Las palabras se curvan se tocan se oscurecen
Alguien afuera abre una puerta alguien toca el piano
Las palabras se guardan y se olvidan
No te debo nada
Sigo el movimiento del sueño sus huellas pequeñísimos
Sigo el movimiento del río su peso sus partículas su silencio
sus larvas sus laberintos las estrellas que flotan como cáscaras
Quedan los frescos
la pared llena de fotografías
la mañana
la espesa la temida
la mañana para no ser vista la mañana para llorarme
la larga la indefinible la quieta mañana
El aire se arquea con el peso de las acacias
De Leteo, 2002

y dije tu nombre
y el lugar era de aire
y la palabra
la presa
en la desolación de la fe
y la palabra cierva
en la amplitud del silencio
se desploma
dócil en su infinita contradicción
en su misericordia
y el corazón se cierra
y el corazón se abre
deslumbrándose
*****
el pelo corto me hace vulnerable
¿hacia dónde regreso?
estoy anclada
no hay polvo
está la inmovilidad de los objetos
absoluta quietamente detenida en mí
en otra memoria
lo incomprensible transparente
los visillos abriéndose
una mujer una ventana
los árboles rompiéndose las alas en la luz
y la mujer en la ventana
escena después del blanco
en las oficinas los teléfonos están ocupados y las secretarias
pasan una y otra vez el mismo memorándum y nadie sabe que está vivo
¿cuál porción de la realidad es más frágil
la mía
o aquella en la que me ven los demás?
*****
y no llueve
y los sauces doblándose
y la luz deshojándose
y mi vida más pensada que vivida
¿queda tiempo?
en la inestabilidad de otras memorias las plañideras lloran
en la canícula barro derretido de macetas y resolana
íbamos las muchachas a lo alto del río
los cestos amarillos de amole para tallar la ropa
machacábamos con piedra la mañana
en lo hueco la lejía
áspera limpísima
escurriéndose
abriendo sus ramas
floreciéndose
dispersándome hacia adentro
¿a dónde iría si pudiera llegar? ¿qué sería si yo fuera?
¿me oyes?
*****
¿y a quién le importan estos recuerdos?
ella muchacha con flores
y los vestidos plisados y la boca muy roja sonriendo
ahora sólo un retrato guardado en una caja de habanos
ella con el sol de mediodía
flores blancas
y los dos niños agarrados a su falda
caminando por el Parque México
ella que no sabía decir Kadish
despidiéndose en una estación de tren
despidiéndose de padres y hermanos
a quienes nunca más volvería a ver
ella gorda
vieja antes de tiempo
¿cómo pudo ocurrirme a mí?
el pelo recogido hacia atrás
y la mirada de un animal herido
y estuviste distante de los otros
y estuviste distante de ti
y te quedó para siempre el sabor del té
de aquel samovar de tu casa
tumbada sobre la poltrona de mimbre frente al espejo con las piernas abiertas
complácese ella en su cuerpo
lejos del oráculo agarrada de la profundidad de las orquídeas anticipa el placer
y ensoñecida se toca el sexo con los dedos llenos de saliva
¿quién es esa ella que desde mí se derrama anegándose en sí misma?
y yo no me canso de oír una y otra y otra vez las canciones de Bola de Nieve
y lo azul después de las misas de amaneciendo y de las enredaderas de lluvia
como si nada hubiera sucedido
y mi nana me tira del pelo recién lavado y lo trenza con listones de estambre
y el olor del café sube
¿por qué me despertaste?
*****
y el agua en su silencio de raíz
en su lentitud de raíz
se abre temblando
y la mañana se queja
y se mece con las viejas palabras
las largas las sumergidas palabras
dámelas para que pueda buscarte dámelas
para que pueda abrirme no al conocimiento de ti
sino al confuso presentimiento del camino hacia ti
desde esas palabras te hablo
desde el pensamiento y la idea del pensamiento
desde ti y el principio que emana de ti
desde el deseo de llegar hacia ti
y la mañana se abre
y comienza Shajarit
oh hermosura oh hermosura
oh hermosura
escúchame
donde quiera que estés
escúchame
*****
soy la última
en estar con ella
en asistirla
en morirla
suéltala —me dicen
pero si pudiera le daría mi pulso
si pudiera cubriría de flores su espanto
si pudiera le pediría a la mismísima tierra
que la absuelva
y la perdone
perdóname tú a mí
perdonada
Selección de poemas de «Migraciones»

(…) En las migraciones de los claveles rojos donde revientan cantos de aves picudas y se pudren las manzanas antes del desastre Ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan el sexo en el sudor de los polvos de arroz y de la hora del té Flujo de enredaderas a través de lo que siempre es lo mismo Ciudades atravesadas por el pensamiento Miércoles de ceniza La vieja nana nos mira desde un haz de luz Respiran estanques de sombras, llueve morados casi rojos El calor abre sus fauces Abajo, la luna inunda la calle Estamos en la fragilidad de la corteza del otoño En el parque rectangular en la canícula, cuando los colores claros son los más conmovedores Después de Shajarit olvidadas plegarias, ásperas Nacen vientos levemente aclarados por la oración, bosques de pirules Y mi abuela tocaba siempre la misma sonata Una niña toma una nieve en la esquina de una calle soleada Un hombre lee un periódico mientras espera el camión Se fractura la luz Y la ropa está tendida al sol. Impenetrable la sonata de la abuela Tú dijiste que era el verano Oh música Y la invasión de las albas y la invasión de los verdes Abajo, gritos de niños que juegan, vendedores de nueces respiración de rosas amarillas Y mi abuela me dijo a la salida del cine sueña que es hermoso el sueño de la vida, muchacha Bajo el sauce inmerso en el verano solo la impaciencia se demora Dóciles nubes descienden hacia el silencio El día se disipa en el aire caliente Estalla el verde dentro del verde Bajo el grifo de la bañera abro las piernas El chorro del agua cae El agua me penetra Es la hora en que se abren las palabras del Zohar Quedan las preguntas de siempre Me hundo más y más La luz late desordenadamente En el vértigo de Kol Nidrei antes de comenzar el gran ayuno En los vapores azules de las sinagogas Después y antes de Rosh Hashaná En el color blanco de la lluvia en la Plaza del Carmen mi abuela reza el rosario de las cinco Y al fondo precipitándose el eco del Shofar abre el año En la vertiente de las ausencias al noreste, en el estupor desembocan las palabras, la saliva, los insomnios y más hacia el este me masturbo pensando en ti Los chillidos de las gaviotas. El amanecer la espuma en el azoro del ala El color y el tiempo de las buganvilias son para ti el polen quedó en mis dedos Apriétame. Madura la lluvia tu olor de violetas acidas y afiebradas por el polvo las palabras que no son más que una oración larga una forma de locura después de la locura Las jaulas donde se encierran los perfumes, las alegrías interminables la voluptuosidad de nacer una vez y otra, éxtasis inmóvil Muévete más. Más Eres más aterradora que la noche Me dueles Fotografías casi despintadas por la fermentación del silencio Corredores abiertos Tu respiración aplasta el verano Y la fiebre enrojeció otros cielos Las terrazas lustradas se oscurecieron con las acacias Y en la cocina los platos recién lavados las frutas secas, los almíbares En la crecida de los ríos En la noche de los sauces En los lavaderos del sueño desde donde se desprende ese vaho de entrañas femeninas inconfundible y anchuroso te dejo mi muerte íntegra, intacta Toda mi muerte para ti ¿A quién se habla antes de morir? ¿Dónde estás? ¿En qué parte de mí puedo inventarte? Ciudades de hilo, carreteras que llevan siempre al principio Milagros amontonados en la cal de la iglesia de Santa Clara en Guanajuato Flores de tinta en un hebreo luido saliéndose de los rollos de la Torah Nada se mueve Se me están perdiendo los días, van resbalando despacio los va apretando la migraña No me encuentro. Ni siquiera tengo cirios para velar mi muerte ni siquiera sé las palabras del Kadish Ya no tengo brújula. Estoy abrazada al aire ¿Dónde se rompen los latidos? ¿Con qué se desprende este último pedazo de sueño? Y la casa amarrada a un árbol, amarrada al viento Las hojas y su sombra de ópalo Espiral de ecos Reverberación Somos lo que pensamos Pensamiento atrás del pensamiento Regresan las grullas abren con sus alas el silencio instantáneas flores blancas en un cielo vacío] Fragmento de “Ventana» |

Como si tuviera nostalgia de lo que estoy siendo
Nostalgia de mí
Como si pudiese comenzar de nuevo
Como si me mudara a otra casa
Como quien repite palabras que son mantras
Que son un monólogo desde ti hacia ti
Como quien oye llover
Como si fuese yo la que ha comenzado a morir y no tú
Como si el miedo y el polvo fuesen uno.
De Leteo, 2002

Gloria Gervitz (Ciudad de México, 29 de marzo de 1943 – 19 de abril de 2022). Poeta y traductora. Ha traducido obra de Kenneth Rexroth, Samuel Beckett, Susan Howe y Rita Dove.
Graduada en Historia del Arte por la Universidad Iberoamericana. La mayor parte de su obra poética se agrupa bajo el título de Migraciones, formada por siete libros: Shajarit (1979), Yiskor (1986), Leteo(1991), Pythia (1993), Equinoccio (1996), Treno (2000) y Septiembre (2003). No se trata de una recopilación ni de una antología, ni siquiera propiamente de una poesía reunida. Cada uno de estos libros recoge, en una nueva redacción, el trabajo anterior y le agrega el resultado de la reciente creación , de modo que el libro resulta en cada caso el mismo poema en un estado posterior de su desarrollo. “Llevo años escribiendo un poema que me crece como si fuera un árbol”, ha declarado la autora. En el 2017 la editorial Mangos de Hacha en coedición con la Secretaría de Cultura de México publicaron la nueva versión de Migraciones.
Fragmentos de Migraciones han sido traducidos al inglés, francés, italiano, alemán, portugués, hebreo, ruso, árabe y esloveno.
Gloria Gervitz ha recibido el Premio Fernando Jeno 1986 y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2019, otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile.
Enlaces de interés :
https://ctxt.es/es/20210201/Culturas/35097/gloria-gervitz-poeta-entrevista-migraciones.htm
http://132.248.9.195/pd2006/0603882/0603882.pdf
https://www.milenio.com/cultura/laberinto/llevo-42-anos-conviviendo-poema-gloria-gervitz
Nota: Entrada actualizada el 19 de abril de 2022 por el fallecimiento de la poeta.
¡Vuela alto poeta!
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