9 Poemas de Sonia Manzano

Escribo

Escribo a cuentagotas

la poesía es la gota

que taladra mi cráneo  

Escribo como puedo

y cuando puedo

haciendo acopio de palabras

que he podido salvar

de la voz que me depreda

La voz que me depreda

devora a dentelladas

mi glotis de cristal

mi lengua de ave bífida

y mi manzana de Eva

todavía olorosa a paraíso

Escribo

trepada en mi cabeza

para así ver mejor

al hombre que incendia el horizonte

con un clavel mojado en gasolina

Escribo

guardando el equilibrio

en una sola pierna

acostada en la tapa

de un gran piano de cola

mientras un gato lame

las teclas insonoras de mi cuerpo

Escribo como puedo 

y cuando puedo

sentada en mis rodillas 

meciendo entre mis brazos 

una piedra que lacta de mi pecho

el flujo lunar de la nostalgia

Escribo a media luz

viejos tangos del ayer

Un gato de porcelana

se acaba de romper

en el cuenco entumecido de mis manos

Promesa

Si algún día me incautan las dos manos, 
si decomisan los jilgueros de mi lengua, 
si allanan mi huerta de ajiceros 
las bandadas de cuervos picoteantes. 

Si me quiebran el vidrio de los ojos 
para que acepte el cristal de las renuncias, 
si me amarran a la pata del silencio 
para hacerme escoriaciones en el alma : 
maniatada, amordazada, desnucada, 
sin ninguna otra opción en la esperanza, 
le causaría moretones a la angustia, 
me diera con el viento de trompadas 
hasta salir con los brazos más eternos 
por las abiertas costuras de la noche. 

Breves apuntes sobre el amor

1

Pongo la palabra amor
cerca de mi oreja
y no me dice nada

Hundo mis colmillos ansiosos
en la pulpa engañosa del amor
y su carne destila
un sabor a cenizas

Dejo que el veleidoso amor
roce con sus muslos firmes
el escudo de hielo
que protege a mis miedos
y el amor retrocede
herido por los vidrios
de mis frígidas fiebres.

Ahora
acaricio un mal recuerdo del amor
con mi mano amputada

2

Aparta de mí este cáliz
no me pidas que hable sobre el amor
no me pongas a sudar sangre grumosa
en éste por demás reseco
huerto de los olivos

Alzo mis manos en plegaria
y pido que se haga el amor
pero el amor no se hace

¿Cómo puedes pedirme
que hable de algo
que todavía no invento?

3

No quiero que el amor
vuelva otra vez a horadarme el corazón
con sus vueltas de tuerca
al rojo vivo

4

Hasta que conservé
una cierta capacidad para amar
fui una aceptable poeta
ahora soy
una sibila enmudecida
incapaz de adivinar
qué barco sin destino
la llevará a su destino

Por la simple fricción de las palabras

Por la simple fricción de las palabras

se llega al éxtasis.

En esta, mi primera relación con el texto,

textualmente me revuelco en el lenguaje.

Entreabro los labios para decir “esta boca es mía”,

pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.

No importa que nadie me recuerde en este último día

tan parecido al siguiente.

Algo que no es la rosa de otros días

fluye entre los muslos,

desangra para siempre entre los labios

la rosa que no vuelve

(de Full de reinas)

Antes de que me interne en tus dominios

Antes de que me interne en tus dominios

deja que aspire

una bocanada más de aire selvático

así soplaré sobre tu nuca

manojos prohibidos de floresta

y dejaré en tu espalda

gránulos de fuego verde

para que de ellos coman

las ávidas alondras de mis manos

Deja que me provea

del vestuario adecuado

para poder remontar siglos de arena

en un solo segundo de ventisca

como para poder decir

debajo de este cactus

escondo la memoria del verano

y debajo del verano

resguardo mi ternura sobreactuada

Deja que unte tus músculos funéreos

con aceites provenientes de mi origen oscuro

soberbiamente oscuro

como las vetas que jaspean

mi piel de duro jade

Con este paladar yo paladeo

los bordes azucarados de un incendio

que se ahogó en medio vaso de cenizas

Con este bisturí mojado en niebla

secciono lo mejor de tu cadáver

el que a diario yo invento

para cantar a dúo

romanzas sin palabras

embebidas en brebajes de silencios

Con este azadón que abre sus zanjas

en las áridas hectáreas de mi sangre

roturo mi lomo depredado

por los dientes omnívoros del humo

y esparzo mis semillas nocturnales

sobre un lecho con forma de sepulcro

Con este pico torvo

de ave agorera 

escarbo en tu hígado de espectro

los restos del licor que no libé

por estar extrayendo

el néctar sosegado de los tedios

No constas en mis sagradas escrituras

no eres el ángel prometido

que bajará  a la tierra

para limpiar con ácido

el menos  original de mis pecados

Eres apenas

el leitmotiv de una poesía trasnochada

la ficción  concebida en un encuentro

de torsos  irreales

el salmo que ahora salmodia

mi soledad beduina

mientras quema sus naves demenciales

en el último espejismo del desierto.

(de Espalda mordida por el humo)

Atropellar a un pájaro

Atropellar a un pájaro 
es dejar a un plumaje sin facciones, 
es desfigurar el contorno 
de un rosedal hecho a lápiz, 
es burlarse de un retrasado mental, 
es mentalizar el retraso del amor, 
es retrasar la mente 
hasta un segundo en el que todo gira 
y uno hala el cordón plateado del servicio higiénico. 

Atropellar a un pájaro 
es meter la mano de un niño 
en la licuadora, 
es provocar un deslave 
encima de una escuela, 
es caerle a martillazos 
a los huevos indefensos 
de una granja vecina. 

Es endulzar el te 
con un quintal de azúcar 
y con una cucharita de plata, 
mientras hay quientes a falta de un terrón 
te rompen a llorar frente al dilema 
de ser insípido o amargo. 

Atropellar a un pájaro 
es meterle una patada 
a la ollita con sopa de fideo 
de la que come una familia, 
es poner un carbón encendido 
entre los pantys rotos de una costurera, 
es suspender la luz 
en plena operación de corazón abierto, 
es abrir un horamen 
en la carpa tricolor de un circo interbarrial 
e interplayero. 

Atropellar a un pájaro 
es torcerle el brazo a una viejita 
con una llave china, 
es aplicarle a un inválido todo el rigor 
de las muy bien llamadas artes marciales. 

Es hechar un humeante abrasivo 
dentro de un cantautor 
especialista en componer líquidas y sentidas 
canciones pacifistas, 
es quitarle las tapas de las alcantarillas 
de todas esas calles por las que 
forzosamente van a desfilar 
las Locas e Mayo 
(o cualquiera de esas madres a las que el dolor 
les ha brotado los ojos 
y les ha contusionado la mente). 

Es zurcir el logotipo de la empresa 
en el dedo índice de todos los empleados, 
es bordar un monograma negro, oloroso a pólvora 
en el bolsillo del sueter de un muchacho 
es poner como carne de cañón 
a la pechuga blanda de los adolescentes. 

Es aumentarle los años de cárcel 
a un preso nonagenario, 
es seguir haciendo “hombre a la plancha” 
en una defectuosa silla eléctrica. 

Es soplar granizo 
sobre los pulmones del que agoniza, 
es agonizar graznando 
como un cuervo grueso y gris 
que grazna herido. 

Atropellar a un pájaro 
es lanzar a unos contra otros, 
es cruzar apuestas en la inconcebible pelea 
de narradores versos poetas, 
autores de teatro versus tratantes de autores, 
coplas rimadas versus versos sin rima. 
Es llamar poesía a la palabra que mata, 
es rematar con palabras a verso que muere. 

Atropellar a un pájaro 
es pasarle por encima las llantas a un pájaro 
retroceder 
y volverlo a matar 
atropellándolo. 

 Manzano galardonada por su trayectoria en la literatura nacional. Foto tomada del Ministerio de Cultura y Patrimonio Foto: redacción El Universo

Frígida la palabra

La disfunción eréctil de estas rosas
impide que las clave
en túmulos profanos

Frígida la palabra
se viste de ramera envejecida
y se sienta en el atrio de su templo

Cantando entre los muslos de la noche
pasa un cortejo de lesbianas

Algunas de ellas
las más abiertamente cínicas
llevan pulseras de plata en sus tobillos
y grifos de metal en sus pezones
En cambio las restantes
desprovistas de abalorios y nostalgias
muestran sus lenguas traspasadas
por candados que se abren
con un turbio reflujo de saliva

Pasa una legión de hombres fornidos
cuyos escudos cubren
su parte de flor vilipendiada

Alguno de ellos
quizás el menos necesario
me extiende un antifaz de vacua pedrería
para que con éste asista
al baile anual de los que no tienen rostro

La palabra no experimenta sensación alguna

La palabra ha pasado a ser
una entidad completamente frígida

Frígida la palabra
golpea el suelo con un báculo añoso
y de la tierra afloran
espadas de agua que tragaré más tarde

La palabra se avergüenza enormemente
de ya no estremecerse
ni ante la limpia desnudez
de un verso antiguo

Frígida la palabra
se mete en un barril a su medida
y por un hueco observa
la inútil esbeltez de un árbol con Alzheimer

Adelante       ruge impasible la cascada

Cadáveres de flores

Flores en mis tobillos 

Flores alrededor de mis muslos

Flores brotando desde todos los orificios de mi 

                                                                    /cuerpo

Flores anales 

vaginales

lacrimales

flores de turbios colores seminales

Flores perfumando el vino en que sumerjo 

trozos de carne floja que morirán conmigo 

Flores regadas por mi habitación vacía 

confundidas con mis prendas interiores 

Flores colgando del hacha del verdugo

flores orlando las sienes del desvelo

Flores que venderé a la entrada de un cine 

y que arrojaré desde una rueda moscovita 

Flores de plumas

flores de pelos

flores saliendo en procesión 

desde un pubis despoblado

Flores adornando la montura 

de la jinetera más joven 

flores de vientos encontrados 

flores de vientres encontrados 

Flores colgando de la solapa de una gánster 

flores de tallos largos

y corolas hambrientas 

El día en que me ahogue para siempre 

tendré repletos los bolsillos 

con cadáveres minúsculos de flores 

(de Último regreso a Edén)

Trata de corzas

El tacto del tratante
sopesa la dudosa turgencia de mis vidas anteriores

Y al oprimir nudo a nudo gordiano
las axiales infamias de mi nomenclatura
los dedos le quedan impregnados
de esmeraldas tardías

El tratante humedece su pulgar
y lo levanta al viento
luego rotura en línea recta
la estepa indivisible de mi espalda

            hecho lo cual paga lo que peso
            con perlas que escarba de su boca

Me lleva a sus dominios 
me enseña el uso del cuadrante
y el uso manoseado del desuso

      asignándome de una vez y para siempre
      el nombre del día más largo de la Historia

El tratante lía su cigarro
y arroja sus botas un poco más allá de donde flotan
doradas moscas del más verduzco sueño

Mi uña más larga se introduce
en la cerviz aletargada del tratante

El tratante se baja de la hamaca
y me enseña el uso de la muerte

de  Patente de Corza [1997] 

Sonia Manzano Vela ( Guayaquil,Ecuador,27 de febrero de 1947). Poeta,narradora, ensayista y pianista.Doctora en Ciencias de la Educación,  especializada en literatura. Se graduó en el Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane en 1972. Irrumpió en la literatura con la publicación en 1970 de algunos de sus poemas en el libro Generación Huracanada, que también era el nombre de un grupo literario al que Manzano perteneció.

Premios : 
Primer Premio del I Concurso de Cuento Feminista Ecuatoriano (1989) 
Primer Premio en la III Bienal de Novela Ecuatoriana (1993) 
Premio “Joaquín Gallegos Lara” a su libro “Flujo escarlata” (1999) 

Obra publicada: 

Poesía

El nudo y el trino (1972) 
Casi siempre las tardes (1974) 
La gota en el cráneo (1976) 
La semana que no tiene jueves (Guayaquil, 1978) 
El ave que todo lo atropella (1980) 
Caja musical con bailarina incluida (1984) 
Carcoma con forma de paloma (Quito, 1986) 
Full de reinas (Quito, 1991) 
Patente de corza (Quito, 1997) 

Novela:
Y no abras la ventana todavía -zarzuela ligera sin divisiones aparentes- (Primer Premio III Bienal de Novela Ecuatoriana, Quito, 1994). 

Cuento:
El flujo escarlata -Premio Nacional de Cuento “Joaquín Gallegos Lara” , Quito, 1999. 

La obra de Sonia Manzano ha sido traducida al inglés, japonés, francés e italiano.

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