7 Poemas de Al-Mu’tamid

El corazón

El corazón persiste y yo no cesa;
la pasión es grande y no se oculta;
las lágrimas corren como las gotas de lluvia,
el cuerpo se agosta con su color amarillo;
y esto sucede cuando la que amo, a mí está unida:
¿Qué sería, si de mí se apartase?

El copero, la copa y el vino

Apareció, exhalando aromas de sándalo,
al doblar la cintura por el esbelto talle,
¡Cuántas veces me sirvió, aquella oscura noche,
en agua cristalizada, rosas líquidas!

La tórtola llora al ver dos enamorados juntos en el nido

La tórtola llora al ver dos enamorados juntos en el nido,

        al atardecer, porque ella ha perdido a su amado;

        Llora sin lágrimas, mientras las mías

        son más abundantes que las gotas de lluvia;

        su zureo, la descubre y prefiere guardar su

        secreto, sin emitir gemido;

        más ¿por qué no voy a llorar yo? ¿Mi corazón es de

        piedra?, pues aún de las piedras brotan los ríos.

        Ella llora a un solo ser amado que ha perdido,

        ¡Yo lloro a muchos de los míos!,

        a mi hijito pequeño, a mi amigo fiel,

        a aquél le desgarra la miseria, a éste le ahogó el mar;

        y a aquellas dos estrellas, ornato del mundo,

        que reposan en sus tumbas, uno en Córdoba, el otro en 

        Ronda. Sería culpable si impidiese llorar a mis párpados,

        pues sólo se cura el alma con la resignación;

        Di a las brillantes estrellas que lloren conmigo

        por ellos dos, que eran como estrellas, rutilantes astros.

Itimad

I nvisible a mis ojos, siempre estás presente en mi corazón.
T u felicidad sea infinita, como mis cuidados, mis lágrimas y mis insomnios.
I mpaciente al yugo, si otras mujeres tratan de imponérmelo, me someto con docilidad a tus deseos más insignificantes.
M i anhelo, en cada momento, es tenerte a mi lado: ¡Ojalá pueda conseguirlo pronto!.
A miga de mi corazón, piensa en mí y no me olvides aunque mi ausencia se larga.
D ulce es tu nombre. Acabo de escribirle, acabo de trazar estas amadas letras: ITIMAD

Nuestra gloria es como el sol, en altura y brillo

Nuestra gloria es como el sol, en altura y brillo. 
Por eso lo prefiere velado, por la luna o las nubes: 
Se levantó y veló de mis ojos con su figura, 
el disco solar ¡Ojala se velase igual la desgracia! 
Ella sabe sin duda que es una luna. 
¿Qué puede ocultar el sol sino la faz de la luna? 

Mullan las nubes con perenne llanto

Mullan las nubes con perenne llanto

        tu blanda tierra, oh tumba del exilio

        que del rey Ibn ‘Abbad cubres los restos.

        Guardas con él tres ínclitas virtudes

        -ciencia, merced, clemencia, congregadas;

        la fértil abundancia que las hambres

        vino a extirpar, y el agua en la sequía.

        Cobijas al que lides riñó invicto

        con la espada, la lanza, y con el arco;

        el que al fiero león fue dura muerte;

        émulo del destino en las venganzas;

        del océano en derramar favores;

        de la luna en brillar entre sombras;

        la cabecera del salón.

            Si cierto:

        no sin justicia, con rigor exacto,

        un designio celeste vino a herirme.

        Pero, hasta este cadáver, nunca supe

        que una montaña altísima pudiese

        caber en temblorosas parihuelas.

        ¿Qué quieres más, oh tumba? Sé piadosa

        con tanto honor que a tu custodia fían. 

        El rugidor relámpago ceñudo,

        cuando cruce veloz estos contornos,

        por mí, su hermano -cuya eterna lluvia

        de mercedes refrenas con tu laud-

        llorará sin consuelo. Y las escarchas

        en ti lágrimas suaves, gota a gota,

        destilaran los ojos de los astros,

        que darme no supieron mejor suerte.

        ¡Las bendiciones del Señor desciendan,

        insumisas a número, incesantes,

        sobre quien pudre tu caliente seno!     

El relámpago

El relámpago le asustó, cuando en su mano  
el relámpago del vino resplandecía. 
¡Ojalá supiera cómo, si ella es el sol de la mañana, 
se asusta de la luz! 

¡Cómo te va a llevar la tristeza a la muerte, mientras exista el laúd y el vino fresco!

AI-Mu’tamid

Abu l-Qásim al-Mu‘támid ‘alà Allah Muhámmad ibn ‘Abbad (en árabe, ??? ?????? ??????? ??? ???? ???? ?? ?????) (Beja, Portugal,1040 – Agmat,Marruecos,1095) Fué el último rey Abadí , hijo de al-Mucta?id ,Rey de Sevilla . Al-Mu’tamid uno de los grandes olvidados de Al Andalus para el publico , a pesar de ser uno de los mejores poetas andalusíes y  un gran mecenas de las artes, en especial de la poesía ; Sevilla ,bajo su reinado ,se convirtió en nuevo foco de cultura tras la disgregación del califato en los reinos de Taifas.  Al-Muctamid  compuso numerosas poesías clásicas y moaxajas( tipo de poema creado por los poetas de Al-Andalus), que fueron reunidas en un D?w?n,(colección de poemas) que, aunque no se conservaron directamente, posteriormente fueron incluidos en el manuscrito del D?w?n de Ibn Zayd?n,junto con los poemas de su padre al-Mucta?id ;posteriormente sus poesías fueron recogidas de varias fuentes, hoy día editadas , traducidas y publicadas .Su vida ha sido manantial de leyendas, en especial con su esposa , Itimad Al Rumaikyya ,(quien se convirtió en su favorita y reina de Sevilla) llegando incluso a la literatura española medieval, como muestra el relato titulado “De lo que contesçio al rey Abenabet de Seuilla con Ramayquia, su muger” que es el Exemplo XXX del Libro de los enxienplos del conde Lucanor et de Patronio de don Juan Manuel.

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