9 Poemas de Mascha Kaléko

Receta

Ahuyenta los miedos

y el miedo a los miedos.

Durante unos años

todo será suficiente.

El pan en la caja

y el traje en el armario.

No digas mio 

Todo te está prestado.

Viva un tiempo y vea

lo poco que necesita.

Prepárate.

Y ten la maleta lista.

Lo que dicen es verdad: 

lo que debe llegar, llega.

No vayas hacia el sufrimiento.

Y está ahí,

míralo a la cara en silencio.

Es fugaz como la felicidad.

No esperes nada. 

Y guarde su secreto con cuidado.

Incluso el hermano revela,

se trata de ti o de él.

Toma tu propia sombra

Al compañero.

Bueno, barre tu habitación. 

E intercambiar el saludo con el vecino.

Arregle alegremente la cerca

y también la campana de la puerta. Mientras tanto,

mantén la herida en ti despierta

bajo el techo.

Rompe tus planes. Sea inteligente 

y apéguese a los milagros.

Se han registrado

durante mucho tiempo en el gran plan.

Ahuyenta los miedos

y el miedo a los miedos.

Esa pequeña fama

¿Qué se parece tanto a esa pequeña gloria

como a una flor de invernadero?

Si quieres que brote la pobre plantita,

tienes que regarla todos los días.

Y esparcir fertilizante. Y marihuana.

Mira el clima. Y camina en silencio.

Pero si no te importa un comino, nunca serás

coronado por el A-ka-de-mie.

Melancolía de otoño

A mí no se me marchitan los jardines.

No los tengo.

Ni tampoco una casa donde los vientos giman.

El nubarrón más negro no me daña,

pues rara vez miro ya al cielo.

Ya no pretendo estrellas áureas.

Me conformo con una lamparita.

No me engaña la dicha,

ni desengaña una espera.

No me duele el otoño,

a mí no se me marchitan los jardines.

Los años pasados

A la intemperie

en una barca de la noche

anduve

y llegué a una orilla.

Me apoyé en las nubes contra la lluvia.

En una duna contra el viento enfurecido.

No había nada en que confiar.

Sólo en un milagro.

Comí las reverdecientes frutas del anhelo,

tomé del agua que da sed.

Un forastero, enmudecido por zonas inexploradas,

pasé frío a través de los años tenebrosos.

Como patria elijo el amor.

El célebre sentimiento

Cuando morí por vez primera

—aún sé cómo ocurrió—,

morí en silencio y fue del todo,

pasó en Hamburgo, el mes de abril,

y yo tenía dieciocho.

Cuando morí por vez segunda

la muerte me hizo daño.

Yo te dejé bien poca cosa:

el corazón batiendo en tu portón,

sobre la nieve huellas rojas.

Pero al morir por vez tercera

no me dolió ya tanto.

Tan cotidiana como el pan

y los vestidos fue la muerte.

Ya no me muero más.

Tres maneras de estar sola

Adiós a Berlin

Berlín, en marzo. El primer viaje a Alemania, 

desde que fui desterrado hace mil años.

Veo la ciudad de una manera nueva,

con la guía en la mano.

El cielo es azul. Los pinos escuchan suavemente.

En Steglitz, un carbonero me habló ayer en el

parque del castillo. Ella me reconoció.

¡Y de nuevo me despiertan los gorriones de Berlín! 

Me encanta este tono alegre y blandito.

Los escucho arañando mi ventana por la mañana,

Am Ku-Damm en la pensión de la casa de verano,

vengo feliz, según la vieja tradición,

como entonces,

charlando sobre mi carga de trabajo diaria con dichos gorriones .

Ya es pascua. El tilo es verde. 

¿Cómo olía hoy a primavera en Grunewald?

El primer pájaro carpintero golpea la corteza de abedul.

Ahora el viento del este silba desde el último hoyo.

Y todo pregunta ¿cómo encuentro Berlín?

– ¿Cómo lo encuentro? ¡Oh, todavía lo estoy buscando!

Busco entre las ruinas de la 

humanidad y la arquitectura de estuco.

Berlinert uno: “¡Te digo hola!”,

Casi creo que estoy tras la pista de aquel entonces.

Pero esta nueva dureza en el rostro …

Berlín, ¿dónde estás? ¿Dónde estás?

En mi corazón camino por las calles, 

donde a menudo no hay nada más que un letrero.

En mí, el forastero, vive la vieja imagen de

La ciudad que tantos miles han olvidado.

Camino como en un sueño

A través de este paisaje tiempo y espacio.

Y no sé cómo siento

nostalgia por los temps perdus …

Berlín en primavera. Y Berlín en la nieve. 

Mi primer libro de versos en las librerías.

Los amigos del Romanisches Café.

¡Cuánto veo que ya no veo!

Señal

Cuando los tres

cruzamos la calle

incluso

el semáforo

se puso en rojo.

Con los coches resoplando

gas y rodeados por el

tumulto de personas

me agarré del brazo de aquel

que estaba a mi derecha.

Y no de aquel, por quien

llevaba el anillo.

Cuando los cuatro

nos encontramos

tras el cruce,

todos lo supieron.

El uno. El otro.

El silencio.

Y yo

Garrapateado sobre una mesa de café

No estoy acostumbrada a esperar mucho tiempo

soy de las que hacen esperar siempre al resto.

Ahora entre tazas vacías de café pienso

si merece la pena seguir viviendo.

Y es que es tan distinto que en los viejos tiempos

es el final sentimos los dos callando,

no preguntes, mucho habría que decir sobre esto

de eso indecible que nadie dice en alto.

Las doce ¡ que tarde!, los clientes se marchan,

recogiendo mi optimismo me levanto.

En esta urbe de cuatro millones de almas

encontrar un alma parece un milagro.

Memento

No me da miedo mi propia muerte,

sólo la muerte de mis seres queridos.

¿Cómo voy a vivir cuando ellos ya no estén?

Sola en la niebla voy tanteando por la muerte

y de buen grado me dejo llevar a la oscuridad.

Partir no duele ni la mitad que quedarse.

Bien lo sabe aquel que se enfrentó a lo mismo –

y que me perdonen quienes lo padecen.

Pensad: la propia muerte tan sólo se muere;

mas con la muerte de otros hemos de vivir.

Golda Malka Aufen, Mascha Kaléko, Chrzanów, Polonia, l 7 de junio de 1907-Zúrich, Suiza, 21 de enero de 1975). Poeta judía, hija ilegítima del ruso de ascendencia judía Fischel Engel y de la austro-judía Rozalia Chaja Reisel Aufen,(en 1922 se casaron sus padres, siendo adoptada legalmente por su padre). Su infancia transcurrió en unas precarias condiciones por la situación política y social del convulso inicio de siglo XX. Al estallar la Primera Guerra Mundial huyó junto a su madre y su hermana Lea de la persecución para instalarse en Fráncfort del Meno. Dos años después, la familia se trasladó a Marburg y, finalmente, en 1918 lo hicieron a Berlín, empezando a residir en Spandau.

A los 16 años, y tras dejar la escuela, empezó a trabajar como secretaria y trasladó esas experiencias a sus primeros poemas. Completó su formación con la asistencia a cursos nocturnos de filosofía y psicología en la Universidad de Lessing y en la Universidad Humboldt, en Berlín, y comenzó a trabajar como aprendiz en la Oficina del Bienestar de los trabajadores de las organizaciones judías en Alemania. Conoció al filólogo y maestro de hebreo Saul Aaron Kaléko, con quien se casó el 31 de julio de 1928 y de quien tomó su apellido .En 1929 publicó su primera poesía en el periódico Der Querschnitt y Mascha entró en contacto con la vanguardia intelectual de Berlín y era frecuente verla en conversaciones profundas en el Romanische Café, el emblemático centro bohemio.

En 1933 realizó un curso de escritura publicitaria en la Escuela Reimann y publicó Cuaderno de taquigrafía lírica,( Das Lyrische Stenogrammheft) lo que además de ser alabado por la crítica le valió la del filósofo Martin Heidegger, que dijo “su libro demuestra que usted sabe todo lo que a los mortales les está dado saber”. La obra fue un éxito y, dos años más tarde, lanzó El pequeño libro para adultos (Kleine Lesebuch für Große).

Kaléko inició una relación sentimental con el director de orquesta judeo-aleman Chemio Vinaver, con el cual tuvo un hijo en diciembre de 1936, Evjatar Alexander Michael (cuyo nombre cambiaría a Steven al partir al exilio). El 22 de enero de 1938 se disolvió legalmente el matrimonio de Saúl y Mascha, y se casó seis días más tarde con Vinaver. Pese al divorcio, Masha conservó el nombre artístico de Kaléko. En 1938 la familia se vió obligada a exiliarse en Estados Unidos. En 1944 la familia Vinaver-Kaléko obtuvo la ciudadanía estadounidense. Regresó a Alemania en 1955, aunque el resto de su vida residió entre Jerusalén y Zurich.Durante su vida Mascha mantuvo una extensa correspondencia con figuras como Hermann Hesse, Thomas Mann, y Albert Einstein, entre otros.

En 1960 se le concedió el Premio Fontane, de la Academia de Artes de Berlín, sin embargo, lo rechazó por la presencia de un miembro de las SS en el jurado. 

En la década de los años 60 y principios de los 70 continuó publicando, pero sus obras ya no tuvieron tanto éxito. En 1968 su hijo, que se había convertido en un exitoso dramaturgo en Estados Unidos, murió repentinamente, de lo cual Mascha nunca se recuperó. En 1973, murió su esposo Chemjo Vinaver.

A pesar de la perdida de su hijo y esposo encontró la fuerza para volver a escribir y publicó sus últimas obras ¿Cómo va la Luna? y Tiene todo sus dos inconvenientes.

En otoño de 1974 visitó Berlín por última vez y el 16 de septiembre Mascha Kaléko realizó una lectura de su obra en la Amerika-Gedenkbibliothek (Biblioteca Conmemorativa de América). Poco menos de un año después, el 21 de enero de 1975, murió a raíz de un cáncer de estómago, a los 67 años.

La obra de Mascha Kaléko supo captar y reflejar con ingenio la esencia de la vida urbana diaria y de la gente común pero también exploró temas de peso como la injusticia social y el exilio a través de versos satíricos y fue un símbolo de la literatura de vanguardia de Berlín en la década de 1930. Las estrofas conocidas como Montagsgedichte conmueven por su sencillo y directo lenguaje. Sus poemas fueron convertidos en canciones por cabaretistas y actrices como Hanne Wieder, Claire Waldoff conocida como “la reina del cabaret”, Rosa Valetti, Annemarie Hase, Tatjana Sais, y cantantes como Rainer Bielfeldtc, y aún hoy siguen siendo interpretadas.

Obra publicada:

Das lyrische Stenogrammheft. Verse vom Alltag. Rowohlt, Berlín 1933

Kleines Lesebuch für Große. Gereimtes und Ungereimtes. Rowohlt, Berlín 1935

En un tomo: Das lyrische Stenogrammheft. Kleines Lesebuch für Große.

Rowohlt Taschenbuch (rororo 175), Reinbek 1956 (28. A. 2004), Verse für Zeitgenossen. Schoenhof Verlag, Cambridge (Mass.) 1945

Rowohlt Taschenbuch, Reinbek 1958 (19. A. 2004), (Großdruck-Ausgabe:

Der Papagei, die Mamagei und andere komische Tiere. Ein Versbuch für verspielte Kinder sämtlicher Jahrgänge. Fackelträger-Verlag, Hannover 1961

Verse in Dur und Moll, Walter Verlag (Collection Känguruh), Olten/Freiburg 1967

Das himmelgraue Poesiealbum der Mascha Kaléko. Blanvalet, Berlín 1968

Wie’s auf dem Mond zugeht und andere Verse. Blanvalet, Berlín 1971

Hat alles seine zwei Schattenseiten. Sinn- & Unsinngedichte.

Eremiten-Presse (Broschur 46), Düsseldorf 1973

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