7 poemas de Blanca Wiethüchter

A la intemperie

Tanto tiempo

en la memoria constante

dejando de ser semilla.

A la intemperie

reúno ahora los caminos

veo el tiempo envejecer

en el tiempo.

Yo no sé

lo que murmura

en este fervor

que ganamos para la vida.

(De Asistir al tiempo)

El desasosiego

Sería después de conocer el mar
que la niña que fui
cogió una piedra del agua.

Esa piedra
       desconocida y verbal
me posee
       como un sol cautivo
con un fulgor
       de país largamente buscado.

Esa piedra
       como un carbón por lo negro
       como un carbón por lo quemante
       como un carbón por la ceniza.

Esa piedra
       tosca
       ardua en la memoria
       se hizo fuego al tacto
y fue sin saberlo
un resplandor lejano
del cristal de la muerte
       el don de la vida
       el árbol del camino.

¿Y existe acaso el fuego para mí?
       —pregunté entonces.

Miré alrededor.
Un silencio mudo
       buscándome
observando con ojos de viva luz.

       Y me dio miedo
       porque soy mujer, creo.

Porque no sabía quién era yo
       ni quién sería
       ni sabía decir, ni tampoco reír
       ni cansarme
       sólo percibir
       el rigor de la llama
       anunciando el desierto.

Esperé una señal
un signo, un sueño, un cometa
para echar a andar, me dije
sin quitar el ojo
a la locura del fuego:
esa piedra
entre mis manos.

Y era alumbrar
       con un relámpago
un abismo
y era bajar
       y forjar
           y subir
tan sólo para poder morir
junto al fulgor de esa luz
en cautiverio.

 

Blanca w

El reposo

Entro en mi casa

y me alojo en su centro

esperando la temperatura

que enmudece los ruidos inútiles.

en un andar del silencio

comienza el mundo

en un olor a fuego

en una hoja

en un cambio de sábanas

en una gana de hacer cosas

no siempre precisas.

ya no soy la misma

y mis pasos en la voz

resuenan más oscuros.

otro es el sol que arde

en los crepúsculos que contemplo

viajera inmóvil

pienso

sólo quiero cuidar de lo vivo

y tener luz

para él

y mis niñas.

Evocación

Al atardecer, en esta ciudad

-en el café de la universidad-,

estábamos los dos, los tres, los cinco…

húmedo de luz,

y detenidos en la corriente

de una respuesta instantánea.

Y éramos cálidos

en la intimidad del humo,

ciegos en la noche intocada,

para descubrir un día

el esplendor y la desdicha

de un paisaje ávido,

que entraba por la ventana.

Llegó un nombre

llegó un canto y ardió el hombre

para entregarnos

el latido de una fiera obstinación.

        (Para el Che Guevara) / De: Asistir al tiempo

BlancaaW

Alma madre de la cruz lavada

Alma madre de la cruz lavada
territorio tatuado por redondas gargantas
tibia morada despojada en el monte
a golpes de barreno a golpes de vacío
fijas el centro en tu falta padre- no ves
discurso de astros agoniza
en todos los padres una y otra vez
padre empozado por el sol
padre ahogado por los cascos marinos
padre pez en tu estrella de púas
gira la obscena astronomía de otra sangre
no engendras la múltiple geometría de la raíz
en la intemperie de tu sexo

a sombra desolada de tus días
sólo el polvo sólo el frío la sangre errante y todas las horas anteriores
a ese día nuestro

                                      muerto

                                      por ti.

Siempre pensé que la vida
tenía que ser algo más
la vida algo más que los muertos
la vida algo más que la madre
la vida algo más
para en la noche poder dormir
para con el día
para vivir por vivir nomás.

     Algo mas que ese cuerpo

     mirando ese cuerpo

    ese cuerpo que esperas demás

    ese cuerpo definitivo que deseas

         definitivamente

   desde cualquier altura

         definitivamente

desde Cota-Cota o el Montículo

ese cuerpo desde el Alto o Llojeta

ese cuerpo definitivamente en tu deseo

ese cuerpo que te expulsa y vomita

ese cuerpo que miras y comprendes

sin decir ese cuerpo no es mí0

no es tuyo y es tuyo también

espacio áspero roca profunda

que no posees y te engendra

y te quema y te exige y te ciega

ese cuerpo deseoso de muerte

girando entre manos precisas:

la sangre sembrando fango

el golpe horadando el fuego

ese cuerpo se descubre y anuda

crece y te hace crecer

ese cuerpo venciendo su cuerpo

se pierde y vuelve a perderse

perdiéndote para siempre a ti.

De pronto llega
cabalgando las noches
agotando murallas
-al fin y al cabo a cualquiera
acuérdate nomás del cura
el del cine y los periódicos.
-Uno nunca sabe y todo puede ser
te despojan de tu alma
-tu sorpresa de ciervo oculto
para que todo pueda ser
-en pleno día-

Y asombra tanto pasado de un día
tanto pasado de una semana
mientras dicen estamos a punto de ser
quemando la certidumbre de ser
al cerrar los ojos.

Mientras miras deslizándose hacia abajo las luces
por lo mismo hacia abajo con los ríos
resistiendo entre pedazos y lluvias
ese cuerpo delirante por vivir
resistiendo mientras desciendes
mientras ese cuerpo extiende las manos
y las estira y las extiende para caer
en esa mano y otra mano
en esos ojos mirando la ciudad
mientras sufres y dejas de esperar
para esperar en otra vez.

(De Madera Viva y Árbol Difunto)

BlaancaaW

Luminar

Luminoso amor que todo lo transformas
de qué astro, de qué luz, de qué vida
                  has venido
                ¿de dónde?
por qué cerro, por qué ladera, por qué montaña
                  has bajado
                ¿por dónde?
para amarte como te amo
para amarte como te amo
              ¿de dónde has venido?
 
Luminoso amor que das claridad a mi vida
de qué eternidad, de qué olvido vienes
para que olvide como me olvido
del ayer, del ahora y del mañana.
con solo mirar tus ojos en mis ojos
tu ola me lleva al olvido de mí,
¡oh dulce resplandor de estos días!
 
Dime cuándo has pulsado el mundo con mano fuerte
para disponer como dispones
otro aire en el rumor de las horas
otro olor en el polen de la vida
un fulgor de flor
en el filo horizonte de la noche
 
Dime cuando, en que momento
tu ojo con mirada de amor ha penetrado en mi ojo abierto
en que instante ardieron  deseos, soles, mar adentro
para sembrar no rosas ni narcisos
pero frondas y madreselvas y naranjas redondas
tubérculos y quien diría, algas y hogueras
en todas partes, raíces y lenguas
van y vienen en gracia y premura
en fin, abrazos, todo ombligo.
 
Oh luminoso amor, en que momento
tu ojo con mirada de amor ha penetrado en mi ojo abierto.
Antes de ti, el mundo giraba trastornado
las cosas sin lugar no eran cosa alguna
la luz, cansada de esperar su turno hizo nido no sé dónde
la silla resentida de ser una se volcaba melancólicamente
sobre una larga mesa de mara fina
y la almohada,la almohada, amor,
sacaba sus plumas con ansia de cuna.
Oh dulce amor, tus manos en mis manos
deseando han engendrado mundo.
                            II
             Si tu te  mueres primero amor
             ay, si tu te  mueres primero
si eso ocurriera ya no habría árbol que tocara el cielo
            ni puerta que mirara al campo
y la calle se truncaría con el solo andar de mis pies.
Si yo muero primero amor
es necesario dejar dicho
que fué el prodigio de tu presencia iluminada
tu abrazo, tu mano, tu pie de tranco largo
el germen, el enigma, de todas mis palabras
el mas grande sortilegio que diera la aurora.
Entonces, si por la gracia de la vida eres verbo,
         Oh dulce amor,
si yo muero primero, ay, si yo muero primero,
me hallarás encaramada sobre el más alto faro
atenta a las olas
regresar la hoguera.
 
WBlanca

Epílogo

Me he muerto a mí misma
y eso me conmueve sobremanera. 
Volver a preparar mi desaparición
me consuela y me desgasta.
Pero puedo seguir la curva de mi brazo
lo que me da la medida de mi soledad
y puedo morderme el vientre de nuevo
lo que enciende el sumidero
en el que temo caer para siempre.

Amo este mi cuerpo árido
sin solicitud, con avaricia
mi negro hombro infantil
que se desplaza según el cielo
que diseña todo invierno.

(No conozco otra estación que el despojo.)

Todavía no me interrogo
sobre lo que significa para mí
esta nueva derrota en mi historia.
Me pregunto cuántas veces aún
tendré que ofrecer mi cuerpo
para cambiar de nombre
y llamarme solamente a mí
con mi claridad desamparada
y mi oculta herida sin balanza.

Me pienso a veces
con el orgullo de una estrella
y alguien en mí se mofa del algodón
con un canto de sirena entre los senos
no entiende nada de las hormigas
ni del placer de mirarse morir
matando lo harto que todavía hay en mí
de niña tierna y maternal.

Pocos son los que comprenderán el fuego que se está quemando
y que puedo morir de verdad morir de verdad
sin un signo de locura.

(De Madera viva y árbol difunto)

WBlanca1

Blanca Wiethüchter López (La Paz, Bolivia, 17 de agosto de 1947 – Cochabamba, Bolivia, 16 de octubre de 2004) Poeta, pedagoga, editora y ensayista. Blanca Wietüchter es considerada  una de las voces  emblemáticas de la poesía boliviana de finales del siglo XX.

   Cursó estudios de Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, donde después fue docente y directora; en1973 obtuvo la licenciatura en pedagogía en la Universidad de París  (Sorbona) y en 1975 el grado de ‘maitrise’ en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de París  (Vincennes), con la tesis sobre la obra poética de Jaime Saenz.

 Fundadora junto a Alberto Villalpando del espacio cultural ‘Puraduralubia’ (1993). Dirigió las editoriales ‘La Mujercita Sentada’ y ‘El Hombrecito Sentado’ y fue editora del suplemento cultural “La Hormiga Eléctrica” (La Razón), de las revistas literarias Hipótesis y Piedra Imán ; docente  del Taller de Escritura Creativa de la Universidad Mayor de San Andrés.

Obra poética:

Asistir Al Tiempo(1975), Travesía (1978), Noviembre 79(1979), Madera Viva y Árbol Difunto (1982), Territorial (1983), En Los Negros Labios Encantados (1989), El Verde no es un Color (1992), El Rigor de la Llama(1994),    La Lagarta (1995), Sayariy (1995), Qantatai (1996),Itaca (2000); Luminar(2005); Ángeles del miedo (2005).

Cuento:

El jardín de Nora (1998).

Ensayo:

Estructuras de lo imaginario en la obra poética de Jaime Saenz(1975); Pérez Alcalá, o los melancólicos senderos del tiempo (1997); Hacia una historia crítica de la literatura en Bolivia (2 v., coautora Alba María Paz Soldán y otros, 2002).

 

Enlaces de interés :

 

Atada a la montaña. Entrevista a Blanca Wiethüchter

Hola, 👋
Bienvenid@s a PoetryAlquimia.org. Un espacio donde las voces poéticas del mundo resuenan con fuerza.

Suscríbete a nuestro boletín para recibir las nuevas aportaciones poéticas.

One thought on “7 poemas de Blanca Wiethüchter

Add yours

Deja un comentario

Proudly powered by WordPress | Theme: Baskerville 2 by Anders Noren.

Up ↑

Descubre más desde Poiesis/ποίησις

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo