Yo quiero ir a París
Tengo 19 años
y quiero ir a París….
ver mi rostro en El Sena,
rezar en Notre-Dame,
conocer las costumbres de París.
Cierto,
que tengo casa
en este pueblo de San Salvador,
pero casas y pueblo,
se le vuelven pequeños
a la desmesurada dimensión
que toman mis ideas,
y aunque ya sé
que sobre El Sena
no corre más que agua
que París es también,
una continuación
de casas y de pueblos,
donde los hombres ríen,
sueñan, duermen y caminan,
yo quiero ir a París.
Cierto,
que aquí nací,
y mi cariño por el mundo
aquí comienza;
quiero a mi madre,
mucho,
tanto que ya es dolor
imaginarme lejos.
Amo los campos de la casa
en que murió mi abuelo,
el río,
donde lavé mis manos y mi cuerpo
cantándole a los vientos.
Amo y quiero
las grises piedras del camino
que me llevo en los pasos,
Amo también,
lo que está aquí,
todo lo mío,
que me acompaña íntimamente,
ya cuando duermo o pienso,
libros, vestidos, pensamientos,
papeles,
mis cuadernos,
mis cartas de estudiante.
Amo y quiero el recuerdo
de aquellos días,
en que iba con mi madre
a recorrer su pueblo,
y me pasaba,
meciendo ensueños
sobre la hamaca
de mis abuelos.
Cierto también,
que me formé bajo este cielo,
que tengo sangre autóctono,
que pienso americanamente:
como los compañeros
nacidos en mi suelo.
Llevo dulces verdades
de esta pequeña patria:
la amiga mas querida
el amor primero
de generosas ilusiones
mis hermanos
que como yo cantan y viven
bajo el paterno techo.
Amo y quiero todo esto,
¿quién lo duda?
tanto, que ya es dolor
imaginarme lejos;
quiero a mi madre,
mucho;
quiero campos y hermanos,
abuelos, amigos, compañeros,
casa y pueblo.
quiero esto, quien lo duda.
Pero a pesar de todo,
de mi pueblo y mi casa,
de mis libros y cosas,
de los amigos,
de los buenos recuerdos,
muy a pesar de todo,
tengo 19 años
y quiero ir a París.
Este país pequeño
Este país pequeño
al que yo tanto quiero
se ha logrado meter todo entero
en mi imaginación;
no sé cómo explicarlo,
a veces en las noches
me despierta la urgencia de pensarlo
desde sus mínimas fronteras hasta el mar,
cuando lejos he dicho
“él mide 21000 Kms cuadrados”
No será tan fácil —me responden— quererlo
Es tan pequeño
Y yo siento quererlo más.
En él, así de mínimo,
yo quiero al universo
de él hacia el mundo me proyecto,
me interesa su forma de vivir,
sus estudiantes,
su juventud obrera,
sus campesinos, sus cosechas
y hasta sus pocas diversiones populares
el cine y el fut-bol
me son interesantes por ser suyas.
Mi pequeño país me necesita
y eso me hace feliz
mi pequeño país
ha decidido que yo ,luche por él
y eso me vuelve grande,
mi pequeño país
quiere que yo levante sus estatuas
y eso me compromete
me aprisiona con una dulce esclavitud
Me preocupa su gente
sus edificios siempre amenazados
por un temblor de tierra,
a mí me causa una ternura
su pequeñez geográfica
que ha provocado risas muchas veces
Mi pequeño país me ha preguntado
si yo quiero
ser una gota de agua fresca
sobre su sed de libertad
y yo he sentido en mis mejillas
el rubor de una novia a quien su amado
le ha pedido una entrega,
y desde entonces
mi pequeño país y yo
nos hemos comenzado a enamorar,
como un amante loco
me transmite su amor,
¿cómo no lo he de amar?
yo lo he tomado de la mano
y alegres, muy alegres
los dos nos hemos puesto a caminar.
Diciembre 6 de 1970

Lil el dia de su graduación del Bachiller
La Bienvenida
Pequeña nuestra,
Dame saludarte el primer día,
Con palabras maduras,
Como todos los hIjos de nuestros compañeros
Eres una esperanza
Naces comprometida a la trinchera
Y es preciso que sepas de tu herencia,
No te asombres, pequeña,
Si te arrullan canciones de protesta
Y si desde la cuna
te hablan de una revolución y una conciencia
Crecerás, mi pequeña con el puño cerrado
Y tus pasos primeros
Los darás tras la huella luminosa
De nuestra patria nueva.
Me emociona pensar que va a llegar el día,
En que pueda llamarte camarada
Pero quiero decirte, mi pequeña,
Que eres depositaria y responsable del futuro
Que en tus manos de niña
Se coloca temblando un tesoro de ideas,
Que tienes para siempre una tarea,
Que te espera un camino,
Por ese porvenir,
Mi corazón se alegra mucho, y te saluda,
Y escribe para ti la bienvenida,
Con palabras maduras
Poema dedicado a la hija recién nacida de su amiga Miriam Medrano. Mayo de 1972

Despertar
Yo era mansa y pacífica
Era una flor,
Pero la mansedumbre no es un muro
Que cubre la miseria.
Y vi las injusticias
Y ante los ojos asombrados,
Estallaron las huelgas y las rebeldías
Del hombre proletario.
Y en vez de absurdas lástimas,
De hipocres.as compasivas,
Brotá mi indignación
Y me sentí fraternalmente unida
a mis hermanos,
Y toda huelga me dolía,
Y cada grito me golpeaba
No solo en la cabeza o los oídos
Sino en el corazón.
Cayó mi blanca mansedumbre,
Muerta a los pies del hambre,
Me desnudé llorando de sus velas
Y un Nuevo traje me ciñé las carnes.
Primavera de lucha son ahora
mis brazos,
Mi enrojecida sangre es de protesta,
Mi cuerpo es verde olivo
Y un incendiario fuego me consume
Éy sin embargo,
sigo siendo como antes,
amante de la paz,
quiero luchar por ella
desesperadamente,
porque desde el principio
yo soñé con la paz.
Aquí me encuentro
Aquí me encuentro
testigo de mi misma
quedaron atrás los años fáciles
las tareas inútiles
Sin embargo
no todo es diferente
me siguen gustando los amaneceres
y esta vieja manía de escribir
se ha hecho aún más intensa.

Carta de LIL MILAGRO RAMÍREZ a su madre doña TRÁNSITO HUEZO CÓRDOBA DE RAMÍREZ
Agosto de 1971
Querida queridísima:
¿Has encontrado ya entre mis cosas un libro que tú misma me hiciste, empastado en verde oscuro y que contiene una serie de cartas dirigidas a tí y que comienzan precisamente así:
Querida queridísima? lo leí hace muchos años en un libro “El pequeño Lord” y en él, Cedric Flauteroy se dirigía a su madre con esas dulces palabras, desde entonces me dije que así debía llamarte yo a tí querida queridísima.
Dicen que te encuentras triste, es natural pero por favor no lo estés tanto que llegues a preocuparnos, por eso quiero hablar contigo largamente, quiero que tu angustia se convierta poco a poco en resignación y luego en comprensión para estas decisiones mías que parecen haberte llevado a una profunda tristeza.
¿Recuerdas cuando en primer año de Derecho escribí un trabajo sobre “José Martí en la vida del libertador” o viceversa? ya no se quien fue primero y por tanto quien influyó en quien, ¡que vergüenza! No en valde me aplazaron historia en primer curso del plan básico. Fuiste tú quien me buscó en tu biblioteca todos los libros que me ayudaron a obtener un diez muy bien ganado y el honor de ser la mejor alumna en mi curso en la materia de Gramática Superior Española. Entre aquellos libros había uno que hablaba de José Martí y de su madre, no pretendo ser tan vanidosa como para compararme con su figura, pero suyas son las acciones ejemplares que yo quiero seguir y suyas las palabras que yo ahora te repito a tí y que desde siempre se me grabaron en el alma quizás porque presentía ya que iba a hacerte sufrir por mis ideales.
“Mírame madre y por tu bien no llores.
Si esclavo de mi edad y mis doctrinas
Tu mártir corazón llené de espinas
Piensa que nacen entre espinas Flores”
Tu has llevado una vida plena y ejemplar, llena de grandes alegrías pero también de muchos sacrificios, estás hecha de una fortaleza que yo siempre he querido tener, te he visto reír muy a menudo y aunque pocas veces te vi llorar eso no quiere decir que no comprendiera tus hondos sufrimientos, pero como siempre me enseñaste a superar los malos ratos de la vida, son los recuerdos amables los que más abundan en mi memoria. Tú has sido para mí, además de madre y maestra una gran amiga. ¡como recuerdo las veces que nos sorprendía la madrugada mientras conversábamos en tu cuarto de mil cosas y reíamos en voz baja como dos colegialas para no despertar a los demás! Y las horas que pasábamos cantando juntas, ¡cómo olvidarlas! Yo, aunque no lo parezca soy muy sentimental y guardo como tesoros los recuerdos de aquellos momentos que me han hecho vibrar el alma, respecto a tí hay tantos, que me maravilla esta buena memoria mía para tenerlos tan presentes como si ocurrieran ahora mismo. Y las muchas veces que estudiabas con tus compañeras de Facultad, yo me desvelaba por el solo gusto de hacerte reír con mis tonterías, y me daba un gusto enorme jugar a ser tu doncella particular y llevarles el servicio de leche o de té al cuarto de estudios; y las bromas que te gastabas sobre tus viejas amigas y de colegio cuando tenían alguna reunión para rememorar el pasado, y lo enojada que aparentabas estar cuando te decía “Braincóbi” sin ningún respeto o simple mente Tanchito. Y el orgullo mal disimulado que yo sorprendía en tu mirada y en tu voz cuando decías: esta es mi hija, y yo te besaba impetuosamente en la frente o en la mejía. Todo eso me es tan valioso, que podría pasar la vida entera recordándote con una sonrisa.
Tú de mi debes tener también buenos recuerdos, no he sido una mala hija, estoy segura, y aunque alguna vez mis hermanos se hayan asustado de que mi trato contigo pareciera diferente, es porque yo soy mas impetuosa, porque te he tenido siempre una confianza sin límites, porque te he querido un mundo y ahora te quiero un universo, te he visto ser feliz a mi lado disfrutando de mis cosas, por todo eso no quiero que estés muy triste, no debes estarlo; no vale la pena echar en el olvido todo lo bello que ha habido en nuestra vida, sólo es preciso que hagas un esfuerzo, te lo pido por favor, voluntad de sobra tienes, bien lo se y cariño también; ¿no lo he hecho yo? Cuando la tristeza quiere apoderarse de mi, te recuerdo mucho y créeme que es en esos recuerdos donde encuentro fuerzas y hasta alegría.
No es que haya sido necesario que me encuentre lejos para valorarte, eso nunca; siempre he tenido plena conciencia de lo mucho que tu vales, de la gran mujer que tu eres y de que todo lo que soy te lo debo casi entero, me has moldeado a tu imagen y semejanza, tengo tu firmeza de carácter, tu entera voluntad, tu fe en el hombre y su destino, tu rectitud moral para vivir de acuerdo a los principios en que creo, aunque en ellos se me vaya la vida misma. Si de mi padre aprendí a amar una causa revolucionara, de tí aprendí a amar la vida en sí, a buscarla en todo momento la belleza y la verdad, a amar a Dios y a respetarme a mi misma y a los demás.
Si supieras mamá como me has sido de útil durante todo este año, como has estado siempre junto a mi, seria tan largo de contarte cada detalle en el que yo me decía ¡Bendita madre! que me enseñó a ser como soy, ha habido problemas y dificultades que de no haber sido tu tan ingeniosa como eras, de no habernos preparado para la vida en forma tan completa y total, quien sabe como hubiera podido yo resolverlos, cuando me veía frente al asunto en cuestión, me decía con firmeza, mi madre jamás se hubiera echado para atrás, ella se las habría arreglado para salir adelante; y recordaba todo lo que tu nos contabas de tu vida de directora del colegio, y tus salidas ingeniosas para resolver las cosas, yo entonces me sentaba a reflexionar un rato y te aseguro que todo o casi todo, he podido resolverlo más bien a base de recordar lo que tu hubieras hecho, a base de seguir tus maravillosos consejos que tengo grabados en el alma por siempre. No mamá tu no has fallado como madres, ¡que va! Si la misión de una madre es hacer de sus hijos hombres y mujeres capacitados para la vida, (sea esta cual fuere) nadie como tú para lograr tal capacitación, lo he comprobado de manera rotunda y total por esta experiencia por la que he pasado. Yo sé que te vas a reír a carcajadas y no me vas a creer pero he entrado en un sentido del orden que espanto y me he vuelto muy metódica y disciplinada.
De algo más erés responsable: tus dos grandes pasiones viajar y leer ha hecho presa de mi espíritu. Con quien sino contigo aprendí yo a encontrarle sentido a un viaje, valor a los rincones más bonitos de cada lugar, a descubrir cosas que un profano nunca hubiera visto, ser audaz, a romper ataduras y a disfrutar plenamente? ¿con quien sino contigo aprendí yo lo que vale un libro? Quien me llevo a ese mundo maravilloso de la literatura? Quien si no tú me llevó de la mano a cultivar mi inclinación por la poesía? Sabes, es como una cadena necesaria pensar en tí y en tu madre, tu te parecías tanto a ella como yo a tí, si lo mismo me parecía estar con ella que contigo, si cuando la veía comprendía porqué tu eras como eras y me llenaba de la secreta esperanza de ser así, de tener las mismas virtudes y el mismo corazón. Pero, precisamente, por querer ser como tu eres, he llegado a ser entera y fiel a mi conciencia, debes comprenderlo así.
¿Verdad mami que no es cierto que te has abandonado a un sentimiento negativo y que no quieres reír? No lo creo, no puedes tu destruir la imagen tan bella que yo tengo de tí y que me sostiene como la raíz al árbol; no quieras tu que yo me desplome por dentro, ahora que tanto necesito saber que tu al menos me comprendes, que te sobrepones al dolor y me dices con esa voz tuya tan dulce y a la vez tan firme: ¡adelante hija, no desmayes nunca! Así como me decías en tu carta de despedida, palabras que me dieron el espaldarazo definitivo: “no quiero – decías- restarte valor, si has emprendido el camino que crees justo síguelo con decisión y firmeza”. Yo sé que durante mis ultimo años junto a ustedes, parecí desapegarme de la familia, y que quizás llegaron a pensar que yo poco los quería, nada más falso, soy muy constante en mis afectos y estos los siento profundamente, no tienen ustedes ni idea de lo mucho que los quiero y de que para mí el sacrificio de emprender este camino no ha estado en dejar comodidades, dinero o posición social eso no me importó nunca, lo que me ha significado esfuerzo es superar la nostalgia de verme lejos de todos aquellos a quienes quiero, y pensar que yo era motivo de tristeza para ellos, si hasta llegué a ratos a pedir que mejor se olvidaran de mí si con eso podían vivir más felices, pero luego me decía, tonta, si tú no puedes olvidarlos un solo instante, igual les tiene que pasar a ellos. Yo no sé que piensas tú que son los revolucionarios, ahora yo soy una de ellos, pero te aseguro que tenemos un humanismo verdadero, que nuestra causa es justa y que luchamos por el bienestar de las mayorías. Recuerdo que una vez tú me dijiste que yo lo que quería era fama, que dijeran de mi que yo había sido valiente y quijota, me hiciste reflexionar muchísimo, si era por un sentimiento de absurda vanidad que yo buscaba esta lucha, debía ser honesta y dejarla, yo te respeto muchísimo y me decía, ella es mi madre y me conoce, yo no niego que se me ha alabado tanto que he llegado a ratos a ser creída, a valorarme muy en alto y tuve miedo, miedo de que fuera cierto lo que me decías y poder fallar una vez emprendido el camino, porque una causa como esta no se puede seguir hasta la muerte, sino tiene una motivación justa y digna, eso es lo que me ha hecho llegar a la conclusión de que no era sólo el sentido de vanidad lo que podía inspirarme ( no niego que pudo haber existido, vivía yo en un mundo tan acostumbrado a halagarme) sino que yo estaba segura de sentir un amor verdadero por los pobres y dispuesta con toda mi alma a luchar por su causa, te lo aseguro. Estoy mas que convencida que si estuviera en la India, ya me habría convertido en antorcha humana en señal de protesta, si en el Vietnam, andaría con mi sombrerito de paja y mi uniforme de combatiente echando a los norteamericanos al mar; si en Estados Unidos, organizando huelgas antibélicas y manifestaciones a favor de los negros. ¿Cómo podía ser de otra manera? si se cree en la igualdad y en la injusticia y se siente que los derechos humanos en el país sólo existen para los que pertenecen a una clase superior, se siente uno ofendido en su misma dignidad de ser humano y decide que no es justa esta situación, cruzarse de brazos sería de alguna manera admitirla y ser sus cómplices, y por lo tanto hay que combatirla, y no precisamente con flores y con música, desgraciadamente la clase económicamente poderosa se sirve de las armas para mantener su explotación y su robo, con ello nos obliga a responder de la misma manera si queremos defender al pueblo de sus enemigos.
Pero no era mi intención meterme con la política, si quieres ubicarme dile a papá que te preste su carta. ¿Sabes una cosa? Ya eres respetable abuela de tres pequeños moustrous ¡que locura! Lo que debes de pasar por atenderlos ¿nunca te los han ido a dejar a todos juntos? Por supuesto que me doy cuenta que soy respetable tía ¡que emoción! Realmente lamento que mis sobrinos no disfruten de mi, los hubiera querido tanto, tanto. E ¿Es cierto que la Benjamina rebelde decidió ponerle mi nombre a su primera mujercita? ¡vaya homenaje! Es para llorar de agradecimiento, me siento ancha como un pavo real, debe ser una nena preciosísima, si se llama como yo, será algo digno de verse, la quiero mucho pero no por eso dejo de amar al muñecote de Jorge Enrique, si muchas veces siento la sensación de su s manitas en mi cuello y sus grititos chillones despertándonos a todos en las mañanas, y sus risas contagiosas y sus ojotes risueños. Que criatura mas linda que es, ya debe ser todo un hombre.
Me mata la curiosidad por saber el resultado de la alianza-oriente-occidente, supe que había sido niña y que tenía un nombre raro que nadie me pudo averiguar, yo entonces le puse “flor de durazno” ¿de qué otro modo iba a llamarse? Debe ser tan dulcesita como su madre, tan calladita y seriecita como su padre, y tan menudita como ambos, ¿no? porque ella si que no creo que se parezca en nada a la tatarata de su tía, ¡ni falta que le hace! Dirá escandalizada la flamante mamá, que siempre me vio con un poco de recelo profesional pensando si no estaría ante un caso patológico de paranoia o de psicosis y lo dejaba pasar como una novata.
Lo que si no supe es que fue del heredero de la familia Gómez, fue un Meme – Toño o una Teresita Panza? Lo que sea, es mi distinguido sobrino y se le puede dar un cariñosísimo beso de mi parte.
¿Que es de Napoleón? Siempre que lo recuerdo me entra la preocupación el sabe lo mucho que lo quiero, nadie como yo para seguir paso a paso su crecimiento, para recordar toda su vida, porque a pesar de los muchos años que le llevo adelante, nos hemos entendido siempre muy bien y nos queremos entrañablemente. Si le ha entrado a la moda hippie ( y debe haberle entrado, no en balde es mi hermano), debe de estar guapísimo con la cabeza toda peluda y los pies enchancletados muy “ in”, cuando me acuerdo que un día lo peleé a lo Yul Brynner! Pelón como una bola de billar, tú estabas de viaje y al volver casi me fulminaste por aquella barbaridad, yo me había arrepentido desde que lo vi tan feo, pero no di mi brazo a torcer (cuando no) y afirmé que eso le daba personalidad, ¡pobre hermano mío! si se descuida más le corto hasta las orejas. Pienso que ya es un hombre y hubiera querido ayudarlo a encontrarse así mismo a madurar un poco, es un chico sumamente sensible, tú sabes que sí, y que las cuestiones sentimentales le afectan hondamente, a pesar de que en casa hemos sido siempre cariñosos yo tuve toda mi vida la impresión de que a ese chico le faltaba algo, como si lo hubiéramos descuidado, no era así por supuesto, pero quizás por quererlo tanto yo sent… INCOMPLETA
Carta de LIL MILAGRO RAMÍREZ a su padre José Ramírez Ávalos EN LA QUE EXPLICA LAS RAZONES DE SU CLANDESTINIDAD
Agosto de 1971
Querido Padre:
¿Con qué palabras puede una hija que sabe el sufrimiento de sus padres dirigirse a ellos? ¿Con qué derechos? Y sin embargo, yo se lo noble que son ustedes y no dudo que en el fondo de su corazón me han buscado mil excusas, han querido justificarme, se han desesperado por comprenderme y analizar mi proceder a partir de aquel 25 de julio en que tú me viste abordar un avión cuyo destino ignorabas.
Tengo en contra mía que en los últimos años muy poco nos comunicamos directamente, yo fui sufriendo un proceso de maduración política y personal del que ustedes sólo vieron algunas manifestaciones y aquella mi decisión que entonces debió haberles parecido repentina y que no parecía guardar relación alguna conmigo no era más que la búsqueda de un camino que hacía bastante yo había presentido, el camino de mis ideales, de mis principios; porque ya no puedo, padre, ser hipócrita conmigo misma, y cuando me convencí plenamente de que en América Latina hacía mucho que había comenzado a librarse una batalla a muerte en contra de la opresión, la explotación y el imperialismo, y cuando me di cuenta que mi país, lejos de ser la excepción, sufría en carne propia ese miserable destino, me sentí profundamente responsable. A mí la vida me había dado tanto, un hogar, una inteligencia, unos padres que me formaron moralmente y me pusieron en el camino de la cultura y la instrucción, que me enseñaron a amar la verdad y la justicia, que me demostraron que no son el dinero ni las comodidades materiales lo que forja a una persona, y una conciencia que me indicaba un camino a seguir, ¿podía yo dar la espalda a todo lo que predicaba?
Definitivamente que no. Cuantas veces en la universidad, en mis artículos, en los mítines, en los programas de radio y en las conversaciones personales con los demás no dije que había que luchar, no reconocía que Camilo y el Che eran un ejemplo que debía seguir? ¿No me enseñó mi madre a admirar y amar a Simón Bolívar, el libertador e inspirador de toda lucha de liberación americana? Pero las palabras no bastan cuando uno es sincero y cree honestamente en lo que dice y admira la obra de quienes han vivido de acuerdo a lo que piensan, no queda otro camino que actuar en consecuencia, aunque los sacrificios sean grandes y dolorosos; porque en ningún momento voy a negarte lo duro que es estar separado de ustedes y de todo lo que me era tan querido, sobre todo cuando llegan las fechas de los cumpleaños, de los aniversarios, de las fiestas familiares que siempre celebramos unidos; pero así mismo, soy sincera al confesarte que si me hubiera quedado, desoyendo cobardemente la voz de mi conciencia, si me hubiera escudado en mis comodidades, si no hubiera tenido el valor de renunciar a la vida cómoda que me prometía mi profesión, me hubiera sentido profundamente humillada, y lo que es peor, andando el tiempo me hubiera convertido en uno de tantos profesionales que tan despreciables me parecen ahora, porque después de haberse pasado su juventud gritando y protestando, al doctorarse, al establecerse, comienzan a ceder a sus “errores del pasado”. Se califican así mismo de quijotes y traicionan lo más puro que hubo en sus vidas y terminan por claudicar, y unos hasta se ponen voluntariamente al servicio delos regímenes que ayer, cuando eran capaces de desenmascararlos, no dudaban en golpearlos, encarcelarlos y matarlos si era necesario. Yo no quería ser eso padre, te aseguro que sentía una angustia muy grande al verme casi de manera inevitable en camino de ser una tuerca más de ese odioso sistema capitalista y burgués al que no quería servir, pero en el cual me encontraba ya metida. Nadie puede echarme en cara que yo no tratara de luchar en diversas formas, desde los 20 años en la universidad, cuando opté por un cargo estudiantil, ¿recuerdas que nos tocó la primera huelga de ANDES? Fui una de las que más se entregó en aquella batalla y mis sentimientos de frustración e impotencia comenzaron a formarse al ver que al pueblo indefenso que pedía justicia se le respondía con la represión y la muerte.
Yo no voy a poder olvidar nunca, aquella manifestación de duelo cuando llevamos al cementerio el cadáver de los obreros asesinados por la guardia. Tú me acompañaste entonces, me ayudaste a llevar la bandera de la Facultad porque ningún otro estudiante había tenido valor para asistir al desfile por miedo a la represión del gobierno; esas fueron las primeras veces en que reflexioné en este país y sus condiciones políticas. Comencé a ver claro que los estudiantes no íbamos a ser capaces, desde nuestro alto sitial universitario de llevar a cabo un cambio revolucionario; tampoco olvido que tú ya me lo habías advertido, tu habías pasado por esa experiencia de ver como los falsos líderes universitarios arengaban al pueblo, y como este pueblo respondía con valor en todo momento, pero al llegar la hora de las pruebas en los momentos culminantes, cuando se sentía en las espaldas el calor de los fusiles, esos “líderes” de salón se escondían y se protegían de la cárcel y de la muerte, mientras el pueblo era masacrado una vez más, ¿no fue así que ocurrió en los tiempos en que tú luchabas contra la tiranía de Lemus? Yo no quería tampoco ser payaso ni falso líder, yo no quería engañar al pueblo y llamarlo a luchar con las manos vacías para esconderme en el momento del enfrentamiento. La universidad era un refugio, un escondite, una protección, creí entonces que había que buscar otro camino, no fue una reflexión que hiciera yo sola, para entonces tenía mi grupo social cristiano en la universidad y había en él personas que hablaban el mismo lenguaje que yo, que sentían la misma decepción y que veían con claridad los mismos problemas y se esforzaban por hallar una solución.
Casi todos estábamos en los últimos años de nuestras carreras universitarias, habíamos batallado en la universidad porque creíamos que era un deber revolucionario cambiar las estructuras universitarias, y despojarlas de sus ropajes de falsedades para hacer un estudiantado combativo que diera al país profesionales honestos, pero aquella lucha dolorosa no tenía destino porque estaba aislada, y llegamos a una conclusión irrefutable: la universidad no era más que el reflejo de lo que ocurría en todo el país, a ella sólo tenían acceso los privilegiados, los hijos de los obreros y los campesinos jamás iban a llegar a ella y aunque se le diera vuelta a la universidad entera, no iba eso a cambiar en nada las condiciones socio-económicas del país, y aunque se formaran profesionales revolucionarios estos al salir servirían al sistema capitalista y no al pueblo, nadie mejor que un estudiante de derecho para darse cuenta que en la Facultad de Jurisprudencia te enseñan a defender la propiedad privada y los privilegios de las clases dominantes, te preparan para ser un buen defensor del sistema burgués y capitalista en que vive el país, pero se cuidan muy bien de hablarte de los derechos del pueblo, de leyes agrarias, de la obligación de luchar por la superación del pueblo. Decidimos entonces que había que pasar del plano meramente estudiantil al plano nacional. ¿Qué hacer? ¿Crear un nuevo partido político o afiliarnos a algunos de los ya existentes?
Consideramos con sobrada razón que no éramos una fuerza suficiente para dar nacimiento a una nueva entidad, carecíamos, además, de experiencia, y por otro lado, nos pareció que no era conveniente dividir aún más lo que para entonces eran las “fuerzas de oposición”, como social cristianos, nos sentíamos ideológicamente inclinados por la democracia cristiana, pero no creas que no teníamos en contra del PDC muy serias críticas y aquí debo confesarte que yo sabía perfectamente que tú tenías la razón cuando me acusabas de estar en un partido de pequeños burgueses que no iban a hacer la revolución, sin embargo, creía que parecía haber una nueva oportunidad en la juventud, la JDC, después de todo, parecía ser un organismo de choque dentro del partido, fue entonces cuando se me dio también la oportunidad de mi viaje por Sudamérica, aquello fue algo definitivo, que terminó de darme elementos para madurar mi pensamiento político y social. Ví con mis propios ojos que toda América se batía por su liberación. El viaje me fue gestionado porque yo había pedido mi ingreso a la Juventud Demócrata Cristiana (JDC) y me enviaron a un seminario de formación; es irónico, yo que estaba comenzando a entrar en la Democracia Cristiana (DC) aprendí en ese seminario que tampoco ese era el camino, me debatí en muchas confusiones. En el curso que recibimos conocí a una chica argentina “Elvira”, ¿te recuerdas? (Tanto como yo te hablé de ella en mis cartas) que era de la juventud Cordobesa (la patria del Che) y estudiante de leyes como yo, aquella sí era una ferviente combatiente del socialismo, de ella aprendí mucho más que de todas las clases que nos impartieron los señores del gobierno, yo me hice la tonta ilusión de que si bien, “los viejos” del partido en toda América estaban con una dirección francamente desarrollista, la juventud representaba una cara nueva, hablaban como aquella chica argentina que decía verdades como templos y durante todo el curso fuimos unas ardientes jovencitas y nos encaramos con todos los profesores atacando todo lo que nos parecía reaccionario y a lo que nos olía a influencia del desarrollo capitalista.
También había allí una chica peruana y una guatemalteca que me hicieron admirarlas por sus posiciones de izquierda, y así fue que a pesar de la decepción que me dieron los gobierno de DC en Chile y Venezuela mi contacto con la juventud desde aquellos partidos me hizo creer en el espejismo de que las juventudes podíamos luchar dentro de los partidos y obligarlos a orientarse hacia un verdadero esquema socialista. En los últimos días de mi viaje, sobre todo en Santiago de Chile, presencié un fenómeno que me hizo pensar, pero que no fue lo suficientemente analizado por mí, porque ya había decido ingresar a la juventud DC de El Salvador, se trataba de que la juventud Demócrata Cristiana de Chile se había dividido y un buen grupo de los mejores elementos renunciaban al partido por no representar los intereses socialistas del pueblo, lo mismo ocurría en Argentina y Venezuela e igualmente en Colombia, donde además se había formado el grupo “Golconca” de sacerdotes y socialcristianos, en su mayoría, que apoyaban las guerras y seguir el ejemplo del cura Camilo Torres. Sin embargo, yo no estaba del todo madura para formarme una idea exacta de todo aquello con relación a mi país, lo que comprendía claramente, eso sí, era que sólo en forma organizada sería posible hacer algo valioso, pero, yo desconocía la realidad política de mi país, me había pasado todo el tiempo en la universidad y no había vivido la política nacional, no tenía experiencia al respecto, y en el fondo temía que si me declaraba en contra de la DC me iba a tener que quedar en el aire, porque en el país sólo habían dos alternativas: la DC o el Partido Comunista, este último me había decepcionado profundamente a través de sus actuaciones en la universidad, te asombrará si te digo que los dos primeros años de universidad estuve a punto de enrolarme con AEU, la fracción marxista de Derecho, creo que era, entonces, el grupo que despertaba mi simpatía, pero con el correr del tiempo me di cuenta que por mucho que se dijeran revolucionarios no lo eran, vivían igual o mejor que los burgueses y tenían actitudes contradictorias entre sus ideas y su vida; eran quizás más honestos los socialcristianos, tampoco me preocupé mucho por profundizar en los fundamentos ideológicos de la doctrina política y del marxismo, como en la práctica los veía tan decepcionantes no me atrajeron nunca más y aunque no fui anticomunista y tuve muy buenos amigos entre los camaradas, me situé con el grupo de socialcristianos donde al menos se trabajaba con sinceridad y entusiasmo y porque de veras estábamos empeñados en buscar el verdadero camino de la revolución que llevaría al país a la construcción del socialismo.
Hubo entonces algo más, mientras yo estaba en Chile se desató aquí una guerra estúpida, fue el primer hecho político que me tocó analizar desde una nueva perspectiva, me vi obligada a hacer un serio recuento de la vida política del país, porque en Chile la gente es altamente politizada y no puedes contestar tonterías ni dar respuestas evasivas, me esforcé lo indecible por buscar las razones reales, las causas de un conflicto tal y mi análisis aunque débil y carente de muchos elementos de juicio, no estuvo del todo equivocado, llegué a la conclusión de que siendo como eran El Salvador y Honduras, dos países sometidos a los intereses de la oligarquía criolla y el imperialismo norteamericano, esa guerra tenía necesariamente que ver con ellos, dije que a mí me parecía que los ejércitos y los gobiernos altamente desprestigiados, creían ver en este conflicto (provocado o no por ellos mismo, recordé a Julio Rivera y su metida de patas de enviar soldados a la frontera) una buena oportunidad de justificarse, de solidificarse como institución y de garantizarse muchos años más en el poder. Mi sorpresa no tubo límites cuando volví y encontré a todo el mundo en “psicosis de guerra”, me consideraron poco menos que traidora, mamá me llamó comunista o algo peor, porque al fin y al cabo, los comunistas, aunque habían comenzado diciendo lo mismo que yo, habían terminado por seguir la corriente y estaban de acuerdo con la guerra (otra prueba más de lo que eran sus argumentaciones ideológicas). Esa misma noche de mi regreso comprendí el abismo que había entre mi forma de pensar y la de mis familiares y amigos, opté por callarme, pero me mantuve firme y no me dejé engañar por la campaña publicitaria, el tiempo ha venido a darme la razón, la guerra fue un engaño y tan solo dio beneficios al ejército y los gobiernos títeres de ambos países, y a los otros les dejó organizado un centro nacional de informaciones que es ahora un asqueroso instrumento al servicio de la ideología burguesa y que controla todos los medios de difusión para lavarle el cerebro a todo el mundo como lo hizo en tiempo de la guerra.
Yo volví en julio del 69, en octubre formaba ya parte de la dirigencia de la juventud a la cual habíamos entrado un buen grupo de los antiguos social cristianos de la universidad, con el fin de hacer del partido un instrumento al servicio de la causa del pueblo, conscientes de que en la actualidad no lo era, pero, con la esperanza de transformarlo desde adentro.
Estaban próximas las elecciones, nuestra tesis por entonces, era que el partido no se debía prestar a un juego electoral, ya para entonces la venda se había caído de muchos ojos y se criticaba en forma abierta a la guerra. Hubo en el partido un seminario pre eleccionario y ahí peleamos porque el partido se pusiera en posición combativa, recuerdo que la juventud tenía claro que por la vía eleccionaria no iba el pueblo a llegar al poder en este país, sin embargo, aún teníamos miedo de afirmar que se debía buscar otro camino y mucho menos de decir que la vía armada era la solución para América Latina, como lo estaba siendo en el Vietnam y como lo había sido a través de toda la historia; y cuando se nos planteó la pregunta de si el partido no estaba formado para buscar el poder por medio de las elecciones, para qué debería servir, comenzamos a ser débiles, y al fin la solución que se tomó fue un poco rara: antes que luchar por nuevos éxitos electorales deberíamos luchar por adquirir poder social, esto es, por buscar apoyo popular, organizar al pueblo, concientizarlo despertarlo y no engañarlo diciéndole que con una votación ganaría el poder. Y si acaso, en una votación se lograba algo, el ejército llegaría a un golpe de estado y por las armas impondría de nuevo la dictadura militar como es su costumbre. Dijimos que las elecciones deberían aprovecharse como tribuna del pueblo para decir las verdades y no como medio para llegar al poder, y así nos embarcamos. Un nuevo error, el partido estaba empapado hasta la médula del sistema eleccionario, las elecciones eran su principio y su fin, su factor aglutinante y su espina dorsal. A pesar de todo nos creímos capaces de hacer algo más, y confiamos en que estando organizados podríamos llegar al pueblo y hablarle, despertarlo y hacer que comenzara un proceso revolucionario, pero no contábamos con las limitaciones naturales de nuestro radio de acción, no previmos que cuando se entra al juego electoral todo lo demás carece de sentido, y que al optar por las elecciones estábamos admitiendo el sistema “democrático” de estas sociedades burguesas y renunciando automáticamente a cualquier otro medio de lucha, y dándole al gobierno la oportunidad de fingir que éramos un país libre y democrático, en donde la oposición tiene “derecho” a competir en procesos electorales y a ser derrotada por el voto popular, permitimos una vez más que ellos pusieran en juego su mecanismo de fraude electoral y volvieran a ganar amparados en una falsa legalidad. A las tres semanas de campaña política a la que nos entregamos con el entusiasmo propio de la juventud, habíamos perdido nuestra orientación, sólo se trataba ya de ganar, los días que siguieron fueron absorbentes y nos obnubilaron por completo en medio de la campaña, creamos el movimiento femenino, esto desvió más nuestra atención (al menos en lo que a mí respecta) y como tuvimos un éxito inesperado, nos lanzamos a esta tarea con mucho entusiasmo, creyendo que algo podía lograrse en el futuro, organizando a la mujer políticamente, pero olvidábamos que la estábamos organizando bajo un pequeño partido burgués y no revolucionario. La realidad de un derrota innegable y rotunda nos hizo caer de golpe y porrazo en la realidad, ese golpe nos llevó de nuevo a la reflexión, y lo que pensábamos antes se hizo más maduro y definitivo. En Semana Santa la juventud tuvo una reunión y allí nos sinceramos bastante, si seguíamos en el partido, las cosas iban a ser siempre iguales, estaríamos toda la vida preparando elecciones y perdiendo el tiempo y dejando que el oportunismo y la demagogia que estaban a la orden del día prostituyeran nuestra labor que por otra parte era inútil para la revolución, no era en un partido burgués donde iba a comenzar el proceso revolucionario, porque sus dirigentes eran de ideología pequeño burguesa y le hacía el juego al gobierno, eran oposición mientras no llegaran al poder, pero una vez en él, no estaban dispuestos a realizar los cambios profundos que una revolución exigía, porque eso iba contra sus propios e intereses personales. De nuevo comenzamos a pensar que era otro el camino, pero esta vez, el grupo era más reducido, y teníamos además que afrontar la realidad cara a cara, en el país no había una verdadera vanguardia revolucionaria, tenía que crearse a partir de cero, una organización de izquierda que le sirviera al proletariado y que fuera capaz de desarrollar nuevos métodos de lucha, en esto no éramos nada originales, Guatemala habría llegado a esa conclusión hacía casi 10 años y los demás países de Sudamérica, con Uruguay a la cabeza, andaban por el mismo camino. Nuestra propia experiencia nos lo señalaba ahora, el enemigo de clase era poderoso y tenía un ejército y armas que no dudaba en usar contra el pueblo y no era ciertamente con las manos vacías y el pecho al descubierto como la revolución triunfaría y llegaría al poder, comprendimos que las clases económicamente poderosas estaban en pie de guerra contra el pueblo desde hacía muchos años, robando y explotando al amparo de las armas.
No me digas por favor que tú no llegaste nunca a esa conclusión porque mentirías, si crees que yo no te he admirado toda la vida por tu idealismo y entrega a la causa del pueblo te equivocas, nadie como yo para beber tus palabras, aprovechar tu experiencia y seguir tu ejemplo. Yo era sólo una adolescente, tenía apenas 14 años cuando te vi desesperarte porque veías que la Junta Revolucionaria que había llegado al poder iba a ser derrotada, tú siempre nos hablabas a la hora de las comidas de lo que ocurría en la política y recuerdo que nos dijiste que habías llegado hasta el despacho de Fortín Magaña y le habías advertido que sino se armaba a un sector del pueblo y tenía en la Junta un poder militar que la respaldara, poco iba a durar la luna de miel para el pueblo, y tenías toda la razón, de nuevo el ejército hizo de las suyas y el pueblo desarmado y el gobierno revolucionario, indefenso, fue apartado del poder que tantos sacrificios y vidas valiosas le había costado obtener, tan fácilmente como uno se quita una hormiguita del cuerpo. Un poco más adelante, todavía lleno de ese idealismo que te ha hecho exponer la vida una y otra vez, escribiste una carta abierta al ejército, haciéndolo responsable de la represión y del futuro del país.
Y es que verdaderamente la revolución es una guerra entre ricos y pobres, y uno debe decidir al lado de quién va a estar, no hay términos medios, hay que luchar contra los fusiles y las armas y eso únicamente puede lograrse levantando al pueblo de su postración y demostrándole que hay un camino para vencer, pero sólo puede lograrse estando en el pueblo no desde de afuera, no protegido uno, sino sufriendo con ese mismo pueblo, viviendo como él vive, comprendiéndolo desde adentro, siendo parte suya para que cuando un revolucionario que ha pertenecido a la clase burguesa le diga al pueblo: hay que luchar, este pueblo le crea, porque lo ve junto a él exponiéndose de igual forma y no de lejos acorazado en sus privilegios de clase. Por eso estoy aquí, que no te duela padre tener una hija revolucionaria, que no te importe la crítica de esa sociedad que explota a los pobres, piensa que los 25 años de tu vida que tú entregaste a una lucha en la que creías, tienen su fruto en mí, que tú hiciste lo que correspondía a tu momento histórico que yo no hago más que ser tu heredera, que continuar una lucha que aprendí a querer a través de ti.
Tú quizás no sabes lo orgullosa que yo me sentía cuando en un mitin o una manifestación se me acercaba alguien que estaba allí luchando como yo y me preguntaba con asombro: ¿Es cierto que tú eres hija de Chepe Ramírez? Y comenzaban a hablar de ti, de tu valor, de lo mucho que te conocían por tus rebeldes posiciones jamás nadie me dijo de ti, que te hubieras acobardado y cuando me identificaban como hija tuya me decían que tenía yo razón de ser como era, esa es tu obra en mí. ¿No pensaste nunca que tenías junto a ti un testigo de tu comportamiento y que yo iba a querer dar testimonio de ser digna hija tuya? Pues era así.
Yo se que a raíz de incidentes familiares de hace muchos años tomé para contigo una actitud hostil, que me cerré y que jamás te he hablado como hoy, porque a pesar de todo, mi madre, noble como es, nunca permitió que te guardáramos rencor, y el cariño que tú como padre te habías sabido ganar jamás decayó en mi corazón. Cierto que te juzgué, que te critiqué, que tal vez inconscientemente creí que no debía demostrarte admiración, pero uno madura y comprende que no hay hombres sin errores, y ahora, de ti lo que queda en mi corazón es la nobleza que siempre has tenido, el optimismo y la alegría que te han caracterizado y que yo he heredado indudablemente, has sido un padre lleno de comprensión y de ternura, siempre quisiste respetar nuestra libertad y cuántas veces debes haber intervenido para que mamá nos comprendiera mejor y no se dejara llevar solamente por su inconmensurable cariño materno; y cuando yo me venía, a pesar de que no fui sincera contigo -y por eso esta carta en que quiero que me conozcas mejor- no me hiciste el mínimo reproche, a cambio de eso, me dijiste que pasara lo que pasara mi madre y tú estarían siempre ahí, dispuestos a acudir a mi llamado. A pesar de que he llorado un poco escribiéndote, me siento en paz con mi conciencia, posiblemente ahora queden claras muchas cosas mías, quizás me comprendas mejor y puedas hacer menos insoportable el sufrimiento de mi madre por saberme lejos.
He sabido que a raíz del juicio farsa que se sigue en los juzgados, Yolanda Pineda se ha dado a la tarea de decirle a todo el mundo que ella puede conseguir un abogado que por una buena cantidad de dinero (que debe ser astronómica) se haría cargo de mi defensa judicial, aquí quiero pedirte un favor, no vayas a contratar abogados, ni menos lo que ella te proponga, porque tendrías que pagar un dineral inútilmente, y lo que es peor, porque iría contra mis actuales principios, cuando uno se ha declarado contra una sociedad que sabe injusta, no puede admitir hacerles el juego y yo que soy abogado infieri, y que no quise doctorarme en señal de protesta a esa sociedad burguesa, sé la farsa que significa un juicio amañado por los intereses del gobierno. Por otro lado, defenderme de la acusación de ser revolucionaria es, en cierto sentido, negarlo, y no quiero que hayan equívocos ni ante el pueblo ni ante nadie, estoy consciente de mis actos, y soy responsable de mi conducta revolucionaria, sólo el pueblo y la historia pueden ser los jueces en este asunto, por lo tanto, espero que no vaya a pasarme lo que a algunos compañeros, que su familia les ha puesto defensor pensando que ellos lo desean así, por eso te lo pido directamente, deja que se levante ese teatro, que me calumnien cuanto quieran en su prensa vendida y me hagan aparecer como vulgar delincuente, yo sé que no lo soy y me dolería ver que se confunde la opinión pública, ya que si los revolucionarios salimos defendiéndonos al estilo de la justicia que combatimos por falsa, y evadimos nuestras responsabilidades aprovechando los privilegios de esa sociedad contra la cual luchamos, ¿quién va a creer en nosotros y en nuestra lucha? No es por medio de la “justicia” burguesa que van a resolverse los problemas del hambre y del subdesarrollo.
Que no te duela a ti ni a mi madre verme señalada por quienes son los verdaderos culpables de esta guerra, por los que durante las audiencias judiciales, exigen justicia y al salir de ellas, ordenan a la guardia que torture y asesine. Lo que si te prometo, es que no voy a traicionar a la revolución, que primero quiero morirme dignamente que ser traidora de esta causa popular. Aunque yo sé que sin mi firma, difícilmente podría presentarse un defensor, pienso que puede hallarse alguna manera de hacerlo –¿ya ha sucedido no?- por eso creo que es mi deber aclararte este punto, porque de seguro que ustedes estarán sumamente preocupadas por encontrar la forma de demostrarme su angustia y su interés, y pueden los leguleyos convencerlos que hay que hacer algo al respecto. Si quieren ayudarme, ya habrá otra forma, sería necio negarte que una ayuda económica me sería enormemente provechosa, porque como comprenderás, este no es un lecho de rosas, la vida de un profesional revolucionario está llena de sacrificios, como lo está la vida de esos pobres por los cuales uno está luchando. Pero, si no están en condiciones de eso, despreocúpense al respecto, el pueblo es generoso y aunque pobre, sabe compartir lo poco que tienen.
Me doy cuenta que no te he dicho como me encuentro y de seguro que se preocupan por eso, en lo personal estoy perfectamente bien, ni desequilibrios físicos ni trastornos nerviosos de ninguna clase, no se preocupen, pues, por mi salud.
Bueno papi, por hoy es bastante, que Dios los bendiga siempre y que lo que he podido decirte les sirva en algo para tranquilizarlos o al menos para comprenderme un poco mejor. Te incluyo un poema que escribí para tí, en el día de tu cumpleaños, espero que te guste y te demuestre una vez más lo mucho que te quiero y te admiro.
Te besa tu hija
Lil

Lo que te debo a ti
Y llegarán tus nietos a besarte,
y llegarán tus hijos
para rodear la mesa que presides,
…. y habrá un puesto vacío…
En una cualquier calle de la ciudad,
sonriente como siempre
caminarás así, como despreocupado.
Este día no tengo más que darte
si no un dulce recuerdo,
si acaso estas palabras
tal vez un muy lejano pensamiento,
y sobre todo padre déjame agradecer
que me enseñaste a amar la libertad
y a respetar al pueblo,
de aquel tu noble corazón brotó sin duda
esta chispa que ahora sin duda me consume
y tu voz proclamante
despertó para siempre mi conciencia
Tú que fuiste rebelde a tu manera
que conociste el sacrifico de la entrega,
que sufriste la violencia de cárceles y exilios
me has hecho comprender
– aunque tú no lo sepas-
que todo el sacrifico del pasado
está exigiendo un hondo compromiso
y en mí tu sangre renovada
se desborda impetuosa
y reconoce su destino
Noviembre/14/70.

Pudiera suceder
Pero este no era un robo,
era una expropiación.
usted, jurisconsulto de experiencia,
ha de saberlo, señor juez.
Confieso que soy yo,
que son esos mi nombre y apellido,
en fin, mis generales todas.
familia, edad y domicilio
correctamente enumeradas.
También es cierto, señor juez,
que casi me llegué a doctorar,
en leyes, por supuesto,
yo iba a ser abogado, como usted,
pero ya he superado ese peligro.
Durante algunos años,
me interesaron vivamente los procesos,
y usted, desde la cátedra,
recomendó leer García Máynez,
y Jiménez de Asúa.
Y Novoa Monreal, y Jellineck
y el Derecho Romano de Petite,
todo eso es cierto, señor juez,
y de todas sus clases magisteriales
no recuerdo una sola
que hablara del delito cotidiano,
sí, señor uez, a Ud. se le olvidaron
importantes capítulos en la enseñanza del derecho,
dígame por ejemplo
¿No hay delito flagrante en los De Sola,
en los Hill, los Tinoco y los Magaña?
es un delito aún no clasificado
por las leyes burguesas, señores del jurado,
un delito de clase.
(Si ustedes son católicos,
además de delito es un pecado,
un pecado mortal, cristianos míos,
y no hay pueblo que olvide ese delito,
ni cielo que perdone ese pecado)
Cuide usted la sentencia, señor juez,
mejor dicho, recuerde,
que antes es la justicia que el derecho,
y honestamente, señor juez,
este no era un delito, no era un robo,
era una expropiación,
y en consecuencia,
ya que usted lo pregunta,
me declaro inocente.

Quiero Ser
Quiero ser
la muchacha del corazón alegre,
que tú me busques porque
al besarme
te bebías mi risa
Y cada vez
que la tristeza y la nostalgia
quieran echar el ancla allá en tu cuerpo,
y cada vez que quieran de mi recuerdo separarte,
no lo permitas, corazón,
tú niégate a olvidarme,
tú recuérdame y canta,
tú recuérdame y ríe,
canta, ríe, recuérdame amor mío,
como la más alegre,
la más tuya:
tú recoge amoroso todas las voces que se parecen a la mía
y sentirás
como si hablándote de cerca me tuvieras.
Y
si el viento
pregunta por mi nombre
contéstale gritando que me quieres.
Si me llevas,
si contigo me llevas,
si me dejas estar muy dentro de tu vida,
yo estaré siempre firme
para que en tus momentos los más graves
te vuelvas hacia mí
te vuelvas y me encuentres
siempre de pie y me sientas siempre tuya,
tuya, tuya y sonriente.

Mi nombre aquel
Mi nombre aquel
no lo pronuncieis siquiera
en vos baja
espera
ya volveré a ser yo
cuando la muerte
o cuando
el triunfo

Lil Milagro de la Esperanza Ramírez Huezo Córdoba(San Salvador, El Salvador, 3 de abril de 1946 -17 de octubre de 1979, San Salvador, El Salvador). Poeta y revolucionaria salvadoreña, líder y fundadora de las organizaciones guerrilleras (ERP y Resistencia Nacional) que en 1980 conformarían el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Hija de Tránsito Huezo Córdoba, profesora y filósofa y de José Ramírez Ávalos. Ambos influyeron en que decidiera practicar yoga. En la adolescencia aprendió a tocar la guitarra y el piano. Eran cuatro hermanos; tres mujeres, Luz América, Lil Milagro y Amada, y el menor, José Napoléon.
Lil realizó sus estudios de educación secundaria en el Instituto Cervantes e ingresa a la Universidad de El Salvador(UES) a estudiar Doctorado en Jurisprudencia y Ciencias Sociales en 1963. A pesar de haber egresado, Lil no se graduó como abogada, en señal de protesta hacia un sistema político al que ella consideraba injusto y opresor y al cual no deseaba servir.
Tenemos una semblanza de Lil en su época de estudiante gracias a su compañera Miriam Medrano:
¿Cómo era? ¿Quién de los que estudiábamos entonces en la facultad de derecho podría olvidar su imagen de adolescente? ¿Qué sino tenía aquella chiquilla con ausencia total de maquillaje, rostro sonriente, chumpa rojiamarilla reversible, falda fruncida, banda ancha de cualquier color en el cabello, calcetines y zapatos tenis?
En una facultad aún con poca presencia femenina en donde las muchachas nos maquillábamos con cuidado y nos fijábamos en un bonito vestir, a ella parecía no importarle esas cosas. Un poco antes, le había escrito una carta a Juana de Ibarborou con sus poemas tempranos y la gran escritora le ha- bía respondido con una carta increíble en donde le decía que si así escribía siendo tan joven, qué no haría posible más adelante. Brillante estudiante desde los inicios de la facultad, andábamos tras sus ordenados y ricos apuntes de clase. Excelente mecanógrafa, ella misma los sacaba en sténcil para que todos pudiéramos estudiar con ellos.
No tenía entonces ninguna filiación política; era vegetariana. Doña Tanchito, su madre Acuariana, nos hacía cartas astrológicas a todas las amigas de Lil. Había, en la casa familiar de San Jacinto, en una pequeña, estancia a la par del comedor, un viejo piano, una pizarra y los cuartos atiborrados de libros y recortes de periódicos. Escribía bajo el nombre de Clara Patricia Marcel, dejó algo escrito con ese nombre en «El Universitario» o en alguna publicación de la Facultad de Derecho de ese entonces. Lil era una joven llena de alegría de vivir, y además, la transmitía. De hecho , fue una característica que no la vi perder ni siquiera en los días difíciles en la clandestinidad.
En 1966 inició su labor social y política de la mano de la Juventud Demócrata Cristiana, posteriormente abandonó dicha organización al radicalizar sus ideas.
En 1970 cuando recién había egresado de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, abandona su hogar en San Jacinto, donde vivía con sus padres, dando inicio así, a su vida en la clandestinidad.
En 1971, Lil Milagro aparece en un pequeño movimiento llamado simplemente, “El Grupo”, el cual sería el núcleo de la organización que en marzo de 1972, resurgiría con el nombre de Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en medio de un candente proceso electoral.
Diferencias ideológicas con el ERP en 1975, sumado al asesinato del revolucionario y poeta Roque Dalton y del obrero Armando Arteaga por órdenes de la comandancia de dicha organización insurgente, desató que Lil Milagro y un grupo de sus compañeros rompieran con el ERP y fundaran el movimiento político-militar Resistencia Nacional. Durante un tiempo Lil y Roque Dalton sostuvieron una relación amorosa cuando ambos se encontraban en la clandestinidad la cual finalizó con la muerte del poeta, ocurrida el 10 de mayo de 1975.
En noviembre de 1976, Lil Milagro fue capturada por agentes de la extinta Guardia Nacional en una requisa a la casa donde se encontraba en San Antonio del Monte, Sonsonate . Junto a ella, es capturado también el profesor Manuel Rivera, miembro del consejo ejecutivo de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) quien resultó herido por dos balazos de carabina. Por su parte, Lil Milagro sufrió una ligera herida de bala en la cabeza que la dejó inconsciente. Cayó al suelo, al lado de una cuneta y fue arrastrada por sus captores como si fuera un cadáver. Por eso, los vecinos que presenciaron el hecho al día siguiente declararon que una joven desconocida había muerto en el enfrentamiento». Su detención no fue informada a ninguna instancia del poder judicial y, desde ese momento, pasó a la condición de “desaparecida”. Durante los tres años que estuvo en manos de los militares sufrió torturas y vejaciones por parte de sus captores.
El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, menciona que Lil junto a tres personas más, se encontraban en la Guardia Nacional desnudos en las celdas, y que su alimentación diaria consistía en cuatro tortillas de maíz seco, dos por la mañana y dos al mediodía, con aproximadamente 25 gramos de frijoles y cinco gramos de queso una vez por semana.
Durante los día iniciales a su captura es mantenida vendada, esposada de pies y manos en una cama metálica y completamente desnuda. En tres ocasiones es interrogada con el auxilio de pentonal (suero de la verdad) y ante la presencia de un médico.
Pero también se le aplica la “capucha”, sostiene el informe.
Ana Guadalupe Martínez en el libro “las cárceles clandestinas”, da testimonio de haber visto en esos días a Lil en la Policía de Aduana de Sonsonete, esposada en una cama, con señales de golpes en la cara.
Según Martínez, todo el tiempo que Lil pasó en la Policía de Aduana, estuvo amarrada de un pie a la cama con cadena y candado. Los primeros días, la golpearon , le apretaron los senos y todo para que reconociera su participación en el ERP.
Testigos de la época afirman que permaneció en la sede de la Policía de Aduana hasta finales de 1976, luego fue traslada a las cárceles clandestinas de la Guardia Nacional.
Lil Milagro Ramírez fue asesinada a sus 33 años el 17 de octubre de 1979 por los militares. Sus restos nunca fueron entregados a sus familiares.
Lil es recordada por su valentía y férrea lucha, en favor de las clases menos favorecidas. Su nombre ha sido reivindicado por diversas organizaciones comprometidas con los derechos de las mujeres. Igualmente, su poesía ha sido rescatada del olvido y se le considera una de las poetas que dieron voz junto a Roque Dalton, a la revolución en El Salvador.
Dagoberto Gutiérrez, uno de sus compañeros de armas, en el libro “Nadie Quedará en el Olvido” describe a Lil como “la jefa guerrillera, maestra del pensamiento e instructora de la paciencia, que amaba la poesía por encima de todo. La Revolución fue su sueño y desvelo y el socialismo su utopía más segura”.
Lil es autora de Del hombre, del tiempo y del amor publicado en el 2003 por el Departamento de Letras de la Universidad de El Salvador (UES) y La caja de pandora (obra inédita).
En 2013, Miriam Medrano publicó el libro Milagro de la Esperanza. En él hay una valiosa recopilación de cartas y poemas realizados por Lil Milagros en donde se plasma su importancia para la poesía latinoamericana.

Enlaces de interés:
Qué hermoso que se reconozca el aporte revolucionario de una joven salvadoreña a su patriay que se dé a conocer su obra poética donde expresa con sencillez y soltura el proceso de su conciencia de mujer combativa, su estilo crítico a las convenciones y dogmatismos de los partidos de los 70, frente a las combatientes!
Muchas gracias por su generoso comentario Lady. En esta página deseamos contribuir a dar a conocer todas esas voces de mujeres que no siempre han sido reconocidas ni honradas.
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¡Abrazo!