9 Poemas de Jorge Etcheverry Arcaya

El Torturador

Es como si la carne no fuera la carne
Ni los hombres hombres
Como si la niña
O el vendedor de frutas de la esquina
O el vendedor de periódicos, por decir algo
fueran disfraces pronto a caer
Como si no tuvieran carne
ni huesos, ni lengua
Como si la muerte no fuera la muerte
Estar solo
Tratando de amasar greda muda
Sangrienta
Sabiendo que afuera existen tantos, tantos

Anticlaudicatorio 

Jórgeme

Etchevérryme

No dejes que mi perfil se vea de frente

Que la izquierda siempre sepa lo que hace la derecha

En estos tiempos de identidad turbia

Como pájaro incierto

Aunque los días se me lluevan en la espalda

Como los siete pecados capitales

No dejes que la vida se vuelva

La cadena del poeta

Jorgéame

Para caminar por este mundo

Matando dragones

Como Pedro por su casa

Etcheverréame

Que mis pies marchen este apellido terco

Por 100 años

Arcayéame bien arcayeado

Para no olvidarme de dónde vengo

Para seguirme estirando

Como gato al sol

Kale borroka
(lucha callejera en vasco)


Donde haya juventud
Siempre que haya juventud
Los gobiernos corruptos
Los tiranos, las fuerzas de ocupación
No descansarán en paz
Las calles se erizarán de barricadas
El aire de las ciudades se hará irrespirable con el humo de los neumáticos encendidos
Los policías con sus perros se abalanzarán como buitres hambrientos y numerosos
sobre las multitudes
envueltas en el gas lacrimógeno como en un sudario
Mientras los gobiernos centrales o federales hacen aprobar nuevos decretos
bandos y edictos para combatir la subversión
En sus parlamentos títere
en que las divisiones partidarias
son otras tantas máscaras
que ocultan  a los desconocidos de siempre 

Hoy protestan y luchan en San Sebastián
En Québec City, en Yakarta
En las reuniones internacionales
del Banco Mundial, el Grupo de los Siete
donde las corporaciones vestidas de países
se lo tragan todo
se lo reparten todo
Y planifican cómo poner un precio al aire
Al agua, a los genes de plantas y animales
Cómo estrujar otra gota de la gente
venderle otras ilusiones,
imponerle nuevas reglas
para la compra y venta de su carne 

Ayer era en Chile, el Salvador
que los jóvenes se echaban a la calle
a la sierra en Cuba
a las montañas en Colombia y Venezuela
Ocupaban las aulas en Uruguay y Argentina
Por dar unos ejemplos
En fin, bueno
Los cabros, las chiquillas,
como una bandada de pájaros
celestiales y efímeros
Tirando piedras, cócteles Molotov
Sembrando miguelitos en la calle:
una papa atravesada por clavos
cuyas puntas sobresalen
o un alambre grueso y filudo,
que se dobla de manera de caer siempre parado
con las puntas para arriba. 

Sean ellos, los jóvenes
Algunos jóvenes
Que abarcan amplios horizontes
en las tareas del crecimiento
Cuya maduración exige la utopía
como terreno y abono
Los que salgan a la calle una y otra vez
Mientras nosotros,
Los maduros y acomodaticios
miramos por televisión,
cómo arrojan piedras
provocan a la policía
Y tratamos de creer
que alguna vez fuimos así
Que fuimos los que ahora corren
porque parece que están disparando
Y quisiéramos creer
que quizás aprendieron algo de nosotros
Los que ahora miramos
Suspendiendo por un momento
nuestras míseras preocupaciones
Para asomarnos
a esos paisajes claros y vastos
Que constituye
Junto con la calle
Su territorio



Ahimsa 

Es la era de las palomas. Describen círculos interminables acechando a los negros cuervos de la guerra. El viento arrebata el sombrero del físico y lo hace rodar por prados en cierto modo líricos. En el mes de los gatos los días son más cortos- y nunca tuvimos menos tiempo para hacer lo nuestro. Déjame hablar un poco, detener mi carrera unos momentos. Vengo del Este. He visto estremecerse las paredes de todas las ciudades- he visto cuervos mareados sobre trigales maduros. He visto la sangre de los rebaños que se derramaron sobre esos mismos trigales. Y te lo cuento. Esta es la hora de los predicadores solitarios y apresurados. Es el tiempo de Salomón. Es ahora cuando el maestro baja de su cumbre y se une a la multitud arrastrando su rueda de oración. Será mañana cuando arrecien las escaramuzas. Será entonces cuando termine mi letanía, será muy tarde para dar cuenta de los adoquines rojos de la calle.

Los poetas y el vino (con menciones)


“D’la bière jamais… il n’y a que l’absinthe pour remonter un homme”, (Honoré Daumier)

Como pájaros míticos
casi sin ediciones comerciales
Se paran en los roqueríos y ramas
de diversas mesas
Tráiganme trago
Tráiganme un asado
Para este canto de amor a Stalingrado
parodia El Innombrable
Frente a su medio litro de tinto de la casa
Y el Pepe Cuevas dice
mirando su cerveza
Y yo no sueno ni trueno
Y yo no voy ni a cañón
Y no es que estén solos
Anidando en el seno de pueblos cerveceros
o vineros
del tinto y del otro
ni Carlos Pérez
que toca apenas el vaso con los labios
sentado como un Buda
entre la poesía negra caribeña
y la poesía en español per se
la spoken word
los latinopoets del Monstruo
Tratando de darle forma orgánica
a la constelación local bolivariana
Mientras El Innombrable se toma otro trago
Se acuerda de los japoneses
que comen pescado crudo en mesas bajitas
y toman sake en minúsculos vasitos blancos
haciendo haikús
mientras Godzilla se esboza en la conciencia nacional
como la cara que asumieron Hiroshima y Nagasaki
Y los vascos casi no tienen poesía
por el intomable txacolí
Que De Diego dice que producen de corteza

por falta de sol que madure las cepas
Y Arturo dice,
Por Dios Montresor
emparedado entre el trago
y los cigarros
Y el Cayo Evans comenta
“puchas que le hemos puesto”
ante medio vaso de cerveza
en el bar de los sesenta
le pide a la mesera
“Señora, dos puñales”
y lo arrebata el tango

Elogio del Bar. Bares & poetas de Chile | Gonzalo Contreras (Selección y  edición) | Editorial Étnika

Homenaje a Greta Garbo

La estación de las alondras dejando de susurrar entre los cables de teléfono, haciendo florecer y cantar las llamadas de persona a persona, dejando de susurrar en el background de las voces femeninas, cuando responden, en cualquier idioma, o cantan al otro lado de la línea. Los hombres más satisfechos son los más improductivos. Por el momento nos encontramos avocados a la descripción de asuntos muy particulares. ¡Qué le vamos a hacer! Ni el mundo ni la historia los inventamos nosotros

 Todo el desmelenado y envejeciente viajar que elaboramos como una araña o un caracol. Pasa en estos momentos un joven flaco, de edad imprecisa y fumando. Mientras la tarde se arquea como el lomo de un gato blanco, que toma la naranja del mundo y que muerde fuerte. Como una imaginaria boca levanto esas faldas amplias y sedosas. Bajo tus medias violeta tirando a rosa, de pésimo gusto, y te muerdo el sexo delgado, lleno de un suave vello, el otro extremo, la razón de tu boca Lograbas anular la dimensión de tu pobre cerebro siempre dispuesto a levantar el vuelo, asediado por el entramado frágil de la esquelética del cuerpo. Enjaulado en las viejas consejas familiares sobre el CABALLERO BLANCO. Y por el gusto del sexo, el tedio, la inclinación al sobresueño 

Como una mariposa con alas de terciopelo pesado se levanta el ingenio de tu risa y la voracidad de tus dedos y tus ojos. Aquí, en estas latitudes, la frustración nos vuelve consumidores: cuántas cajetillas de cigarrillos y cuantas tazas de café se estrellaron contra mi hígado y mis pulmones junto a los jugos de tu inexpresable concha, haciendo tambalearse la firme trabazón metódica del orden revolucionario mundial, desigual y combinado. 

Como un florecimiento de rostros y de brazos que irrumpen en el departamento de la llamada VIDA INTERIOR 

Un enjambre de papel ensangrentado y litografiado nos agrede y nos hace vacilar en la esquina, cuando ya vamos caminando tambaleados por el tabaco y el alcohol, y los ensueños sobre los que reinas como una Greta Garbo en los celuloides de los años veinte, incuestionada e incuestionable, levantando el blanco muslo orlado de una liga negra debajo de los vuelos de una faldita negra de can-can 

Sean tu silueta y rostro publicitarios publicitando unos sostenes y unos vestidos, el tacón erecto del zapato, el sombrero de copa y el pelo de platino, como una vela instalada en la noche en medio de un potrero, que atrae e incendia a todos los insectos de la televisión y los anhelos ocultos (no tan sólo nuestros), que sofoca y opaca las revoluciones y los humanismos, que relativiza y conforma las estéticas y epistemologías. Con una expresión azorada de los ojos, una bajada de pestaña. Una frase cortita en mal francés.

Ciénaga

O pantano

De miasmas exhalas

Un abanico intangible

Que nos retrotrae al vientre materno

Nos hiere las fosas nasales

Con el olor a comida podrida

O a los que la sabemos

Los hedores de la muerte

Pero también eriza los pelos de la nuca

Recorre con dedos sabios la espina dorsal

Hasta asentarse en el bajo vientre

Y la premonición muchas veces inconclusa

Del placer que se desborda

Húmedo

Así como la vida

Putrefacta y brillante

Te abres tú también como una herida ambigua

En el seno de la tierra

Un poema para agosto

Le tengo que hacer el poema de agosto, o para agosto, ese mismo, ese mes que se avecina, que tiene 30 días creo y que se caracteriza por sus gatos—en ese hemisferio de nacimiento mío le maúllan a la luna, se persiguen ávidos de matorral en matorral de tejado en tejado—esos gatos para quienes cuando en celo no hay panderetas ni murallas ni puertas cerradas porque las atraviesan alineando sus moléculas—esos mismos que así en manadas cruzan mi cabeza cuando escribo que tengo que hacer un poema para agosto, sobre agosto, antes de que empiece agosto—que parece que va ser otro mes en que los días despiertan entre alboradas de sangre mientras innumerables masas deambulan cada uno de sus miembros soporta la pirámide invertida de sus sueños en que el metro cuadrado donde sueñan y habitan se hace allá arriba un universo abigarrado, plétoro de detalles, regido por diversos dioses. Un poema para agosto, si sé, quedan como diez días. Me pide lo imposible, cada mañana me cuesta más desentumecer los dedos salir de la neblina ésa que dejan los sueños abrir las cortinas me pregunto a santo de qué—ahora se le ocurre este poema con esa urgencia me dice “un poema para agosto”—acaso es para alguien o algo a quien ella tiene a su vez que hacer una ofrenda “mira mira no me lleves todavía y menos en agosto, aunque tengo mucho de gata—te voy a conseguir, te voy a leer un gran poema para agosto”.  

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El libro de las Grandes Calamidades por venir

I

No habrá reparo no cobija, ni techo ni subterráneo que nos proteja de esas vastas plagas que–ojalá me equivoque—se abalanzarán más temprano que tarde sobre nuestras cabezas, nuestros campos y ciudades

Lo decimos desde la relatividad del tiempo, en los relojes y calendarios puede que se trate de décadas o a lo mejor de un par de siglos en una de éstas

Cosa que no quiere decir nada, es infinitesimal comparado no tan solo con el tiempo a escala universal cuya medición es ya cosa corriente para cualquier astrofísico que se respete—aquí y en la quebrada del ají

Si no incluso a nivel terrícola, desde aquí abajo estamos aplicando la única perspectiva que nos acomoda mirando hacia lo alto, el cosmos, las estrellas, que en general aparecen de noche

Ayer alguien me dijo por este mismo medio “parece mentira oye que te estés preocupando por este tipo de cosas con las cosas como están, con la pandemia, con la cosa política y social que nos afecta a todos” 

A lo mejor es cierto y en estas reflexiones estamos buscando sacarle el cuerpo a la jeringa de lo que nos rodea

A lo mejor es una compensación inconsciente que tenemos “ven chiquillos, esto no es nada comparado con que va a venir”

Entonces nos tranquilizamos un poco, pero a lo mejor es una excusa para quedarse con los brazos cruzados y decir “para qué vamos a hacer nada, igual a todos nos va a llegar al pihuelo”

Jorge Etcheverry Arcaya, nacido en Chile, vive en Ottawa, Canadá. Es profesor de filosofía, tiene una maestría en lengua y literatura hispánica y un doctorado en literatura comparada. Perteneció al Grupo América y la Escuela de Santiago, agrupaciones poéticas chilenas de fines de los 1960.

Textos suyos de poesía, prosa y crítica han sido publicados en diversos países en revistas y libros  impresos y virtuales, en castellano y traducciones al inglés, francés, italiano y portugués.

Sus últimos libros son:  Clorodiaxepóxido, poemas, Chile, 2017; Los herederos, novela de ciencia ficción, 2018; Canadografía, antología de prosa hispanocanadiense, Chile, 2017; Samarkanda, poemas, Canadá, 2019; Outsiders, narraciones en inglés, 2220.

Tiene publicada prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Francia, Italia, Cuba, España y Polonia. 

Recientemente aparece en las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena, Chile, 2018; Antología de la Revista Entre Paréntesis, de Chile, 2018; Antología de la poesía chilena de la última década, (Chile, 2018), Antología mundial de poesía; La papa, seguridad alimentaria, Bolivia, 2019; Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d’aujourd’hui (France 2021). 

Es colaborador y miembro del comité editorial de la revista Entreparéntesis, de Chile y Embajador en Canadá de Poetas del Mundo.




Enlaces de interés :

Web/Blog : https://albavolantenueva.blogspot.com/

Instagram :  https://www.instagram.com/jorgerae5/ 

Nota : Todo el contenido poético así como la bio y fotografías compartidas ha sido seleccionado y cedido por el autor para su publicación en esta página.  Poiesis https://poetryalquimia.org/

¡Gracias a Jorge Etcheverry Arcaya  por su generosidad, atención y confianza!

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4 thoughts on “9 Poemas de Jorge Etcheverry Arcaya

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  1. Enhorabuena a ambas partes, conozco a Jorge Etcheverry desde hace años en que ha publicado en varias ocasiones en De Sur a Revista Sur Poesía y Artes Literarias. Excelente muestra de su hacer poético.

    Alonso de Molina

    1. Muchas gracias a ti Alonso de Molina por tu amable comentario. Ha sido muy grato atender la solicitud de Jorge para publicar una muestra de su obra. Estamos encantadas de poder contribuir a la difusión de la obra poética de tantas personas, conocidas y no tanto, y comentarios como el tuyo nos dan energía para seguir con esta labor- ¡Gracias!
      Un saludo afectuoso.

      PoetryAlquimia

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