Ataw Wallpa
Sinchiq munasqaykuna,
wamra ñust’akunallay,
nanaq llakiypimin sunquy,
ukhuymin llakllapayasqa,
yuyayniymin chinkachkanña.
Juk llakiytamin paqarini.
Imarayku kunan tuta
musphayniypi yananchani
llaki phutillatataqmi,
musquyniypiri rikuni
Inti, maylliq Taytanchikta
yana q’usñipi pakasqata,
llapa janaq pachatari
llapa urqukunatawanri
puka puka rawrachkaqta
pillkukunap qhachquntajina.
Wañuyñachari sispallaña.
Ichapas Inti, Killa,
maylliq taytanchikkunapas
chinkarichiwasunña.
Anaw, sinchiq munakusqay
Qhura Chimpu,
Anaw, wayllukusqay
Quyllur T’ika,
wamra ñust’akunallay,
llakiypunimari kanchik,
llakiy, phutiyman paqarinchik,
Kawsayninchik jinañachu.
Atahualpa
Mis muy queridas
y tiernas ñustas,
en pura tristeza está mi corazón
sumido; mi cuerpo, asustadísimo; es
como si hubiera perdido
el juicio. Con pena entera
he amanecido. ¿Por qué anoche vi
únicamente tristez y dolor
en dos sueños al hilo
y en tal desvarío al Sol, taita
purificador, oculto en negro humo,
y todo el alto mundo, los cerros
incluso, como el pecho del pillco
ardiendo al rojo vivo?
Tal vez la muerte está cerca.
Tal vez Sol y Luna,
padres que purifican,
ya desvanézcanse. Uy,
muy querida Qhora Chimpu, uy,
muy amada Qúyllur T’ika,
jóvenes ñustas mías, tristísimos,
a pura aflicción sobrevenimos.
¿Así ha de ser en adelante nuestra vida?
Qhura Chimpu
Sinchiq munasqay sapan apu,
Ataw Wallpa Inkallay,
niwayku ¡ari! astawanchus
musphayniykipi rikurqanki,
yanancharqanki chayta
Qhora Chimpu
Querido y único señor,
Atahualpa, inca mío,
dinos ya por favor
si has visto algo más
en tu par de sueños al hilo
Ataw Wallpa
Anaw, sinchiq munakusqay
Qhura Chimpu,
anaw, wayllukusqay
Quyllur T’ika,
wamra ñust’akunallay,
juk wak’a yanatan taphiyawan,
iskay kutipiñan layqawan,
musphayniypi rikuchiwan
juk yuyay p’itiytapuni,
mana rikuy atinata,
mana rimariy atinata.
Chiqapunichari kanman
awqa q’illay runakuna
jallp’anchikman jamunanku
wasinchikta wankurqayaq,
qhapaq kayniyta apakapuq,
Qhura Chimpu ñust’allay.
Atahualpa
Uy, querida
Qhora Chinpu,
uy, amada
Qúyllur T’ika,
tiernas ñustas mías, una
guaca me anunció
un agüero negrísimo; ya
dos veces me layqueó,dos
veces me hizo hechizo;
en el trance me dio a ver
lo inaprensible, lo indecible, un
vértigo, un pensamiento
de veras apartadísimo.
Cierto pareciera ser
que enemigos herrados
vendrán a nuestros pagos
a asolar nuestros hogares,
a usupar mi señorío,
Qhura Chimpu, ñusta mía.
Qhura Chimpu
Sinchiq munasqay sapan apu,
Ataw Wallpa Inkallay,
chiqa kanman musphayniyki.
Imapitaq chaypachari
llapantin churiykikuna
Imapitaq tukuykuman.
Wakyay ari puñuq apu
willaq umu Inka
sispa wawqichaykita
musquyninpi sut’ichananpaq
musphayniykita allinta.
Jina kaqtin kamachinki
tukuy churiykikunata,
sispa wawqiykikunatawan
tantanankupaq llapantin
jatun runaykikunata,
warak’ankup ñawpillanpi
llaqtankuman p’akchinankupaq
amapuni lallichikuspa.
Chaytan niyki, sapan apu,
Ataw WaIlpa Inkallay.
Anchachus allin kanman,
pacha k’anchaq Inti, maylliq
Taytanchik, munanman, munanman.
Qhura Chimpu
Querido y único señor,
Atahualpa, inca mío,
si tu sueño fuera cierto,
¿tus hijos todos
en qué trance nos hallaríamos?
Llama, pues, al puñuq apu,
el señor que sueña,
tu hermano cercano, el Inca
que adivina,
para que en su sueño aclare
el tuyo. Si de veras así fuera,
ordenarás a tus hijos
y parientes cercanos
que reúnan a curacas y apus
para que a punta de guaracazos
manden de vuelta a sus tierras
a esos enemigos herrados
¡sin tener miedo alguno!
Eso te digo, único señor,
Atahualpa, inca mío.
Si fuera lo mejor
el Sol que da luz al mundo,
taita purificador nuestro,
ojalá de veras lo quiera.
Ataw Wallpa
Sinchiq munasqay Waylla Wisa,
puñuq apu Inka, maypin
chay iskay quri amaruykuna.
maypin chay quri champiy,
Waylla Wisa Inka, maypin
chay phiña uywa anutaray,
maypin chay sinchi atiyniyuq
quri warak’ay, maypin
chay llapa llapa runakunay,
imayna mana Inkankuta
watukunkuchu, Waylla Wisa
Atahualpa
Querido Waylla Wisa,
Inca señor que sueña, ¿dónde
están mis dos
serpientes de oro?, ¿dónde,
mi porra dorada?, ¿dónde,
mi feroz anutara?, ¿dónde,
mi poderosísima
honda de oro? ¿Y dónde
está toda mi gente?
¿Cómo, Wayla Wisa,
es que no velan por su Inca?
Waylla Wisa
Sinchiq munasqay, qhapaq apu,
Ataw Wallpa Inkallay,
Pacha k’anchaq Inti, maylliq
Taytanchik, waqaychasunki.
Waylla Wisa
Querido y poderoso señor,
Atahualpa, Inca mío,
el Sol que da luz al mundo,
taita purificador, te guarde
Descripción de la obra:
El Ataw Wallpap p’uchukakuyninpa wankan (en adelante AWPW), o Huanca del fin de Atahualpa, forma parte de un conjunto de variantes dramáticas populares surgidas en los siglos coloniales y recogidas en Bolivia por quechuistas y estudiosos del área andina en el siglo pasado.a la fecha hay al menos cinco variantes publicadas, tres que permanecen inéditas y al menos otras seis cuyas escenificaciones han sido atestiguadas.
Los cinco textos publicados tienen suficientes puntos en común como para ser considerados como parte de una misma tradición textual, aunque también presentan significativas diferencias.
Para dar una idea solo de las discordancias relativas a la datación de lo que habrá sido el texto de base, hay quienes lo remiten al siglo XVI (Vellard y Merino 1954; Balmori 1955; Lara 1957; Husson 2001), mientras otros tienden a situarlo entre los siglos XVII y XVIII (Beyersdorff 1997; Itier 2000; García Bedoya 2008).
El AWPW fue publicado por primera vez, tanto en quechua como en una primera traducción al castellano, por el escritor y quechuista cochabambino Jesús Lara en 1957.
El AWPW está escrito en un quechua plagado de expresiones y formas no atestiguadas en las hablas quechuas actualmente vigentes en Bolivia, lo que ha sido interpretado por Husson (2001) como índice de un “estrato” quechua colonial con interferencias del quechua de la zona central peruana, y por Lara (1957) como huellas del quechua cuzqueño y del Chinchaysuyo. Además, tiene también notorias interferencias del aymara y del castellano (Itier 2000, Husson 2001). Ambas características se encuentran también en otras variantes del ciclo boliviano de la muerte de Atahualpa, aunque en el AWPW esto parece estar más acentuado. Pero mientras el enigma sobre la autoría y de la articulación del texto matriz del ciclo permanezca abierto, tal singularidad lingüística permanecerá también irresuelta. En cualquier caso, tanto Beyersdorff (1997) como Husson (2000) concuerdan que se trata de un texto de procedencia colonial pero reelaborado en el siglo XIX.
“[L]a acción comienza con un diálogo entre el Inca y las princesas [ñustas] Qhora Chinpu y Qóyllur Tik’a. Más tarde se ve que estas últimas forman parte del coro.
El monarca se encuentra hondamente preocupado. Por segunda vez en sus sueños ha visto a su Padre el Sol empañado por un humo sombrío, en tanto que el cielo y las montañas ardían como el rojo pecho de los [pájaros] pillkus; al mismo tiempo un wak’a [“ídolo” o ente de culto] le ha augurado un suceso inenarrable.Teme el Inca que invadan el país guerreros de hierro y le usurpen el poderío. Qhora Chinpu, la única princesa que habla, sugiere la conveniencia de llamar al sumo sacerdote [al layqa o willaq umu, a fin de que este pueda aclarar el significado del sueño. En caso de que obtuviera un dictamen adverso, habría que movilizar a todos los guerreros del imperio, a fin de arrojar a los invasores.
Presente Waylla Wisa, sumo sacerdote, el soberano le hace relación de sus sueños y le sugiere la necesidad de que vaya a dormir a su morada de oro para interpretarlos con mayor certeza.
En un monólogo Atawallpa recuerda a su antepasado Qhápaj Manku (Manco Qhápaj), primer Inca, hijo del Sol. Luego nombra el Inca a Wiraqucha, quien fue el primero en ver a los hombres de hierro, dándose cuenta de que ellos un día invadirían esta tierra. Declara que él es el hijo de Wayna Qhápaj y se promete hacer correr lagos de sangre hasta arrojar a los hombres de hierro con la ayuda del Sol, su padre.
Waylla Wisa vuelve de haber dormido, con el infausto presagio de que el sueño del Inca podrá convertirse en realidad, pues ha visto venir a los hombres barbudos por el mar en barcos de hierro. Por orden del Inca, el sacerdote [el layqa] va acompañado de un anutara y otea el horizonte. El anutara es una especie de nombre familiar con que en la obra se conoce al oso, pues aun en las representaciones actuales un actor disfrazado de dicho animal va detrás de Waylla Wisa. El hombre mira desasosegado por uno y otro flanco la lejanía,mas no descubre nada y resuelve dormir nuevamente. Aquí interviene por primera vez el coro [de ñustas o princesas] anunciando que habían llegado los enemigos por el mar […]. El sacerdote duerme profundamente.El coro se afana por despertarlo y, no consiguéndolo, llama a Sairi Túpaj, quien logra arrancarle del sueño.
Pero Waylla Wisa se levanta desconcertado, se inclina a creer que es evidente la llegada de los enemigos de barba y para ver más claro se echa a dormir de nuevo. Esta vez no consiguen despertarlo ni el coro ni Sairi Túpaj. Acude [el inca] Challkuchima y su tentativa fracasa. Tiene que venir Khishkhis y solo él podrá hacer que el sacerdote se ponga de pie. Waylla Wisa se muestra, como la vez anterior, confundido, y asegura que están viniendo los enemigos. Los describe con un sentimiento en que se mezclan el asombro y el temor […]
(extracto)
Si quieres leer la obra completa:
https://nanopdf.com/download/ataw-wallpap-puchukakuyninpa-wankan-huanca-del-fin-de-atahualpa_pdf
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