13 Poemas de Efi Cubero

Fuente

Estábamos al sol del pensamiento en una tarde clara.

Frente a la mar  hablamos de todo en confidencia.

Sólo genero historia, me dijiste, no es esencia, es historia.

Tu drama existencial me conmovía y yo me limitaba a comprender,

sustentar ese duelo, acompañarte – quizá – en el sentimiento.

Desde aquel soliloquio disfrazado de diálogo

la semilla parecía que afloraba, tal vez manifestarse;

la estela precursora del principio empujaba tu mundo

como la espuma ambigua de un trazado de arena.

Sentí esta travesía como propia mientras tú 

recostabas palabras en mi hombro.

De pronto aquel silencio repentino que rompiste en voz baja.

El dolor contenido en el deseo:

 -Mientras manaba no estuve en la fuente. – Confesaste-

El  vacío de tener que comprar la vida embotellada.

Idus

Un cielo gris de enmarañado signo.
Escritura de ausencia.
La lluvia es un presente que golpea
al otro extremo siempre de sí misma.
Y estos idus de marzo
clavándome la daga de su frío
en lo inestable de las intemperies.
Los vientos saben lo que tú escribías,
sin concepto ninguno el alfabeto,
cuando todo eran luces sin misterio
desde la clave de los pocos años.
El enigma después, llegó más tarde,
cuando el interrogante sin respuesta
firme sellaba lo que te alentó:
esta forma de ver, sentir y ser,
esa mirada en soledad desnuda
acompañada siempre por los ojos
de los extraños que te precedieron.
Esas voces que fueron y que son
Y viven —sobreviven— con palabras
que a veces se preguntan el porqué
pero no el para qué pues nada esperan.
Sólo ser parte viva y para siempre
de ese destino infiel, de esta extrañeza,
donde adopta otra forma la locura.

Almendra

Apostada en la luz sólo atisbé la sombra.

Volaban ante mí, me rodeaban, los pétalos del frío.

Un silencio sin pájaros y el árbol que brillaba

mojado por las aguas de febrero,

me advirtió de que existe después de la inocencia,

una férrea coraza que protege de toda podredumbre,

de la meliflua, la sutil blandura, que en vano intenta

devorar el fruto de ese interior que cuaja en soledades.


Toda cáscara amarga nos mantiene y aísla.

Nos defiende.

Preserva el corazón de lo que importa,

ajeno a la codicia del mordisco.

Esencialmente vivo.Invulnerable.

Equilibrio

(Para Carme Riera)

Ser manantial tan solo,
huir de los espejos,
pues aquél que conoce los exilios
siente que en el principio se halla todo
que todo vuelve siempre a comenzar
ya que todo final es insaciable.
Siempre este espacio de revelación
de un agua especular que apenas sacia
nuestra sed de infinito.
¿Dónde abolir el límite y desdoblar honduras
lo mismo que la estrella que ha muerto y sin embargo
alumbra nuestro insomnio en las noches de cuarzo
dando cuenta del sueño que vivimos
conscientes de que todo nos ignora
ya que formamos parte de lo perecedero,
del frágil equilibrio de la perpetuidad:
de esta elegía?

Transeúntes

Como cierta mañana 
miras los girasoles, 
y el encalado fin del promontorio 
donde abonan cosechas 
las pavesas del tiempo. 

El rescoldo 
de lo que fue y no es 
en ti desliza 
el rastro de su luz. 
Intacto el fuego 
la llamarada aventa aquel afán… 

Alguien susurra al viento de tu oído: 

– Leve te sea la tierra 
que su esplendor callado 
devuelva intacta la pasión del sueño-. 

En el cauce rugoso como herida de siglos 
se estremece tu historia agitando sosiegos. 
Mientras avanza el tiempo socavando el origen 
este sabor de tierra en la boca de agua. 

No será este lugar nunca perdido. 
Transeúnte también como los nombres 
que dieron a tu calle, 
o a la que fue tu calle, 
vas y vienes, deambulas 
e intentas descifrar ese graffiti 
que se adueña del muro de las lamentaciones. 
Quedan brochazos sueltos en la historia 
común, tan repetida, y la mirada vuelve, 
con persistente asedio, a escudriñar el limo 
que velaron las aguas transparentes. 
El vaho de la calina desdibuja 
tal perfiladoanhelo. El oro de la espiga 
– seco y duro – polarizó otro tiempo 
de orfandades. Hay un verdor altivo 
sobre lo calcinado…La palabra no basta 
sobre esta tierra eterna 
– la eterna herida abierta – 
La esponjada en dolor.La renovada 
La eterna floreciente de víctima y verdugo.

Diálogo

(A Jesús Moreno Sanz)

Esta sensación de no ser casi nada, de casi no existir.
La mirada golpea alguna puerta y, de pronto,
de par en par, los ojos se han abierto
y entablamos un diálogo sin palabras audibles.
Es la comunicación más inmediata,
la que no necesita de saludos de trámite
ni excusas de antemano
ni siquiera el adorno del adjetivo justo.
Se ha llenado de verbos el vacío y es metáfora el tiempo,
como un campo de trigo la mirada se agita
en la extensión granada de lo que se comprende.
Hay un discurso claro y sostenido
con la complicidad de los silencios.
Y ahora tú me preguntas qué hago yo por París…
Y simplemente digo: deambular.
Ver gente que eterniza lo efímero y eterno;
determinado encuadre, la focalización de monumentos
mirados en la luz entre la sombra dulce de los castaños
sintiendo la extrañeza de los que un día buscaron
otra forma de ver. Sentir el rastro tránsfugo de esa luz
en el olvido de las manos desnudas del deseo,
entre los bulevares de las correspondencias
o en las turbias ojeras de la noche distante.
El errático busca reflejarse en los otros,
en los que ya no están y en los que ahora,
desde su soportable soledad
guardan la lumbre de los postergados.

Nada más hay que lo que el viento mueve
sobre los párpados del desasosiego.
Los secretos que alberga la ceniza
bajo las piedras del Père Lachaise,
esta visión de la inquietud que vaga por el mismo escenario
asciende la escalera de Montmartre fingiendo ser destino,
o se deja vencer sobre la silla
del café abarrotado en la rue Saint Germain,
por rescatar del fondo de la copa del Flore
ese telón de fondo que susurra entre espejos
que quizá no fue todo como nos lo contaron.
Brindo por los extraños, saboreo
la frutal transparencia de la vida.
Mientras mojo los labios, un vestigio de trampa
fija en los veladores repletos de turistas,
lo irreal de lo cierto.

Borrando márgenes

El goterón azul de la anilina

borró el margen trazado

disciplinadamente.

Sobre el mar de las sílabas

navegó la mirada sin memoria

transgrediendo

“los fuertes y fronteras”.

Silogismos. Epítetos,

anáforas y tropos

huyeron en tropel

se replegaron,

envolviéndose dúctiles,

ligeros

sobre el tinte azulado

de los sueños…


Como homérico mar,

cielo de Giotto

o temblor de Fra Angélico,

la diagonal barroca

con suavidad de ala,

transverberó el espacio

dorando las astillas

del pupitre gastado.

Grafía

Nieva sobre el cristal de la mañana. 
Con la misma lejana displicencia 
de un pájaro mojado 
-tenso vibrátil el tendido alambre- 
contemplo como nieva. 
Nieva sobre el asfalto. 
Sobre este tedio de los edificios, 
esa erguida presencia, gélida densidad, 
acerado pretil de línea altiva 
alzándose en el orden 
de la implacable mano previsora. 

Nieva enconadamente. Sobre los rostros. 
Y sobre las antenas televisivas nieva. 
Nieva sobre lo absurdo. 
Sobre las voces nieva. 
El tiempo de la espera en esta nieve 
que se desliza y cuaja blanca como la tiza 
-¡Aquella cal del sueño leve y pura 
como fue la grafía del primer balbuceo! 
Nieva sobre el olvido. 
Sobre las manos nieva. 
Resbalando del cielo pizarroso 
se desmarcan las letras de aquel abecedario 
que inscribió sobre el tiempo 
la inquietud y el asombro. 
El hálito, el exilio y el deseo. 
El afán fugitivo que agitó las retamas 
mientras blancas adelfas 
le sirvieron de cálamo al silencio. 

La mano abierta entonces 
sostuvo la belleza, 
igual que ahora sostiene 
los párpados insomnes 
donde esta nieve gira 
sustentando el vacío 
de aquel limpio candor… 
De esta incereteza. 

Nada queda en la mano cuando intentas 
retener sobre el hueco de la palma 
un poco de su ambigua transparencia. 
Remolino de un viento de cristales, 
biselado trasluz – danzan estrellas- 

Solo el viento susurra en este espacio 
que hay un temblor de invierno 
en la mirada.

Transparencia

Sobre la mano tibia de perdigón dormido

temblaba la mañana.

Y aquel frescor lujoso del rocío

empapando la hierba

evaporaba el mundo.

Todo estaba en tu mano y no importaba

caminar por declives ni asperezas.

Desde la humilde sobriedad del barro

transparente es el aire

como un cristal de cielo.


Huele a hinojo la sombra.


Llega la noche. Ovillo mi estatura

con instinto embrionario

buscando ser y tiempo

mientras aguardo el alba.

Tu voz acuna el sueño

disipando las dudas.

Y, aunque temo lo oscuro,

reclino mi cabeza en tu sonrisa.

Para seguir soñando.

Desplazamientos

Se reúnen, en torno al árbol como los hititas.

Quedan para entonar antiguos cantos,

palabras como signos

que descifran el mundo que han perdido.

El vino saborean y la delgada lámina comparten

fundiendo los sonidos, los sabores,

el amasado pan de los matices que abriga las ausencias.

Se afirman los acentos con un fondo distinto al recordado.

Y es nostalgia la prisa,

y es  rescoldo la brasa

que enciende la mirada.Los cerca el gris,

 los cerca la costumbre,

el armazón alzado y el acero

o la delicadeza del diseño

apuntando a la altura.

El asfalto los cerca.

En la precariedad de las laderas

no hay nada horizontal,

salvo el reflejo

del mar que se adivina,

y es espejismo inscrito en el suburbio

de los aconteceres cotidianos.

La metáfora fiel de los desiertos

donde se desorientan los deseos.

Elegía

Ser manantial tan solo,

huir de los espejos, 

pues aquel que conoce los exilios 

siente que en el principio se halla todo 

que todo vuelve siempre a comenzar 

ya que todo final es insaciable.

Siempre este espacio de revelación

de un agua especular que apenas sacia 

nuestra sed de infinito.

¿Dónde abolir el límite y desdoblar honduras 

lo mismo que la estrella que ha muerto y sin embargo 

alumbra nuestro insomnio en las noches de cuarzo 

dando cuenta del sueño que vivimos 

conscientes de que todo nos ignora 

ya que formamos parte de lo perecedero, 

del frágil equilibrio de la perpetuidad 

de esta elegía?

Partida

Con tu marcha trazaste una ciudad de nieve

Huidizas como tú laten las avenidas

de exilio al que me confinaste sin saberlo.

Nieva sobre las calles, mientras sola

conjuro la visión sobre lo blanco

del puro y níveo frío de las ensoñaciones.

En los copos al viento hay un temblor de sal,

sobre las líneas de la incertidumbre

miro la luz de estanque de tus ojos miopes.

El reflejo que envuelven estas fotografías

me desvelan, después de la partida,

las insondables vetas de tus profundos cielos.

Presente

No queda otro remedio 
que replegarme al fondo de mí misma 
de una justa manera 
cuando el presente ya es solo pasado 
y el futuro ilusorio apunta a lo finito. 
Atenta a jerarquías más precisas, 
me inclino hacia otro tiempo 
para hallar esta voz que parpadea: 
fulgor que sobrevive 
cuando he pasado como las estrellas.

Efi Cubero Barroso (Granja de Torrehermosa, Badajoz, España, 12 de diciembre de 1949).Poeta, narradora, ensayista y critica. Ha realizado estudios de Historia del Arte, Lengua y Literatura en Barcelona donde residió desde los once años hasta 2016 que regresa a Extremadura. Ha sido corresponsal de Frontera en Barcelona y colaboradora de Revistart donde ha publicado cientos de artículos. Numerosos poemas, ensayos,  y entrevistas a personajes del mundo del Arte, el Pensamiento, la Ciencia y la  Literatura le han sido publicados en revistas académicas, de pensamiento y literarias, de España y América, como en Arquitectura y Humanidades de la UNAM, LetraliaMitologíasAnalecta LiterariaCuaderno Ático o Estación Poesía. Además de, El ático de los gatos, Frontera, Cromomagacine, Papel Salmón, Alga, Norbania, Destiempos, En sentido figurado, Turia, Tinta China, entre otras muchas.

También cultiva el relato corto y ha prologado a varios escritores. Es autora de textos en una serie de catálogos de arte.  Ha sido miembro de diversos jurados, y ha participado como ponente en congresos nacionales e internacionales e impartido conferencias y lecturas poéticas en instituciones y  universidades. Ha realizado una serie de extensas entrevistas, publicadas en LetraliaRevistart y Frontera,  a personalidades como Joan Brossa, J.A.Goytisolo, Javier Cercas, R. Moneo, Lara Bosch, A. Sánchez Pascual, José Mª Valverde, Arnau Puig, Dulce Chacón, etc.

Parte de su obra ha sido traducida al francés, portugués e inglés. También ha participado en varias exposiciones de Arte Contemporáneo relacionadas con la poesía experimental, en Chile, Italia, México, Francia, Portugal y en un buen número de ciudades de España.

Publicaciones:

Fragmentos de Exilio, Badajoz,  1992

Altano. Colección Alcazaba, Badajoz, 1995

Borrando márgenes (2004)

Borrando márgenes. [Prólogo de Manuel Simón Viola] Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004

La mirada en el limo (2005)

Estados sucesivos. (Prólogo de Federico Martínez Reyes) ARCHITECTHUM PLUS. S. C. México, 2008

Ultramar. Libro de Artista en colaboración con el pintor Paco Mora Peral. Castilla – La Mancha, 2009

Condición del extraño (Estudio introductorio por Jesús Moreno Sanz) La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013 (Colección Tierra)

Punto de apoyo, La luna libros, Mérida, 2014 (Colección Luna de Poniente)

Esencia (2019) Ed. La isla de Siltolá

Solo inclasificable (2021 ) Ed. Isla de Siltolá

Enlaces de interés :

https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2021/10/10/solo-inclasificable-efi-cubero-presentacion/

https://letralia.com/280/entrevistas01.htm

http://arrebatosaliricos.blogspot.com/2020/01/entrevista-efi-cubero-del-exilio-en.html

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