5 Poemas de Sara Berenguer

Contar…

El paso por la frontera…
los campos de concentración
y montañas de tristeza:
la lucha para vivir
guardando la esperanza
de volver a nuestra tierra,
que nunca quedó olvidada.
Mas la angustia,
la cizaña de pensamientos dispersos,
debilitaron las fuerzas
de aquella juventud sana,
que se marchó voluntaria…
al maquis, la resistencia
y a reivindicar España,
cuando habían pasado
por los campos de exterminio
cuya tragedia ¡fue amarga!
Trabajar; de todo un poco,
en el bosque, la mina, el campo.
Ha sido a fuerza de años,
con una espina en el alma
que nos fuimos integrando
a esta tierra de Occitania
que en los reculados tiempos
se entrelazó con Hispania.
¿Queréis escribir la historia,
oír contar, cazar palabras?
Mortecida la memoria
que ya poquísima queda…
es como hacer el inventario
cuando una manga de viento
parte de lo que hay, se lleva.

El cristo detrás del telón

Si penetras
en la piedra
como penetra
la hiedra.
Si eres tan
fuerte y tan bueno
como predica
la Iglesia
¿porqué no paras
las guerras?
¿por qué das
vida a los tiranos
y alimentas
las miserias?
¡No! tus ojos
son de cristal,
y tu corazón,
de piedra.
¡Dicen que eres
inmortal!
mas, nada en
este mundo
arreglas.
¿Para qué
tantas plegarias?
¿Para qué
tantas mentiras?
si el engañar
a los hombres
no es una
acción moral.
¿Para qué
rogar al cielo?
si de allí
nada vendrá
si no son rayos
y truenos,
la lluvia o
el vendaval.
Con tus ojos
de cristal
y tu corazón
de piedra,
pasa un año,
otro año,
y todo lo
malo queda.
Nunca lograrás
ver nada que
a tu conciencia
conmueva,
porque ella,
si la hubiere,
fuera de piedra
o madera.
Mi único Dios
en la tierra,
es el fluido que
en mí se integra.
La onda, que
me penetra,
vaporosa y etérea.
La que da la vida
al instante
en que aparece
la materia.
Ya ves, las
palomas vuelan
y nunca vieron
tu presencia.
Y el más humilde
soldado, al momento
de la muerte,
no le asistió
tu presencia.
Por eso el hombre
te hizo, con los
ojos de cristal,
y el corazón,
¡de piedra!
sin poderte
dar un alma,
ni darte
inteligencia.
Sólo eres
parapeto
de los que,
tras de ti,
tejen hipocresías
para anular
al que piensa.
Mas el pensar
igual vuela,
como se elevan
las águilas
y escapan.
Como escapan
los rayos de luz,
cuando atraviesan
la niebla.
Por eso se oyen
murmullos y el eco
aporta quejas.
Luego, si algo
hay de inmortal
¡sólo es la luz
y la tierra!
¡Ah si tus ojos
vieran!
y tu corazón
no fuera,
como lo es, el
de un muerto,
tendrías que
delatar lo que
se lleva en secreto
y que, delante de ti
dicen y hacen,
sin contar
con tu respeto.
Eso prueba que no
pudieron inculcarte
el sentimiento.
De tenerlo, de pena
te morirías,
porque los que
te cobijan
son esencia
de mentiras,
recubiertas
con un paño
tejido con hebras
de maldad y engaño

La Poesía

Abrir las páginas
de un libro
para leer poesía,
es brindarse un camino
de madreselvas y lirios,
entre flores de cantueso
y fragancias de romero.
La poesía es la flor
que emana del sentimiento,
es, exhalar aromas que
nos brinda el intelecto.
Es como rosa de escarcha
que se dilata en la tierra
para así alimentarla.
Y entre flores de alborada,
poco a poco, voy tejiendo
con anhelo y con cariño,
los versos que irán llenando,
las páginas de este libro.

Haciendo

Haciendo, haciendo,
se hace lo malo,
se hace lo bueno.
Haciendo, haciendo,
lo que se hace
ya queda hecho.
Haciendo, haciendo,
se va observando
y se va lejos.
El que no hace,
y vive hueco
no sabe nada
como una caña,
al menor viento
se tambalea.
Y si se arranca
allí se queda.
Haciendo, haciendo,
la vida avanza,
y al haber hecho
hay esperanza.
Sin hacer nada
la vida para.
El agua pudre
sin movimiento.
Y no se vive
si para el viento.
Los pajarillos
no volarían
ni las hormigas
respirarían.
Si nuestra tierra
no hiciera ¡nada!
si nuestra mano
¡no le ayudara!
veamos la luna,
árida. Desheredada

Sara Berenguer y su compañero Jesús Guillén i(1995)

El decir de la Gente

No me importa lo que digan
si lo que he dicho es cierto.
No me importa lo que harán,
sino lo que quedó hecho.
Las palabras poco sirven,
lo que sirven son los hechos.

Sara Berenguer Laosa (Barcelona, España, 1 de enero de 1919 – Montady, Francia, 8 de junio de 2010). Poeta y militante anarcosindicalista y feminista libertaria, activa en el movimiento de las Mujeres Libres.

Era la mayor de cinco hijos. Su madre, Vicenta Lahosa Amorós, era modista y su padre, Francisco Berenguer Madrid, era albañil, con educación política autodidacta y activo en el movimiento libertario.

Sara dejó la escuela a los 12 años y comenzó a trabajar en una carnicería del mercado. Desde las 6 de la mañana acarreaba pesadas cargas de carne por corredores mal iluminados hasta la cámara fría. Le asqueaba el comportamiento de los trabajadores del mercado, que intentaban manosearla. Dejó el trabajo. Empezó en un taller de encajes, donde se convirtió en portavoz de sus compañeras. Su jefe intentó comprarla aumentándole el salario, pero ella se fue. Luego trabajó para sí misma confeccionando vestidos hasta el estallido de la revolución española en julio de 1936. Ya tenía abundantes experiencias sobre la condición de la mujer, la explotación y el machismo.

Sólo tenía diecisiete años cuando estalló la revolución española. Iba hacia la playa con su madre, sus hermanos y su novio cuando se encontraron con una gran multitud que portaba armas y gritaban que había estallado la revolución. Los jóvenes le pidieron una cuerda para poder sujetar una bandera roja y negra en un automóvil. Mientras tanto, su padre se había unido a la lucha. Cuando regresó a la casa estaba armado, perseguido por los fusileros. Ella lo ayudó pasándole municiones para su rifle.

Cuando su padre dijo: «Me voy al frente, cuéntaselo a tu madre mañana», ella quiso irse con él, y él le dijo que eso no era para niñas, sino para hombres. La dejó con el comité revolucionario del barrio, Les Corts, donde asumió el cargo de enfermera. Después de una semana sin pacientes, exigió un nuevo puesto. La colocaron con un equipo de modistas que hacía ropa para las milicias, pero rechazó este trabajo y tomó un puesto como mecanógrafa en el comité. Realizaba listas de los camaradas que formaban patrullas de seguridad y luego se encargó de la distribución de armas.

Le dieron un arma y un guardaespaldas al que echó después de ser acosada sexualmente por él. Luego fue secretaria del comité. Era la única mujer en este comité y tuvo que lidiar con las insinuaciones de hombres mayores que ella. Se defendió y se convirtió en un miembro experimentado del comité, dando cursos vespertinos en el ateneo local a niños y niñas cuyos padres estaban en el frente. Conoció al joven anarquista Jesús Guillén con quien más tarde tuvo una larga relación.

Visitó el frente durante tres días con su madre para encontrarse con su padre, quien más tarde murió en el frente en Almudévar el mismo día que el funeral de Durruti. A Sara le afectó mucho su muerte, pero continuó con una actividad frenética.

Conoció a Sol Ferrer, la hija de Francisco Ferrer, el gran educador libertario, que le enseñó francés.

Después de los días de mayo de 1937, los comités revolucionarios fueron disueltos y sus oficinas fueron ocupadas por guardias de asalto. Ahora Sara trabajaba para el comité del sindicato de trabajadores de la madera como mecanógrafa y contable. Ocupó cargos de responsabilidad en el comité local de las Juventudes Libertarias (FIJL) y en la secretaría del ateneo.

Se unió a Mujeres Libres en octubre de 1938 y trabajó en su secretaría regional. Se implicó en iniciativas educativas entre mujeres. Participó en la infructuosa defensa de la Casa de las Trabajadoras que había sido creada por Amparo Poch y Gascón, cuando la Generalitat envió guardias de asalto para apoderarse de ella en 1938. Estaba en el comité principal de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA) e hizo muchas visitas al frente.

Con la derrota de la república y la retirada, escapó al otro lado de la frontera. Continuó el trabajo de SIA en Perpiñán y luego en Béziers. Trabajó para liberar camaradas de los campos de concentración franceses, incluido Jesús Guillén. A pesar de que ahora criaba a dos hijos habidos con Jesús y que se encontraba en una situación muy precaria, no se desanimó y continuó su actividad. Durante la ocupación alemana trabajó en el grupo CNT en Bram en el Aude. Ella y Jesús emprendieron actividades de resistencia, sirviendo de enlace a grupos franceses. Fue ella quien llevó información importante escondida en sus guantes a Béziers, con gran riesgo para su vida.

En 1947 organizó en la CNT cursos cortos para exiliados y también participó en grupos de teatro organizados por el movimiento español en el exilio.

En 1965, ella y Jesús fueron excluidos de la CNT por su apoyo a militantes como Cipriano Mera, Octavio Alberola y Luis Andrés Edo, que deseaban romper con la política de la inacción. Luego ayudó al Frente Libertario, que expresó las opiniones de estos militantes. Organizó varias conferencias anuales de esta corriente en Narbona.

De 1972 a 1976 ella y Suceso Portales editaron la revista «Mujeres Libres». Su casa siguió siendo una cita para los anarquistas y gran parte de la película «De Toda La Vida» sobre Mujeres Libres fue filmada allí.

Visitó la tumba de Durruti con Emilienne Morin y su hija Colette, leyendo un poema en la tumba. Jesús Guillén, artista con talento que había ilustrado el trabajo de Sara, murió en 1999. Ella murió en su casa de Montady (Francia) el 8 de junio de 2010.

Sara Berenguer tiene publicados diversos libros en castellano, catalán y francés.

Redacta sus memorias de la guerra civil en 1976, 37 años después del fin del conflicto bélico, y aparecen publicadas en España con el titulo Entre el sol y la tormenta, treinta y dos meses de guerra (1936-1939, ( Barcelona, Seuba, 1988). En 2004, a sus ochenta y cinco años, Sara quiso revisar sus recuerdos, ampliando el tiempo y las palabras que guardaba en su memoria. Estas vivencias recorren las páginas de una nueva edición que lleva el título de “Entre el sol y la tormenta. Revolución, Guerra y Exilio de una mujer libre”.

En su libro hace referencia a como los mecanismos de la dominación de la ideología patriarcal y burguesa quedan expuestos con la revolución : “Para la mayoría de las mujeres, sumisas e ignorantes, la revolución fue como un estallido de luz que vino a nosotras y nos abrió un camino, que hasta entonces habíamos tenido vedado” (2004: 13). “No éramos cucarachas. Habíamos adquirido un sentimiento y un sentido racional de lo que éramos, de lo que representábamos y de lo que teníamos que hacer, uniendo nuestros esfuerzos para vencer a los sublevados”

Enlaces de interés :

Fuentes bio :

Autobiografía de Sara Berenguer : https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Sara%20Berenguer%20-%20Entre%20el%20sol%20y%20la%20tormenta.pdf

https://mega.nz/folder/ArhDiTqb#hBpR3zAYyAWOzNt-5vPFmQ/folder/1uIhQBqQ

Nick Heath, en libcom

Sara Berenguer visual

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