María de Maeztu 


Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras, pensadoras y/o escritoras es tan importante en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la extraordinaria María de Maeztu. Pedagoga, pionera en la lucha por la educación de las mujeres en España.

Una de nuestras Imprescindibles.

María al recibir el doctorado honoris causa del Smith College, Masachusset,1919.

María de Maeztu y Whitney (Vitoria, 18 de julio de 1881-Mar del Plata, 7 de enero de 1948). Pedagoga, conferenciante, feminista y humanista. Fue una de las primeras mujeres en estudiar en la Universidad de Salamanca.

Dirigió e impulsó la Residencia de Señoritas entre 1915 y 1936, formó parte de la junta directiva del Instituto-Escuela y presidió el Lyceum Club Femenino. 

Hija de Juana Whitney y Donè, inglesa educada en Francia, mujer culta profesora de idiomas, era hija de un diplomático inglés y cónsul de Gran Bretaña en Niza y Manuel de Maeztu y Rodríguez, hacendado cubano, de ascendencia navarra nacido en Cienfuegos, hijo del último intendente general, siendo la isla de Cuba aún territorio español. La pareja se había conocido en Paris y en un viaje a Vitoria para visitar la tierra de los antepasados, les sorprendió la tercera guerra carlista(1872-1876) y se quedaron a vivir. Tuvieron cinco hijos que disfrutaron de una desahogada posición económica. Con el tiempo la familia fue perdiendo su poder económico, y la inesperada muerte del ingeniero Maeztu en Cuba, motivada por confusos problemas administrativos, dejaron a su familia en la ruina. Tuvieron que trasladarse a Bilbao y la madre de María comenzó a dar clases de ingles a domicilio; posteriormente montó la Academia Anglo-Francesa, educación especial para Señoritas, que tuvo varias ubicaciones en Bilbao (más tarde se llamó Academia Maeztu).

María, antes de cumplir los 14 años, se matriculó como alumna libre en la Escuela Normal Superior de Maestras de Vitoria. Obtuvo excelentes calificaciones con la nota final de sobresaliente. Solicitó un permiso especial para acceder a la oposición de maestros nacionales en Valladolid (porque aún no había cumplido 21 años), y así poder ejercer en propiedad su trabajo. En 1902 aprobó la oposición y obtuvo una plaza de maestra en una escuela pública de Santander, trasladándose poco después a una plaza de maestra en un barrio marginal de Bilbao donde fue desarrollando un proyecto pedagógico innovador. En ese barrio María se pone sombrero, para señalar y dignificar la importancia del magisterio. La llamaron la señorita del sombrero». María reformó la enseñanza, implantó las clases al aire libre y fundó las primeras cantinas y colonias escolares. A los 23 años María da su primera conferencia en Bilbao con el titulo «En defensa de la mujer». Maria expuso en su discurso: «… La mujer no es inferior al hombre, que deben dársele medios adecuados y su cerebro es perfectamente igual al de los hombres mas talentudos…»

En 1904, invitada por la Universidad de Oviedo a dar unas conferencias, afirmará: «Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del discípulo, sino con la del maestro». Su extraordinaria elocuencia llenaba las salas de los colegios, institutos y centros educativos y culturales para escuchar sus «Conferencias Pedagógicas».

De derecha a izquierda: María de Maeztu junto a sus hermanos Miguel, Ramiro, Ángela, Gustavo y su madre Juana Whitney

 En 1907 se matriculó como alumna no oficial en la Universidad de Salamanca, para estudiar Filosofía y Letras, siendo una de las primeras mujeres españolas en acceder a estudios académicos antes de la real orden de 1910 que establecía la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto al derecho de educación. Allí contó con la protección de el rector Miguel de Unamuno, en cuya casa se alojó. Posteriormente María continuará su carrera en Madrid.

En 1908, durante los meses de verano María forma parte, como observadora, de la Comisión formada por el Gobierno, para el certamen pedagógico celebrado en Londres. Fruto de esa estancia en Inglaterra fue su estudio «La pedagogía en Londres y las escuelas de párvulos», memoria publicada en el año 1909 en el primer tomo de los Anales de la Junta. En 1909 le concedieron una beca durante un año para analizar durante 1910 los «Problemas actuales de la educación estudiados en las orientaciones de algunos de los principales países europeos». Visitó escuelas de diversos grados y características, sobre todo primarias y también algunas femeninas, en Inglaterra, Francia, Italia, (Turín y Milán), Alemania, Suecia y Noruega. Asistió en Amberes al III Congreso Internacional de Educación Familiar.

Entre octubre de 1909 y junio de 1912 siguió, como alumna oficial, las enseñanzas de la Sección de Letras de la recién creada Escuela de Estudios Superiores del Magisterio de Madrid donde forma parte de la primera promoción junto con Gloria Giner, Juana Ontañón, María Luisa Navarro, entre otras alumnas, y teniendo como profesor a José Ortega y Gasset, su maestro y mentor, que la introduce en la Junta para Ampliación de Estudios (JAE).

Entre 1912 y 1913 María estudiará en Marburg con una pensión facilitada por la Junta de Ampliación de Estudios, allí perfecciona su alemán y recibe clases de «Fundamentos filosóficos de la pedagogía», impartido por el pedagogo Paul Natorp y de «Filosofía Kantiana».

Desde Alemania María ve mas clara la situación de la mujer en España y escribirá un articulo –Feminismo– en la revista Estudio donde dice: «…la mujer quiere tomar parte activa en el proceso de la civilización, en la marcha de la humanidad. Quiere contribuir a la reforma de las leyes, a la constitución de los pueblos. Siente, tal vez más hondamente, que el hombre, el drama del sufrimiento humano en los niños pobres, en las mujeres abandonadas… y como no se resigna a contemplarlo impávida desde el rincón florido de su corazón, quiere orientar la opinión pública y dirigir los destinos humanos desde la cátedra universitaria, desde el foro, desde el parlamento”.

A su regreso de Alemania María trabaja junto a Ortega en la sección de Filosofía del Centro de Estudios Históricos y traduce y escribe el prologo del libro del pedagogo alemán Paul Natorp «Religión y humanidad» publicado en 1914 por la Ed. Estudio. También traduce del ingles los libros del pedagogo e historiador de la educación estadounidense Paul Monroe «Historia de la pedagogía» en dos tomos publicados por Ediciones de la Lectura,(1918). La obra narra el desarrollo de los fenómenos educativos y pedagógicos a través de la historia y fue un texto influyente en la pedagogía española. 

En 1913, Ortega y Gasset también la introduce como profesora en el lnternacional lnstitute for Girls donde María toma contacto, por primera vez, con los métodos educativos de los Estados Unidos. El Internacional Institute es una singular iniciativa que tiene sus orígenes en la Constitución Española de 1869 cuando se proclama la libertad de cultos en la nación. En este nuevo contexto liberal el matrimonio Gülick (William y Alice) decide abandonar su Massachussets natal para instalarse en Santander y fundar una misión exclusivamente dedicada a dar empuje a la precaria condición de la mujer en España, especialmente en el ámbito de la educación. Abren un pequeño internado en Santander pero, debido al provincialismo de la ciudad en esa época y lo difícil de conseguir alumnas allí, deciden trasladarse a San Sebastián donde pasan a llamarse el Colegio Norteamericano. El sistema que organizan funciona a la perfección, las profesoras que imparten las clases son graduadas de Colleges Femeninos del Este de los EEUU -de las conocidas Seven Sisters- y las alumnas son fundamentalmente españolas. El currículo se adapta y una vez terminados los estudios, las chicas pueden presentarse por libre a los exámenes en el Instituto de Guipúzcoa para obtener el título de bachiller. Tras unos años de crecimiento y consolidación los Gulick deben trasladar el Colegio a Biarritz debido al conflicto bélico de Cuba, pero sorprendentemente todas las alumnas les acompañan en este temporal destierro. Terminado el conflicto, los Gulick regresan a España pero esta vez trasladan su proyecto a Madrid, instados por tres educadores españoles -Giner de los Ríos, Gumersindo Azcárate y Manuel Cossio- con los que habían desarrollado unos estrechos lazos ideológicos y de amistad.

Parece que esta vez, la horma ha encontrado a su zapato ya que ambos proyectos, el Internacional Institute for Girls -que también mencionaremos como Instituto Internacional- y la ILE presentan profundas afinidades en su misión y es por ello que la colaboración entre ambos surge de forma espontánea y natural. Para los librepensadores españoles el modelo educativo que desarrollan los Gulick en su escuela supone un gran avance ideológico hacia la formación integral del individuo en un ambiente de tolerancia y respeto. En 1910 el Instituto Internacional se convierte el centro educativo femenino y liberal más importante del país. A sus aulas asisten jóvenes no sólo de la capital y provincias, sino estudiantes de todos los rincones del mundo donde hubo, en su momento, una presencia española; de esta manera alumnas españolas conviven estrechamente con alumnas portorriqueñas, dominicanas, estadounidenses además de belgas y alemanas creando, por primera vez, una reducida comunidad educativa femenina de ámbito internacional. Maeztu pronto estableció una estrecha amistad con la entonces directora del Instituto Internacional, Susan Huntington, que marcará profundamente su carrera. Fruto de esta relación son los diversos viajes que Maeztu realizará a los Estados Unidos y que siempre se trasformarán en oportunidades de formación para sus alumnas. Además de su labor docente en cuanto formar a futuras maestras Huntington y Maeztu inician una ampliación del currículo académico del Instituto Internacional incorporando nuevas disciplinas académicas que tradicionalmente estaban reservadas para los hombres, entre ellos en el área de economía, derecho, ciencias, biología y química. Sirva resaltar que este Instituto desarrolla uno de los primeros laboratorios de química en los que la mujeres pueden realizar las prácticas requeridas para la licenciatura. En este sentido, se cumplen plenamente los objetivos articulados por Susan Huntinton, directora de la institución, de «preparar a nuestras estudiantes para que sirvan a su país, ayudando a derribar las barreras que tienden a separar a la mujer española del siglo XX» (Zulueta, 177).

Mientras, María seguía cursando también la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central, licenciándose en 1915, con premio extraordinario.

Paralelamente, la JAE continúa desarrollando su activa política de reforma educativa y en 1910 funda la Residencia de Estudiantes-exclusivamente masculina- siguiendo los modelos de los Colleges británicos de Oxford y Cambridge. La Residencia de Estudiantes, tiene como misión proporcionar un alojamiento digno a los estudiantes que se trasladan a Madrid para estudiar pero que además ofrezca un ambiente intelectual y de convivencia adecuado para los chicos. Recordemos que Lorca, Dalí, Buñuelo Severo Ochoa, entre otros muchos residieron allí. Posteriormente y demostrado el éxito de esta iniciativa, la Junta encarga a María de Maeztu la fundación de la Residencia de Señoritas.

En 1915, gracias a la propuesta y bajo la dirección de María de Maeztu se fundó en la calle Fortuny de Madrid, La Residencia de Señoritas, regida por las mismas normas de la célebre «Residencia de Estudiantes». Allí se acogían a las  jovenes que, procedentes de toda España, iban a estudiar a Madrid, en un ambiente de convivencia humana y cultural, que complementaba el de la Universidad. La Residencia de Señoritas tuvo gran significación para la cultura femenina española. María de Maeztu , con su prestigio cultural y personal, mantenía el espíritu de la residencia, en un ambiente grato y atractivo para las universitarias y residentes extranjeras invitadas, como María Curie. Consiguió aglutinar y formar en su residencia a reconocidas intelectuales literatas, abogadas y políticas que fueron agentes activas del cambio político del primer tercio de siglo propiciando la participación social, económica, intelectual y política de las mujeres. Entre las más destacadas figuran la poeta Concha Méndez, la escritora argentina Victoria Ocampo, las abogadas Victoria Kent y Matilde Huici, la posterior diputada republicana Francisca Bohigas, las periodistas María Luz Morales y Josefina Carabias, la física Felisa Martín Bravo, la artista Maruja Mallo y las médicas Cecilia García de Cosa y Elisa Soriano. Asiduos contertulios y conferenciantes fueron tambien: Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, García Lorca, Eugenio Montes, Menéndez PidaI. Marañón,Juan Ramón Jiménez, Azorín, Pancho Cossío, Jorge Zalamea, Pedro Salinas, Vicente Huidobro... Tambien mencionaremos a la escritora Gabriela Mistral, que se alojó allí en diciembre de 1924. Desde entonces, mantuvieron una amistad que duraría hasta la muerte de Maeztu en 1948. Mistral le dedicó su poema «Salutación», publicado en El Sol el 17 de diciembre de 1924.

María de Maeztu impartiendo clases en La Residencia de Señoritas, hacia 1930. Archivo Instituto Internacional, Madrid.

El 10 de mayo de 1918, un Real Decreto daba paso a la creación del Instituto-Escuela. Se trataba de un nuevo ensayo pedagógico de segunda enseñanza bajo el patrocinio de la Junta para Ampliación de Estudios. María de Maeztu, por su prestigio pedagógico, fue llamada a dirigir la Sección Primaria, con la ayuda de un grupo extraordinario de maestras como Maria Goyri, Jimena Menéndez Pidal (pareja de Ramon Menéndez Pidal), Josefa Castán Zuloaga. Juana Moreno , Teresa Recas…

El Instituto-Escuela se instaló en el edificio del antiguo Instituto Internacional de Boston. En las clases no había libros de texto, sino un cuaderno de trabajo donde los alumnos anotaban las explicaciones del profesor, no se estudiaba de memoria. Siempre que era posible las clases se celebraban al aire libre. Se hacían excursiones y mucho deporte. La enseñanza de la lengua castellana se estudiaba con ejercicios especiales de dicción, de vocabulario, de lecturas, de recitación, de redacción, de literatura, de narración y composición. De todas las novedades e innovaciones del Instituto-Escuela, dos fueron motivos de particular escándalo, para la gente que veía con malos ojos las tareas del «Insti», como le llamaban familiarmente los alumnos: la coeducación de niños y niñas y la libertad o ausencia de religión en las clases..

La escritora Carmen Bravo-Villasante, alumna del Instituto-Escuela, recuerda: «Se estudiaban idiomas, el francés era obligatorio y se escogía entre el inglés o el alemán. Aparentemente no se trabaiaba nada, no se obligaba a nada, y el alumno tenía la sensación de pasarlo bien y de escuchar nada más a los profesores… Los profesores eran nuestros amigos, su vocación y su entrega era completa; el sistema de las tutorías, ejemplar; el plan de estudios, perfecto. Nos íbamos a nuestras casas los sábados deseando que llegase el lunes para volver al colegio, no teníamos tareas ni deberes, no teníamos obligaciones monstruosas, como los niños de ahora… Yo deseo que todos los niños y todos los jóvenes que estudian salgan de su colegio como yo salí del mío, con el recuerdo de una de las épocas más maravillosas de mi vida».

Al Instituto-Escuela asistieron, entre otros, los hijos de Negrín, Giral, Araquistain, Barnés, de Medinaveitia, de García Sanchiz, de Salaverría, de Saborit, de Giner, de Ortega y Gasset, de Madariaga, de Azcárate…

En 1919 Maria de Maeztu es nombrada doctora Honoris Causa del Smith College de Massachusetts, (Estados Unidos).

En 1926 se fundaba en Madrid, bajo la presidencia de María de Maeztu, un Lyceum Club Femenino, con las mismas características de los ya existentes en Europa. El Lyceum se estableció primero en la casa de las siete chimeneas, en la calle Infantas 31, un precioso edificio en el que según Carmen Baroja habitaba el fantasma de una dama blanca; poco después se mudó a la calle de San Marcos 44. La creación de esta asociación sitúa a España en la vanguardia europea ya que es el 5° país que funda una asociación de este tipo en Europa. Maeztu abogaba porque fuese mixto, pero tuvo que aceptar el reglamento internacional que regía en Europa. De acuerdo con los estatutos se constituyeron las secciones de Literatura, Ciencias, Artes Plásticas e Industriales, Social, Musical e Internacional. El Lyceum Club se instaló en la calle de las Infantas, 31. Formaron la junta directiva: Vicepresidentas: Isabel Oyarzábal y Victoria Kent; secretaria: Zenobia Camprubí; vicesecretaria, miss Helen Phipps; tesorera, Amalia Galinizoga y bibliotecaria, María Martos de Baeza. El Lyceum contó además con el apoyo de importantes personalidades e intelectuales hombres de la época. Entre los asiduos conferenciantes se encuentran García Lorca, Alberti, Unamuno y Garcí Morente.

Caricaturas de Damas del Lyceum, realizadas por Bon, 1927

El Lyceum Club se montó sin ayuda oficial, simplemente con el tenaz esfuerzo de un grupo de mujeres. Maria Teresa León renombró al Lyceum como la «revolución de las faldas» y pronto pasa a convertirse en un núcleo aglutinador del incipiente feminismo español. El Lyceum Club tuvo un gran impacto en el panorama cultural español, en el que la mujer, a excepción de una minoría reducida y dispersa, vivía al margen de cualquier actividad colectiva.

María Teresa León comentaría posteriormente:

En 1926, María Maeztu fue invitada por la Institución Cultural Española de la República Argentina para impartir un curso en la Universidad de Buenos Aires. En años anteriores había ocupado esta cátedra Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, Cabrera, Casares y otros ilustres profesores. Horas antes de embarcar, María declaraba: «Voy a dar una serie de conferencias en Buenos Aires y en Montevideo sobre problemas actuales de educación; trataré de los temas de psicología de la infancia, de la adolescencia y de la juventud. Ello me permitirá utilizar el resultado de mis estudios filosóficos y la experiencia de veinticinco años de labor en la enseñanza.«

El 11 de octubre de 1927, Primo de Rivera, convoca la Asamblea Nacional con la participación de 13 escaños femeninos, entre los que se encuentra Maeztu. Al respecto escribe María a su amiga Virginia Gildersleeve:

En 1927 viaja a Nueva York a impartir un curso en Columbia University, donde es nombrada profesora extraordinaria. Después iría a Cuba, a la universidad de La Habana, a dar un ciclo de conferencias, donde volvería dos años más tarde. En 1930, en la universidad de México, imparte varias conferencias sobre psicología pedagógica y es nombrada profesora honoraria. Luego viaja a Londres a explicar, en cuatro disertaciones el mismo tema. En Oxford habla sobre «La mujer española».

En España en 1930 le dan el cargo de Consejera de Instrucción Pública y en 1934 la nombran miembro del Consejo de Cultura.

Maria de Maeztu vivió con esperanza la proclamación de la segunda Republica el 14 de abril de 1931. A pesar de su amor y admiración por su hermano Ramiro, que veía con mucha preocupación la llegada de la República, parece obvio que, en cambio, María lo viera con favor, ya que ello se presentaba como una ocasión clara para mejorar la condición de la mujer y favorecer su participación en la sociedad: “Supongo que el nuevo gobierno se esforzará en hacer que todas las cosas marchen muy bien y en mejorar los problemas de instrucción pública. Las pocas personas que yo conozco en ese Ministerio son garantía de orden” (Lastagaray Rosales, 2014, p. 220).

La cuestión que más le interesa a Maeztu es la relacionada con la “instrucción pública”, que efectivamente es uno de los puntos clave de la política reformadora republicana. Además, ella cree que la República es la oportunidad para que se realice una de sus obsesiones principales, junto con la educación: el voto femenino (Torre y Tavera García, 2007).

En una carta de mayo de 1931 a María Martos Arregui (1888- 1981), esposa del traductor y director teatral Ricardo Baeza y ferviente republicana, exulta:

Efectivamente, en España existía la situación algo paradójica de que la mujer podía tener representación en el parlamento, en cuanto elegible, pero no podía votar. Incluso Victoria Kent, una de las tres diputadas elegidas en 1931, se oponía al voto femenino, aduciendo que antes de tener la facultad de votar, las mujeres debían tener la posibilidad de estudiar y prepararse culturalmente para ese gran paso. María de Maeztu, en cambio, comparte las ideas de Clara Campoamor, diputada radical y “madre” del voto femenino en España:

Efectivamente, con la República cambia radicalmente el marco legal que reglamenta la vida social, especialmente la femenina. La legislación republicana introduce la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en ámbito laboral (igualdad de posibilidades y salarios), civil (derecho de patria potestad sobre los hijos, divorcio, matrimonio civil, eliminación del delito de adulterio, etc.), de educación. Y naturalmen- te, y no obstante una mentalidad española todavía plagada de prejuicios difíciles de desarraigar, también introduce el voto femenino. María de Maeztu en esa época compartía sin vacilaciones los ideales feministas que por aquel entonces empezaban a circular y a animar el debate público:

Cuando triunfa la República, María ha acumulado años de viajes por Europa y por el mundo; ha llegado a conocer bien cuatro idiomas: español, inglés, francés, alemán; ha puesto en marcha obras culturales notables y viaja por Europa y América dictando conferencias. En suma, tiene un nivel cultural muy notable e inusual para la época. Sus ideales y los de la República coinciden y las instituciones republicanas demuestran apreciar su labor y su esfuerzo para mejorar la formación de las mujeres y de los maestros y profesores. Por ello recibió la visita del presidente Niceto Alcalá Zamora en el Instituto Escuela y en la Residencia de Señoritas el 3 de febrero de 1933 (p. 228). El presidente quiso ver las aulas, la biblioteca, los despachos, los salones, etc., y dio una charla a las residentes en la cual, entre otras cosas, declaró:

«La satisfacción más grande de mi vida política ha sido aquella intervención en virtud de la cual se concede a la mujer el voto porque yo estoy seguro de que la mujer española ha de ser el punto fijo y equilibrado que con su intervención marque el progreso de nuestro país. Porque habiendo sido defensor del feminismo, he entendido que esto no es la imitación al hombre sino en que la acción se ejercitara con la plenitud de la condición de la mujer.» (p. 228)

Resumiendo podemos señalar que durante casi 30 años María simultaneará sus responsabilidades de Dirección de la Residencia de Señoritas, la del Instituto Escuela y las clases, con sus responsabilidades de representante oficial de España en Congresos Pedagógicos Internacionales, impartiendo conferencias de filosofía, ética, lengua, historia y cultura española en diversos países de América tanto del Norte como del Sur. Participa en la creación del Instituto Hispano- Mexicano de Intercambios Universitarios en México, la Institución Cultural Española Argentina, la Institución Hispano-Cubana en Cuba, otros centros similares en Puerto Rico y en Santo Domingo, y sobre todo es pieza fundamental en la fundación delInstituto de las Españas y la Spanish Society de Nueva York. 

Mientras tanto, en 1932 es nombrada Profesora auxiliar (de forma temporal) de la Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, cargo que ostentará hasta 1936 y finalmente el 27 de junio de este mismo año cuando finalmente es nombrada Catedrática. Hasta ahora, únicamente había habido otra mujer que llegara tan lejos, la Condesa Emilia Pardo Bazán en 1916.

Sin embargo, María nunca llegó a tomar posesión de su nuevo nombramiento. La guerra le sorprende fuera de España y se apresura a regresar para conservar su puesto al frente de la Residencia, pero las cosas no le salen como ella esperaba. En septiembre del 36, a su regreso es fulminantemente destituida del puesto.

El 31 de junio de 1936 había sido detenido el escritor Ramiro de Maeztu, hermano de María, y conducido a la cárcel de Las Ventas. La decepción de María con el Frente Popular y con la radicalización política que se vive en 1936 la empuja a acercarse a las ideas de su hermano. El 6 de octubre de 1936 visita por última vez a Ramiro en la cárcel y durante una emotiva conversación reconoce haberse equivocado y que políticamente él tiene razón (Lastagara y Rosales, 2014, pp. 273-274). Tras un simulacro de juicio Ramiro fue fusilado en la madrugada del 29 de octubre. Este fue un golpe terrible para María, que ademas se vió relegada de todos sus cargos; su impresionante carrera se trunca en apenas dos meses, el exilio es inevitable para ella y sale de España para instalarse en Buenos Aires. Primero se traslada a Biarritz y después de permanecer unos días en la localidad francesa marchó a los EE.UU. para impartir clases. En este país permanece algún tiempo hasta que es invitada por su amiga la escritora argentina Victoria Ocampo fundadora en 1931 de la Revista Sur. La misma Victoria contaría que observó a María llegar a Buenos Aires sana y salva, pero desecha y llorosa, aunque «a los pocos meses la vi hacer pie de nuevo en la vida, interesarse en cosas y gentes, esbozar proyectos, a pesar de haber perdido aquello que más le importaba, material y espiritualmente». El exilio ya era una terrible realidad que Maria hubo de compartir con todas aquellas pioneras -muchas de ellas ex alumnas suyas–que tras luchar por el avance del país, tuvieron que marcharse y refugiarse fuera de España.

En Buenos Aires se le concede a Maria Maeztu una Cátedra en la Facultad de Pedagogía que ostenta hasta su muerte. En una carta a Ortega en el otoño de 1937 dirá María: “estoy muy triste, con una nostalgia infinita de España.” . En Buenos Aires, además, publica su primer libro, El problema de la ética y la enseñanza de la moral (1938). En este tratado, María intenta explicar las razones de la crisis:

El segundo libro que publicó fue Historia de la cultura europea. La Edad Moderna: grandeza y servidumbre. Intento de ligar la historia pretérita a las circunstancias del mundo presente para hallar una explicación a los conflictos de la hora actual (1941). El libro reúne un conjunto de conferencias que María había pronunciado en Argentina y Chile. Otra vez en el prólogo la escritora habla de la crisis:

Como autoridades intelectuales María cita a Belloc, Berdiaeff, Ramiro de Maeztu, Tristán de Athayde, Waldo Frank, Pierre Gaxotte, Agustin Cochin, Chesterton, Maritain, Spengler, Max Scheler y Huizinga. No queda ninguna referencia a los filósofos alemanes con los que se había formado (Natorp, Hartmann, Cohen, etc.) ni a los institucionistas. Abundan pensadores católicos y, por lo general, conservadores (Porto Ucha y Vazquez Ramil, 2015, p. 20).

Su giro ideológico del entusiasmo por la República a posiciones de católica conservadora la distancian irreparablemente del perspectivismo orteguiano, a pesar de la gran admiración que sigue teniendo hacia su antiguo maestro, con el cual mantiene una estrecha relación humana y epistolar. Sus nuevas convicciones ideológicas y también el hecho de haber sido cesada por el Frente Popular la convencen de que será bien acogida en España, adonde quiere volver, poniendo fin a su exilio argentino. Sin embargo, sorprendentemente, en una carta José Ortega y Gasset la invita a no volver a su país, ya que allí podría haber represalias y venganzas contra ella (p. 289). La carta se ha perdido, pero se puede suponer que se refería a los sectores más reaccionarios de la nueva España franquista y a su odio a los intelectuales. A pesar de las advertencias de Ortega, María de Maeztu vuelve a España y espera recuperar su puesto de directora de la Residencia de Señoritas. Sin embargo, para ese puesto ya había sido nombrada Matilde Marquina, antigua residente, miembro de la falange y muy amiga de Pilar Primo de Rivera. La Residencia había pasado a llamarse Colegio Mayor Santa Teresa de Jesús y había cambiado totalmente en cuanto a vocación y vida cotidiana. Se quiso cortar definitivamente con la gestión anterior, siguiendo la idea de cruzada que animaba la vida social y cultural del régimen (la palabra cruzada aparecía en los escritos fundacionales). Se construyó una capilla, inaugurada por Carmen Polo de Franco, Pilar Primo de Rivera, la señora de Vallejo Nájera (psiquiatra y psicopatólogo conocido como el “Mengele español”, que, entre otras cosas, teorizaba relaciones entre deficiencia mental y marxismo) y el Ministro de Educación, José Ibáñez Martín. La crónica del evento publicada en el ABC insiste en la presencia de autoridades religiosas, en la actitud orante de los participantes y en la presencia de un “numeroso y distinguido público” (ABC, 1942, p. 13).

El Nacionalcatolicismo había impuesto sus dictámenes incluso en la Residencia. La fe católica no quedaba en el círculo de la intimidad de la persona, como había sido en la época de María de Maeztu, sino que se convertía en algo ostentado y obligatorio ya desde los nuevos escritos fundacionales. La biblioteca sufrió una censura y varios volúmenes fueron eliminados al ser considerados contrarios a la ideología del régimen. Y “bajo la tutela de la Sección Femenina, no se volvió a mencionar sin matiz peyorativo a Giner de los Ríos ni a su institución” (Lastagaray Rosales, 2014, p. 294).

En 1943, en la época del primer franquismo en España y de plena guerra europea, se publica su obra más conocida: Antología-Siglo XX. Prosistas españoles. Semblanzas y comentarios, que se ocupa de los escritores: Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Ortega y Gasset, Ramón Menéndez Pidal, Federico de Onís, Valle Inclán, Pío Baroja, Gabriel Miró, Pérez de Ayala, Eugenio D’Ors, y Azorín a quien dedica el libro: «Agradecida como española, al descubrimiento que ha hecho de la España olvidada». A todos los había conocido y compartido con ellos las tareas intelectuales. Antes de las páginas de cada autor, María de Maeztu propone una semblanza, “un breve perfil de cada uno de estos hombres a quienes conocí en mi juventud, y con quienes me sentí unida en aquellos años de mocedad en la empresa romántica de construir una nueva España” (p. 12).

La contradicción del destino de María de Maeztu, amargamente irónica, es que se dio cuenta de que para algunos (los franquistas) era una izquierdista liberal y, como tal, de no fiar, y para otros (los libera- les), una católica conservadora.

Aprovechando su vuelta a España, la entrevistan en el ABC sobre las relaciones entre España y América Latina. La última pregunta se refiere directamente a su impresión de España después de tanto tiempo:

−Y ¿qué le ha parecido a usted España después de ocho años?

Al año siguiente, sin que su sueño de venir a residir de manera definitiva a España se llegara a cumplir, Maria de Maeztu muere el 7 de enero de 1948, casi repentinamente, en un balneario de Mar de Plata.

María de Maeztu tenía 66 años.

Tras su muerte, en Argentina se reconoció que esta mujer había dejado profundas huellas de sus enseñanzas como profesora de Filosofía, como pionera de los métodos modernos. Hasta el último momento desplegó una gran actividad en relación con su cátedra, sus conferencias y sus libros. Colaboró en el diario La Prensa con cierta asiduidad. Sus últimos artículos se titularon Pestalozzi, el fracasado genial, El romanticismo en la educación, y El infame don Juan Manuel. Y su último gran trabajo fue un ensayo sobre la figura de su hermano Ramiro, como prólogo a una reedición de la crisis del humanismo.

Terminada la guerra civil en España los colegios liberales fueron clausurados por la dictadura franquista pero la gran labor de Maeztu no sucumbió al fatal desmantelamiento que la pedagoga había anticipado. De las cenizas resurgió una vez más el ideario pedagógico que inculcó a sus alumnos a lo largo de su vida de maestra, cuando 3 ex-alumnas del Instituto-Escuela del que fue directora durante más de 20 años empezaron a reunirse clandestinamente a principio de los años 40 para continuar con el proyecto educativo del que habían participado. Es así como Jimena Menéndez Pidal, Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro, las «tres grandes» como las llamaban los alumnos, crearon con gran esfuerzo el Colegio-Estudio, heredero del desaparecido Instituto-Escuela, inspirado en el ideario pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza continuando así con la labor de su maestra. El Colegio “Estudio” nació el 29 de enero de 1940. Su primer asentamiento fue un chalecito en el número 29 de la madrileña calle de Oquendo donde estuvo la sección de párvulos. Los estudios de bachillerato se realizaban en algunas plantas y espacios cedidos por el Instituto Internacional, situado en el numero 8 de la calle Miguel Ángel, en el que anteriormente Maeztu había tenido sus proyectos educativos. Las «tres grandes» recuperan así los espacios para continuar con los mismos principios pedagógicos que eran intrínsecos al ideario de la Institución Libre de Enseñanza. Maravillosa carambola.

María de Maeztu es una de las más importantes figuras de la historia de la educación en España. Su vida estuvo dedicada por completo no sólo a la educación de sus alumnas sino a ofrecerles una formación intelectual que fomentase la responsabilidad civil y la participación igualitaria e integral en la construcción de la Sociedad y la Cultura (con mayúscula) de la España de su tiempo. Sin embargo, durante mucho tiempo nadie se acordaba de ella; su obra permaneció oculta y su labor invisible, su centenario pasó sin pena ni gloria y no se organizó ningún acto en recuerdo a su figura. Maeztu forma parte de la historia silenciada de infinidad de mujeres a lo largo de nuestros siglos.


El diplomático chileno Carlos Morla, nos ha dejado un fiel retrato de la gran pedagoga :


(Recogido en La mujer Moderna de María de la O. Lejarraga que firmaba con el nombre de su marido Gregorio Martínez Sierra)


En 2016 Mª josefa Lastagaray, sobrina nieta de María publicó el libro «María de Maeztu Whitney. Una vida entre la pedagogía y el feminismo» (Ediciones La Ergástula).(1).

https://laescueladelarepublica.es/wp-content/uploads/2016/02/la-pedagoga-Maria-de-Maeztu.pdf

https://ojs.ehu.eus/index.php/cabas/article/view/25700/23368

https://laescueladelarepublica.es/wp-content/uploads/2016/02/la-pedagoga-Maria-de-Maeztu.pdf

(1)https://www.noticiasdenavarra.com/navarra/2016/02/21/maria-maeztu-pedagoga-derribo-muros-2796112.html

https://dialnet.unirioja.es Dialnet-MariaDeMaeztu-9145741.pdf



El Círculo de Orellana, en colaboración con el Instituto Cervantes, rindió un homenaje a María de Maeztu, con la cuarta conferencia de la cuarta edición de «Españolas por descubrir», a cargo de la periodista Carmen Gurruchaga.



Conferencia impartida por Mª josefa Lastagaray, Doctora en Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid y sobrina-nieta de María de Maeztu.

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