«Todo artista es la sombra que deja un alquimista»
M. Cårtårescu
Mi sueño es una grabadora
Solo se necesita muy poco para ser feliz
cuando terminé mis meditaciones sobre el infinito
cuando mis delirios de grandeza se disolvieron
cuando la marca en mis huesos y collar se desvaneció
cuando de repente dejé de pensar en mí mismo como
Jesús, Bob Dylan, Gauss y Vonnegut
(jr.) al mismo tiempo cuando
la palabra pronto tuvo sentido para mí
y lo diré de nuevo: cuando parezca
que las nubes nunca toman forma de guitarra, torno, carrusel, lata de café
regla deslizante, clavícula o muelas del juicio,
cuando me doy cuenta de que no tengo más remedio que vagar
manos en mis bolsillos
entre colores en ruinas,
cuando supe que no pienso con mi cerebro, y nada depende de mí
y no me detendré ahí:
cuando me vi obligado a tener un departamento y un trabajo
pero pensé que esta vida era demasiado pobre para mí
cuando estaba lleno de lunares, tumores benignos me taladraban
cuando leo a Dostoievski sin hacer una mueca
cuando yo, el maravilloso espectáculo, hice cola en la tienda,
pensé en comprar una grabadora de carrete a carrete
Kashtan, dos mil dólares,
porque me gusta más escuchar musica
y me encantaría tener algo tan lindo
escuchándome
a menudo
saliendo de la escuela, paraba en las tiendas de electrónica
en Strada Doamna Ghica
y vi la hermosa grabadora que me prometieron
su linda figura cuadrada
sus suaves e inteligentes carretes
sus LED verdes parpadeantes
allí, en exhibición
entre dos delicados altavoces negros
y ahora ella es mi sueño, cuando todos los demás sueños se han ido.
Ah su plexiglás, carretes hipnóticos
sus giros irregulares y perezosos…
Trad. Lala Toutonián
Nubes sobre el bloque opuesto
No puedo hacer que la aguja de la brújula se mueva a través de la concentración.
Lo intenté. No puedo hacerlo.
No puedo canalizar la imagen de un naipe. Lo intenté.
Quería levitar y concentrarme media hora
y me sentí loco, acostado de espaldas en una cama deshecha, sudando.
Traté de hacer que una mujer me mirara en el metro
por supuesto, ella no miró.
¡Señor, no soy tu elegido!
El mundo no cambia para mí.
No amo lo suficiente, no tengo suficiente fe.
No tengo un aura alrededor de mi cabeza
y no me has mostrado, no has dado una señal.
Sostengo el mantel entre mis dedos:
sin ceder, sin elevarse en vapor rojo.
Toco el cabello de mi niña, los rizos:
oscuro, dorado, suave.
Nada confunde mis sentidos. No hay ilusión.
Mi mente es un suave espejo del mundo.
Liso y plano.
No hay rasguño.
No hay vida pasada, ninguna criatura ectoplásmica.
No hay Agartha, no hay Shambala
no hay Maya, lo que viene en sueños
es solo el maquillaje de la nada.
Miro la llama de la estufa, hipnotizado,
sabiendo que vine de un útero,
sabiendo que me iré en un ataúd o mancharé la tierra con mi sangre.
No seré yo quien encuentre la grieta.
No seré yo con la cabeza vuelta en la foto de grupo.
Trad. Lala Toutonián
Una motocicleta aparcada bajo las estrellas
soy una motocicleta aparcada bajo las estrellas, junto al escaparate del
taller de reparación de televisores.
sopla el aire del callejón. estoy pálida, agotada.
en la tienda han dejado una bombilla encendida, así que un par de
tubos catódicos
tiestos con esparragueras y cactus, esquineras atestadas de carcasas de
televisores, casetes AGFA y cables
brillan turbios, pueblan mi soledad.
porque me siento sola.
en mi espejo retrovisor revolotean las galaxias,
se empañan las estrellas en enjambres globulares, transmiten su
resuello todas las emisoras
y se alejan corriendo, como los criminales del lugar del delito
dejando a su paso una línea de sangre.
qué silencio. a veces me pregunto
qué significará hacer el amor. pues ellos no hablan de otra cosa. cada
sábado se montan sobre mí
y me arrastran por las carreteras. veo las colinas, las nubes, el sol
las gotas de lluvia, los árboles enredándose en el arcoíris…
ay, mis cilindros palpitan enloquecidos. entonces sí que siento que
estoy viva.
ellos entran en el motel y hacen el amor.
ellos son los Dueños y se sienten libres.
pero ¿cómo puede ser libre alguien que está hecho de células?
… y vuelta al callejón, junto a algún dacia polvoriento.
tengo sed de amor. si pudiera amar al menos a algún enchufe con
alargador de este escaparate.
deslizaría mis dedos por su piel de plástico blanco, si él quisiera
y si yo tuviera dedos. si pudiera vivir
al menos en el campo bioeléctrico del cactus…
enseguida, enseguida moriré, y no he hecho nada en este mundo, me
arrojarán a un montón de chatarra
o me romperán el faro y la bombilla fundida colgará de dos hilillos de
cobre.
he ayudado a los demás a hacer el amor toda mi vida
y yo moriré entre bobinas, imanes y cardos.
soy una motocicleta aparcada bajo las estrellas.
por la mañana volverán a montarme, harán girar mi manillar, me
embragarán
y otra vez al asfalto multicolor, entre colinas rojizas, entre montañas
azules
entre hondonadas atravesadas por ríos
sobre pasos a nivel, por cristalinas ciudades de provincia
circulando contra el viento entre las gotas de lluvia y el humo de los
tubos de escape
devorando kilómetros.
¿significará eso hacer el amor?
en cualquier caso, ese es mi consuelo, es mi oficio, es mi amor.
por ello merece la pena estar solo.
Elegia segun Cátulo
Vendrá la muerte. los tallos ennegrecerán.
las fotografías conservarán una respiración negra.
las aguas se extenderán sobre los cuerpos de los insectos.
el segundero del reloj se retorcerá como una uña
sobre el pezón.
ojo de cristal, qué harás sin un lugar
para hacer el amor, porque solo las piedras
dejarán que las nubes se hinchen y estallen
en sudor negro sobre un rostro callado.
nos dispersaremos, amor, en la oscuridad del manómetro
y de la ballesta de aluminio, en un estrato donde los peces
abren su boca sedienta hacia el agua remachada
con pernos y viento.
reiremos en negro entre los dedos llenos de labios
cuando nos arranquen la aguja y la piel de las mejillas
y amarnos no podremos, separados
por la manta de barrotes. ¿qué haremos
allí en el aliento de los carburadores de acetileno
bajo una sangre oscurecida
por los reflectores negros de los fósiles?
las fotografías abrirán con lentitud los pétalos
al viento que esparce en los raíles del tranvía
nieve y órganos desperdigados
El Amor
1.
sobre mamá nació un arco iris negro
en ese entonces mamá era tan sólo una niña
y su pelo estaba hecho con mechones de diamante
ella detuvo su juego
alisó su faldita
y miró hacia el arco iris
era un arco iris negro y de tanto negro centelleante
la manzanilla en el campo se oscureció.
mamá miraba hacia el arco iris
venía tan bajo que casi podía tocarlo con los labios
y su pelo electrizado, transparente
se adhería a los suaves caños, como de órgano.
el rojo del arco iris era negro
y su anaranjado era negro.
y su amarillo era negro.
y su verde era negro.
y su azul era negro.
sólo el violeta permanecía violeta.
el violeta era un chorro que se perdía en el mar.
entonces supo mamá que estaba perdida.
habría de conocer el amor.
y de pronto su sombra sobre el asfalto caliente de Floreasca
se adornó de venas y de huesos
mamá se montó en un barco de tela de araña
y sobre el arco iris se marchó al cielo.
la sombra, con vértebras y entrañas,
le continuaba el juego.
2.
era un barco de telas de araña.
navegaba al borde del arco iris negro
como sobre los ribetes de un pañuelo.
a su alrededor, mamá veía nubes de papel estaño
que reflejaban su rostro.
de vez en cuando los bombarderos americanos
se enredaba en los nidos de araña
al tambuco, a la escotilla
pero mamá, en la roda
los cogía delicadamente entre sus dedos
y los lanzaba de nuevo, desenredados y zumbando
como si fueran modelos de balsa y celofán.
todavía era valiente, pero en el cuerpo de celofán
goteó el sorbo de sangre
pero se le quebraron las puntas
a su pelo labrado en diamante.
pero los senos se le arquearon
bajo la blusa de goma arábiga.
todavía era valiente
todavía era deslumbrante
3.
a través las casas verdes, a través las tecas azules
la sombra de mamá
arroja un trozo de cristal
a las casillas frías de la rayuela
llega el crepúsculo como un animal
de carne transparente
como una flor de pétalos de encía
llegan después las estrellas
y comienzan a parecer las casas verdes, las tecas azules.
la sombra de mamá adquirió órganos extraños:
trenzas,
condecoraciones,
fustas
le creció en el pecho pelo y en los antebrazos
le creció pelo en las falanges de los dedos
le creció el tamaño del cráneo
pero todo esto no podía salvarlo.
4.
un gato abrió los ojos y vio un platillo negro
donde una mujer negra echaba un hilo de leche negra
un conductor de tranvía ingresó en un garaje negro.
se posó sobre un muro negro una mariposa.
sólo el arco iris todavía centelleaba
arrojando llamas negras.
Entonces,
llegó el tiempo del amor, el fin del mundo.
llegó el Apocalipsis, que es el amor.
llegó la bestia que ladraba a las llamas
llegó la máquina con manómetros, esferas, cilindros.
bielas, bujías, globos de cristal, correas de
transmisión bombeando vértigo bajo la piel de las estrellas
llegó el tacto con olor de traílla
llegó la vista con el oído en la jaula
llegó la existencia con la nada enroscada al cuello
llegó la aglomeración, el fierro junto al plástico, el acero
junto al vidrio, la enzima junto al cemento, el cloro
junto a la tela, y hojas en glándulas y huesos en
rocío y ojos en lápices y fauces superpuestas
y garras y tachuelas y nubes y muñecas y océanos
todo dentro de todo
todo encima de todo
dientes en dientes y boca en boca y sexo en sexo y
costilla en costilla e historias y tuercas y figuras de
estilo y permanganato de potasio, flores con
pétalos, sépalos, estambres, pistilo
todos mando todo
todos fecundando todo
por doquier sólo aptas y aptos
sólo huevas y leches
tanto, que el cosmos de luces
visto de lejos, era la bestia que se apareaba consigo misma
bestia del Apocalipsis
eclipse del espíritu
eclipse.
5.
mamá aún estaba arriba
todavía era inalcanzable
ella navegaba en el arco iris
encima del mundo negro
y los huesos ilíacos le crecieron
como alas amarillentas, de mariposa.
mamá echó a volar remando sus huesos ilíacos
sobre los techos y los pararrayos
hasta llegar a la luna.
6.
y era la luna una gran pompa de jabón
reflejando en su curvatura al mundo de abajo
ella imantaba a los árboles, sacándoles los pétalos de los
capullos
ella esculpía flores de minas en las profundidades de la
tierra
ella peinaba los cristales de cuarzo.
como a muñecas chinas desenroscaba a las ancianas
y descubría adolescentes,
desenroscaba a las adolescentes y descubría niñas
desenroscaba a las niñas y descubría un olfato.
la luna amarilla
flotaba sobre el arco iris negro.
mamá penetró en ella, se acurrucó en su seno
plegando sus alas, una a la otra.
7.
la sombra de mamá se debatía llena de amor
con el uniforme hecho jirones, el carnet a pedazos
abríase camino entre nostalgias, ternuras, lujuria, pasión, lascivia, pues
—amor! gritaban los radiadores
—amor! las cortinas
—amor! las tiendas de repuestos
—amor! las ratas
la sombra de mamá entre refrigeradores negros
con negro hielo daba pasos negros
arañada por las herramientas negras del amor.
8.
la luna amarilla
flotaba sobre el arco iris negro.
las alas de mamá comenzaron a destramarse
su rostro se ensanchó, se le descolorieron los ojos
incluso la substancia de su cuerpo se homogeneizó con la luna.
sólo el delgado esqueleto aún se vio
a través de la transparencia, un tiempo.
9.
papá vio nacer de pronto a la luna
sobre Bucarest, sobre los talleres de la ITB
ella nacía más grande que la tierra.
y de todos los objetos negros chorreaban sombras coloridas
de la sombra de mamá, papá chorreó una sombra coloreada
con cuerpo delgado y enorme cráneo.
no era amor el amor negro.
las herramientas negras no eran herramientas.
fue bestia, la pesadilla negra, el Apocalipsis, el despertar
fue lo real, la quimera
“extraño sueño he tenido”, pensó papá
“en el que ocurría que el mundo existe”.
10.
el cráneo de papá se volvió gigante
su pensamiento creció infinito
su voluntad fue sin freno
su poder no tenía límites.
miró a la ciudad y la ciudad se derrumbó.
desplegó las alas, levantó vuelo
remando hacia las estrellas
atravesando con la imaginación millones de mundos paralelos
sintiendo la corriente fría de los soles sobre las espaldas
derrumbando con sus alas de murciélago toda escala de valores
a través de lo probable, lo eterno, a través de nunca,
él nadaba con el rostro inalterable
mientras respiraba
los pasados y futuros de cartón.
entre los dedos perlados
portaba una flor de cuatro pétalos unidos
y en lugar de cráneo portaba un ojo azul
del que colgaba su cuerpo delgado y extraño.
11.
papá llegó ante la luna.
el esqueleto de mamá se fundió en su substancia
entonces la luna emitió una lengua de fuego
y aquel que no era tú, ni yo, ni él
la impensable cuarta persona, se arrastró al globo de fuego.
y el amor tuvo lugar.
12.
y el amor tuvo lugar
y el globo comenzó a vibrar
y a su alrededor se juntaron ¿de dónde? ¿de cuándo? croquis
y aguadas, proyecciones ortogonales, maquetas, simulacros
de computadora, esquemas de maquinarias, materiales didácticos
fórmulas algebraicas
y en esta nube irreal se partió la esfera
en dos, en cuatro, en ocho, en diez y seis
en treinta y dos, en sesenta y cuatro
hasta convertirse en un erizo de mar, luego en un gusanillo
en un pez primitivo, en un chimpancé, un niño
una ola, un astro, una flor,
una nube, una cascada, una tenaza,
una nevasca, una poesía, un zueco, un tranvía,
un mundo, una mosca, una estructura económica, un sacerdote,
un pintor de iconos, el recuerdo de una noche de amor, el
proyecto del fresno de poblarse de hojas una vez más, la inconfundible
sonrisa de Cristina, todas las ventanas de
todos los edificios de todas las ciudades del mundo, todas
las bacterias que existen en el cuerpo del océano, una zorra
que moja de sangre la nieve mientras se roe la pata en la
trampa, el amor, el odio, la agonía, la fatalidad, todos los
manuscritos y las publicaciones, las razas de los hombres
que vivirán dentro de diez millones de años, el cuarto en el
que escribo este poema y cada una de sus letras, la posibilidad
de nunca haber escrito nada, de no ser mircea c?rt?rescu y de
no haber existido jamás y de no haber existido nunca nada
pues el amor es todo
y todo está hecho principalmente de nada.
Trad. de Germán A. de la Reza
Se acabó el amor
80-81, un invierno miserable
un engrudo de cafés, mecheros, «dire straits», cenáculos, vasos
y por la noche una ciénaga de gelatina dolorosa: rostros, muslos y
cháchara
y a veces un vistazo por la ventana, al tráfico que avanza despacio por
la nieve.
¡pero ya está aquí el sol! ¿será que la primavera nos ha comprendido?
brillan los cristales del mercado de bucur obor, y la calle colentina es
amarilla
el asfalto apesta más seductor que nunca a renacuajos, hay arcoíris en
la gasolina,
hay sardinas albanesas en aceite, y mujeres y estudiantes
contemplan con desprecio el escaparate de la ferretería.
más arriba los árboles han brotado en los patios
las señales de tráfico parecen ahora periódicos doblados
como palomas de óxido. y el poderoso sol que ilumina
tantas fábricas, torres de agua, escuelas, el cementerio…
—¿yo? participo yo también de la alegría general.
mira cómo: me he bajado del 109 una parada antes
y he echado a andar por la hierba del arcén.
los autobasculantes, los tráileres, los camiones rugían con sus cartolas
para arriba y para abajo, acarreando tubos, sacos y mortero
los tranvías se deslizaban como en un sueño…
así que me he sentado en la cuneta y he contemplado la hierba
deslumbrante.
mira, una abeja revolcándose en el polvo.
el envoltorio de un caramelo de café con leche
un escarabajo con un ala rota huye cojeando. cuántas cosas suceden
en la raíz de una brizna de hierba, estremecida
por la brisa de aire cálido que sopla desde las ventanas de la fábrica de
alambre.
un cielo azul, sol, sombras enredadas, ruido de tubos de escape
dorados raíles de tranvía, hierba verde, lombrices, escarabajos…
¿habrían deseado más Tao y Boddhisattva?
La colina ascendía suavemente con postes, casas, limusinas, carretera y
todo, ya no amaba a nadie…
al final me he levantado porque unos querían aparcar un camión
me he quedado a mirar:
—¡arrímate más!
dale, dale, dale, dale…
un poco más… más, más, más, más, más, más, más…
¡para! un poco más a la izquierda… ¡así!
dale un poco… un poco, un poco, un poco más…
¡baaasta!
¡stop!
ya está.
el sol flotaba en las alturas
Oh, Natalie
Cuando era mucho más joven me enamoré de Natalie Wood
(todavía hoy pienso que de todas las actrices
ella es la que más merece mi amor)
Me pongo buena nota
por no haberme encaprichado de B.B. o, válgame Dios, de Marilyn,
no me sucedió algo tan vergonzoso.
Pero Natalie Wood es muy respetable.
Yo amaba a Natalie Wood,
por las tardes paseábamos por Tunari-Dorobanti-Dionisie Lupu,
la cogía por el hombro y ella se abrazaba a mi cintura
sobre todo en otoño era realmente bonito.
No le importaba que yo llevara el uniforme del liceo.
«Mircea, me decía, Mircea,
eres maravilloso,
eres todo lo que una intelectual podría desear».
«También tú, gatita, eres maravillosa».
Caminábamos entre hojas marchitas, nadie nos comprendía,
éramos demasiado sensibles, demasiado diferentes…
«Natalie, le decía,
oh, Natalie, Natalie, Natalie,
qué bonito es tu nombre… sabes, Natalie,
todavía no soy nada,
tú ya eres famosa, tienes una filmografía a tus espaldas,
pero trabajaré, Natalie, ya verás,
ganaré dinero…»
Y las tardes de otoño eran tan tristes
y los ojos de mi amada tan profundos…
Luego comenzó a neviscar y los tranvías lanzaban chispazos verdes al tocar los cables húmedos
pasaron los años,
yo conocí la gloria, tenía dinero y mujeres
había publicado en París y en Chicago
iba al «Cantemir» solo por costumbre, por razones sentimentales.
Por las tardes me esperaba Natalie
a la puerta del liceo, en su minúsculo Porsche,
en él paseábamos lentamente por la calle Profetului, por Caporal Troncea
y de nuevo por Viitor.
Recuerdo que una noche
detuvo el coche junto a la acera
encendió un cigarrillo en la oscuridad y con su voz sensual
(aunque ronca y dolorida entonces)
me confesó que me había engañado con un hombre. «Mircea, tenía,
tenía que decírtelo,
de lo contrario no podríamos continuar. Sabes,
yo no deseé ni un solo instante acostarme con Robert
pero es tan pesado… los rubios estos son tremendos…
pero créeme, Mircea, créeme, tú sigues siendo el mejor…»
La perdoné.
Lo que no perdonas a una depravada
se lo perdonas a una mujer superior.
«Engáñame con tus actos, no con tu pensamiento» le dije tan solo.
Luego me fui a la mili.
A Cristi Teodorescu lo visitaba casi todas las semanas Daniela.
A Mera lo visitaba su actual esposa.
Incluso a Romulus lo visitó alguna vez alguien.
Natalie no me visitó nunca.
Los domingos me quedaba como un tonto en la sala de guardia
y contemplaba cómo los demás besaban a sus novias,
cómo entrelazaban sus manitas sobre la mesa…
Cuando tocaba limpiar las armas leía «Cinema» a escondidas,
recortaba todo lo que hablara de ella, de Ella.
Durante diez años no supe nada de ella. La vida nos separó.
Hasta que, hace una semana, buscando cintas de magnetófono
¿a quién veo en «El disco de cristal», junto a Lipscani?
¡Natalie, Natalie estaba de nuevo en Rumanía!
Pero qué envejecida… No quise decirle nada
y me fui antes de que me viera (fuera la esperaba
el insulso de Redford con el Cadillac).
No, las sopas recalentadas son sosas.
No, Natalie,
has elegido, ahora sigue tu camino.
Y, sin embargo, ¿por qué, cuando volví a casa,
las diecisiete habitaciones me parecieron vacías?
A través de la ventana helada contemplé largo rato la piscina
en la que flotaba una hoja muerta…
Mircea Cărtărescu (Bucarest, Rumania,1 de junio de 1956 ). Poeta, narrador, ensayista, crítico literario y profesor. Doctor en Literatura Rumana por la Facultad de Letras de la Universidad de Bucarest. Fue miembro del grupo de escritores rebeldes conocido como «la generación de los blue jeans». Es considerado por la crítica literaria el más importante narrador rumano de la actualidad y uno de los más importantes teóricos del posmodernismo rumano.
Cărtărescu se graduó en el instituto «Dimitrie Cantemir» de Bucarest, siguió los cursos de la Facultad de Lengua y Literatura Rumana, dentro de la Universidad de Bucarest. En 1980 presentó su tesis de licenciatura, sobre el imaginario poético de la lírica eminesciana, que más tarde se convirtió en el volumen «Visul chimeric» («El sueño quimérico»).
Entre 1980 y 1989 fue profesor de lengua rumana, luego funcionario del Sindicato de Escritores y redactor de la revista Caiete Critice.
Desde 1991 es profesor en el departamento de Historia de la Literatura Rumana de la Facultad de Letras de Bucarest.
En 1999 obtuvo su doctorado en literatura rumana, con una tesis acerca del Posmodernismo rumano, coordinada por Paul Cornea, y publicada en ese mismo año por la editorial Humanitas, con la cual el autor firmó un contrato de exclusividad. Es profesor universitario de doctorado en el Departamento de Literatura Rumana de la Facultad de Letras de la Universidad de Bucarest.
Debutó con poesía en el círculo literario Cenaclul de Luni, coordinado por el profesor Nicolae Manolescu, y en volumen en la antología «Aer cu diamante» («Aire con diamantes»)
En poesía, su influencia más importante fue Rilke, a quien considera uno de los mayores poetas de siempre, y también Lorca.
Cărtărescu ha escrito cuentos, novelas, ensayos y poemas, y lleva un diario desde muy joven que, según sus palabras, es algo así como la cantera desde la cual surge toda su obra. Durante la dictadura, en los años 80, todos sus libros fueron intervenidos fuertemente por la censura. En cada uno de sus libros recortaron al menos 50 páginas de los poemas y cuentos. En ese momento, todos y cada uno de los libros estaban censurados. Por ejemplo Umberto Eco, a su libro El nombre de la rosa le quitaron 30 páginas.
De su obra poética, que cultivó a lo largo de toda la década de los ochenta, destaca El Levante, posteriormente dio el salto a la narrativa con el volumen de cuentos Nostalgia, Premio de la Academia Rumana, Cegador (1996-2007), una críptica trilogía, un imaginario en espiral que adopta la forma de una mariposa.En 2013 ganó en España el Premio Tormenta al mejor libro extranjero por su novela Nostalgia (traducción de Marian Ochoa de Eribe). En 2015 publicó la novela Solenoide (Impedimenta, 2017), considerada su obra más madura hasta la fecha; también ha publicado El ojo castaño de nuestro amor, El Ruletista, Las bellas extranjeras,(Impedimenta, 2013); Premio Euskadi de Plata de Narrativa, Lulu (Impedimenta, 2011)le valió el Premio ASPRO, entre otros.
Ha recibido también el Premio de la Unión de Escritores Rumanos en 1980, 1990 y 1994.
En 2015, fue galardonado con el Premio Austriaco de Literatura Europea.
En 2017 obtuvo el Premio Leteo por toda su obra, en León (España). En 2018 fue galardonado con el Premio Thomas Mann de Literatura y ese mismo año recibió el Premio Formentor de las Letras.
En 2022 recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2022, «por su prosa imaginativa y deslumbrante»
En 2021 aparece en España, en edición bilingüe, «Poesía esencial«, Editorial Impedimenta, una recopilación de poemas seleccionados por el propio autor y escritos durante sus primeros años creativos.Traducción a cargo de Marian Ochoa de Eribe y Eta Htrubaru.
Sus obras han sido traducidas al castellano, inglés, italiano, francés, polaco, sueco, búlgaro y al húngaro, entre otras.
Algunos consideran que Mircea Cărtărescu podría ser el primer escritor en lengua rumana en obtener el Premio Nobel de Literatura.
«Los únicos libros que merecen ser leídos son los ilegibles. Kafka es ilegible, como el Finnegans wake. Si hablas del espíritu humano debes ser ilegible porque nadie puede desvelar nuestro fuero interno. Hay que enfrentarse al misterio de cada libro como hizo Teseo ante el minotauro».
Cărtărescu
Enlaces de interés :
https://www.poezie.ro/index.php/author/0011211/Mircea%20Cărtărescu#bio
https://www.epe.es/es/cultura/20230831/mircea-cartarescu-infeliz-escribo-91496775
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