Réquiem para un país asesinado
(fragmento)
Escribir
Por última vez
El resplandor de la herida
Jirones de vergüenza y oprobio
El espejo
En los ojos de los otros
Reenvían la imagen intocable
De una verdad de los días ordinarios
Érase un país
Que no se sabe como tomar
Nada que hacer
Sólo
Gritar el resplandor de la herida
Romper el espejo
En los ojos de los otros
Huir la imagen intocable
De una verdad en los dias ordinarios
En tiempos de duda y de inmóvil silencio
(fragmento)
Oh, río-madre
Yo lo sé
El viaje es un retorno a lo esencial
Yo lo sé
Cada día es por sí solo una vida
Yo camino infatigable de la mañana a la noche
Sobre las rutas que se mueven hacia ti
Corren por tus riberas gozosas
Los traviesos serafines de rostros puros
Chapotean en tus aguas bajo el sol ardiente
Desde Asuán hasta Abu-Simbel
Desde Edfú hasta Nag-Hammadi
Ahora te dejas llevar por una danza del vientre
Se desgranan las melopeas de los tiempos antiguos
Cuando de tanto en tanto el viento arrastra
El eco de las carcajadas del Faraón y los príncipes
Los conciliábulos en la entrada del gineceo de setenta amantes
Las celosías de filigrana dejan escapar los murmullos
Que vienen del palacio con columnas de mármol azul
La flor de loto se abre y luego se vuelve a cerrar
A solas permanecen el tiempo inmóvil
La simiente que germina y que el sol atrae
Una noche de plenilunio y de dulce claridad
Una mujer nubia mujer desnuda piernas altas
Se zambulle en tus aguas límpidas y cálidas
Murmurando una plegaria una súplica ardiente
“!Seme propicio, oh Nilo!
Madre fecunda madre generosa
Concédeme el hijo de mi deseo
Dale al árbol de mi vida el fruto
Por tanto tiempo esperado
Oh Nilo fluye fluye en mis venas
Y brota de mi vientre oh tú matriz originaria
En gritos y balbuceos de recién nacido
Seme propicio río-madre”
Barnabé Laye , Porto-Novo, Benín, el 11 de junio de 1941. Poeta, novelista, ensayista y médico.
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