11 Poemas de Concha Méndez

Me gusta andar de noche…

Me gusta andar de noche las ciudades desiertas, 
cuando los propios pasos se oyen en el silencio.
Sentirse andar, a solas, por entre lo dormido,
es sentir que se pasa por entre un mundo inmenso.

Todo cobra relieve: una ventana abierta,
una luz, una pausa, un suspiro, una sombra…
Las calles son más largas, el tiempo también crece.

¡Yo alcancé a vivir siglos andando algunas horas!

Si turbia la razón…

Si turbia la razón y roto el sueño
paso a ser una sombra entre mortales,
quede de mí la luz que ahora me guía
antes de ser mi sombra larga noche.

Quede de mí la angustia y el anhelo
y la risa y el llanto en esa espera.
Que algunos ojos para verme un día
se asomarán al mar donde me muevo.

Malva y rosa

A Guillermo de Torre

De este sueño malva y rosa
que sueña el agua del río,
se van rosando en la tarde
las velas de mi navío.

De las lejanías vengo.
Cruzo fente al espigón.
Una canción marinera
se rosa en mi corazón…

Atardecer. En el Plata.
Sueño, frente a la ciudad.
Izadas llevo las velas,
velas de mi soledad…

Y se me van con el día
-no sé adonde se me irán-
las luces de mi alegría.

La risa

Alguien dijo que «la risa
es la gran enterradora».
Algo se me está enterrando
porque río a todas horas.

Ni me entiendo ni me entienden…

Ni me entiendo ni me entienden;
ni me sirve alma ni sangre;
lo que veo con mis ojos
no lo quiero para nadie.

Todo es extraño a mí misma,
hasta la luz, hasta el aire,
porque ni acierto a mirarla;
ni sé cómo respirarle.

Y si miro hacia la sombra
donde la luz se deshace,
temo también deshacerme
y entre la sombra quedarme
confundida para siempre
en ese misterio grande.

Mi ventana

El viento
bate espadas de hielo.

—No abriré la ventana—

El viento
decapita luceros.

—No abriré la ventana—

El viento
lleva lenguas de fuego.

—No abriré la ventana—

En telegramas de sombra
que van llevando los vientos
se lee ya la Gran Noticia
que conmueve al Universo…

—Yo no abriré mi ventana—

Vine

Vine con el deseo de querer a las gentes
y me han ido secando mi raíz generosa.
Entre turbias lagunas bogar veo a la Vida.
Deja estelas de fango, al pasar, cada cosa…

Y hablo así, yo que he sido vencedora en mi mundo,
porque pude vencerme y vencer a deseo.
Pero no me he querido engañar inventándome
una imagen equívoca. Me forgé en cuanto veo…

No despierto a una hora que no traiga consigo,
en un sordo silencio, una queja enganchada.
Tiene el alma un oído que la escucha y la siente
y recibe esta queja con la pena doblada…

DIBUJO DE CONCHA MÉNDEZ HECHO POR MARUJA MALLO

Balada

Agua pura corría
por el piano.
Dulcemente salía
del cauce de sus manos.

La nostalgia dormía.
Y dormía el Ocaso.
La Música bebía
el agua de su vaso.

Concha Mendez y su marido Manuel Altolaguirre

Se desprendió mi sangre

Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar tu alma.
Y fueron nueve lunas y fue toda una angustia
de días sin reposo y noches desveladas.

Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte.
¿De qué color tus ojos, tu cabello, tu sombra?
Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó en la vida,
te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas.

Uno de esos instantes

…’Desde el umbral de un sueño me
llamaron’…
A. Machado

Uno de esos instantes que se vive 
no se sabe en qué mundo, ni en qué tiempo,
que no se siente el alma y que apenas
se siente el existir de nuestro cuerpo,
mi corazón oyó que lo llamaban
desde el umbral en niebla de algún sueño.

Para decirme su mensaje extraño,
aquella voz venía de tan lejos,
que más que voz de sueño parecía,
en su misterio gris, sombra de un eco.

Sentada estaba yo en aquel instante
en un muelle silló de terciopelo.
Mis brazos se apoyaban en sus brazos
-¡qué desmayados los sentía luego!-
Después, atravesando los cristales
de un gran balcón que daba al ancho cielo,
una sombra vi entrar. Tal vez la tarde
al irse, entraba a verme… Yo eso creo…

Quisiera tener varias sonrisas de recambio

Quisiera tener varias sonrisas de recambio
y un vasto repertorio de modos de expresarme. 
O bien con la palabra, o bien con la manera, 
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme… 
  
Y al igual que en el gesto buscar en la mentira 
diferentes disfraces, bien vestir el engaño; 
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes, 
con sutil maniobra, la caricia del daño. 
  
Yo quisiera ¡y no puedo! ser como son los otros, 
los que pueblan el mundo y se llaman humanos: 
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos 
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.

Concha Méndez (Madrid, 27 de julio de 1898 – Ciudad de México, 7 de diciembre de 1986) Poeta, dramaturga ,guionista. Nació en una familia rica, recibió educación en un colegio francés, lo que se percibe quizá en sus primeros versos. Aficionada a los deportes, destacó en la gimnasia y la natación, deporte este último en el que fue campeona. Los veranos los solía pasar en familia en San Sebastián donde en 1919 conoció a Luis Buñuel, quien fue su primer novio. Esta relación duró siete años, durante los cuales Concha, que era amiga de Maruja Mallo, se relacionó con Luis Cernuda, Rafael Alberti y Federico García Lorca.

En 1926 publicó Inquietudes, dos años después Surtidor y mas tarde Canciones de mar y tierra (1930). En las tertulias del café Granja El Henar que frecuentaba Concha,  Lorca le presentó en 1931 al impresor malagueño Manuel Altolaguirre, con quien se casó al año siguiente. Juntos crearon la imprenta La Verónica en una habitación del hotel Aragón, y empezaron a editar la revista Héroe, en la que aparecieron obras de los escritores mas importantes del momento como J.R. Jimenez, Cernuda, Salinas y Guillen, entre otros. En esas fechas publicó las obras de teatro El personaje presentido (1931), El ángel cartero (1931) y El carbón y la rosa (1935), las dos últimas dirigidas a los niños. También por entonces publicó varios libros de poesía de tendencia vanguardista,  Vida a vida (1932), Niño y sombras (1936) y Lluvias enlazadas (1939). La pareja contribuyó a la difusión de la obra del grupo de la generación del 27, editando colecciones de poesías y revistas como Poesía1616 (título que hacía referencia al año de la muerte tanto de Shakespeare como de Cervantes), y Caballo Verde para la Poesía (dirigida por Pablo Neruda).

La pareja vivió de 1933 a 1935 en Londres.  Su primer hijo había muerto justo antes del viaje, y en Londres nació su hija Paloma.

Posteriormente debido a la guerra civil española se trasladaron a París, donde les recibió Paul Éluard, y más tarde a La Habana, donde permanecieron hasta 1943 coincidiendo allí con otros muchos exiliados. En Cuba, establecieron otra imprenta llamada igualmente La Verónica y publicaron una colección poética que llamaron El ciervo herido, entre 1939 y 1943. En 1944 se trasladaron a México, donde Altolaguirre la abandonó por la cubana María Luisa Gómez Mena (años más tarde morirían ambos en un accidente en España).

A pesar de estar en el exilio Concha siguió publicando en España, en  Hora de España, donde publicó su prólogo de El Solitario (Nacimiento), en 1938 (las dos entregas o actos siguientes se publicarían en La Habana en 1941 y en México en 1945), drama poético en tres actos. En 1944 publicó Villancicos de Navidad y Sombras y sueños. De 1944 a 1979, dejó de publicar, aunque en 1976 se editó una Antología poética. En 1979 apareció su último libro Vida o río.

Nunca regresó a España, aunque realizó tres viajes puntuales a Madrid a partir de 1966; continuó residiendo en México hasta su fallecimiento en 1986. Sus últimos años transcurrieron en el anonimato. Los que visitaban su casa se interesaban por Cernuda o Altolaguirre, nunca por ella, según palabras de su nieta.

En 1991 se publicaron sus Memorias habladas, memorias armadas, obra compilada a partir de unas cintas que había ido grabando su nieta, Paloma Ulacia Altolaguirre.

Concha Mendez poeta del 27 y todas las demás mujeres que formaron parte de esa generación y sin embargo fueron ocultadas, ninguneadas de la cultura española, como si nunca hubiesen existido, invisibles mujeres que solo eran nombradas como “musas” o “compañeras de “. Gerardo Diego publicó en 1932 una antología poética del 27 en la que no se incluía a ninguna mujer. Se lo recriminaron por injusto y por machista. Y en la de 1934 incluyó sólo a Josefina de la Torre y a Ernestina de Champourcín.

Ellas fueron “las Sinsombrero”, la generación de pensadoras y artistas mujeres mas importantes e influyentes en la historia cultural española.

Entre ellas se encuentran ademas de Concha Mendez :

Marga Gil-Röesset: ilustradora y escultora muy precoz, empezó con 12 años ilustrando el cuento de su hermana Consuelo. Como escultora demostró una gran maestría trabajando el granito.

Josefina de la Torre: Poeta, actriz y escritora. Polifacética y multidisciplinar.

Maruja Mallo: Pintora. Reconocida antes en Argentina y Nueva York que en España.

Rosa Chacel : Escritora.Premio  Nacional de las Letras.En el grupo de escritores de la Alianza antifascista, ella era la secretaria.Sus restos reposan en el Panteón de Hombres Ilustres de Valladolid.

Ernestina de Champourcín: Poeta. Discípula de Juan Ramón Jiménez. Vivió un exilio continuo. Se hizo poeta de mayor.
María Zambrano: filósofa, alumna de Ortega y Gasset.Poeta, pensadora, vitalista.

Margarita Manso : Pintora. Su nombre es reconocido, en cierto modo, por el poema ‘muerto de amor’ que le dedicó García Lorca.

Ángeles Santos : Pintora y artista gráfica. 

María Teresa León : Poeta, dramaturga, ensayista, intelectual y activista de la Generación del 27. Durante la Guerra Civil formó parte de la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, trasladando los fondos del Museo del Prado de Madrid y del Monasterio del Escorial. Salvaguardó hasta 64 obras, entre ellas, Las Meninas de Velazquez. 

Enlaces de interés :

Las Sinsombrero

https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/las-sinsombreros-generacion-del-27/

https://eljaumeparla.wordpress.com/2018/09/26/mujeres-olvidadas-por-la-historia-concha-mendez/

Concha Méndez. La poeta del mono azul

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