Escribo
Escribo a cuentagotas
la poesía es la gota
que taladra mi cráneo
Escribo como puedo
y cuando puedo
haciendo acopio de palabras
que he podido salvar
de la voz que me depreda
La voz que me depreda
devora a dentelladas
mi glotis de cristal
mi lengua de ave bífida
y mi manzana de Eva
todavía olorosa a paraíso
Escribo
trepada en mi cabeza
para así ver mejor
al hombre que incendia el horizonte
con un clavel mojado en gasolina
Escribo
guardando el equilibrio
en una sola pierna
acostada en la tapa
de un gran piano de cola
mientras un gato lame
las teclas insonoras de mi cuerpo
Escribo como puedo
y cuando puedo
sentada en mis rodillas
meciendo entre mis brazos
una piedra que lacta de mi pecho
el flujo lunar de la nostalgia
Escribo a media luz
viejos tangos del ayer
Un gato de porcelana
se acaba de romper
en el cuenco entumecido de mis manos

Promesa
Si algún día me incautan las dos manos,
si decomisan los jilgueros de mi lengua,
si allanan mi huerta de ajiceros
las bandadas de cuervos picoteantes.
Si me quiebran el vidrio de los ojos
para que acepte el cristal de las renuncias,
si me amarran a la pata del silencio
para hacerme escoriaciones en el alma :
maniatada, amordazada, desnucada,
sin ninguna otra opción en la esperanza,
le causaría moretones a la angustia,
me diera con el viento de trompadas
hasta salir con los brazos más eternos
por las abiertas costuras de la noche.

Breves apuntes sobre el amor
1
Pongo la palabra amor
cerca de mi oreja
y no me dice nada
Hundo mis colmillos ansiosos
en la pulpa engañosa del amor
y su carne destila
un sabor a cenizas
Dejo que el veleidoso amor
roce con sus muslos firmes
el escudo de hielo
que protege a mis miedos
y el amor retrocede
herido por los vidrios
de mis frígidas fiebres.
Ahora
acaricio un mal recuerdo del amor
con mi mano amputada
2
Aparta de mí este cáliz
no me pidas que hable sobre el amor
no me pongas a sudar sangre grumosa
en éste por demás reseco
huerto de los olivos
Alzo mis manos en plegaria
y pido que se haga el amor
pero el amor no se hace
¿Cómo puedes pedirme
que hable de algo
que todavía no invento?
3
No quiero que el amor
vuelva otra vez a horadarme el corazón
con sus vueltas de tuerca
al rojo vivo
4
Hasta que conservé
una cierta capacidad para amar
fui una aceptable poeta
ahora soy
una sibila enmudecida
incapaz de adivinar
qué barco sin destino
la llevará a su destino

Por la simple fricción de las palabras
Por la simple fricción de las palabras
se llega al éxtasis.
En esta, mi primera relación con el texto,
textualmente me revuelco en el lenguaje.
Entreabro los labios para decir “esta boca es mía”,
pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.
No importa que nadie me recuerde en este último día
tan parecido al siguiente.
Algo que no es la rosa de otros días
fluye entre los muslos,
desangra para siempre entre los labios
la rosa que no vuelve
(de Full de reinas)

Antes de que me interne en tus dominios
Antes de que me interne en tus dominios
deja que aspire
una bocanada más de aire selvático
así soplaré sobre tu nuca
manojos prohibidos de floresta
y dejaré en tu espalda
gránulos de fuego verde
para que de ellos coman
las ávidas alondras de mis manos
Deja que me provea
del vestuario adecuado
para poder remontar siglos de arena
en un solo segundo de ventisca
como para poder decir
debajo de este cactus
escondo la memoria del verano
y debajo del verano
resguardo mi ternura sobreactuada
Deja que unte tus músculos funéreos
con aceites provenientes de mi origen oscuro
soberbiamente oscuro
como las vetas que jaspean
mi piel de duro jade
Con este paladar yo paladeo
los bordes azucarados de un incendio
que se ahogó en medio vaso de cenizas
Con este bisturí mojado en niebla
secciono lo mejor de tu cadáver
el que a diario yo invento
para cantar a dúo
romanzas sin palabras
embebidas en brebajes de silencios
Con este azadón que abre sus zanjas
en las áridas hectáreas de mi sangre
roturo mi lomo depredado
por los dientes omnívoros del humo
y esparzo mis semillas nocturnales
sobre un lecho con forma de sepulcro
Con este pico torvo
de ave agorera
escarbo en tu hígado de espectro
los restos del licor que no libé
por estar extrayendo
el néctar sosegado de los tedios
No constas en mis sagradas escrituras
no eres el ángel prometido
que bajará a la tierra
para limpiar con ácido
el menos original de mis pecados
Eres apenas
el leitmotiv de una poesía trasnochada
la ficción concebida en un encuentro
de torsos irreales
el salmo que ahora salmodia
mi soledad beduina
mientras quema sus naves demenciales
en el último espejismo del desierto.
(de Espalda mordida por el humo)

Atropellar a un pájaro
Atropellar a un pájaro
es dejar a un plumaje sin facciones,
es desfigurar el contorno
de un rosedal hecho a lápiz,
es burlarse de un retrasado mental,
es mentalizar el retraso del amor,
es retrasar la mente
hasta un segundo en el que todo gira
y uno hala el cordón plateado del servicio higiénico.
Atropellar a un pájaro
es meter la mano de un niño
en la licuadora,
es provocar un deslave
encima de una escuela,
es caerle a martillazos
a los huevos indefensos
de una granja vecina.
Es endulzar el te
con un quintal de azúcar
y con una cucharita de plata,
mientras hay quientes a falta de un terrón
te rompen a llorar frente al dilema
de ser insípido o amargo.
Atropellar a un pájaro
es meterle una patada
a la ollita con sopa de fideo
de la que come una familia,
es poner un carbón encendido
entre los pantys rotos de una costurera,
es suspender la luz
en plena operación de corazón abierto,
es abrir un horamen
en la carpa tricolor de un circo interbarrial
e interplayero.
Atropellar a un pájaro
es torcerle el brazo a una viejita
con una llave china,
es aplicarle a un inválido todo el rigor
de las muy bien llamadas artes marciales.
Es hechar un humeante abrasivo
dentro de un cantautor
especialista en componer líquidas y sentidas
canciones pacifistas,
es quitarle las tapas de las alcantarillas
de todas esas calles por las que
forzosamente van a desfilar
las Locas e Mayo
(o cualquiera de esas madres a las que el dolor
les ha brotado los ojos
y les ha contusionado la mente).
Es zurcir el logotipo de la empresa
en el dedo índice de todos los empleados,
es bordar un monograma negro, oloroso a pólvora
en el bolsillo del sueter de un muchacho
es poner como carne de cañón
a la pechuga blanda de los adolescentes.
Es aumentarle los años de cárcel
a un preso nonagenario,
es seguir haciendo «hombre a la plancha»
en una defectuosa silla eléctrica.
Es soplar granizo
sobre los pulmones del que agoniza,
es agonizar graznando
como un cuervo grueso y gris
que grazna herido.
Atropellar a un pájaro
es lanzar a unos contra otros,
es cruzar apuestas en la inconcebible pelea
de narradores versos poetas,
autores de teatro versus tratantes de autores,
coplas rimadas versus versos sin rima.
Es llamar poesía a la palabra que mata,
es rematar con palabras a verso que muere.
Atropellar a un pájaro
es pasarle por encima las llantas a un pájaro
retroceder
y volverlo a matar
atropellándolo.

Frígida la palabra
La disfunción eréctil de estas rosas
impide que las clave
en túmulos profanos
Frígida la palabra
se viste de ramera envejecida
y se sienta en el atrio de su templo
Cantando entre los muslos de la noche
pasa un cortejo de lesbianas
Algunas de ellas
las más abiertamente cínicas
llevan pulseras de plata en sus tobillos
y grifos de metal en sus pezones
En cambio las restantes
desprovistas de abalorios y nostalgias
muestran sus lenguas traspasadas
por candados que se abren
con un turbio reflujo de saliva
Pasa una legión de hombres fornidos
cuyos escudos cubren
su parte de flor vilipendiada
Alguno de ellos
quizás el menos necesario
me extiende un antifaz de vacua pedrería
para que con éste asista
al baile anual de los que no tienen rostro
La palabra no experimenta sensación alguna
La palabra ha pasado a ser
una entidad completamente frígida
Frígida la palabra
golpea el suelo con un báculo añoso
y de la tierra afloran
espadas de agua que tragaré más tarde
La palabra se avergüenza enormemente
de ya no estremecerse
ni ante la limpia desnudez
de un verso antiguo
Frígida la palabra
se mete en un barril a su medida
y por un hueco observa
la inútil esbeltez de un árbol con Alzheimer
Adelante ruge impasible la cascada

Cadáveres de flores
Flores en mis tobillos
Flores alrededor de mis muslos
Flores brotando desde todos los orificios de mi
/cuerpo
Flores anales
vaginales
lacrimales
flores de turbios colores seminales
Flores perfumando el vino en que sumerjo
trozos de carne floja que morirán conmigo
Flores regadas por mi habitación vacía
confundidas con mis prendas interiores
Flores colgando del hacha del verdugo
flores orlando las sienes del desvelo
Flores que venderé a la entrada de un cine
y que arrojaré desde una rueda moscovita
Flores de plumas
flores de pelos
flores saliendo en procesión
desde un pubis despoblado
Flores adornando la montura
de la jinetera más joven
flores de vientos encontrados
flores de vientres encontrados
Flores colgando de la solapa de una gánster
flores de tallos largos
y corolas hambrientas
El día en que me ahogue para siempre
tendré repletos los bolsillos
con cadáveres minúsculos de flores
(de Último regreso a Edén)

Trata de corzas
El tacto del tratante
sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores
Y al oprimir nudo a nudo gordiano
las axiales infamias de mi nomenclatura
los dedos le quedan impregnados
de esmeraldas tardías
El tratante humedece su pulgar
y lo levanta al viento
luego rotura en línea recta
la estepa indivisible de mi espalda
hecho lo cual paga lo que peso
con perlas que escarba de su boca
Me lleva a sus dominios
me enseña el uso del cuadrante
y el uso manoseado del desuso
asignándome de una vez y para siempre
el nombre del día más largo de la Historia
El tratante lía su cigarro
y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan
doradas moscas del más verduzco sueño
Mi uña más larga se introduce
en la cerviz aletargada del tratante
El tratante se baja de la hamaca
y me enseña el uso de la muerte
de Patente de Corza [1997]

Sonia Manzano Vela ( Guayaquil,Ecuador,27 de febrero de 1947). Poeta,narradora, ensayista y pianista.Doctora en Ciencias de la Educación, especializada en literatura. Se graduó en el Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane en 1972. Irrumpió en la literatura con la publicación en 1970 de algunos de sus poemas en el libro Generación Huracanada, que también era el nombre de un grupo literario al que Manzano perteneció.
Premios :
Primer Premio del I Concurso de Cuento Feminista Ecuatoriano (1989)
Primer Premio en la III Bienal de Novela Ecuatoriana (1993)
Premio “Joaquín Gallegos Lara” a su libro “Flujo escarlata” (1999)
Obra publicada:
Poesía
El nudo y el trino (1972)
Casi siempre las tardes (1974)
La gota en el cráneo (1976)
La semana que no tiene jueves (Guayaquil, 1978)
El ave que todo lo atropella (1980)
Caja musical con bailarina incluida (1984)
Carcoma con forma de paloma (Quito, 1986)
Full de reinas (Quito, 1991)
Patente de corza (Quito, 1997)
Novela:
Y no abras la ventana todavía -zarzuela ligera sin divisiones aparentes- (Primer Premio III Bienal de Novela Ecuatoriana, Quito, 1994).
Cuento:
El flujo escarlata -Premio Nacional de Cuento «Joaquín Gallegos Lara» , Quito, 1999.
La obra de Sonia Manzano ha sido traducida al inglés, japonés, francés e italiano.
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