14 Poemas de David González 

Pared

«pero la casa de mi padre
seguirá
en pie».

GABRIEL ARESTI

de la casa de san andrés de los tacones
solo sigue en pie una pared de piedra.
detrás de esa pared nació mi madre,
y la madre de mi madre,
y la madre de la madre de mi madre.

y yo.

y mi abuelo, luis,
murió en el año 1967, a la edad de 61 años. detrás de esa pared.

en los alrededores de la casa

había una pomarada sitio poblado de manzanos., un hórreo ast. y gal.

construcción de madera, de base rectangular, sostenida en el aire por

cuatro o más columnas o pilares, llamados pegoyos, en la cual se guardan

y preservan de la humedad y de los ratones granos y otros productos

agrícolas. y un río
al que iban mi madre y sus hermanas
a lavar la ropa y a lavarse ellas.

luego, construyeron el embalse,
y las aguas
anegaron el río,
derribaron el hórreo
y empodrecieron las manzanas.

y ayer
fui a renovar el carnet de identidad.

¿lugar de nacimiento?, me preguntaron.

san andrés de los tacones, respondí.

pero no pudieron encontrar
mi aldea en su ordenador.

busca san andrés, dijo un policía.

tampoco.

mira a ver por andrés.

no.
prueba con tacones, dijo otro policía.

ni rastro.

así que cuando salí de la comisaría
había vuelto a nacer,
solo que esta vez en la ciudad de gijón.

con todo, la pared de piedra
de la casa de san andrés de los tacones
aún sigue en pie.

como un poema.

o mejor:

como una semilla.

en peligro de extinción

los planetas seguirán girando alrededor del sol.

ROXANA POPELKA

se considera extinguida una especie
cuando no se ha encontrado en estado salvaje en los últimos cincuenta años.

no, no me lo acabo de inventar.
lo he leído en una de esas enciclopedias.

según esto,
la especie humana está en claro peligro de extinción.

espero que a ningún ecologista le dé por declararla

especie protegida.

De: Sembrando hogueras(2001)

Manos

Las manos

me decían mis padres
antes de sentarme
a la mesa a comer

lávate bien
las manos

no alcanzaban
a comprender
que los niños
las tenemos siempre
limpias

De: Algo que declarar, poesía de no ficción (2007)

El poema

La anciana hablaba con su marido

con una voz lo suficiente

mente

clara

como para que yo,

que había llegado antes para ocuparme del micrófono,

pudiese entender, con absoluta claridad,

lo que le decía.

Lo que le decía delante de la fosa común número tres

del cementerio de Ceares, en Gijón, Asturias.

Lo que le preguntaba:

¿Pero por qué a ti, cariño?

¿Por qué tuvieron que hacerte eso, mi amor?

Con lo bueno que tú fuiste siempre,

¿por qué tuvieron que asesinarte de esa forma?

¿Por qué, mi vida, por qué?

Aquella mujer, de Santander, hablaba con su compañero

como si este aún se encontrase con ella entre los vivos

y no allí,

en la fosa común número tres,

solidario con los restos de sus camaradas republicanos.

¿Pero por qué a ti, corazón?

¿Por qué tuvo que pasarte esto, mi cielo?

¿Por qué tuvieron que asesinarte de esa manera

si tú nunca le hiciste mal a nadie?

¿Por qué, vida mía, por qué?

Por eso precisamente, señora. Porque no le hizo mal a nadie.

Por eso se lo bajaron. Porque era bueno. Y ellos,

ellos no.

Sin embargo, en vez de acercarme y decírselo,

eché un candado a mis labios y me alejé de la guerra.

A eso del mediodía, se celebraba un acto conmemorativo

del setenta y seis aniversario de la II República y yo

tenía que leer

un poema.

El propietario

Él determinaba

a que hora se podía salir

y a qué hora había que entrar.

Él te indicaba

a quién le podías abrir la puerta

y a quién le podías dar con ella en las narices.

Él señalaba

cual era tu sitio en la mesa

en qué momento te sentabas a ella

y en qué momento te podias levantar.

Él decidia

cuando se apagaban las risas

y se callaban las luces.

.

La casa de mi padre

era la casa de mi padre.

No la mía.

De: El amor ya no es contemporáneo (2009)

Que tengas una buena noche

Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
En una mano lleva la bolsa, o bolsas, de la basura.
En la otra, o bajo el brazo, los dos periódicos del bar.
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el sudor de su frente.
Le arreglo el pelo. Le coloco bien el cuello del abrigo.
La beso en los labios. Que tengas una buena noche, le digo.
Mientras baja por la escalera, aún le recuerdo: Si necesitas algo,
me llamas. No importa qué hora sea. Me llamas
.
Aguardo, todavía, a que desaparezca su espalda
y desaparezca, también, de la pared, la sombra de su espalda…
A que se apague la luz
abajo, en el zaguán, se escuche un portazo. Solo entonces
entro en casa
cierro la puerta.

Luces en las ventanas

Es un edificio de ladrillo rojo.
Las ventanas aún conservan los marcos de madera.
Nunca dispusieron de cristales que los críos pudiéramos romper.
Es un edificio de ladrillo rojo, deshabitado. Mejor dicho:
nunca terminaron de construirlo, nunca estuvo habitado.
En su azotea, sin embargo, anidan las gaviotas comunes,
y——————— en el portal paren las gatas callejeras,
y——————- también, por temporadas, en una habitación del tercer piso,
dormía el poeta.
Dormía allí siempre que se escapaba de la casa de su padre.
Dormía en el suelo,
encima de una manta,
tapado con otra,
de almohada su ropa.

Van a derruirlo. El edificio. Y no tardando mucho.
Los obreros han terminado ya de colocar los andamios.
Van a demolerlo. Y está bien que así sea. 
Disfrutaré de mejores vistas. Construirán otro más pequeño.
Vendrán familias a okuparlo. Habrá
madres,
y—————————- luces,
en las ventanas,
y—————————- hasta es posible, solo posible,
que en la habitación del tercer piso en que yo dormía,
duerma pronto
otro niño.

k. El rey de las lágrimas

«llanto: el alimento que él come».

Louis Zufofsky

en la cama,
con las manos cruzadas por detrás de la cabeza,
con la ventana abierta,

que mis amigos me vendieron
como carne en la carnicería,

que mis amigas tenían muy buena cara
pero muchas puñaladas;

y sé

que ese coche
que está aparcando
no lo conduzco yo,

que ese perro
que ladra
no es mi perro,

que ese niño
que grita
no es mi hijo,

que esa mujer
que se ríe
no es la mía,

que esa puerta
que se abre
no es la de mi portal,

que esa persiana
que se baja
no es la de mi habitación;

y sé también

que pronto oscurecerá
y que yo, una vez más, un día más, no tendré
ni fuerzas
ni ánimos

para levantarme

y encender

la luz.

La Autopista

ya que tanto insistes

en que me lo corte

voy a explicarte

y será la primera y última vez que lo haga

por qué llevo el pelo largo

llevo el pelo largo

porque el ejército estadounidense

ofrecía una recompensa

de dos dólares

por cada cabellera de indio

que se le entregara

y los que la cobraron

así como los soldados

y mandos superiores

del ejército estadounidense

llevaban el pelo corto

o muy corto

llevo el pelo largo

porque el ejército franquista

en la corrala de la casa en la que nací

le rapó la cabeza

a una de las mujeres de mi familia

cuyo hombre

acababa de ser fusilado

por negarse a defenestrar

niños de pecho republicanos

y los soldados que le raparon la cabeza

así como el resto de las tropas

y mandos superiores

del ejército franquista

incluido el puto francisco franco

llevaban el pelo corto

o muy corto

llevo el pelo largo

porque en el campo de concentración de mauthausen

a los deportados españoles

como ramiro Santisteban

el superviviente octogenario que me lo contó

a los deportados españoles

una vez a la semana

los sábados

les hacían lo que entre ellos se conocía

como La autopista

esto es

les rapaban el pelo al cero

desde la frente hacia atrás

la autopista

y más adelante
cuando hitler estaba perdiendo la guerra
con ese pelo
se forraban las botas de los soldados alemanes

con ese pelo

y todos esos soldados alemanes

como también los que los sábados colaboraban

en el mantenimiento de la autopista

junto con sus respectivos mandos superiores

el hijo de la gran puta del fuhrer a la cabeza

y junto con el resto del pueblo alemán

llevaban el pelo corto

o muy corto

llevo el pelo largo

porque en la tercera galería

de la cárcel provincial de oviedo

la galería de los menores

los que mandaban en ella los kíes

en cierta ocasión me dijeron:

o te cortas el pelo tú
o te lo cortamos nosotros

y encendieron sus mecheros

y tanto ellos
como los funcionarios de prisiones
cuyo trabajo consistía precisamente
en evitar que se produjeran hechos como este

llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo por otra razón también:

muchas de las mujeres que conozco

me aseguran que con él así de largo

estoy mucho más guapo

y aparento muchos menos años

de los que en realidad tengo

así que en vez de estar dándome la gaita a todas horas

con que a ver cuando voy a que me corten el pelo

mejor te callabas la puta boca

eh

y te dejabas

crecer el tuyo.

Estación terminal

lápiz y papel

una estufa encendida

casa de poeta

La última palabra

Cuando la vida

se te pone en contra

y ————————————— -pensar en luchar contra ella

no es mas que otra de esas utopías

solo la muerte, repito

tiene la última palabra.

La palabra

que cierre

el último poema.

Fin.

De: La canción de la luciérnaga, Páramo(2023).

David González (San Andrés de los Tacones, Gijón, España,1964- Gijón, 6 de febrero de 2023). Poeta. Fue director de la colección de poesía Zigurat, publicada por el Ateneo Obrero de Gijón.

Nació en una familia de clase trabajadora. Su niñez y juventud está marcada por la experiencia de la vida en la calle de barriadas obreras. Estudió en el colegio público Honesto Batalón. Posteriormente sus padres le matricularon en el colegio jesuita de la Inmaculada.

David comenzó a leer a los seis años, primero libros de la biblioteca de su padre y posteriormente en el colegio. Hay dos primeros libros que le influyeron realmente cuando todavía era muy crío: El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, y Mis primeros 2000 años, de George Silvester Viereck y Paul Eldridge.

Con diecinueve años, David participó en un atraco a una sucursal bancaria, por lo que pasó tres años en la prisión del Coto y en la antigua cárcel Modelo de Oviedo. En la cárcel, descubrió su vocación poética después de leer a Bukowski.

En 1993 autopublicó su primer libro, Ojo de buey, cuchillo y tijera, imprimió 200 copias. Gracias a un poeta que leyó el poemario y quiso apoyar su poesía pudo publicar su segundo libro, Nebraska no sirve para nada. En 1997 publicó en la editorial Crecida, de Ayamonte, El demonio te coma las orejas, donde relata su experiencia en la cárcel y gracias al éxito de este libro abandonó la empresa del metal, donde trabajó diez años, para dedicarse por entero a la poesía.  

En 1998 publicó Ley de vida. Más tarde, Sembrando hogueras (2001), Anda hombre, levántate de ti (2004), Reza lo que sepas (2006)y Algo que declarar, publicado en la editorial Bartleby en 2007. 

Entre sus últimos libros, encontramos El amor ya no es contemporáneo. Poemas y relatos 1997-2004El lenguaje de los puños, una antología personal publicada en 2014, y el ciclo biográfico poético-narrativo titulado Los que viven conmigo, distribuido en cuatro cuadernos: Campanas de Etiopía (2015), De todo corazón (2015), Si te echan mano al cuello, encontrarán la soga (2016) y Siguiendo los pasos del hombre que se fue(2017). Posteriormente llegaron: Hombre al agua (2020), Los equilibristas (2021) y Gentes del bronce(2021).

Su último poemario, publicado en la editorial Páramo, fue La luz de la luciérnaga(2023).

David Gonzalez falleció en Gijón, a la edad de 59 años.

David Gonzalez, poeta maldito cuya obra ha sido enmarcada dentro del realismo sucio, de la poesía de la conciencia crítica y de la poesía de la consciencia. David decía de sí mismo que era libertario y misántropo.

Participó en más de cien antologías, desde ‘Feroces’ (1998) hasta ‘Disidentes’ (2014).

Premios:

Ganó el 1º premio en el 4 campeonato de relatos pub Henry Chinaski y el 1º premio en el V certamen poético Blas de Otero, que organiza el centro cultural Blas de Otero.

Representó a España en el primer Festival Internacional de Poesía de Santo Domingo, República Dominicana (26 a 29 de Abril, 2007). 

David participó asiduamente en el encuentro anual de poesía Voces del extremo, coordinados desde 1999 por su amigo, el poeta e historiador Antonio Orihuela.

Sus poemas han sido traducidos al portugués, al inglés, al alemán, al árabe y al húngaro.

Sobre su vida y obra se ha rodado el documental Vocación de perdedor (2018) de César Tamargo. Se estrenó en la Filmoteca Regional Rafael Azcona de Logroño (La Rioja), dentro del ciclo de poesía Agosto Clandestino.

Enlaces de interés:

https://www.elespanol.com/el-cultural/letras/20230206/muere-david-gonzalez-poeta-maldito-escritor-carcel/739426178_0.html

https://ctxt.es/es/20221101/Culturas/41342/Mario-Crespo-David-Gonzalez-ministerio-poesia-Ojo-de-buey-cuchillo-y-tijera.htm

https://www.nortes.me/2023/02/09/bailando-en-el-contorno-del-abismo-elogio-a-david-gonzalez

https://www.lavanguardia.com/cultura/20100813/53982430846/cartas-entre-ginsberg-y-kerouac-recogen-la-historia-de-una-amistad.html

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