14 Poemas de Celia Gourinski

La noche de la hembra

La noche, ese gigante impío
Cundes con tu tribu de viejas lunas, no desapareces
por obra sino de magia, noche: última gracia. Muro.
Prisión. Impía te burlas de las guaridas de la paz, te
escondes en el rincón más imprevisto. Subyugas
como la hechicera que impide darse vuelta jamás,
noche de la hembra. Fugaz, obscena, heroica nada
menos, pesadilla dulce que se repite hasta los um-
brales de la Gracia, de maga, de sexto sentido en la
puerta que no debe abrirse, dulce noche en los um-
brales del muerto, pesadilla gozosa en el muerto
Rígida no eres sino astuta y bella como tus piernas de
hembra contra hembra


Noche mujer demonio sin reservas

POEMA

Late tu estadía en el espacio.

Late tu estadía en el espacio.

Portador del pensamiento.

Y el amor el odio el espacio.

Late tu estadía.

Si aquietas accidentes tu alma avanza.

Que late. Que late tu estadía en el espacio.

Espacio de paredes y puertas y tabiques y tranqueras.

Espacio abrir y cerrar, estar cerrado.

Cierra una puerta, allá otra puerta.

Si aquietas accidentes tu alma avanza.

Cuánto es un pobre espacio qué poco es inmenso.

Late late.

Y el amor y el odio.

Portador del pensamiento.

Lo otro piensa. Tu llevas la carga, Yoel.

Late Yoel tu estadía en el espacio.

De: Instantes suicidas(Torres Agüero Editor, 1982)

La flecha y el arco

Me despido cada vez que llego
Espero demasiado, espero esperar, tanto espero
agobiada que se cansa la espera y no me queda
nada
Déjame la espera, no tengo nada, apenas esperar sin
luces que cambien, esperar sin tiempo, recordando
otra espera


La playa seca,
nunca se acaba el morir
y no sé qué
y no sé quién
ni hambre, ni luz, ni sed, ni sombra, ni la herida
que duele
que duela


Nunca se acaba el morir

Gravedad

Hay tanta muerte en los arrepentimientos
En verano se ama caminar bajo la lluvia, en medio de
los pájaros y adornarse con el barro de los adioses,
ganando su infinita gracia de la tristeza
En verano es bello el agobio del calor y los yacarés
que juegan con los hombres mansos en la orilla de
la laguna
Sí, es bello no pedir perdón ni en una estación ni en
las otras
No me arrepiento de haber besado a quien asesinó en
la cima del amor, hay tanta muerte en los arrepenti-
mientos
Demiurgos con sus filtros me penetran y susurran
cuan pocos inmortales persisten en el recuerdo

En el fondo de mi noche

Astros silvestres caen con la solemnidad de mi gato

    cuando se desespera

Astros hirvientes me poseen oscuros como el sueño

    de un dragón en la medida de un hombre

Museos arrobadores dentro de mis ojos gigantes

    cuando la especie decae en los letargos

Hembras al calor de velas invertidas. Estigmas,

    solamente estigmas en mi pecho condecorado con

    los remansos en este río que se eleva al fondo de mi

    noche, de mi desnuda cabeza

De : Inocencia feroz, (Editorial Argonauta, 1999)

Paisaje íntimo

Tantas ciudades tantos cielos derramados con inso-

    lencia tantos caracoles vacíos que ya no narran

    historias de mar tantos comedores de vagabundos

    hambrientos tantos bichos noctámbulos en la

    mitad del vértigo de madrugada tantos habitantes

    incautos y verdes ojeras y resplandores de hogares

    donde sólo quedan cenizas y todo tanto más, cuando

    se avecinan ceremonias nupciales y cada vez y cada

    amante y tanto en cada melancólica despedida en

    tanto revés de tus señas y tantas irreverencias hasta

    la sombra secreta y en cada movimiento lento y

    sagrado cuánto fuego en la alborada de los niños,

    en los zapatos gastados, en los sombreros que se

    ponen las nubes y cuántos mediodías sin sol y sin

    negrura y tanto desparpajo y tanto recorrido por

    zonas peligrosas y cuánto en tantas constelaciones

    del silencio y del naufragio

De : Inocencia feroz, (Editorial Argonauta, 1999)

Vengo

Vengo de un país donde grandes animales del ayer

    anuncian su perpetuidad en un océano de sol

Hago el amor en antiguos agasajos, con alimañas,

    cangrejos, bichos de una historia pasada

Sobre arenas de playas habitadas por aves obesas,

    posaremos en los vientos con la mirada tras la

    mirada del ángel que fuera el horror

Vengo en ti

                    ya no hay más en nunca

De : Inocencia feroz, (Editorial Argonauta, 1999)

Poeta Incierto

Quieran los barcos no desesperar en las brújulas locas

Sea así por los náufragos, quiera el mar no aliviarlos

Sucio lujo del odio, el invento de probables salvatajes:

¿a quién? ¿de qué curioso lugar en la ignorancia?

Señor Dios, no permitas que mi señor me otorgue

piedad

En los naufragios hubo una vez en que amarse no

tuvo culpa ni castigo. Quieran los mares ser impíos

en nombre de la Piedad

Dónde estamos, amor mío, cuando nuestro triunfo

nos premia con lo inalcanzable, cuando nuestra

extrema cercanía no deja lugar a lo cercano,

                ese árbol, ese aletear en la cornisa

                ese escalar en cualquier calle

Que hubo un terreno que dejó de ser baldío, que

hubo un temblor de besos de demonios…

Quieran los barcos ser brújulas locas, enamoradas

brújulas locas

De : Inocencia feroz, (Editorial Argonauta, 1999)

Inocencia Después

Inocencia, no desesperes en la culpa de los cuerpos

marchitos

Ellos nunca fueron elegantes, nunca un fulgor echó

sobre ellos su hechizo

Inocencia de bellas crueldades, acompáñame a

recorrer lugares reservados a los dioses burlones,

que juegan a devorar toda ley inventada por sus

vástagos

mira mis rodillas poco sumisas en el reino del verano

Mira mi escondrijo lleno de cofres que guardan

ropajes saturados de hastío en las maravillosas

familias

Mira la sombra de despedidas apresuradas, erróneas,

que se convirtieran en reflejos extremos del amor,

oh tembladeral de vidas

Te invito a pasear conmigo en los bosques, matas de

pelo en el lomo de la loba, en las axilas con olor a

cielo, en el duelo de los romances perdidos

Porque contigo he de cruzar leyendas majestuosas,

despojos feéricos, insignificantes cuartos perdidos

en la hondura de tu estigma, resurrecta orden de

no obedecer al amo más que cuando se acerca el

mediodía del espanto en el recinto vecino allí,

donde el muerto querido alza una copa de alcohol y

aúlla concediendo una visita al infierno

Tu ríspido imperio me eriza, me vuela, me estremece,

me hace desear padecer partir sin consuelo. Tu

sombra anega, pasionaria de los viajes trazados en

el vértigo del soñador

Puta mágica sagrada

De : Inocencia feroz, (Editorial Argonauta, 1999)

Primer dolor

En aquel tiempo, cuando era pájaro, solía empinarme
hacia el sol, que como bondadosa madre me insi-
nuaba caer a pique en el mar


Recuerdos de niño demente
Lucidez que reina en el momento de morir

Plena Sed

Sólo me recibe la intemperie
Cuando me despiden las odas familiares, cuando vago
sola en la espuma de los sementales de Dios, la in-
temperie me cubre con su manto ávido de destruir
fronteras

Ábreme, amado, ábreme en el dominio del aire y del
sueño. Iremos juntos a velar a nuestros hermanos
del sol
Sólo quiero que la intemperie nos una en la alborada
de los que buscamos oro en la ciénaga iluminada
por la palabra libre

Intemperie, sálvame del sofisma de los sabios impu-
ros, de las canciones laudatorias en la boca del
Domesticador

La desposada

Hay fulgores en el recinto de la desposada
Canta una melodía de selvas hirvientes mientras
cuida de su resplandor fugaz, en la noche de su
primer olvido
Azul, verde, violeta
Hay fulgores en la desposada. Su amante la invita a
la isla de los erizos, enseña a los duendes las fórmu-
las del amor
Arte, delicia y deseo: desposada, ahora extrañas lo
que tienes y esperas en tu alba la respuesta graciosa
de tus futuros pecados que no quieren un mísero
perdón, terrible hembra, desposada en tantas veces
con el silencio y una voz de madrugada, nunca de
un dueño
Inasible, etérea, dulcemente desdichada, misteriosa
como la verdad, enana de las delicias de un fruto
que será prohibido mientras se saborea
Bello diablo mujer desposada, cuán grata es tu mentira
mientras el aliento del mundo sopla en tus cabellos,
depredadora de los momentos conjurados en el
envés de tu cuerpo

Dulce, cruel, indómita y tierna, la desposada abre sus
ojos por primera vez en cada amante

También aquí

Eras tan dulce, Tierra, y apenas te pude ver
Eras un rosario desglosado por vírgenes de labios
dorados, sacerdotisas del único rito destinado a ti:
amarte. Y apenas te pude ver mientras montaba
locamente el Centauro, el Macho Cabrío que
rociaba con su saliva el mapa de su cielo, de mi
cuerpo

Te esparcías desde tumbas iluminadas y cada noche
volcabas el impalpable elixir de tu aliento, en el mío

Madre Intemperie

“–Madre, por qué me pariste huérfana?
–Todos nacemos huérfanos –contestó con la ira del amor

No desesperar; hay una madre que no muere y nos
protege en nuestro siempre: Madre Intemperie
nuestro amparo nuestro abrigo, oh madre que
nunca abandona

La crueldad que nos celebra”

(inedito)

Celia Gourinski ( Buenos Aires, Argentina, 5 de junio de 1938- Buenos Aires, 2 de mayo de 2008). Poeta y música. Formó parte del primer Grupo Surrealista Argentino de lengua castellana.

Cursó estudios de filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A. (Universidad de Buenos Aires), y en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba, Argentina. Además estudió música desde los cinco años (piano, composición, armonía y contrapunto). Se especializó en el Barroco, especialmente en J.S. Bach, haciendo estudios de sus obras Variaciones Goldeber y Ofrenda Musical. Escribió ensayos sobre Bach y la música atonal partiendo de la base del círculo de quintas, y apoyándose en El Clave bien temperado por su cromaticidad junto al forte y piano.

Durante muchos años se dedicó al Gnosticismo y a la Alquimia, pero desde muy joven descubre con certeza que la poesía es su camino.

Gourinski tenía 15 años cuando el poeta Francisco Madariaga pasaba a buscarla por la casa de sus padres y la incluía en las veladas que organizaban Oliverio Girondo y Norah Lange.

Celia Gourinski se reunía con el círculo formado por Aldo Pellegrini. Este primer grupo surrealista de lengua castellana, surgido dos años después de publicado el Manifiesto Surrealista de Breton en 1924 y que editaron la revista Qué, estaba integrado por Carlos Latorre, Juan Antonio Vasco, Enrique Molina, Oliverio Girondo, Francisco Madariaga, Juan José Ceselli, Julio Llinás, Olga Orozco y Alejandra Pizarnik.
Aldo Pellegrini, fue el primero en publicar a escondidas poesías de Celia. 

En el año 1959 publica su primer libro, Nervadura del silencio. Años después, en 1971, aparece El regreso de Jonás, prologado por Aldo Pellegrini, y Tanaterótica (1978) con prólogo de Francisco Madariaga.
En 1981 se edita Acaso la Tierra, con prólogo de Juan José Ceselli, y al año siguiente Instantes suicidas.
Editorial Argonauta publica Inocencia feroz en 1999. Tiempo después, en 2005, aparece Anécdotas, olvidos y otros marasmos(2005), donde en varias entrevistas realizadas por Juan C. Otaño, brinda apasionados testimonios sobre el grupo surrealista argentino.  Ha publicado desde 1955 en diarios, revistas literarias del interior, de la capital y del exterior de Argentina.

En 2022 la Editorial argentina Hilos presento el libro “En ocasión de la aparición de un cometa. Obra Poética de Celia Gourinski”.
La edición -al cuidado de María Mascheroni– reúne ocho libros de Gourinski, tres de ellos inéditos, entrevistas, fotos, dibujos y diversos textos de poetas sobre la obra de Celia.
El retrato de contratapa es obra de Dolores Etchecopar. 

Ha sido traducida al francés, inglés e hindi.

Han dicho de ella :

“Pocas veces aparecen en nuestro panorama poetas de aquellos a los que el infinito del dios les ha sido confiado como Campo de Operaciones…”

 Francisco Madariaga

“Celia Gourinski logra evocar la realidad en sus múltiples dimensiones, señaladas por la inasibilidad del presente, la bruma luminosa del ensueño y el soplo irresistible y devorador del recuerdo. Vive esa realidad con una inocencia feroz, armada de su pureza esencial, envuelta en imágenes tan profundamente reales que tienen el aspecto del delirio”. 

Aldo Pellegrini

“…ella, voluntariamente presa en el gabinete secreto de su humor negro, jamás abandona su auténtica identidad: la de ser siempre una mujer total, tocada por el milagro fulgurante de su femineidad poética…” 

Juan José Cesell

Entrevista aparecida en El vendedor de tierra, revista de poesía, en junio de 2009
Por Alejo González Prandi, Andrés Haedo y Celedonio Torres Ávalos


¿Cuál es la motivación esencial que le impulsa a escribir? ¿Hay algo en particular?
– Si: que no tengo más remedio. Escribo cuando revientan mis tripas, porque lo trato de evitar con todas mis fuerzas. Si no, no escribo. Y no quiero que piensen en supuestas catarsis destinadas al diván del psicoanalista.

¿Cómo recuerda sus inicios con la poesía? ¿Cuándo concientizó ser poeta?
– Lo asumí muy de pequeña. Yo solía hacer como un juego prohibido: tapaba con plastilina todos los agujeritos de mi cuerito para que mi madre no supiera qué hacía a la noche; entonces ponía velas y retratos y hacía morisquetas y bailaba, bailaba, bailaba y daba vueltas, vueltas y vueltas y me caía, naturalmente, entonces pronunciaba: “cote”. “Cote” era el caos y la creación. Era muy chiquita, tenía cuatro años y todavía no escribía; ergo asumía el después.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?
– Yo empecé leyendo a Valery, Rimbaud y Lautréamont a los nueve años; libros de mi madre, que ella me pasaba. Realmente. En ese sentido, la poesía fue conmigo muy tirana, bellamente tirana.

¿Qué es para usted la palabra?
– Es lo más preciado que tenemos. La palabra en un grado altísimo es la revelación de Dios, nada menos. ¡Ojo!, tenemos que respetarla mucho, porque es poderosa.

¿Qué es lo que aporta realmente la poesía al hombre como forma de sabiduría o conocimiento?
– Primero su razón de ser. Es como si preguntáramos a un monje qué es lo que aporta Dios, o a un místico ateo qué es lo que aporta la meditación. Un poeta que no se plasma en el poema, muere. No hay elección posible: el poeta no decide ser poeta.

Saint John Perse escribió que la exigencia espiritual de la poesía dio nacimiento a las religiones. Para usted, ¿cuál sería el vínculo poesía-religión?
– Vale su etimología. Religión es ligar como constante, religar una cosa con otra. El hombre comienza religando lo que ve para sentirse hombre, religando algún espejo donde poder verse hasta hacer una frase poética. La poesía es religión, es una religión, es la más honda de las religiones.

¿Y la relación entre filosofía y poesía?
– A pesar de los “filósofos” y de los “filósofos-poetas” yo creo que hay relación. A pesar de que sin deducción obligada o sobrante haya deducción entre filosofía y poesía, a pesar de eso, creo que hay “relación”. Entiéndase como absurdo, como una travesura, como lo que sea. A pesar de las tentativas de relacionarlo, la relación existe desde y para siempre. Ya está religado. EL POEMA, esa Arca de Noé.

En su libro Instantes suicidas predomina una repetición de la palabra bajo un mismo ritmo. ¿Cuál es el motivo intelectual, espiritual o intuitivo que la llevan a dicha repetición?
-Yoel y mapahí y todas las repeticiones son mantras que responden y se dirigen hacia la esencia del Yoel-mapahí del origen de la vida. Instantes suicidas son instantes de vida, el instante de tocar fondo para luego salir a la luz. Es el libro que más he odiado y el que más he querido.

A lo largo de toda su obra, ¿ve muchos cambios estéticos o bien, a pesar de esos cambios, encuentra una identidad propia?
– Como yo evito tanto escribir poesía y escribo solamente cuando estoy realmente disparada al vacío, escribo una vez cada diez años; evidentemente hay cambios estilísticos, pero no de estética trascendental, y para nada de identidad; el motivo es el mismo, se trata de la misma raíz y del mismo árbol, pese a que salgan frutos verdes y después pájaros azules. Me soy extremadamente fiel.

Sabiendo que estudia música desde su niñez, ¿cómo siente la música desde la poesía?
– La poesía es música o no es. Al decir de Verlaine, “La musique avant tout”. La poesía tiene que ser armónica porque sale de ese momento de la nada, cuando sucede el caos… a semejanza de Dios, armonía de la creación.

¿Puede existir un poema meramente musical, sin concepto, solamente como si fuera una inscripción armónica?
– ¿Pedro y el Lobo”, de Prokofiev, “El Moldova”, de Dvorak…? Sin broma, aunque pienso que hay miles de nacimientos diferentes. La cuestión es que después no salga un feto enorme, porque muchas veces hay abortos de la Poesía: la poesía es sustantiva.

¿Se puede hablar de una historia de la poesía o la poesía es atemporal y universal?
– La historia de la poesía es como la historia del hombre. También podemos hablar de un in illo tempore (mencionado por Mircea Eliade): un tiempo neutro, un tiempo neutro, un tiempo total, un tiempo fuera del tiempo, sin menoscabar que el hombre tiene una historia, y un tiempo tirano.

¿Cuál sería su concepción de la poesía?
– Contestaría como dijo algún presocrático: “Todo está lleno de dioses”.

¿Tiene que llevar para usted el poeta una vida especial?
– ¡Todas las vidas son especiales!, no hay una vida parecida a otra.

¿Cómo ve la escritura desde la droga?
– La droga ayuda a escribir al que no es poeta. Por lo tanto, un escritor no escribe lo suyo bajo los efectos de la droga. Sin embargo, hubo poetas (caso Rimbaud) que pese a la droga pudieron salvar al poema, al excesivo poeta.

¿Con qué objeto de la naturaleza se identifica más?
– Con el amanecer, mi gran sujeto. Ni siquiera. Con el momento antes de que salga el sol. No me pierdo el amanecer porque es el nacimiento, la magia, la encarnación del verbo.

¿Cuáles son sus influencias?
– La máxima influencia que tengo es el amor. El amor, la experiencia amorosa, el amor a Dios, al amor al hombre, el amor a la belleza, el acto de amor (con esto no quiero decir que escribo poemas de amor). Aunque soy el lente más influible del mundo. Me influye todo.

En su juventud, cómo vivió su amistad con Girondo junto a (Olga) Orozco, (Enrique) Molina, (Francisco) Madariaga…?
– Recuerdo aquellos años con algarabía, fue algo maravilloso. Girondo era un ser impactante y todos los que lo rodeaban; pero de todos ellos adoro sobre todo a Norah Lange. ¡Qué espléndida mujer! También ahí lo conocí a Aldo Pellegrini. Pero lo que más me impactó fue verme a mí misma –una pendeja de 15 años- con dos amigos que me escuchaba y seriamente: Coco (Madariaga) y Enrique (Molina).

¿Cómo recuerda a Alejandra Pizarnik?
– Fue una poeta muy seria. Lástima que se hizo tanta bulla con ella a raíz de un hecho doloroso. Se la mitificó y Alejandra merece algo mejor que un mito, se merece que se la respete así como es en su tamaño, no como una diosa maldita, porque ahí pierde todo su sentido humano. Ella no era una soberbia. Si lo creyese, yo sería una moralista, cosa más que incierta.

¿Cuáles son sus proyectos literarios actuales?
– Poder darme cuenta de que debía por fin publicar Inocencia feroz, que es un libro totalmente dedicado a Enrique Molina. También habito en otro esbozado que se llama En la comarca, y otro más: Cadencia rota. Pero sobre todo escribo un libro infinito que se llama En ocasión de la aparición de un cometa que lo empecé antes de publicar mi primer libro, pero es una tarea lentísima.

¿Qué opina de los concursos literarios?
– Me parece que todo está muy digitado, a menos que aparezca un valor como Olga Orozco, como Enrique Molina, raros y bellos soles oscuros, últimos soles…

Hay quienes sostienen que la poesía ha muerto, ¿hay futuro para la poesía?
– Yo lo que puedo decir del futuro es lo siguiente: posiblemente el mundo se acabe, el universo desaparezca, pero hay una cosa que es evidente y que lo sé (no sé por donde pero es una certeza axiomática): la poesía sobrevive a todos los mundos, a todas las galaxias, a todo; mientras todo se derrumba ahí está la poesía, el nombrar al Innombrable. La poesía no se trasmite, no es un medio de comunicación. La Poesía es comunión.


Publicado en EVT, Año 2, N° 5, Invierno de 1997.

Enlaces de interés :

https://www.eldia.com/nota/2022-10-9-6-28-6-celia-gourinski-lo-absoluto-real-la-poesia-septimo-dia

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