápiz mezclados con crayones, diferentes papeles y una paleta distintiva. La poeta creó para ello un alfabético caligráfico conformado por signos siderales, vegetales y flechas, en una cruza de elementos probablemente influidos por Joan Miró, Xul Solar y por su experiencia como asistente del pintor Rufino Tamayo en 1964. Los signos que ahí se presentan se vinculan en todo momento con su poesía.
A través de esos carteles buscaba crear un vocabulario plástico más allá de la letra. Estos poemas-cartel infiltraban los muros de la FFYL y las manifestaciones con notas discordantes: interrumpían la competencia entre carteles políticos y culturales que retacaban las paredes. Eran una poesía abierta, una escritura atravesada por el mundo y coloreada por el entusiasmo de la vida.
Después de 36 años de vivir en México, y con el pretexto de sus dolencias psiquiátricas, Alcira regresó a Uruguay para ser puesta bajo el cuidado de su familia. Permaneció un tiempo con sus familiares, pero después emprendió nuevamente su vida nómada y de activismo poético. Esta última etapa estuvo marcada por la nostalgia por México y sus amigos, con quienes tenía poco o ningún contacto, pero que son evocados en sus apuntes y versos. Del mismo modo, su escritura regresa a los motivos de sus poemas antiguos, como si fueran un país amado y recuperable.
En el periplo uruguayo, reescribe de puño y letra poemas perdidos, historias hiladas en los entresijos del poema, versiones, dedicatorias, lugares y situaciones en torno a los que fueron escritos.
Alcira Soust Scaffo falleció el 30 de junio de 1997 a los 74 años, por una infección respiratoria, en el Hospital de Clínicas en Montevideo, exactamente nueve años después de que dejó México. Al no tenerse noticia de sus familiares, su cuerpo es confinado a la fosa común.
Alcira, poeta de espíritu maldito, no es solamente un símbolo de 1968, sino un personaje que atravesó como una flecha la construcción y transformación del mundo cultural mexicano. Fue parte del estallido que representó, para la tradición, la contracultura en el ámbito de las artes —la misma explosión viscerrealista que generaron los sucesivos movimientos estudiantiles, marcando la historia contemporánea del país desde los años sesenta y cimbrando también las estructuras de la universidad y su correlación de fuerzas internas.
En 2018, como parte de la conmemoración del 50 aniversario del Movimiento estudiantil en México, la Dirección de Difusión Cultural comisionó a Gabriela Ortiz, como compositora, y Silvia Peláez, como libretista, una ópera de cámara titulada Luciérnaga. Monodrama musical para soprano, actor, ensamble de cámara y multimedia, que retoma el episodio de Alcira Soust Scaffo encerrada en la Torre II de Humanidades en la UNAM. La obra fue estrenada el 10 de octubre de 2018 en la Sala Miguel Covarrubias, Centro Cultural Universitario de la Ciudad de México.
En 2023 se estrena Alcira y el campo de espigas, un documental sobre su vida.
Enlaces de interés :
Libro : https://ia802909.us.archive.org/5/items/alcira_soust_scaffo/alcira_soust_scaffo.pdf https://alcirasoust.wordpress.com/2021/07/07/en-donde-me-perdi-cuando-tu-estabas/#more-1436
https://luchadoras.mx/arte-68/
Deja un comentario