3 Poemas de Simone Weil

“ Un poema ha de querer decir al mismo tiempo algo y nada – la nada de arriba “

Simone Weil

Este blog es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pensadoras, pioneras y/o escritoras es tan importarte en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de Simone Weil quien, a pesar de ser conocida durante su corta vida como escritora política de la izquierda, una marxista poco ortodoxa y crítica, expresaba su deseo de ser considerada ” poeta antes que filósofa“.

Una de nuestras Imprescindibles. 


A una joven rica

Climena, con el tiempo quiero ver en tus encantos
cómo mana de día a día y brota el don de las lágrimas.
Tu belleza no es aún más que una armadura de orgullo,
que los días transcurridos convertirán en ceniza;
no se te verá [más], exultante, descender,
orgullosa y sin máscara en la noche del sepulcro.

¿Hacia qué destino prometido, en tu flor pasajera,
te deslizas? ¿hacia qué destino? ¿qué gélida miseria
vendrá a oprimir tu corazón hasta hacerle gritar?
Nada se elevará para salvar tanta gracia;
Los cielos permanecen mudos a la espera del día que borre
las facciones puras, una tez dulce que un día se vio brillar.

Un día puede hacer palidecer tu rostro, un día puede retorcer
tus flancos bajo un hambre punzante; un escalofrío muerde
tu frágil carne, recién salida de las cavidades de la tibieza;
un día y serás un espectro en ese corro exhausto
que sin respiro por la prisión del mundo
corre, corre, con el hambre en el vientre por motor.

La noche perseguida por los bancales como un rebaño,
¿dónde encontrar en lo sucesivo tu mano fina y delicada,
tu compostura, tu frente, tu boca con su gesto altivo?
El agua brilla. ¿Te estremeces? ¿por qué esa mirada vacía?
Demasiado muerta para morir, queda pues, carne lívida,
¡montón de andrajos postrados en el gris de la mañana!

La fábrica abre. ¿Irás tú a penar ante la cadena?
Renuncia al gesto lento de tu gracia de reina.
Deprisa. Más deprisa. ¡Vamos! Deprisa. Más deprisa.
Por la tarde al marchar, miradas apagadas, rodillas rotas, sumisa,
sin una palabra; en tus labios humildes y pálidos se leen
la obediencia al duro orden y el esfuerzo sin esperanza.

¿Irás tú en las tardes, con los rumores de la ciudad,
a dejar mancillar por unos céntimos tu carne servil,
tu carne muerta, transformada en piedra por el hambre?
Ella no se estremece más que cuando una mano la acaricia;
los retrocesos, los sobresaltos han sido borrados de tu vida.
Las lágrimas son un lujo [allí] donde son aspiradas en vano.

Pero tú sonríes. Para ti las desgracias son fábulas.
Tranquila y lejos de la suerte de tus hermanas miserables,
no les otorgas siquiera el favor de una mirada.
Tú puedes, cerrados los ojos, prodigar las limosnas;
tu sueño incluso se mantiene puro de estos lúgubres fantasmas
y tus días transcurren claros bajo el abrigo de una fortaleza.

Trozos de papel más duros que las murallas te protegen.
Que se quemen, y tu corazón, tus entrañas,
serán entonces golpeados hasta quebrar tu ser.
Mas este papel te asfixia, él esconde el cielo y la tierra,
esconde a los mortales y a Dios. Sal de tu invernáculo,
desnuda y temblorosa envuelta en los vientos de un universo
           helado.

Traducción de Adela Muñoz Fernández

La Porte (La Puerta)

El ciclo de los días en el cielo desierto
que gira en el silencio de miradas mortales;
la boca abierta aquí, tragando sin cesar
tantos gritos de suplica, tantos gritos crueles.

Todos los astros bailan lentamente su danza,
única danza fija, mudo estallido en lo alto,
sin forma mal que pese, sin nombre, sin cadencia,
perfectos en exceso, sin mácula ninguna.

Bajo ellos suspendidos, nuestra ira nada vale.
Pues nos rompéis el alma, calmadnos nuestra sed.
De quejas y deseos su ciclo nos arrastra;
fueron nuestros maestros brillantes siempre airosos.

Cadenas de luz para que lastimáis los cuerpos.
Clavados sin escándalo en un punto del Norte,
con el alma desnuda, a toda herida expuesta,
hasta morir queremos prestaros obediencia.

Abridnos ya las puertas, dejadnos ver los huertos,
Y beber su agua fresca marcada por la luna.
Rival del forastero, la larga senda quema.
Vagamos sin saber, sin encontrar un sitio.

Queremos ver las flores. La sed nos ha hecho presa.
Ante la puerta estamos, expectantes y heridos.
A golpes la echaremos abajo si hace falta.
Pero la puerta es firme, no cede a nuestro empuje.

Tendremos que esperar, mirarla inútilmente.
La puerta está cerrada con aire inconquistable.
Miramos fijamente, llorando en la tortura;
aplastados la vemos por el peso del tiempo.

Traducción de Adela Muñoz Fernández

Los astros

Astros en fuego que pueblan la noche en cielos lejanos;
astros mudos que giran ciegos sin ver, siempre helados,
arrancáis de nuestros corazones los días del ayer,
nos arrojáis al porvenir sin nuestro consentimiento,
y lloramos y todos nuestros gritos que os elevamos resultan vanos.
Puesto que es preciso, os seguiremos, atados los brazos,
los ojos vueltos hacia vuestro fulgor puro pero amargo.
Todo dolor importa poco a vuestro aspecto.
Callamos, titubeamos sobre nuestros caminos.
Está allí en el corazón repentino, su divino fuego.

Traducción de Adela Muñoz Fernández

Simone Weil (París,Francia, 3 de febrero de 1909 – Ashford, Inglaterra, 24 de agosto de 1943) Poeta, escritora, filósofa, activista, mística y pacifista .

Fue la segunda hija de un matrimonio judío secular y agnóstico. Su padre era médico y su hermano, André Weil, se convertiría en uno de los más renombrados matemáticos del siglo XX. La incesante actividad intelectual era algo característico en la familia. Weil fue una estudiante precoz. Dominaba el griego antiguo a los 12 años y ya de adulta aprendió sánscrito para poder traducir el Bhagavad Gita. Recibió una educación esmerada en varias escuelas y por tutores privados antes de asistir al Lycée Henry-IV como alumna del mayor profesor de filosofía de la época, Émile Chartier (“Alain”), quien le introduce en el estudio de Spinoza, a partir de ese momento una de sus grandes referencias filosóficas junto con Platón y los clásicos griegos.

En 1928 obtuvo la admisión a la École Normale Supérieure, superando a Simone de Beauvoir en el examen de filosofía, y lógica general graduándose en 1931 con un diploma de estudios superiores sobre la base de su tesis Ciencia y perfección en Descartes. Durante estos años, Weil llamó la atención por sus opiniones radicales. Su mentor la llamaba la “virgen roja”. En esa época, se afilia al movimiento pacifista de la Liga de los Derechos Humanos e imparte clases en el marco de las organizaciones obreras parisinas. En 1931, aprobó el examen del servicio civil francés (la agregación) y fue designada para una escuela secundaria de niñas en el centro regional Le Puy, donde enseñó hasta 1934.

 Participó en la huelga general de 1933 en Francia, como protesta contra el desempleo y los cortes salariales. 

 Simone sostiene que la creciente separación a lo largo de la historia entre la actividad manual y la actividad intelectual ha sido la causa de la relación de dominio y poder que ejercen los que manejan la palabra sobre los que se ocupan de las cosas.
En estos años, Simone organiza -aparte de sus clases- cursos destinados a educar y concientizar a los obreros.. Les enseña la doctrina marxista, economía, matemáticas, literatura y conocimientos básicos. Cree que una revolución bien preparada con conciencia puede liberar a los obreros de su opresión y humillación. Escribe en publicaciones sindicalistas intentando alertar contra los peligros del dogmatismo comunista: la excesiva confianza colocada en la capacidad de los obreros para auto-organizarse y lograr la emancipación, la burocratización del estado comunista, la irracionalidad de los partidos políticos, etc. Fruto de estas experiencias es el ensayo escrito en 1934 “Reflexiones sobre las causas de la libertad y la opresión obrera”. 

En 1934 abandona temporalmente la docencia y se tomó doce meses de licencia de la escuela para trabajar de incógnito en dos fábricas, una de ellas propiedad de la Renault, para estar en contacto con la clase trabajadora. Hasta entonces ningún intelectual de izquierdas había intentado comprender desde dentro cómo vivía un obrero, en su día a día adelantándose asi a los movimientos de la teología de la liberación y los curas obreros. Fruto de su experiencia escribió artículos de denuncia en los periódicos anarcosindicalistas y escribió un diario sobre la vida en la fábrica, que se convirtió en un libro de culto para la generación del 68. 

En 1935, debido a su mala salud renuncia a trabajar en la fabrica y retoma la enseñanza donando gran parte de su salario a las causas políticas y benéficas.

 Años más tarde, en una carta dirigida a su amigo el sacerdote dominico J. M. Perrin, dirá lo que para ella significó el trabajo obrero:

En 1936, retoma la docencia en institutos, pero su precaria salud le impide continuar y por ello pide una licencia por mala salud durante un año. Mientras tanto, su esperanza en la revolución liberadora se va disolviendo y su visión del futuro se llena de un negro pesimismo. En efecto, el panorama internacional se ve amenazado por la inminencia de los totalitarismos en Italia y Alemania y se vive un clima apremiante de sospechas e intrigas políticas. Simone se muestra especialmente preocupada por el inexplicable apoyo manifestado por el pueblo alemán al ascenso del nacionalsocialismo. Por ello en 1932 había viajado a la Alemania nazi ”cuando Hitler ya era el führer” y la persecución racial e ideológica ya estaba en marcha- como corresponsal de la revista francesa Propós, tratando de determinar la razón por la cual los obreros alemanes apoyan al régimen nazi. Concluye que ésto se debe a la tendencia intrínseca de los partidos políticos de izquierda a seguir las propuestas más absurdas y así a anular la capacidad crítica y la libertad de cada individuo. Por otra parte, Simone había manifestado su inquietud por el rechazo de la Rusia Soviética a acoger a los comunistas alemanes que escapaban de la persecución nazi. Presiente la alianza de la URSS con Alemania, hecho que se concretaría en 1939, cuando ambos países firmarían un pacto que aseguraba el mantenimiento de relaciones comerciales y el reparto de un país tan golpeado como Polonia. Simone había advertido la completa tergiversación de los ideales comunistas en las manos de la dictadura absolutista de Stalin y en su condición de periodista, se atrevió a denunciar públicamente los crímenes de su régimen, comparándolos directamente con los que cometen los nazis. (Fuente:https://antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=561)

En 1936, al estallar la Guerra Civil española, viaja a Barcelona y se une a la Columna Durruti en Aragón como combatiente voluntaria. Después de quemarse el pie en un accidente con una olla llena de aceite caliente, deja España y pasa un tiempo en Portugal. Se traslada luego a Italia, donde experimentó lo que ella denominaría como “experiencias místicas”.

En la primavera de 1937 en Asís, tuvo una experiencia de éxtasis religioso en la misma Iglesia en la que San Francisco de Asís había rezado. Tuvo una revelación más significativa una año después. A partir de 1938, sus escritos se volvieron más místicos y espirituales, pero siempre enfocados en los temas sociales y políticos.

Weil también estudió otras religiones además del cristianismo, especialmente el hinduismo, los misterios egipcios y griegos y el budismo.Se da cuenta que todas las religiones tienen algo de verdad. Considera importante abandonar el dogmatismo de todas ellas pero cree que el ser humano debe de conectarse con el sentido de lo sagrado y trascendente.

En 1942 huyo de la ocupación alemana en Francia, viajó a Estados Unidos con su familia. Allí Weil pasó un tiempo en Harlem viviendo con los pobres. Decidida a contribuir a la causa de la Francia libre regresó a Europa y se instaló en Londres donde se unió a la resistencia francesa. El duro ritmo de trabajo que adoptó afectó su salud. 

Tras sus experiencias personales con la revolución obrera, sobre todo, en su degeneración estalinista, y la guerra civil española, Weil considerará el poder como una “fatalidad” que pesa por igual sobre los señores y los esclavos. La solución política quedará paulatinamente difuminada en la solución religiosa. Como ella misma reconocerá:

La importancia que Weil le dió a la poesía queda plasmada en una carta al poeta francés Joë Bousquet, con quien mantuvo una intensa correspondencia. En dicha carta Simone Weil expresaba su deseo de ser considerada poeta antes que filósofa. Su obra poética, sin embargo, no fué muy extensa pero sí intensa y reflejo de sus inquietudes sociales y políticas . En algunos de sus poemas hace referencia a la dura vida de los obreros en las fábricas, a “su penoso trabajo y a la ausencia de belleza y alegría”.

Los escritos de Weil, recopilados en 20 volúmenes, se produjeron en tan solo 15 años. 

A pesar de la riqueza del pensamiento de Simone Weil, no fue hasta después de su muerte cuando sus obras fueron publicadas. En su tiempo, pocas personas fueron capaces de comprender la trascendencia de su pensamiento. La mayor parte del trabajo publicado en vida fue en forma de ensayo breve para pequeñas revistas políticas y literarias, dirigidas a audiencias particulares.

El esfuerzo serio para una publicación completa de los escritos de Weil fue, en gran medida, gracias a Albert Camus . Mientras era editor en Gallimard, Camus leyó su obra y se refirió a ella como “la única gran mente de nuestro tiempo”. En 1988, la editorial Gallimard, animada por Camus, publicó los textos de Weil.

Simone Weil fue conocida durante su corta vida como escritora política de la izquierda, una marxista poco ortodoxa y crítica. Su trabajo más importante en este género (aunque no publicado hasta 1955) fue Reflexiones sobre las causas de la libertad y la opresión social (1934).

En 1943, enferma de tuberculosis, se interna en un sanatorio, en Ashford, (Inglaterra). Mientras se estaba muriendo , no quiso ser tratada con medicamentos que no estuvieran al alcance de los más desfavorecidos y comía solo el equivalente a las raciones que se repartían en el París ocupado.

Falleció en el mes de agosto de 1943. Solo tenía 34 años.

Entre sus libros, todos ellos publicados póstumamente, destacan La pesanteur et la grâce ( La gravedad y la gracia) (1947), L’Enracinement(Echar raíces) (1949), Sobre la supresión general de los partidos políticos (1950), Attente de Dieu (A la espera de Dios) (1950), (La connaissance surnaturelle)El conocimiento sobrenatural (1950),La condition ouvrière(La condición obrera) (1951), Intuitions pré-chrétiennes (Intuiciones precristianas(1951),Lettre à un religieux (Carta a un religioso)(1951),Cahiers (Cuadernos) (3 vols., 1951, 1953, 1956), La source grècque(La fuente griega)(1953), Opprésion et liberté (Opresión y libertad) (1955),en la que se incluye el importante ensayo, redactado en 1934, “Réflexions sur les causes de la liberté et de l’oppression sociale” (“Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social”), Poemas, seguido de Venecia salvada (1955), Écrits de Londres et dernières lettres(Escritos de Londres y últimas cartas) (1957), Écrits historiques et politiques (Escritos históricos y políticos) (1960),Pensées sans ordre concernant l’amour de Dieu(Pensamientos desordenados concernientes al amor de Dios)(1962) y Sobre la ciencia (1966).

Ingeborg Bachmann dijo de Simone:

«No es fácil juzgar las tesis de Simone Weil con imparcialidad, pues parten de la razón y desembocan en la confesión. La fuerza luminosa de su lenguaje responde a una pasión intelectual inusitada. A su manera, estaba afiliada al partido anónimo de los pobres, los débiles y los oprimidos. Poco atractiva, intransigente, terriblemente seria y libre de todo sentimentalismo, poseía una intensidad cerebral desorbitada. Sabe transmitir la hermosura de los textos antiguos de un modo nuevo y fascinante. Su camino es una vía negativa, una vía para ampliar la distancia entre ella y Dios. Esa distancia inmensa, a la cual es llevada a través de la infelicidad más extrema, tendría que hacer posible experimentar la gracia. Su extensa y compleja obra es quizás el único testimonio que poseemos de una mística pura desde la Edad Media. A su juicio, la creencia en la inmortalidad como prolongación de la vida impide la percepción adecuada de la muerte. Quiere evitar, sobre todo, crear otro nuevo Dios imaginario, un nuevo pez gordo que se asociaría con los otros peces gordos. Esta parte de su camino siempre estuvo reservada a unos pocos. Simone Weil era un jabato solitario».

Simone de Beauvoir escribió sobre Simone Weil en Memorias de una joven formal:

«Simone afirmaba con un tono que no permitía réplica que hoy en día sólo había necesidad de una cosa: la revolución que diera de comer a todo el mundo. Le respondí en el mismo tono categórico que el problema no era hacer feliz a la gente, sino desentrañar el sentido de su existencia. Me miró de arriba a abajo y dijo: «Está claro que usted nunca pasó hambre ».

“Esclavo es quien ha vendido su alma”

S.Weil

“La filosofía no consiste en una adquisición de conocimientos, como la ciencia, sino en una transformación del alma humana”

S.Weil

 Enlaces de interés :

https://institutosimoneweilediciones.files.wordpress.com/2019/08/simone-weil-o-el-poema-de-la-fuerza..pdf

https://antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=561

http://recursosbiblio.url.edu.gt/Libros/Weil-Simone.pdf

http://tratarde.org/wp-content/uploads/2011/10/Simone-Weil-por-José-Luis-Gallero.pdf

http://servicio.bc.uc.edu.ve/educacion/poesia/16/poesia16.pdf

https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/12648-las-reflexiones-de-simone-weil-sobre-el-amor-la-verdad-y-la-libertad.html

https://hablardepoesia.com.ar/2021/04/08/en-los-cuadernos-de-simone-weil/

https://poetryalquimia.org/2020/02/03/simone-weil-visual/

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