Penélope y su mudanza
I
¡Ay, Ulises, cómo duelen
los silencios del agua!
Besa el sol una caracola
abandonada en la playa.
En su espiral
se enredan cada tarde
las sombras de tu ausencia.
Cuando otros brazos
te hacen la noche menos larga,
crece mi tela de araña.
Yo bebo una pócima amarga
y las espinas de mis dedos
destejen la distancia.
Ulises, qué dolorosos
los silencios del agua.
II
He representado mi papel con dignidad.
Abandono entre las matas de ilagas
el vestido de seda salvaje,
el de Mujer Araña. Ahuyento a pedradas
la caterva de sarnosos pretendientes.
¡Al fin libre! Ya no espero nada.
Ni a nadie.
La tarde lame mi piel salada.
Ser sola es mi auténtica odisea.
(Publicado en Fragmentos de obsidiana. Edición Fundación María del Villar Berruezo. Tafalla, 2001 y en varias antologías de cultura clásica y mitología).

Llueve sobre París
Marguerite
se sabe más escritora
que ser vivo.
No perece
entre los brocados ruinosos
de la palabra falsaria.
Su copa de vino
refulge en la oscuridad.
Fiera de brillante pelaje,
elástica
maneja
primitivos rudimentos de la escritura
inmersa en interminables arrozales.
.
La luz se lleva
a su niño muerto
a los reinos insondables
de las letras infinitas.
A lugares inhóspitos
llega su búsqueda.
.
Detrás de las cortinas
no hay límites de espacio y tiempo.
Palabra-espada. Palabra-fuego.
Los cristales penetran en las vísceras
y arrancan un grito de luceros.
.
Llueve sobre París
y el Sena es una lágrima gigante.
Publicado en Códigos del instante. Ed. Edelphus, Tafalla, 2009

La bandada
El sueño de Alejandría
aleja a la bandada
de mujeres-pájaro.
.
Triunfantes
en sus ebúrneas naves fugitivas,
su plumaje dará vida
a la poesía
del nuevo trazado del horizonte.
.
Han mudado la tristeza
por vientos algodonosos
rumbo a insospechados universos.
.
Entregadas al azar,
por encima de litorales y mesetas,
traspasan la barrera
del espacio y el tiempo
en un lenguaje mítico y secreto.
.
Desde la tierra de musgo de esmeraldas,
caballos lustrosos relinchan a su paso.
Publicado en Códigos del instante. Ed. Edelphus, Tafalla, 2009

El viaje
El viaje al amor
es tarea ardua. Primero
hay que trazar
las líneas de cada mano
en una remota estrella, que arde.
Allá te abrasas y retornas a la tierra
con la mirada calcinada,
ávida de bienaventuranzas y fruta fresca.
Además, eres cada día más pequeña
en esa ruta al amor y la transparencia.
Debes acallar
a la multitud de voces internas
que susurran palabras como miedo,
peligro o enemigo. Parte de la tarea
es padecer la lepra con el leproso
o ser la enfermedad del olmo enfermo.
.
A veces, las lágrimas se secan
a mitad del trayecto
y el dolor, animal, vegetal o mineral,
sólo es soportable en la cima de un verso.
.
La máscara que nos protege
va filtrando poco a poco
su tenacidad corrosiva hacia la piel
hasta que, agrietada,
cae como las hojas en otoño.
.
En ocasiones,
nuestro rostro de luz apagada
conserva
una diminuta fosforescencia de luciérnaga.
Suficiente para iniciar de nuevo el trayecto
hacia la luz amorosa.
¿Cuántas veces
perecemos en el camino?
Incontables.
Tantas como renacemos
en un charco iridiscente
o en el arco central
de cada puente que atravesamos.
.
En el viaje al amor,
mutamos de áspid a mariposa.
Y ya podemos
abrazarnos a la muerte verdadera.
Incandescentes.
Publicado en Códigos del instante. Ed. Edelphus, Tafalla, 2009

La fuente del desdén
Todavía hay vino azul en la alacena
y frío en los ojos del olvido. Las yeguas
de la niebla revolucionan el bosque y sus estrellas.
.
Las rodillas protegidas por un manto de nostalgia.
Una fiesta de azafrán en la memoria
y la calma del agua
provocan el deseo de la huida. Los pájaros
del vacío recorren las hogueras de los hombres
a la búsqueda de frutos fermentados.
.
El corazón del muérdago
sincroniza su latido con el viento
ante el temor de la desbandada.
La herida del bosque ruge en la placenta del arroyo.
Ni borrachas podremos atravesar
esa sombra de infinita melancolía. El miedo
y el silencio, hipnóticos destinos
en la región de las máscaras de labios de platino. Cuchillos,
desafíos, escondrijos para la miel y los gemidos.
.
Cervatillas extraviadas en la espesura, olisqueamos
la tierra: su alma de lombriz
anuncia la sed de vívidas sustancias.
Publicación: Islas invernales. Colección Daniel Levi. Córdoba, 2011. Premio de Poesía “Leonor de Córdoba”

Revelación del acero
En un torpe abismo culinario
se desangra la luz de la granada.
El itinerario del estaño
persevera en el trazado de la tierra,
hurga en la herida de la noche
rumbo a la brevedad de la caricia.
.
Un destello muere bajo el enebro.
.
En el paladar,
el licor de la memoria
fogoso serpenteo,
espinoso
penetra en las entrañas
de una fruta sin banderas.
.
Alimento solar
para la estirpe que nada espera
del cristal de la nieve y su estallido.
.
Pulsión de luciérnagas
atentas a la vegetación de la piedra.
.
Otro aire nos acecha.
Publicación: Islas invernales. Colección Daniel Levi. Córdoba, 2011. Premio de Poesía “Leonor de Córdoba”

La ley de los líquenes
El clamor del viento
penetra por todos los resquicios; sus manos
invisibles pertenecen al metal de los peligros,
aprenden de las encrucijadas de la noche,
y al atrapar los pliegues de la luz,
reconocen el temor antiguo del invierno.
.
El jardín inicia sus ritos. En la desnudez
alberga un mundo muy pequeño
que se quiebra en cada hoja, en cada guijarro,
en cada gota de fría lava. Música del silencio.
.
Yo araño la almohada de líquenes y agua.
Naufrago en los temblores de la tela.
Al aire que acecha, espero. Y a la extraña
que a grandes zancadas camina por la nieve.
.
Trae agujas, pepitas de oro, el tamaño de la noche
tatuado en la espalda, la matriz de la escarcha.
.
Quiero el alivio de los hilos
enredados entre las ramas. Sus hebras de luz
derramándose en la oquedad de esta rezagada belleza.
.
Con los ojos fatigados
de tanta blancura
la visitante
despliega sus alas. Alas de la noche.
Enormes alas de cobre y plata, sin raíces.
Publicación: Islas invernales. Colección Daniel Levi. Córdoba, 2011. Premio de Poesía “Leonor de Córdoba”

Palabra viva
Escucha mi palabra, soy Lilith,
indómita, impetuosa,
he atravesado los pantanos malolientes
de los siglos hasta alcanzar el planeta
de luz plateada donde las diosas
de cuerpos turgentes y tiernos corazones
reciben las caricias de un sol atemperado
.
un sol-ciervo que brama su armonioso celo
entre una niebla de minúsculas partículas
de pólenes y néctares. Soy de miel y de veneno.
Lilith me nombraron en Babilonia. Escucha
este cántico que arrasa todas las rutinas
y ven conmigo a la morada de las diosas
de carne satinada. Te espero entre los brazos
.
de un ignudi de Buenarroti. Soy palabra
viva: escucha la música que brota de mi sexo.
La música dulce de las manzanas asadas
y las tartas de manzana de las celebraciones
sagradas. Convoca a Gilgamesh y en el jardín
de la ciudad de Uruk, brotará la fiesta más hermosa
de la historia. Soy Lilith, la de rojos cabellos.
De : Génesis. Editorial Javier Gálvez. Quito. Ecuador, 2011

Abejas
En el complejo engranaje de sus brazos
anidan aves somnolientas.
Ocultan con sigilo azules huevos en grutas terrosas.
Ella recoge las cáscaras de zafiro
y en su pecho crece una penumbra
de extraña savia. Cuando saluda al mundo,
muy de mañana, una tórtola de nieve
acerca a la ventana la centella del bosque.
.
En el espejo de azogue nebuloso, los ojos de Gertrurd,
iguanas marinas en gala nupcial verde malaquita*,
ofrecen al día un brillo saturado. ¡La buena amiga!
.
La poeta Gertrud Kolmar escribe:
Cuando mi cuchara, tallada por mano experta probó
la sopa humeante,
sobre el humilde tejado creció de nuevo una rama de tilo,
en flor, rodeada por coros de abejas. La escritura
la hizo tan dichosa que convirtió su cocina
en un palacio de Bohemia
de cánticos cristalinos y alboroto de cortinajes púrpuras.
.
Pero llegó la noche tísica y entonces logré divisarla,
aprisionada diez horas diarias en una siniestra fábrica.
Embalando en cajas de cartón granadas para la guerra,
a más de 50º C, entre ruidos insoportables y polvo maligno.
Sobre su abrigo raído recosida la estrella amarilla.
.
Ahora la pierdo de vista en un infame tren a Auschwitz.
Sé que se ahoga y en el palacio de Bohemia,
lleno de sanguijuelas, pasa hambre y sed, resiste,
llora cubierta de polvo, muere en la soledad glacial.
¡La buena amiga viene de la oscuridad y a ella retorna!
.
*Los versos en cursiva son de la poeta Gertrud Kolmar.
Publicado en el libro Embalaje. Ed. Letras cascabeleras, Cáceres 2017

Corazón de caucho
Di algo hermoso y en el corazón de caucho
habrá nacido un pájaro. Nido de nadie.
Asombro del círculo pactado con la seda.
Intercambio de versículos antiguos.
Ser nadie y confluir en el agua densa.
Cuervo con pico de coral. Pájaro negro.
.
El mundo está mal. Todo está mal
en esta oxidada infancia acosada de fronteras.
Nadie agita la bandera del trigo y los cuervos.
Excepto el pintor de cabeza de fuego.
Excepto el poeta de versos ensangrentados.
El mundo enrojece y no es de vergüenza.
.
Di algo hermoso y en la pierna de palo
habrá nacido un lirio. Jardín de nadie.
Pasadizo secreto al planeta de berilos.
Llega el mensajero de la palabra precisa
y reza a la sombra del árbol del silencio.
Nadie despierta de su cautivo letargo.
.
Di algo hermoso como amor o tierra secreta
y en el corazón de caucho habrá pájaros y lirios.
El mundo amplía sus cercados de alambre.
Nadie se alimenta del éter de las rosas.
El azul no prospera. Un dolor oscuro,
insoportable, reproduce sus espinas.
.
Calla, no digas nada y escucha la lluvia.
Su lenguaje sencillo desata pequeños nudos
en el alma del otoño. Pronuncia en un susurro
la palabra gota y comienza tu camino por el río.
Con el corazón de caucho y la pata de palo.
Con un cuervo sobre el hombro y con los higos.
.
El mundo está mal. Los pobres diablos
mastican chicle en los aeropuertos de amplios pasillos.
Los tacones suenan invencibles en los acantilados.
Al fondo del poema hay un miedo mineral.
Amasijo de plumas de azabache y cristales de amatista.
La lluvia lo limpia todo. Hasta las ratas se animan.
.
Di algo hermoso más allá de los rascacielos
y los árboles catalogados. Dilo y habrá nacido un pájaro.
El pájaro extenderá el encaje de sus alas tornasoladas
sobre el dolor de las gentes. El del poeta atormentado.
El del pintor de cabello escarlata. Todos los dolores incurables
enganchados al alambre como trapos descoloridos.
.
El escultor del vacío. La damita sin gatos.
La criatura de los piojos. Todos Nadie en esta pena.
Jardín de penas en la niebla de las calles obtusas.
La intemperancia es el secreto compartido. Sin dueño.
Di san Juan y escucha crujir las hojas en la noche oscura.
Pájaro azul, acércate, vuela sobre nosotros. Es la hora.
Publicado en Embalaje. Ed. Letras cascabeleras, Cáceres, 2017 y en La Galla Ciencia. Murcia 2014.

Una llama de oro, un resplandor que vence a todo abismo*
una hija malcriada en los arrabales de la palabra
hija monstruosa de Melusina con un cuerno en la frente
y un ojo de luz que deslumbra a los sonámbulos
.
hija desposeída
errante criatura del bosque
pequeña buscadora en la espesura de la noche
llama de oro en el tedio de los días regulados
guía circunstancial de la bandada de grullas
.
hija perturbada por un sueño
un solo sueño
inconfesable
o sí
a ti que eres el padre de las ofrendas
padre del hada furtiva de Bretaña
mulato raro y alegre pájaro de la isla alegre
.
en el castillo del rey Dragoberto
brindamos por los esclavos libres del país oculto
padre e hija en un baile de máscaras
padre e hija proscritos
desheredados
firmes camellos en pos de un río sin tumultos
en ceremonias áulicas sin ahogos
.
hermanos del riesgo
hija del padre-trigo
porteadora de sucias reliquias
padre del linaje de los caballeros
hija adicta a la fragancia de las rosas
devoradora insaciable de su carne secreta
la de lúbrica cola de sirena
la de elástico canto sobre el océano
la hija del padre de amores prohibidos
niña de los satélites rojos
padre meteoro con infancia de primavera
a ti te agarro de la mano
para regresar contigo a la eternidad de las aguas
al regazo de Safo
a la república de las sílfides
a las diáfanas selvas
a los maestros chinos
persas
griegos
al abandono de toda auto conmiseración
.
perdidos en este mundo
rezagados por los cielos
.
padre e hija de la mano
cautivos bajo la lluvia
liberados bajo la lluvia
.
desesperados
amables
con lámparas de ónix en las manos
con soberbios alacranes en las pestañas
.
extraviados
cándidos muy cándidos,
*Verso de Gastón Baquero
Poema del libro El cuerpo secreto de la rosa

¿Para qué quiero ser rica si puedo ser poeta?*
¿Por qué me apartas del ánimo terrestre,
y me muestras la clara voluntad del espacio?
Para que Ella no huya de mi lado
arrastro esta maleta con las obras completas
de Shakespeare y Quevedo; los libros
de san Juan de la Cruz, Góngora, Vallejo, Salinas…;
varios vestidos de colores y un traje de lino blanco.
Camino por la Habana enraizada en la palabra.
Con el áncora firme, me despreocupo de la corriente.
.
De dones terrestres estoy colmada. Al borde de mi muerte
crecen lirios de luz que abrazan a los pájaros perdidos.
Escuché la voz desde niña: todo es según su vocablo.
Me dejé llevar por Ella, sola, agua sin ruido. Sí, soy el Otro.
El que nombra y calla. El ángel náufrago asido a la rosa de fuego.
El fruto maduro del asombro. Las alas heredadas.
La extranjera desde la tumba con ojos deslumbrados.
.
¿Para qué quiero ser rica si poseo las islas boreales,
los palacios solitarios, los cuerpos metalizados
de los escarabajos del sueño, a San Miguel en la almohada,
verdes caballos trotando por los ríos de la vida
y los poemas del desdichado Vallejo adheridos a la frente?
Para qué si el abrazo de los árboles y los ruiseñores y la plata
y la noche y los manojos de alegría y la luz, y la luz…
.
*Verso de Eunice Odio.
Publicado en Eunice, cien veces 100. Antología en recuerdo de Eunice Odio. Salamanca, 2019

Ritual
Quién es esa mujer frutal
de ojos glaucos
y verde melena
que te observa
desde el otro lado del cristal.
Perla de los días añiles
las azucenas
embriagan los recuerdos
cercando de abrojos
los sueños renacentistas.
Ella inventa para la muerte
una biografía imposible:
la diosa de los elefantes
erguida sobre el patriarca
proclama aires de libertad
en los surcos más castigados
de la tierra.
.
Despierta la filósofa
al pie de la palmera. Crecen
los limos, el hedor, las heridas
en las bellas espaldas
de las esclavas nubias.
Los recipientes de oro
se despeñan abollándose
por el abismo rocoso. Adiós
al ajuar y al infiel destino.
.
El día amargo
se soplan semillas de diente de león
y se entierran papiros
en los estómagos de pavos reales
y faisanes. Luego
una u otra
los hallarán
en su búsqueda de fragmentos
y momias.
.
Versos de Safo
embellecerán una vez más
su cuello
igual que un collar de ámbar.
.
Volverá la mar
con su cadencia incierta
a lamer los pechos, a traer
claveles náufragos
y los maltrechos ropajes
de la niña muerta.
.
Quién es esa mujer mineral
de ojos tibios
y cabello de esmeralda
que te observa
al otro lado del cristal.
Es la que despierta
del sueño de los enebros.
.
Teje sin tregua
un tapiz de hilos rojos y violetas.
Lanas y algodones
conforman el paisaje
que la abriga y la convoca
a ignotos ritos.
Su misión
es el descenso
a las más arcanas simas.
A los cantos griegos.
Al rojo de almagra.
Al río de nenúfares.
.
La miras caminar hacia el verdor
de las palabras puras
con una ramilla
de olivo en la boca.
.
La alquimista
de los instantes oro
fertiliza con sagradas cenizas
los yermos de la ladera.
Brotan nuevos,
pequeños enebros
con sus dagas
y flores escondidas.
.
Quién es esa mujer vegetal
que duerme
al otro lado de la orilla.
Poema publicado en la antología Naturaleza Versal

Marina Aoiz junto a sus compañeras poetas de la antología Naturaleza Versal, Teresa Ramos, Inma Biurrum, Isabel Blanco, Blanca Eslava, Socorro Latasa y Cristina Liso
Alma de pájara
Cuando la poeta se despoja
de la blanca voz de la esperanza,
una avalancha de luz brava y suntuosa
arremete contra su espalda.
.
Es entonces animal malherida
que vaga por el bosque
a la búsqueda de silvestres frutos.
.
De luna y agua de lluvia se alimenta
preparándose para la lucha con su sombra.
.
En los claroscuros de la espesura
recompone
el destrozado mapa de su geografía.
.
Hasta que otra vez
el albo susurro de la nevada,
le devuelve su alma de pájara,
guardiana de la montaña.
Este poema pertenece al libro Códigos Del Instante (2009). Publicado en la antología Naturaleza Versal

Mamá, los bárbaros se han instalado
en el primer piso de mi corazón.
Cometen atrocidades cada mediodía
mientras abrasan la comida
y el humo penetra por los pulmones
sin dejarme respirar.
El humo oscuro de las palabras renegridas
que pronuncian los bárbaros.
.
Mamá, ellos gritan, amenazan. Mienten.
Atosigan, invaden, perturban
la paz de esta comunidad de vecinos.
Quisiera echar a volar por la ventana,
mamá, con alas de alondra tímida.
Cada resquicio, cada apertura
está clausurada. Se desmorona
el edificio del corazón, mamá,
y quiero poner a salvo a los bárbaros.
Sus inquinas, sus barbaridades… ¡Mamáaa!
también yo habito ahora
el espacio de los bárbaros.
Quemo la comida con la madera de los muebles
y grito palabras terribles por las rendijas de la celda.
Pretendo domar el recuerdo de la intemperie,
asesinar a las negras mariposas del presagio,
reconducir el arroyo de los desagües,
sangrar al drago, tatuarme el alma.
.
Bárbaramente consumo amargos brebajes,
desperdicio los segundos sin oficio ni beneficio,
recorro a brincos las tapias del inmueble en ruinas:
la catedral del silencio.
En las lindes de los bárbaros adoramos al fuego.
Quemamos. Todo lo quemamos.
Cauterizamos las heridas del corazón
con puras brasas y luego
ya no sentimos los arañazos del hambre.
.
Los bárbaros, mamá,
chupamos limones bien ácidos
después de los incendios.
En el rumor de la noche
cada una de las barbaridades
suena a estridulación
de negros ángeles escapados
de los grafitis de las calles grises.
Estoy con ellos, con los bárbaros,
yo quiero quemar los restos del día,
los restos de este dolor antiguo
creciente de cenizas.
Publicado en Odola, Colección de Poesía Panhispánica. Santa Rabia Poetry, Chimbote, Perú, 2022


Marina Aoiz Monreal. (Tafalla, Navarra,España, 11 de julio de 1955). Poeta, narradora, periodista y orfebre.
Licenciada en Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra, estudió Mitología en la Universidad de los Andes en Venezuela y Gemología en la Universidad de Barcelona, entre otros aprendizajes.
Ha publicado los poemarios La risa de Gea (1986); Tierra secreta (1991); Admisural (1998); Fragmentos de obsidiana (2001); El libro de las limosnas (2003); Edelphus (2003); Hueso de los vientos (2005); Don de la luz (2006); Donde ahora estoy en pie frente a mi tiempo (2007); Hojas rojas (2009); Códigos del instante (2009); El pupitre asirio (2011); Islas invernales (2011); Génesis (2011); la antología bilingüe Mirar el río/ Ibaiari begira (2015); Embalaje (2017); Sarcófagos (2019); y Odola (2022).
Parte de su obra poética está recogida en una treintena de antologías y otras publicaciones colectivas editadas en España, Alemania, Argentina o México, y ha sido traducida al alemán, árabe, euskera, inglés, italiano, náhualt y portugués.
Ha recibido premios literarios en Andalucía, Aragón, Asturias, Extremadura, Euskadi, León o Navarra.
Forma parte de la Fundación María del Villar Berruezo; desarrolla Talleres de lectura y escritura en distintas localidades navarras; coordina varios Clubes de lectura; y participa en actividades culturales de diversa naturaleza.
» Escribir. Respirar al ritmo de las estaciones y reconocerse en el lenguaje. Para atravesar el universo de la palabra apenas un lápiz, un cuaderno y un almendro florecido. Somos naturaleza exuberante o desnuda. Nuestra esencia alberga durmientes semillas. Germinamos agradecidas a la lluvia, la tierra y el sol.»
Marina Aoiz Monreal
Nota : Todo el contenido poético así como la bio y fotografías compartidas ha sido seleccionado y cedido por la autora para su publicación en esta página. Poiesis http://wordpress-ugw00c048ockkksswswwkkcc.147.79.101.192.sslip.io/
¡Gracias a Marina Aoiz por su generosidad, atención y confianza!
Enlaces de interés :
Página de Marina Aoiz : http://marinaoiz.com
https://es.wikipedia.org/wiki/Marina_Aoiz_Monreal
https://www.poesco.es/fichas-biobibliograficas/item/68-marina-aoiz-monreal-1955.html
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