Consuelo Álvarez Pool, Violeta

Este blog es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres y escritoras es tan importarte en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la extraordinaria Consuelo Álvarez Pool, que firmaba sus escritos con el seudónimo de Violeta.

Una de nuestras Imprescindibles.

Grupo de la primera generación de mujeres Telegrafistas, con Violeta sentada en la primera fila, 1918.

En 1904, cuando Consuelo Álvarez Pool llega a Madrid y escribe en El País comienza a utilizar el pseudónimo de Violeta; elige este nombre porque es la flor “de los desfavorecidos, a los que siempre trato de defender”. Decía:

Creía que es la Flor de los humildes,

flor de los que sufren un hondo dolor, 

flor de la que espera la paz de la muerte, 

flor de la que sueña su primer amor.

EL DIVORCIO SE IMPONE

Cada vez que un crimen de los calificados pasionales, desata para siempre el lazo que unió en matrimonio indisoluble a dos seres, viene a mi mente este pensamiento: el divorcio se impone. Sí; es de absoluta necesidad, de imperiosa precisión, que leyes humanas rijan a los humanos. Lo contrario es fomentar el asesinato, preparar materia a la falta, al delito, al crimen.

El adulterio ha existido, existe y existirá siempre; tal es la naturaleza del hombre en contradicción constante con todo lo impuesto. Ese indomable espíritu de independencia, de soberanía de la personalidad, forma parte integrante de cada ser. Si la perfección consiste en amoldarse a las leyes presentes, o en rechazarlas todas por defectuosas, es un tema que pudiera ser muy discutido, requiriendo una serenidad de ánimo que no todos poseen, y un criterio propio de que muy pocos son capaces.

No todos piensan por su cuenta. Es lo más general, aceptar como bueno y conveniente aquellos que otros pensaron y nos legaron como patrón modelo, para ajustar a él nuestros raciocinios. Esa aquiescencia, esa adhesión exenta de conocimiento, esa sanción sin examen, produce la eterna equivocación, la desorientación vacilante en que nos hallamos en la vida, caminando al azar, sin rumbo fijo, como viajero extraviado en terreno desconocido.

Pero si a la razón le ponemos una venda y la mandamos andar a tientas en el tortuoso sendero de la existencia; no así al corazón que rebelde, indomable, impetuoso, quiere, reclama, ordena, por sí mismo, su plena libertad. Con fuerza irresistible, con singular clarividencia, con tenacidad invencible, se buscan los seres afines.

Se adivinan y se acercan, salvando leyes, rompiendo obstáculos, despreciando peligros. Es la vida muy poca cosa, para intimidar la idea de perderla, a quien va rectamente a su destino como la piedra lanzada en el espacio. De aquí que eternamente se desarrollarán esos dramas vividos cuyo relato nos estremece y cuya repetición nos asombra, pues parece consecuencia lógica de tan sangrientas lecciones, la completa extinción de esos afectos absorbentes, que motivan tan bárbaros sucesos y, sin embargo, no es así. Aquellas que se aman contra la ley, siguen amándose a despecho de ella, y de sus trágicas enseñanzas que ante sus ojos presenta este cinematógrafo que tiene por lienzo el mundo, por películas, vidas, por luz, pasiones.

Si con perfecta calma, con eterna equidad, con frío análisis tratamos de dilucidad esta pavorosa cuestión de los maridos (o las mujeres) asesinos de sus cónyuges por castigo de infidelidad, veremos, de un lado, del que delinque, la oposición a la ley escrita, dictada por hombres; del otro, del que castiga, la imposición a las leyes del corazón, dictadas por la Naturaleza. Dos fuerzas que se oponen, que combaten en lucha gigantesca, en batalla colosal, dos brutalidades (si bien se quiere) frente a frente, con fiera arrogancia… Problema este no de tan fácil resolución como juzgan algunas inteligencias limitadas, dispuestas siempre a los partidos extremos y al rigor como medio expeditivo. Solamente una sabia armonización de la libertad, con la voluntad de la naturaleza sintiendo y la razón pensando, pudiera servir de paliativo y restringir estos grandes desórdenes morales, que traen como consecuencia el asentimiento.

El divorcio; anulando pactos que dan como resultado perjuicios, subsanando errores que conducen al mal como todo lo que está fundado en la más estricta verdad, es una proximidad del remedio curativo del que está necesitada nuestra sociedad. Ya que vamos dejando a un lado con noble valentía esos temores de incurrir en público desagrado al decir descaradamente nuestros sentires, cuando a la hipocresía se libra una batida sin duelo, cuando hemos llegado a un tiempo en que una pluma femenina se atreve a escribir estas que antaño parecerían enormidades, entramos de lleno en estas reformas perentorias en grado sumo, que entrañan un interés superior a toda suerte de ponderación.

La guerra es monstruosa. Ella asola, devasta y resta vidas que debieran seguir su curso hasta el final de su camino. Todos la anatematizamos y condenamos el salvajismo que la mueve. ¿De qué proviene casi siempre? De una feroz disputa acerca de la propiedad. Pues esta guerra intestina de los hogares, destructora de las familias, es más espantable, porque en ella se disputan dos personas, pretendiendo una posesión de un individuo contra su voluntad, la otra su derecho a ser dueño de sí mismo.

¿Sabéis qué crímenes morales, qué odios tan espantosos engendran esas leyes absurdas? En un ser inteligente, conducen al sufrimiento más intenso, a la tortura más refinada; en un ignorante a las aberraciones más despreciables y más cínica. No hace mucho oía yo lamentarse a una señora de la coyunda que a su marido la unía: ‘Es tal miangustia, mi desesperación -decía- que diariamente deposito en el cepillo de San Antonio una limosna, como una ofrenda para que el bendito Santo me deje viuda’… Horror… Esto no necesita comentario.

Siempre a la zaga nuestra España de las demás naciones, adoptará el divorcio lleno de trabas cuando en países más dichosos sea una ley equitativa y racional… Entretanto seguirá la racha de venganzas y de vidas sacadas a la vergüenza pública, manjar apetecido por los sedientos de escándalo, que saborean el placer de desmenuzar almas. Esperemos, esperemos. Creo que el poeta tenía razón al decir ‘la perfección del mundo no será dada hasta que nosotros, como los pájaros, cantemos libremente al viento nuestros amores’.

VIOLETA

 El País, Madrid, 5 de noviembre de 1905

Violeta, la única mujer. Aquí con Benito Pérez Galdós, con el director de El País y otras personalidades

ASESINOS HONRADOS


Dicen que el matrimonio es un lazo atado por Dios.

Desde que los hombres abusan tanto de la pantalla honor, más bien parece nudo corredizo preparado por el demonio, con la perversa intención de eliminar mujeres.

Tengan cuidado las mocitas solteras al aceptar novio, porque tal se van poniendo las cosas, que el casorio es de más pavorosa perspectiva que un viaje al Polo.

Aseguran que el Cristianismo redimió a la mujer. Yo no puedo creerlo, en vista que todavía persiste ese derecho de vida o muerte que ejerce el hombre sobre su compañera.

Claro es que por guardar respeto a las apariencias, la ley califica de parricidio el asesinato cometido en la persona conyugal; mas como allá van leyes do quieren reyes, y aquí el rey es el vulgo, basta que el marido evoque su honor manchado para que se le dispense el envío al otro mundo de su costilla.

Pocas veces los hombres buenos, honrados de veras, cumplidores de sus deberes y sabedores de sus obligaciones, son ultrajados por aquella que lleva su nombre.

Abundan los incapaces para sostener un hogar; tanto por la falta de personalidad moral, como por insuficiencia de voluntad para sujetarse a un trabajo asiduo que sirva de base económica.

Las delicias del hogar se marchitan pronto para los que no tienen abnegación. Surge el cansancio, terminan las caricias, la mujer deseada es ya algo demasiado poseído.

La vida toma caracteres irritantes. Los temperamentos se hacen contrarios, los genios chocan, menudean las contiendas, la paz es imposible, se impone la separación.

Y como lazo que ató el Señor es indisoluble, quedan aquellos dos seres antitéticos sujetos por un cabo, que suele ser fatal.

Tiene el alma humana misteriosas tendencias a la envidia. El pesar del bien ajeno engendra crímenes, inclina al daño.

Un marido que ve en la miseria a la mujer por él abandonada, puede pasar tranquilamente su existencia. Mas pensar que otro hombre consiga estimar, comprender y amparar mejor que él lo hizo, no es tolerable.

Sucede también que lo despreciado cuando es posible, se convierte en ansiado cuando deja de serlo. Les ocurre a ciertos maridos lo que al perro del hortelano.

¿Cuándo se establece el divorcio para que no se puedan ‘agarrar al honor’ esos insignes caballeros mata mujeres?

Por amor a la justicia urge restablecer las cosas a su debido medio. Entonces no valdrán esos arranques de extemporánea honradez que libran de castigo a muchos truhanes.

VIOLETA

El País, Madrid, 11 de junio de 1914

DE TAL ÁRBOL, TAL FRUTO

Confieso francamente que me alegran el alma ciertas demasías llevadas a cabo por esas Juntas, Comités, o lo que sean, formados por damas, señoras y siervas de santos y santas.

Es el único modo de hacer ver a los incautos cuán equivocados están al despreciar y considerar nula la acción social de la mujer.

Es también demostración que deben aprovechar los que han negado despectivamente la utilidad de la colaboración femenina en las luchas por el ideal.

En el pecado va la penitencia; y aquellos que pretenden marchar solos en su camino ideológico, se encontrarán obstáculos y barreras infranqueables, levantados para su fracaso por el sexo contrario.

Mil veces he manifestado en estas columnas que es un absurdo evidente tratar de sustraer las inteligencias femeninas a la acción del tiempo; que es una locura imponer un estatismo reñido con la ley de la evolución, que actúa sobre los seres y cosas animados e inanimados. Se modifican los climas, las especies, la situación y estructura de los terrenos; todo cambia sin cesar merced a la perpetua labor de misteriosos agentes. Nada permanece inconmovible e igual.

Encariñado el hombre español con el tipo de mujer del siglo XV, ha combatido todo conato de renovación espiritual, y de este modo se encuentra con algo que le parece anómalo, pero que es perfectamente natural y lógico.

Siendo imposible de todo punto conservar para la mujer exclusivamente el carácter medieval, teniendo esta que acomodarse a las variaciones que sucesivamente se verifican en el mundo que habita, su espíritu recoge necesariamente gérmenes de algo nuevo, desconocido, pero enérgico, que la obliga a una vitalidad intelectual.

Niégase su razón a permanecer estacionaria, sublévase su sentimiento de individualidad, y surge en su alma una intranquilidad creciente que la lleva a la acción, que rechaza la pasividad, la quietud, el ciego acatamiento, la obediencia instintiva, el respeto servil, el temor irrazonado.

Su personalidad comienza a destacarse con líneas definitivas, vigorosas, y allí donde por superior cultura y mayor comprensión los hombres aceptan estas inevitables cambiantes, es la mujer un factor social importantísimo en la ciencia, en la política, en el arte; tal sucede en algunos países norteamericanos.

En cambio, aquí donde los hombres no han hallado todavía fuerza suficiente para orientarse a sí mismos, y se les ve perdidos, vacilantes, sin consistencia moral que baste a formar un núcleo de pensadores, de políticos capaces de trazarse un plan de conducta y de realizarlo, aquí donde la reputación de los hombres crece y decrece caprichosamente, no por los hechos, sino por los dichos; aquí donde nada es definitivo, seguro ni concreto, no puede la mujer ser más que lo que es: una sustantividad inquieta con movimientos retroactivos, con tendencias anacrónicas, con la torpeza propia del que actúa sin preparación y maliciosamente dirigido.

En justicia, no deben quejarse de las molestias que les proporcionen esas damas creadas para hacer lo que hacen, por los que llamándose hombres del presente, solo consiguen demostrar que pertenecen al pasado.

Para personalizar el ridículo, se ha dicho que nada lo encarna mejor que una mujer estudiando a Kant. Las señoras que ejercen en la actualidad funciones interventoras, han leído y pensado sobre la vida de los santos y el Astete. Cada cual hace lo que le dejan; y pedir peras al Olmo, es tontería manifiesta.

VIOLETA

El País, Madrid, 16 de junio de 1914

Consuelo Álvarez Pool, conocida con el seudónimo de“Violeta”(Barcelona, 24 de julio de 1867 – Madrid, 19 de enero de 1959). Escritora, periodista, política, sindicalista, sufragista y feminista . Perteneció a la primera promoción de mujeres telegrafistas de España donde ella fue la primera mujer jefa de prensa de España. Y en 1924 fue también una de las pioneras en la radio de nuestro país.

Sus abuelos paternos eran leoneses y los maternos ingleses, lo que le permitió ser bilingüe. Su padre Gabriel Álvarez Muñiz, militante de Unión Republicana y maestro era gran defensor de la coeducación, inculcando en su hija la importancia de la educación. Gabriel muere pronto y deja en graves problemas económicos a la familia.

El 15 de abril de 1885, Violeta aprueba el examen de ingreso para auxiliar temporera de Telégrafos. Pero cuando la notificación para incorporarse a la oficina telegráfica de Valencia llegó a su casa no había nadie; por tanto, no tuvo noticias de esto.

En 1888, los problemas económicos se agravan y su madre le obliga a casarse con un delineante y mecánico de una fábrica de armas llamado Bernardo Azcárate Álvarez en Trubia (Asturias). A partir de ese momento deja toda actividad pública y se dedica a lo que se espera de una mujer en ese momento: tener hijos y cuidar la casa. Tiene cuatro hijos; la tercera, Gloria, muere de meningitis a los cinco años, dirá: “¡Qué angustioso será ver consumirse un pedazo de nuestras entrañas por no tener un puñado de monedas para comprar su salud!”. La cuarta morirá mientras intenta nacer.

Violeta se separa de su marido en 1902 y marcha a Oviedo llevándose a sus hijos, lo que produce un gran escándalo. Allí escribe en El Progreso de Asturias hasta que en 1904 se traslada a Madrid. Afirma: “más virtud huir, noblemente, de un marido a quien no se ama (…) que engañarlo a mansalva, fingir caricias, vender promesas y aceptar con repugnancia penosas realidades”.

En 1904 empieza a trabajar en el diario El País de Madrid (1904-1920), diario republicano-progresista, con una colaboración fija. También escribirá en La Conciencia Libre (1905) publicación de mujeres librepensadoras, en Librepensadora (1905-1907), La Vida Socialista (1910-1914), El Telegrafista Español (1907-1918) y en el Pensamiento Femenino. Firma artículos sobre el divorcio, los derechos de las mujeres, la educación, las condiciones laborales, la reforma de las cárceles, la defensa de la clase obrera, la violencia machista, … Considera que “La misión de la prensa no es solo dar a conocer los sucesos sobresalientes, también tiene una finalidad instructiva, moralizadora y revolucionaria”.?

Escribe cuentos, obra poética, crítica literaria, crónicas de viajes de carácter social, prólogos y epílogos de libros, traducciones del francés, novela. En sus obras la mayoría de los personajes son mujeres; escribiendo sobre los temas que le preocupan como la indefensión de las mujeres, la prostitución, el maltrato a las mujeres y los niños, el acoso laboral, el desahucio, el pacifismo.

En 1907 es admitida en la Asociación de la Prensa de Madrid junto a Carmen de Burgos. Son cinco mujeres entre más de un millar de varones.

En 1909, consigue ingresar como auxiliar femenina de segunda del cuerpo de Telégrafo, tras aprobar las primeras oposiciones que se celebran en las que pueden participar las mujeres. En esta oposición Clara Campoamor consigue una plaza de auxiliar femenina de primera. Las mujeres cobraban menos que los hombres y en el Reglamento Orgánico del Cuerpo de Telégrafos se contempla que “Al casarse los Auxiliares femeninos serán declarados supernumerarios en el Cuerpo. Podrán volver al servicio en caso de disolución del matrimonio. Cuando contraigan matrimonio con oficiales del Cuerpo de Telégrafos podrán ser destinados con sus maridos a estaciones que no sean limitadas ni permanentes, y únicamente en este caso podrán seguir en activo”. En 1915, José Francos Rodríguez es nombrado director general de Comunicaciones y crea el gabinete “sección de prensa” donde incluye a Violeta y en el periodo republicano, y hasta su jubilación es representante sindical impulsando la creación de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación.?

Consuelo Álvarez, su hija Esther, Rosario Acuña, Carmen de Burgos y Clara Campoamor son representantes del Grupo Femenino del Ateneo. Violeta pertenece al Ateneo de Madrid entre 1907 y 1936, asistiendo a tertulias y debates literarios, impartiendo conferencias. Comparte trabajos en la sección de Pedagogía con Clara Campoamor.

Participa en varias asociaciones:

Funda la Asociación las Damas Rojas de Madrid (1909-1911) para la defensa de las mujeres.

Obtiene por concurso la cátedra de Gramática Francesa y Española en la Asociación El Fomento de las Artes en 1916.

– Pertenece a la sociedad Española del Abolicionismo. Lucha por erradicar la prostitución.

_ Sociedad Española de la Higiene. Asociación Centros de Hijos de Madrid, para proteger a la infancia.

Asociación Española para el Progreso de las Ciencias.?

Fundadora de Fraternidad Cívica (1916-1932).

– En 1934, ingresa en la Asociación de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo.

Pertenece al partido Republicano Democrático Federal. Defiende el acceso de las mujeres a la educación, el voto femenino y el derecho al divorcio, está en contra de la prostitución, sostiene que la Iglesia menosprecia y mantiene sumisa a la mujer, lamenta que no se valora la investigación y que los científicos y los inventores tengan que abandonar España y crítica que los teatros sobrevivan con dificultad mientras que los toreros ganen fortunas, el culto al arte y a la ciencia son indispensables.

En 1907, el partido Republicano Democrático Federal al que pertenecía Violeta, se había comprometido con ella a presentar una proposición de Ley a favor del voto para las mujeres, pero no fue hasta 1908 que el diputado Francisco Pi y Arsuaga, jefe del Partido Republicano Democrático Federal, presentó una enmienda ante el Congreso para que las mujeres mayores de 25 años pudieran votar en las elecciones municipales. Pasarían varios años hasta 1931, ya en la II República, cuando se aprobó el sufragio universal el 1 de octubre de 1931 y las mujeres consiguieron su derecho al voto.

Violeta se presenta a las elecciones de 1931, por el partido Republicano Democrático Federal, pero no sale elegida, con lo que solo puede ayudar a Clara Campoamor en su tarea de conseguir el voto femenino desde la sombra.

Pertenece a la Masonería, con el nombre simbólico Costa, iniciada en la cámara de Adopción de la logia Ibérica número 7 en 1910. ?

Al estallar la guerra de España, participa en conferencias de mujeres contra la guerra y el fascismo.

En el franquismo, le aplican la Ley de represión de la Masonería y el Comunismo, siendo juzgada por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, Sumario 480/44 por delito de masonería; condenándola a doce años de prisión?. Cumple la pena en libertad provisional debido a su avanzada edad, setenta y siete años y a una salud muy deteriorada.

Al final de su vida como al principio, es obligada a abandonar la vida pública siendo condenada al ostracismo al igual que el resto de mujeres españolas.

Violeta muere el 19 de enero de 1959, a los 91 años.

El día 22 de abril de 2019 se puso en circulación en España el sobre postal y sello con la figura de Violeta, dentro de la serie Personajes.

Su poesía se publicó en los principales periódicos donde escribió.

  • Doce poemas en El Progreso de Asturias entre los años 1902 y 1903, aparecían en primera página, en general de tema amoroso y aún, estaban firmados por Consuelo Álvarez.
  • Catorce poemas recopilados en el El País (1909-1919).
  • Un poema en Vida Socialista.

Escribió una novela La Casona del Pinar de carácter autobiográfico, donde narra la vida de tres generaciones de la familia Hidalgo de Mendoza.

Cuentos :

En 1900 escribió La Pasionaria, La medalla de la Virgen, Las Amapolas, El Ramo de Claveles, El Primer Vals y Hojas caídas.

Cuentos de “El País”. Son 24 cuentos publicados entre 1904 y 1916, Violeta escribió sobre los temas que le preocupaban: la indefensión de las mujeres, sobre todo de clase social baja, la prostitución, maltrato a las mujeres y niños, el acoso laboral, el desahucio, el antibelicismo. La mayoría de los personajes son mujeres.

También escribió crónicas de viajes de carácter social como Santanderinas, aldeanas y viajeras (1912), prólogos de libros, critica literaria y una traducción del francés Los amores de Gambetta.

En 1908, cuando fracasó en el Congreso un intento de conceder el voto a las mujeres, Violeta había escrito:

El feminismo íntegro y total ha tenido y tiene en mí una ardiente y decidida defensora. […] La mujer española se verá en la necesidad de instruirse, de mezclarse en la actividad nacional, el problema económico la llevará a la oficina, al comercio, al periódico, al cambio de ideas y de impresiones. Entonces, podrá existir el feminismo propiamente dicho y será la ocasión de conceder el derecho de ser electoras y elegidas a las hoy incapacitadas. No iré al Ayuntamiento, aunque tengo por seguro que sería tan útil como algunos concejales, ni al Congreso; pero quizá vaya alguna nietecilla mía y podré dar lo sufrido por bien empleado. ¡Hay que ser optimistas!”.

Nota :

A continuación compartimos el mensaje que nos ha enviado Carmen Marco, biznieta de Consuelo Álvarez Pool, a quien agradecemos profundamente sus palabras :

“Enhorabuena por el trabajo sobre Consuelo Álvarez Pool.
Soy una de sus biznietas, y para mí es un grán orgullo que su figura se esté recuperando desde hace pocos años y su obra saliendo de la oscuridad que la ocultó, como a muchas otras creadoras, durante tantos años.
Un cordial saludo “

Carmen Marco Azcarate

Enlaces de interés : https://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/12415/Trabajo%20de%20Fin%20de%20Grado%2C%20El%20divorcio%20en%20la%20Edad%20de%20Plata%20de%20España%2C%20Carmen%20de%20Burgos%20y%20Consuelo%20Álvarez%20.pdf?sequence=1

https://telegrafistas.es/telegrafistas-ilustres/biografias-historicas/178-1-consuelo-alvarez-pool-1867-1957

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6 thoughts on “Consuelo Álvarez Pool, Violeta

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  1. Enhorabuena por el trabajo sobre Consuelo Álvarez Pool.
    Soy una de sus biznietas, y para mí es un grán orgullo que su figura se esté recuperando desde hace pocos años y su obra saliendo de la oscuridad que la ocultó, como a muchas otras creadoras, durante tantos años.
    Un cordial saludo

    1. ¡Muchísimas gracias Carmen Marco Azcarate!

      Es un verdadero honor recibir su comentario. Que suerte ser descendiente de una grandísima mujer como fué su bisabuela Consuelo Álvarez .Sin duda una mujer extraordinaria y que merece ser rescatada de ese olvido al que han sido relegadas tantas voces de mujeres increíbles , valientes y geniales.
      Uno de los propósitos de nuestro trabajo es precisamente rescatar esas voces; recibir un mensaje como el suyo nos llena de aliento para seguir adelante.
      Un cordial y agradecido saludo

      PoetryAlquimia

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