Zapatos
Los zapatos negros
de cuero agrietado
Viven
en ese atardecer impostergable
Un gesto despoblado
de pasos
Viven
el fracaso del límite
del
uso
Son objetos ya sidos
descoloridos
roídos
sufridos y callados
Zapatos negros
olvidados en su pasividad
yacen
se agigantan
sonambulizan una extraña huida
hacia ese abismo
absoluto
de una soledad pretérita
La ciudad entera flotan en las suelas
gastadas y vencidas
de esos zapatos
excluidos del hombre
ajenos
extraños a su vivir diario
(fragmento)
Universo en el exilio
Desterrada estoy en la sal del desprecio
Despojada en el umbral de la palabra
Pero soy única
Entre los cuatro puntos cardinales
No tengo brújula que confirme mi universo
He matado el alba, he desollado la noche
He amortajado el recuerdo
He ahogado el grito de los pájaros
Me he ceñido los lomos con la carga
de todas las estrellas
Me abruma la oscuridad que crece en mi
como un parásito
Y la eternidad germina entre mis labios
húmedos
como un helecho
cargado de silencio
Y el universo con sus formas y
sus símbolos
se vuelve transparente
Huye
la crueldad, el límite, el milagro y el mito
Los valores
La caótica belleza
Las piedras angulares
de este universo en exilio perenne
de evocación siempre en ascenso
en muda adoración apocalíptica
Y después qué?
El destierro en el umbral de la palabra
De: Universo en el exilio(1984)
I
¡Oh la pasión de vivir
con el corazón
devorado
por los pájaros!
II
¡átame a la voracidad
de tu recuerdo!
al crujir del ala de un pájaro
al rodar en ascuas
de la noche
sobre los vastos letargos
del ayer
¡átame a la persistencia
de núbiles fardos –de tu voz y la mía-
ahogados
en la gota de sal
de la memoria!
III
En lo alto del silencio
la noche
en la sima del horizonte
la piedra
en la cumbre del dolor
la lágrima
en el silogismo total
de la memoria
tu figura.
IV
desplazando piedras rotas
declinan mis pasos
en un peregrinaje
audaz
tras el ala
breve
de una gaviota
que fragmenta
el mar.
V
aquí tu silencio
y tu añoranza
crean
un libro de imágenes
en góticas letras
de absurdas palabras.
De : Silencio de piedra(2004)
Marina
El amanecer se agiganta sobre el bosque de mástiles.
La hierba húmeda palpita de nostalgia
en un silencio oscuro y miserable
Tu cuerpo es una larga figura geométrica
absurdamente azul.
Redes gigantes se despedazan sobre la playa.
Gritas.
Tu voz se diluye como un náutico espejismo
sobre el mar.
XXV
Dime mujer – murmura el viento –
¿Quién te alumbra
con la brasa de tizones encendidos?
El sol, el agua y el tiempo
y la palabra olvidada
-que yace entre los cipreses
profanados-
Oscuridad
Siento un dolor muy viejo
que se hace carne en mi carne
en mi espíritu y en verdad
que vuelve silencio el despertar la palabra.
Madura pena que vuelve
con el aire recién nacido
y escapándose de su huida
forja esos versos míos
que crecerán en mis ojos
precipitándose en su caída
a eterna oscuridad.
Ojos ciegos para mirarme los sueños
ojos que envejecieron
la ciudad
los hombres
los edificios
el viento.
Ojos enceguecidos que la claridad
del amor renueva
amo el nuevo perfil de las cosas
la intimidad de los objetos
el sabor de la letra y la palabra
Ya la claridad de lo oscuro se hace mía
Ya el silencio y el dolor
amado y consentido
cobija mis párpados ciegos
vive el color de los pájaros
y es mía la fragancia
dura
y breve
de confundir nubes con barcos en extramuros
y la lumbre de las estrellas se avecinan
a mi noche
y con ellas construyo mi universo en asombro.
Los pies pisan el cemento, la tierra,
el excremento
la bulla de la ciudad enceguecida a gritos
te arrastra en un desvío permanente
es simple vivir hasta el límite
saber que eres mortal
así palpado
así vivido
saber que tu vivir se abisma y precipita
al avasallarte en lealtad toda palabra.
Yolanda Westphalen y Carmen Luz Bejarano
Requiem
Mariposas de sombra tiemblan sobre las flores ausentes
abisales espectros vivifican un paisaje desierto.
Sólo tu cuerpo avanza hacia una agonía de estrellas inconclusas
sólo tú y tu muerte.
Desde lejos llegan nubes rosadas, soles negros, metales angustiados,
que van dejando entre mis manos mustias
tu vida
tu sabia vegetal
tu cuerpo de pino agreste.
Desde tu infancia quieta llega a sepultarse
en la brisa
tu primera sonrisa.
Heme aquí sola
entre la niebla que presagia un viento interminable.
Yolanda Rodríguez Cartland de Westphalen.(Cajamarca, Perú, 10 de noviembre de 1920 – Lima, 26 de junio de 2011). Poeta, narradora, crítica literaria y profesora de la escuela de literatura de UNMSM. Ha sido reconocida como una de las voces mas importantes de la creación literaria peruana. Empezó a estudiar Literatura y Filosofía, más tarde realizaría un doctorado, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), cuando tenía poco más de 40 años y 4 hijos.
Su tenaz voluntad de abrirse un espacio poético en la Lima de los años 60, donde ya brillaban compañeros suyos como Arturo Corcuera, Antonio Cisneros, César Calvo o Javier Heraud, la llevó a formar su propio círculo académico con mujeres intelectuales como Luisa Rivara de Tuesta, Carmen Luz Bejarano o Lola Thorne, nombres que, como el suyo, no obtuvieron la misma atención que sus compañeros masculinos.
En 1964 publicó su primero poemario, Palabra fugitiva seguido de Objetos enajenados, ( 1971), Universo en exilio (1984), que fue traducido al francés, Ojos en ceguera clausurados(1989), Díptico (1996), Graffiti (1999), por el que recibió el Premio Internacional de Literatura Latinoamérica y del Caribe Gabriela Mistral.
En el año 2000 publica Himno a la vida (2000) y, posteriormente, Silencio de piedra (2004) y Viviendo el tiempo (2008).
A lo largo de su vida también publicó en diversos periódicos y revistas culturales como en el suplemento dominical de «El Comercio»
Para su libro Palabra fugitiva eligió como epígrafe una cita del poeta alemán Friedrich Hölderlin, que podría servir también para definir su propia obra:
“Quien quiere lo más hondo, quiere lo más viviente”.
Enlaces de interés :
Bio: https://encuentratupoema.pe/poeta/yolanda-westphalen/
http://sol-negro.blogspot.com/2011/07/yolanda-westphalen-por-sonia-luz.html
http://scriptura-blog.blogspot.com/2008/12/viviendo-el-tiempo-de-yolanda.html
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