Lo que haré
No bailaré al ritmo de su tambor de guerra.
No prestaré mi alma y mis huesos a su tambor
[de guerra.
No bailaré a su ritmo.
Conozco ese ritmo, es un ritmo sin vida.
Conozco muy bien esa piel que usted golpea.
Estuvo viva aún después de cazada, robada,
[expandida.
No bailaré al ritmo de su tambor de guerra.
Yo no voy a estallar por usted.
Yo no voy a odiar por usted,
ni siquiera voy a odiarlo a usted.
No voy a matar por usted.
Especialmente, no moriré por usted.
No voy a llorar la muerte con asesinato ni suicidio.
No me pondré de su lado ni bailaré con bombas
[porque todos los demás están bailando.
Todos pueden estar equivocados.
La vida es un derecho, no un daño colateral
[o casual.
No olvidaré de dónde vengo.
Yo tocaré mi propio tambor.
Reuniré a mis amados cercanos y nuestro
[canto será danza.
Nuestro zumbido será el ritmo.
No seré engañada.
No prestaré mi nombre ni mi ritmo a su sonido.
Yo bailaré y resistiré y bailaré y persistiré y bailaré.
Este latido de mi corazón suena más alto que
[la muerte.
Su tambor de guerra no sonará más alto que
[mi aliento.
Gaza
a great miracle happened here
a festival of lights
a casting of lead upon children
an army feasting on epiphany
i know nothing under the sun over the wall no one mentions
some must die wrapped in floral petroleum blanket
no coverage
i have come to every day armageddon
a ladder left unattended
six candles burn down a house
a horse tied to smoke
some must die to send a signal
flat line scream live stream river a memory longer than life spans
the living want to die in their country
no open doors no open seas no open
hands full of heart five daughters wrapped in white
each day jihad
each day faith over fear
each day a mirror of fire
the living want to die with their families
the girl loses limbs her brother gathers arms
some must die for not dying
children on hospital floor mother beside
them the father in shock this is my family
i have failed them this is my family i did
not raise their heads i have buried them
my family what will i do now my family is bread
one fish one people cut into pieces
there is a thirst thefts life
there is a hunger a winter within winter
some must die to bring salvation
i have come to end times always present
the woman lost parents her children and screams
my sister i have lost my sister i want to die
my sister’s eyes were honey her voice mine
i can’t face this only god only god my sister
medics killed schools hit convoys bombed
the injured are dying the dead are buried in three
hours the people pray together and curse the people
mourn loud and quiet always too loud not enough
some must die because they are the vicinity
some must die because it was written
no army does not apologize has never
apologized authority chases paper assembly
occupation settles deeper
a great miracle here
the living are dying and the dying living
a festival of lights
a strip a land a blaze
the sea a mirror of fire
a casting of lead upon children
their heads roll off their shoulders into streets
their tops spin in hands
an army feasting on epiphany
driving future into history
carrying torches into women
Ruptura en racimo
Toda la Historia Sagrada, prohibida.
Libros no escritos predijeron el futuro,
proyectaron el pasado,
pero mi cabeza desenvuelve lo que parece no
[tener límite,
la violencia creativa del hombre.
¿Qué hijo, el de quién, será?
¿Qué hijo varón perecerá un nuevo día?
La muerte de nuestros niños nos impulsa.
Acariciamos cadáveres.
Lloramos mujeres, es complicado.
A las putas les pegan a diario.
Se obtienen beneficios,
se ignora a los profetas.
Guerra y diente esmaltaron, echaron sal,
[a infancias de limón.
Todos los colores corren, nadie es firme.
No busques sombra detrás de mí.
La llevo dentro.
Vivo ciclos de luz y oscuridad.
El ritmo es mitad silencio.
Lo veo ahora, nunca fui una y no la otra.
Enfermedad, salud, violencia tierna:
pienso ahora que nunca fui pura.
Antes que forma, fui tormenta, ciega
[tonta —aún lo soy.
La Humanidad se contrae ciega, maligna.
Nunca fui pura.
Niña consentida antes de madurar.
El lenguaje no puede reducirme.
Experimento de manera exponencial.
Todo es todo.
Una mujer pierde 15, puede que 20, miembros
[de su familia.
Una mujer pierde seis.
Una mujer pierde su cabeza.
Una mujer busca en los escombros.
Una mujer se alimenta de basura.
Una mujer se pega un tiro en la cara.
Una mujer le pega un tiro a su marido.
Una mujer se amarra.
Una mujer da a luz a un bebé.
Una mujer da a luz a las fronteras.
Una mujer ya no cree que el amor la encontrará
[algún día.
Una mujer no lo creyó nunca.
¿Adónde van los corazones de los refugiados?
Rotos, insultados, colocados en un lugar de
[donde no son,
no quieren que no se les vea.
Enfrentados a la ausencia.
Lloramos al otro o no significamos nada de nada.
Mi espina se curva en espiral.
El precipicio corre hacia y desde los seres
[humanos.
Dejamos atrás bombas de racimo.
Minas de facto.
Dolor en llamas.
Cosecha de tabaco contaminado.
Cosecha de bombas.
Cosecha de dientes de leche.
Cosecha de palmas, humo.
Cosecha de testigos, humo.
Resoluciones, humo.
Salvación, humo.
Redención, humo.
Respira.
No temas a lo que ha estallado.
Si has de temer, teme a lo que no ha explotado
[aún.
De arroz
Somos mujeres simples
ponemos azúcar en nuestro té de la mañana
comemos arroz en todas las comidas
nosotras de una tierra simple
guardábamos el azúcar en una bolsa
el arroz en otra
vivíamos de la tierra marrón
dábamos higos a los fedayines
aceitunas y almendras.
Cuando hicieron la redada en nuestras casas
volcaron el azúcar en el arroz
para arruinar ambos
ahora comemos arroz dulce
con nuestro té de la mañana comemos
comidas de resistencia.
Esto no es un poema es una promesa
Al borde de las
lágrimas, de la cordura y de la guerra,
me siento impotente, sin
esperanzas y sin vida.
¿Qué les diré a los jóvenes?
Cómo decirles, «…tu voz no
significa nada para quienes
piensan que la vida es el control
de los demás y la codicia? ¿Y dónde
están seguros quienes tratan
de no hacer daño a los demás?
Yo no quiero hacer daño a nadie, ¡Dios lo sabe!
En Irak, los niños miran con miedo
el cielo de la noche, como si
no hubiese estrellas, sólo bombas en el
Cosmos.
Y le temen a la tierra, porque
ahora cuentan los cánceres
de sus capuchas, donde
antes no los había.
¿Y cómo les diré a los jóvenes yanquis
que la cultura popular no tiene nada que ver
con la justicia ni con todo lo que los
aísla del mundo? ¿Y cómo gritaré,
si no me queda voz?
¿Y quién responderá a mis preguntas?
No será Rachel Corrie. Está muerta.
Y no importa lo que diga algún ejército.
He visto las fotos
Iba vestida de un color naranja
luminoso y estaba viva un minuto antes, y luego muerta
bajo los escombros, un minuto después.
En cuanto a mí, al parecer
ya me dejan insensible los palestinos
muertos, porque el asesinato de esta
muchacha
blanca de Olympia, Washington,
me ha partido el corazón y me ha helado la sangre.
Unos diez palestinos han caído
asesinados desde
ayer, cuando una excavadora Caterpillar,
conducida por un hombre,
demolió ese hogar que era su cuerpo.
Si alguien conoce a su familia, transmítanle
mi pésame y mi dolor.
Su teléfono, que le servía para las reuniones,
está en internet.
Allí se puede
leer lo que contaba sobre su experiencia en
Palestina.
Era una buena escritora.
Hay gente que dice,
«Para empezar,
no debería haber estado allí».
Ahora está muerta.
«¡Que se joda!».
Ahora está muerta.
«¡Puta traidora!».
Ahora está muerta.
¿Qué les diré a los jóvenes sobre la
no violencia, cuando
pueden ver
por sí mismos
que ni el naranja luminoso ni el megáfono
ni las cámaras ni la ciudadanía yanqui
impiden que a uno lo maten?
Recuerdo los tiempos en que linchaban a muchachos negros
y los descuartizaban por mirar a mujeres blancas.
Ahora los dólares de los impuestos aplastan la contestación
dondequiera que florezca.
Escudos humanos para objetivos humanos.
Hay palabras que retiro. Las
recupero
y ya no le permitiré a nadie que dicte mi
lenguaje.
No existe un «ala derecha», un ala es natural,
y el asesinato
puede ser humano, pero no natural,
incluso si los animales se devoran entre sí.
¿Es eso lo que somos, animales?
Si es así, reivindícalo, hijo de puta.
No existe una «madre de todas las bombas».
Blair, Sharon, Bush, todos
tienen madres y no importa lo que hagan, hay
algo que aman.
El poder blanco, el petróleo, la necesidad de ser
los únicos elegidos por Dios, lo que sea,
pero aman algo, porque
sus madres los amaron.
Una bomba no ama nada, no tiene madre y
no se ocupa de la vida.
No existe una madre de todas las bombas,
Sólo la autodestrucción de la humanidad.
No existe seguridad en ser un matón. Lo sé, porque
me han intimidado y sé,
con mis primeras canas, que el poder
verdadero
no se ejerce sobre otros, sino sobre uno mismo.
Esto no es un poema, no es una amenaza.
Es una promesa.
Dios tiene más imaginación
que todos nosotros juntos y no sé
cuál será la forma de retribución, pero
he visto antes el karma y lo veré
de nuevo y, entonces, proclamaré
los nombres de los inocentes y me pondré de lado
de aquellos que mantuvieron sus manos limpias
de sangre
y sus corazones limpios de odio.
Hoy es difícil no sentir odio. Pero a mí
me han amado, yo he amado y sé
que quienes deshumanizan a su enemigo
se deshumanizan a sí mismos.
La paz y la justicia son divinas.
Rachel Corrie escribió,
«A pesar de todo, estoy segura de que por mucho
que hubiera leído, asistido a conferencias,
visto documentales y escuchado relatos personales,
nada me hubiera preparado
para la realidad de la situación
aquí.
No es posible imaginarla hasta que se ve,
e, incluso entonces,
una es consciente de que la
experiencia
no tiene nada que ver con la realidad: con las
dificultades
que tendría el ejército israelí si disparase
contra una ciudadana
estadounidense, y con el hecho de que yo tenga dinero
para comprar agua,
pero el ejército destruya los pozos y, por supuesto,
con el hecho
de que siempre me queda la opción de marcharme de aquí. A nadie
de mi familia, en mi ciudad,
le han disparado nunca un misil, mientras
conducía su coche,
desde una torre al final de una calle.
Tengo un hogar. Puedo ir a contemplar
el océano.»
Ahora está muerta. Y el océano
echará de menos su mirada. Palestina añorará
su corazón, pero su familia
recordará su coraje.
Y el presidente de los Estados Unidos de
América
(¿cuándo ocurrió otra vez?) ha
declarado la guerra contra Irak y se nos prometen
muchas muertes.
¿Qué les diré a los jóvenes sobre lo que sea?
En especial sobre humanidad y moralidad.
Un mes antes de que la mataran, Rachel
escribió a los suyos,
«Mucha gente quiere que la escuchen,
y yo
creo que debemos usar nuestros privilegios de
internacionalistas para que esas voces sean escuchadas
sin intermediarios
en los Estados Unidos, en vez de a través del filtro
bienintencionado
de internacionalistas como yo. Sólo estoy
empezando
a aprender, en lo que espero que sea
una intensa experiencia,
sobre la capacidad organizadora de la gente
contra toda clase de dificultades,
y sobre la capacidad de resistir.»
Exijo más apelativos: heroica, valiente, soldado.
Esta mujer joven hizo lo impensable,
no pestañeó, no dudó en dar un paso al frente, no
se echó atrás
ante la muerte. ¿Qué mayor diferencia puede haber
que la fragilidad de un cuerpo de mujer frente a una máquina
de destrucción?
¿Qué mayor historia se puede contar?
Al borde de la guerra, ojalá nos infundan fuerza
aquellos que Rachel Corrie
defendió hasta morir. Al borde de la guerra, ojalá
nos inculquemos esperanza. Al borde
de la guerra -¡un momento!- esto no es una guerra.
Al borde de lo que sea este nuevo
proyecto imperialista, ojalá Rachel Corrie
esté viva en nuestra resistencia, en nuestra búsqueda
de la justicia y en el espíritu de femenina hermandad.
Al borde de la guerra, ojalá recordemos
lo divinos que pueden llegar a ser los humanos.
20 de marzo de 2003