11 Poemas de Luz Pichel

A mañá é bonita

A mañá abre os ollos pouco e pouco,

coma unha muller sen bágoas.

A mañá abre os brazos e di vide ó rebusco os que fostes

nenos, que aquí houbo romaría onte no campo da festa.

A mañá ábrese de pernas e baila cos paxaros.

Pois non, non é nada diso:

a mañá é a amante

que albisca ao seu home  desde a boca da cova,

calza as chinelas,

pon camisa moi branca.

Tronza cos dentes un ramallo de celinda.

Mentres chega e non chega,

ela saca os naipes.

La mañana es bonita 

La mañana despacio abre los ojos,

abre de espacio, mira de monte a río lo que baja

y duélele el sentido con la luz.

Porque es de córnea seca, por eso, de reseco fanal.

La mañana abre los brazos de a poquito y palabrea:

venide, vinde vós, venídevos al rebusco los que fuisteis nenos,

hubo aquí romería, este es el campo, estirade el cuerpo,

bailade parejito, como bubelas

Pues no, no es nada de eso.

La mañana es la amante,

la que albor

la que albora

la que rompiente

la que albedría

la que fatal

la que avista a su hombre desde la boca

de la cueva y calza

chanclos, camisa limpia, chambra

bermeja, tronza

con los dientes unos tojos.

Mientras llega y no llega

saca los naipes.

Queimar a leña

A néboa do amañecer énchese de trafego

de xente voandeira.

O canto dun galo que vén de lonxe

correspóndese co canto do corvo

que foxe escorrentado

polos golpes dos homes.

Érguense co día e rompen mazas

contra as portas do gando.

Outro galo respóndelle.

Miro para o cuberto da leña e penso

como me gustaría dala queimado toda.

Quemar la leña

Amanece en nébulas,

neblina, nebulas, néboa. Tráfico,

trasiego de volanderos.

La cantiga de un gallo de lejos

corresponde con el croack del corvo

que escaramuza en fuga

al escape de hombres berrinchudos.

Yérguense con el día, rompen

mazas contra las puertas

de los gandos[1].

Después cómbanse al uso y caen,

son vocales.

Otro gallo arrebátase

en el lucir del son.

Miro para el alpendre de la leña y

dígome

cómo me gustaría,

cuánto me ghustaría

darla quemado toda,

ghastarla

consumirla

rematarla ¿entiendes?

(1) Ganado

Te Regalo Una Hierba Dijiste Dentro De Una Carta

toma esta hoja  abuela  la encontré

tiene polvo

se llama luz

un hilito verde un dibujo ovalado

y la luna rodando por una roca

olor a azahar

esto se llama naranja dijo es cosa de comer

en la feria la compré para ti

un pollito naciendo tampoco es fácil 

si no hay espiga

si no hay espera 

si no hay espacio

algunos cuando nacen se les rompe la casa

se van

luz         pero la hoja         tiene los nervios cubiertos de polvo entonces

pero no confundirse         pero soplar

la mujer recogía del suelo una espiga de trigo

una espiga de trigo poquita harina tiene pero

tendrá sentido

naranja cae en el momento en que tú pasabas por allí         rueda         huele

yo quería hacer una cosa sencilla para darte

para darles 

paro daros

hacer una vejez

una muerte incluso

una cosa así como la piel en espiral de una naranja

cuando se logra entera

(la niña de los de pedro no se logró tampoco

venía mal)

a veces se desgarra la piel

toma   luz   una naranja mira la encontré en el aire

y luz tampoco es luz

tampoco es una hoja que cae

—¡hayú hayuná hayunaí  allá! (alguien celebra algo)

una mujer en el umbral se asoma al otro lado

mira desde muy muy lejos

se llamaba naranja        pelaba bien        salía entera

había ido aprendiendo a caer secillamente

en espiral         sobre si misma

Lo Que Deja El Invierno

lo que deja el invierno en las cañadas 

son cuadros

curvas

quebraduras

derrumbes

árboles caídos

puentes confusos

chênes/ oaks/ quercus/ carballos/ robles

caminantes cargados de la vida buscan  la cascada  el origen

esto no es sencillo / isto non é doado

los cuerpos se retuercen 

pasan bajo los troncos

los esquivan

se alzan         un cuerpo se reconoce 

en el esfuerzo del otro cuerpo

montparnase         la torre que se mira fea en el espejo         de la otra 

la que se vuelve azul a la puesta del sol / no luscofusco bleu

todos los ojos caen desde aquel 

ventanal sobre los nombres y las conjunciones

de la ciudad que asumes 

o te toca (en invierno)

la pulsas         te expulsa         te acoge 

no te refleja        a veces         una voz familiar         

un pastoreo

carga un nubarrón sobre el oro de los inválidos el río lo azul les tuileries/las tullerías

tras el fundido en negro

reaparece guapísima parís         una ciudad en construcción         mojada como un pollo

la gallina se sacude las plumas        se cobija         la oveja

montparnase         la cabaña

una pintura en algún louvre

mujer boca abajo sentada en silla

sosteniendo  silla no teniendo

manos que  no son

teniendo palos huesecitos osos (gharabullada)

agarrando fuertemente silla boca abajo

soportando el soporte

bravamente bocabajo siendo caída

abismándose

tú en 1975 no ibas a ser hueso contra canto

en una ciudad lejos como tu madre  tu abuela

tu bisabuela before you          tú tenías 

un abriguito rosa regalo de la amante inglesa 

y en la caja de madera había 

en la caja de madera había

había carcoma  y sellos

y sellos y sellos y sellos

un registro de migraciones en el olvido         rastreable

el dolor 

te era tan desconocido como una carta que no se leyó nunca

sólo los sellos         los cuadros diminutos de caracas inglaterra londres

una vaca         one cow

un oak

un roble quercus carballizo

la orquídea

la reina flor/the queen (unha raíña fea) 

her dauther         her son

her tree

jer litel tri

her her her  litle tree

suu suuyo de la reina el árbol 

de su royal garden de ella perteneciente/

su coronita de oro del diente 

de los inválidos

75 céntimos de sello

coleccionables

la mujer boca abajo 

salió del cuadro y se fue con los suyos ocupando

casa pequeñita enorme abierta

como un final

no había sueño porque todo era posible

(tampouco non había sono)

en la cama se cabía algo

se cabía mal (non se cabía vaia)

no había espejo

no se multiplicaban por equis sus sentiditos

non había paciencia         pero había 

ciudad (unha cidade) 

había una ciudad por construir 

había una ciudad por construir

había una ciudad por construir

una ciudad 

sin conjunción

sin enunciado ni sintagma

ni sol ni proposición

saliendo del fundido en negro había

había una ciudad por construir         al otro

lado del diente de oro de la reina

(do dente de ouro da raíña, de la quin)

un árbol puente  para          la otra

orilla

carballo antiguo

nenos sucios     pero mucho       de días sin agua

cazuela sin habas a la verita del invierno

(pota sen caldo)

ganitas de comer

la niña la 

del abrigo rosa preguntaba

y cómo sabes tú que tú eres tú

(la madre espera)

como sabes ti que ti es ti

(la madre espera aún)

comment tu le sais que toi es toi

cómo sabes tú que tú eres tú cuando te miras en el espejo así pastando fuera

como sabes ti que ti es ti cando estás a mirarte        bailo 

cuando tú bailas         criatura

eso le respondió la madre que había estado esperando mucho rato

antes de decir

La mariquita


Este lento caer
el sol,
pasar la tarde,
andarse recorriendo ella mi piel
limpiando de pulgón la cepa enferma,
cruzar parsimoniosa el puente de los surcos,
de una mano a otra mano
olfateando sarmientos…
Yo las uno y le pido
dame tu don, arréglame la vida,
vete a la mecedora de mi madre
y pósate en la blanca sopera de su vientre,
en las manos de palo de su artritis,
en las dos cucharillas de sus ojos.
Me decían atrápala ahora mismo, no se escape,
que tengo aquí la caja preparada.
Pero yo tardo mucho.
Tardaré mucho, mucho, en recrear
el calor de tus ojos,
la sombra
de la parra de tu pecho. Duraría
una vida repetir aquel irse
cayendo
una mañana,
buenamente,
tus gafas en la tela
interior
de mi bolsillo.
Yo no quiero atrapar la mariquita, perder
su lento andar, mi lento
contemplarla, verla
cómo reposa su viaje hasta hoy
desde los siete granos de la niña, verla
dudar, sobre la raya de la suerte.
Dame tu don -le digo-, sanéame el establo
de mi vaca,
echa un vistazo al secarral del mundo, ¡por dios!,
y luego vete.
Y escala la verruga,
se hunde
en una herida,
en una poza,
sube
y antes de abrirse
al aire
-el estómago a tope de pulgonespara
darse un respiro en el frescor de tus viñedos,
los siete puntos de sus breves alas
uno a uno se caen
en la corteza dura de mi mano

Mariposa no soy 

A Mónica León Pichel

La ropa contra la piedra, 
el jabón contra la ropa, 
la lluvia contra el tejado del lavadero, 
y en medio de la lluvia te miras las manos 
abiertas como dos alas arrugadas, muy limpias. 
Pero tú no eres una mariposa, 
no se te va con agua la harina de las alas, 
tú puedes mojarte.

Piensa La Escanciadora

piensa la escanciadora

en su delirio

el hilo    el río 

el pez / o peixe

el tiempo en hilo

la viruta que deja

el carpintero

en vida

tiempo no tiene tiempo

dice

non ten

no tenemos

no hay / non queda

en círculos se pierde

en piececitas 

encerradas en cajas

e pensa a escanciadora

al final de la sed

la botella vacía

la moneda en el vaso

quedará

la escanciadora no

la escanciadora cerrará los ojos

se quebrará

y sueña la borrachita e soña

de la viruta un caldo

(coa viruta unha sopa)

del hilo un calcetín

de la moneda un pan 

del color y del aire 

y del tiempo

la forma

la pieza nueva

la construcción

Que el tiempo pase

I

Ni una gota mas de Betadine,
ni una gasa mas,
no se chupa la sangre de la herida,
la costra no se arranca,
se cae sola, cae
sola.

II

Pordiós que el tiempo pase,
desgájese la rueda de su eje, de la otra rueda,
ruede por el camino recto, recta, ruede,
avance la memoria y llegue al arenal
pósese alla la rueda, el tiempo
déjese allí caer, caer, quedarse,
olvide el griterío de los carros,
duerma una larga noche larga, larga.

III

La herida sera entonces una rama seca en la llanura,
un pedazo de alambre.
En la rama me siento y contemplo la puesta del sol,
el alambre separa mi tierra de la tuya,
pero la niña se baja la braguita y muestra
la flor que ya no duele,
su dibujo infantil,
la hermosa cicatriz que el rey besó
antes de abandonarla en el barullo de una feria.
Oh Dios mío, cuánto frio, cuanto frio!
Abrígate, corazón, abrígate.

Lo Que Se Ve Mirando

Miro a ver qué se ve
por el postigo de la puerta de las marionetas.
A ver qué se escucha.

Y vence las nueces en el nogal,
la hierba en el prado
la tapa del pozo neghro a ras del suelo
la risa que no para de Cativa
una planta silvestre
Cativa toda sucia
una maravilla la raíz en las aghuas negras
las risa retornada de Cativa
Cativa requemada del sol
una maravilla de color naranja a la vera del pozo negro
la risa
un laurel pequeñito  entre las piedras
Cativa
una malva escapada de la guadaña
buena para dormir
la risa de Cativa
Cativa sobra la tapa del pozo negro
Un caballo al galope por el cielo adelante
camino del Findaterra.
Cativa toda sucia requemada del sol
la risa suya
Cativa                        que mátase con la risa mirando brincar
una gallina descabezada.

Paréceme que todo queda puesto en su sitio,

ya me puedo marchar.

Coso el botón

Coso el botón
con el hilo que arranco
del duelo,
con el hilo de sal del susto
en tus ojos
con la seda del grito
en la herida.
Trenzo mi abrazo con el hilo de luz de tu pelo,
con la cuerda que tira de la cometa hacia la nube,
del pájaro a su canto
de la paloma al centro de la sala de baile
del pedazo de pan al corazón de la paloma.
¡Ese tango, mi amor!
la espalda erguida, erguida,
por encima del miedo.



Poética

Quere poñer a galiña e non dá posto.
Todo o día no niño para poñer un ovo,
todo o ano, pero non pon.
Á unha da tarde mira a ver que hai
e ve unha pouca palla.
Ás cinco mira outra vez e ve unha pedra,
pequena e lisiña,
moi feituqueira pero non é ovo.
O ovo sigue alí,
escachándolle o cranio á galiña,
pero non pon.
¿Facemos caldo?

Poética

Quiere poner la gallina pero no puede.
No es ponedora.
Se pasó todo el día en el nido para poner un huevo
pero no hizo nada.
A la una de la tarde miró, a ver qué había,
y vio un poco de paja.
A las cinco miró de nuevo
y vio una piedra pequeña, muy lisa,
muy bien hechita, pero no era huevo.
El huevo sigue allí,
estrellándole el cráneo a la gallina.
¿Hacemos caldo?

Luz Pichel (Lalín, Pontevedra,España,10 de mayo de 1947). Poeta . Filóloga, Catedrática de lengua y literatura española. Escribe en gallego y castellano.

 Fue profesora en Madrid entre otros, en los Institutos de Enseñanza Secundaria Herrera Oria, Vega del Jarama y Ágora (Alcobendas), donde se prejubiló en 2007.

Desde el año 2002 hasta el 2009, dirigió, con Guadalupe Grande, el Centro de Estudios de la Poesía de la Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes, coordinando  las actividades didácticas relacionadas con la poesía.

 Es autora de los libros de poesía:

 El pájaro mudo (Ediciones La Palma, 1990; I Premio de poesía «Ciudad de Santa Cruz de la Palma»); La marca de los potros (Diputación de Huelva, 2004) obra con la que gana el XXIV Premio hispanoamericano de poesía Juan Ramón JiménezCasa Pechada (Fundación Caixa Galicia, 2006, XXVI Premio Esquío de Poesía);  El pájaro mudo y otros poemas (Universidad Popular José Hierro, 2004. Reúne este libro la reedición de su primer poemario junto a nuevos trabajos como Ángulo de la nieblaCartas de la mujer insomne y Hablo con quien quiero). En 2013 publicó Cativa en su lughar/Casa pechada (Col. diminutos salvamentos, ed. Progresele); en 2015,  tra(n)shumancias (Col. eme, ed. La Palma);  CO CO CO U (La uÑa RoTa, 2017); Din din don y más Hortensias azuis (2021) y su último libro Alén Alén (2021).

La obra poética de Luz Pichel ha sido traducida al inglés y al irlandés, y figura en una veintena de antologías y otra veintena de números de revistas literarias. También ha publicado varios cuentos en antologías o recopilaciones colectivas y una decena de ensayos en revistas.

Enlaces de interés :

https://www.elcorreogallego.es/hemeroteca/luz-pichel-debuta-galego-coa-lembranza-dunha-galicia-rural-NACG95708

https://www.ieturolenses.org/revista_turia/index.php/actualidad_turia/vida-recreada

https://astorgaredaccion.com/art/31523/luz-pichel-en-la-frontera-de-dos-lenguas

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