1 Poema de Tlaltecatzin

Tlaltecatzin icuic  Canto de Tlaltecatzin

En la soledad yo canto
a aquel que es Ometéotl
… En el lugar de la luz y el calor,
en el lugar del mando,
el florido cacao está espumoso,
la bebida que con flores embriaga.
Yo tengo anhelo,
lo saborea mi corazón,
se embriaga mi corazón,
en verdad mi corazón lo sabe:
¡Ave roja de cuello de hule!
fresca y ardorosa,
luces tu guirnalda de flores.

¡Oh madre!
Dulce, sabrosa mujer,
preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada.
Aquí tú has venido,
frente a los señores,
tú, maravillosa criatura,
invitas al placer.
Sobre la estera de plumas amarillas y azules
aquí estás erguida.
Preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada.
El floreciente cacao
ya tiene espuma,
se repartió la flor del tabaco.
Si mi corazón lo gustara,
mi vida se embriagaría.
Cada uno está aquí,
sobre la tierra,
ustedes señores, mis señores,
si mi corazón lo gustara,
se embriagaría.
Yo sólo me aflijo,
digo:
que no vaya yo
al lugar de los descarnados.
Mi vida es cosa preciosa.
Yo sólo soy,
yo soy un cantor,
de oro son las flores que tengo.
Ya tengo que abandonarla,
sólo contemplo mi casa,
en hilera se quedan las flores.
¿Tal vez grandes jades,
extendidos plumajes
son acaso mi precio?
Sólo tendré que marcharme,
alguna vez será,
yo sólo me voy,
iré a perderme.
A mí mismo me abandono,
¡Ah, mi Ometéotl!
Digo: váyame yo,
como los muertos sea envuelto,
yo cantor,
sea así.
¿Podría alguien acaso adueñarse de mi corazón?
Yo solo así habré de irme,
con flores cubierto mi corazón.
Se destruirán los plumajes de quetzal,
los jades preciosos
que fueron labrados con arte.
¡En ninguna parte está su modelo
sobre la tierra!
Que sea así,
y que sea sin violencia.

Tlaltecatzin icuic 

Zan ye ihuan noncuica
yehyan, noteuh.
In tonaya,
tlatoayan,
yie xochincacahuatl in pozontimani,
a xochiocli.

Nocoya ye,
noyol quimati,
quihuinti ye noyol,
noyol quimati:

¡Zan ca tlauhquechol!,
celiya, pozontimani,
mocquipacxochiuh.
¡Tinaan!
Huelicacihuatl,
cacahuaizquixochitl,
zan tonnetlahehuilo,
ticahualoz,
tiyaz,
ximaaz.

Can tiyehcoc ye nican,
imixpan a teteuctin,
timahuiztlachihualla,
monequetza.
Moxiuhcozquetzalpetlapan,
Tonihcaca.
Cacahuaizquixochitl,
zan tonnetlanehuilo,
ticahualoz,
tiyaaz,
ximoaz.

Ah zan xochicacahuatl
in puzontimani,
yexochitl in tlamaco.
Intla noyol quimati,
Quihuintia ye noyolia.
Aya yece ye nican,
tlalla icpac,
antetecuita nopilhuan,
a noyol quimati,
quihuintia ye noyol.

Ah zan ninetlamata,
niquitohua:
Maca niya
ompa ximohuayan.
Tlazotli noyol.
In nehua, nehua,
zan nicuicanitl,
teocuitlayo noxochihuacayo,
Inniquiyacahua,
zan niquitta nochan,
xochimamani.

¿Mach huey chalchihuitl,
quetzalli patlahuac
mach nopatiuh?
In zan ninoquixtiz,
quenmanian,
ce zan niyaz,
nipoliuhtiuh.
Ninocahua,
¡ah notecu!
Ah niquitohua: ma niyauh,
ma ninoquimilolo,
ni cuicanitli,
ma ihui.

¿Ma aca ca cizquia noyol ac?
Zan yuh niyaz,
Xochihuiconticac ye noyolio.

Ye quetzal nenelihui,
chalchiutli in tlazotli
yectla mochiuhtoca.
¡Acan machiotica
tlalticpac!
Zan ihui ya azo,
ihuan in ihuiyan.

( Nahuatl)


Tlaltecatzin fue señor de Cuauhchinanco, en el actual estado de Puebla, a mediados del siglo XIV. (entre los años de 1357 y 1409.)De estirpe chichimeca, Tlaltecatzin tuvo fama de hombre feliz. Como lo dejó dicho un poeta de Chateo de nombre Chichicuepon, “fueron felices los príncipes Tlaltecatzin, Xoquatzin y Tozmaquetzin …”

Conocemos sólo un cantar de Tlaltecatzin. Tlaltecatzin icuic ‘ Canto de Tlaltecatzin’, que es un poema tan recordado y famoso que aparece incluido dos veces en las colecciones prehispánicas y gracias a él nos acercamos a lo que parece haber sido la actitud en la vida de quien fue señor de Cuauhchinanco.


El poema de Tlaltecatzin es un canto al placer en todas sus for­mas. Pero, como será también el caso de otros muchos forjadores de cantos del mundo prehispánico, con la afirmación del placer se entrelaza el sentimiento angustioso de la pérdida de sí mismo por obra de la muerte. Tlaltecatzin ofrece en breves líneas un cuadro en verdad extraordinario. En su poema dialoga con una ahuiani, “alegradora”, mujer pública en los días del México antiguo. La alegradora invita al placer, es “preciosa flor de maíz tostado’\ es admirable criatura que yace sobre la estera de plumas, es como el cacao floreciente que se reparte y de él todos gozan.

Tlaltecatzin llegó a ser célebre forjador de cantares. De éi se dice que “dejado a ti mismo, en tu casa, expresaste sentimientos y hablaste rectamente”[ Colección de cantares mexicanos (Romances de los señores de la Nueva España )].

Bibliografía: 
León-Portilla, M (2009) Quince poetas del mundo náhuatl. Ciudad de México: Editorial Planeta mexicana.

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