« El poeta no señala direcciones, sigue huellas en el río de la experiencia »
C. Alvarez
Presencias
Cada tarde
nacen y mueren
bajo la máscara vieja del hastío,
bajo la mueca de la luna,
las geografías de sus rostros
de palo.
Su lenguaje de limo crece,
árbol de tierra,
en el bosque del silencio.
Llenos de sí son un vacío
en el paisaje,
oquedades,
más viento que presencia,
tolvanera,
más voz de polvo que sonidos,
vértigos,
sus ojos no miran: murmuran,
dicen
con sílabas negras el nombre de la noche.
Vértigos,
son gritos del olvido,
rumores en la frente.
Son un bosque,
sus follajes sangran luz;
rizomas,
árboles de polvo viejo
en la tierra florida.
Surgen al mundo con el vértigo
de los días sin fruto;
flores marchitas del azar,
su silencio nos habla
desde el árbol:
pájaros negros en los ojos.
El Último Viaje
Si ahora es el día del último viaje,
si habré de esperar a que vuelva el coraje,
no esperes por mí, ya he partido,
no esperes por mí, ya he partido.
Los caminos son sueños del hombre despierto,
y la vida es vigilia del hombre que duerme
la misma pesadilla en el desierto,
la misma pesadilla en el desierto.
Solitario en mi voz voy dispuesto a perderme,
no hay peor maldición que el insomnio
en la noche del último viaje, del último viaje.
Si ahora es el día para despedirme
habré de marchar sin lugar dónde asirme,
decirnos adiós es inútil,
decirnos adiós es inútil.
En el agua la ola traslada el oleaje
y el mar no se mueve jamás de su sitio,
nosotros somos olas en el viaje,
nosotros somos olas en el viaje.
Solitario en mi voz voy dispuesto al camino
no hay peor maldición que el insomnio
en la noche del último viaje, del último viaje.
Espejos de luna quebrada en el agua
reflejan la llama en la flor de biznaga
que late detrás de mi pecho,
que late detrás de mi pecho.
Satisfecho y seguro camino en mi noche,
en la ruta hacia nunca no mido mi paso,
no hay hábito que el tiempo no reproche,
no hay hábito que el tiempo no reproche.
Solitario en mi voz voy dispuesto al abrazo,
no hay peor maldición que el insomnio
en la noche del último viaje, del último viaje.
Si al vivir uno escribe un destino,
morir es entonces perder el lenguaje;
si al morir se termina un camino,
vivir es entonces el último viaje.
«El último viaje», del disco «Fuego sobre el lienzo».
Letra y música © Cosme Álvarez (2003), versión de 2011
Poeta en muerte
A mis hijos
Es al amor de su hogar
adonde iría yo a colocarme
si hubiese que aclimatarse
a este mundo.
F. Nietzsche
De qué están hechos mis recuerdos
sino del hueso de la vida,
de qué están hechos vida y hueso
sino del polvo de la muerte.
De rueca y polvo es la memoria,
rama prendida a mi reflejo,
de la memoria un solo rastro
enciende hogueras en mi cuerpo;
de un rostro nace un firmamento,
del firmamento otra vida.
De las palabras cae un eco,
la mano palpa en la memoria,
bosque imantado de mis huesos,
cristal de áspero mercurio
donde los dedos del olvido
dan al espíritu espejismos.
Una pregunta es un fantasma
cuando interroga lo perdido;
trazo de luz más que presencia,
yo voy detrás de sus pisadas.
He vuelto, solo y vulnerable,
a la ciudad de mis recuerdos,
volvimos, yo y mi torvanada,
para cavar sobre mi huella,
uña sangrante de experiencia,
guadaña, aguja puercoespina,
rasga el ahora, y en la muerte
cambia el misterio por nostalgia.
En la mirada crece el tiempo,
nube hilandera de espantajos.
Aquí a la orilla del silencio,
vida liviana para el ojo,
no hay luz, hay voz que se derrama:
va del ombligo a la retina.
De ayer a hoy hay sólo un paso,
la uña, el filo, la hendidura
de los recuerdos y las fechas,
donde el telar de lo visible
hilvana polvo de los huesos
y teje vida de la nada.
Aquí es el llanto, el alborozo,
o es el silencio de la muerte;
mi vida pende como fruta:
recia raíz de lima dura
donde la mano del recuerdo
mueve el tobillo del instante.
Hecha de imagen y de mundo,
la realidad es otro sueño,
va boca adentro de la vida,
hilvana horror en la mirada.
Aquí me entrego a los incendios,
bajo mis párpados hay lumbre;
aquí despierta lo indecible
desde la voz de la mirada.
De qué están hechos ojo y sueño,
sino de imagen y medida;
de qué está hecha la mirada,
sino de instante incomprensible;
la luz concibe el arco iris,
el ojo es voz de lo sagrado.
En el decir de la mirada
todas las voces y ninguna;
del hueso nacen las palabras,
de las palabras: balbuceo.
Uno al mirar palpa siluetas,
vocales, sílabas de carne,
ya no es un eco de la muerte,
es un decir y es el silencio;
hay algo hablándome al oído,
me entrego entero a su dictado.
Aquí es el límite del habla:
toco la luna con las manos;
del agualuz brotan objetos;
de lo que es real, albor nacido.
Aquí, a la orilla del lenguaje,
la voz es lazo de mi aliento,
aquí intercedo, me disuelvo
en lo sagrado que contemplo;
el mundo es hecho de silencios
en danza hueca de vocales.
La realidad no tiene lados,
dátil caído de la rama;
desde la rama nace el habla
entre el follaje de los verbos.
Hago que callen las palabras,
los dioses huecos y su espuma,
el ruidajal del hablerío:
alto crepúsculo sonoro
donde el ramal de la experiencia
es lo mirado y lo que mira.
De qué está hecho nuestro barro
sino de luz y de conciencia,
limo preñado por el tiempo
en el azar de lo nacido.
De piel y jaspe, de esqueleto
es la materia de mi cuerpo;
desde la rueca, desde el vientre,
se teje el hilo de mi muerte,
el cuerpo es voz, memoria, polvo,
rama prendida a algún reflejo.
De qué está hecho el hombre en muerte,
sino de ausencia en la pupila:
es la mirada lo que muere;
detrás del ojo: albor vacío,
memoria y polvo de los huesos
entre la sed de lo perdido.
La sensación es lo que muere,
el fundamento de los sueños;
el peso muerto de la muerte
cae sobre el cuerpo de la vida.
De la embestida, del instante,
es la materia de lo muerto;
hacia la muerte sólo un paso
hecho de ayeres en los ojos.
La muerte escarba, con los dientes,
el hueso, el jaspe, el esqueleto,
busca en la piel de lo nacido
el hueso vivo de tus huesos,
muerde la luz, lengua de frío,
y lleva el alma hacia el espanto.
De qué está hecha nuestra muerte,
sino de amor seco en los ojos;
mi muerte no es estar callado,
es voz sin riesgo en mi palabra.
Soy el arquero de la noche,
mi flecha es luna de obsidiana;
en la memoria está mi arco,
en el carcaj toda mi vida;
la muerte habla por el ojo,
la mano palpa sobre el mundo.
De qué está hecha mi tristeza,
sino de pérdida y penuria;
aquí libero los sentidos,
no hay voz que oír, sólo sonido;
callan mis ojos, calla el arco,
y calla el eco de la muerte.
Soy un arquero de palabras
donde no hay blanco sino ausencia;
mi vida pende de la rama
en el presente con la muerte.
El habla tiene una frontera,
en su contorno está mi riesgo,
voy tras su huella entre palabras,
voy por el bosque de los ojos.
Avanzo a solas entre espectros,
hay un relámpago en el iris,
hay un murmullo, un balbuceo,
hay un arquero tras la flecha,
es la mirada, su sonido,
la voz que pende del vacío.
De qué están hechas mis palabras,
sino de actos en la vida,
de amor y muerte, de mis huellas,
de luz y sombra, de sendero.
Aquí confieso, me disuelvo,
mis ojos siguen una estela;
quiero fundirme en los misterios,
quiero ser mundo en el incendio,
interceder desde mis huesos
entre tus ojos y el silencio.
Cosme Álvarez(Ahome, Sinaloa, México, el 25 de mayo de 1964). Poeta, músico y editor.
De 1986 a 1987 asistió al taller de Literatura de Héctor Manjarrez. Ha impartido talleres de narrativa y poesía.
Ha sido colaborador en Unomásuno, Sábado, La Talacha, Tierra Adentro, Revista de la Biblioteca de México, Blanco Móvil y Acequias, entre otras. Ha fundado y dirigido dos revistas de arte y literatura: Revólver (1991-1992) y Astillero (2000). Dirige la revista electrónica La Guarida. Literatura de España y América Latina. Fue Coordinador de Difusión Cultural, Publicaciones y Extensión Universitaria de la Universidad Autónoma Indígena de México (UAIM), Mochicahui, El Fuerte, Sinaloa (2008-2009) y Coordinador de proyectos en la editorial Espejo de Obsidiana (2001-2002).
Obra publicada:
Poesía: Sombra subterránea (firmado con el seudónimo de Cosme Almada), Conaculta/Fondo Editorial Tierra Adentro, núm. 47, 1992. || El cántaro de fuego, e.a., 1994. || El azar de los hechos, FCE/Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional, Letras Mexicanas, 1998; El azar de los hechos (Poesía 1992-1997), 2015 || Vivo sueño, Ediciones Sin Nombre/DIFOCUR, Sinaloa, 2006. || Cantos de venado, Conaculta, 2007. || El azar de los hechos (Poesía 1992-1997), FCE, 2015; 2018. || Vivir. Selección de poemas (2000-2014) / Living. Selected poems (2000-2014), Mumbai, Instituto Cervantes de Nueva Dehli / IberoAmerican Voices / TataLitFest, 2019.
Algunos de sus poemas y cuentos se encuentran en Taller, taller poético y tierra nueva (colectivo), UNAM, 1988; Antología de poetas sinaloenses, Conaculta, 1996; La bamba cultural, IMC, Chicago, 1999; Ecos de voces. Generación poética de los sesentas, Arlequín/Fonca/Sigma Servicios editoriales, 2003.
Reconocimientos :
Primer lugar en el I Certamen de los Juegos Florales 1994 de la Bahía de Topolobampo, Sinaloa. Primer lugar en el I Certamen de los Juegos Florales 1994 de Los Mochis, Sinaloa. Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 1997 en poesía, por El azar de los hechos.
Como músico ha sido incluido en el libro Atlas del Jazz en México (2016).
Desde 2003, ofrece conciertos con la finalidad de llevar la poesía a los espacios del rock y el rock a los espacios de la poesía. En 2009 inició una gira que, según sus palabras, terminará en su lecho de muerte. Durante 2009-2010 formó el grupo LosDeEnmedio, concepto escénico que reúne a los poetas Cosme Álvarez y Leonel Rodríguez, y al artista plástico Alejandro Álvarez [Varezal], en torno de una propuesta musical que rescata la tradición de los antiguos juglares, bajo el precepto de que hay historias que son mejores cantadas que contadas. En marzo de 2011 inicio una gira por la Ciudad de México: «Cosme es el pretexto», en la que reunió a más de una docena de poetas y músicos que interpretaron sus canciones.
Enlaces de interés :
Blog de C.Álvarez : http://cosmeal.blogspot.com
https://www.reverbnation.com/cosmeÁlvarez/song/17407686-a-la-mitad-del-camino
https://www.dailymotion.com/video/xp3hjt
http://www.lag.uia.mx/publico/publicaciones/acequias/acequias43/A43desperatsonoro44.pdf
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