7 Poemas y 16 Epigramas de Anacreonte de Teos

“Ya diez meses ha que el amable Megiste,

coronadas sus sienes con mimbres bebe el melado mosto”‘

                                                (Fragmento del libro II)

“Dulcemente como un recental cervatillo que mama todavía,

y que en la selva perdido

lejos de su cornuda madre se amedrentó.”

                                                                 (Fragmento XXVIII)

“Una vez más, con una pelota purpúrea

golpeándome Eros, de rubia cabellera,

con una joven de multicolores sandalias

me invita a jugar.

Pero ella, porque es de la hermosa

Lesbos, mi cabellera,

porque es blanca, desprecia,

y se queda boquiabierta por otra de otro”.

                                     (Fragmento XIII)

“iVamos! Tráenos, oh muchacho,
una copa, para que de un largo sorbo
la beba, mezclando diez tazas de agua
y cinco de vino, para que una vez más
sin violencia celebre las fiestas de Baco ;

Ea!, una vez más ya no de este modo
con estrépito y algarabía
como hacen los Escritas ocupémonos
de la bebida junto al vino,
pero embriagados en hermosas melodías”.

                                           ( Fragmento XXXIII )

Anacreont

El amor

Cuando la media noche se acercaba 
y el signo de la Osa se volvía 
a la mano de Bootes; 
cuando los hombres en el blando lecho 
yacían, del trabajo fatigados, 
el Amor a mi puerta cauteloso 
llegóse, golpeando las aldabas. 

-¿Quién a estas horas – dije- hasta mi puerta viene, a turbarme el sueño? 

-Abreme – contéstome el caminante-; 
soy un niño; no temas por tu vid: 
azótame la lluvia, 
y en la cerrada noche me he perdido. 

Al escuchar sus quejas, 
de compasión se estremeció mi pecho 
y encendiendo mi lámpara, 
abrí la puerta y penetró el muchacho. 
Traía el arco al hombro 
colgado, y el carcaj lleno de flechas. 
Sentados junto al fuego, 
calentaba sus manos con mis manos 
y le enjugaba el húmedo cabello. 

Mas él, quitado el frío 
quiso probar el arco, y si la cuerda 
rota del agua estaba. 
Tendiólo, y con el dardo, 
me hirió en el corazón, con venenosa 
herida, como un tábano rabioso. 

-¡Alégrate, amigo, 
huésped –dijo riendo-; 
el arco estaba sano, 
mas tú quedas herido para siempre! 

Indómita

¿Por qué, potrilla tracia

 me observas de reojo

 y me huyes, implacable,

 creyendo que no soy

 experto en nada útil?

Pues sabe que hábilmente

el freno te pondría

y tomando tus riendas

doblarias conmigo

las lindes del estadio.

 Ahora paces en prados

 brincas con ligereza

 retozona; no tienes

 ningún jinete diestro

 que a tus lomos se suba.

La fiesta

Apuremos los vasos 

ciñéndonos las sienes 

de coronas de rosas. 

Una gentil doncella 

de blancos pies ligeros 

danzará sobre flores 

al compás de la lira, 

agitando en el aire 

los tirsos enlazados 

con guirnaldas de hiedra, 

y un hermoso mancebo 

de cabellos de oro 

la cítara armoniosa 

tañera, mientras dulce 

brotará de sus labios 

una canción de amores. 

Y Eros, el de la rubia 

cabellera, y Lieo, 

y la gentil Citeres, 

reinarán en la fiesta, 

regocijo de viejos y de mozos. 

Oda a la cigarra

 ¡Cuán feliz eres, cigarra.

cuando en la cima de los árboles,

ahíta después de beber una gota de rocío, te

duermes como una reina!

Cuanto te rodea es tuyo,

y cuanto ves en la llanura

y cuanto produce el bosque. Eres

amada de los campesinos,
 
pues no causas prejuicio en sus campos;
 
los mortales te honran,
 
saludando a ti a la amable mensajera del verano.
 
Las Musas te aman, y también 
 
el propio Apolo, que te dio una voz armoniosa.
 
La vejez no puede alcanzarte, hábil hija de la tierra, tú
 
que sólo amas el canto,
 
tú que no conoces el sufrimiento,
 
tú que no tienes ni sangre ni carne y que casi te
 
pareces a los dioses.
 
 

A mi mismo

Están grises ya mi sienes,

mi cabeza es cana y viejos

son mis dientes; ya no tengo

mi agradable juventud.

De la vida más sabrosa

me quedó no mucho tiempo;

por lo cual sollozo, a veces,

mucho al Tártaro temiendo.

Porque horrible es la caverna

de Plutón, y trabajoso

el descenso; y quien desciende

no podrá nunca subir.

La lira

Quiero ensalzar cantando a los Atridas, 
quiero cantar a Cadmo, 
mas de mi lira los sonoros nervios 
tan sólo amores dicen. 

Otra lira pulsar en otro tono 
quise, con nuevas cuerdas 
y al pretender cantar al fuerte Heracles, 
tan sólo amores respondió mi lira. 

Héroes, dejad de enardecer mi mente, 
porque mi lira, sólo amores canta. 

Anacreonte-2

Epigramas atribuidos a Anacreonte

—191 Gen. (100 B; 100 D)

Al que murió por los de Abdera, Agatón insigne,/

toda esta ciudad sobre la pira lloró./

Pues jamás a ninguno de los jóvenes de tal clase, Ares,

sediento de sangre,/

hizo perecer en el torbellino del abominable combate.

(A.P. VII, 226)

—192 (101 B; 101 D)

Valeroso en la guerra era Timócrito, suya es

esta tumba:/

Ares no perdona la vida de los intrépidos, sino de los

medrosos.

(A.P. VII, 160)

—193 (113 B; 102 D)

También a ti, Cleanorides, la nostalgia de la tierra

natal te hizo perecer,/

mientras hacía frente a la invernal tempestad del

Noto:/

porque la estación infiel te retuvo, y las húmedas/

olas de mar hicieron bambolear tu amable juventud.

(A.P., VII, 263).

—194 (104 B; 103 D).

Primero me erigió Caliteles; pero este monumento/

sus vástagos levantaron, a ellos sea grato.

(A. P., VI, 138; I.G. I(2), 824; KAIBEL, Epigr. 758, GEFFCKEN, Gr. Epigr. 13; FRIEDLÁNDER—HOFFLEIT, Epigr. 107. Fecha aproximada del 525-480 a.C.)

—195 (112 B; 105 D).

Este caballo, Feídola, de la espaciosa Corinto/
está consagrado al Cronida, como memoria del vigor de sus pies.

(A.P., VI, 135).

 

— 196 (112 B; 105 D)

A Telia concede vida placentera, hijo de Maia,/

en cambio de estos amables dones, mostrando tu merced./

y haz que en el demo de los integros Eudnimos/

ella viva y tenga buena parte de la existencia.

(A.P., VI, 346)

—197 (111 B; 106 D)

Suplica al heraldo de los dioses para que sea favorable a Timonacte/

el cual me erigió como ornato para este espléndido pórtico/

en honor del todopoderoso Hermes; y al que quiera,/

de los ciudadanos o de los extranjeros, yo lo acojo

favorablemente en mi gimnasio.

(A.P., VI, 143)

—198 (103 B; 107 D)

En tu honor, Dioniso, y por toda la ciudad, un insigne

ornato/

me dedicó el rey de Tesalia, Equecrátides.

(A.P , VI, 142)

-199 (109 B; 108 D)

Praxiclica llevó a cabo, pero Diseris ideó/

este manto: arte común de ambas.

(A.P., VI, 136)

—200 (106 B; 109 D)

Al hijo de Semele que ama las coronas de flores, fue

consagrada por Melanto,/

hijo de Aréifilo, como memoria de la victoria del coro.

(A.P., VI, 140)

— 201 (110 B; 110 D)

Benigno, oh dios del arco de plata, concede tu favor al

hijo de Esquilo,/

a Naucratis, en respuesta a sus ofertas votivas.

(A.P., VI, 137)

– 202 (107 B; 111 D)

El escudo que ha salvado a Pitón de la horrísona guerra/

está suspendido en el sacro recinto de Atenea.

(A.P., VI, 141)

– 203 (105 B; 112 D)

Estos dones dedicó a los dioses Praxágoras, hijo de

Liceo;/

son obra de Anaxágoras.

(A.P., VI, 139)

– 204 (108 B; 113 D)

Aquella que tiene el tirso, Heliconia, y aquella que

está junto a ella,/

Jantipa, y Glauca, danzan al son del coro/

llegando del monte, y llevan para Dioniso/

yedra, racimos de uva y un macho cabrío.

(A.P., VI, 134)

– 205 (115 B; 114 D)

Boyero, apacienta lejos el rebario, para no Ilevari

la vaca de Mirón juntamente con tus bueyes, porque los

alienta.

(A.P., IX, 715)

– 206 (116 B; 115 D)

Esta vaca que no ha sido plasmada en los crisoles, sino

por la vejez

del bronce, Mirón con su propia mano falsificó.

(A.P., IX, 716)

anacreontefoto

   

    Anacreonte (en griego Ἀνακρέων)  poeta griego nacido sobre el año  570 (AC) en la ciudad jónica de Teos, situada en la costa de Asia Menor (actualmente Siğacik, en Turquía).

Arrojado de Teos a causa de la sublevación de Histieo (contra los persas) emigró a Abdera de Tracia. Su vida estaba entregada a los amores de muchachos y mujeres y a las canciones. 

Escribió elegías, cantos convivales y  versos yámbicos, todo en dialecto jónico. Fué contemporáneo de Polícrates: La noticia de Himerio en Or. 31, 4 dice: “Era Polícrates un efebo, y este Policrates era rey no sólo de Samos sino de todo el mar que rodea la tierra. Así pues, Polícrates amaba la música y las canciones, y persuadía a su padre a que le ayudara en este amor a la música. El padre, enviando a buscar a Anacreonte, compositor de canciones, se lo dió al muchacho, como maestro de lo que era su afición; bajo su dirección el muchacho, cultivando trabajosamente las virtudes reales a través de la lira, llegó a cumplir el deseo de Homero, de ser en todo mejor que su padre Polícrates”

La noticia siguiente que tenemos de Anacreonte es que Hiparco, el mayor de los hijos de Pisístrato y el más culto, mandó buscar a Anacreonte (y también a Simónides de Ceos) con el fin de establecer un ambiente de alta cultura en Atenas. Se dice que Hiparco fue el que introdujo en la ciudad las recitaciones de las obras de Homero, y que todo esto lo hizo para educar a los ciudadanos y hacerlos subditos leales.Todo esto se nos dice en un texto de Hiparco del Pseudo-Platón, 228:

Hiparco, el mayor y mas inteligente de los hijos de Pisístrato, el cual entre otras muchas empresas mostró su cultura al ser el primero que trajo a Atenas los poemas de Homero, obligando a los rapsodas a recitarlos en las Panateneas, desde el comienzo hasta el final (también Hiparco trajo a la ciudad a Anacreonte de Teos, mandando a buscarle con una nave de 50 remeros, introdujo también a Simónides de Ceos) ” .

Tenemos pues a Anacreonte en Atenas y hay que suponer que permaneció allí por lo menos hasta que Hiparco fue asesinado (año 514). Posteriormente se cree que Anacreonte estuvo en Tesalia y que  la última etapa de su vida  se desarrolló en Atenas.

¿Cuándo murió Anacreonte? No sabemos la fecha exacta, pero sí sabemos que murió de avanzada edad. El Macrobio, párrafo 26, del Pseudo-Luciano, nos dice que vivió 85 años.

Sobre el carácter de la poesía de Anacreonte (e indirectamente sobre su persona), los calificativos que continuamente le aplican los autores antiguos son ” dulce y gracioso” tanto es así que en  el siglo XIX juzgaban a Anacreonte por las Anacreónticas, composiciones graciosas pero ligeras, que no son de Anacreonte, sino bastante posteriores y distan mucho de la calidad poética del gran lírico a quien pretenden seguir. En los fragmentos auténticos de Anacreonte fulgura una poesía de una gracia más firme, que si no tiene la ardiente pasión de Safo ni la grandiosidad de Pindaro, muestra siempre un gran talento inventivo, una expresión refinada y un sentimiento que, lejos de la frivolidad que le atribuía la falsa tradición a que hemos aludido, presenta una hondura que llega a veces hasta lo sobrecogedor

La obra poética de Anacreonte, como la de los otros líricos arcaicos, ha Ilegado a nosotros muy incompleta, diseminada en pequeñas citas de diversos autores . Según el epigrama de Crinágoras parece que los libros de Anacreonte  eran cinco, pero los estudios actuales solo pueden asegurar la autoría de tres libros.

 

Fuente: ANACREONTE (VIDA, OBRA Y ESTILO. Julián Garzón Diaz. Facultad de Filología Universidad de Oviedo

 
 
 

Enlaces de interés :

http://luisantoniodevillena.es/web/noticias/el-verano-de-anacreonte/

https://www.ecured.cu/Anacreonte

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