Aos Poetas
Somos nós
as humanas cigarras!
Nós,
desde os tempos de Esopo conhecidos.
Nós,
preguiçosos insectos perseguidos.
Somos nós os ridículos comparsas
da fábula burguesa da formiga.
Nós, a tribo faminta de ciganos
que se abriga
ao luar.
Nós, que nunca passamos
a passar!…
Somos nós, e só nós podemos ter
asas sonoras,
asas que em certas horas
palpitam,
asas que morrem, mas que ressuscitam
da sepultura!
e que da planura
da seara
erguem a um campo de maior altura
a mão que só altura semeara.
Por isso a vós, Poetas, eu levanto
a taça fraternal deste meu canto,
e bebo em vossa honra o doce vinho
da amizade e da paz!
Vinho que não é meu,
mas sim do mosto que a beleza traz!
E vos digo e conjuro que canteis!
que sejais menestreis
de uma gesta de amor universal!
duma epopeia que não tenha reis,
mas homens de tamanho natural!
homens de toda a terra sem fronteiras!
de todos os feitios e maneiras,
da cor que o sol lhes deu à flor da pele!
Crias de Adão e Eva verdadeiras!
Homens da torre de Babel!
Homens do dia a dia
que levantem paredes de ilusão!
Homens de pés no chão,
que se calcem de sonho e de poesia
pela graça infantil da vossa mão!
A los poetas
¡Somos nosotros
las cigarras humanas!
Nosotros,
desde los tiempos conocidos de Esopo.
Nosotros,
perezosos insectos perseguidos.
Somos nosotros los ridículos comparsas
de la fábula burguesa de la hormiga.
Nosotros, la tribu hambrienta de gitanos
que se abriga
al resplandor de la luna.
¡Nosotros, que nunca pasamos
al pasar!…
Somos nosotros, y sólo nosotros podemos tener
alas sonoras,
alas que en ciertas horas
palpitan,
¡alas que mueren, pero que resucitan
de la sepultura!
Y que de la planicie
de los sembríos
yerguen a un campo de mayor altura
la mano que sólo altura sembrará.
¡Por eso a vosotros, Poetas, yo levanto
la copa fraternal de mi canto,
y bebo en vuestro honor el dulce vino
de la amistad y de la paz!
¡Vino que no es mío,
pero sí del mosto que la belleza trae!
¡A vosotros digo y conjuro que cantéis!
¡Que seáis trovadores
de una gesta de amor universal!
¡De una epopeya que no tenga reyes
y sí hombres de tamaño natural!
¡Hombres de toda la tierra sin fronteras!
¡De todos los hechos y maneras
del color que el sol les dio a flor de piel!
¡Criaturas verdaderas de Adán y Eva!
¡Hombres de la torre de Babel!
¡Hombres del día a día
que levantan paredes de ilusión!
¡Hombres de pies en el suelo,
que se revistan de sueño y de poesía
por la gracia infantil de vuestra mano!
La Tierra
¡También yo quiero abrirte y sembrar
un grano de poesía en tu seno!
Anda todo a labrarse,
todo a enterrar centeno,
y son horas de ponerme yo a germinar
la simiente de los versos que cultivo.
En la cosecha madura del mañana
sin dueños ni fronteras,
ha de existir la plaga del panizo,
la voluptuosidad del sueño
de la amapola roja y precoz,
y el alegre abandono
de una banal cigarra.
Pero de las alas que agite,
¡el poema que cante
será gracia y límite
del pendón que levante
la fe que a tu fuerza resucite!
¡Nos casó Dios, el mito!
Y cada imagen que me viene
es un retoño tuyo, o un grito
que yo sencillamente repito
en la melodía que el poema tiene.
¡Tierra, aliada mía
en la creación!
Sea fecunda la tierra labrada,
sea a la superficie del suelo,
¡nada fecundas, nada,
que yo no fermente también de inspiración!
Por eso te roturo de magia
y te lanzo en los brazos la cosecha
que has de parir después…
Poesía deshecha,
fruto maduro de nosotros dos.
¡Tierra, mujer mía!
Un amor es el gesto,
¡otro la calentura que se quiere
dentro de un cuerpo desnudo, moreno!
La arada de los surcos no concibe
una bellota que no de robles;
La mía planta rocíos…
Agua que la mañana bebe
en el pudor de los obstáculos.
¡Tierra, mi canción!
oda alzada de polo a polo
¡por la belleza que no sabe a pan
pero sí al gusto de la vida!
Unamuno
D. Miguel…
hacía palomas blancas de papel
que volaban desde Iberia al fin del mundo…
¡Unamuno Tercero!
(Fue el Cid el primero,
D. Quijote el segundo).
Amante de una Dulcinea,
ilusoria, también
(Patria, madre,
idea
y enamorada),
¡era su defensor cuando nadie
le defendía su honra amenazada!
Llamado por el resplandor de la ilusión,
dejaba el Escorial donde vivía,
y subía, subía,
a recostar en la hondura del paisaje,
el alma que, celoso, protegía.
Después, correspondido,
volvía a la celda de ese nuestro hogar
construido por Felipe Segundo
con granito de la fe peninsular.
Y hablaba con Dios en castellano.
Le contaba la conmovedora agonía
de un espíritu católico, romano,
dentro de un cuerpo hirviendo de herejía.
Hasta que la madrugada lo despertaba
de la noche sepulcral.
Y allá iba de nuevo el caballero andante
desafiando
a cada gigante iracundo
que impidiera pasar a su delirio.
¡Unamuno Tercero!
Murió loco.
Y su amor, aun siendo inmenso, fue poco
para ensanchar el vientre de la Doncella.
D. Miguel…
hacía palomas blancas de papel,
y guardaba la más pura en la solapa.
San Juan De la Cruz
¡Un santo y un poeta cogidos de la mano!
Uno negando al otro, y siempre unidos…
uno en el cielo de las vivencias sublimadas,
el otro penando en el infierno de los sentidos…
¡Ah, Castilla, Castilla, madre de tierra y luz!
¡Qué extraordinaria jornada
a la sombra de una cruz
tan leve y tan pesada!
El alma ya liberada por el éxtasis;
el cuerpo todavía apresado a cada verso;
y el deseo de ser hombre, mantenido
en esa totalidad
contradictoria.
El Carmelo subido y recordado…
la paz de la eternidad
sin sosiego posible en la memoria.
Orfeu rebelde
Orfeu rebelde, canto como sou:
canto como um possesso
que na casca do tempo, a canivete,
gravasse a fúria de cada momento;
Canto, a ver se o meu canto compromete
a eternidade no meu sofrimento.
Outros, felizes, sejam rouxinóis…
eu ergo a voz assim, num desafio:
Que o céu e a terra, pedras conjugadas
do moinho cruel que me tritura,
saibam que há gritos como há nortadas,
violências famintas de ternura.
Bicho instintivo que adivinha a morte
no corpo dum poeta que a recusa,
canto como que usa
os versos em legítima defesa.
Canto, sem perguntar à Musa
se o canto é de terror ou de beleza.
Orfeo rebelde
Orfeo rebelde, canto como soy:
Canto como un poseso
que en la cáscara del tiempo, a navaja,
graba la furia de cada momento.
Canto para ver si mi canto compromete
la eternidad en mi sufrimiento.
Otros, felices, que sean ruiseñores…
Yo elevo así mi voz, en un desafío:
que el cielo y la tierra, piedras conjugadas
del molino cruel que me tritura,
sepan que hay gritos como hay vendavales,
violencias sedientas de ternura.
Bicho instintivo que adivina la muerte,
en el cuerpo de un poeta que la rechaza.
Canto como quien usa
los versos en legítima defensa.
Canto sin preguntar a la Musa
si el canto es de terror o de belleza.
Libro de Horas
Aquí, frente a mí mismo
yo, pecador, me confieso
de ser así como soy.
Me confieso lo bueno y lo malo
que va en el timón de la nave
en esta deriva en que voy.
Me confieso
poseso
de virtudes teologales
que son tres,
y de los pecados mortales,
que son siete,
cuando la tierra no repite
que son más.
Me confieso
el dueño de mis horas
de las cuchilladas ciegas y rabiosas
y de las ternuras lúcida y mansas.
Y de ser, de cualquier modo
andanzas
del mismo todo.
Me confieso de ser charco
y luna de charco, la mezcla.
De ser la cuerda del arco
que tira las saetas por arriba
y debajo de mi estatura.
Me confieso de ser todo
lo que pueda nacer de mí.
De tener raíces en el suelo
de mi propia condición.
Me confieso de Abel y de Caín.
Me confieso de ser hombre.
De ser un ángel caído
del cielo que dios gobierna;
de ser un monstruo salido
del hoyo más hondo de la caverna.
Me confieso de ser yo.
¡Yo, tal como vengo
a decir que soy yo
delante de mí!
Cântico de Humanidade
Hinos aos deuses, não.
Os homens é que merecem
que se lhes cante a virtude.
Bichos que lavram no chão,
actuam como parecem,
sem um disfarce que os mude.
Apenas se os deuses querem
ser homens, nós os cantemos.
E à soga do mesmo carro,
com os aguilhões que nos ferem,
nós também lhes demonstremos
que são mortais e de barro.
Sísifo
Recomienza…
Si pudieras,
sin angustia
y sin prisa.
Y los pasos que dés,
en ese camino duro
del futuro
dalos en libertad.
Mientras no llegues
no descanses.
De ningún fruto quieras apenas la mitad.
Y, nunca saciado,
ve cogiendo ilusiones sucesivas del vergel.
Siempre soñando y viendo
el engaño de la aventura.
¡Eres hombre, no lo olvides!
Solo es tuya la locura
donde, con lucidez, te reconozcas.
Meta
Aún me falta un verso.
El más rebelde, lírico y sincero.
Un verso exacto; y no desespero
de cantarlo algún día.
Un verso de mágica poesía
y de lúcida verdad.
Un verso que con su brevedad iluminada
sea la eterna alborada
de mi humanidad.
La muerte
Y el Poeta murió.
La sombra del ciprés puede al fin
abrazar al ciprés.
El terrón
cayó deshecho a la tierra
de la aventura celeste.
Ningún tormento más, ninguna imagen
(En el ataúd, nadie puede fantasear).
Dispuesto para el viaje
de acabar.
Sólo en el oído de los versos,
donde la savia no corre,
queda una rima
por decir, con blandura,
porque un Poeta no muere.
Nihil Sibi, 1948
Adolfo Correia da Rocha , Miguel Torga ( São Martinho de Anta, región de Tras-os-Montes, Portugal,12 de agosto de 1907-Coimbra,Portugal, 17 de enero de 1995). Poeta, médico, escritor, editor y activista en contra del fascismo y el franquismo. Adolfo Correia adoptó el nombre de Miguel en homenaje a Cervantes y Unamuno, y el Torga a partir de una planta agreste, el brezo de montaña.
Hijo de una familia de campesinos. Su madre María de la Concepción de Barros y su padre Francisco Correia Rocha tienen dos hijos más: José, que pronto emigra a Brasil, y María, que permanecerá en el pueblo natal.
A los diez años la familia le envía a una casa burguesa de Oporto, donde vivían unos parientes, para ejercer de criado regando el jardín, bruñir metales, atender a los timbres. No duró más de un año en ese empleo, en el que ganaba 15 tostones, no más de unos pocos reales. Sus padres, intentan dar una salida al futuro de su hijo y el pequeño Adolfo ingresa en 1918 en el seminario de Lamego, aunque pronto le ha de advertir a su familia que “não seria padre”, es decir, que no iba a ser cura.
En 1920 Adolfo emigra a Brasil, donde lo enviaron sus padres con 13 años. Trabaja durante cinco años en la hacienda de un tío paterno, la Hacienda de Santa Cruz. En 1925 Adolfo Correia regresa de Brasil. El tío decide recompensarlo por los cinco años de trabajo en la hacienda pagándole los estudios en Coimbra. Se instala en un colegio en la Carretera de la Frontera (actual Rua do Brasil) y en apenas dos años completa los primeros cinco del curso general del liceo.
En 1928 inicia los estudios de medicina en la Universidad de Coimbra. En 1929 comienza a frecuentar la tertulia literaria del café Central e inicia su colaboración en Presença, revista fundada dos años antes por Branquinho da Fonseca, João Gaspar Simões y José Régio. El contacto con el grupo es decisivo para la formación estético-literaria del poeta.
Publica su primer libro, Ansiedad, una colección de poemas cuyo título se revelará emblemático frente a lo que vendrá a ser el recorrido literario del autor. El libro jamás será reeditado. En 1930 publica Rampa, libro de poesía que sale en las ediciones de Presença. En 1931 publica tu tercer libro de poesía, Tributo. Se estrena también en la ficción narrativa con el libro de cuentos Pão Ázimo. Estas obras no serán reeditadas. En 1932 publica Abism . En 1933 termina los estudios de medicina y regresa a São Martinho de Anta para ejercer como médico . En 1934 publica la novela A Terceira Voz. Con este libro adopta el nombre literario Miguel Torga. En el prefacio, la despedida del nombre civil es firmada por Adolfo Rocha:
“Con un beso os lo entrego. Se llama Miguel Torga. Somos hermanos y tenemos la misma riqueza. Pero un día nos dimos cuenta de una cosa sencilla: para que a nuestros ojos uno de nosotros nazca como Cristo, necesariamente el otro tenía que hacer de Judas. Y yo me sacrificio. […] Te quedas, Miguel Torga, pero no me llames Judas, porque sólo para efectos legales (ya que el auto tiene que abrir con todas las ceremonias del estilo) me resigno a ser aquel que, lleno de remordimientos, se ahorcó en una higuera y, pendiendo de ella, yace, ad aeternum morto, comido por los bichos y con la lengua de afuera… Adolpho Rocha.”
En 1936 publica el poemario O Outro Livro de Job y funda, con el crítico Albano Nogueira, la revista Manifesto. En 1937 publica “Os Dois primeiros Dias” de A Criação do Mundo, romance autobiográfico. En diciembre de este año viaja a Europa. Regresa en enero del año siguiente. Atraviesa la España franquista, en plena guerra civil, y viaja por Francia, Italia, Suiza y Bélgica.
En 1938 publica “O Terceiro Dia” de A Criação do Mundo. Obtiene la especialidad en otorrinolaringología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Coimbra. Conoce a Andrée Crabbé, una estudiante belga, su futura esposa, en casa de Vitorino Nemésio, en Coimbra. Debido a algunas dificultades con la censura, sale en el mes de julio el quinto y último número de la revista Manifiesto. En 1939 se establece como médico otorrinolaringólogo en Leiria y publica “O Quarto Dia” donde hace una clara denuncia del franquismo y del fascismo de Mussolini.
El régimen de Salazar lo metió un tiempo en la cárcel por sus críticas al franquismo y fascismo. En prisión, escribe uno de sus más célebres poemas de resistencia, “Ariane”, incluido en el volumen I de Diário. En 1940 es liberado y se casa, en la ciudad de Coimbra, con Andrée Crabbé.
En los siguientes años se suceden las publicaciones de sus libros y la vigilancia del régimen. En 1955 nace su única hija, Clara.
En 1960 es considerado para la candidatura al premio Nobel, candidatura que es apoyada por Sophia de Mello Breyner Andresen, Eugenio de Andrade, Alexandre O’Neill, David Mourão-Ferreira, entre otros escritores e intelectuales. En 1969 rechaza el Prémio Nacional de Literatura, un galardón oficial del régimen. El 19 de abril, recibe el premio “Diário de Notícias” por su libro más reciente (el volumen X del Diário), distinción que contempla igualmente el conjunto de su obra literaria. En 1975, el 27 de septiembre, emite en la radio una alocución condenando las ejecuciones de cinco ciudadanos vascos perpetrados por el régimen de Franco.
En 1978 aparece de nuevo la candidatura de Miguel Torga al Premio Nobel de Literatura, con el apoyo de personalidades de la cultura portuguesa, así como algunos intelectuales y artistas extranjeros, entre ellos el Premio Nobel de Literatura del año anterior, Vicente Aleixandre. En 1980 se le otorga el Premio Morgado de Mateo, ex-aequo con Carlos Drummond de Andrade. En 1986 graba poemas en estudio para un disco conmemorativo que saldrá al año siguiente, con motivo del octogésimo aniversario. El LP recibirá el nombre de Oitenta Poemas.
Miguel Torga, rehabilitado tras la Revolución de los Claveles, obtuvo el Premio Camões en 1989, siendo el primer autor en recibir el premio literario más importante de la lengua portuguesa, y ese mismo año, el 2 de junio, se le otorga la condecoración de Oficial en la Orden de las Artes y Letras, de la República Francesa.
En 1992 recibe durante el año diversos homenajes como el Premio Vida Literaria, de la Associação Portuguesa de Escritores, en su primera edición. Prémio Figura do Ano, de la Associação dos Correspondentes da Imprensa Estrangeira, recibido en Estoril. Prémio Écureil de Literatura Estrangeira, del Salon du Livre de Bordéus, ceremonia realizada en el Ayuntamiento de Coimbra.
En 1994 recibe los Premio de la Crítica 1993 del Centro Portugués de la Asociación Internacional de Críticos Literarios.
El 7 de septiembre, es premiado por el Gobierno de Brasil en una ceremonia en la Embajada de Brasil en Lisboa.
Miguel Torga muere el 17 de enero de 1995, a las 12h y 33m, en Coimbra. Al día siguiente, es sepultado en una tumba común en el cementerio de São Martinho de Anta. Nunca le dieron el Nobel.
En el año 2000, se publica el libro escrito por su hija Clara Rocha: “Miguel Torga. Fotobiografia, (Publicações Dom Quixote), que fué reeditado en 2018; un testimonio de la vida y obra de este gran escritor y poeta y sobre todo, gran ser humano.
Relatos
Pão Ázimo (1931) Criação do Mundo. Os Dois Primeiros Dias (1937)
O Terceiro Dia da Criação do Mundo (1938)
O Quarto Dia da Criação do Mundo (1939)
O Quinto Dia da Criação do Mundo (1974)
O Sexto Dia da Criação do Mundo (1981)
Pedras lavradas (2001)
Rua (1994)
Bichos (1940)
Contos da Montanha (1941)
O Senhor Ventura (1943)
Novos Contos da Montanha (1944)
Vindima (1945)
Fogo Preso (1976)
Teatro
Terra Firme e Mar (1941)
O Paraíso (1949)
Sinfonia (1947)
Viajes
Portugal (1950)
Traço de União (1955)
Poesía
Ansiedade (1928)
Rampa (1930)
O Outro Livro de Job (1936)
Lamentação (1943)
Nihil Sibi (1948)
Cântico do Homem (1950)
Alguns Poemas Ibéricos (1952)
Penas do Purgatório (1954)
Orfeu Rebelde (1958)
Enlaces de interés :
http://espacomigueltorga.pt/p59-descripcion-tecnica-es
https://www.fronterad.com/la-doble-integridad-humana-y-literaria-del-poeta-portugues-miguel-torga/