7 Poemas de Blanca de los Ríos

Todo respira amor

Todo respira amor: la mariposa
se sacia de perfumes y de luz;
ebrios de aromas los insectos vuelan
vacilantes, temblando en el azul.
Las ramas de los árboles se besan?
¡Qué más himno, Señor, que el mes de abril!
¡Hasta en la charca resplandece el cielo
y hasta en el fango inmundo ama el reptil!
Cuando los cielos y la tierra brillan
rebosando de músicas y amor,
siento un dolor tan grande como el mundo:
¡Tengo celos de toda la creación!

 

Blanca-de-los-Rios

La hoja blanca

¡Cuántas veces, la frente en la mano
y en el blanco papel la mirada,
entre el blanco papel y la mente
sorda lucha en secreto se entabla!

Como el mar solicita las velas,
como el aire estimula las alas,
el papel, con su casta blancura,
solicita a la idea y la llama.

Ven -le dice-; sumido en la mente,
pobre germen, te anulas, te matas;
tenue ser de la nada engendrado,
¿no te asusta el volver a la nada?

Ven, amiga; yo soy tu destino,
soy el aire que al águila aguarda,
soy silencio que aguarda armonías,
soy el mármol que quiere ser estatua.

Soy espera y misterio de cita;
tú la ignota belleza esperada;
soy lo incierto, lo vago, lo amorfo;
tú la línea, el color, la palabra.

Yo, mezquino papel, soy el lienzo
donde el Verbo su imagen estampa…
¡Cuántas veces impresa con sangre
en mi nieve su faz deja el alma!

Realidad, terrible azote

Realidad, terrible azote
del alma que mundos crea
con ese eterno don Quijote
que sueña su Dulcinea.
Soñar? ¡donosa locura!,
soñar que un ángel se encierra
en la pobre vestidura
que ha de podrirse en la tierra.
Despertemos? -¿Qué es la vida?-.
-Festín de cuervos hambrientos-.
-¿Y el alma?-. Hambrienta rendida
que devora sentimientos-.
-¿Y el cielo?-. El espacio?, nada-.
-¿Y Dios? ?El vano anhelar
de la humanidad cansada-.

El poeta

Yo soy como el lirio que brota en la cumbre

y el alba corona de azul tornasol;

marchita su vida del cénit la lumbre,

¿qué importa?… ¡le matan los besos del sol!

 

Yo bebo mezclados en copa de oro

mas goce que el mundo, más goce y más hiel;

yo siento consuelos divinos si lloro,

y hiere mis sienes de gloria el laurel.

 

Yo llevo en mi lira dormidas las notas

que harán de ternura las flores temblar;

yo bebo sediento del alba las gotas,

y arrullan mi sueño las ondas del mar.

 

Yo soy como el viento, soy libre y potente-

no acato ni tronos, ni espada, ni ley;

delante del pobre doblego la frente,

la máscara arranco del rostro del rey.

 

Mi vida es un sueño, mi sueño la gloria,

mi gloria delirio, delirio mi amor;

mi espíritu rompe del mundo la escoria

y bate sus alas del éter señor.

 

Yo miro en las noches serenas de estío,

temblando, á los cielos la luna subir;

y el beso del alba—¡cuán pálido y frió!—

me anuncia que es fuerza tornar á vivir.

 

Mi vista penetra detras de las nubes

y rompe atrevida la bóveda azul,

y ve cuando ciñen los blancos querubes

la frente del alba de perlas y tul.

 

El mar á mis ojos su seno delata

mostrándome abierto su inmenso fanal,

rodando en su seno los peces de plata,

las algas, las perlas y el rojo coral.

 

Yo cruzo el Oriente, la cuna del mundo

que mecen los mares de plata y azul,

que arrullan las olas con eco profundo,

que cubren los cielos de espléndido tul.

 

Do el sol en ocaso vertiendo el tesoro

de rayos que bajan en roja espiral,

temblando en los aires cual garza de oro

se posa en las ramas de palma oriental.

 

Do el negro coloso, que es tumba y es monte,

envuelto de nubes en niveo capuz,

arroja á las líneas del vasto horizonte

miradas de siglos con ojos sin luz.

 

De telas de Oriente dormida á la sombra,

sorprendo á la tribu que planta el real

do quiera que el prado le tiende su alfombra

y el agua desata sonoro raudal.

 

Contemplo, á la sombra de rotas arcadas,

las nubias de boca de ardiente arrebol

dormir cual estatuas de bronce truncadas

que besa en los labios un rayo de sol.

 

Del címbalo al eco que vibra sonoro,

descubro, agrupadas con gala marcial,

mil torres con flechas y lanzas de oro,

cual hueste brillante de pompa oriental.

 

Y admiro, rivales del cálido Oriente

que esquiva sus besos de ardiente arrebol,

las góticas torres del triste Occidente

lanzarse atrevidas tras rayos de sol.

 

Contemplo la América, las islas en coro,

la Libia, que parte del sol el dosel;

los cielos, los mares, los astros de oro,

cual sombras de un sueño rodando en tropel.

 

Yo siento en mi pecho, con eco profundo,

de inmensas pasiones las ondas rodar.

¡parece que el alma gigante del mundo

en vaso tan pobre se quiso albergar!…

 

Venid, de estos siglos yo soy el profeta;

mi acento arrebata los pueblos en pos;

oíd de rodillas: ¡yo soy el poeta,

yo soy en la tierra la sombra de Dios!…

Sevilla, Enero del 79

blanca conferencia

Conferencia  en el hotel Ritz,1914

A Zorrilla

Atrás el endecasílabo

el soneto y la canción;

callen las rimas de Italia,

y hablé el romance español

¿Hable ,dije?,mejor, llore

con perdurable dolor

que hoy yace muerto en Castilla

quien nueva vida le  dió:

¡Zorrilla!, eI alma de España,

que en noble barro anidó,

para revivir sus glorias,

perdió por siempre la voz.

Muda ésta, por siempre muda

la boca donde cantó,

por los labios del poeta,

la española tradición.

¡Hoy entierran  a Zorrilla,

y España, que en él vivió

siente que con él entierran

su gigante corazón!

Madrigales

            TU NOMBRE

                      I

Soñé contigo en dulce desvarío,

y despierta á los rayos matinales,

escribí con el dedo en los cristales

tu nombre sobre gotas de rocío;

y al desgarrar el congelado velo

a la lumbre del sol, vi, cielo mió,

que era tu nombre azul el mismo cielo.

           TÚ Y YO

                 II

Yo soy la pobre flor que en el estío

sobre el ardiente polvo se consume:

sé tú la blanca perla de rocío,

y yo te daré en cambio mi perfume.

Si es mar de llanto la existencia mia,

tú eres rayo de sol; mírate en ella,

y en tanto que amanece eterno dia,

si yo la noche soy, sé tú mi estrella.

          MISTERIOS

                   III

Quisiera ver la gruta diamantina

a donde oculta el rayo y las centellas

el ángel que recoge las estrellas

cuando el sol los espacios ilumina.

y preguntar al alba sonrosada

dónde guarda las perlas del rocío,

y saber miéntras duermes, ángel mió,

dónde flota la luz de tu mirada.

                    IV

Pasó de la tormenta el aquilón…

ya te arrojé de mí, ya soy más fuerte

que el mismo amor y que la misma muerte

ya estoy junto al volcan, y no me abraso…

mas por verter la esencia estrellé el vaso.

¡por olvidarte he roto el corazón!

Blanca de los rios

Veladas de Invierno

¡Adiós, veladas de la infancia mia,

noches de amor, no volvereis jamás!

las que pasé á las plantas de mi madre

dormida junto al fuego del hogar.

Jamás, jamás las implacables horas

que, atados á su carro sin piedad,

nos arrastran al fondo del abismo

su carrera de muerte detendrán.

Ellas cruzan por cima de las flores,

sin ver que las marchitan al pasar;

mostrándonos la imagen de la dicha,

corren, gritando siempre ¡más allá!…

y nos arrastran por floridas sendas

que nunca volveremos á pisar.

 

Aun recuerdo las horas de la infancia,

más dulces porque nunca tornarán.

Ya se apagó el hogar, y las veladas

que huyeron á su luz no vuelven más.

Náufragos restos del bajel perdido

que á la playa arrojó la tempestad,

somos dos aves que el sagrado techo

de la vejez cobija en su orfandad;

planta sin flor junto al marchito sauce,

mi pobre juventud pasando va;

vivo de la esperanza y los recuerdos,

y más bien que vivir esto es soñar.

 

Cuando bajan las sombras de la noche

en torno del brasero de metal,

do cual roja pirámide de oro

arde el fuego sagrado del hogar,

alredor de una mesa nos sentamos,

do á Dios nuestras plegarias se alzarán,

do en los libros, herencia de los genios,

la luz mi inteligencia buscará;

que si es templo el hogar de la familia,

la mesa sobre el fuego es el altar.

arde la blanca llama de la lámpara,

prisionera en su cárcel de cristal;

las sombras de la blanca porcelana

cual un crespón á suspenderse van

del techo, donde en medio de las sombras

se ve un rayo de luz juguetear;

una estrella parece en las tinieblas

la luz que sube en cándida espiral;

el libro abierto de las santas vidas

la frente de la anciana va á besar;

quizás vencida al peso de su nieve

la marchita cabeza inclinará.

Todo es silencio y calma en torno mió,

y, en medio de la densa oscuridad,

sólo velan las luces de mis ojos,

la lámpara y el fuego del hogar.

Rueda, á veces, la lluvia en los cristales,

o medroso retumba el huracán,

y del reloj se escucha imperturbable

el corazón de acero palpitar,

o, á veces, un suspiro con que anuncia

que va vibrar su lengua de metal;

¡parece que suspiran sus entrañas

por las horas que dejan escapar!

¿qué predicen tus ecos incesantes,

heraldo de la negra eternidad?

¿no ves que con tu ritmo se acompasa

el de mi vida, que callado va?.

No mezcles ¡ay! la duda y la agonía

con mi tranquila y dulce soledad!

 

Vosotras, noches de tranquilas horas,

que tan largas paflecen á mi afan,

¿volveréis otra vez á mi camino

solitarias veladas del hogar?…

Quizá las que hoy lamento desgraciadas

mi corazón un dia envidiará…

¡Tal vez llorando evocaré las sombras

de estas noches que nunca volverán!..-

Sevilla, 1879.

libroblancade

Blanca de los Ríos Nostench (Sevilla, 15 de agosto de 1862-Madrid, 13 de abril de 1956) fue  escritora, poeta, articulista, feminista  y conferenciante .

Hija de Demetrio de los ríos y Serrano, arquitecto y arqueólogo, y de María Teresa Nostench y Rodríguez de Henestrosa, pintora.  Consuelo Flecha  en la biografia que escribió sobre  ella dice:  «Rodeada de un ambiente familiar de escritores, políticos, artistas y médicos, su educación se benefició de la riqueza de estímulos y de posibilidades que ese contexto cultural le iba proporcionando. Su padre, Demetrio de los Ríos, arquitecto, su abuelo materno, médico, sus tíos, escritores como José Amador de los Ríos, y políticos, fueron una referencia a la que ella se supo acoger inteligentemente, aunque supiera que, por su condición de mujer, no todos los caminos le eran igualmente fáciles.”

Con 18 años publica su  primera novela Margarita ( 1878) , a esta le siguieron los poemarios Los funerales del César (1880), Esperanzas y recuerdos (1881) que se volvió a editar ampliado en 1912, El romancero de Don Jaime El Conquistador y La novia del marinero (1886). Algo posteriores son sus siguientes novelas Melita palma (1901), Sangre española(1902) y La niña Sanabria (1907). Durante estos años publicó numerosos cuentos como Las hijas de don Juan, Madrid goyesco y Los diablos azules, y colecciones de relatos como La Rondeña (cuentos Andaluces) de 1902, El Salvador (cuentos varios) (1902 ) y El tesoro de Sorbas (1914).

Asi mismo publicó artículos en diversos medios de la época como en El Imparcial, Nuevo Mundo, Blanco y Negro, La Enseñanza Moderna y muchos otros; en 1918 fundó la revista Raza Española, la cual dirigió hasta 1930, año en que desapareció y donde difundió su pensamiento feminista.  

Su dedicación al  estudio y crítica de la literatura, bajo la dirección de Marcelino Menendez Pelayo la llevaron a escribir su obra Del siglo de Oro publicada en 1910

Otros textos que merecen ser destacados son los que publicó sobre Calderon de la Barca y su obra, La vida es sueño y los diez Segismundos de Calderón, así como sobre el Quijote: Sevilla, cuna del Quijote; una critica sobre las Obras Completas de Tirso De Molina (lo que le valió el reconocimiento de la Real Academia de la Lengua Española) y como dato curioso, gracias a sus investigaciones Blanca encontró la partida de bautismo de Lope de Vega que se creía perdida.  También incursionó en el estudio de  personajes literarios con la obra  Los grandes mitos de la Edad Moderna: Don Quijote,Don Juan ,Segismundo, Hamlet y Fausto.

 Asi mismo estudió la figura y la obra de Santa Teresa de Jesús sobre la que pronunció diversas conferencias: Influjo de la mística de Santa Teresa, singularmente sobre nuestro grande arte nacional (1913), Santa Teresa de Jesús y su apostolado de amor (1915), Guía espiritual de España (1915) y Ávila y Santa Teresa (1915). Por esta faceta fue muy alabada destacando su elocuencia, originalidad y riqueza de su léxico.

Recibió  numerosas condecoraciones como la Medalla de Oro del Trabajo , la Cruz de Alfonso XII, en un homenaje presidido por la reina Victoria Eugenia, y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.

Su candidatura  a formar parte de la Real Academia de la Lengua Española fué presentada aunque no aceptada, en cambio si perteneció al Ateneo de Madrid y formó parte de la Asamblea Nacional entre 1927 y 1929.

Blanca de los Rios fué gran amiga de Emilia Pardo Bazán ,amistad que quedó reflejada en un rico legado epistolar( más de 80 cartas) que se extendió durante 27 años y que ha sido recopilado  (tras una laboriosa búsqueda )y publicado  por Ana María Freire, profesora de literatura de la UNED, y Dolores Thion-Soriano Mollá, de la universidad francesa de Pau , autoras del libro Cartas de buena amistad. Epistolario de Emilia Pardo Bazán a Blanca de los Ríos (1893-1919) (Iberoamericana Editorial Vervuert).

¿ Por qué esta mujer no está en los libros de historia y/o  literatura?

Buena pregunta…

 


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