Fuente
Estábamos al sol del pensamiento en una tarde clara.
Frente a la mar hablamos de todo en confidencia.
Sólo genero historia, me dijiste, no es esencia, es historia.
Tu drama existencial me conmovía y yo me limitaba a comprender,
sustentar ese duelo, acompañarte – quizá – en el sentimiento.
Desde aquel soliloquio disfrazado de diálogo
la semilla parecía que afloraba, tal vez manifestarse;
la estela precursora del principio empujaba tu mundo
como la espuma ambigua de un trazado de arena.
Sentí esta travesía como propia mientras tú
recostabas palabras en mi hombro.
De pronto aquel silencio repentino que rompiste en voz baja.
El dolor contenido en el deseo:
-Mientras manaba no estuve en la fuente. – Confesaste-
El vacío de tener que comprar la vida embotellada.
Idus
Un cielo gris de enmarañado signo.
Escritura de ausencia.
La lluvia es un presente que golpea
al otro extremo siempre de sí misma.
Y estos idus de marzo
clavándome la daga de su frío
en lo inestable de las intemperies.
Los vientos saben lo que tú escribías,
sin concepto ninguno el alfabeto,
cuando todo eran luces sin misterio
desde la clave de los pocos años.
El enigma después, llegó más tarde,
cuando el interrogante sin respuesta
firme sellaba lo que te alentó:
esta forma de ver, sentir y ser,
esa mirada en soledad desnuda
acompañada siempre por los ojos
de los extraños que te precedieron.
Esas voces que fueron y que son
Y viven —sobreviven— con palabras
que a veces se preguntan el porqué
pero no el para qué pues nada esperan.
Sólo ser parte viva y para siempre
de ese destino infiel, de esta extrañeza,
donde adopta otra forma la locura.
Almendra
Apostada en la luz sólo atisbé la sombra.
Volaban ante mí, me rodeaban, los pétalos del frío.
Un silencio sin pájaros y el árbol que brillaba
mojado por las aguas de febrero,
me advirtió de que existe después de la inocencia,
una férrea coraza que protege de toda podredumbre,
de la meliflua, la sutil blandura, que en vano intenta
devorar el fruto de ese interior que cuaja en soledades.
Toda cáscara amarga nos mantiene y aísla.
Nos defiende.
Preserva el corazón de lo que importa,
ajeno a la codicia del mordisco.
Esencialmente vivo.Invulnerable.
Equilibrio
(Para Carme Riera)
Ser manantial tan solo,
huir de los espejos,
pues aquél que conoce los exilios
siente que en el principio se halla todo
que todo vuelve siempre a comenzar
ya que todo final es insaciable.
Siempre este espacio de revelación
de un agua especular que apenas sacia
nuestra sed de infinito.
¿Dónde abolir el límite y desdoblar honduras
lo mismo que la estrella que ha muerto y sin embargo
alumbra nuestro insomnio en las noches de cuarzo
dando cuenta del sueño que vivimos
conscientes de que todo nos ignora
ya que formamos parte de lo perecedero,
del frágil equilibrio de la perpetuidad:
de esta elegía?
Transeúntes
Como cierta mañana
miras los girasoles,
y el encalado fin del promontorio
donde abonan cosechas
las pavesas del tiempo.
El rescoldo
de lo que fue y no es
en ti desliza
el rastro de su luz.
Intacto el fuego
la llamarada aventa aquel afán…
Alguien susurra al viento de tu oído:
– Leve te sea la tierra
que su esplendor callado
devuelva intacta la pasión del sueño-.
En el cauce rugoso como herida de siglos
se estremece tu historia agitando sosiegos.
Mientras avanza el tiempo socavando el origen
este sabor de tierra en la boca de agua.
No será este lugar nunca perdido.
Transeúnte también como los nombres
que dieron a tu calle,
o a la que fue tu calle,
vas y vienes, deambulas
e intentas descifrar ese graffiti
que se adueña del muro de las lamentaciones.
Quedan brochazos sueltos en la historia
común, tan repetida, y la mirada vuelve,
con persistente asedio, a escudriñar el limo
que velaron las aguas transparentes.
El vaho de la calina desdibuja
tal perfiladoanhelo. El oro de la espiga
– seco y duro – polarizó otro tiempo
de orfandades. Hay un verdor altivo
sobre lo calcinado…La palabra no basta
sobre esta tierra eterna
– la eterna herida abierta –
La esponjada en dolor.La renovada
La eterna floreciente de víctima y verdugo.
Diálogo
(A Jesús Moreno Sanz)
Esta sensación de no ser casi nada, de casi no existir.
La mirada golpea alguna puerta y, de pronto,
de par en par, los ojos se han abierto
y entablamos un diálogo sin palabras audibles.
Es la comunicación más inmediata,
la que no necesita de saludos de trámite
ni excusas de antemano
ni siquiera el adorno del adjetivo justo.
Se ha llenado de verbos el vacío y es metáfora el tiempo,
como un campo de trigo la mirada se agita
en la extensión granada de lo que se comprende.
Hay un discurso claro y sostenido
con la complicidad de los silencios.
Y ahora tú me preguntas qué hago yo por París…
Y simplemente digo: deambular.
Ver gente que eterniza lo efímero y eterno;
determinado encuadre, la focalización de monumentos
mirados en la luz entre la sombra dulce de los castaños
sintiendo la extrañeza de los que un día buscaron
otra forma de ver. Sentir el rastro tránsfugo de esa luz
en el olvido de las manos desnudas del deseo,
entre los bulevares de las correspondencias
o en las turbias ojeras de la noche distante.
El errático busca reflejarse en los otros,
en los que ya no están y en los que ahora,
desde su soportable soledad
guardan la lumbre de los postergados.
Nada más hay que lo que el viento mueve
sobre los párpados del desasosiego.
Los secretos que alberga la ceniza
bajo las piedras del Père Lachaise,
esta visión de la inquietud que vaga por el mismo escenario
asciende la escalera de Montmartre fingiendo ser destino,
o se deja vencer sobre la silla
del café abarrotado en la rue Saint Germain,
por rescatar del fondo de la copa del Flore
ese telón de fondo que susurra entre espejos
que quizá no fue todo como nos lo contaron.
Brindo por los extraños, saboreo
la frutal transparencia de la vida.
Mientras mojo los labios, un vestigio de trampa
fija en los veladores repletos de turistas,
lo irreal de lo cierto.
Borrando márgenes
El goterón azul de la anilina
borró el margen trazado
disciplinadamente.
Sobre el mar de las sílabas
navegó la mirada sin memoria
transgrediendo
“los fuertes y fronteras”.
Silogismos. Epítetos,
anáforas y tropos
huyeron en tropel
se replegaron,
envolviéndose dúctiles,
ligeros
sobre el tinte azulado
de los sueños…
Como homérico mar,
cielo de Giotto
o temblor de Fra Angélico,
la diagonal barroca
con suavidad de ala,
transverberó el espacio
dorando las astillas
del pupitre gastado.
Grafía
Nieva sobre el cristal de la mañana.
Con la misma lejana displicencia
de un pájaro mojado
-tenso vibrátil el tendido alambre-
contemplo como nieva.
Nieva sobre el asfalto.
Sobre este tedio de los edificios,
esa erguida presencia, gélida densidad,
acerado pretil de línea altiva
alzándose en el orden
de la implacable mano previsora.
Nieva enconadamente. Sobre los rostros.
Y sobre las antenas televisivas nieva.
Nieva sobre lo absurdo.
Sobre las voces nieva.
El tiempo de la espera en esta nieve
que se desliza y cuaja blanca como la tiza
-¡Aquella cal del sueño leve y pura
como fue la grafía del primer balbuceo!
Nieva sobre el olvido.
Sobre las manos nieva.
Resbalando del cielo pizarroso
se desmarcan las letras de aquel abecedario
que inscribió sobre el tiempo
la inquietud y el asombro.
El hálito, el exilio y el deseo.
El afán fugitivo que agitó las retamas
mientras blancas adelfas
le sirvieron de cálamo al silencio.
La mano abierta entonces
sostuvo la belleza,
igual que ahora sostiene
los párpados insomnes
donde esta nieve gira
sustentando el vacío
de aquel limpio candor…
De esta incereteza.
Nada queda en la mano cuando intentas
retener sobre el hueco de la palma
un poco de su ambigua transparencia.
Remolino de un viento de cristales,
biselado trasluz – danzan estrellas-
Solo el viento susurra en este espacio
que hay un temblor de invierno
en la mirada.
Transparencia
Sobre la mano tibia de perdigón dormido
temblaba la mañana.
Y aquel frescor lujoso del rocío
empapando la hierba
evaporaba el mundo.
Todo estaba en tu mano y no importaba
caminar por declives ni asperezas.
Desde la humilde sobriedad del barro
transparente es el aire
como un cristal de cielo.
Huele a hinojo la sombra.
Llega la noche. Ovillo mi estatura
con instinto embrionario
buscando ser y tiempo
mientras aguardo el alba.
Tu voz acuna el sueño
disipando las dudas.
Y, aunque temo lo oscuro,
reclino mi cabeza en tu sonrisa.
Para seguir soñando.
Desplazamientos
Se reúnen, en torno al árbol como los hititas.
Quedan para entonar antiguos cantos,
palabras como signos
que descifran el mundo que han perdido.
El vino saborean y la delgada lámina comparten
fundiendo los sonidos, los sabores,
el amasado pan de los matices que abriga las ausencias.
Se afirman los acentos con un fondo distinto al recordado.
Y es nostalgia la prisa,
y es rescoldo la brasa
que enciende la mirada.Los cerca el gris,
los cerca la costumbre,
el armazón alzado y el acero
o la delicadeza del diseño
apuntando a la altura.
El asfalto los cerca.
En la precariedad de las laderas
no hay nada horizontal,
salvo el reflejo
del mar que se adivina,
y es espejismo inscrito en el suburbio
de los aconteceres cotidianos.
La metáfora fiel de los desiertos
donde se desorientan los deseos.
Elegía
Ser manantial tan solo,
huir de los espejos,
pues aquel que conoce los exilios
siente que en el principio se halla todo
que todo vuelve siempre a comenzar
ya que todo final es insaciable.
Siempre este espacio de revelación
de un agua especular que apenas sacia
nuestra sed de infinito.
¿Dónde abolir el límite y desdoblar honduras
lo mismo que la estrella que ha muerto y sin embargo
alumbra nuestro insomnio en las noches de cuarzo
dando cuenta del sueño que vivimos
conscientes de que todo nos ignora
ya que formamos parte de lo perecedero,
del frágil equilibrio de la perpetuidad
de esta elegía?
Partida
Con tu marcha trazaste una ciudad de nieve
Huidizas como tú laten las avenidas
de exilio al que me confinaste sin saberlo.
Nieva sobre las calles, mientras sola
conjuro la visión sobre lo blanco
del puro y níveo frío de las ensoñaciones.
En los copos al viento hay un temblor de sal,
sobre las líneas de la incertidumbre
miro la luz de estanque de tus ojos miopes.
El reflejo que envuelven estas fotografías
me desvelan, después de la partida,
las insondables vetas de tus profundos cielos.
Presente
No queda otro remedio
que replegarme al fondo de mí misma
de una justa manera
cuando el presente ya es solo pasado
y el futuro ilusorio apunta a lo finito.
Atenta a jerarquías más precisas,
me inclino hacia otro tiempo
para hallar esta voz que parpadea:
fulgor que sobrevive
cuando he pasado como las estrellas.
Efi Cubero Barroso (Granja de Torrehermosa, Badajoz, España, 12 de diciembre de 1949).Poeta, narradora, ensayista y critica.
Ha realizado estudios de Historia del Arte, Lengua y Literatura en Barcelona donde residió desde los once años hasta 2016 que regresa a Extremadura. Ha sido corresponsal de Frontera en Barcelona y colaboradora de Revistart donde ha publicado cientos de artículos. Numerosos poemas, ensayos, y entrevistas a personajes del mundo del Arte, el Pensamiento, la Ciencia y la Literatura le han sido publicados en revistas académicas, de pensamiento y literarias, de España y América, como en Arquitectura y Humanidades de la UNAM, Letralia, Mitologías, Analecta Literaria, Cuaderno Ático o Estación Poesía. Además de, El ático de los gatos, Frontera, Cromomagacine, Papel Salmón, Alga, Norbania, Destiempos, En sentido figurado, Turia, Tinta China, entre otras muchas.
También cultiva el relato corto y ha prologado a varios escritores. Es autora de textos en una serie de catálogos de arte. Ha sido miembro de diversos jurados, y ha participado como ponente en congresos nacionales e internacionales e impartido conferencias y lecturas poéticas en instituciones y universidades. Ha realizado una serie de extensas entrevistas, publicadas en Letralia, Revistart y Frontera, a personalidades como Joan Brossa, J.A.Goytisolo, Javier Cercas, R. Moneo, Lara Bosch, A. Sánchez Pascual, José Mª Valverde, Arnau Puig, Dulce Chacón, etc.
Parte de su obra ha sido traducida al francés, portugués e inglés. También ha participado en varias exposiciones de Arte Contemporáneo relacionadas con la poesía experimental, en Chile, Italia, México, Francia, Portugal y en un buen número de ciudades de España.
Publicaciones:
Fragmentos de Exilio, Badajoz, 1992
Altano. Colección Alcazaba, Badajoz, 1995
Borrando márgenes (2004)
Borrando márgenes. [Prólogo de Manuel Simón Viola] Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004
La mirada en el limo (2005)
Estados sucesivos. (Prólogo de Federico Martínez Reyes) ARCHITECTHUM PLUS. S. C. México, 2008
Ultramar. Libro de Artista en colaboración con el pintor Paco Mora Peral. Castilla – La Mancha, 2009
Condición del extraño (Estudio introductorio por Jesús Moreno Sanz) La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013 (Colección Tierra)
Punto de apoyo, La luna libros, Mérida, 2014 (Colección Luna de Poniente)
Esencia (2019) Ed. La isla de Siltolá
Solo inclasificable (2021 ) Ed. Isla de Siltolá
Enlaces de interés :
https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2021/10/10/solo-inclasificable-efi-cubero-presentacion/
https://letralia.com/280/entrevistas01.htm
http://arrebatosaliricos.blogspot.com/2020/01/entrevista-efi-cubero-del-exilio-en.html
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