A mañá é bonita
A mañá abre os ollos pouco e pouco,
coma unha muller sen bágoas.
A mañá abre os brazos e di vide ó rebusco os que fostes
nenos, que aquí houbo romaría onte no campo da festa.
A mañá ábrese de pernas e baila cos paxaros.
Pois non, non é nada diso:
a mañá é a amante
que albisca ao seu home desde a boca da cova,
calza as chinelas,
pon camisa moi branca.
Tronza cos dentes un ramallo de celinda.
Mentres chega e non chega,
ela saca os naipes.
La mañana es bonita
La mañana despacio abre los ojos,
abre de espacio, mira de monte a río lo que baja
y duélele el sentido con la luz.
Porque es de córnea seca, por eso, de reseco fanal.
La mañana abre los brazos de a poquito y palabrea:
venide, vinde vós, venídevos al rebusco los que fuisteis nenos,
hubo aquí romería, este es el campo, estirade el cuerpo,
bailade parejito, como bubelas
Pues no, no es nada de eso.
La mañana es la amante,
la que albor
la que albora
la que rompiente
la que albedría
la que fatal
la que avista a su hombre desde la boca
de la cueva y calza
chanclos, camisa limpia, chambra
bermeja, tronza
con los dientes unos tojos.
Mientras llega y no llega
saca los naipes.
Queimar a leña
A néboa do amañecer énchese de trafego
de xente voandeira.
O canto dun galo que vén de lonxe
correspóndese co canto do corvo
que foxe escorrentado
polos golpes dos homes.
Érguense co día e rompen mazas
contra as portas do gando.
Outro galo respóndelle.
Miro para o cuberto da leña e penso
como me gustaría dala queimado toda.
Quemar la leña
Amanece en nébulas,
neblina, nebulas, néboa. Tráfico,
trasiego de volanderos.
La cantiga de un gallo de lejos
corresponde con el croack del corvo
que escaramuza en fuga
al escape de hombres berrinchudos.
Yérguense con el día, rompen
mazas contra las puertas
de los gandos[1].
Después cómbanse al uso y caen,
son vocales.
Otro gallo arrebátase
en el lucir del son.
Miro para el alpendre de la leña y
dígome
cómo me gustaría,
cuánto me ghustaría
darla quemado toda,
ghastarla
consumirla
rematarla ¿entiendes?
(1) Ganado
Te Regalo Una Hierba Dijiste Dentro De Una Carta
toma esta hoja abuela la encontré
tiene polvo
se llama luz
un hilito verde un dibujo ovalado
y la luna rodando por una roca
olor a azahar
esto se llama naranja dijo es cosa de comer
en la feria la compré para ti
un pollito naciendo tampoco es fácil
si no hay espiga
si no hay espera
si no hay espacio
algunos cuando nacen se les rompe la casa
se van
luz pero la hoja tiene los nervios cubiertos de polvo entonces
pero no confundirse pero soplar
la mujer recogía del suelo una espiga de trigo
una espiga de trigo poquita harina tiene pero
tendrá sentido
naranja cae en el momento en que tú pasabas por allí rueda huele
yo quería hacer una cosa sencilla para darte
para darles
paro daros
hacer una vejez
una muerte incluso
una cosa así como la piel en espiral de una naranja
cuando se logra entera
(la niña de los de pedro no se logró tampoco
venía mal)
a veces se desgarra la piel
toma luz una naranja mira la encontré en el aire
y luz tampoco es luz
tampoco es una hoja que cae
—¡hayú hayuná hayunaí allá! (alguien celebra algo)
una mujer en el umbral se asoma al otro lado
mira desde muy muy lejos
se llamaba naranja pelaba bien salía entera
había ido aprendiendo a caer secillamente
en espiral sobre si misma
Lo Que Deja El Invierno
lo que deja el invierno en las cañadas
son cuadros
curvas
quebraduras
derrumbes
árboles caídos
puentes confusos
chênes/ oaks/ quercus/ carballos/ robles
caminantes cargados de la vida buscan la cascada el origen
esto no es sencillo / isto non é doado
los cuerpos se retuercen
pasan bajo los troncos
los esquivan
se alzan un cuerpo se reconoce
en el esfuerzo del otro cuerpo
montparnase la torre que se mira fea en el espejo de la otra
la que se vuelve azul a la puesta del sol / no luscofusco bleu
todos los ojos caen desde aquel
ventanal sobre los nombres y las conjunciones
de la ciudad que asumes
o te toca (en invierno)
la pulsas te expulsa te acoge
no te refleja a veces una voz familiar
un pastoreo
carga un nubarrón sobre el oro de los inválidos el río lo azul les tuileries/las tullerías
tras el fundido en negro
reaparece guapísima parís una ciudad en construcción mojada como un pollo
la gallina se sacude las plumas se cobija la oveja
montparnase la cabaña
una pintura en algún louvre
mujer boca abajo sentada en silla
sosteniendo silla no teniendo
manos que no son
teniendo palos huesecitos osos (gharabullada)
agarrando fuertemente silla boca abajo
soportando el soporte
bravamente bocabajo siendo caída
abismándose
tú en 1975 no ibas a ser hueso contra canto
en una ciudad lejos como tu madre tu abuela
tu bisabuela before you tú tenías
un abriguito rosa regalo de la amante inglesa
y en la caja de madera había
en la caja de madera había
había carcoma y sellos
y sellos y sellos y sellos
un registro de migraciones en el olvido rastreable
el dolor
te era tan desconocido como una carta que no se leyó nunca
sólo los sellos los cuadros diminutos de caracas inglaterra londres
una vaca one cow
un oak
un roble quercus carballizo
la orquídea
la reina flor/the queen (unha raíña fea)
her dauther her son
her tree
jer litel tri
her her her litle tree
suu suuyo de la reina el árbol
de su royal garden de ella perteneciente/
su coronita de oro del diente
de los inválidos
75 céntimos de sello
coleccionables
la mujer boca abajo
salió del cuadro y se fue con los suyos ocupando
casa pequeñita enorme abierta
como un final
no había sueño porque todo era posible
(tampouco non había sono)
en la cama se cabía algo
se cabía mal (non se cabía vaia)
no había espejo
no se multiplicaban por equis sus sentiditos
non había paciencia pero había
ciudad (unha cidade)
había una ciudad por construir
había una ciudad por construir
había una ciudad por construir
una ciudad
sin conjunción
sin enunciado ni sintagma
ni sol ni proposición
saliendo del fundido en negro había
había una ciudad por construir al otro
lado del diente de oro de la reina
(do dente de ouro da raíña, de la quin)
un árbol puente para la otra
orilla
carballo antiguo
nenos sucios pero mucho de días sin agua
cazuela sin habas a la verita del invierno
(pota sen caldo)
ganitas de comer
la niña la
del abrigo rosa preguntaba
y cómo sabes tú que tú eres tú
(la madre espera)
como sabes ti que ti es ti
(la madre espera aún)
comment tu le sais que toi es toi
cómo sabes tú que tú eres tú cuando te miras en el espejo así pastando fuera
como sabes ti que ti es ti cando estás a mirarte bailo
cuando tú bailas criatura
eso le respondió la madre que había estado esperando mucho rato
antes de decir
La mariquita
Este lento caer
el sol,
pasar la tarde,
andarse recorriendo ella mi piel
limpiando de pulgón la cepa enferma,
cruzar parsimoniosa el puente de los surcos,
de una mano a otra mano
olfateando sarmientos…
Yo las uno y le pido
dame tu don, arréglame la vida,
vete a la mecedora de mi madre
y pósate en la blanca sopera de su vientre,
en las manos de palo de su artritis,
en las dos cucharillas de sus ojos.
Me decían atrápala ahora mismo, no se escape,
que tengo aquí la caja preparada.
Pero yo tardo mucho.
Tardaré mucho, mucho, en recrear
el calor de tus ojos,
la sombra
de la parra de tu pecho. Duraría
una vida repetir aquel irse
cayendo
una mañana,
buenamente,
tus gafas en la tela
interior
de mi bolsillo.
Yo no quiero atrapar la mariquita, perder
su lento andar, mi lento
contemplarla, verla
cómo reposa su viaje hasta hoy
desde los siete granos de la niña, verla
dudar, sobre la raya de la suerte.
Dame tu don -le digo-, sanéame el establo
de mi vaca,
echa un vistazo al secarral del mundo, ¡por dios!,
y luego vete.
Y escala la verruga,
se hunde
en una herida,
en una poza,
sube
y antes de abrirse
al aire
-el estómago a tope de pulgonespara
darse un respiro en el frescor de tus viñedos,
los siete puntos de sus breves alas
uno a uno se caen
en la corteza dura de mi mano
Mariposa no soy
A Mónica León Pichel
La ropa contra la piedra,
el jabón contra la ropa,
la lluvia contra el tejado del lavadero,
y en medio de la lluvia te miras las manos
abiertas como dos alas arrugadas, muy limpias.
Pero tú no eres una mariposa,
no se te va con agua la harina de las alas,
tú puedes mojarte.
Piensa La Escanciadora
piensa la escanciadora
en su delirio
el hilo el río
el pez / o peixe
el tiempo en hilo
la viruta que deja
el carpintero
en vida
tiempo no tiene tiempo
dice
non ten
no tenemos
no hay / non queda
en círculos se pierde
en piececitas
encerradas en cajas
e pensa a escanciadora
al final de la sed
la botella vacía
la moneda en el vaso
quedará
la escanciadora no
la escanciadora cerrará los ojos
se quebrará
y sueña la borrachita e soña
de la viruta un caldo
(coa viruta unha sopa)
del hilo un calcetín
de la moneda un pan
del color y del aire
y del tiempo
la forma
la pieza nueva
la construcción
Que el tiempo pase
I
Ni una gota mas de Betadine,
ni una gasa mas,
no se chupa la sangre de la herida,
la costra no se arranca,
se cae sola, cae
sola.
II
Pordiós que el tiempo pase,
desgájese la rueda de su eje, de la otra rueda,
ruede por el camino recto, recta, ruede,
avance la memoria y llegue al arenal
pósese alla la rueda, el tiempo
déjese allí caer, caer, quedarse,
olvide el griterío de los carros,
duerma una larga noche larga, larga.
III
La herida sera entonces una rama seca en la llanura,
un pedazo de alambre.
En la rama me siento y contemplo la puesta del sol,
el alambre separa mi tierra de la tuya,
pero la niña se baja la braguita y muestra
la flor que ya no duele,
su dibujo infantil,
la hermosa cicatriz que el rey besó
antes de abandonarla en el barullo de una feria.
Oh Dios mío, cuánto frio, cuanto frio!
Abrígate, corazón, abrígate.
Lo Que Se Ve Mirando
Miro a ver qué se ve
por el postigo de la puerta de las marionetas.
A ver qué se escucha.
Y vence las nueces en el nogal,
la hierba en el prado
la tapa del pozo neghro a ras del suelo
la risa que no para de Cativa
una planta silvestre
Cativa toda sucia
una maravilla la raíz en las aghuas negras
las risa retornada de Cativa
Cativa requemada del sol
una maravilla de color naranja a la vera del pozo negro
la risa
un laurel pequeñito entre las piedras
Cativa
una malva escapada de la guadaña
buena para dormir
la risa de Cativa
Cativa sobra la tapa del pozo negro
Un caballo al galope por el cielo adelante
camino del Findaterra.
Cativa toda sucia requemada del sol
la risa suya
Cativa que mátase con la risa mirando brincar
una gallina descabezada.
Paréceme que todo queda puesto en su sitio,
ya me puedo marchar.
Coso el botón
Coso el botón
con el hilo que arranco
del duelo,
con el hilo de sal del susto
en tus ojos
con la seda del grito
en la herida.
Trenzo mi abrazo con el hilo de luz de tu pelo,
con la cuerda que tira de la cometa hacia la nube,
del pájaro a su canto
de la paloma al centro de la sala de baile
del pedazo de pan al corazón de la paloma.
¡Ese tango, mi amor!
la espalda erguida, erguida,
por encima del miedo.
Poética
Quere poñer a galiña e non dá posto.
Todo o día no niño para poñer un ovo,
todo o ano, pero non pon.
Á unha da tarde mira a ver que hai
e ve unha pouca palla.
Ás cinco mira outra vez e ve unha pedra,
pequena e lisiña,
moi feituqueira pero non é ovo.
O ovo sigue alí,
escachándolle o cranio á galiña,
pero non pon.
¿Facemos caldo?
Poética
Quiere poner la gallina pero no puede.
No es ponedora.
Se pasó todo el día en el nido para poner un huevo
pero no hizo nada.
A la una de la tarde miró, a ver qué había,
y vio un poco de paja.
A las cinco miró de nuevo
y vio una piedra pequeña, muy lisa,
muy bien hechita, pero no era huevo.
El huevo sigue allí,
estrellándole el cráneo a la gallina.
¿Hacemos caldo?
Luz Pichel (Lalín, Pontevedra,España,10 de mayo de 1947). Poeta . Filóloga, Catedrática de lengua y literatura española. Escribe en gallego y castellano.
Fue profesora en Madrid entre otros, en los Institutos de Enseñanza Secundaria Herrera Oria, Vega del Jarama y Ágora (Alcobendas), donde se prejubiló en 2007.
Desde el año 2002 hasta el 2009, dirigió, con Guadalupe Grande, el Centro de Estudios de la Poesía de la Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes, coordinando las actividades didácticas relacionadas con la poesía.
Es autora de los libros de poesía:
El pájaro mudo (Ediciones La Palma, 1990; I Premio de poesía «Ciudad de Santa Cruz de la Palma»); La marca de los potros (Diputación de Huelva, 2004) obra con la que gana el XXIV Premio hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez; Casa Pechada (Fundación Caixa Galicia, 2006, XXVI Premio Esquío de Poesía); El pájaro mudo y otros poemas (Universidad Popular José Hierro, 2004. Reúne este libro la reedición de su primer poemario junto a nuevos trabajos como Ángulo de la niebla, Cartas de la mujer insomne y Hablo con quien quiero). En 2013 publicó Cativa en su lughar/Casa pechada (Col. diminutos salvamentos, ed. Progresele); en 2015, tra(n)shumancias (Col. eme, ed. La Palma); CO CO CO U (La uÑa RoTa, 2017); Din din don y más Hortensias azuis (2021) y su último libro Alén Alén (2021).
La obra poética de Luz Pichel ha sido traducida al inglés y al irlandés, y figura en una veintena de antologías y otra veintena de números de revistas literarias. También ha publicado varios cuentos en antologías o recopilaciones colectivas y una decena de ensayos en revistas.
Enlaces de interés :
https://www.elcorreogallego.es/hemeroteca/luz-pichel-debuta-galego-coa-lembranza-dunha-galicia-rural-NACG95708
https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/vida-recreada
https://astorgaredaccion.com/art/31523/luz-pichel-en-la-frontera-de-dos-lenguas
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