Paradoja
La tarde farfullaba letanías
de soledades y tristezas mansas.
En la trama muriente
de la seca hojarasca, quedó mi alma.
Alzaba el polvo de las pardas vías
la brisa desalada.. .-
Los laureles floridos remecían
sus ramas sonrosadas.
Las bóvedas desiertas
desataron su voz. Pasó el fantasma
de un sueño que soñó mi corazón…
Yo no sé si la sombra desolada,
la sombra sola y triste,
eras tú. Sólo sé que sentí en mi alma
fuerte sabor de llanto, ¡una honda pena!
El pico bravo de la azul montaña
se encendía en la hoguera vesperal.
Sentí en mi pecho arder la vieja llama
de una nostalgia vieja.
.
Por la desnuda tierra solitaria
pasó una sombra esquiva.
¿Eras tú?… Yo no sé… mas quedó en mi alma
fuerte sabor de llanto, una honda pena.
**********
In Memoriam
(Ante la tumba de mi padre)
¡Oh tristeza infinita de las cosas,
que parece un reflejo de las mías!. .. .
Olor de cirios y de mustias rosas,
llena mi vida de melancolías.
.
He seguido el camino del cariño
que nunca al corazón pone sus bridas,
y aquí me estoy, llorando como un niño
que no sabe curarse sus heridas.
.
Que te envuelvan mis lágrimas candentes
con caricias de sol de primavera,
y arriba lleguen hasta ti, silentes,
las plegarias que dice mi alma entera.
.
¡Oh, padre, qué triste parece todo!.
La misma luna que, soñando, amaste,
lleva en sí el sello del dolor del lodo
mientras Hora la estrella que cantaste.
.
.
¡Oh dolor de la vida y de la muerte
entre los cuales el recuerdo oscila,
como péndulo eterno de la suerte,
llama encendida que jamás vacila.
.
Y está la tarde triste de no verte,
como mi corazón que en su hondo anhelo,
romper quiere el misterio de la muerte
y volar alto hasta tu propio cielo.
**********
La tarde se va
Ya la tarde se va. . . La tarde honda y callada,
(cual los grandes silencios de los largos caminos).
Tiene melancolías de mujer olvidada
que pregunta el por qué de los raros destinos.
.
Ya la tarde se va. ¡Es flor que se desmaya
sobre el cristal del mar! Oro sobre la espuma,
violeta de las cimas, bandera bruja y gaya.
desceñida y flameante sobre la leve bruma.
.
Van las albas gaviotas, fugaces, fugitivas,
signando con su vuelo senderos de ilusión.
Se alejan las gaviotas — siluetas sensitivas —
al roce de la sombra, al toque de oración.
.
El crepúsculo encinta una nostalgia grave.
El alma pensativa se recoge en sí misma.
Las Horas, compasivas, con un gesto muy suave,
de la quimera prestan el fantástico prisma.
.
Psiquis sonríe leda. Bella, langorosa,
escucha el secreteo de voces añoradas;
al capricho febril entrega voluptuosa
su frente de poeta, sus dos manos sagradas
.
Despiértanse las liras de sones melodiosos,
reviven las canciones de las fiestas galanas,
los jardines se pueblan de peplos luminosos
y palpitan los cuerpos en las danzas paganas.
.
En la cumbre infinita, muerta la luz de! día
bajo un azul encanto se descubren los astros.
Capullos de la noche, sirenas de la umbría,
las nevadas estrellas remedan alabastros.
.
Ya la tarde se ha ido, tan dulce y tan callada,
(la del largo silencio de los hondos caminos),
con sus quietas tristezas de mujer adorada
que mira imperturbable los ocultos destinos.
*****
Tú, ¿Qué Sabes?
Dices que me envidias, que no tengo penas,
que es flor de mis labios la risa galana,
que yo me entretengo con mirar apenas
el triste desfile de la caravana…
tú, ¿qué sabes?
.
Dices que quisieras mis lágrimas ver,
y en el hondo arcano de mi corazón
pulsar el latido de todo mi ser
por ver si tú encuentras alguna pasión…
tú, ¿qué sabes?…
.
Tú dices que ansias el verme morir,
por ver si la muerte me apaga la risa;
¿crees que la temo, que la he de sentir?
¿Que en mí no la llevo, que no está en la brisa?
tú, ¿qué sabes?…
.
Si lloro en la noche, si río por nada,
si lleva un dolor mi llanto escondido;
si muere en su cruz mi alma atormentada,
si llevo en el pecho infierno encendido
tú, ¿qué sabes?
Tristeza
Déjame estar así con mis ensueños
que son para mis noches, mariposas
de luz. Déjame así con mis tristezas,
con mis quimeras y mis soledades.
.
En mi pecho ha dejado su fragancia
un amor ya lejano, ya perdido;
y aún tiembla en mi boca el beso loco
con que sellar quisiste mi alma enferma.
.
Déjame así, con mis silencios hondos. .
¿tú qué sabes de mí?. .. . ¿Qué sabes tú?
Yo amo la flor de los caminos áridos
y la ardiente amplitud de los desiertos;
.
busco en la noche el suspirar medroso
de la luna que rueda entre cañales,
y la sombra de mi alma es otra sombra
perdida en las penumbras de la vida.
.
¡Oh tristeza, preludio de la muerte!. ..
¡Oh alma que entre nostalgias te consumes!
rompe el cristal de vanas ilusiones
como rompe el cristal de su ola el mar.
El parque solitario
Envuelto en sombras duerme en el misterio
de la noche plateada el olvidado
parque; glosa la brisa en el salterio
mágico del frondaje desmayado
.
leve cantata de sutil pesar.
Surca las ondas una azul estela
que un barco deja sobre el glauco mar.
Un ave pía con fugaz cautela…
.
Es una queja el canto de la fuente
que va evocando mil recuerdos viejos,
mientras sus aguas hacia el cielo miran.
.
Y en un espasmo de ansiedad ardiente,
se alzan hasta los astros que allá lejos,
plenos de amor por su pasión suspiran.
Poeta
Desdeño esas glorias que a tí te envanecen,
no quiero esas gemas que adornan tu frente;
¡calla, hermana, calla! que el alma envilecen
tus duras blasfemias. Escucha.. .¡detente!
.
Mi gloria es más rara, es casi infinita.
Mi triunfo interior lo guardo en el alma
envuelto en los oros— como flor bendita—
de sueños serenos como un cielo en calma.
.
Me bastan los cantos de mi corazón,
la flora inmortal de mi pensamiento;
en mis labios llevo la eterna oración
de las musas graves de místico acento.
.
No ansio tus cofres ¡oh, frivola hermana!
Me ofrenda sus tules la melancolía,
tengo en mis cabellos sol de la mañana
y bebo en la noche en la azul orgía.
.
Para mí la idea, la esencia divina
de las cosas: ¡Vida! ¡Oh! cristal de fuente,
ósculo de luz que en mi ser germina
tal que en fértil tierra preciada simiente.
.
Sigue tu camino. El mío está en sombras …
Es triste el sendero… triste cual la cruz.
Mas yo ¡soy poeta! y el dios que tú nombras
yo lo desconozco… ¡Yo traigo mi luz!…
Evangelina Guerrero Entrala de Zacarías (Quiapo, Manila, Filipinas, 1904-Filipinas, 11 de abril de 1949) Poeta, escritora y periodista. A pesar de ser nombrada académica de la Academia Filipina en 1947, rechazó el puesto, por razones de salud. Fué la primera mujer filipina que recibió el nombramiento.
Era hija mayor de Remedios Éntrala y del «Príncipe de la poesía lírica filipina» Fernando María Guerrero.
Estudió las primeras letras en la Escuela Católica de Nuestra Señora de Guía en el distrito de la Ermita en donde su familia se había establecido. Más tarde ingresó en uno de los más afamados centros docentes de aquellos tiempos, el Centro Escolar de Señoritas, donde continuó sus estudios de primaria, intermedia y secundaria.
Al terminar los cursos secundarios en 1923, Evangelina se dedicó de lleno a conocer a los grandes escritores gracias a la extensa y selecta biblioteca de su padre y comenzó a escribir cuentos, poesías y ensayos cortos, llamando prosa lírica a estos últimos.
En 1929 murió su padre y, poco después, se casó con el poeta Antonio Ma. Zacarías que más tarde fue Secretario del Senado de Filipinas.
En 1935 ganó el premio Zóbel, el más alto galardón de literatura castellana que se ofrece en Filipinas, presentando en concurso un tomo de poesías, cuentos y prosa lírica titulado Kaleidoscopio Espiritual.
Colaboró en varios periódicos y revistas en español, como el Ezcelsior, La Vanguardia, El Debate y, principalmente, La Opinión cuya revista semanal editaba . En 1947 fue exaltada como la primera académica electa de la Academia Filipina, alto honor jamás concedido a ninguna otra mujer en Filipinas. Evangelina no quiso, sin embargo, aceptar la elección por razones de modestia y de salud.
La muerte de su padre le produjo una incurable herida en el corazón. Los horrores de la pasada guerra aumentaron sus congojas, y la trágica suerte de su hermano, el Dr. Tristán Má. Guerrero, desaparecido misteriosamente durante la hecatombe que siguió a la liberación de Manila en 1945, fue el golpe final que le trastornó por completo la salud.
Evangelina Guerrero murió el 11 de abril de 1949 en el Hospital de Sto. Tomás.
…De nuevo venció la Parca, la Parca cruel y traicionera.
¡Mi pobre Eva, te fuiste, pero no has muerto! ¡Siempre viva flameará en nosotros la llama de tu amoroso recuerdo!…
Manila, Abril 22, 1949.
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