10 Poemas de Han Shan,寒山

¿Quien es aquel que puede

soltar las ataduras

que lo unen al mundo

y sentarse conmigo

entre las nubes blancas?

Fenggan, Hanshan y Shide. Rollo tríptico de seda japonés de mediados de la época Edo

悠  心    或  我
悠  似    向  向 
世  孤    巖  前 
事  雲    邊  谿    
何  無    坐  照

須  所    磐  碧
覓  依    石  流

Voy al torrente, a comprobar el fluir de su jaspe,

o a la ladera vecina, a sentarme en las peñas.

Mi mente, nube solitaria, en nada se apoya.

Cosas del lejano mundo…¿para qué ir tras ellas?

                                            ( poema XVI)       

解  方  無  光    舒  泯  石  我

用  知  有  影    處  時  巖  家

無  摩  一  騰    周  萬  棲  本

方  尼  法  輝    流  象  息  住

處  一  當  照    遍  無  離  在

處  顆  現  心    大  痕  煩  寒

圓  珠  前  地    千  跡  緣  山

El lugar donde está mi casa es el Monte Frío,

en cuyos picos me refugié de las fatigas.

Los seres, que al desaparecer no dejan huella

cuando se despliegan pululan por los mil mundos. 

Luces y sombras brillan en lo hondo de mi mente,

pero no hay forma de que aparezcan ante mí;

comprendo que la bola Mani , desengarzada,

no señala ningún sentido: es redonda toda.

(poema XXXII) 

教   無    碧   吾

我   物    潭   心

如   堪    清   似

何   比    皎   秋

說   倫    潔   月

Mi mente, igual que la luna de otoño,

riela en su alberca de sereno jaspe;

si no existiera nada comparable,

decidme cómo pudiera expresarse. 

Caligrafía del poema XXXVIII

Subo el camino a Montaña Fría

El camino que nunca termina.

Los valles son amplios y salpicados de rocas

Los arroyos anchos entre bancos de hierbas

Aun cuando no ha llovido, el musgo es resbaloso

Suspiran los pinos, pero no es el viento

¿Quiénes de ustedes pueden apartarse de las trampas del mundo,

y sentarse conmigo entre las blancas nubes?

¿Has visto a los capullos entre las hojas?

Dime, ¿cuánto más vivirán?

Hoy tiemblan ante la mano que los recoge;

Mañana estarán ante la escoba del jardín.

Brillante es el corazón de la juventud,

Pero con los años envejece.

¿No es el mundo como estas flores?

Caras brillantes, ¿cuánto durarán?

El cielo está interminablemente alto.

La tierra tan gruesa que no tiene polos,

y en el medio viven criaturas

sostenidas por la fuerza del Hacedor,

luchando cabeza a cabeza por la comida y el calor,

traman para comerse unos a otros,

sin entender nunca causa o efecto,

bebés ciegos preguntando, “¿De qué color es la leche?”

Attributed to Jiang Guiex

芙 未 短 长 琵 鹦 珠 城

蓉 必 舞 歌 琶 鹉 佩 中

不 長 萬 三 月 花 珂 娥

耐 如 人 月 下 前 珊 眉

寒 此 看 響 彈 弄 珊 女

En la ciudad, una mujer de bellas cejas
lleva tintineantes perlas en la cintura;
juega con los papagayos ante las flores,
rasguea la mandolina bajo la luna.

Por tres lunas reverbera su largo canto,
diez mil personas contemplan su breve danza;
pues no hay certeza de que pueda prolongarse:
la flor del hibisco no resiste la escarcha. 

             (poema XLVIII)

Han Shan representado por Soga Sho-haku Imagen cortesía del Museo de Bellas Artes de Boston

Al pie de riscos apilados escogí un lugar.

Los caminos son para pájaros, no para hombres.

Mi jardín, si es que puede llamarse un jardín,

son nubes blancas que se aferran a las rocas.

¿Cuántos años hace que vivo entre ellas?

Una y otra vez pasan invierno y primavera.

Y yo evito banquetes y vajillas

y el ruido inútil y los nombres vacíos.

Han-shan.(1994). El solitario de la Montaña Fría. (Trad. José Manuel Arango)

Shi De y Han Shan, Luo Ping (1733-1799)Nelson-Atkins Museum of Art, Kansas City

Busca el hombre caminos a través de las nubes,

pero las nubes se niegan a abrirse.

Las montañas son altas, rocosas y abruptas

y en los valles más anchos apenas brilla el sol.

Adelante y atrás las crestas azules,

al este y al oeste nubes blancas.

¿Buscas un camino que atraviese la nube?

Ahí está, en medio del Vacío.

Han-shan.(1994). El solitario de la Montaña Fría. (Trad. José Manuel Arango)

Shi De y Han ShanTensho Shubun,s. XV, Museo Nacional de Tokyo 

Extracto de la autobiografía del Maestro Han Shan

Nací en Chuan Chiao en la comarca de Nanking. Mi madre, una budista piadosa, durante toda su vida fue una devota de la misericordiosa Kwanyin. [1]Una vez mi madre soñó que la Madre Misericordiosa traía consigo un niño, al cual ella, recibía con cálidos abrazos. A consecuencia de esto quedó embarazada, y el doce de octubre de 1545 me dio a luz.

[1. en.wikipedia.org/wiki/Guanyin ]

En 1546, cuando yo contaba doce meses de edad, una grave enfermedad estuvo a punto de poner fin a mis días. Mi madre oró a la Muy Misericordiosa y prometió que, si yo me recobraba, me entregaría al monasterio para que me hicieran monje. Cuando me sané, ella anotó mi nombre debidamente en el Monasterio de la Longevidad.

Cuando yo contaba tres años de edad, me gustaba estar solo y no me sentía atraído por los juegos con los niños de mi edad. Mi abuelo solía decir: “¡este niño es como un palo!”

A los siete años de edad, mi madre me envió a la escuela. Hacia ese entonces yo tenía un tío que me quería mucho. Un día, un poco antes de regresar de la escuela, mi tío murió. Lo vi tendido en la cama y mi madre trató de engañarme y me dijo: “Tu tío duerme. Trata de no despertarlo”. Pero yo lo llamé varias veces, y é1 no reaccionó. En ese instante mi tía, muy afligida, hizo una invocación: “¡Oh, dioses! ¿Adónde te has ido?” Confundido, le pregunté a mi madre: “El cuerpo de mi tío está aquí. ¿Por qué dice ella que él se ha ido?” Entonces mi madre dijo: “Tu tío ha muerto”. “¿Adónde va uno cuando muere?”, le pregunté y, desde entonces, esa pregunta quedó grabada en mi mente.

Al cabo de algún tiempo, mi tía dio a luz un niño. Cuando mi madre me llevó a ver por primera vez al recién nacido, yo le pregunté: “¿Cómo pudo entrar este niño en el vientre de mi tía?” Mi madre me acarició y me dijo: “¡Tontito! ¿Cómo entraste tú en mi vientre?”

Desde aquel día, el problema de la vida y de la muerte ocupaba mi pensamiento. No me abandonaba, y pesaba como plomo en mi corazón.

A los ocho años fui a vivir a casa de unos parientes que estaban en la otra orilla del río, con el fin de estar más cerca de la escuela. Mi madre me prohibió que fuera a verla más de una vez por mes. Sin embargo, en una ocasión me negué a volver a la escuela después de las vacaciones. Cuando le dije a mi madre que no podía tolerar el separarme de ella, se enfureció. Me abofeteó y me arrastró hasta la orilla del río. Pero yo no la soltaba y me negaba a entrar en la barcaza. Encolerizada, mi madre me asió por los cabellos y me arrojó al río; luego se dio vuelta, sin mirar qué había ocurrido conmigo. Mi abuela, que andaba por el lugar, pidió socorro a gritos, y me salvaron. Cuando volví a casa, mi madre exclamó: “¿Por qué le han salvado la vida a este pillo? ¡Lástima que no se haya ahogado!” A continuación, empezó a azotarme e intentó echarme de la casa. Yo llegué a la conclusión de que mi madre era demasiado severa y cruel y que, por lo tanto, no volvería a casa.

Más adelante me enteré de que mi madre, muchas veces, iba a la orilla del río y lloraba. Una vez mi abuela la sorprendió y le preguntó por qué lloraba. Mi madre contestó, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas: “Tengo que vencer en él su naturaleza demasiado tierna, a fin de que pueda estudiar como se debe”.

A los nueve años ingresé al monasterio. Un día oí a un monje que recitaba el Sutra del Todo-Misericordioso. [2a, 2b] Así pude enterarme de que la Kwanyin nos libraría de todos los sufrimientos de este mundo. Al comprender esto, quedé muy conmovido y pedí prestado el Sutra, para leerlo y estudiarlo en privado.

[2a. La compasión de todos los Budas está representada por el bodhisattva Avalokite?vara (masculino) y también representado como Guanyin o Kwan Yin (femenino).]

[2b. Para Avalokite?vara S?tra ver: en.wikipedia.org/wiki/Avalokite?vara ]

En otra ocasión, mientras acompañaba a mi madre a quemar incienso ante la Kwanyin y reverenciarla, yo le pregunté: “¿Conoces el sutra de la bodhisattva Kwanyin?”

Mi madre me dijo que no y yo, en seguida, le recité el sutra. A ella esto le gustó mucho, y me preguntó: “¿En dónde lo has aprendido?, pues la forma y la voz con que yo había recitado el sutra eran las del viejo monje.

En l555 yo tenía diez años. Mi madre insistía todo el tiempo en que yo debía estudiar, y me atormentaba.

-¿.Por qué he de estudiar? -preguntaba yo.

-Para obtener un puesto en el gobierno-contestaba ella.

-Y, ¿qué puesto puedo obtener más adelante en el gobierno? -preguntaba yo.

Mi madre contestaba: -Puedes empezar con una posición modesta y puedes llegar a ser Primer Ministro. -Y si llego a ser Primer Ministro -decía yo-. ¿Qué importa eso? -Es tan lejos como se puede ir.

-¿De qué sirve convertirse en un alto dignatario? Trabajar toda la vida y no obtener nada en cambio es tonto. Yo quiero obtener algo que tenga valor eterno.

Mi madre exclamó: -¡Oh, un hijo inútil, como tú, sólo puede llegar a ser un monje peregrino!

-¿De qué sirve ser monje? -pregunté.

-Un monje -contestó ella- es un discípulo del Buda y puede ir a cualquier parte de la Tierra. Es un hombre realmente libre. En todas partes la gente le hace ofrendas y lo sirve.

-Eso me parece muy bien. Me gustaría ser monje.

-Temo -contestó mi madre- que no tengas los méritos suficientes.

Como yo me mostré sorprendido, mi madre siguió diciendo:

-Ha habido muchos chuang yuang (grandes sabios)en este mundo, pero los patriarcas y los budas no son frecuentes.

-Tengo esos méritos -dije yo- pero temo que tú no me dejes seguir mi camino.

-Si tienes esos méritos -contestó mi madre- te dejaré seguir tu camino. Guardé en mi corazón esta promesa.

Un día en l556, teniendo yo entonces once años, varios hombres con sombreros de anchas alas de bambú y unos palos al hombro se aproximaron a nuestra casa. En seguida yo le pregunté a mi madre:

-¿Quiénes son esos forasteros?

-Son monjes peregrinos -me contestó.

Yo quedé encantado y los observé más detenidamente. Cuando ya estaban muy cerca, dejaron los palos a un lado y descansaron bajo la copa de un árbol. Nos preguntaron dónde era posible encontrar comida. Mi madre les dijo que esperaran y en seguida se puso a cocinar para ellos, sirviéndolos con grandes muestras de respeto y veneración. Después de comer, los monjes se pararon y se echaron el palo al hombro, pero sólo levantaron una mano para dar las gracias. Sin embargo, mi madre hizo un gesto de rechazo, diciendo: “Por favor: no me deis las gracias”. Los monjes partieron sin decir palabra. Entonces yo le dije a mi madre: -¡Estos monjes son descorteses! ¡Ni siquiera han dicho gracias al irse! -Si me hubieran dado las gracias -explicó mi madre- mi mérito por la buena obra sería menor.

Entonces yo me dije, a solas, que este proceder constituía la perfección en el sacerdocio. Este encuentro estimuló más que ninguna otra cosa mi decisión de hacerme monje. El obstáculo entonces era que la oportunidad no se presentaba.

En 1557 yo tenía doce años. Por lo general, no me gustaba mezclarme con personas mundanas o participar de sus historias. Cuando mi padre intentaba arreglarme un matrimonio, yo lo disuadía. Un día oí decir a un monje de la capital que en el Monasterio de Pao En vivía un gran maestro, llamado Hsi Lin. Inmediatamente quise ir a verlo. Pedí el permiso a mi padre, pero él se negó. Luego le pedí a mi madre que intercediera, y ella observó: “Es mejor que nuestro hijo satisfaga su deseo, y que nosotros lo ayudemos”. En el mes de octubre me enviaron al monasterio. En cuanto el gran maestro me vio, quedó muy contento y dijo: “Este muchacho no es un ser vulgar. Sería una pena que se convirtiera en un monje como tantos otros”. En este tiempo el maestro Wu Chi estaba predicando un sutra en el monasterio. El Gran Maestro me llevó ante ellos. Cuando el maestro Ta Chou Chao me vio, se mostró encantado y exclamó: “Este niño llegará a ser un maestro de los hombres y de los cielos” luego me palmeó el hombro y preguntó: “¿Qué preferirías ser, un alto funcionario o un Buda?” “Un Buda, por supuesto”, contesté yo. El se volvió hacia los otros y dijo: “No debemos dejar de lado a este niño. Hay que darle una buena educación”.

Aunque yo no entendí una palabra de la prédica, mientras la escuchaba, mi corazón estaba atento y fervoroso, como si supiera algo pero fuera incapaz de expresarlo en palabras.

En 1564, teniendo yo diecinueve años, muchos de mis amigos obtuvieron honores al aprobar el examen oficial. Mis amigos también me alentaron a que rindiera examen. Cuando el maestro Yun Ku se enteró de esto, temió que yo me interesara en aspectos mundanos; por lo tanto, me instó a practicar la religión y el Zen. Me contó varias historias de los maestros del pasado, y me mostró un libro llamado “Biografías de los grandes Monjes”. Antes de terminar la lectura de la Vida de Chung Feng, [3] me sentí tan conmovido y exaltado que suspiré entre mí, diciéndome: “¡Esto es lo que querría ser!” En ese momento decidí dedicar mi vida al budismo.

[3. en.wikipedia.org/wiki/Zhongfeng_Mingben ]

Después me puse a buscar al Gran Maestro, para que me ordenara. Apartando de mí todos los asuntos mundanos y de estudio, me dediqué a la práctica del Zen, pero no realizaba ningún progreso. Después me concentré en la repetición del nombre del Buda Amida, [4] de día y de noche, incesantemente. Al poco tiempo el Buda Amida se me apareció en un sueño; estaba sentado alto sobre el horizonte, en dirección al sol poniente. Al ver su rostro bondadoso y sus ojos que irradiaban compasión clara y lúcida, yo me prosterné ante él con sentimientos mezclados de amor, pena, felicidad y alegría. Me decía a mí mismo: “¿Dónde están los Bodhisattvas-Kwan Yin Y Ta Shih Chih? Quiero verlos”. Inmediatamente los Bodhisattvas Kwan Yin y Ta Shih Chih me mostraron la parte superior de sus cuerpos. [5] Al ver a los Tres Bienaventurados, me convencí de que habría de obtener resultados positivos en mis esfuerzos.

[4. en.wikipedia.org/wiki/Amitabha ]

[5. Ver en.wikipedia.org/wiki/Mahasthamaprapta ]

[6. Escuela de guirnaldas de flores, enfatizando el Avatamsaka Sutra. en.wikipedia.org/wiki/Huayan ]

[7. en.wikipedia.org/wiki/Avatamsaka_Sutra ]

[8. Chengguan (738-839) el fundador de la secta Hua Yen. en.wikipedia.org/wiki/Chengguan_(monk) ]

Ese invierno fue invitado a nuestro monasterio el maestro Wu Chi con el fin de que nos expusiera la filosofía de Hua Yen. [6, 7] Cuando la conferencia llegó al punto de referencia a las Diez Puertas misteriosas  -el eterno reino del Sello del Océano- comprendí de repente la totalidad infinita y omnicomprensiva del universo. Quedé tan profundamente impresionado por Ching Liang [8] que adopté uno de sus nombres y me hice llamar Ching Yin. [Han Shan está hablando.]

Para continuar la lectura de la autobiografía de Han Shan : https://selfdefinition.org/zen/garma-chang/la-practica-del-zen/cp-2c1-autobiografias-cinco-maestros-han-shan.htm

 Han Shan,寒山, (Monte Frío) Poeta chino de finales de la dinastía Tang (618907). En la cultura china, antes de la revolución Maoista, la Dinastía T´ang significó la más alta expresión del Imperio. Han Shan, como Li Po (Li Bai) y Tu Fu (Du Fu), representan con su poesía esta época excepcional. El final de esta dinastía empieza con la rebelión de An-lu-Shan en 755 ddC.

Si nos atenemos a la literatura, Han Shan sería el autor o autores de una colección de algo más de trescientos poemas escritos durante la dinastía Tang (618-907) sobre las rocas y los árboles del Monte Frío, en la cordillera del Tiantai, posteriormente recopilados, editados y prologados por un funcionario llamado Lü Qiuyin. El budismo chan 禪–más conocido por su denominación japonesa zen- lo considera una figura legendaria venerada como bodhisattva o buda viviente. Algunas pinturas se han hecho eco de esa condición y lo representan como un inmortal, iconografía que evidencia una amalgama de elementos budistas y taoístas muy presente también en su poesía. No obstante, su imagen más difundida en el arte chino y japonés coincide con la de tantas leyendas folclóricas que vieron en Han Shan la encarnación del vagabundo lunático, del loco sagrado: harapiento, sonriente, desgreñado, acompañado casi siempre por su amigo Shi De, el monje encargado de las cocinas del templo de Guoqing, al que Han Shan solía acercarse para conversar y recoger restos de comida.

Según  la visión de Octavio Paz, Han Shan, el Monte Frío, más que un lugar, un poeta o una leyenda, sería una poética, un estado de ánimo ligado a la quietud, a la búsqueda solitaria, a la contemplación armoniosa, a la conciencia del vacío:

«Durante al menos dos momentos de los siglos de esplendor Tang, además de la poesía en estricto sentido budista de los monjes-poetas, había al menos una escuela poética de inspiración budista que se movía en la tradición secular y que alcanzó un mérito literario relativo. Los poetas de esa escuela, monjes también, ofrecían la visión de la “montaña helada” (Han Shan) como un estado de ánimo y una búsqueda del Tao».
Octavio Paz.

En realidad de su existencia sólo se sabe lo que de ella se dice en sus versos. Hay una colección de algo más de 300 de sus poemas que, según el prólogo, mandó recopilar el funcionario llamado Lü Qiuyin

La poesía de  Han Shan fascinó a la beat-generation  gracias a las traducciones de, entre otros, Gary Snyder y Jack Kerouac le dedica Los vagabundos del Dharma, novela que se convertiría en una referencia para hippies y mochileros de «todo a zen» y en la que Han Shan ejerce de modelo vital y espiritual.

Enlaces de interés :

Discurso de Han Shan : https://selfdefinition.org/zen/garma-chang/la-practica-del-zen/cp-2b4-discurso-han-shan.htm

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