15 Poemas de Charles Simic

“Un poema es una invitación a un viaje. Como en la vida, viajamos para ver lugares nuevos”. 

Charles Simic

The pleasures of reading

On his deathbed my father is reading
The memoirs of Casanova.
I’m watching the night fall,
A few windows being lit across the street.
In one of them a young woman is reading
Close to the glass.
She hasn’t looked up in a long while,
Even with the darkness coming.

While there’s still a bit of light,
I want her to lift her head,

So I can see her face
Which I have already imagined,
But her book must be full of suspense.
And besides, it’s so quiet,
Every time she turns a page,
I can hear my father turn one too,
As if they were reading the same book.

Los placeres de la lectura

En su lecho de muerte mi padre está leyendo
las memorias de Casanova.
Yo miro la noche caer,
al otro lado de la calle unas ventanas se iluminan.
En una de ellas una joven está leyendo
cerca del cristal.
No ha levantado la mirada en mucho tiempo,
incluso con la llegada de la oscuridad.

Mientras aún quede un poco de luz,
quiero que levante su cabeza,
para poder ver su rostro
que ya he estado imaginando,
pero su libro debe estar lleno de suspenso.
Y además, tal es la quietud,
que cada vez que pasa una página,
puedo escuchar a mi padre pasarla también,
como si ambos leyeran el mismo libro.

Mystic life

“lifetime’s solitary thread”

For Charles Wright

It’s like fishing in the dark,

if you ask me:

our thoughts are the hooks,

our hearts the raw bait.

We cast the line over our heads,

past all faith, past all believing,

into the starless midnight sky,

until it’s to sight.

The line’s long unraveling

rising in our throats like a sigh

of  a long-day’s weariness,

soul-searching and reverie.

La vida mística

“hilo solitario de la vida”

For Charles Wright

Es como pescar en la oscuridad,

si me preguntas:

Los anzuelos son nuestros pensamientos

la cruda carnada nuestros corazones.

Arrojamos el hilo por sobre nuestras cabezas,

más allá de toda fe, más allá de toda creencia,

hacia el cielo sin estrellas de la medianoche

hasta que se hace visible.

El largo desenrede de la línea

se eleva en nuestras gargantas como un suspiro

del cansancio de un largo día,

de introspección y ensueño.

Escena callejera

Un muchachito ciego

con un letrero de papel

prendido en su pecho.

Demasiado pequeño para estar fuera

mendigando solo,

pero allí estaba.

Este extraño siglo

con sus matanzas de inocentes,

su vuelo a la luna,

y ahora él aguardándome

en una ciudad extraña,

en una calle donde me perdí.

Al oírme aproximar,

se sacó un juguete de goma

de la boca

como para decir algo,

pero no lo hizo.

Era una cabeza, la cabeza de un muñeco,

muy mordisqueado,

la levantó para que la viera.

Los dos sonrieron con una mueca.

(De «Hotel Insomnia», 1992)

El Amante

Cuando yo vivía en una granja, escribía cartas de amor

para los pollos que picoteaban en el patio,

o me sentaba en la letrina escribiendo a una araña

que enmendaba su tela sobre mi cabeza.

Fue cuando mi esposa se largó con el cartero.

Los vecinos se marcharon, también.

Su cerda y sus lechones chillaban

mientras corrían detrás del camión de la mudanza,

como lo hizo aquel espantapájaros que una vez até a un árbol

para que tuviera que escucharme.

El infinito

El infinito bosteza y sigue bostezando.

¿Tendrá sueño?

¿Acaso extraña a Pitágoras?

¿Las velas en las naves de Colón?

¿Acaso el sonido de la espuma le recuerda a sí mismo?

¿Acaso se sienta a veces a pensar con un vaso de vino?

¿Acaso ojea furtivo los espejos por las noches?

¿Acaso tiene una maleta con recuerdos arrumbada en algún lado?

¿Acaso le gusta acostarse en una hamaca con el susurro dulce del viento en el oído?

¿Acaso entra en iglesias desiertas y prende una sola vela en el altar?

¿Acaso le pareceremos un par de luciérnagas jugando escondidillas en un cementerio?

¿Acaso querrá devorarnos?

Pirámides y esfinges

Hay una calle en París

llamada rue des Pyramides.

Una vez me imaginé que estaba llena

de arena y pirámides.

.

El domingo que fui allí a cerciorarme,

una pobre anciana que cojeaba

chocó conmigo sin verme.

Podría haber sido una egipcia

por su avanzada edad.

.

Apoyándose en un bastón y a prisa

pasó por las fachadas de las tiendas cerradas

como si hubiera un desfile en alguna parte,

o una ejecución para ver,

¡una cabeza ensangrentada sujeta por el pelo!

.

El día era frío. Ella pronto desapareció,

mientras yo examinaba un letrero de circo medio despegado

bajo el cual había otro

con la cabeza de una esfinge que me miraba.

(De «Hotel Insomnia», 1992)

Pareja De Viejos

Esperan a que los maten,
o los desahucien. Pronto
no tendrán nada para comer.
Mientras tanto, están sentados.

Creen que un dolor violento está por llegar.
Empezará en el corazón
y subirá hasta la boca.
Los llevarán en camillas, aullando.

Esta noche vigilan la ventana
sin dirigirse la palabra.
Ha llovido, y ahora parece
como si fuera a nevar un poco.

Lo veo levantarse para bajar las persianas.
Cuando su ventana se queda a oscuras,
sé que su mano ha alcanzado la de ella
justo cuando iba a encender la luz.

Inner Man

It isn’t the body
That’s a stranger.
It’s someone else.

We poke the same
Ugly mug
At the world.
When I scratch,
He scratches too.

There are women
Who claim to have held him.
A dog follows me about.
It might be his.

If I’m quiet, he’s quieter.
So I forget him.
Yet, as I bend down
To tie my shoelaces,
He’s standing up.

We cast a single shadow.
Whose shadow?
I’d like to say:
“He was in the beginning
And he’ll be in the end,”
But one can’t be sure.

At night
As I sit
Shuffling the cards of our silence,
I say to him:

“Though you utter
Every one of my words,
You are a stranger.
It’s time you spoke”.

Hombre interior

No es el cuerpo
el que es un extraño.
Es alguien más.

Empujamos
la misma horrible jeta
por el mundo.
Cuando me rasco,
él se rasca también.

Hay mujeres
que afirman haberle dominado.
Un perro me sigue.
Puede ser suyo.

Si estoy tranquilo, él más.
Entonces lo olvido.
Sin embargo, cuando me inclino
para abrocharme mis zapatos,
él está de pie.

Proyectamos una misma sombra.
¿La de quién?
Quisiera decir:
“Él estuvo en el principio
y él estará en el final”,
pero no se puede estar seguro.

De noche
al sentarme
barajando las cartas de nuestro silencio,
le digo:

“Aunque pronuncies
cada una de mis palabras,
eres un extraño.
Es hora de que hables”.

El Tigre

En memoria de George Oppen

En San Francisco, ese invierno,

había una pequeña y oscura tienda

llena de Budas somnolientos.

La tarde que entré

nadie vino a saludarme.

Estaba parado entre los sabios

como si tratara de leer sus pensamientos.

.

Uno era enorme y hecho de piedra,

unos pocos eran del tamaño de la cabeza de un niño

y tenían manchas de color sangre seca.

Incluso había otros no más grandes que un ratón,

y parecían estar escuchando.

.

«Los vientos de marzo, vientos negros,

los arenosos vientos», escribió el poeta muerto.

.

Al ocaso su calle estaba vacía

excepto por mi larga sombra

abierta ante mí como tijeras.

Su casa estaba donde yo conté la historia

del soldado ruso,

ése que parecía chino.

.

Yacía herido en la cama de mi padre,

y yo le llevaba agua y fósforos.

.

A cambio de eso me dio un pequeño tigre

de marfil. Su hocico estaba abierto de cólera,

pero no tenía rayas.

.

Hubo una noche en que yo pinté

sus ojos de negro, su lengua de rojo.

Mi madre sostenía la lámpara para mí,

preocupada por el tipo de suerte

que esta bestia podría traernos.

.

El tigre en mi mano rugió suavemente

cuando estábamos solos en la oscuridad,

pero cuando puse mi oreja en la puerta del poeta

esa tarde, no escuché nada.

«Los vientos de marzo, vientos negros,

los vientos arenosos», escribió una vez.

(De «Hotel Insomnia», 1992)

Psalm

You’ve been a long time making up your mind,
o Lord, about these madmen
running the world. Their reach is long
and their claws must have frightened you.

One of them found me with his shadow.
The day turned chill. I dangled
between terror and valor
in the darkest corner of my son’s bedroom.

I sought with my eyes, You in whom I do not believe.
You’ve been busy making the flowers pretty,
the lambs run after their mother,
or perhaps you haven’t been doing even that?

It was spring. The killers were full of sport
and merriment, and your divines
were right at their side, to make sure
our final goodbyes were said properly.

Salmo

Has estado mucho tiempo decidiendo,

Señor, al respecto de estos locos

que controlan el mundo. Su largo alcance

y sus garras deben haberte asustado.

Uno de ellos me encontró con su sombra.

El día se puso frío. Yo oscilaba

entre terror y valentía

en la esquina más oscura del cuarto de mi hijo.

Te busqué con mis ojos, Tú en quien yo no creo.

¿Te has ocupado embelleciendo las flores,

haciendo correr los corderos tras sus madres,

o no has hecho acaso ni siquiera eso?

Era primavera. Los asesinos estaban llenos de buenas

intenciones y alegría, y tus sacerdotes

estaban justo a su lado, para asegurarse

que nuestro último adiós se dijera apropiadamente.

1938

Los nazis marcharon sobre Viena.

Superman hizo su debut en Action Comics.

Stalin purgó a sus amigos revolucionarios.

El primer Dairy Queen abrió en Kankakee, Illinois.

Yo, en mi cuna, me meaba en los pañales.

«Debes de haber sido un hermoso bebé», cantaba Bing Crosby.

Un piloto al que los periódicos llamaron «Camino Equivocado Corrigan»

despegó de Nueva York con dirección a California

y acabó aterrizando en Irlanda mientras yo veía a mi madre

sacarse un pecho del camisón azul y dirigirse hacia mí.

Aquel septiembre hubo un huracán que trasladó un cine

desde la playa de Westhampton a algún sitio en medio del mar.

La gente temía que el mundo estuviera a punto de acabarse.

Un pez que se creía extinto desde hacía setenta millones de años

apareció en una red de pesca en la costa de Suráfrica.

Yo estaba en mi cuna mientras los días se hacían más breves y fríos.

La primera gran nevada cayó durante la noche

sumiendo mi habitación en un gran silencio.

Me parece haberme oído llorar durante mucho, mucho tiempo.

The Initiate

St. John of the Cross wore dark glasses
as he passed me on the street.
St. Theresa of Avila, beautiful and grave,
turned her back on me.

«Soulmate,» they hissed. «It’s high time.»

I was a blind child, a wind-up toy . . .
I was one of death’s juggling red balls
on a certain street corner
where they peddle things out of suitcases.

The city like a huge cinema
with lights dimmed.
The performance already started.

So many blurred faces in a complicated plot.

The great secret which kept eluding me: knowing who I am . . .

The Redeemer and the Virgin,
their eyes wide open in the empty church
where the killer came to hide himself . . .

The new snow on the sidewalk bore footprints
that could have been made by bare feet.
Some unknown penitent guiding me.
In truth, I didn’t know where I was going.
My feet were frozen,
my stomach growled.

Four young hoods blocking my way.
Three deadpan, one smiling crazily.

I let them have my black raincoat.

Thinking constantly of the Divine Love
and the Absolute had disfigured me.
People mistook me for someone else.
I heard voices after me calling out unknown names.
«I’m searching for someone to sell my soul to,»
the drunk who followed me whispered,
while appraising me from head to foot.

At the address I had been given.
tthe building had large X’s over its windows.
i knocked but no one came to open.
By and by a black girl joined me on the steps.
She banged at the door till her fist hurt.

Her name was Alma, a propitious sign.
She knew someone who solved life’s riddles
in a voice of an ancient Sumerian queen.
We had a long talk about that
while shivering and stamping our wet feet.

It was necessary to stay calm, I explained,
even with the earth trembling,
and to continue to watch oneself
as if one were a complete stranger.

Once in Chicago, for instance,
i caught sight of a man in a shaving mirror
who had my naked shoulders and face,
but whose eyes terrified me!
Two hard staring, all-knowing eyes!

After we parted, the night, the cold, and the endless walking
brought on a kind of ecstasy.
i went as if pursued, trying to warm myself.

There was the East River; there was the Hudson.
Their waters shone like oil in sanctuary lamps.

Something supreme was occurring
for which there will never be any words.

The sky was full of racing clouds and tall buildings,
whirling and whirling silently.

In that whole city you could hear a pin drop.
Believe me.
I thought I heard a pin drop and I went looking for it.

what the gypsies told my grandmother while she was still a young girl

War, Illness and famine will make you their favorite grandchild.

You’ll be like a blind person watching a silent movie.

You’ll chop onions and pieces of your heart into the same hot skillet.

Your children will sleep in a suitcase tied with a rope.

Your husband will kiss your breasts every night as if the were two gravestones.

Already the crows are grooming themselves for you and for your people.

Your oldest son will lie with flies on hi slips without smiling or lifting his hand.

You’ll envy every ant you meet in your life and every roadside weed.

Your body and soul will sit on separate stoops chewing the same piece of gum.

Little cutie, are you for sale? The devil will say.

The undertaker will buy a toy for your grandson.

Your mind will be a hornet’s nest even on your deathbed.

You will pray to God but God will hang a sign that He’s not to be disturbed.

Question no further, that’s all I know.

lo que los gitanos le dijeron a mi abuela cuando todavía era una joven

Guerra, enfermedad y hambre te harán su nieta favorita.

Serás como una ciega viendo una película muda.

Cortarás cebollas y trozos de tu corazón en la misma sartén.

Tus hijos dormirán en una maleta atada con una cuerda.

Tu marido te besará los pechos cada noche como si fueran dos lápidas.

Los cuervos ya se acicalan para ti y tu gente.

Tu hijo mayor se acostará con moscas en los labios sin sonreír y sin mover un dedo.

Envidiarás a cada hormiga que encuentres en tu vida y hasta la maleza del camino.

Tu cuerpo y tu alma se sentarán en peldaños diferentes mascando el mismo trozo de chicle.

Muñeca ¿estás en venta?, te dirá el Diablo.

El sepulturero comprará un juguete para tu nieto.

Tu mente será un avispero aún en tu lecho de muerte.

Le rogarás a Dios pero dios colgará el cartel de no molesten.

No preguntes más, es todo cuanto sé.

De «Paseando al gato negro»(1996)

My Double

Eyebrows raised in surprise,

he got into the habit

of talking to himself

and answering his own questions

in a loud and angry voice.

Mi doble

Con las cejas levantadas por 

la sorpresa, se acostumbró 

a hablar solo 

y responder a sus propias preguntas 

en voz alta y enojada.

Fear

Fear passes from man to man
unknowing,
as one leaf passes its shudder
to another.

All at once the whole tree is trembling,
and there is no sign of the wind.

Miedo

El miedo pasa de hombre a hombre
sin saberlo,
como una hoja pasa su estremecimiento
a otra.

De repente todo el árbol está temblando
y no hay señales del viento.


 Charles Simic (Belgrado, Serbia, (antigua Yugoslavia), 9 de mayo de 1938 – Dover, Estados Unidos, 9 de enero de 2023)?. Poeta, profesor, ensayista y traductor. Es considerado uno de los mayores poetas contemporáneos en lengua inglesa.

 Su infancia estuvo marcada por la Segunda Guerra Mundial, la invasión nazi de Yugoslavia y los bombardeos alemanes, ingleses y rusos.

En 1944 su padre huyó a Italia por motivos políticos y fue encarcelado hasta que logró establecerse en los Estados Unidos. Su madre fué encarcelada brevemente junto con sus hijos por las autoridades comunistas. En 1953 lograron escapar a París, zarparon hacia Nueva York en agosto de 1954 donde se reunieron con el padre. Posteriormente se instalaron en Chicago.

 En 1958 Simic regresó a Nueva York. Trabajó de vendedor, empaquetador, pintor de brocha gordaestudiaba y escribía poesía por la noche.

Sus primeros poemas aparecieron a comienzos de 1959 en la Chicago Review. Tras ser reclutado por el ejército en 1961 y pasar dos años como policía militar en Alemania y Francia, a su regreso se matriculó en la Universidad de Nueva York, donde estudió lingüística, y al fin, en 1967, publicó su primer libro de poemas, Lo que dice la hierba.

Simic ha sido profesor emérito de lengua inglesa por la Universidad de New Hampshire donde enseñó crítica literaria y escritura creativa desde 1974 hasta 2018.

Es autor de 30 libros de poemas, 10 libros de ensayo, y traductor de 12 libros de otros tantos poetas de lengua serbia.

Algunas de sus obras publicadas :

El mundo no se acaba (1990), Paseando al gato negro (1996), Garabateando en la oscuridad , La vida de las imágenes, Desmontando el silencio (2004) Prosa selectaEl lunático, Acércate y escucha y Una mosca en la sopa, su libro de memorias.

Premio Pulitzer de Poesía en 1990 por ‘El mundo no termina: poemas en prosa’; Premio Griffin de la Poesía (2005); Premio Wallace Stevens (2007), la Beca al genio de la Fundación MacArthur, elegido miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Letras, luego Canciller de la Academia de Poetas Estadounidenses, Poeta laureado de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (2008), Premio Literario Internacional Zbigniew Herbert (2014).

“I’m in the business of translating what cannot be translated: being and its silence.” 

Charles Simic

Enlaces de interés :

https://www.vallejoandcompany.com/entrevista-a-charles-simic-la-poesia-tiene-que-estar-cerca-de-la-gente/

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2023/01/10/muere-el-irreverente-poeta-charles-simic-candidato-al-nobel-y-premio-pulitzer-de-1990-1623732.html

Nota : Esta entrada se actualizó el 10 de enero de 2023 debido al fallecimiento de Charles Simic.


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