15 Poemas de Jorge Riechmann

1

He vivido en la superficie de las cosas.
Mas viví también por fortuna
en las palabras. Ellas iban
incorporándome a la lentitud
penetrando las estaciones de mi piel
dilatando la malla amarga de los días
rastreando el frío y el calor en los seres
zambulléndose en el amor hasta salir al tedio
en el tedio hasta dar en la esperanza
en la esperanza hasta emerger en el asombro
sin yo quererlo o porque lo quería.
Las palabras
maravillosamente
incapaces de compromiso.
No soy un juglar de la descomposición. Acaso
amo sobre todas las cosas
el lugar del canto del pinzón
la aérea ebriedad de las mimosas
y el minuto con memoria del beso de los amantes.
Pero hay que ir hasta el fondo
correr el riesgo
de abrasarse en la resistencia de las cosas
para sacar acaso la cabeza
al otro lado del espejo
o en el frescor de un nuevo meridiano.

5

¿de qué estábamos hablando?
(pese a su título, estas páginas
nada tienen que ver con un curso de defensa personal:
son acaso una conversación
desgarrada entre los dientes y el tiempo
y vuelta a comenzar. Cosa que ya sabías.)
En realidad lo que quería decirte
lo tiene escrito ya nicanor parra:
todo lo que se dice es poesía
todo lo que se escribe es prosa
todo lo que se mueve es poesía
lo que no cambia de lugar es prosa.
Lo más urgente, poesía con valor de uso.
Lo mas nefasto, poesía sin valor para el cambio.

11

Y te digo una cosa más: donde encuentres la raíz de una verdad
aférrate a ella
porque se trata del más infrecuente y valioso
de todos los tesoros.
Y donde encuentres la raíz de una verdad
no temas soltarla
porque, como cualquier tesoro, la perderás
si te empecinas en aferrarte a ella.

Autocrítica

Yo he escrito

en más de una ocasión

del lado de los vencidos

y no sin cierto énfasis

.

pero en realidad me hallo

del lado de los vencedores

desde hace mucho

.

en una posición subordinada

qué duda cabe

con algunas renuncias voluntarias

qué duda cabe

con reconcomios y escozores morales

qué duda cabe

pero del lado de los vencedores

qué duda cabe

desde hace

muchas generaciones

.

pero sin duda exagero: es cosa más reciente

.

con todas las proteínas necesarias

con toda esa ristra de derechos humanos

con sobreabundantes toneladas de equivalente de petróleo

yo

beneficiario del sol de la explotación

beneficiario de los yacimientos de la tortura

beneficiario de los tipos de interés de la muerte

.

me muero
de vergüenza.

De: El corte bajo la piel

Verwisch die spuren

Me han hablado del poeta
que se arroja ácido a la cara durante los recitales
y escribe en el cielo preprogramado de california
con humo de aeroplanos
y me impresiona la calidad de esta ética laboral
tan a la altura
de nuestros tiempos de paleocapitalismo posmoderno:
todo por la patria
por el patrón
por el poder
por la poesía…
Pero me temo
que ni siquiera con tanto sacrificio
consigue durar más de diez segundos en los telediarios.
Prefiero
otra estrategia lateral, contraria:
escribir en la arena
y hablar en voz muy baja
para que tú me oigas.
Borrar las huellas.

Otro ritmo posible

Un buen verso
no sacia el hambre.

Un buen verso
no construye un jardín.

Un buen verso
no derriba al tirano.

Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)

y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.

Figuración de ti

“Te amo. Pero ya no sé
                                                                         lo que es eso, un amor”
                                                                                            Heiner Müller 


La eternidad dura unos tres años, de los diecisiete a los veinte
aproximadamente.

Tiene el espesor agrio de una lámina de vino tinto.

Tiene la consistencia de tus muslos de estío bajo la falda tenue y
larguísima que nunca te levantaré.

La eternidad. Un lugar sin sabiduría y anterior nostalgia de ella.

Hay luz filtrada por ramas de un verde restallante en el Parque
del Buen Retiro, luz adolescente que se quiebra inverosímilmente
sobre tu blusa.

Casi me da pudor decir que sólo te acaricio los pechos una vez.
Frescas ensoñaciones interminables en el jardín de la torpeza.

Las puertas sí que son algo irreversible: duros núcleos expectantes
aristas insomnes, una condensación exagerada de tragedia.

Pero la memoria ha desaprendido el llanto de manera radical.

Me besas tú por primera vez, en un teatro donde no hay otra cosa
-espectadores incluidos, desde luego- que terciopelo rojo.

Para besar tienes que sumergirte. (Yo no lo comprendo.)

Una banda negra alrededor de tu cuello. En esa tibia frontera sí
que podría abrevar el crepúsculo. En lugar de eso se te echa en
el regazo y, como si nunca hubiera hecho otra cosa, no para un
instante de ronronear.

Creo que puedo enseñarte algo y me engaño. Crees que puedes
enseñarme algo y te engañas.

Celos atroces, obscenos, inconfesables, de los chicos del laboratorio
de fotografía.

Para lograr conciliar el sueño tengo que masturbamte (de fijo más de 
mil veces) pensando en ti.

La eternidad se adensa en la sala del Cinestudio Griffith de San Pol de Mar.

La eternidad no acaba de tomarme en serio.

Hace bien en no hacerlo.

Tanto dolor escrito en este cuerpo…

                                         Para los médicos y médicas, enfermeros y enfermeras 
                                                que la atendieron; para las mujeres que cocinaron 
                                                                                                         y limpiaron para ella. *

                                                 “Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado
                                                                         y las palabras no guarecen,  yo hablo.”
                                                                                                                  Alejandra Pizarnik


1.
Tanto dolor escrito en este cuerpo.
Tanta luz anegada en estos ojos claros.
La rosa es sin porqué
                                             -ya lo sabías.
El dolor nunca tiene para qué.

2
En el hospital el tiempo es otro tiempo.
Sigue pautas distintas:
leche caliente a las cuatro y a las once,
desayuno a las nueve,
tantos medicamentos en vasitos de plástico,
tomar la tensión por la mañana y por la noche,
visita de los médicos a las diez más o menos,
la comida a la una, tan temprano…
Lo que desaparece es la impaciencia.
La habitación es un vagón de ferrocarril
y el tren no va a llegar a su destino
antes de tres semanas.
Una visita ha observado
que el Madrid que se ve desde este piso décimo
es un óleo de Antonio López.

3
Después de lamitoxantrona
orinas azul.
Cerca agoniza un muchacho
a quien han serrado la pierna en la cadera:
cercenada pesaba treinta y cinco kilos,
más peso que el resto de su cuerpo ahora.
Un mesmerizador lo hipnotiza
para que no quiera morir
aunque se muere.
Tú orinas un azul
contiguo a esa agonía.

4
Estas enfermedades se llevan muchas cosas.
Lo que queda
me atrevo a llamarlo esencial.
Por ejemplo: estás viva. Te amo.

5
El café con leche cuesta ochenta pesetas.
El zumo de naranja natural, doscientas.
Un litro y medio de agua
mineral Cuesta ciento veinticinco.
El tratamiento -que paga
la Seguridad Social- de seis a ocho millones.

6
A veces he pensado que ya estabas muerta
y yo vivía alguna vida sin ti,
quizá con otra mujer.
La libertad de un duelo.
Me imagino releyendo los cuadernos de tu mano
escritos con esa letra que tú juzgabas tan fea.
Entonces me doy cuenta de que esa vida
es un pozo seco que en realidad no imagino
y no tendría que ver conmigo nada,
nada.

7
De pie detrás de ti
te rodeo la cintura con los brazos
mientras te inclinas para lavarte la cara
(esta mañana te desvaneciste
y volviste luego con un minuto de terror
sobre la lengua).
Te sostengo para que no caigas,
mi carne junto a tu carne.
Mientras estamos así
pienso en todas las veces que estuvimos así
pero mi carne dentro de tu carne
pero tu carne envolviendo mi carne.

Y de repente eres tú quien me estás sosteniendo
para que yo no caiga.

8
Sueñas
que queman por dentro a un caballo

y al día siguiente empieza la fiebre.

9
El tónico facial y la crema hidratante
hasta con treinta y nueve grados.
Hasta cuando eso representa más trabajo
que el de la jornada en que más hayas trabajado en tu vida.
Todo ese trabajo
para salvar la tersura de la piel

salvar la vida y el mundo
que hoy dependen de la tersura de la piel.

10
Un archipiélago de pequeñas estrellas de sangre
sobre los muslos.
Tienes sólo doce mil plaquetas hoy.
Han bautizado a tus estrelIitas petequias.

11
Eres sagrada
Tu orina huele mal
eres sagrada
Se te cae el hermoso pelo negro
eres sagrada
Las piernas no te sostienen
eres sagrada
Las heridas no cicatrizan
eres sagrada
Sin morfina no aguantas las llagas de la boca
eres sagrada
eres sagrada
y por eso mañana baja la fiebre
baja la fiebre azul
empieza el día de tu restitución.

12
Ya pasó, ya pasó, y sólo quedan
los chiquillos jineteando sus mountain-bikes en el baldío
-más allá del aparcamiento, diminutos
desde la planta décima-
y esa gota de sangre sobre los cubiertos de plástico.

*NB: el autotrasplante de médula ósea salió bien
y la paciente (con quien me había casado en
diciembre de 1993 después de varios años de
convivencia) goza de buena salud. Lo indico
porque algún lector de estos poemas supuso-
para mi sorpresa- un desenlace fatal: yo creía
que el término restitución era suficientemente
explícito.

Manifestantes, 1996

(Hablo de las ocasiones en que lo peor que puede pasar
es que policías bien pagados te obliguen a echar una carrera
o tiren de la porra -con ambulancias próximas
No hablo de las veces en que te juegas la vida
porque policías y soldados mal pagados
tienen órdenes de disparar y están dispuestos a hacerlo
Hablo de una desproporción de fuerzas tan grande que el 
          poder
se permite el lujo de la tolerancia
mientras digitaliza los datos por si acaso)

Decía que las manifestaciones tienen algo risible
que incomoda a la gente elegante
En ellas la gente está sin saber bien cómo estar
casi siempre algo desplazada
No reposan en el centro de su ser
sino que su ser les cae encima como un traje mal hecho
lleno de flecos sueltos y descosidos
Siempre se tiene la impresión
de que podrían estar empelando mejor su tiempo
en alguna otra cosas
O como decía Milán Kundera:
          “Lo que hace del hombre de izquierdas un hombre de
          izquierdas no es tal o cual teoría, sino su capacidad de
          convertir cualquier teoría en parte del Kitsch llamado
          Gran Marcha hacia adelante “

Les decía que ir a manifestaciones
a partir de cierto nivel de renta o de sensibilidad estética
siempre avergüenza un poco
Tienes que decidir qué pesa más:
si la pequeña vergüenza de contribuir
al Kitsch de la manifestación
(aunque las pancartas de la Gran Marcha Adelante
ya hayan sido trocadas por las de la Gran Resistencia 
          Heroica
que vienen tiempos malos)

o la pequeña vergüenza de contribuir
a las estructuras del crimen las transacciones financieras
          del crimen
las piscinas climatizadas y los hipermercados del crimen.
A partir de cierto nivel de sensibilidad estética
la última opción
también debería resultar gravosa.

El secreto de la mercancía

Tanta gente
imaginando que compra
un goloso trocito de felicidad
(y a veces
hasta una buena porción de gran pureza)

para encontrarse
siempre
sin otra cosa
que un pedazo de muerte entre las manos

una muerte contagiosa que mata todo cuanto la toca

El guardián de lo pequeño

Franz Kafka aseguraba que hay esperanza, mucha, una infinita

esperanza: sólo que no para nosotros. Walter Benjamin afirmaba

que sólo nos es dada la esperanza por los privados de cualquier

esperanza. ¿Y usted qué opina?

A todos los que queréis estrechar la vida,
recortar la vida, cercenarle los arcos a la vida,
arriar las velas rojas del galeón fantasma,
sacar del agua a los caballos: os digo que seréis derrotados.

No por la fuerza senescente de los escarnecidos,
no por el septentrión ingenuo de los adoradores,
ni por los masacrados molinos de la generosidad.
Sino por los malentendidos que creeréis haber desentrañado,

las paradojas que torcerán las herramientas de la maldad,
las minucias que dejaréis a vuestra espalda
y resultarán ser –no sé por qué os sorprende–
las alamedas tan flexibles de la resistencia.

¿Esperanza
vestigial, residual? No sabéis
lo que es la esperanza.
Esa fue siempre toda la esperanza.

¿Perdimos la cabeza? Conservamos la voz.
De un solo grano se yergue la voz toda.
Y una voz vale la ausencia de cabeza
si en alta mar peligran las columnas del mundo.

Lectura errónea de ARTHUR RIMBAUD

¿La verdadera vida

está ausente?

No

La verdadera vida siempre está ahí

siempre estuvo

y nosotros
por diversión
por prisa
por codicia
por fraude
por astucia
por nietzsche y por pascal

por herrumbre y por miedo

.

pese a que siempre somos perdonados

no nos atrevemos a volver

dejamos que se cierre la ventana

no liberamos al animal atado

.

ausentes sin remedio

de nuestra propia vida

Aprender a hablar

“No hay que dar por sentado que las sillas sirvan para sentarse.”

Pedro Casariego Córdoba

En el abismo del bostezo se pierden

las palabras inertes de la izquierda

que no sabe orar

no sabe maldecir no sabe leer

no sabe callar

no sabe piropear ni cantar

.

una izquierda disléxica que confunde

el consumismo con el comunismo

la alineación con la alienación

las necesidades con las necedades

los servicios con las sevicias

.

una izquierda que parlotea demasiadas palabras huecas

pero le faltan

precisamente las que harían falta

y ni siquiera ve el hueco de la palabra con médula

.

una izquierda que debe
meterse piedras en la boca para hablar.

De: La estación vacía

Acabaremos añorando
los buenos tiempos
en que temíamos la llegada del ecofascismo

antes de asumir que lo que tendremos
va a ser fascismo a secas

Y a posteriori
todos cabecearemos
compungidos: —sí, yo lo vi, yo vi venir
este horror

Querer imposibles es —se sabe—
para el animal Homo rutina pura.
Hay quien se sueña inmortal
todas las noches, y la madre muerta
calienta el gran tazón de leche en el Paraíso.
¿No habrá que ir un paso más allá?

Necesitamos lo imposible viable

Inminencia del mejor lugar

“La poesía es el mundo en su mejor lugar”

Rene ? Char

Ningún poema que no dé testimonio del deshilvanado corazón

del hombre.

Ningún poema que no abra una puerta, un ventanuco o al menos

un agujerillo para ratones, por menudo que éste sea.

Ningún poema que no nos acompañe al trasmontar, al bañarnos en

torrentes y al atravesar mares.

Ningún poema que pueda empuñar el verdugo.

Ningún poema que humille, porque –según el sabio decir de María

Zambrano– “nada real debe ser humillado”.

Ningún poema que pudiera ser compuesto por un homúnculo de

carbón encerrado en una estufa.

Ningún poema que no sea solidario con el sufrimiento y la presente

agonía de nuestro planeta transparente, el inmenso baladro de

muerte que se alza desde océanos, selvas y desiertos.

Ningún poema que no nos agrade cantar cuándo estamos solos.

Ningún poema melindroso que le haga dengues a la desnudez deslumbrante

de la aurora.

Ningún poema que no se mire de cuando en cuando en el espejo

despojado del cielo.

Ningún poema que no palpite como una herida.

Ningún poema buhonero de falsas seguridades o rebañador de

certidumbres espurias.

Ningún poema que no sienta vértigo cuando se asoma al pozo sin

brocal, y ninguno que se abandone a él.

Ningún poema donde el vergel olvide al yermo o el yermo olvide al

vergel.

Ningún poema que no nos proyecte mas alla de sí mismo; ninguno

que nos engañe pintándonos una meta donde su hiriente impulso

sea ya innecesario.

Ningún poema que no nos estremezca con su relente inasible de

infancia.

Ningún poema tan deshuesado que pueda siempre acomodarse al

tuerto séquito de la ultima voluntad de poder triunfante.

Ningún poema que, a fuerza de tanta reverencia, ya no sepa ver el

mundo sino por debajo de sus propias rodillas.

Ningún poema incapaz de socarronería o incapaz de piedad.

Ningun poema que sirva para cartografiar las fronteras del veneno.

Ningún poema que no sea, según el sufriente decir de Baudelaire,

“la negación de la iniquidad”.

Ningún poema que no haya pasado al menos una temporada en

el infierno, y ninguno que haya hecho del infierno su cobijo

predilecto.

Ningún poema que un hombre de la montaña no pudiese regalar a

un hombre de la llanura, y viceversa.

Ningún poema que no grite indestructiblemente su esperanza desde

el oscuro corazón de nuestra tempestad, de nuestra vida.

Ningún poema que no dé aliento al hombre en su rebelión cotidiana

contra los poderes de destrucción que le amordazan.

Ningún poema que acepte como un destino inevitable la ya previsible

derrota de nuestra libertad.

Ningún poema ignorante de que “hemos de tomar nuestro bien/ de

allí donde queremos que se encuentre”, según el luminoso decir

de Paul Eluard.

Ningún poema tan pacato que se trague los cuentos chinos con que

intentan comprarnos el alma los mercachifles de la ideología

industrial de crecimiento y progreso.

Ningún poema que se avergüence de las palabras confianza, fidelidad,

libertad.

Ningun poema que bese la mano del amo.

Ningún poema que solamente cumpla la palabra dada a la insignificancia.

Ninguno embelesado por la nadería.

Ningún poema que no sea al mismo tiempo declaración de amor y

arenga de combate.

Ningún poema que ría desabridamente porque, según el avisado

decir de Bertolt Brecht, “el que ríe es que no ha oido aun la

noticia terrible, aun no le ha llegado”.

Ningún poema que nos engañe ofreciéndonos algún polícromo

catalogo de paraísos terrenales o celestes, porque según el

lucido decir de Rene ? Char, “la edad de oro era solamente un

crimen diferido”.

Ningun poema que unte con veneno las flechas de la demente aljaba

de la historia.

Ningun poema que reconozca, para el agonizante, otra nobleza que

la de su desnudo.

Ningún poema que seduzca con una especialísima oferta de untos

y afeites para la salvación humana.

Ningún poema que renuncie, según el decir terrenal de Rene ? Char,

a hacer “del alma que no existe un hombre mejor que ella”.

Ningún poema que profese veneración al cinismo apócrifo.

Ningún poema cuya fuerza no sea porosa.

Ningún poema que no intente la reconquista de una inocencia –

personal y comunitaria– nunca definitivamente abolida, y por

supuesto nunca cabalmente realizable.

Ningún poema indigno de la sobrecogedora belleza posible del ser

humano.

Ningún poema que no nos atreviésemos a leer al maestro Rene ? Char.

Jorge Riechmann Fernández (Madrid, 24 de marzo de 1962). Poeta, traductor, ensayista, matemático, filósofo, ecologista. Está vinculado con el grupo de poetas de la poesía de la conciencia y de la generación de los ochenta o postnovísimos.

Se licenció en Matemáticas por la Universidad Complutense en 1986. También estudió Filosofía en la UNED(1984-1986) y literatura alemana en la Universidad Wilhelm von Humboldt de Berlin Oriental (1986-1989). Es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona con una tesis sobre el partido verde alemán. Desde 1990 hasta 2008 perteneció al departamento de Sociología y Metodología de las Ciencias Sociales de la Universidad de Barcelona; desde 1995 fue profesor titular de filosofía moral en la misma. Traduce literatura francesa y alemana. En 1985 publicó su primera traducción, también por mediación de Mascaraque, una antología bilingüe de René CharSolitario y múltiple (Pliegos de Estraza, Madrid, 1985). En el futuro seguirá traduciendo extensamente la poesía de Char. En esos años conoció a Luis Antonio de Villena, quien leyó obra suya inédita y lo incluyó en su antología Postnovísimos de 1986. Por la misma época comenzó a traducir a Heiner Müller, otro autor importante para él.

Fue redactor de la revista En pie de paz desde 1987 hasta 1994. Entre 1990 y 2003 fue redactor de la revista de ciencias sociales y reflexión política Mientras Tanto. De 1996 a 2008 formó parte del Departamento Confederal de Medio Ambiente del sindicato Comisiones Obreras como responsable de biotecnologías y agroalimentación. Entre 1998 y 2005 dirigió, junto con José María Parreño, la colección de poesía Hoja por ojo en la editorial valenciana Germanía.

Es considerado por la crítica como uno de los mejores exponentes de la poesía española de las últimas décadas. Su obra poética ha sido traducida al francés, inglés, italiano, alemán y otras lenguas, e incluida en muy numerosas antologías publicadas tanto en España como en el extranjero.

Ha obtenido, entre otros, los premios: Poesía Hiperión en 1987, Feria del Libro de Madrid en 1993, Nacional de Poesía , Villafranca del Bierzo en 1996, Jaén de Poesía en 1997,  y en el año 2000  Internacional Gabriel Celaya  de Poesía (2000) y Stendhal de Traducción (2000).
Algunas obras poéticas publicadas : «Cántico de erosión» en 1987,  «Cuaderno de Berlín» en 1989, «Material móvil» en 1993, «Tanto abril en Octubre», «El corte bajo la piel» y «Baila con un extranjero» en 1994, Donde es posible la vida (Cuadernos Hispanoamericanos 536, febrero de 1995), Amarte sin regreso (poesía amorosa 1981-1994) (Hiperión, Madrid 1995), La lengua de la muerte (col. Calle del Agua, Villafranca del Bierzo 1997), El día que dejé de leer EL PAÍS (Hiperión, Madrid 1997), Muro con inscripciones (DVD, Barcelona 2000), Trabajo temporal (lf ediciones, Béjar –Salamanca– 2000), La estación vacía (Germanía, Alzira –Valencia—2000), Desandar lo andado (Hiperión, Madrid 2001), Poema de uno que pasa (Fundación Jorge Guillén, Valladolid 2003), Un zumbido cercano (Calambur, Madrid, 2003), Cincuenta microgramos de platino e iridio (2003), Ahí (arte breve), seguido por De ahí que (Lumen, Barcelona, 2004), Anciano ya y nonato todavía (Ediciones El Baile del Sol,2004), Ahí te quiero ver (Icaria, 2005), Resistencia de materiales (2006) ,Conversaciones entre alquimistas(Tusquets, 2007),Poemas lisiados (La Oveja Roja, Madrid 2012), Grafitis para neandertales (Eolas, 2019), Z (2021) (Huerga y Fierro editores), I premio de Poesía critica Alvaro Tejero Barrio y W (2022), publicado por la editorial Gato Encerrado. 

Ha publicado numerosos ensayos filosófico-políticos, entre ellos: Un mundo vulnerable. Ensayos sobre ecología, ética y tecnociencia (Los Libros de la Catarata, 2000), Todo tiene un límite. Ecología y transformación social(Debate, 2001), Gente que no quiere viajar a Marte. Ensayos sobre ecología, ética y autolimitación (Los Libros de la Catarata, 2004) y ¿En qué estamos fallando? Cambio social para ecoligizar el mundo (Icaria, 2008).

Enlaces de interés :

Blog de J.Riechmann : http://tratarde.org

https://www.elcritic.cat/entrevistes/jorge-riechmann-despues-del-colapso-climatico-probablemente-habra-un-genocidio-51276

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/antologia-poetica-el-aprendizaje-de-lo-inesperado-antologia-personal-19792005–0/html/00f9b454-82b2-11df-acc7-002185ce6064_4.html

https://www.barcelonareview.com/25/s_ent_jr.htm

Jorge Riechmann: “Seguir así nos lleva a un ecocidio que acabará con la mayor parte de la población en decenios”

https://enredrat2.files.wordpress.com/2013/06/cuaderno-de-poesia-n-16-jorge-riechmann1.pdf

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