Sueños de Ariadna
El batir del sueño es toda mi mente.
Soy mi ritmo. Ovillo mi madeja
más y más profundo en el laberinto
para hallar la unión de los caminos,
para hallarlo antes que el héroe encuentre
al prisionero del Laberinto,
al horror coronado de cuernos al fin
de todos los corredores, mi amigo.
Lo guío lejos. El se arrodilla para pacer
la hierba espesa sobre la tumba
y la luz se mueve entre los días.
El héroe encuentra un cuarto vacío.
Busco mi ritmo. Bailo mi deseo,
saltando los anchos cuernos del toro.
Baten las olas. ¿Qué mujer llora en la lejana
costa marina de mi sueño?
Asombro
El centro no es donde el centro está
sino donde estaré cuando siga
las líneas de piedras que rodean un centro
que no está allí
sino allí.
Las líneas de piedras conducen adentro, llevando
a quien sigue al comienzo
donde todo lo sabido
es nuevo.
La piedra es piedra y más que piedra;
el centro se abre como un párpado abriéndose.
Cada rosa un laberinto: las huecas colinas:
Yo no soy yo
sino la pupila.
La Luz
La luz me está comiendo
y ha comido mi peruano letra a letra
como él comió los caballos palabra a palabra,
de mi niñez.
Ha comido Por responder a extraños,
los espacios libres de mi alma por desplazar la furia,
y las sombras de los planetas
donde me ocultaba. y por hacer buenas obras
alimento a los tiburones.
Ha comido hueso
y ópalo. Ni fe ni buenas obras
sino la buena obra solamente
Se come la sintaxis. lanza una sombra.
Sólo me ha dejado ¿Cómo haré eso?-
una mujer vieja hablando
en una casa oscura.
Para la casa nueva
Que esta casa se llene con olores de la cocina
y con sombras y juguetes y nidos de ratones
y rugidos de furia y cascadas de lágrimas
y hondos silencios sexuales y sonidos
de origen misterioso nunca explicados
y tesoros y regalos y miles de deshechos
y un flujo como un viento cálido pero más lento
soplando las hojas de los árboles y libros y años
de pez de la vida de un niño revoloteando plateados
rápido, rápido en la lenta ráfaga incesante
que ondula las cortinas un momento
todos esos años desde ahora, hacia atrás.
Que puedan los umbrales y los marcos bendecidos
bendecir a cada paso.
Que puedan los techos pero no los cuartos conocer la lluvia.
Que las ventanas conozcan claramente
la rama y la flor del manzano.
Y que podáis estar en esta casa
como la música está en el instrumento.
Dias de Seda
La proa del bote asomándose cerca
de los capullos, o una ancha guadaña que
barre los terrenos del fondo, o
el husmear del gato en un pliegue:
me lo recuerda. Me gusta
hacerlo
bien, suave
las mangas dobladas finamente.
Planchar huele a planchar.
No se parece a
nada. No necesita
un símil.
Tiene sus propios recursos.
Mi tía abuela me enseñó:
rociador, enrollar por media hora,
el siseo de prueba con el dedo húmedo,
golpeteo suave al dobladillo y
cuidado con el cuello.
En diez minutos, sobre una plancha a rodillo
podía hacer una camisa de etiqueta.
Puede ser un arte.
Supo ser un arduo trabajo,
sin tiempo, todo algodón, todos los niños.
Ahora voy en seda,
Emperadora de China, lavo y plancho
cuando quiero,
lo gozo, lo hago
bien, un buen trabajo,
voy tranquila,
suave como seda.
Las Ménades
En algún lugar leí
que cuando bajaron al fin de la montaña, tambaleándose
hacia alguna aldea extraña, borrachas perdidas,
roncas, semidesnudas, los ojos turbios,
la sangre seca bajo las uñas rotas
y entre los muslos jóvenes,
aún burlándose y bromeando, aún queriendo
bailar, bamboleándose y gritando, pero cayendo
muertas de sueño junto a los puestos del mercado,
tendidas en el suelo, indefensas por completo, entonces
las mujeres de mediana edad,
respetables amas de casa,
vendrían a quedarse la noche entera en el ágora
silenciosas
juntas
como ovejas y vacas en los campos nocturnos,
guardándolas, velándolas
como sus madres
lo hicieran.
Y ningún hombre
desafió
aquel fiero decoro.
Mi gente
En mi país las lanzan por debajo
para que las pelotas vuelen como burbujas o pájaros
antes de descender a quien las ataja.
De huesos delicados, caderas anchas,
llevan a los niños
por un rato en sus panzas
antes de cargarlos en los brazos.
Es la costumbre de mi gente.
En años de grandes ceremonias
celebran con la ofrenda de la leche
y se liberan con la pérdida de sangre.
Son expertas en su generación.
Pocas, ni siquiera las más sabias,
tienen dinero o un gran nombre,
pero es gente admirable.
Aun después de larga servidumbre
en países extraños,
se reconocen; estrechan sus manos,
se besan, cantan sus canciones juntas,
las voces suaves alzándose más fuertes:
canciones de amor, canciones de libertad,
canciones que hablan de lanzar y atajar,
de cargar, criar y enterrar,
canciones de las que sólo mi gente
conoce todas las palabras.
Silencio
Tuve un pequeño desnudo pensamiento
deslizóse entre mis muslos
y corrió sin que lo cazaran
y voló sin que le enseñaran.
¡Oh mira qué veloz vuela!
Mi pensamiento bebé, mi pequeño
pájaro rosado va desnudo.
Debo coser palabra a palabra a palabra
y abotonar su ropa
y así crece y camina y habla y muere.
Cuando esté muerta busca la rosa
que crezca entre mis ojos.
Los pájaros se posarán sobre la espina y la hoja,
pájaros silenciosos nacidos al silencio.
Su hija
Su hija,
el guerrero visionario, el hombre silencioso
de quien no hay fotos,
el frágil héroe verdadero
que perdió lo ganado al ganarlo
de masacre en sacrificio,
este hombre, Caballo Loco, su hija,
¿qué se hizo de ella?
Murió de niña.
Después de eso no hubo victorias.
¿Qué nombre tenía, esa niña?
Su padre la nombró.
Le dio este nombre:
Ellos La Temerán.
NM (New Mexico)
El pueblo de las nubes son mujeres
de largo cuello, largos trancos,
una jarra redonda balanceándose
alta en la cabeza.
Sombras de las blancas,
grises, negras jarras,
grabadas con espirales
terrazas, relámpagos,
pasan sobre los llanos
de montaña a montaña
en silencio, mientras las altas
mujeres regresan llevando agua
del viejo pozo profundo.
Tiempos
Soy una vieja loca golpeando una cuchara
por la locura de un serrucho que gime
en una tarde de verano.
Una loca y vieja impotencia furiosa:
¡Paren eso! ¡Paren eso!
Y golpeo y golpeo la cuchara sobre la mesa.
Un bebé malo, un animal errado.
¿Qué es la mente? Su continuidad.
Hubo un tiempo antes de este ruido que me vuelve loca.
Habrá silencio después. Habrá.
Terrible la prisión del tiempo presente
y cólera inasequible
y pena interminable:
sin videncia ni memoria
la vieja mona loca golpea y golpea la cuchara.
Sin promesa guardada, nada queda
sino el gemir del serrucho que al cerebro atrapa.
Invocación
Devuélveme mi lengua,
déjame hablar la lengua que me enseñaste.
Diré las grandes mentiras en tu honor,
alabándote sin nombrarte,
obedeciendo las leyes de la oscuridad y de la métrica.
¡Sólo déjame hablar mi lengua
en tu alabanza, silencio de los valles,
ribera norte de los ríos,
tercera cara esquiva,
vacío!
Déjame hablar la lengua materna
y cantaré tan fuerte que
las recién casadas y las viejas
bailarán al ritmo de mi canto
y las ovejas dejarán de pastar y las máquinas
se unirán en rueda para oír
en ciudades arrojadas al silencio
como un anillo de piedras erguidas:
¡Oh déjame tumbar las paredes cantando, Madre!
Ursula Kroeber Le Guin (21 de octubre de 1929, Berkeley, California, Estados Unidos- 22 de enero de 2018, Portland, Oregón, Estados Unidos). Poeta, escritora, ensayista, traductora.Considerada una de las grandes escritoras de ciencia ficción o ficción fantástica, en todo el mundo.
Fue la pequeña de los cuatro hijos de dos antropólogos, Alfred L. Kroeber y Theodora Quinn Kroeber. Su padre era experto en los indígenas de California y su madre escribió el aclamado libro Ishi in Two Worlds (1966), sobre la vida y la muerte del “último indio salvaje” de California.
Ursula desarrolló un temprano interés en la lectura y la escritura; escribió un cuento cuando tenía nueve años y presentó su primer relato corto a Astounding Science Fiction con once.
Según narra la propia Ursula :
“Una vez que aprendí a leer, leí de todo. Leí todas las grandes historias de fantasía: Alicia en el país de las maravillas, El viento en los sauces y Kipling. Adoraba El libro de la selva de Kipling. Y cuando crecí, descubrí a Lord Dunsany. Me abrió un mundo completamente nuevo, el mundo de la auténtica fantasía. Y… La Serpiente Uróboros. De nuevo, fantasía pura. Muy, muy grande. Después mi hermano y yo nos tropezamos con la ciencia ficción cuando yo tenía 11 o 12 años. Los comienzos de Asimov, cosas así. Sin embargo, no causó mucho efecto en mí. No fue hasta que retomé la ciencia ficción y descubrí a Sturgeon —aunque sobre todo a Cordwainer Smith—. … Leí el relato «Alpha Ralpha Boulevard», y me hizo decir, «¡Guau! Es tan hermoso, y tan extraño, yo quiero hacer algo así.»
Ursula se graduó del Radcliffe College en 1951, con maestría en Literatura de la Edad Media y el Renacimiento en la Universidad de Columbia. Aquello la hizo valedora de una beca Fullbright para estudiar en París. Ahí conoció a otro becario Fullbright, Charles Le Guin, con quien se casó.Tras regresar a Estados Unidos, abandonó sus estudios de posgrado para criar una familia. Al final, los Le Guin se establecieron en Portland, donde ella dio clases de Historia en la Universidad Estatal de Portland. Durante dos décadas, establecida en Portland, se dedicó a la crianza y la docencia. Tenía cinco novelas en un cajón, ninguna publicada. Sus comienzos datan de 1947, aunque no publicaría hasta 1959, para la revista de Radcliffe. Entretanto, el rechazo de decenas de editores. Mientras, ella siguió trabajando metódicamente.
Su primera obra publicada fue el poema «Folksong from the Montayna Province» en 1959, mientras que su primer relato corto fue «An die Musik», en 1961, ambos ambientados en su país imaginario de Orsinia
Su primera novela de ciencia ficción, Rocannon’s World, El mundo de Rocannon, salió a la luz en 1966. Dos años después publicó Un mago de Terramar, el primer libro de una serie sobre un mundo inventado donde la práctica de la magia es tan precisa como cualquier otra ciencia, e igual de moralmente ambigua. La mano izquierda de la oscuridad, publicado en 1969, transcurre en un planeta llamado Gueden, donde las personas no son hombres ni mujeres, sino que asumen los atributos de cualquiera de los dos sexos durante periodos breves de fervor reproductivo. El libro ganó dos premios importantes de ciencia ficción, el Hugo y el Nébula.
Los primeros tres libros de Terramar —los otros dos son Las tumbas de Atuan (1971) y La costa más lejana (1972)— fueron escritos, a solicitud de su editor, para adultos jóvenes. Terramar tiene una clara influencia de la trilogía de El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, pero en lugar de una guerra santa entre el bien y el mal, las historias de Le Guin están construidas alrededor de la búsqueda de “equilibrio” entre fuerzas opuestas —un concepto que adaptó de su estudio de toda la vida de los textos taoístas—.
La rueda del cielo (1971) ofrece un enfoque muy diferente de las ambiciones utópicas. Un hombre, cuyos sueños pueden alterar la realidad, cae bajo el influjo de un psiquiatra, quien usurpa su poder para conjurar su propia visión de un mundo perfecto, con resultados lamentables.
La rueda del cielo es de los pocos libros de Le Guin que se han adaptado al cine o la televisión. Hubo dos versiones para la televisión, una de PBS en 1980 y otra en el canal de cable A&E en 2002.
Entre las otras adaptaciones de su trabajo estuvieron la película de animación japonesa de 2006 Cuentos de Terramar y una miniserie de 2004 que transmitió el canal Sci-Fi (ahora Syfy), Leyenda de Terramar.
En 1990, Ursula publica ‘Tehanu’, el cuarto libro de Terramar.
En 1993 publica ‘Los Desposeídos’ — su obra favorita—. La trama dice así: un puñado de anarquistas huyen de Urras y se alojan en su luna, Anarres, para construir un mundo ideal. Sale mal: la utopía choca frontalmente con un grupo que sigue arrastrando defectos inherentes en la raza. Pese a erradicar el uso del posesivo en el lenguaje, eso no significa que desaparezca la sensación de propiedad.
Le Guin siempre se consideró feminista, aunque las convenciones de género la llevaron a centrar sus libros en héroes masculinos. Sus textos tardíos, como las adiciones a la serie de Terramar y cuentos de Ekumen como Cuatro caminos hacia el perdón (1995) y El relato (2000), están narrados en su mayor parte desde una perspectiva femenina.
En 2004 comenzó la serie Anales de la Costa Oeste compuesta por los libros Los dones (2004), Voces (2006) y Poderes (2007) y posteriormente publicó Lavinia (2008), obra basada en un personaje de la Eneida de Virgilio con la que ganó el premio Locus.
Le Guin también escribió varios ensayos sobre ficción, sociedad, temas feministas y escritura, recopilados en obras como The Language of the Night (1979), Dancing at the Edge of the World (1989), The Wave in the Mind (2004) y Words Are My Matter (2016).
De sus volúmenes de poesía caben mencionarse Wild Angels (1975), Going Out with Peacocks and Other Poems (1994) y Finding My Elegy: New and Selected Poems 1960- 2010 (2012). Sin tiempo para ahorrar: Pensando en lo que importa (2017), recoge algunos ensayos personales publicados originalmente en su blog.
Autora de veintiuna novelas, once volúmenes de cuentos y siete colecciones de ensayos. Además es autora de una decena de libros de poesía, trece libros para niños y cinco volúmenes de traducción, incluyendo el Tao Te Ching, de Lao Tse, y poemas selectos de la ganadora chilena del premio Nobel, Gabriela Mistral. También es autora de una guía para escritores.
Entre sus premios se encuentran ocho premios Hugo, seis Nébula y veintidós Locus. En 2003 se convirtió en la segunda mujer honrada como Gran Maestra por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos. La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la nombró «Leyenda viva» en el año 2000, en 2014 recibió la Medalla por Contribución Distinguida a las Letras Estadounidenses y en 2017 fue nombrada miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. Influyó en muchos autores, como Salman Rushdie, David Mitchell, Neil Gaiman o Iain Banks.
Sus libros se han traducido a más de cuarenta idiomas y han vendido millones de copias en todo el mundo.
En diciembre de 2009 abandonó la Authors Guild, la principal organización profesional de defensa de escritores de Estados Unidos, en protesta por su apoyo al proyecto de digitalización de libros de Google. En su carta de renuncia indicaba «Han decidido pactar con el diablo», o «Hay principios implicados, sobre todo el tema de derechos de autor; principios que ustedes han considerado oportuno entregar a una corporación, bajo sus condiciones, sin luchar».
La activista, escritora, crítica literaria y académica estadounidense Elaine Showalter, considerada una de las «madres fundadoras» de la crítica literaria feminista, declaró que Le Guin:
«marcó la senda como escritor para que las mujeres abandonaran el silencio, el miedo y la duda»
Enlaces de interés :
https://www.eldiario.es/cultura/libros/comprender-aprender-ursula-guin-maestra_1_1056037.html
https://www.xataka.com/n/obras-ursula-k-le-guin-su-transgresor-punto-vista-relevantes-que-nunca
https://theanarchistlibrary.org/library/ursula-k-le-guin-the-carrier-bag-theory-of-fiction
https://es.wikipedia.org/wiki/Ursula_K._Le_Guin
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