«Todas las palabras son esenciales. Lo difícil es dar con ellas. El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad.»
Jacobo Fijman
El otro
Tarde de invierno.
Se desperezan mis angustias
como los gatos;
se despiertan, se acuestan;
abren sus ojos turbios
y grises;
abren sus dedos finos
de humedad y silencios detallados.
.
Bien dormía mi ser como los niños,
y encendieron sus velas los absurdos!
.
Ahora el Otro está despierto;
se pasea a lo largo de mi gris corredor,
y suspira en mis agujeros,
y toca en mis paredes viejas
un sucio desaliento frío.
.
¡La esperanza juega a las cartas
con los absurdos!
Terminan la partida
tirándose pantuflas.
.
Es muy larga la noche del corazón.
De Molino rojo (1926)

Canto del cisne
Demencia:
el camino más alto y más desierto.
Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes
afónicas lamentaciones.
Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.
Se erizan los cabellos del espanto.
La mucha luz alaba su inocencia.
El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro
Cuerdas de los silencios más eternos.
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?
Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.
¡Piedad!
De Molino rojo (1926)
Sub-Drama
Desolaciones.
Altos silencios
que balancean sus cabezas truncas
esencialmente.
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Desbandes.
El canto de mí mismo se alucina.
Cristales rotos.
Murga carnavalesca.
¡Las risas rojas!
Cifras desafinadas y arbitrarias;
¡El dolor más eterno!
Me trasvasa el espanto sus caminos.
Pavor de candelabros;
Romance de agonía.
¿Quién soy?
Ha perdido su espacio
completamente el universo.
Se cierran las estrellas en mis ojos.
Nadie y nada.
Terribles apariencias
aplastan el cristal de sus sarcasmos.
Pasa un convoy de brujas caprichosas;
cuelgan mis extensiones deformadas.
Mi corazón es una isla roja
en que destacan sus banderas negras
los días de mi anhelo.
Las miradas ardientes de mis ojos,
¿En qué se apoyarán mañana?
Canciones de mi ser,
hemisferios de dicha,
volúmenes de aromas
¿En qué tambor de soles
se agitarán mañana?
Orientes y Occidentes.
Se quebrarán mis ejes.
Lo sé.
¡Llueve sin latitud el dolor más eterno!
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Pavor de candelabros; romance de agonía.
De : Molino rojo (1926)
Copula
¡Nos unió la mañana con sus risas!
En las rondas del sol
canciones de naranjas.
Danzas de nuestros cuerpos
Desnudos- rojo y bronce.
El olor de la luz era sagrado:
Música de horizontes,
Espacio de paisajes-
Rojo y bronce-
Ruido de melodías,
Himno de soles,
Eternidad
Y abismo de la dicha
En la alegría loca de los vientos.
Canciones de naranjos
En la piedad de los caminos.
¡Todas las aguas del silencio
rompimos en la danza!
Dicha de los abrazos y los besos;
Toda la gloria de la vida
En nuestros pechos
Jadeantes y ligeros;
Nuestros cuerpos: auroras y ponientes
En la alegría loca de los vientos.
¡El corazón del mundo en nuestra boca!
De : Molino rojo (1926)

Poema I
Caía mi sueño en la otra soledad de los canales.
Regocígate, niño, la presencia graciosa de la muerte
reparte en sombras alternadas el olor de los ángeles
y levanta tus sordos desamparos.
Niño de paz,
han apagado las islas monótonas de los soles perfectos.
Niño de paz,
imito el mundo en un mi sueño ajeno a la claridad.
Un silencio de música se apacienta en las torres.
De: Hecho de estampas(1929)
Poema III
Está mi risa de niño
Con la abuelita ciega de la noche obscura.
Resuenan mis botas groseras de campesino
en la ternura de los caballos,
y he ido.
Al son de ríos lúcidos y puros
Tiemblan las curvas de los pozos como dulces
patas de corderos.
Encerrada en mis pasos sigue la noche obscura.
De: Hecho de estampas(1929)
POEMA V
Yo estaba muerto bajo los grandes soles, bajo
/los grandes soles fríos.
A través de mi llanto
oigo el agrio sudor de la precocidad.
Yo vuelvo sobre un musgo
y las ciudades crecen a la aventura hasta la
noche
/del
estupor.
Miseria.
Dios pesa.
Me llaman vientos de mar.
Van y vienen en grandes cambios; se alargan en
/saltos
irritados
que apagan mi temblor, que exasperan los
sueños.
Jamás podré seguir.
Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre
/los vidrios pálidos del
mundo.
De: Hecho de estampas(1929)
Poema VIII
Cavar, cavar los ojos enarenados como se
/ahuecan los cuellos largos de los pozos.
Cerrados en implacables soledades.
Excavo la bienaventuranza.
Cruzas llanuras
y acaecen palomas entre las manchas negras de
las
/quejas.
Siento en mis ojos las anguilas fuera de sí de los
/silencios
montañeses.
De: Hecho de estampas(1929)
Poema XII
Yo quería jugar.
Estaba el signo de mi naturaleza plena de llanto
y
/protección
severa.
Bajo a mi obscuridad, y avanzo entre mis brazos
/con una estrella
niña.
Soplan olores de banderas frías
y resuenan tambores de infancia
en el mismo silencio, bajo la misma estrella.
Viene mi carne allende las transparencias.
Rodeo la luz fresca.
Ánimos de pavor yacen en mis profundas
/soledades:
No es el mismo silencio, no es la misma estrella.
Arranco vísperas de muros inclinados,
y más allá de todo se mueve el brillo opaco de la
/agonía.
De: Hecho de estampas(1929)

Poema VII
Roe mi frente dura
el lobo de la media noche.
Una escondida estrella arrima su sosiego.
Entre todos los soles ya se me canta aceite de júbilos.
Siento en mis manos venir la estrella de la mañana.
De: Estrella de la mañana(1930)
Poema XIV
Duermo bajo la estrella mi estrella.
Vísperas de la noche en luz donde comienzan
los días y las noches a desmenuzar las tierras
y los cielos.
Amor, Amor, Amor,
se levanta tu luz y el agua salta.
Se levantan tus albas olorosas de suavidad pro-
funda;
se levantan tus soles olorosos de suavidad toda
/crecida;
se levantan tus lunas olorosas de iluminada
/suavidad de
niños;
y el agua salta albas, lunas y estrellas.
Saltan las albas, saltan las lunas y saltan las estre-
llas.
De: Estrella de la mañana(1930)
Poema XXXI
En mi gemido
conté mi soledad envejecida; conté todas las noches de mis días.
Mis huesos cantan el misterio del mundo.
El agua perturbada de mi reposo.
Me veo en mi gemido según pavores de inocencia.
Paz, paz:
oído de mis palabras.
El ruego alcanza oído a mis palabras
carne sanada;
y hay espanto de luz en nuestras manos.
De: Estrella de la mañana(1930)
Canción de la visión real de la gracia
Niño, tú tienes el oído junto al amanecer
de la tierra y el cielo.
Amén el bosque, Amén el mar y Amén a las estrellas.
El signo de tus manos ata el secreto del mundo.
Amén el bosque, Amén el mar y Amén a las estrellas.
La tierra canta y el cielo, y la vida y la muerte.
Niño, tú tienes en el signo que trazan tus manos
el día y la noche, y la tierra y el cielo, y la vida y la muerte.
Amén, Amén, Amén,
niño de alba de la tierra y el cielo.
De: Estrella de la mañana(1930)
Retrato de Doctor
Este aquí, seráfico leyente,
Trae la flor perfecta
Recibida en ejemplo de ser a ser,
De simples y compuestos,Y día temporal,
Unidos por el uno que nunca fue movido,
Por aquél que depura la imperfección perfecta.
Este aquí seráfico leyente,
Lleva la perfectísima, la perfección perfecta
Del color y la lumbre, del amor y la estrella.

El hombre del mar
El hombre de los ojos
atormentados,
que ha mirado mil auroras del mar
desde las grandes proas,
tiene el secreto
de las neblinas, las compactas y húmedas neblinas;
tiene el secreto de las claridades,
de las muy anchas, de las ilimitadas claridades
que estallan como granizadas
sobre los barcos clavados y desclavados
en los planos soleados de los días.
¡Los barcos que alzan sus ojos en la noche
cual surcos conmovidos, ardientes y sedientos
de las semillas
de los cielos lejanos!
El hombre de los ojos
atormentados,
sabe todos estos secretos;
y al estrechar mi mano con la cordialidad
de las almas supremas,
me ha entregado el don de los horizontes;
me ha iniciado en las expansiones;
me ha libertado de los cuatro puntos cardinales,
y del bien y del mal;
de mi ciencia de biblioteca,
de mis pequeños sueños de orangután civilizado.
¡Él, el hombre salvaje,
me derramó su olor marino
sobre mi olfato torpe que vive en las alcobas!
¡Él, el hombre salvaje me ha traído la música
de las islas bienaventuradas,
en su silencio abismal
y en sus palabras pintorescas,
alegres, puras,
de una elevada, de una cósmica simpatía!
Él, el hombre salvaje,
que ha reído con las olas del mar;
que ha llorado con las olas del mar;
que ha sufrido el asombro y el espanto
frente a las tempestades
que hacen y deshacen los mundos
y destrozan ciudades y amplían las hogueras
con sus gritos tan rojos;
él, el hombre salvaje
me ha dejado oír los órganos profundos
de su alma golpeada por las visiones de la inmensidad;
y éste mi corazón se ha agitado en el sueño
del universo;
porque el alma y el corazón del hombre salvaje
traen el múltiple canto del mar y de los astros
y los abismos altos y los abismos bajos;
las expansiones y las desolaciones
prendidas a la rueda del universo.
Él, el hombre de los ojos
atormentados,
que ha mirado mil auroras del mar,
me ha desclavado de las calles grises
de mis hábitos viles de hombre civilizado
que nada tienen que hacer en mi destino
en mis pies, en mis manos
ni en mis ojos hambrientos
de una proa, de un astro y de una aurora.
¡Ahora yo también soy un hombre salvaje!

Jacobo Fijman Rioka (Orhei, Besarabia, actual Moldavia, 25 de enero de 1898 – Buenos Aires, 1 de diciembre de 1970). Poeta, músico, místico, olvidado…
Hijo de Nydia Rioka y Aarón Fijman. La familia emigró desde la antigua Rusia y llegó a la Argentina en 1902, en busca de trabajo. Jacobo era el mayor de tres hermanos, y tres más nacerían ya en tierra argentina. Tras una breve estancia en Buenos Aires, se trasladaron al sur, donde su padre trabajaba colocando vías férreasen la línea de Río Negro.
En 1907 se mudaron a Lobos, donde Jacobo haría sus estudios primarios. El padre adquiere una tienda modesta. La economía es deficitaria y finalmente cae en quiebra. Esa situación nunca mejoraría. Ya agonizante, Aarón Fijman, ante la insistencia de su esposa para que le revele si tiene guardado algo de valor, le entrega una manzana…
En 1910 ante la grave situación económica, Jacobo es enviado a Mendoza; al cuidado de parientes lejanos. Empieza sus estudios secundarios.
En diciembre de 1911 regresa a Lobos, continúa sus estudios secundarios. Se inicia en las disciplinas literarias. Gran lector, conoce los clásicos, fundamentalmente Aristóteles y Sto. Tomás de Aquino.
Fijman, una personalidad compleja e intensa, dejó atrás a su familia en 1917 para volver a Buenos Aires, donde estudiaría el profesorado en francés; se formó en filosofía antigua, griego y latín. Además adquiere conocimientos en leyes y matemáticas. Su pasión por el violín y la música clásica lo acerca, en un primer momento, al compositor y violinista italiano Arcangelo Corelli, y luego, a la espiritualidad de los cantos gregorianos. Ya graduado, trabajó brevemente como profesor en un liceo, hasta sufrir la primera de sus crisis mentales.
En 1919 se produjo la primera de muchas anécdotas que lo llevaron al margen. En medio de un confuso incidente, un policía lo halló ensimismado frente a una vitrina, a lo que el poeta respondió mirándolo a los ojos: «Yo soy el Cristo rojo», mientras abofeteó al uniformado, acto tras el que fue detenido. A inicios de 1921, se produce el primer internamiento del poeta, por decisión familiar, en un hospital psiquiátrico por un lapso de seis meses. Después de esto, se mudó por un año a Montevideo para trabajar en una editorial, y luego para Mundo Argentino y la revista de la comunidad judía, Vida Nuestra; en esta última aparecen sus primeros poemas publicados, gracias a su amigo de infancia Carlos Grünberg.
Tras un nuevo viaje hacia el Litoral, regresa a Buenos Aires, y desempeñaba esta profesión cuando Leopoldo Marechal, promotor de la revista Martín Fierro, lo invitó a unirse al grupo; Macheral posteriormente lo incluyó como el personaje Samuel Tesler en su novela Adán Buenosayres (1948)–. En el grupo conoció a numerosas personalidades de la vanguardia local, como Jorge Luis Borges, Alfredo Bigatti, Oliverio Girondo, Macedonio Fernández, Eduardo Mallea, José Planas Casas y Antonio Vallejo.
Los poemas y relatos que publica en varias revistas atrajeron atención, y por esa misma época, en 1926, vio la luz su primer libro Molino Rojo.
Oliverio Girondo, dos años más tarde, ayudará económicamente a Fijman para que juntos emprendan viaje rumbo a Europa, donde Fijman entró en contacto con varios de los autores de renombre y con los protagonistas de la vanguardia europea en París como André Gide, Paul Claudel, Le Corbusier, André Breton, Paul Éluard o Antonin Artaud.
Posteriormente el poeta comentaria:
(…) con Artaud nos conocimos en un café, en La Coupole. Estuvimos a punto de pelearnos. Yo me identificaba con Dios y Artaud con el diablo. Y el conde de Lautréamont era un loco perverso. Se había entregado a los vicios y hacía con ellos poesía.
Regresa a Buenos Aires y en septiembre de 1929 aparece su segundo libro, Hecho de estampas, algunos de cuyos poemas habían aparecido previamente en La Nación.
Fijman, judío de nacimiento, eligió ser bautizado en la fe católica el 7 de abril de 1930. Al poco tiempo, consigue un puesto como profesor de francés en un colegio, labor en la que no duraría mucho. Paralelamente, había iniciado un camino hacia el misticismo, pese a que un año después fue rechazada su petición de ordenarse sacerdote con unos monjes benedictinos en Bélgica, adonde acudió con el dinero ahorrado como docente.
Tras su segundo regreso a la Argentina, empezó el estudio metódico de escritos religiosos y poesía mística en la Biblioteca Nacional a lo largo de una década, hasta que su carácter, ante una desavenencia con las autoridades del lugar, provocó que le sea prohibida la entrada al recinto.
Mucha de su producción de estos años aparece en Número, antes de dar a luz su tercer libro, Estrella de la mañana (et dabo illi stellam matutinam). Número desapareció en el curso de 1931, y Fijman se vio reducido a la indigencia. Se puso tocar el violín en las calles y en bares como medio de subsistencia, oficio que ya había adoptado anteriormente.
En 1933 La Nación publicó dos obras suyas, y en 1934 ARX imprimiría su poema Letanía del agua perfecta, pero tendría poco contacto con amigos y familia. Apenas la muerte de su madre el 23 de abril de 1934 lo lleva a visitarlos brevemente para desaparecer luego de nuevo.
Poco después sería nuevamente internado en el Hospital Neuropsiquiátrico Dr. José Tiburcio Borda, siendo esta la vez definitiva por 28 años en la que es diagnosticado como «enfermo crónico» y oficialmente de padecer «psicosis distímica». El brutal tratamiento psiquiátrico incluiría nuevos electroshocks y una constante dosis de sedantes hasta su fallecimiento en 1970.
Un poema de Fijman, que apareció publicado en 1968, atrajo la atención del escritor y abogado Vicente Zito Lema. Para llevar a cabo la búsqueda de Fijman, Zito Lema recorrió psiquiátricos por todo el país, ya que por su oficio de abogado especializado en derechos humanos debía viajar con frecuencia. Preguntó también a las autoridades del Hospital Borda por la existencia de un interno llamado Jacobo Fijman, pero negaron que alguien llamado así figurara en los registros del nosocomio. En todos lados lo negaban, pero él estaba seguro de que lo encontraría. Al regresar de un viaje, Zito Lema tuvo la iluminación de volver al Borda pero no interrogar a las autoridades. Ingresó al asilo, se encontró con un interno que le pidió cigarrillos, hicieron bromas, le preguntó por el gran poeta Fijman. “Sí, lo conozco”, dijo el interno, “está en la biblioteca, siempre está en la biblioteca y lo llevó allí”. En una mesa, lo vio. Se acercó a él.
Así recordaba Zito Lema en la revista Urban Ave aquel primer encuentro en 1968:
–¿Usted es Jacobo Fijman?”
–Sí.
–Hace años que lo estoy buscando.
–Si, lo sé. Y yo años que lo estoy esperando.
Los destinos se habían unido para que un poeta rescatara a otro del hospicio.
Vicente Zito Lema decidió pedir judicialmente la tutoría de Jacobo Fijman, obteniéndola finalmente en 1969 y así los fines de semana el poeta, que había estado encerrado 28 años, salía del Borda y era conducido a la casa del poeta que lo había buscado y encontrado. A la vez, le buscaba espacios para que escribiera notas y ganara su sustento. Una publicación de la revista Gente de octubre de 1969, confirmó que tenía permitida permanentemente la salida y que su estadía en el hospicio obedecía, hace mucho tiempo, a la precariedad material total que lo esperaba afuera.
Gracias a la iniciativa de amigos como Vicente Zito Lema, Aldo Pellegrini y Enrique Molina, se publicó en mayo de 1969 el único número de la revista Talismán, con una edición monográfica titulada «Jacobo Fijman, poeta en hospicio». Pocos meses más tarde la revista Extra, de Bernardo Neustadt, publicó varias notas del mismo Fijman, y su figura volvió a cobrar celebridad. Las revistas de sociedad se ocuparían de él durante un tiempo, y el poeta recibiría invitaciones para publicar y aparecer en los medios; en 1970, invitado a una emisión cultural del Canal 7, Fijman provocó quizás su último escándalo al declarar públicamente que todos los domingos, en misa, los sacerdotes comen mierda.
Lema publicó en julio de ese año El pensamiento de Jacobo Fijman, o el viaje hacia la otra realidad. Gravemente enfermo, Fijman dejó de ser capaz de pasar los fines de semana en la casa de su tutor; aterrado por la perspectiva de una autopsia, pidió reiteradamente a Lema que no permitiera que le destrozaran la cabeza después de muerto. El 1 de diciembre de 1970 falleció, víctima de un edema pulmonar. Pocos amigos acompañaron su velatorio en la sede de la SADE.
Sobre su cuestionada vida, el propio Fijman dijo:
«¿Mi biografía? Cogito ergo sum; eso es todo. Aunque mi libro; Molino Rojo, atestigüe lo contrario».
«No soy enfermo. Me han recluido. Me consideran un incapaz. Quiénes son mis jueces… Quiénes responderán por mí. Hice conducta de poesía. Pagué por todo. Sentí de pronto que tenía que cambiar de vida. Alejarme del mundo. Y me aislé. Me fui de todos, aun de mí… Hoy es la demencia un estado natural. Todas las palabras son esenciales. Lo difícil es dar con ellas. El delirio son instantes. Puede durar toda la vida. Mi poesía es toda medida. El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad». J.F.
En vida apenas publicó tres libros: Molino rojo (1926), Hecho de estampas (1929) y Estrella de la mañana (1931). Otros libros que después fueron atribuidos a sus años de encierro son Letanía del agua perfecta y otros poemas (1930-1934) y Cántico trascendente y otros poemas (1952-1969).
Muchos años después, tras su muerte, se reeditaron sus obras en la Argentina. Han sido varios los intentos, muy dispersos entre sí, de reunir en un sólo volumen toda su poesía. El primero fue Obra poética (1983), editado por La Torre abolida. Casi 15 años después, Editorial Leviatán publicó Obra poética I y II en 1998 y 1999, respectivamente. Después, se editó Obras (1923-1969), a cargo de Signos del topo en 2005. El mismo año que apareció su Poesía completa, en versión de la casa editorial Pez Náufrago.
En el año 2010 Martín Ortiz y Alan Robinson, escriben la obra Yo Soy Fijman en homenaje a la relación que entablaron Vicente Zito Lema y Jacobo Fijman. La obra es realizada en el teatro El Crisol, dirigida por Marcela Fraiman, el mismo Vicente Zito Lema intepretándose a sí mismo.
En el año 2018 vuelve la vida de Fijman al teatro. Vicente Zito Lema y Galileo Bodoc escriben la dramaturgia de la obra «El Cristo Rojo». Una verdadera «Ceremonia teatral sobre la poesía y la locura» en homenaje al poeta Jacobo Fijman y a la entrañable relación de Jacobo con su amigo Vicente Zito Lema. La obra se estrena en el teatro Hasta Trilce, dirigida por Galileo Bodoc. En la obra «El Cristo Rojo» actúan Alan Robinson, que interpreta de forma brillante a un joven Vicente Zito Lema, y el propio Vicente que interpreta en esta ocasión a Jacobo Fijman.

Reportaje a Jacobo Fijman, por Vicente Zito Lema
[Originalmente publicado en Crisis, Buenos Aires, 1970]
Luego de más de un año de entrevistas, lo que mas nos ha impresionado de Jacobo Fijman fue su humor; corrosivo. En el extricto sentido de humor surrelista. Su autencidad de poeta: que trasciende hasta en sus menores gestos. Que le ha determinado estas formas de vida. Estos castigos sobre su persona. Más allá de los que supieron de su situación y nada hicieron, la enorme bondad de Jacobo Fijman, equilibrando tantas de nuestras maldades, perdonándonos.
¿Cuáles son sus relaciones con los colores; y en especial con el blanco, el rojo y el negro?
Los colores centrales son el violeta y el verde. Y los periféricos son el rojo, el amarillo, el anaranjado y el azul. Yo siento preferencia por el blanco y negro. Me gustaría ir vestido todo de negro con guantes blancos. Estos son los dos primeros colores nombrados en el Génesis. Separó Dios la luz de las tinieblas… Amo el blanco, el negro es melancolía. En cuanto al rojo. ¡Ah! El accidente del aire fácilmente conjuga con el fuego. Pero el secreto es saber cuál es el accidente.
¿Cómo siente la poesía?
Es un estado de ánimo, antes de la reflexión. Yo he tenido una infancia poética. Desde niño me llamaban el poeta.
¿Qué autores han tenido mayor incidencia en su formación literaria? En mi infancia toda la obra de Sherlock Holmes; que me sirvió después para hacerle una crítica a Dostoiesky, quien alardeaba de sus novelas psicológicas. También Pushkin, un negro comprado por un embajador de Pedro El Grande y Víctor Hugo. Ya de grande, ningún escritor ha tenido en mí una influencia decisiva. Aunque he leido muchísimo; especialemente a Santo Tomás de Aquino, a todos los maestros de la patrística latina y griega.
¿Cuál es su símbolo?
La palabra; que es símbolo. Y cruz, el símbolo de San Atanasio.
¿Hay equilibrio entre su poesía y al que le cortan la lengua por no mentir?
Sí. En primer lugar, por aquello «de que al principio fue el verbo». Y quise dar con ello.
¿Qué valor le asiste a un asesinato?
Los asesinatos tienen el valor de que el asesino va al infierno. Es pecado de segundo modo. Primer modo es pensarlo. En general, la decapitación es el más fácil de los métodos de matar. Y el más espantoso es el estrangulamiento. Pero yo deploro los asesinatos.
¿Qué significan los títulos de cada uno de sus libros?
Molino Rojo recuerda la demencia, el vértigo. Yo buscaba un título para esa obra que significara mis estados y reparé en un molinito viejo que tenía en la cocina. De color rojo. Para moler pimienta. Y ví en ese objeto todo lo que mi poesía quería expresar. Estrella de la Mañana, en cambio, se refiere a los estados místicos que yo había adquirido en esos años. Ya había sido bautizado, convirtiéndome a la religión católica, y quise expresar con ese título la encarnación de la verdad. En cuanto a Hecho de Estampas, yo trataba de volver a la filosofía escolástica. Y volver fundamentalmente a Aristóteles. Y en una visita al museo del Louvre quedé impresionado por los maestros clásicos, por su pintura religiosa. Cuando luego ví unas estampas de esos cuadros religiosos, las asocié a mis poemas. De ahí Hecho de Estampas.
¿En qué medida la enfermedad mental puede influir en una obra artística?
Corelli, el músico, escribió una sonata, «La Locura», después de estudiar esas enfermedades. Después de tocar la sonata, él salía a la calle a conocer gente. Y veía que todos estaban locos. Yo he estudiado psiquiatría. Y sé que los ciegos y sordomudos son dementes. En cuanto a mi obra, los médicos dicen que no hay en ella signos de enfermedad. Y yo lo creo; ya que no hay en mi poesía nada en contra de la gramática. Hay que estudiar.
¿Cómo se relaciona el hecho de ser usted violinista con su poesía?
En la medida. Mi poesía es toda medida. De una manera que la acerca a lo musical.
¿Cuál es su visión de la realidad?
La realidad es el ente. Y el ideal de realidad Dios. Ente increado. No hay nada más real y más evidente que Dios.
¿Cuáles son las cosas a las que tiene mayor afecto?
No es muy fuerte mi afecto con los objetos. Además, prácticamente no tengo nada. Alguna ropa, unos libros, una pipa… Pero hay casas hasta donde un cuadro de Modigliani está fuera de lugar. Y amo entonces la mesa y el mantel.
¿Piensa que su obra se identifica con alguna corriente poética?
No. Está fuera de cualquier escuela literaria. Nunca seguí a nadie. Aunque espontáneamente me considero un surrealista. Los surrealistas son auténticos poetas; pero blasfeman y son satánicos. Un poeta tiene que estar al servicio de Dios. Y sino es que está al servicio del demonio.
¿Por qué dejó de publicar su poesía?
En primer lugar porque la publicación de mis libros me la tenía que pagar yo. Y apenas tenía para comer… Pero fundamentalmente, por miedo a perderme en la literatura y alejarme de Dios.
¿Se considera un santo?
No sólo me considero, lo soy. Pero mejor no decirlo porque no lo entenderían. Para los médicos eso es enfermedad. Y ellos no saben lo que es un santo. Solo tratan a los demás como enfermos. Se guían por los síntomas. Y otras obligaciones no tienen. En esta sociedad está prohibido ser santo. Aún por la Iglesia.
¿Tiene miedo de la muerte?
Ningún miedo. El que hace la vía ya no tiene miedo. Además ya lo he dicho; me considero un muerto. Un muerto en vida. Vivo en Cristo. Todas las enfermedades ya están en potencia. Simplemente se hacen visibles en el momento de morir.
¿La Biblia es un texto poético?
La Biblia es un libro de Dios. Y no tiene fondo. Aunque realmente el Apocalipsis es un poema terrible.
¿Para qué escribe?
Lo hago para que mis actos se ordenen a Dios. Buscando la verdad y no la oscuridad. Escribo para Dios y para mi perfección. Y dios sencillamente lo aprueba. Y esto dicho en lengua baja. Para que todos me entiendan.
¿Para qué pinta?
Entre mi pintura y mi poesía hay una misma mano. Las mismas concepciones. De niño me dijeron que sería un gran pintor. Y entonces quemé todo. Ahora lo hago para perfeccionar mis sentidos, externos e interiores. Sólo de esa forma es válido pintar y escribir. Y hasta que los pintores y escritores no lo entiendan, deberían dejar esas cosas. Porque están mintiendo. El arte tiene que volver a ser un acto de sinceridad.
¿Cómo ve esta ciudad?
Es una ciudad que no es buena. Es realmente mala. Corrupta. Llena de gente depravada. Hay una falta absoluta de moralidad. Es una ciudad hipócrita. Hasta parece que fuera la hipocresía su estado natural.
¿Qué motivó su conversión de judío a católico?
No es conversión de judío a católico. Es simplemente la aceptación de la religión católica, apostólica y romana. Porque lo de judío no se pierde. Esta conversión es una concepción de la gracia. Porque Dios seguramente ha encontrado méritos para convertirme. Para concederme ese conocimiento y esa fe.
¿Ha sufrido castigos?
Sí. Pero no me quejo. ¿Quien se podría quejar luego de la pasión de Cristo? Hace ya de esto muchos años. Yo era joven (…) «yo soy el Cristo Rojo» fue mi única respuesta a los golpes y me quedé quieto contra la pared…
¿Por qué está internado en este sitio?
Según los médicos debido a que estoy enfermo. Trastornos mentales. Yo creo sin embargo que la mayoría de la gente padece de trastornos mentales, incluso los propios médicos. El que más o el que menos padece de psicosis. ¿Y es que alguien sabe lo que es el alma, lo que es el intelecto? En el año 1942 me aplicaron electroshock. Se ve que querían sacarme la enfermedad del cuerpo. Pero yo no me quejo. Los médicos son buenos, hacen lo que pueden. Recetan, dan consejos… Y además si me fuera de acá ¿adonde iría?. No tengo nada, no tengo a nadie.
¿Cuál es esa demencia que se invoca en su poesía?
Es la demencia en sentido total. Hay formas que obedecen a los nervios centrales y otras a los periféricos. Y puede ser también un castigo. El que va a nacer elige ser bueno o malo. Eso tambien pasa hasta con las vacas. Ahora bien, la mayoría de los dementes tiene la médula desviada. Cualquier enfermedad, aún el cáncer, es estado de locura. Y hay incluso gente que se alegra de estar loca. La demencia debe ser vista desde un punto de referencia moral. Y a esa pobre gente que está en este hospicio, habría que darle buena comida; la comida es mala. Enseñarles a sentarse en la mesa, a no robar, a no blasfemar. Y cambiar fundamentalmente la higiene. En mi poesía invocaba la locura. Aquí se conoce la locura. Ya estaban anunciados mis sufrimientos. Yo soy el Jacobo Fijman que aparece en los textos de Notredamus. Y ese día vi como un puñal. Y me dije:»Quien sabe lo que van a creer de mí, quien sabe lo que van a hacer de mí». Pero yo nunca he querido ser dictador. Ni matar a nadie. Soy un santo.
¿Se siente un enfermo mental?
No. Rotundamente. No. En primer lugar porque tengo intelecto, agente y paciente. Y mis obras prueban que no sólo soy hombre de razón, sino de razón de gracia. Los médicos no entienden esas cosas. Se portan fácilmente bien. Pero no pueden ser lo que no son. Simplemente toman la temperatura de la piel. Dan pastillas, inyecciones, como si se tratara de un almacén. Y olvidan que en el fondo es una cuestión moral. Y es que no conozco a nadie que pueda entender la mente. Sin embargo no los odio. Hacen lo que pueden. Lo terrible es que nos traen para que uno no se muera por la calle. Y luego todos nos morimos aquí.
Vicente Zito Lema

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https://web.archive.org/web/20060502081928/http://www.elortiba.org/zip/fijman1.zip
https://www.clarin.com/literatura/fijman-poesia-vision-mistica_0_Byb_fWqP7g.html
FELICIDADES Cada vez me sorprende más vuestro trabajo por recopilar la poesía mundial en una sola pagina. son maravillosos. GRACIAS
Muchas gracias por tu apoyo Hugo.Seguimos adelante con ilusión y compromiso. ¡Abrazo!